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Los Perdidos

"El hielo, la arena y el mimetismo son poderosos en su reino, pero ante la invencibilidad de las avispas y el estruendo del sonido, su grandeza se desvanece como un suspiro en la inmensidad del universo."

Capítulo 18

"Despierta..."

La voz que resonó en su mente, era una voz masculina potente, pero con una pizca de amabilidad dentro de su solemnidad, que le hacía pensar que se trataba de alguien en quién confiar. Era una especie de eco que parecía atravesar a las mismas estrellas. Cada palabra era como un suave susurro del viento, acariciando con amor y comprensión.

"Bionic, despierta... ella te necesita" 

Sí, podía asegurarlo. Esa voz estaba llena de paciencia, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado para dar paso a sus palabras. Cada sílaba llevaba consigo una sensación de conexión profunda hacia él, como si las estrellas mismas estuvieran tejiendo hilos invisibles que unieran al ser con el universo entero. Era como escuchar a Disandad. 

Pero, ¿ella? ¿De quién estaba hablando? ¿quién le necesitaba? Se preguntó el hombre, incapaz de poder abrir los ojos. 

Por algún motivo sentía muchísimo frío y su cuerpo se sentía demasiado ligero. No podía asegurarlo pero no sentía nada a su alrededor, hasta que su cabeza golpeó con algo. 

"¡Bionic!"

La premura de aquella voz, hizo que abriera los ojos de inmediato. Se dio cuenta que estaba en un lugar oscuro. A su alrededor, habían rocas de diferentes tamaños, formas y rastros de lo que pudo haber sido una destrucción masiva. Y justo por encima de su cabeza, pequeñas rocas chocaban lentamente contra él. 

¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era que había sido tomado por Máximus en aquella guerra. ¿Acaso todo había sido destruido? ¿Acaso habían perdido? 

Con asombro y desconcierto, él se dio cuenta de la inexplicable supervivencia que había tenido. Sus ojos parpadearon mientras observaba las rocas flotantes a su alrededor, sintiendo una extraña paz y una inquietante maravilla en la soledad del espacio.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral mientras observaba sus propias manos extendidas frente a él. Se llevó una mano temblorosa al pecho, tratando de entender cómo su cuerpo podía resistir el frío y el vacío mortal del espacio sin consecuencias. Sus pulmones inhalaron y exhalaban con facilidad, y el misterio de su supervivencia se desplegó ante él como un enigma incomprensible.

Fue entonces cuando sus ojos captaron una figura femenina que flotaba en la penumbra espacial. Desde esa distancia observó que se trataba de una joven hermosa, con rasgos finos y delicados. Su piel, de un tono claro pero besada por el sol. El cabello negro, largo y lacio, se extendía como un velo nocturno a su alrededor, serpenteando en el vacío como la cabellera de una deidad antigua. Sus ojos, cerrados con suavidad, parecían dos joyas ocultas entre sus pestañas. Las cejas, perfectamente arqueadas, añadían una expresión de serenidad y misterio a su rostro. Su figura era esbelta y proporcionada. A pesar de flotar en un entorno tan inhóspito, emanaba una elegancia natural, como si su esencia misma estuviera impregnada de gracia. La vestimenta que llevaba era el característico uniforme oscuro de los agentes especiales de FACTORY. Sin embargo, pese a su belleza, su cuerpo delicado luchaba en busca de aire inexistente. Un latido de reconocimiento agitó el corazón del hombre, y su mente completó el cuadro de su identidad: era Arlen, la Reina Avispa.

El hombre se lanzó con movimientos cautelosos hacia la figura, sus manos extendidas para sujetarla antes de que la asfixia del vacío pudiera arrebatarle su último aliento. Sus ojos encontraron los suyos, la mirada de Arlen, una vez majestuosa y feroz, ahora reflejaba fragilidad y desesperación. Su pecho vibraba con el poder de su don, una sinfonía de protección que rodeaba su ser. Extendió su habilidad sobre ella, envolviéndola en la misma resonancia que lo había mantenido a salvo.

