
La Hidra
En la batalla titánica entre la Hidra y un ejército de dragones, se revela la verdad inquebrantable: la fuerza de una mujer, cual coro de imponentes dragones, supera con valentía y destreza los retorcidos desafíos de la vida. Pues su espíritu indomable y su determinación incandescente surgen como el fuego que consume a la Hidra, liberando la grandeza de su poder interior: su propia conquista.
Capítulo 4
Mar Cunnigan despertó lentamente, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y una profunda confusión que nublaba su mente. A medida que abría los ojos, le tomó unos momentos procesar la información que Mathew le había revelado a través de sus poderes mentales. Aunque era consciente de que Mathew había utilizado métodos cuestionables para ganar su confianza, el conocimiento de su trágico pasado y su motivación para luchar contra la compañía FACTORY generaban en ella una mezcla de compasión y determinación.
A pesar de la carga emocional que traía consigo esa revelación, Mar se recordó a sí misma que el pasado de Mathew no justificaba su acción de violar su privacidad. Sin embargo, reconocía la importancia de comprender su historia para entender su motivación y su deseo de venganza.
Observó que estaba en un lugar diferente. No estaba en medio de la calle donde se llevó su batalla con Mathew y aquella chica, llamada Skyler. Y como si hubiera llamado aquello con el pensamiento, vio a Skyler ingresar a la habitación. Al verla despierta, no dudó en dar voces por los pasillos, diciendo que ella había despertado.
—¿Estás bien? —Preguntó preocupada, mientras se acercaba a su cama.
—Me duele un poco la cabeza —dijo, con una mueca reflejada por el dolor—. Sentí como si él quitara partes de mi... era como si estaba siendo despojada de mi propio cuerpo —arrastraba sus palabras casi en un susurro—. ¿Dónde estoy?
Había una mezcla de confusión en sus rostros.
—Lo siento —dijo Skyler. Sabía lo mal que había estado las acciones de Mathew—. Te hemos traído a nuestro escondite secreto —mostró una risita cómplice, intentando amenguar la situación—. Lamento mucho lo que sucedió, él no debió...
—Lo entiendo, no te preocupes —soltó ella de inmediato—. Él también me reveló toda su vida. Así que, en cierto modo, solo estamos a mano.
Skyler asintió, un poco más tranquila de saber que ella estaba bien y que no se había afectado por lo que había sucedido.
Para un segundo más tarde, toda la habitación estaba llena de personas que Mar, a decir verdad, solo reconoció a Mathew.
—Estas...
—Sí, estoy bien —interrumpió ella a Mathew, al ver que estaba preocupado—. Entiendo la razón por la que lo hiciste.
Mathew asintió, consciente de que había mucho que aclarar entre ellos.
—Estoy dispuesto a escucharte, Mar. Sé que te he causado angustia y entiendo si no confías en mí en este momento.
Mar inhaló profundamente, recordando el trágico pasado del chico que había visto, y ahora que conocía su historia y sus motivaciones, no podía ignorar la lucha interna que él había enfrentado.
—Entiendo por lo que has pasado, Mathew. Tu pasado es una carga pesada, y no puedo ignorar las injusticias que has sufrido. Sin embargo, eso no justifica tu acción de invadir mi privacidad. Ambos debemos encontrar un equilibrio entre comprensión y respeto por los límites personales.
Mathew asintió, aceptando la validez de sus palabras.
—Tienes razón, Mar. Mi pasado no justifica mi acción. Lamento haberlo hecho y prometo que no volverá a ocurrir. Necesitamos estar unidos en esta lucha contra FACTORY, pero también debemos recordar nuestra humanidad y los límites que nos definen como individuos —dijo aquello, volviéndose a mirar a Lance, quien parecía orgulloso de lo que decía.
Mar asintió, apreciando la sinceridad en las palabras de Mathew. Sabía que no podía dejar que su confianza se debilitara, pero también comprendía la importancia de aprender de los errores y seguir adelante.
