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Capítulo 5

Espero que les guste el capítulo, por favor no se olviden de comentar y decirme qué les va pareciendo. Su opinión es muy importante para mi. Besosss

El golpeteo de la lluvia sobre el techo hacía eco dentro de la casa acompañando los quejidos y lloriqueos ahogados del pequeño Yoongi de tan solo nueve años sentado en el suelo mientras intentaba pobremente cubrirse de los golpes de su madre. La mujer repetía palabras hirientes mientras le propinaba golpes constantes con un grueso cinturón de cuero.

— ¡Si tan solo no te hubiese tenido! ¡No tendría que estar viviendo esta vida mierda! —espetó con rabia mientras le azotaba una vez más, el pequeño niño sollozó.

—Lo siento, lo siento. ¡Por favor ya basta! ¡Me duele! —rogó con voz ahogada sintiendo como cada golpe hacía arder cada vez más su piel.

La mujer no sintió pena alguna y Yoongi se preguntó qué había hecho tan mal como para merecer aquello. Peor aún, se cuestionó porque aún no había sido capaz de acostumbrarse. Un ladrido llamó su atención y volteó la cabeza por un segundo para ver a Dallas, un husky siberiano que pertenecía a su familia desde que tenía uso de razón. Como era costumbre el animal corrió en dirección a él para cubrirlo con su cuerpo al mismo tiempo que le gruñía a su progenitora de forma amenazante.

Su madre trató de apartar al perro para volver a golpearlo sin embargo este amagó con darle un mordisco apenas dio un paso al frente. Yoongi tembló en el suelo preocupado porque su madre pudiese hacerle algo a su amigo, pero la mujer se limitó a retroceder asustada.

— ¡Sal Dallas! ¡Vete de aquí! —ordenó. Dallas no se movió un centímetro y solo volvió a gruñirle en señal de advertencia.

Luego de varios su madre pareció dejar la idea de seguir arremetiendo contra él y se marchó de una vez por todas a otra zona de la casa. Yoongi suspiró aliviado, sin embargo, no pudo evitar sollozar en voz baja al sentir tantas emociones dentro de él. El miedo, la tristeza, la desesperación, la confusión, lo invadían cada día hasta hacerle cuestionar si alguna vez encontraría paz.

Apenas era un niño, había miles de cosas que no entendía, empezando por el hecho de que nunca había recibido una pizca de cariño. ¿Por qué? ¿Acaso no lo merecía? ¿Acaso merecía aquel trato? Él no había hecho nada malo para merecerlo. Siempre había sido obediente, iba a la escuela pese a su mala situación económica y daba lo mejor de sí, nunca se metía en problemas y era amable con todos sus maestros y compañeros. Entonces ¿por qué?

¿Acaso había nacido siendo como el villano de una película?

Con su padre la situación era incluso peor, a veces solo se dedicaba a ignorarlo, y otras se dedicaba a descargar todo el odio acumulado después de unos cuantos tragos. El hombre trabajaba todo el día mientras que su madre se quedaba en casa para hacer los quehaceres, y el dinero no era suficiente, a duras penas conseguían llegar a final del mes con un poco de comida en sus estómagos. El estado del lugar tampoco era el mejor, las paredes estabas desgastadas debido a las filtraciones y el moho, el techo tenía goteras y el suelo también había comenzado a desgastarse a causa de lo mismo. No había agua caliente ni mucho menos televisión y el único juguete que Yoongi había conocido en su vida era un auto de madera con llantas hechas de chapas.

Y aunque no conocía nada mejor, no podía evitar codiciar y fantasear con una vida mejor.

La nariz fría de Dallas contra su mejilla lo sacó de sus pensamientos y alzó la cabeza para encontrarse con el animal —casi más grande que él— sentado a su lado intentando llamar su atención de todas las maneras posibles. Yoongi estiró su mano y acarició la cabeza del perro mientras limpiaba sus lágrimas con su mano libre.

—Gracias otra vez —murmuró con una media sonrisa. El animal empujó su mano con su cabeza y Yoongi lo abrazó captando el mensaje.

Dallas había sido el único ser vivo en la tierra que le había mostrado algo de compasión. Quien lo mantenía a flote para no dejarse vencer por sus miedos, su lugar seguro. Lo amaba con toda su alma y podía jurar que era lo más importante que tenía. ¿Qué podría pasar con él el día que Dallas ya no estuviera más?