Un suspiro tembloroso escapó de los labios de Arlen mientras su cuerpo comenzaba a responder a la resonancia protectora. Su pecho subía y bajaba con alivio, y el hombre la sostenía en sus brazos como un salvador en medio del infinito. Los destellos lejanos de estrellas y galaxias eran testigos de este encuentro. 

"Toca su pecho, cierra los ojos, y escucha el oxigeno", volvió a escuchar aquella voz. 

Obedeció, sin entender cómo era posible escuchar el oxigeno. Y cuando creyó que se estaba volviendo loco, captó sutiles melodías, como la de un violín lejano que era tocado con suavidad en el universo, en su forma más íntima. Entonces, lo oyó. Entre la quietud aparente, las moléculas de oxígeno susurraban sus secretos, vibrando en una sinfonía imperceptible para nadie. Cada partícula tenía su propio ritmo, una danza cósmica que creaba un tapiz invisible en el espacio.

Sus manos, instrumentos de la manipulación de vibraciones, se extendieron con una elegancia nacida de su conexión con el cosmos. Su mente se sincronizó con las vibraciones de las moléculas de oxígeno, una sinfonía invisible que resonaba en su ser. Y con una determinación serena, dirigió su voluntad hacia ellas, guiándolas con su don único.

Las moléculas de oxígeno comenzaron a responder a su llamado en una danza cautivadora en el espacio sin fin. Sus movimientos eran gráciles, coordinados con la música silente de las partículas. Con cada gesto, tejía un puente entre el vacío y Arlen, entre el silencio y el poder de su voluntad. Y por imposible que pareciera, el espacio se llenó de una presencia etérea, una corriente invisible que despertaba vida en medio de la inmovilidad. Las moléculas de oxígeno se congregaban, y un enjambre de partículas que respondían a su llamado sobre el cuerpo de Arlen, formando una esfera de protección en su entorno.

La imagen que Arlen adquirió, era sublime y mágica: un ser humano, flotando en el espacio, rodeado de un halo resplandeciente de moléculas de oxígeno que obedecían su voluntad. Sus ojos irradiaban asombro y conexión mientras la sostenía. 

"Acabas de convertirte en el intermediario entre la nada y la vida", escuchó, mientras veía la frágil figura de Arlen recuperándose. Ella despertó y su mirada se conectó con la del hombre en una expresión de gratitud mezclada con asombro. 

—¿Cómo es posible? —Preguntó maravillado. 

"Es normal para los humanos no recordar un evento demasiado traumático", sopesó aquella voz, "pero te has convertido en la cúspide de los tuyos". 

—¿Un mutante Z? —Preguntó, incrédulo. 

"Así es... hace un momento acabas de crear unas frecuencias sonoras que interactuaron con las moléculas de oxígeno y las hicieron disponibles para hacerla respirar y mantenerla viva sin requerir una fuente de oxígeno externa."

—Parece algo imposible —dijo, razonando sobre lo que escuchaba—. ¿Y cómo es que yo puedo hacerlo? 

"En tu caso,  generaste una resonancia que evita que las partículas del espacio te afecten, manteniendo tu cuerpo en un estado de protección y aislamiento. Básicamente, tu cuerpo es un santuario resonante, invulnerable a las amenazas de partículas errantes y el gélido aliento del cosmos."

—¿Qué sucedió aquí? —preguntó, tratando de entender todo lo que estaba ocurriendo. 

"Mira a tu alrededor", añadió aquella voz, tratando de que algo entre aquellas rocas en el vacío del espacio se encontrara. 

Obedeció por inercia, y encontró algo que realmente le pareció curioso y que le hizo saber que, estaba realmente poco consciente de lo que estaba su alrededor. Entre las rocas suspendidas en el éter, habían miles de serpientes que flotaban como serafines oscuros. Criaturas de todas las tallas y colores, desde pequeñas y delgadas como hilos de luna, hasta gigantes que parecían devorar el cosmos con su magnificencia. Lo extraño, es que ninguna parecía moverse. 