—Sigamos adelante, entonces. Utilizaré esta nueva información para ser más cautelosa y estar preparada para los desafíos que se avecinan. Pero recuerda, Mathew, la venganza no es la respuesta definitiva. Busquemos la justicia y el cambio real en el sistema que oprime a los mutantes.
Mathew miró fijamente a Mar, una chispa de determinación y redención en sus ojos, aunque dudaba sobre el tema que más lo consumía, su venganza.
Mar, comenzó a tomar conciencia de su entorno y notó la presencia de todos los que allí estaban. Skyler, fue la primera en salir para presentar a cada uno de ellos. Recordó a Adrián, como el chico que había aparecido para discutir con Mathew sobre el hecho de que ella permaneciera con ellos.
—Iré a prepararle algo de comida —dijo Skyler, saliendo de la habitación.
—Yo iré con los niños, quedamos en jugar a las cartas hoy —dijo risueña Paper, viendo como a los niños se les iluminaba el rostro.
—Te voy a ganar esta vez, ya conozco todo sobre el juego —dijo Joshue, Sortelia parecía impresionada, solo porque su hermano se la había adelantado.
—¡Eso es trampa Joshue! —se quejó ella.
—¿Seguimos con el entrenamiento tu y yo? —Le preguntó Lance a Adrián, y este poco entusiasmado afirmó que sí.
—¡Yo me uno! —mencionó Jan, sin más.
Al final, Mar y Mathew se quedaron a solas en la habitación.
—Parecen buenas personas —dijo la chica, acomodándose en la cama para quedar sentada.
—Aparentemente lo son —respondió él, acercándose a una de las ventanas de aquella habitación.
—¿Aparentemente? —Preguntó ella, extrañada, curiosa de su duda.
—Sí, es que aprendí la historia de todos ellos, de la misma forma que hice con la tuya, pero con Adrián. Es al único al que le puedo averiguar la historia... Y sí, ya sé que está mal —se le adelantó a Mar, cuando vio que parecía replicarle—. Pero es solo que me cuesta confiar en alguien que no te de nada sobre tu vida. De hecho, como confío ahora en ti, te estoy mencionando esto.
Mar escuchó atentamente las palabras de Mathew, tratando de procesar toda la información. Entendía su desconfianza hacia Adrián.
—Entiendo tu postura, Mathew —respondió, tratando de mantener la calma—. Es comprensible que quieras conocer más sobre las personas con las que te rodeas. Sin embargo, creo que es importante darles una oportunidad y no juzgarlos únicamente por su pasado. Todos merecemos la posibilidad de demostrar quiénes somos en el presente.
Hizo una breve pausa, pensando en sus propias experiencias y en cómo había aprendido a confiar en las personas a pesar de sus propias desconfianzas.
—Adrián es nuevo en el grupo, según la discusión que escuché anteriormente, y aunque no conozco su historia, creo que es importante darle la oportunidad de demostrar quién es. Tal vez podamos conocerlo mejor con el tiempo y construir una relación de confianza con él. ¿Qué opinas?
—Sé que es importante darle una oportunidad a Adrián, Mar —respondió Mathew con un tono de voz serio y algo desconfiado—. Pero no puedo evitar sentir cierta precaución cuando no tengo acceso a información sobre alguien. No estoy diciendo que no confíe en ti o en el resto del grupo, pero hay algo en Adrián que me hace dudar.
Mathew se acercó a Mar, mirándola directamente a los ojos, intentando transmitir la seriedad de sus pensamientos.
—Tu ahora entiendes lo que he vivido. Y esa falta de información sobre alguien, especialmente en nuestro equipo, me hace sentir vulnerable. No quiero que nadie más resulte lastimado, y eso significa que debo ser cauteloso al elegir a quienes confío —Hizo una pausa, suspirando antes de continuar—. Sé que todos merecen una oportunidad para demostrar quiénes son en el presente, pero no puedo evitar tener mis reservas. Estoy dispuesto a intentar conocer mejor a Adrián, pero necesito tiempo y pruebas de su confiabilidad antes de poder confiar plenamente en él.
