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Capítulo 2

La noche cayó con rapidez luego de una larga jornada de trabajo en la que Jimin terminó con los hombros tensos debido al estrés acumulado. Se quitó la bata blanca y la dejó colgada en el perchero de su oficina mientras miraba su reloj para comprobar la hora. Recordaba que Jungkook le había informado temprano que debía pasar por la oficina del oficial Min para conocerlo al terminar su turno. Y aunque lo que más quería en ese momento era llegar al motel para tomar una ducha caliente no podía dejar plantado al hombre por lo que luego de tomar sus cosas incluyendo su abrigo se dirigió al lugar mencionado.

Subió las escaleras hacia el segundo piso siguiendo las indicaciones de uno de los policías y sin mayor contratiempo rápidamente estuvo frente a la puerta de madera con una placa donde se podía leer "Comisionado General Min Yoongi". Tocó la puerta un par de veces y luego de oír un "adelante" giró el pomo para ingresar al lugar.

Dio un par de pasos dentro de la habitación sintiendo como el peculiar aroma inundaba sus fosas nasales. El hombre se encontraba de pie junto a la ventana a la derecha de la habitación y apenas se dio la vuelta para mirarlo Jimin hizo un escaneo rápido de arriba abajo. Tenía una apariencia impecable, su cabello negro ligeramente largo peinado detrás de sus orejas con algunos mechones rebeldes acariciando su frente. Su piel tan pálida y lisa le recordó al yeso, y acompañado de sus facciones finas daba la impresión de ser una escultura de algún artista griego. Pese a que su atuendo no iba más allá de un traje simple en tono negro la americana de cuero le daba un toque elegante y a simple vista podía entender porque todos parecían fascinados con aquel hombre.

—Soy Park Jimin. Es un honor conocerlo, señor —habló efectuando una pequeña reverencia y se preguntó si había estado demasiado tiempo analizando en silencio. Yoongi se acercó con pasos suaves, apenas audibles sobre la alfombra y con la mirada fija en él.

—Doctor Park. El honor es mío, soy Min Yoongi. —Su voz profunda pero al mismo tiempo con un toque aterciopelado acarició sus sentidos y frunció el ceño sorprendido de sí mismo, sin embargo, fue capaz de estrechar la mano que el contrario alzó por cortesía.

—Disculpe si es demasiado tarde. El doctor Jeon me ha dicho que pasara por aquí al terminar mi turno. —Se disculpó mientras seguía al hombre quién le hacía señas para que tomara asiento en uno de los muebles del lugar.

—No hay problema. Normalmente no me marcho temprano. ¿Usted bebe, doctor Park —inquirió el hombre desde la barra en una esquina de la habitación.

Hasta la inconsciencia. Pensó Jimin.

—Sí, señor —asintió y en pocos minutos el hombre tomó asiento frente a él dejando reposar dos vasos con hielo sobre la mesita de centro junto a una botella de Whiskey que parecía demasiado cara para el conocimiento de Jimin.

—Es la primera vez que pruebo este en específico, espero que te guste —explicó el hombre mientras servía la bebida. Jimin agradeció con un asentimiento y tomó el vaso que le ofreció para dar un sorbo, deleitándose con el sabor peculiar que iba más allá del alcohol que estaba acostumbrado a saborear.

—Es... Muy bueno —halagó Jimin sin tener mucha más que decir debido a su nulo conocimiento acerca de Whiskey. Yoongi miró el vaso en su mano mientras asentía.

—La malta esta perfectamente madura como lo prometieron. La naranja amarga y el chocolate también son perceptibles. Es uno muy bueno. —Yoongi asintió y dejó el vaso sobre la mesita devolviendo su atención a Jimin.

—Parece saber mucho acerca de Whiskey, señor —señaló el rubio.

—Se convirtió en un pasatiempo coleccionarlos así que he aprendido un poco —explicó. Y tenía sentido, la barra en el lugar con un amplio catalogo de bebidas para escoger lo confirmaban.

Las paredes del lugar estaban decoradas por diferentes reconocimientos, medallas, títulos y demás cosas que probaban que el oficial Min había tenido un ascenso exitoso en el ámbito profesional. Ambos mantenían silencio, pese a que no era un silencio incómodo Jimin sentía la necesidad de hablar.

— ¿Puedo preguntarle porque decidió trabajar aquí? —cuestionó el pelinegro tomándolo por sorpresa—. Con su experiencia fácilmente podría haber conseguido un puesto en Seúl.