Se movió con cuidado, y descubrió que estaban congeladas. Todavía así, cada escama reflejaba el tenue resplandor de las estrellas distantes. Parecían criaturas míticas, guardianes de secretos ancestrales, suspendidos en el tiempo y el espacio. Entonces, cuando creyó que no podía sorprenderse más, otra figura destacaba, evocaba la apariencia de una gorgona de las leyendas más oscuras. Su piel pálida parecía fundirse con la penumbra, y su mirada parecía contener la profundidad de los abismos estelares. Su rostro era un rincón perdido, con una expresión de poder y dolor eternos.

Cuando Bionic se acercó a esta, el misterio se desveló. Era Marry. Su cabello oscuro, se mezclaba con serpientes a medio transformar, y flotaba a su alrededor como un velo sombrío; su semblante, aunque inmóvil, emanaba una tristeza y felicidad profunda, en una mezcla que increíblemente era armoniosa. 

—¿Qué le pasó? —Preguntó, todavía con Arlen cargada sobre sus brazos. La chica, parecía agotada y descansaba sobre él. 

"Ella enfrentó por sí sola el enemigo en común, el cual se hacía llamar Máximus. Se dio cuenta del peligro que representaba para ustedes, y, aunque sabía que podía perder, intentó darles algún tipo de ventaja. En esta dimensión, el cual Máximus tuvo acceso pero sin permiso, se enfrentaron y dejó una parte de él que lo hacía invencible. Marry se sacrificó por amor a sus amigos."

—¿Cómo esto puede representar el amor? 

"¿Parece irónico, cierto? Que la muerte esté ligada al amor. Verás, hay muchas maneras de ver el amor relacionándose con el sacrificio. En primer lugar, tenemos a aquellos que dan su vida para salvar a alguien que ama profundamente, este acto de sacrificio demuestra la importancia de ese ser querido en su vida y su disposición a hacer cualquier cosa por su bienestar. En segundo lugar, están los que podrían estar dispuesto a sacrificar su vida por una causa en la que cree profundamente, como la libertad, la justicia, la paz o la protección de los inocentes. Este sacrificio representa el amor que siente por ese ideal y su voluntad de darlo todo por ello. 

Hay otros, que podrían sentirse culpables por acciones pasadas y elegir sacrificar su propia vida para redimirse y hacer el bien. Esto puede ser una expresión de amor hacia las personas que podrían haber sido afectadas negativamente por sus acciones. Hay otro, más superficial, donde alguien podría dar su vida por que no comparte el mismo nivel de amor romántico que la otra persona. Este sacrificio puede representar la pureza y la generosidad del amor, incluso cuando no es recíproco. Pero el mayor de todos ellos, sin duda, es aquel que opta por sacrificar su vida por el bien de la humanidad en general. Este acto desinteresado demuestra un amor por gente, tanto buena cómo mala, y un deseo de asegurar un futuro mejor para todos. ¿Quién podría superar esto? 

En todos estos casos, el sacrificio de vida en nombre del amor es un acto poderoso que resalta la profundidad de los sentimientos de cualquiera y su compromiso con lo que consideran más valioso. Es una forma de mostrar que el amor puede trascender las limitaciones y motivar acciones heroicas e impactantes, pero sin duda alguna, hay unas mejor que otras, aunque siga siendo en nombre del amor."

—¿Valió la pena? —Preguntó, intentando entender que lo que Marry había hecho había sido un acto de amor a todos ellos. 

"Dímelo tú", le respondió aquella voz, "Sin ese sacrificio, todos tus amigos y tú mismo, estarían muertos. Hubiera sido imposible derrotarle, incluso con el poder de un mutante Z."

—¿Entonces está muerto? ¿Fue derrotado? —Bionic, estaba realmente tratando d eubicarse sobre lo que no podía recordar—. Lo último que recuerdo es que estabamos enfrentandolo, me tomó, y... 

"Desapareciste de ese mundo y llegaste aquí", respondió aquella voz, "Te contaré tu historia. Al llegar, tu cuerpo sufrió tanto estrés por pasar de una dimensión a otra, que despertó tus poderes de nivel Z. Con eso, lograste sobrevivir al espacio y moverte a la velocidad del sonido. Pronto heriste mortalmente a Máximus, justo en este lugar, y lo hiciste retroceder. Lo que no supo, es que su muerte ya estaba determinada. Si no era aquí, sería allá. Y fue lo que sucedió. aunque lamentablemente, tu pérdida traerá consecuencias para los que te aman, por no saber sobrellevar el dolor."