Mathew se apartó de la ventana y se sentó en una silla cercana, mostrando una mezcla de determinación y cautela en su expresión.
—No quiero poner en riesgo la seguridad de nuestro equipo, Mar. Si Adrián resulta ser alguien en quien no puedo confiar, estaré listo para actuar y protegernos a todos. Espero que entiendas mi postura.
Mathew cruzó los brazos, manteniendo un semblante serio y resuelto. Mar le observó mientras expresaba sus preocupaciones con sinceridad. Comprendía su necesidad de cautela y su deseo de proteger al equipo. Aunque podía sentir la tensión en el ambiente, decidió responder desde un lugar de amistad y empatía.
—Entiendo tu perspectiva, Mathew, y valoro tu compromiso con la seguridad de nuestro equipo —dijo Mar con una voz tranquila pero firme—. Es comprensible que hayas pasado por situaciones difíciles en el pasado que te hagan desconfiar. Todos hemos tenido nuestras propias batallas y heridas.
Mar se acercó a Mathew y puso una mano reconfortante en su hombro.
—Pero también creo en darle a las personas la oportunidad de demostrar quiénes son en el presente. A veces, las apariencias pueden engañar, y hay quienes pueden sorprendernos gratamente. Quizás Adrián merezca esa oportunidad.
Mar apartó su mano y se apoyó en una superficie cercana, manteniendo contacto visual con Mathew.
—Podemos ser cautelosos y observar de cerca las acciones de Adrián. Si algo nos genera dudas o señales de alarma, no dudaré en tomar medidas para protegernos a todos. Pero también quiero creer que la confianza puede construirse con el tiempo y las experiencias compartidas —Mar sonrió ligeramente, intentando transmitir confianza y amistad—. Confío en ti, Mathew, y valoro tu opinión. Sigamos atentos, pero mantengamos la mente abierta.
Mar esperó a que Mathew procesara sus palabras, respetando su perspectiva mientras buscaba un equilibrio entre la precaución y la apertura hacia los demás miembros del equipo. Él sintió una mezcla de alivio y gratitud, y sus ojos reflejaron un destello de aprecio hacia ella.
—Gracias, Mar. Significa mucho para mí que confíes en mí y valores mi opinión —respondió Mathew, relajando un poco su postura defensiva—. Tienes razón, debemos mantener la mente abierta y estar atentos a cualquier señal que pueda surgir. Estoy dispuesto a darle una oportunidad y trabajar en forjar lazos más fuertes como equipo.
Mathew se acercó a Mar y colocó una mano en su hombro, transmitiendo un gesto de camaradería y solidaridad.
—Mejor cuéntame ¿Cómo fue que te internaste en una base FACTORY y escapaste sin ningún problema de ella? —pregunto, ahora con una sonrisa maravillada.
—Pensé que lo sabías —dijo ella, extrañada.
—Lo sé, lo que no tengo son los detalles. Para eso, debo enfocarme en tales recuerdos, y esos, solo los vi, pero hasta allí estuvo mi límite —le respondió, haciendo que Mar se aliviara un poco al escuchar eso.
