Capítulo 7
Y como lo prometido es deuda, aquí está. ESTA CORTO PERO CUANDO ESTE LLEGUE A 30 VOTOS SUBO EL OTRO. BEsosss
El resto de la tarde no pudo hacer nada más que no fuese pensar en todo lo que había leído en la sala de archivos. Sus pensamientos a iban a millón y la uña de su pulgar derecho ya no soportaba que la siguiera mordiendo.
¿Qué había pasado con aquel caso? ¿Había sido cerrado debido a alguna razón en especial? ¿Lo que estaba sucediendo con los sospechosos suicidios tenía algo que ver? ¿El oficial Min estaba al tanto?
No podía dejar de preguntarse acerca de si el oficial era del todo inocente. Parecía serlo, por algo había sido escrita aquella exhaustiva carta de disculpas, pero aún así algo parecía no terminar de encajar. Consideró la idea de preguntarle a alguien, o al menos a Jungkook, él parecía conocer bastante bien al oficial y llevaba el tiempo suficiente allí como para conocer del tema.
Oficial Kim Jongdae. Ese era el nombre del hombre que parecía haber llevado a cabo la investigación, pero nunca antes había escuchado ese nombre en los pasillos pese a que parecía haber sido alguien importante. ¿A dónde había ido?
Las teorías se formaban en su cabeza una tras otra y sin descanso. Por alguna razón aun se sentía ansioso, como si estuviese siendo observado, e incluso, como si alguien pudiese estar leyendo sus pensamientos. Recogió algunos papeles que había dejado tirados por la oficina y tomó sus cosas cuando el reloj marcó que había finalizado su jornada laboral.
No se olvidó de tomar el informe que había redactado para el oficial refutando el resultado de la autopsia que había hecho el doctor Jeon, recalcando que se trataba de un evidente delito de encubrimiento y no de un suicidio.
Salió de la oficina cerrando la puerta detrás de sí y pasó por recepción con la intención de dejar el informe allí ya que no se sentía preparado para ver al oficial a la cara.
— ¿Podría entregarle esto al Oficial Min de mi parte? —cuestionó Jimin colocando la carpeta sobre el mostrador.
—No hay ningún problema, Doctor Park. Se lo haré llegar —asintió la mujer tomando el documento—. Que tenga una buena noche.
—Adiós. Buenas noches —se despidió haciendo una pequeña reverencia y salió del lugar con pasos tranquilos al mismo tiempo que buscaba la cajetilla de cigarrillos dentro del bolsillo de su abrigo.
Encendió un cigarrillo y se paró a un lado del exterior del edificio observando el estacionamiento solitario pese a que aún no era demasiado tarde. Luego de terminar el cigarrillo emprendió su camino hacia la parada de autobuses que quedaba a un par de cuadras de distancia.
La luz de la farola iluminaba la acera solitaria y el clima frío le causó una sensación un tanto incómoda. Se repitió a sí mismo que no había razón para estar nervioso y apresuró el paso sintiéndose observado. No paraba de mirar en todas las direcciones, como si fuesen personas escondidas entre las sombras.
¿Aquella calle siempre había sido así de solitaria?
Comprobó varias veces su celular solamente para distraer su mente y pensó que debería cenar aunque en aquel momento su apetito era nulo. Algunos autos pasaban por la calle a su lado cada tanto tiempo, sin embargo, el flujo no era suficiente como para brindarle al menos algo de compañía.
Alzó un brazo para cubrir sus ojos cuando las luces de la farola de un auto apuntaron directamente a su rostro e incluso redujo la velocidad de sus pasos al sentirse encandilado por el destello de la luz. Parpadeó repetidas veces para aclarar su vista aunque entre la conmoción no pudo notar que el auto había frenado.
No tuvo el tiempo suficiente para procesar el momento en que dos hombres bajaron de la parte trasera del vehículo para dirigirse a él con pasos rápidos,
— ¿Quiénes son ustedes? —Las palabras quedaron suspendidas en el aire. Apenas alcanzó a dar un paso atrás de forma inútil ya que con bastante rapidez y agilidad ambos desconocidos lo tomaron de los brazos inmovilizándolo al instante.