—¿Cómo podemos sobrellevar el dolor? Es algo realmente complejo. 

"Complejo es, pero no imposible. Todas las personas en el mundo han sufrido y experimentado el dolor. De modo que todos pueden entenderse a la perfección por ese hecho en común. Sin embargo, en todos los casos, la elección sobre lo que sucederá como efecto de ese hecho, siempre será un tema debatible, porque la elección siempre estará presente. Usar ese hecho para el bien o para el mal, es un asunto individual que acarre responsabilidad y un efecto de esa acción, y aunque ambas puedan ser respetables, no significa que no tenga sus consecuencias". 

 —¿Y qué hace Arlen aquí? —señaló a sus brazos, tratando de entender cómo es que estaba aquí. 

"Lamentablemente ella es el producto de un accidente. Durante la batalla fue arrastrada a este mundo. Y de no ser por ti, hubiera muerto en el vacío del espacio. Como notarás, el tiempo en otros sitios transcurre diferente, y, cuando se viaja entre los mundos, el tiempo puede acelerarse o enlentecerse."

—¿Y quién eres? —Preguntó finalmente, ante la pregunta que le carcomía desde hace un buen tiempo. 

"¿Acaso no me reconoces? es la tercera vez que me muestro a ti con una apariencia diferente". 

Y como si su mente se hubiera iluminado, por un momento recordó al hombre hoja y de ojos profundos y penetrantes, llamado Infinito; por el otro, recordó a Disandad, la mujer morena de piel que parecía ser bañada en oro, entretejida con la naturaleza y esa mirada curiosa, llena de verdad y amor; y por último, quién creía que le hablaba, un titán galáctico, con la apariencia de una nube mezclado con viento y arena, como si todo sobre él llevara una tormenta interna, y el mismo sol en su interior. 

—Eres El soberano... 

No le veía, pero por algún motivo sintió que podía estar sonriendo. 

"Todos los que provienen de mí son capaces de oír mi voz, seguirme y conocerles. No eres la excepción en este momento."

***

Desde el punto más elevado al noreste de El Cairo, Los Ilusionistas había llegado, con excepción de Diana. La vista desde el noreste de El Cairo era impactante y aterradora a la vez. La ciudad, antes llena de vida y movimiento, se encontraba sumida en el caos y la destrucción. Las calles estaban desiertas, pero los vestigios de la lucha se dejaban ver por doquier. Los edificios, algunos parcialmente derribados, servían de telón de fondo para una batalla épica entre las fuerzas de FACTORY y el ejército de Diana.

En lo alto, la hidra se retorcía en una danza destructiva, sus múltiples cabezas lanzando llamaradas y ataques contra los agentes de FACTORY. Junto a ella, el titán colosal parecía un gigante de piedra en movimiento, sus pasos retumbando en el suelo mientras se enfrentaba a las fuerzas enemigas. En el cielo, la bruja, el mago y el arcángel desplegaban sus poderes, enfrentando las naves novicias y medianas que intentaban bombardear la ciudad. Los robots gigantes se alzaban imponentes, un recordatorio constante de la tecnología avanzada que FACTORY había desplegado en su búsqueda de control y dominio.

Todos observaban la escena con seriedad. A pesar de los raspones y las heridas, sabían que no podían permitir que nadie más cayera en manos de FACTORY. La mirada de todos se volvió hacia Lance, esperando encontrar respuestas.

—¿Dónde está Diana? —preguntó Sortelia, la preocupación clara en su voz.

Lance miró a sus compañeros, su expresión era seria. Sabía que Diana tenía una misión diferente a la de él, así que no dudó en responder:

—Diana conoce la importancia de lo que estamos enfrentando aquí. Ella, de todos nosotros, no perderá el camino de su misión, la cual es diferente a la mía —reconoció—. Nunca la vi retroceder ante lo que se proponía, y aunque en nuestro mundo hizo cosas atroces, esta vez, que está de nuestro lado, puedo garantizarles que tendrá las mismas convicciones y determinación que cuando se ganó todos sus títulos. y estoy seguro de que saldrá victoriosa de ese ataque.