—Cómo ya sabes, tengo la habilidad de transformarme en cualquier humano, asumiendo todos sus rasgos físicos, incluso sus huellas dactilares —comenzó a explicar—. Cuando toda esta locura comenzó, estaba todavía vacacionando en este lugar y me sentía maravillada de todo lo que ofrecía. Las noches frías y el terrible calor del día eran parte de lo que me agradaba de este lugar. Pero, cuando la compañía oprimió a las personas de este país, mi aventura se transformó en una real supervivencia —miró por un segundo a Mathew—. Las personas de este lugar fueron valientes, ellos no creyeron en nada de lo que FACTORY había dicho, incluso le demostraron que tenían sus propios métodos para tratar la enfermedad. Ese reto fue lo que llevó a FACTORY a usar la violencia, y cuando sucedió, fueron inevitables las pérdidas. Yo misma tuve que dejar de permanecer en mi residencia y comenzar a vivir en las calles. Y la única forma que encontré para sobrevivir fue haciéndome pasar por algún familiar, o algún soldado de la empresa.
—Cuando entendí que podía dejar de vivir en aquellas condiciones gracias a mi poder, fue que me infiltré a FACTORY, y fue realmente fácil. Cuando la opresión comenzó, en donde uno de los generales de la compañía murió, decidí tomar su lugar. Enterré su cuerpo para que nadie le encontrara, y así usé su persona. Estando allá, no solo gocé de buena comida y bebida, sino de una tranquilidad para dormir y levantarme. Pero cuando me enviaron a la tarea de mantener en orden las celdas de los reclusos, fue cuando vi las atrocidades que ellos realizaban. Me espanté tanto que no hice más que tomar la identidad de uno de los soldados que sería enviado al exterior esa misma noche, y así logré escaparme. Cuando aterrizamos en el desierto, tuve nostalgia por volver a ese lugar, pero al mismo tiempo sentí que había encontrado una paz increíble. Yo misma puse a dormir a todos los compañeros que habían venido conmigo esa noche. Y fue así cuando llegué nuevamente a la ciudad que había dado inicio a todo. Buscaba alimento cuando ustedes me habían encontrado, estuve vagando en el desierto por tres días.
Mathew miraba a la chica con admiración. Le parecía impactante lo que ella contaba, y ahora entendía la forma en como esta pasó desapercibida. Una mutante común, viviendo a expensas de FACTORY ¿Quién lo diría? Pero si ella había podido entrar como si nada a uno de los recintos de la compañía, eso quería decir que tendrían posibilidades de entrar a la fuente, justo como su amigo Christopher y Ransell, habían hecho en Vancouver.
—Mar, ¿crees que podamos volver a entrar a unos de sus recintos? —Preguntó.
—Bueno, creo que es posible —dijo ella dudosa y extrañada por la pregunta—. De mi nadie dudó, pero todo depende que tengas en mente.
—Quiero invadir a la Fuente B —su respuesta fue tajante.
—¿Eso no es ser muy ambicioso? —Cuestionó ella.
—Tenemos que hacerlo si queremos liberar a este lugar de la opresión de FACTORY.
Por otro lado, el balcón de aquella casona que servía como torre de vigilancia para los chicos, se erigía como un símbolo perdido de opulencia y poder. Aunque desgastado por el tiempo, conservaba un encanto duradero. Las telas harapientas colgaban del techo, mientras que una silla de mimbre desgastada invitaba al descanso. Construido al estilo antiguo con acebo y juncos, el balcón ofrecía una vista impresionante del desierto que rodea la ciudad en ruinas. A pesar de la decadencia circundante, el balcón se mantenía como un faro solitario, testigo silencioso de la grandeza del pasado. Ahora Lance comprendía la razón por la que Paper y Mathew decidían venir allí "para vigilar", es que era un buen sitio para reflexionar.
Desde allí, su mirada se perdía en el paisaje desolado. Las ruinas del pueblo yacían como un recordatorio silencioso de la grandeza que una vez existió. El desierto, vasto y eterno, se extendía hacia el horizonte, con dunas ondulantes y arena dorada que parecían extenderse hasta el fin del mundo. El silencio era profundo, solo interrumpido por el susurro del viento que transportaba historias antiguas a través de las dunas. Era un lugar que evocaba una nostalgia profunda, donde la melancolía y la majestuosidad se entrelazaban en cada esquina, recordando que incluso en medio del abandono, la grandeza del pasado sigue resonando en los corazones de aquellos dispuestos a escuchar su eco.