Forcejeó intentado escapar mientras aquellos tipos los arrastraban hasta el auto, estos llevaban capuchas negras por lo que eran imposibles de reconocer y su cabeza no podía producir ningún pensamiento lógico en aquel momento. Miró a todos lados en la calle intentando pedir auxilio pero esta seguía totalmente desolada.
Gritó un par de veces de forma inútil antes de sentir un golpe seco en su cabeza que lo dejó totalmente inconsciente.
Las voces en la habitación se oían como murmullos inentendibles en su cabeza. Un dolor punzante le impedía abrir los ojos al mismo tiempo que sentía cierta humedad en el costado de su rostro. Sintió el suelo duro bajo su cuerpo y frunció el ceño a medida que intentaba incorporarse en su lugar.
Al abrir los ojos finalmente se encontró en una sala desconocida. El suelo de piedra pulida lucía caro al igual que los sofás de cuero frente a él. No se tomó el tiempo de prestar atención a los detalles pues el pánico que comenzaba a crecer en su cuerpo era mucho más importante.
¿Qué estaba haciendo allí ¿Por qué sus manos estaban atadas detrás de su espalda?
Rápidamente su cabeza se llenó de teorías, una más disparatada que la otra probablemente y se obligó a mantener la calma el mayor tiempo posible.
Como si hubiese estado pensando en voz alta, tres hombres encapuchados se acercaron a él, quizá los mismos que lo habían metido dentro del auto desconocido.
— ¿Quiénes son ustedes? —repitió—. ¿Qué estoy haciendo aquí?
—Doctor Park —pronunció uno de los encapuchados y confirmó que era la primera vez que escuchaba aquella voz en su vida—. ¿Qué tanto cree saber de la operación cobra?
Jimin sintió como su sangre se helaba y se sintió aún más confundido al escuchar aquello. Tenía que ser una casualidad muy grande o aquel de verdad era un tema demasiado delicado. ¿Lo habían estado vigilando acaso? ¿Cómo era posible?
Abrió la boca intentando decir algo sin embargo no quería meter la pata. ¿Debería mentir? ¿Debería decir la verdad? Si aquellas lo habían encontrado y habían hecho aquella pregunta tan específica era obvio que sabían que sabía algo.
— ¿Qué esta sucediendo? ¿En realidad me trajeron aquí solo para preguntar eso? —Jimin trató de sonar firme, pero cualquiera podría notar que estaba temblando debido a los nervios—. ¿Saben si quiera que esto es un delito?
Una risa ronca inundó la sala y los desconocidos parecieron intercambiar miradas entre antes de que uno se acerca más a él, colocándose de cuclillas frente a su rostro. Incluso a esa distancia era imposible tener al menos noción de alguna de sus facciones debido a la gruesa capucha que cubría su capucha.
— ¿Quiere enseñarme sobre leyes, doctor? —cuestionó el desconocido en un tono de voz que le causó escalofríos. Jimin se obligó a morderse la lengua—. Lo preguntaré de forma amable por última vez. ¿Qué sabe sobre la operación cobra?
—Solamente conozco aspectos generales del caso. Ni siquiera estoy al tanto de los detalles —respondió de forma directa. El silencio acompañó sus palabras y seguido de eso un golpe seco en su mejilla lo tomó por sorpresa.
Se regañó internamente por haber entrado a aquella sala prohibida y comenzó a replantearse la seriedad de aquel caso.
— ¿Espera que me crea eso?
Jimin frunció los labios, sintiendo la sangre inundar su boca ante un posible corte en el interior de su mejilla debido al golpe. Desvió la mirada hacia el hombre y la sostuvo en sus ojos durante varios segundos tratando de que quizá notara la sinceridad en su mirada.
—Lo digo en serio. No sabía nada de este caso hasta hoy —sinceró.
— ¿Hasta hoy? —repitió el hombre ladeando la cabeza—. ¿Y qué es precisamente lo que descubrió?
—Ya se lo dije. Solo datos generales —respondió seco.