—¿Cómo puedes estar tan confiado? —Preguntó Adrián, intentando entenderle. 

—Porque tú no conoces lo que nosotros hemos visto —respondió él—. Tal vez llegue ese tiempo, y solo así, sabrás porque nuestra confianza y esperanza no se desvanece, aunque a veces nos perdamos un poco. 

—Si Lance dice que confiemos, es mejor hacerlo —añadió Mar, sonriéndole—. Puedo asegurarles que en mi vida he oído una historia tan fascinante como la que él y Diana me han contado.

—Y no tienen ni idea de lo que implica verlo —aseguró Mathew, dando entender que era fin de aquel argumento. 

—¿Cómo llegamos a la base? —preguntó Jan, entonces, listo para seguir adelante.

Lance señaló hacia el noreste, donde se alzaba la imponente estructura de la base de FACTORY. Una sensación de determinación llenó el aire.

—Estoy seguro que vinimos desde allí, desde la primera vez que huimos de FACTORY ante mi llegada. 

—No hay fuente —dijo de pronto Paper, con el semblante fruncido—. Visité una base de FACTORY hacia el este, antes de venir aquí, porque me pareció extraño que Tomás, Clarissa y Lex no estuvieran en el epicentro de la ciudad. Créanme cuando les digo que Clarissa y Tomás, hubiera acabado con ese ejército medieval, incluso con el titán y la hidra si hubieran aparecido. Esa duda me hizo desviarme por un momento de lo planeado, e investigar que estaba sucediendo en la fuente, pero lo que encontré no me lo esperaba. 

—¿Qué estás tratando de decir? —Preguntó Adrián, intentando entender lo que decía. 

—En este momento, la Fuente B ha sido destruida. Tomás, Clarissa y Lex luchan contra quiénes fueron los causante de tal destrucción. Solo fíjate —señaló Paper hacia el noreste, donde se veía la entrada al desierto—, desde este punto deberíamos ver la magnifica fortaleza, pero no está. 

 Sin verlo venir, Adrián comenzó a correr en dirección al desierto hacia la Fuente. Todos ellos se miraron entre sí, y al ver como Mar y Joshue se adelantaban para seguirlo, los demás entendieron que no podían hacer más que seguirles. 

La carrera hacia el noreste estaba llena de tensión y urgencia. La imagen de la destrucción en la Fuente B seguía atormentando las mentes de Paper, Jan, Skyler y Mathew. Corrían a través del desierto, siguiendo a Mar, Joshue y Adrián, quienes estaban liderando el camino. A medida que avanzaban, la preocupación pesaba sobre ellos. Jan fue el primero en romper el silencio, consciente de que todos necesitaban entender la situación.

—No puedo creer lo que viste en la base —dijo Jan, mirando a Paper con una mezcla de asombro y inquietud—. ¿Qué piensas que significa? ¿Cómo es posible que la Fuente B haya sido destruida?

Paper mantenía la mirada fija en el horizonte, pensativa. La gravedad de la situación la llenaba de preocupación, y la incertidumbre se cernía sobre ellos como una nube oscura.

—No estoy segura de las razones exactas, pero lo que encontré allí fue una escena de caos y devastación. Algo ha ocurrido que ha llevado a la destrucción total de la Fuente B —respondió Paper con solemnidad—. Los agentes especiales de FACTORY no parecían ser los causantes, sino dos individuos con habilidades mutantes de clase D. Cuando escaneé sus rostros para conseguir información, descubrí que se llamaban Bionic, un chico al que pertenece el grupo conformado por Christopher y Ransell, haciéndose llamar Los Pasajeros, pero la otra chica, Arlen, es el primer experimento de clonación efectivo por parte de FACTORY en la Fuente A, en Venezuela. Es una agente especial de FACTORY.

—¿Qué hace una agentes especial con el enemigo?  —Preguntó Mathew contrariado, entendiendo la preocupación de Paper. Pero había algo más en el semblante de ella y en su corazón, un poco de esperanza de poder reencontrarse con sus amigos. 