Lance, sin duda alguna, recordaba su antiguo mundo. No porque extrañara algo de él, sino porque le recordaba los momentos duró que vivió y los nuevos que estaban por vivir. Había dejado todo eso el segundo mundo, el mundo de Él, pero estaba en una misión importante. Y, sabía que ahora es que faltaba por vivir. Además, estaba a la espera de la aparición de alguien que estaría gustoso de ver.
Y como si hubiera alguien dicho "amén", un portal dimensional se había abierto en el cielo, destellando con una energía desconocida y atrayendo su mirada hacia su magnificencia.
—No puede ser... —murmuró, asombrado.
Desde aquel umbral interdimensional, una luz radiante emergió, seguido de un enorme ciclón, tal cual como cuando Lance había aparecido, descendiendo en una trayectoria certera hacia el desierto abrasador. Cuando contornó sus ojos, se dio cuenta que la figura que había caído en el desierto, tenía la figura de un fémina de cabellos rubios deslumbrantes, cuya apariencia irradiaba una belleza sobrenatural. Llevaba vestimenta de guerra, pero no una que ellos hayan visto alguna vez, al menos que fuera en una de las tantas series o películas medievales, hechas de cuero.
Pero detrás de esa luminosidad celestial, una segunda luz más intensa y ardiente se materializó, precipitándose hacia la tierra como un meteoro furioso. A medida que el objeto se acercaba al suelo, su verdadera forma se reveló ante los ojos atónitos de Lance. No era un simple meteorito, sino una monstruosa hidra, cuyas cabezas serpentinas se retorcían y se agitaban en un frenesí amenazante.
La tierra tembló por el impacto de ambas criaturas. El sol, en su punto más alto, bañaba el paisaje con su resplandor deslumbrante, iluminando cada detalle de la impactante escena. El calor del mediodía se intensificaba, agobiando tanto al hombre como al desierto que los rodeaba. El viento del desierto silbaba en sus oídos mientras Lance se preparaba para presenciar el choque de dos fuerzas.
Un rugido aterrador, más un segundo temblor, hizo aparecer a todos sus compañero detrás de él. Y todos vieron, como la hidra se alzó desde el corazón del desierto. Una criatura de pesadilla que desafiaba toda lógica y razón. Sus múltiples cabezas serpentinas se alzaban amenazantes sobre un cuerpo escamoso y retorcido, resplandeciendo con un venenoso fulgor. Cada cabeza, dotada de afilados colmillos y ojos incandescentes, se contorsionaba con una ferocidad innata. Su rugido resonaba en el aire árido, desafiando el silencio del entorno desolado.
—¿Pero qué diablos? —Fue la pregunta que Adrián soltó, al ver aquello.
—El no proviene de nuestro mundo —dijeron Sortelia y Joshue, con los ojos iluminados por su poder, al admirar aquella criatura.
—Sí, y no vino solo —señaló Mathew, a la mujer que corría desesperada por escapar de la criatura.
—¿Deberíamos salvarla? —Preguntó Adrián, no animado a hacerlo.
Pero la pregunto estuvo de más para Lance, el hombre saltó desde el balcón, y en el aire creó plataformas rectangulares de su propia energía, que increíblemente tenían un efecto físico, en el cual podía usarlas para correr por el aire, haciendo que estas le sirvieran de soporte. El resto, exceptuando por Adrián y Sortelia, usaron las casas debajo del balcón para amortiguar su caído y comenzar una corrida hacia la entrada del pueblo, en dirección al norte.
—¡¿Qué es lo que sabes de esa cosa?! —Mathew le gritó a Lance, mientras corrían.