—Tengo motivos personales para permanecer aquí —respondió con simpleza, no queriendo dar demasiados detalles aún.

—Cierto, leí que nació en Busan. ¿Sería demasiado imprudente preguntar qué lo retiene aquí, doctor Park? —Yoongi ladeó la cabeza y dio sorbo a su vaso.

—Estoy buscando a mi hermana menor, tengo la sospecha de que está aquí —explicó. El contrario frunció el ceño ligeramente.

— ¿Está desaparecida?

Jimin sentía cierto malestar al escuchar aquella palabra, pero no había otra que explicara mejor la situación. Dio un trago a la bebida en su mano y se preguntó que tanto sería prudente decir, el licor era fuerte, y le aflojaba la lengua cosa que era peligrosa.

—Sí. Ella huyó de casa hace diez años. Lo único que he sabido de ella desde entonces es que parece haber venido aquí.

— ¿No hicieron una denuncia? ¿Qué edad tenía cuando escapó? —cuestionó Yoongi con autentica curiosidad.

—Quince años. Las autoridades dijeron que no había mucho que hacer. En realidad no les importaba, yo solo era un adolescente sin un centavo encima y mi padre no era más que un borracho adicto a las apuestas. —Jimin desvió la mirada, sintiéndose desnudo ante la mirada intensa del oficial.

No era una historia que lo avergonzara, así era como funcionaba el mundo y había aprendido a lidiar con ello. Si no tenías nada que ofrecer la gente no iba a mover un dedo por ti, al final tendrías que entenderlo y dejar de nadar contra la corriente. Solo tuvo que aprender que si él no resolvía, nadie lo haría por él. Por esa misma razón estaba allí.

— ¿Por eso estudiaste ciencias forenses? —preguntó Yoongi como si estuviese leyendo su mente. Jimin asintió en respuesta—. ¿Cuál es el nombre de tu hermana?

Jimin observó como el hombre sacaba su celular del bolsillo de su celular para anotar algunas cosas. —Park Sooyoung.

—Perfecto. Veré que puedo averiguar, aunque no prometo nada. A estas alturas probablemente ya haya cambiado su nombre si no quería ser encontrada —habló el oficial luego de volver a guardar su celular y Jimin sabía que tenía razón, aunque no por eso perdería las esperanzas.

—Gracias por su ayuda, señor —dijo acompañado de una pequeña venia. Luego de eso Yoongi volvió a rellenar su vaso con licor y Jimin lo aceptó aunque ya comenzaba a sentir sus mejillas calientes.

—Tienes heterocromía ¿cierto? —cuestionó el hombre haciendo referencia a sus ojos bicolor.

—Así es. Heterocromía iridium o completa —afirmó el rubio. Yoongi se inclinó un poco más hacía al frente.

— ¿Puedo verlo de cerca? —Jimin carraspeó, sin embargo asintió en respuesta, ya sintiéndose acostumbrado a ese tipo de situación.

Yoongi se levantó de su lugar y se puso de cuclillas frente a él mirándolo fijamente a los ojos. Jimin sintió una extraña sensación en el pecho pues era la primera vez que un hombre lo miraba de esa manera y más a esa distancia. No pudo evitar detallar su rostro a esa distancia, sintiendo que el calor que emanaba del cuerpo contrario lo abrazaba y de repente cayó en cuenta de que eran los únicos dentro de aquella habitación. Se repitió mentalmente que no había razón para sentirse nervioso, pues ambos eran hombres y no tenía porque haber nada íntimo en aquella simple acción.

—Increíble —murmuró el pelinegro en voz baja y Jimin de repente sintió que estaba demasiado cerca.

—Creo que... Ya es hora de que me vaya, señor —avisó y Yoongi asintió poniéndose de pie de una vez por todas.

—Regresa con cuidado a casa. Fue agradable charlar contigo, puedes pasar por aquí cuando quieras. Te avisaré si obtengo alguna respuesta acerca de tu hermana. —El hombre le acompañó hasta la puerta y una vez allí le dedicó una cálida sonrisa a modo de despedida.

—Gracias. Fue un placer conocerlo, que tenga buenas noches. —Jimin reverenció y salió del lugar casi corriendo.