—Creo que es tan parecido su situación a la que tienen ustedes —afirmó Lance, llevándose una mirada de desconcierto por parte de Paper y Mathew—. Ustedes también fueron agentes especiales de FACTORY que ahora luchan contra ella. 

Lance tenía razón. Bajo ese argumento, no era cosa de extrañarse que aquella mujer pudiera haber recapacitado de alguna forma. 

—Hay algo que no me convence —intervino esta vez, Skyler, pensativa—. Los mutantes de clase D son poderosos, pero aún así, ¿cómo es posible que dos de ellos hayan logrado destruir la Fuente B? Ese lugar era un pilar fundamental para FACTORY.

—Es un buen punto —agregó Jan.

—Es que la verdad no entiendo cómo estos mutantes pudieron lograr tal hazaña —volvió a señalar la muchacha—. Entendería que ustedes... —refiriéndose a Paper ya  Mathew—, pudieran hacerlo porque fueron parte de la compañía, conocen a los agentes especiales y todo el funcionamiento de la Fuente B, ¿pero personas que no tienen nada que ver con esta? Algo más debe estar en juego aquí. Quizás haya más factores que aún no comprendemos.

El sol del desierto brillaba implacablemente sobre la escena desolada ante los ojos de los chicos. A medida que avanzaban hacia la fortaleza destruida, el panorama se volvía aún más impactante. Montañas de escombros y maquinaria robótica yacían esparcidas por el suelo, como un testimonio mudo de la intensa batalla que había tenido lugar allí. Los cadáveres de agentes de FACTORY se encontraban enterrados entre los restos, un recordatorio sombrío de las vidas que se habían perdido en esta lucha.

En el centro de la devastación, un enorme cráter se alzaba como un agujero negro, atrayendo las miradas de todos. En ese cráter, a pesar del cansancio y el agotamiento, se mantenían firmes Lex, Clarissa y Tomás, enfrentando a los mutantes Arlen y Bionic. La escena era impresionante:

Bionic, con su control total del sonido, emitía ondas sónicas devastadoras. Cada choque de sus poderes hacía que el suelo temblara y los escombros se elevaran en el aire, y este mismo vibraba con su poder. Su figura parecía un remolino de energía sónica. Arlen, por su parte, había desatado una verdadera plaga de avispas, que revoloteaban a su alrededor formando un enjambre impenetrable. Su cuerpo se movía con agilidad, tomando la apariencia menos humana ahora, con antenas, alas y dos un par de brazos peludos de más, en sus costados.

Tomás alzó un muro de arena para protegerlos a los tres, sin embargo, el impacto de las ondas sonoras de Bionic resquebrajaron la pared. Sin embargo, cuando otras ondas más aparecían, Lex emitía las mismas ondas sónicas, y de esa forma repeler sonido con sonido sus ataques. Clarissa, para mantener a raya al enjambre de insecto, mantenía una especie de ventisca helada que, al estar en contacto las avispas, caían al suelo completamente congeladas. 

Entonces, con una pisada fuerte de la chica de hielo, quién estaba transformada en un especie de "mujer hielo" en su totalidad, hizo que del suelo salieran picos filosos, de diferentes tamaños, con la intención de empalar a sus enemigos. Y aunque no funcionó porque Bionic y Arlen decidieron elevarse al cielo para evitar morir de esa forma tan siniestra, vieron como el suelo vibró en un momento, y al otro una lluvia de perdigones se abalanzó hacia ellos. 

Todos los que observaban la escena, sabían que ese había sido el ataque que les hizo huir del enfrentamiento con Tomás en el desierto líbico, llegando a Marsa Matrouh. 

Bionic se acercó a Arlen, y una esfera de energía les rodeó, con un sonido chirriante como el enjambre de pájaros, y vieron como los perdigones de arena quedaban desintegrados al golpear a la barrera esférica que este había colocado. Sin embargo, aunque la barrera esférica de Bionic demostró ser formidable, no pudo contener todos los ataques que se dirigían hacia él y Arlen. Los perdigones de arena eran implacables y, a pesar de la desintegración de muchos, algunos lograron atravesar la barrera y causar pequeñas heridas en la piel de ambos mutantes.