—Es una Hidra, creo que proviene de mi mundo. Pero hasta donde sé el poder de la hidra es otorgado a un clan de cambiaformas dragones, a su alfa, el cual desencadena la transformación de un ser mitológico como ese. Pero no debería estar aquí. Solo he conocido a una persona de mi mundo capaz de transformarse en eso, y él no ha tenido permiso de venir a este mundo —le respondió.
—¿Pero qué hace aquí? No se supone que deberían estar en donde pertenecen.
—Mathew, esas criaturas pertenecen a un mundo que murió. Yo tampoco lo entiendo Mathew, pero estoy seguro que no ha venido con buena intención.
—¡Eso suena a más problemas! —gritó Paper.
—Yo me encargo —dijo Lance—, solo salven a la chica, es una amiga de mi mundo.
—¿Estás seguro de hacerlo tú solo? —Preguntó Mar, con miedo reflejado en su rostro.
—Sí —Respondió él.
—¿Seguro que es confiable? —Preguntó Mathew.
Lance, le dio una mirada, pero no le respondió.
—Creo que deberías juzgar eso fundamentándote en quién es Lance exactamente —dijo Joshue, al chico que no esperaban que corriera junto a ellos.
Todos los que corrían, miraron a Mathew y lo entendió. Había vuelto a meter la pata. Lo peor es que reconocía a Lance como alguien realmente especial. Él mismo lo había visto. Era un hombre sabio, benevolente y con un aura de sabiduría que era contagiosa. Sabía que lo que decía sobre provenir en un mundo fantástico, lleno de magia y criaturas míticas, era una locura, pero también sabía que era una locura genuina y real. Y aunque pareciera no creerle, en el fondo si lo había hecho y valoraba que siempre estuviera dispuesto a compartir sus conocimientos y recuerdos de su mundo, lo cual les enriquecía como equipo. Además, tenía ahora una hidra delante de él, ¿cómo podía negar su realidad?
Sabía que Lance era un líder innato y, a pesar de su naturaleza infantil, tenía una profunda comprensión de las responsabilidades y los desafíos que enfrentaban. Apreciaba mucho la conexión y la camaradería que había desarrollado con Lance, y aunque sus personalidades eran diferentes, se respetaban mutuamente. Sabía que podía contar con él, ciegamente, y para confrontar la verdad y tomar decisiones difíciles. Pero entonces, ¿por qué había dudado un poco en él? Comenzaba a creer que realmente estaba siendo paranoico con todo el tema de Adrián y su desconfianza. Debía dejarlo ir.
—¡Menudo momento en llegar! —soltó Lance a la pelirrubia que se adentraba en el pueblo.
—¡Parece que mi destino siempre han sido los dragones! —le respondió ella de vuelta, haciendo un giro deslizado en la arena, que hizo paralizar a todos los que venían por ella—. Me temo que este dragón no es de la familia que amo, ¿preparado? —Le preguntó en respuesta a Lance.
—Veamos con qué te ha bendecido Gaia —dijo Lance.
Al ver aquella determinación, Mathew hizo señas a todos que les dejaran. Por algún motivo, podía presentir que tenían algo entre manos.
—¿No crees que necesiten ayuda? —Preguntó Jan, con el ceño fruncido.
—Si la necesitan actuamos —respondió—, por ahora, presiento que nos sorprenderemos nosotros mismos.
De la nada, la chica de cabellos rubios saltó en el aire, y, al hacerlo, se vio a ella misma cabalgando sobre un dragón negro, como el azabache e imponente. Detrás de ella, un ejército de dragones —al menos un centenar—, de todo los colores que volaban los cielos.
—¡Esto me trae recuerdos! —dijo Lance, divertido.
—Ni me lo recuerdes —dijo ella—. No conozco otra manera para vencer una de estas cosas.