Luego de completar su primer mes en el trabajo Jimin comenzó a ser consciente de que su vida parecía comenzar a asentarse. Había solucionado las cosas con Miyeon y había vuelto a vivir en su casa mientras encontraba un lugar propio aunque su novia no estuviese muy de acuerdo.

Según Jimin aun eran muy jóvenes para irse a vivir juntos de forma definitiva y antes era mejor ver como marchaban las cosas entre ellos luego de darse aquella segunda oportunidad. Por otro, Yoongi parecía pasar completamente de él desde aquella noche donde se lo topó mientras hablaba con Miyi fuera del edificio.

No es que estuviese evitándolo, era simplemente como si no fuese consciente de su existencia. Y por alguna razón aquello no dejaba que Jimin estuviese en completa calma. En cuanto al trabajo no había nada fuera de lo normal, sentía que cada vez se adaptaba más y llevar el ritmo era cada vez más fácil. Se relacionaba con la mayoría de sus colegas e incluso con Jungkook estaba tomando más confianza.

Ahora que había recibido su primer pago incluyendo algunos bonos por horas extras decidió que era hora de comenzar a mirar algunos pisos vacíos para comenzar su independencia.

Salió del edificio donde había estado mirando una de sus opciones y se despidió amablemente de la agente de bienes raíces antes de hacer su camino hacía la parada de autobús para volver a casa. Como era su día libre tenía planes de salir con Wooyoung a celebrar que ahora era todo un adulto independiente como él decía y se dijo mentalmente que merecía esa salida para liberar su mente de todo el estrés del trabajo.

— ¿Saldrás esta noche con Wooyoung? —cuestionó Miyeon mientras estaban sentados en la mesa del comedor en casa de la pelirroja.

Jimin asintió con la cabeza mientras servía la comida que había comprado de camino a casa y luego le pasó el plato a su novia antes de tomar uno para él. Ese día había decidido que comerían un poco de Gimbap ya que era la comida favorita de ella, y aunque no podía cocinarla al menos podía comprar.

—Probablemente volvamos tarde así que no me esperes despierta —avisó tomando un poco de las guarniciones con sus palillos.

— ¿Encontraste algún lugar bueno hoy? —cuestionó la chica haciendo referencia a los departamentos que había estado viendo. Jimin negó con la cabeza.

—Quizá deba esperar un par de meses más hasta poder permitirme un lugar más decente —respondió con simpleza antes de llevar la comida a su boca. Miyeon dejó sus palillos sobre la mesa antes de hablar.

—Sabes que no tienes que irte, Jimin... Puedes quedarte aquí —insistió por decima vez en el probablemente.

Jimin no respondió. No tenía ganas de tener esa discusión en esos momentos y menos cuando ella conocía todas sus respuestas y argumentos. La chica le miró en silencio durante largos en los que no tocó la comida y al final solo se levantó de la mesa para encerrarse en su habitación. Jimin detuvo el camino de los palillos a su boca y bufó cansado, sin embargo, no se preocupó por seguirla y continuó con su comida.

En aquellos momentos se preguntó como Miyeon podía mantenerse tan aferrada a su relación pese a que sus actitudes distaban de ser las de un buen novio. Internamente lo lamentaba y tenía el deseo de ser diferente, sin embargo, no sabía por donde empezar. Semanas atrás habían tenido una larga charla acerca de su relación, ambos se habían disculpado por los errores que habían cometido y prometieron hacer lo mejor para que su relación funcionara, incluso habían acordado asistir a terapia de parejas.

¿Jimin realmente quería estar en aquella relación? Realmente no podía estar seguro de ello. Había tantas cosas en su cabeza en ese momento que no podía saber nada con certeza. Apenas había terminado la universidad y sus pasantías había conseguido un nuevo trabajo estable, ahora debía seguir su camino hacia la vida de adulto independiente y aparte estaba el asunto de su hermana, lo cual era su objetivo principal.

También estaba el tema de Yoongi y lo que sucedía en su trabajo, que algo raro había, eso era seguro.

¿Yoongi?

Se golpeó mentalmente. ¿Qué podría estar mal con Yoongi? Él solo era su jefe, no tenía que mantener comunicación con él a menos que la situación lo ameritara. Entonces ¿por qué si quiera pensaba que eso era un problema?