Probablemente esa había sido la interacción más extraña de toda su vida. Su corazón latía debido al nervosismo y en su cabeza solo podía repetirse que aquel hombre no era más que un encantador de serpientes. Tenía un aura atrayente y su personalidad era atrapante. Podía entender ahora el porque todos parecían atraídos hacía el como moscas a la miel. Pese a eso, no podía dejar de la situación de que había algo más que no estaba viendo. Como la letra pequeña de un contrato que normalmente todos pasarían por alto.

Era tan perfecto que parecía absurdo, desde su apariencia de celebridad hasta su trato amable y respetuoso. ¿No tenía esposa? ¿Hijos? ¿Qué hacía al salir del trabajo? Dentro de Jimin empezaba a despertarse una curiosidad imparable.

Al salir del lugar ya eran las doce de la noche, y unos pasos cerca de él lo alertaron un poco aunque probablemente solo se trataba de alguno de sus colegas volviendo a casa de igual forma. Se extrañó al ver que se trataba del doctor Jeon, quién se había marchado temprano ese mismo día, pero ahora estaba allí, cargando una caja hacia su auto que parecía ser una de las mismas donde se guardaba la evidencia. Frunció el ceño, más sin embargo se limitó a seguir su camino pensando que no había nada extraño en aquello.

Suspiró con pesadez al saber que debía volver a pasar otra noche en el motel, y rezó por recibir su pago pronto para poder instalarse pronto en algún lugar. Su estómago rugió reclamándole por apenas haber comido en todo el día y caminó hasta la parada pensando acerca de lo que debería cenar.

Bajó las escaleras de metal sintiendo como el sonido le hacía eco en los oídos y al llegar el conocido bullicio del lugar le dio la bienvenida. Todos se encontraban haciendo su trabajo, las chicas lo saludaban con sonrisas coquetas al pasar junto a él y los chicos se limitaban a bajar la cabeza sintiéndose intimidados.

—Yoongi. Ya estás aquí —saludó Hoseok colocándose a su lado—. La nueva mercancía ha llegado. Tal como dijiste nos hemos desecho de los menores y el resto ya han sido ubicados. Las remodelaciones para el club también han empezado y ya hay reservaciones para el día de la reapertura.

— ¿Dónde esta Jungkook? —cuestionó luego de escuchar el informe del peligris.

—Llegó hace algunos minutos. Debe estar en tu oficina. ¿Quién se encargará de la distribución de las drogas esta vez? —Yoongi meditó un segundo antes de responder al mismo tiempo que veía algunas personas siendo empujadas por el pasillo, probablemente parte de la nueva mercancía.

—Llama a Kim —ordenó—. Tengo otro asunto que atender.

— ¿Cuál de los Kim...? —trató de preguntar Hoseok pero Yoongi ya se hallaba demasiado lejos como para escucharlo.

Yoongi atravesó el pasillo con rapidez hacía su oficina y una vez allí se encontró a Jungkook rebuscando entre varias carpetas esparcidas sobre su escritorio.

— ¿Has encontrado algo? —preguntó Yoongi acercándose a él.

—No. Pero tiene que estar aquí. Park Sooyoung... —murmuró Jungkook mientras seguía buscando entre las etiquetas.

Yoongi esperó pacientemente mientras repasaba mentalmente toda la conversación que había tenido con Park Jimin. Había algo respecto al hombre que le producía cierta curiosidad, quizá había sido la peculiaridad de sus ojos que habían logrado atraparlo, o tal vez solo era su personalidad intrépida y decidida.

Ciertamente el doctor Park podría ser una potencial amenaza para su organización, o al menos lo sería hasta que lograse ganarse su confianza, cosa que no sería difícil. Durante años había llevado las cosas en la estación a su antojo y conveniencia. ¿Quién en su sano juicio sería capaz de dudar del fiscal Min?

—Aquí está —interrumpió Jungkook sus pensamientos al mismo tiempo que le entregaba un sobre manila con una etiqueta en la que ponía "Park Sooyoung - Busan".

Yoongi examinó el contenido del sobre y a medida que sus ojos se deslizaban sobre el texto los recuerdos fueron inundando su cabeza hasta que al final no pudo evitar soltar una risa sarcástica.

—Qué pequeño ha resultado ser el mundo... —murmuró el oficial y Jungkook se acercó un poco más para poder leer la hoja.

— ¿La recuerda? —cuestionó el menor con el ceño fruncido y Yoongi dejó el sobre a un lado antes de responder.