Entonces, la hidra aspiró entre sus siete cabezas y soltó una llamarada, que, tanto Lance como la muchacha, tuvieron que evitarlo en el aire. Sin embargo, una parte del ejército de dragones se vio consumido por el fuego. Lance enviaba rayos de energía fotónica, de un lado a otro, pero lo que hacía era revelar la dureza de la piel escamada de la criatura. Los dragones que se posicionaron en conjunto de su ama por encima de la hidra para evitar los mordiscos y las llamaradas de esta, comenzaron a enviar fuego hacia esta sin éxito.
—Dudo mucho que una criatura de esa se vea afectada por el fuego, ¿tienes otra cosa?
—Por eso no solo he venido con dragones negros y rojos —mencionó ella, determinada a vencer a la poderosa criatura.
En el cielo, en un vuelo sincronizado, dragones verdes rugieron y, de la nada, entre la arena aparecieron raíces que se enrocaban y engrosaban en el cuerpo de la hidra. Todos los que observaban la épica batalla, notaron que aquello solo era el efecto de los dragones verdes, y que, cuando los azules soplaron su aliento, una ventisca helada comenzó a congelar las cabezas y parte del cuerpo de esta. Un dragón blanco apareció, y cuando sopló, notaron que a diferencia del resto, su aliento era escarchado. Vieron a la hidra tambalearse de un lado a otro, y al otro segundo sucumbió en el suelo.
—¡Pero que poder! —sonrió a Lance al ver la criatura rendida en la arena—. ¡Vamos por sus cabezas!
—¡No! —gritó la muchacha, pero había sido demasiado tarde.
Lance, al cortar una de sus cabezas, vio como de la comisura de su corte, surgieron dos cabezas más, y, a diferencia de las demás, estaban despiertas. No tenían el mismo efecto. Esta, se encargó de despertar al resto, y alzando unas magnificas alas, comenzó a alzar vuelo.
—¡¿Nunca te dijeron que nunca debía cortar una cabeza de una hidra porque salen dos de ellas?! —Le recriminó la rubia.
—Lo siento, la verdad es que la única hidra que conocí, era mi amigo —dijo él, mientras se movía de un lado a otro, tratando de evitar las mordidas que las cabezas le enviaban.
Nuevamente los dragones comenzaron a hacer un vuelo sincronizado, pero ahora que la hidra volaba también, no era tan fácil de maniobrarlos, porque ahora esta accedía a más espacio. De modo que cuando los dragones verdes comenzaron a danzar en el aire, esta con tres de sus cabezas los había derribado a todos. Y cuando el dragón blanco volvió a enviar su escarchada somnífera, esta emitió un chillido tan poderoso, que las ondas sonoras se regresaron hacia ella haciéndole caer dormido a él, y a otros dragones más.
—¿Alguna idea? —Preguntó Lance, jadeando.
—Sí —dijo ella—, es hora de que conozca a la conquistadora. Corta toda sus cabezas a la vez...
—Pero eso haría....
—¡Hazlo! —rugió ella, no esperando cuestionamiento.
Lance puso los ojos en blanco, esquivó una, dos, hasta cuatro cabezas que buscaban devorarlo en el aire, corriendo a través de sus plataformas de luz. La muchacha para llamar la atención de esta, formó una docena de dragones blancos que lograron su objetivo —la criatura parecía recordarlos y reconocer el peligro—. Entonces, cuando esta comenzó a volar y enviar todos sus esfuerzos por atrapar y defenderse de los dragones blancos, Lance logró posicionarse detrás de ella, y haciendo uso de su creación y manipulación de la luz, sacó ocho látigos de luz que se enroscaron en la base de la hidra. Cualquiera que lo hubiera visto, hubiera creído que se trataba de un vaquero intentando dominar a un semental, pero no, era lance intentando dominar una hidra.
—¿Qué hacen? —Preguntó Mar, sin entender.
—Tienen un plan, y uno muy bueno —dijo Joshue, con los ojos iluminados con fluorescencia.