Luego de terminar su comida guardó las sobras y lavó los platos antes de irrumpir en la habitación que compartía con Miyeon. La pelirroja estaba sentada en la cama con los brazos cruzados mientras veía algún programa en la televisión aunque su expresión demostraba que no estaba prestando la más mínima atención. Jimin dio unos cuantos pasos y se sentó frente a ella obstruyendo su vista, la chica le miró por unos cortos segundos antes de volver a apartar su vista y Jimin le tomó la mano intentando volver a captar su atención.

—Conoces mis motivos, Miyi... Esta vez no quiero hacer las cosas de forma apresurada —comenzó a hablar con voz suave—. Siento que tengo que vivir la experiencia de ser independiente siéndolo realmente. Mientras estes conmigo sabes que no podré hacer muchas cosas por mi cuenta ya que no me dejas. Te gusta complacerme demasiado.

—Jimin... —interrumpió.

—Que vivamos separados no significa nada para nuestra relación. Todo seguirá igual, solo debes confiar en mí. Prometiste que lo harías esta vez y yo te prometí que esta vez sería diferente —volvió a hablar sin soltar su mano y la chica le miró con ojos brillantes, evidentemente quería protestar, pero sabía que no tenía argumentos pues debía respetar su decisión.

Le dedicó una sonrisa dulce antes de pasar una mano detrás de su cuello y atraerla para poder besarla. La chica correspondió el beso y se relajó en sus brazos mientras Jimin besaba la piel blanca de su cuello hasta que estuvo tumbada sobre la cama.

Se encargó de besar cada rincón de su cuerpo a medida que ambos se iban desnudando hasta que el aire en la habitación se volvió caliente y espeso acompañado de jadeos y respiraciones entrecortadas. La chica gimió cuando sintió una de las manos de su novio acariciar la humedad entre sus piernas.

Con un gemido ronco Jimin se enterró en ella y balanceó sus caderas con suavidad antes de aumentar la velocidad. Sus caderas chocaron con brusquedad y cerró los ojos con fuerza al mismo tiempo que mordía su labio inferior sintiendo la necesidad de ser más rudo.

La chica lloriqueó y se removió debajo de él pero las palabras no llegaron a sus oídos, sujetó sus brazos con algo de fuerza obligándola a mantenerse en su lugar y se movió con más fuerza sintiendo como ni siquiera así parecía ser suficiente. Gruñó exasperado mientras golpeaba en su interior escuchando los quejidos ahogados de su novia.

—J-Jimin más despacio... Me duele —habló con voz entrecortada—. Jimin... para.

El rubio se encontraba en una especie de trance, movido por encontrar su propia liberación y se sentía frustrado al no encontrar el placer que buscaba. Embistió con fuerza apretando sus caderas con ambas manos mientras miraba fijamente el lugar donde sus cuerpos conectaban.

— ¡Basta! —gritó la chica. Y no fue hasta ese momento que pudo salir de aquel trance. Sus manos liberaron el cuerpo contrario y salió de su interior sintiéndose confundido por lo que acababa de suceder.

—Yo... Lo siento, Miyeon —habló encontrando extraña su propia voz—. No sé qué estaba pensando.

—Cada vez eres más duro, Jimin —se quejó antes de incorporarse—. Estoy empezando a temer cada vez que vamos a hacerlo.

—Lo siento... Seré más suave la próxima vez —prometió tomando su ropa del suelo para luego caminar hasta el baño.

Su cabeza estaba hecha un lío, pues no podía saber con certeza lo que estaba pasando con él. El sexo con Miyeon nunca había sido un problema, se entendían muy bien en la cama o al menos hacía sido hasta hace unos cuantos meses. De repente había comenzado a sentir que no lo disfrutaba lo suficiente, necesitaba más, quería más. Pero nunca había llegado a ese punto donde el deseo lo hacía perder la cordura y mucho menos llegar a forzar a su novia. ¿Acaso Había algún problema con él? ¿Estaría enfermo?

Terminó dándose atención en el baño y luego de una larga ducha fría salió para comenzar a prepararse para su salida con Wooyoung. Esta vez con una duda nueva acerca de sí mismo en su cabeza.

A las once y algo de la noche Wooyoung aparcó su auto en el estacionamiento de un conocido club en la ciudad. Al bajar del vehículo la vista de Jimin se paseó a través de los autos en el lugar, los cuales iban más allá del lujo. Su mirada cayó sobre el brillante letrero con el logo del lugar y su mandíbula cayó debido a la sorpresa.