Clarissa aprovechó esta distracción para reforzar su ventisca helada, congelando aún más avispas en pleno vuelo y creando una cúpula de hielo que los protegiera a ella, a Lex y a Tomás de cualquier embate. Tomás, viendo la oportunidad, manipuló la arena que quedaba en el suelo para formar una serie de puñales de arena afilados que flotaban en el aire, de más de un metro de largo. Y con un gesto, lanzó los puñales hacia Bionic y Arlen.

Bionic tuvo que quitar su barrera, y evitar por su cuenta los disparos por parte de Tomás, que no fue en extremo difícil, pues se movía a la velocidad del sonido. Para los ojos de los chicos, era como si apareciera y desapareciera en un parpadeo. En el caso de Arlen, aunque no era rápida, se notaba una especie de cristalización sobre su piel, que pese a esquivar algunos de aquellos puñales en vuelo, de no ser por esa pequeña defensa quitinosa que hacía quebrar los puñales contra su piel, hubiera recibido una herida fuerte.  

Y cuando creyeron que los mantenían al margen, vieron a Bionic concentrar su poder sonoro en un solo punto, creando una onda sónica tan focalizada que logró romper un pequeño agujero en la cúpula de hielo de Clarissa, luego hizo fragmentar por completo la defensa. Arlen, aprovechando este resquicio, envió a un grupo de avispas con veneno paralizante a través del agujero, buscando desestabilizar a los defensores. Lex, rápidamente, respondió procreando otro enjambre de avispas que lucharon contra las de Arlen. 

—Es increíble cómo se enfrentan a esos mutantes —dijo Jan, admirando la batalla—. Pero parece que están exhaustos. 

—Nosotros ni siquiera pudimos acercarnos a Tomás —señaló Mar, recordando.  

La batalla llegó a un momento de intensidad abrumadora. El resultado era un choque de sonidos, zumbidos y explosiones que llenaba el desierto y hacía que los observadores sintieran la presión del enfrentamiento. Clarissa, recuperándose del ataque que rompió su cúpula de hielo, estaba decidida a mantener a raya a Arlen. Lanzó chorros de frío absoluto hacia las avispas paralizantes, congelando muchas de ellas en el aire antes de que pudieran alcanzar a los demás. Arlen se vio momentáneamente desbordada por la ferocidad de la ofensiva de Clarissa, lo que permitió a Tomás manipular la arena del suelo una vez más.

Tomás canalizó su control sobre la arena para formar una serie de picos afilados que emergieron del suelo, dirigidos esta vez hacia Bionic, quien estaba concentrado en su duelo sónico con Lex ahora. Los picos de arena se dirigieron hacia Bionic a gran velocidad, obligándole a esquivarlos y desviar su atención de Lex por un momento crucial.

Fue en ese momento que Clarissa, al ver a Arlen momentáneamente desprotegida, lanzó un rayo helado directamente hacia ella. El rayo se estrelló contra la defensa quitinosa que protegía a Arlen, creando una capa de hielo sobre su piel y reduciendo temporalmente su movilidad. Arlen, luchando por mantenerse en pie y liberarse del hielo, hizo un esfuerzo final para lanzar a las últimas avispas que le quedaban en un ataque desesperado hacia Clarissa y Tomás.

Los observadores mantenían la respiración mientras la batalla llegaba a su clímax. El aire estaba lleno de energía, y cada movimiento tenía un impacto enorme. La lucha de poderes, estrategias y habilidades era un espectáculo impresionante. Sin embargo, el agotamiento comenzaba a hacer mella en todos los combatientes. La arena se llenó de cristales de hielo, fragmentos de tierra y avispas congeladas. La lucha había causado una destrucción significativa en el entorno. 

Bionic por un momento se preocupó al ver Arlen descender, medio congelada y estrellarse contra el suelo. Pero se relajó, al ver como si armadura quitinosa se desplegaba de su piel, dejando a un lado el congelamiento. Miró con enojo a los tres mutantes, y sabiendo que era momento de acabar con la batalla, emitió una onda sonora con un solo aplauso, que pese a que Tomás levantó otro muro de arena y que Clarissa congeló para fortalecerla aun más, incluso cuando Lex imitó su movimiento sonoro para contrarrestar sus poderes, todo fue en vano. El muro se volvió añicos, fragmentándose en polvo, y la onda sonora de Lex fue repelida como si nada. 