— ¿Sabe el motivo por el que fue cerrado el caso, Doctor? —El hombre no esperó ninguna respuesta de su parte antes de continuar—. Porque esto es un tema que no concierne a nadie que no esté directamente relacionado con él. Y nadie ha sido capaz de sobrevivir a las consecuencias de lo que implica meterse en lo que no debe. Ni siquiera el oficial Kim Jongdae.
Jimin trató de decir algo pero las palabras se quedaron estancadas en su garganta.
—Así que si sabe lo que le conviene, se mantendrá alejado, y no se meterá en lo que no le importa —soltó el hombre de forma tosca acercándose aún más a su rostro.
Las dudas en la cabeza de Jimin crecían con la misma rapidez que lo hacía el miedo, sin embargo, lejos de querer echarse atrás la curiosidad parecía ganarle a su instinto de supervivencia. El desconocido intentó hablar nuevamente, pero se vio interrumpido por el sonido de unos cuántos disparos que provenían del exterior.
El hombre se incorporó de inmediato y observó a sus compañeros. Jimin sintió su corazón alterarse y miró en dirección a la puerta cerrada del salón.
— ¡Todos abajo! ¡Policía! —se escuchó claramente detrás de la puerta acompañado del bullicio de varias personas.
Jimin se encogió en su lugar al escuchar como intentaban derribar la puerta desde afuera y los tipos frente a él parecieron discutir entre sí. Luego de largos segundos que parecieron eternos la puerta se vino abajo con un estruendo y al instante entraron al menos cinco policías armados apuntando hacía sus secuestradores.
Volvió a incorporarse en su lugar y sus ojos se abrieron al visualizar al oficial Min apuntando a uno de los tipos. En un abrir y cerrar de ojos esposaron a los tres desconocidos para luego sacarlos de la habitación mientras el seguía en el suelo tratando de procesar lo que estaba pasando.
— ¡Jimin! ¿Jimin, estás bien? —cuestionó el oficial Min acercándose hasta él a paso rápido. Enseguida se colocó frente a él y tomó su rostro entre sus manos examinándole con unaevidente mueca de preocupación. Jimin se sintió aún más aturdido.
—Estoy... bien —respondió con voz ahogada sin poder dejar de prestar atención al hombre frente a él.
— ¿Qué te hicieron? Estas sangrando... ¿Te lastimaron en algún otro lugar? —volvió a cuestionar el hombre sin borrar aquella expresión de su rostro.
Parpadeó estupefacto innumerables veces y cuando el hombre envolvió sus brazos alrededor de sus hombros para abrazarlo sintió que nada encajaba allí. Yoongi liberó sus manos que habían estado atadas y lo ayudó a ponerse de pie incluso a caminar, pese a que insistió que podía hacerlo por sí mismo.
Al salir de allí se percató de que se trataba de una especie de bar, afuera se encontraba ya una ambulancia y varias patrullas de policía ocupadas por algunos hombres, entre ellos, sus tres secuestradores. Yoongi lo guio hasta la camilla donde atendieron el corte en su cabeza y el golpe en su mejilla. Dentro de la cabeza de Jimin no dejaban de reproducirse las escenas de os eventos recientes y a medida que más lo pensaba más extrañado se sentía con respecto al suceso.
Tomaron su declaración para el informe y al cabo de una hora Yoongi se ofreció para llevarlo a su casa oferta que no dudó en aceptar ya que no creía estar en estado como para pasear por la calle por su cuenta. Aparte de que parecía estar en zona bastante alejada.
Pese a que creía que no había transcurrido demasiado tiempo, su reloj arrojó que ya pasaban de las cuatro de la madrugada. Su celular había sido tomado como evidencia por lo que no pudo avisar a Miyeon así que al final ceptó que no tenía de otra más que esperar a llegar a casa.
Una vez dentro del auto del oficial miró a través de la ventana como se iban alejando del lugar y sintió como pese al cansancio las ganas de preguntar no se iban.