— ¿Red Kobra? —cuestionó pasmado—. ¿Cómo es que estamos aquí?

—Encontré esto en la cartera de mi padre —respondió el pelirrojo mostrando una tarjeta entre sus dedos. Jimin le arrebató la misma para mirar de cerca.

Red Kobra.

Pase especial.

Jimin ni siquiera tenía que impresionarse porque el padre de Wooyoung tuviera algo así entre sus pertenencias, lo que le preocupaba era el hecho de que ellos estuviesen allí con un pase que no les pertenecía.

— ¿Estás seguro de que esto es una buena idea? —cuestionó mirando a su amigo a la cara quién tenía una sonrisa brillante.

—Es de mi padre. Yo soy su hijo, no creo que haya mucha diferencia —respondió con simpleza encogiéndose de hombros.

—Wooyoung. Solo los famosos, políticos y empresarios más grandes pueden entrar aquí. Esto no es cualquier cosa —protestó Jimin sintiéndose bastante inseguro respecto a la situación. Sabrá Dios lo que podría llegar a pasarles si se enteraban de que se habían colado allí.

—Confía en mí, Jimin. No habrá ningún problema. —Wooyoung intentó tranquilizarlo y al final suspiró resignado mientras asentía.

Ahora podía entender porque Wooyoung había insistido tanto en que tenía que usar su ropa más cara y aunque lo hubiese hecho no creía que sus prendas llegaran a valer al menos lo mismo que un trago allí. Pese a eso, lucía bien, con un pantalón de vestir hecho a medida, botas Chelsea y un suéter negro de cuello alto acompañado de una cazadora de cuero, todo en color negro.

Acomodó su cabello con sus manos antes de llegar a la entrada y sintió los nervios a flor de piel cuando los gorilas de la puerta echaron un vistazo al pase. Sin mayor dilación se hicieron a un lado dejándoles entras y Jimin se sorprendió ante lo sencillo que había sido. Una vez dentro atravesaron un angosto pasillo hasta llegar a un tramo de escaleras del lado derecho del lugar, subieron a paso lento y una vez allí el gran club se reveló ante sus ojos.

De inmediato sintió que su presencia allí estaba fuera de lugar, todos lucían como fotografías salidas de una revista e incluso modelos de pasarela. El logo de Red Kobra en tono rojo adornaba la pared negra a su izquierda y del otro se encontraba una de las barras. La zona VIP se encontraba en una zona alta del lugar junto a la cabina del DJ y justo al lado de la segunda barra había un pasillo que supuso era el camino a los baños. La música tecno sonaba fuerte a través de los altavoces, las luces neón rojas y el humo inundaban en el lugar, la gente se movía en la pista al ritmo de la música con tragos en sus manos y gracias al gran tamaño del club era sencillo moverse.

—No voy a comprar ni un solo trago en este lugar —habló Jimin en dirección a Wooyoung alzando la voz por encima de la música.

—No te preocupes, esta noche yo invito —respondió su amigo con una gran sonrisa antes de hacerle una seña para que caminaran hacía la barra.

Jimin no podía dejar de examinar el lugar y menos las personas allí. Estaba seguro de que había visto varias de esas caras en internet e incluso en la televisión y no podía evitar que su vista se desviara hacia los cuerpos de algunas chicas metidas en ajustados y costosos vestidos cortos.

Aceptó el vaso que Wooyoung le ofreció y dio un trago sorprendiéndose incluso con la calidad de la bebida. Su amigo se movió a la par de la música sin borrar la sonrisa de su rostro mientras Jimin se mantenía sentado en una de las butacas frente a la barra.

— ¿Qué te parece? Te dije que sería increíble —habló su amigo con voz animada.

—Lo es. Bastante increíble —asintió el rubio en acuerdo antes de darle otro trago a su bebida.

Wooyoung lo llevó hasta la pista de baile donde no tardaron en encontrar compañía para pasar el rato. Bailaron al mundo de la música estridente mientras bebían y conversaban entre risas. Las luces reflejaban directamente en sus rostros haciéndolos sentir mareados, aunque eso no les impedía disfrutar el momento. Las risas eran cada vez más constantes a medida que el alcohol iba entrando en sus sistemas e incluso el humo allí no parecía ser tan simple.