—La envié a Estados Unidos para que no la encontraran luego de asesinar a cierta persona... ¿Lo recuerdas? —Yoongi le miró con una ceja alzada y los ojos de Jungkook se ampliaron en señal de sorpresa.

— ¿Sara? —soltó aún sin poder creerlo—. ¿Entonces que planea hacer ahora? ¿Le dirá a Park que Sara es Park Sooyoung?

— ¿Park Sooyoung? No conozco a ninguna persona con ese nombre —habló con fingida demencia sin borrar la sonrisa de su rostro—. Guarda muy bien ese sobre.

Jungkook estuvo a punto de protestar pero se vio interrumpido por Hoseok quien ingresó a la habitación con prisa sin siquiera tocar la puerta. Yoongi estuvo a punto de quejarse por su repentina intromisión, sin embargo, el peligris habló primero.

—La chica tailandesa está causando problemas nuevamente. Lastimó a Hwang con un vidrio y ahora amenaza con quitarse la vida —espetó con preocupación en su rostro. Yoongi bufó con fastidio y rodó los ojos antes de salir de la habitación con prisa.

Atravesó el pasillo con pasos furiosos y bajó las escaleras hasta el siguiente nivel, unos pasos antes de la conocida habitación metieron la mano dentro del bolsillo interno de su cazadora extrayendo de allí una navaja negra. Entró a la habitación donde se encontraba Hwang Hyunjin en el suelo sosteniendo una herida sangrante en uno de sus costados. Al otro lado se encontraban dos de sus trabajadores sosteniendo a la protagonista de aquella escena, quien pataleaba y se removía bruscamente en un intento por liberarse. Su rostro estaba hecho un desastre, cubierto de lagrimas y algunos raspones que también se extendían por el resto de su cuerpo.

—No quiere entrar en razón, señor —informó Gema, una de las mujeres que se encargaba de mantener el orden en los calabozos.

— ¡Prefiero morir antes que seguir viviendo así! —espetó la chica con cólera sin dejar de forcejear. Yoongi sintió como su paciencia comenzaba a agotarse y esta vez fue más consciente del peso de la navaja en su mano.

Se acercó a la chica pese a los intentos de esta por liberarse y los insultos que escupía al aire y una vez frente a ella alzó su mano y la dejó caer directo en su mejilla, causando un sonido que hizo eco en la reducida habitación.

—Tendremos que cumplir sus deseos entonces... —Yoongi habló en voz baja frente al rostro de la muchacha que al fin se había callado y ahora le miraba con miedo mientras su cuerpo temblaba.

—Señor, pero el cliente...- —Gema trató de hablar pero Yoongi le hizo una seña con la mano para que se callara.

Con aquel gesto Gema solo asintió y liberó a la chica haciéndole un gesto a su compañero para que hiciera lo mismo. La menor tembló y boqueó como un pez fuera del agua tratando de decir algo, más el miedo le impedía liberar al menos un solo sonido.

—Odio a las personas que rompen el orden de mi organización... —murmuró Yoongi estirando su mano libre hasta tomar el cabello de la femenina jalándolo hacía atrás, haciéndole arquear el cuello—. He tratado de ser considerado, pero has agotado mi paciencia.

Sin mucho más que decir y como si fuese un movimiento cuidadosamente ensayado, degolló a la muchacha con la navaja con un solo corte. El grito ahogado que emitió la victima antes de caer al suelo en un charco de su propia sangre le permitió suspirar en paz. Sintiendo que todo volvía a la normalidad.

—Yoongi —espetó Jungkook apenas entró a la habitación luciendo agitado. El pelinegro se levantó y tomó el pañuelo que Gema le ofrecía para limpiar la sangre que había logrado salpicarlo.

—Ya sabes que hacer, Jungkook. Dejaré la orden para que la autopsia sea realizada mañana, ten cuidado al volver a casa —ordenó mientras limpiaba la navaja con el mismo pañuelo y luego lo lanzó al suelo antes de salir de la habitación dispuesto a marcharse a su casa.

Y esa misma noche pudo descansar como un rey, teniendo la tranquilidad de saber que una vez más el día había terminado según lo planeado. Con un jaque mate de su parte, y con su casa de cartas intactas. Y más vale que nadie se atreviera a perturbar aquello. 



Si comentan lo agradezco mucho, ya que así puedo saber si les va gustando la historia. Besos. Nos vemos el lunes. 

Edén. Xx

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