— ¿Cómo me encontró? —cuestionó Jimin rompiendo con el silencio dentro del auto. Yoongi mantenía su atención fija en la carretera y volteó a mirarlo ni por un segundo, sin embargo, su expresión serena había vuelto a su rostro.
—Vi a través de las cámaras de la central comoun auto te seguía desde que saliste a fumar —explicó.
Jimin asintió detenidamente encontrando sentido en las palabras del hombre.
—Estaban detrás de ti porque eres nuevo —comenzó a hablar nuevamente el pelinegro—. Normalmente solo iban detrás de los oficiales o fiscales, pero esta vez se han excedido. La operación cobra fue un tema bastante delicado, incluso ha dejado varias secuelas. Lamento que hayas tenido que vivirlo en tu propia piel.
— ¿Quiere decir que hacen esto para ahuyentara las personas que quieran volver a indagar en el caso o algo así?
—Supongo que ese es el motivo principal —asintió Yoongi—. Sin embargo, parte de lo que se dice es cierto. La operación cobra es algo en lo que no debemos involucrarnos sin cuidado. Menos si no estamos dispuestos a afrontar las consecuencias. Incluso el oficial Jongdae no tuvo de otra más que abandonar el caso y junto a eso, su cargo.
—Incluso usted llegó a estar involucrado en el caso —soltó Jimin. Yoongi giró su vista paraverlo durante cortos segundos antes de recuperar su posición.
—Como no había las pruebas suficientes para que la investigación diera frutos el oficial Jongdae terminaba agarrándose de cualquier rama para no hundirse. Quizá eso mismo lo llevó a cometer tantos errores. —La voz de Yoongi sonó plana, sin ninguna emoción.
El silencio reinó dentro del auto una vez más mientras Jimin analizaba cada una de las palabras del oficial. Sentía que había mucho más detrás de todo aquello, pero al mismo tiempo sabía que no era un tema cualquiera del que todos podían hablar. Quería hacer tantas reguntas pero al mismo tiempo no lograba formular ninguna.
Los minutos transcurrían y con ellos se iban acercando cada vez más hasta su lugar de residencia. El único ruido era el del motor del auto y el perfume de Yoongi que inundaba el ambiente. Gracias al shock del momento Jimin no había reparado en los recuerdos de la noche anterior y se sintió levemente avergonzado cuando su mirada se desvió por cortos segundos a los labios del oficial.
—Por favor, mantente alejado de ese tema, Jimin. No me gustaría que algo malo te pasara —comentó el pelinegro tomándolo por sorpresa. Su voz se había vuelto suave y sus ojos brillantes o miraron con intensidad, como un niño que suplica por algún dulce a su madre.
Jimin tragó saliva y desvió la mirada a la ventana. —No se preocupe. Estaré bien.
Era consciente de que algo parecía haber cambiado en el ambiente, lo notó en el momento en que Yoongi lo abrazó en aquella habitación desconocida y lo notaba ahora mientras lo miraba de esa forma. ¿Acaso había empezado a imaginar cosas o realmente estaba sucediendo?
Es aquí —avisó cuando estuvieron a un par de metros de la casa de Miyeon.
Yoongi paró el auto y se giró un momento para verlo antes de que bajara. Jimin se preguntó que debería decir en ese momento, porque al parecer, el contrario se esperaba algunas palabras de su parte.
—Gracias por hoy, oficial —agradeció con una media sonrisa.
—Es mi trabajo, no hay de qué —asintió el hombre—. Recibí el informe que dejaste para í. Aún no lo he leído, pero lo haré al llegar a casa.
—No pasa nada. Gracias también por traerme a casa —finalizó antes de salir y cerrar la puerta detrás de sí.
Se despidió con la mano antes de entrar a casa y Yoongi esperó a que estuviese dentro para sacar su celular con el fin de realizar una llamada. Mordió el interior de su mejilla mientras esperaba que su llamada fuera atendida y al mismo tiempo examinaba el barrio donde vivía el rubio.
Al cuarto tono su llamada fue atendida y al instante habló.
— ¿Ya liberaron a los chicos? No creo que haya sido suficiente. El doctor Park aún no parece dispuesto a darse por vencido.
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