Binoic voló hacia Arlen, y la miró fijamente: 

—¿Estás bien? 

—Sí, pero tenemos que acabar con esto ahora mismo —dijo ella—. Es posible que vengan refuerzos de su parte —Arlen señaló, justo donde estaban los chicos observando. 

—Nos han visto —aclaró Mathew.

—Ellos creen que somos parte de FACTORY —dijo Sortelia, con los ojos resplandeciendo. 

—Creo que deberíamos preocuparnos por lo que sea que ella piensa hacer —advirtió Joshue, señalando a Clarissa. 

Los tres agentes especiales ya no se veían con el rastro de soberbia que les había visto. Más bien, parecían iracundo, desconcertados y humillados por sus oponentes. Y cuando Paper y Mathew vieron que alzaba las manos, seguido de ello una cúpula de arena envolvió a Lex y a Tomás, se dieron cuenta que estaban en un inminente peligro. 

—Va a congelar todo —murmuró Paper, ahora asustada y horrorizada. 

—No es posible que...

Mathew no terminó de hablar, cuando una onda de energía congelante por parte de Clarissa emanó de ella. Todos en ese momento creyeron que era el fin, de no haber sido porque Lance había alzado las manos y una cúpula incandescente de luz se había formado alrededor de ellos. Era la segunda vez que los salvaba. 

Miraron hacia atrás, y ahora vieron el desafió de toda lógica. Desde el cráter, hasta la ciudad entera, estaba congelada. Los edificios y las estructuras estaban cubiertos por una capa gruesa de hielo, dándoles una apariencia fantasmal bajo la brillante del sol. Los minaretes de las mezquitas, que antes se alzaban majestuosos hacia el cielo, estaban ahora recubiertos de cristales de hielo, brillando como diamantes en la distancia. Las calles y avenidas, las palmeras y los árboles estaban cubiertas por una capa de hielo que brillaba con un brillo frío. El río Nilo, que una vez fluyó con vitalidad, estaba ahora congelado, sus aguas detenidas en un abrazo helado. 

La hidra, el titán y todos los que luchaban en sus calles, los robots y el ejército medieval, habían sido arrastrados por la ventisca y ahora estaban en las calles como esculturas de hielo. Todo El Cairo, se había convertido en una tierra de hielo y nieve, un recordatorio poderoso de lo que implicaba tener poder y no pensar en su responsabilidad. Temieron por Diana, pero confiaron en las palabras de Lance que dijo antes de acercarse a aquel lugar. 

Vieron a Clarissa caer en el suelo desmayada. La cúpula, ahora congelada, que protegió a Tomás y a Lex, se quebró y revelo debajo de la gruesa capa de hielo a los chicos, sanos y salvos. Pero cuando sus ojos se dirigieron en donde estaba Arlen y Bionic, se encontraron con que el hombre resplandecía con una luz brillante, y un sonido tan agudo que casi no parecía ser percibido. Alrededor de ellos, una esfera que desmoronaba todo lo que tocaba. 

Y con la ira de Tomás y Lex al ver como estos seguían estos de pie, anta una avalancha de arena y un poderoso rayo sónico, Bionic solo tuvo que murmura apenas algo, para crear una onda sonora tan fuerte que dividió el terreno en dos, seguido de una enorme excavación recta que se extendía a más de cien metros de largo, con una profundidad de cincuenta metros. Al final, los cuerpos de Lex y Tomás yacían sobre las rocas, ensangrentados. 

—Y ganó —escucharon decir a Mar—. Él es un mutante Z. 

—Y allí está la respuesta de cómo destruyeron a este lugar por sí solos —agregó Skyler, atónita. 

—¿Mathew que haces? —La premura de la pregunta de Adrián, se debía a que le chico se había lanzado hacia el cráter en dirección a  Bionic y Arlen. 

—Solo tengo que hablar con ellos en paz...







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