La chica que bailaba frente junto a él pegó su cuerpo al suyo sin dejar de moverse y sintió que la temperatura aumentaba debido a la cercanía. De forma disimulada se alejó un paso atrás sin dejar de bailar y luego tomó el nuevo vaso que Wooyoung había traído.

— ¿Le dijiste a Miyeon que volverías a casa? —preguntó Wooyoung moviéndose a su lado.

—Le dije que no me esperara despierta —respondió en voz alta. La chica que bailaba junto a él lo miró con una sonrisa ladeada.

— ¿Tienes novia? —cuestionó esbozando un puchero y seguidamente se acercó envolviendo los brazos alrededor de su cuello.

—Sí, así es —trató de retroceder, sin embargo el agarre le dificultó la acción.

—Es una lástima, creí que podríamos divertirnos esta noche... —murmuró la contraria acercándose peligrosamente a sus labios—. Tienes unos ojos muy lindos.

Se apartó de ella tan pronto como pudo, tambaleándose unos cuantos pasos hasta volver a ponerse firme. La chica volvió a hablar sin embargo su voz dejó de existir cuando su mirada se topó con unos ojos conocidos a la distancia. De repente el suelo bajo sus pies pareció dejar de existir y tuvo la sensación de que podría caer al vacío. Se quedó estupefacto e intentó dar un paso al frente siendo detenido por Wooyoung.

—Sooyoung... —habló con voz apenas audible.

Pese a que llevaba un cubrebocas negro podría reconocerla en cualquier lugar. Wooyoung pareció no entender y la chica con la que había estado bailando volvió a colgarse a su cuello robando su atención por un segundo. Cuando volvió a desviar su vista la persona que creía haber visto ya no estaba. Parpadeó varías veces sintiéndose confundido y preguntándose si había sido algún tipo de alucinación por producto del alcohol.

Tenía que serlo. Porque era imposible que su hermana estuviese allí. La mujer desconocida atrapó sus labios sin pensar mucho en ellos y ni siquiera así pudo reaccionar. Wooyoung también había vuelto a lo suyo por lo que nadie más que él era consciente de lo que estaba pasando. O eso creía.

—El doctor Park es un hombre comprometido, Valerie. No parece ser de buena educación que estés haciendo eso. —Aquella voz lo hizo reaccionar enseguida y tan pronto como fue consciente apartó a la mujer fuera de su cuerpo.

El oficial Min estaba de pie a no más de unos pasos de distancia de ellos y detrás de él estaban Jungkook y un hombre de cabello gris que no conocía. Wooyoung se rio por alguna razón al notar la situación y se acercó a ellos poniendo una mano sobre el hombro de Yoongi.

— ¡Pero mira Jimin! ¡Es tu jefe guapo! —habló en voz alta haciendo que las mejillas de Jimin ardieran debido a la vergüenza. Rápidamente se acercó a él y lo apartó de Yoongi quien se limitaba a mirarlos con una expresión divertidas.

—Mis disculpas, señor. Mi amigo está borracho —se excusó Jimin.

—No tienes que ser tan formal, Jimin. Estamos fuera del trabajo —recordó el mayor restándole importancia al asunto—. Aunque admito que esperaba verte en cualquier lugar antes que aquí.

—Iré a buscar más tragos —avisó Wooyoung con palabras atropelladas librándose del agarre de Jimin.

—Yo invito —ofreció Yoongi haciéndole una seña a Jungkook y al otro hombre para que acompañaran a su amigo.

Toda la situación era confusa en la cabeza de Jimin y debido al alcohol se volvía incluso peor el intentar comprender. La chica que lo había besado anteriormente se había alejado tan pronto como había sido consciente de la presencia de Yoongi y eso hacía que el rubio se preguntara si tendrían alguna relación o de donde se conocían.

No le extrañaba ver al oficial a Yoongi, el fácilmente tendría el estatus necesario para poder acceder. Lo que le causaba cierta sorpresa era el hecho de que el hombre visitara ese tipo de lugares ya que no parecía ser una persona demasiado fiestera. Por otro lado estaba la alucinación que había tenido minutos antes acerca de su hermana. ¿Habría sido realmente una alucinación? ¿Ahora estaba volviéndose loco?

Yoongi dio un paso hacía él haciéndole reaccionar y a diferencia de cuando había sido la chica quién se acercó, esta vez no retrocedió. Yoongi apreció el rostro de Jimin iluminado tenuemente por las luces rojas, su ojo celeste parecía brillar de forma peculiar entre la oscuridad mientras el otro parecía adoptar el mismo tono rojizo de la iluminación.