Finalmente, cuando Lance hizo presión en sus cuerdas de luz, las ocho cabezas de la hidra fueron degolladas de inmediato. El cuerpo y las cabezas de la hidra cayeron estruendosamente en el desierto, levantando la arena y mezclándola con el viento. Y cuando la chica vio que en la base del corte, iba a volverse a forma el par de cabezas por cada una de ellas, esta envió en picada a una docena de dragones negro, incluyéndose ella misma. Cuando alcanzaron la base del corte, estos enviaron ráfagas de fuego que impedían que no pudiera regenerarse. Con un movimiento, hizo que ocho dragones rojos que todavía volaran atravesaran desde la base del corte de las cabezas, su carne, ingresando en el interior de esta.
Nadie entendía que pretendía hacer la mujer, pero entonces vieron convulsionar a la criatura, y segundos después, del interior de esta, y abriéndose paso como un ave rompiendo un cascaron, vieron salir a ocho dragones rojos del cuerpo de la hidra peleándose por devorar el corazón de la criatura que ahora yacía muerta. Todo el cuerpo esta, emitía un vapor incesante que cegaba la vista.
—Usó el corte de las cabezas como método de entrada vulnerable para acabar a la criatura desde adentro —explicó Paper, sorprendida—. Me alegro de que sea amiga de Lance.
—Les dije que tenía un plan —sonrió orgulloso Joshue. Mathew sabía que su alegría se debía a que estaba en pleno campo de batalla.
Cuando Lance y ella regresaron al pueblo, Mathew y el resto, incluyendo a Adrián y Sortelia que se había aproximado también cuando vieron caer a la criatura desde el balcón, le esperaban justo para recibirla.
—Si eres amiga de Lance, debería suponer que eres también nuestra amiga —dijo Mathew, alzando la mano como símbolo de camaradería.
La chica miró a Lance, y este asintió para que tuviera confianza
—Si son amigos de mi amigo, entonces también son los míos —afirmó ella, con determinación, en un agarre fuerte—. Me llamo Diana Diametri Bartrom, antigua reina del reino Esmeralda, Conquistadora de Reinos, y Ama de Dragones —respondió, haciendo una reverencia no propia de la época en la que se encontraba.
Todos se miraron entre ellos, curiosos y risueños.
—No, no lo hagas, aquí... bueno, todo es diferente —dijo Lance, un poco avergonzado—. Ya te colocaré al día sobre este mundo.
—No te preocupes Lance, nuestra querida reina ha salvado el día de hoy —dijo Mathew, mostrando por primera vez una sonrisa sincera, y libre del peso de la venganza, el dolor y la desconfianza.
—¿Y a ella no le vas hacer lo que les has hecho a los demás? —Preguntó esta vez, Adrián, amenguando las risas del resto.
—Ya quedó claro que no lo volvería hacer —respondió Mathew de vuelta.
—Claro, como las personas cambian de un día a otro por conveniencia —dijo este de vuelta.
—¿Qué insinúas? —Preguntó Mathew, mostrando evidente enojo.
—Adrián, es suficiente —dijo Mar, mirándole a los ojos directamente—. no hay necesidad de crear discordias entre nosotros, otra vez.
—¿Qué? Yo solo dije un comentario. Él es el que no sabe medir su propio enojo hacia mí —respondió, mirando a Sortelia—. Vamos, volvamos a la casa.
Y se llevó a la niña entre sus manos.
—Si necesitas que lo degollé solo debes decírmelo —dijo Diana, con las manos en las caderas—. Te puedo asegurar que no sería mi primera vez haciéndolo.
La mayoría le vio extrañado, pero Joshue y Lance, se aterraron. ambos sabían que hablaba en serio. Diana, no solo tenía el porte de lo que una reina representaba, elegancia y belleza, sino que mostraba la fortaleza de una legión de guerreros, con una mirada ávida para estrategias de guerra. No podía negarlo, Mathew estaba curioso de conocer su pasado.
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