Estiró una mano y la dejó reposar sobre su mejilla, la acción lo tomó por sorpresa pero no lo incomodó y dedujo que se era a causa del alcohol en su sistema. Yoongi se limitó a acariciar su mejilla con el pulgar mientras lo observaba de cerca, Jimin no parecía ser consciente de lo cerca que se encontraban pero incluso sus cuerpos se rozaban y sus rostros eran separados apenas por centímetros.

El chico peligris de antes llegó a su lado tendiéndole un shot de alguna bebida a él y otra a Yoongi. Sin pensarlo mucho lo bebió de un trago y devolvió el vaso al hombre sin siquiera molestarse por preguntar en donde estaba Wooyoung. El alcohol pareció nublar su cerebro y durante un milisegundo recordó el porque no podía beber sin supervisión.

El perfume que emanaba del cuerpo de Yoongi parecía envolverlo como cadenas alrededor de su cuerpo y en medio de su trance recordó a Miyeon y el deseo desenfrenado que había sentido esa tarde.

— ¿Jimin? ¿Estás bien? —murmuró Yoongi cerca de su rostro pues parecía estar muy lejos de la realidad.

Yoongi lucía bien a esa distancia, su rostro sereno con facciones delicadas pero varoniles al mismo tiempo lo invitaba a mirarlo por el resto de la noche. Su cabello negro y brillante que llegaba hasta su nuca lucía suave, invitándolo a acariciarlo. Nunca había estado tan cerca de un hombre en su vida, menos había sentido su corazón acelerarse de esa manera cerca de uno. En ese momento no quiso pensarlo mucho, por eso, en una decisión impulsiva movida por el alcohol en su cuerpo rodeó el cuello del contrario con sus brazos como lo había hecho la chica con él tiempo atrás y se abalanzó sobre sus labios.

El pelinegro se quedó de piedra en su lugar, pero la rudeza con la Jimin movió sus labios sobre los propios presionó aquel pequeño botón dentro de él y no pudo evitar corresponderle. Sus manos viajaron a la espalda baja del menor apretándolo contra su cuerpo y en aquel momento olvidó que era el dueño del lugar y que estaban casi en el centro de la pista de baile.

En un momento de lucidez entre la calentura del beso tomó su mano y lo jaló hasta un lugar un poco más apartado donde la iluminación era mucho más escasa. Jimin ahogó un gemido cuando el contrario tiró de su cabello haciendo que arqueara su cuello antes de volver a besarlo con rudeza. La saliva de Min Yoongi debía ser una droga, de otra manera no podría explicarse el porque se sentía tan extasiado con un simple beso.

La lengua ajena exploró su boca como nunca nadie lo había hecho antes y Jimin luchó por seguir el ritmo sintiendo como sus piernas comenzaban a debilitarse al mismo tiempo que su mente se iba alejando más de la realidad. Yoongi continuó besando sus labios por largos minutos, apenas parando cada tanto para tomar aire, sus manos sujetaban su cuello o su cabello en el acto sometiéndolo a dejarse devorar por él.

Jimin sintió la dureza del contrario rozar contra la suya propia y fue en ese momento que su cerebro pareció hacer clic. Ambos eran hombres, entonces ¿Qué se suponía que estaba haciendo?

Una repentina ansiedad lo invadió acompañado de unas intensas ganas de vomitar que lo obligaron a apartar al hombre con brusquedad. Se apartó y a paso rápido, casi corriendo, se dirigió a la salida del lugar. El estacionamiento estaba vacío, se preguntó donde estaría Wooyoung, pero su mente no podía formar ningún pensamiento racional.

Tenía la necesidad de salir corriendo, de huir, no sabía exactamente de qué, pero podía hacerse una idea. Caminó por la acera sin rumbo, ya era bastante tarde por lo que las calles no estaban transitadas en absoluto. Su visión se volvía más borrosa a medida que avanzaba y mantenerse de pie era cada vez más difícil.

¿Qué había hecho? ¿Por qué había besado a Min Yoongi? ¿Por qué había tardado tanto en reaccionar? ¿Lo habían drogado acaso?

Nada parecía tener sentido en su cabeza y todo lo que había creído en su vida hasta ese momento, parecía desvanecerse.

Al igual que su cuerpo que no pudo soportar más y cayó desmayado directo al suelo.

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