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Fuerza Imperial

La fe no es ciega. Su definición misma habla de certeza y convicción. Y para eso, debe tener pruebas palpables que nos permitan vivir una vida de fe con fundamentos inamovibles, como para morir por ella.


Capítulo 11

—Bienvenida, madre —dijo el Sayyidi, reconociendo que conocía a aquellos chicos—. No sabías que conocías a estos Nages

—¿Qué está pasando? —Terminó de entrar, colocando la bandeja de comida en una pequeña mesa junto a la cama, para luego mirar a los chicos. 

La tensión en la habitación aumentó con la llegada inesperada de Amunet. Los chicos se miraron entre sí, conscientes de que estaban frente a un dilema aún más complicado. 

—Amunet, te agradecemos por habernos rescatado y cuidado cuando estábamos heridos. No sabíamos que eras la madre del Sayyidi y que esta situación debe ser difícil para ti —dijo Mathew, siendo cuidadoso con sus palabras y su tono—. Pero debemos detener a tu hijo y evitar una guerra que solo traerá sufrimiento. Estamos aquí porque creemos en la paz y la seguridad de esta comunidad.

—¿Una guerra? —Preguntó, demostrando que no tenía ni idea de lo que estaban hablando. Miró a Mathew y luego a su hijo—. ¿A qué se refieren, Obhá? 

—Estamos listos para destruir a los que nos oprimen —mencionó, con orgullo. 

—Se supone que habías hecho un tratado de paz con ellos —le recordó la anciana, ahora realmente preocupada—. Les distes tu palabra de entregar a todos los mutantes de Siwa, si nos permitían vivir tranquilos aquí. 

—¿Y crees que cumplí la promesa? Tu y yo sabemos que no es así. No puedes ponerte moralista en este momento, cuando tu sigues viviendo entre nosotros —respondió con dureza Obhá, a su madre. 

Amunet le observó con una mezcla de sorpresa y preocupación en sus ojos. Puso la bandeja de comida sobre una mesa cercana y se acercó al grupo.

—Nunca pensé que mi hijo llegaría tan lejos en su deseo de poder y lucha contra FACTORY. Estás cegado por tu deseo de poder y de liberación para nuestro pueblo, pero ahora veo que te has perdido en tu propia obstinación. 

—Solo venimos a ayudar a que no se cometa una locura en donde mueran personas inocentes. si quieren luchar, está bien, pero no lo hagan a costa de personas que no deciden por ellos mismos —añadió Paper, sabiendo como este manipulaba a sus discípulos. 

—¡No se entrometan! —rugió, golpeando la mesa de porcelana que estaba su costado, partiéndola en dos. 

No solo era obstinado, era realmente fuerte. 

—Ustedes, jóvenes, tienen razón. Una guerra solo traerá destrucción y sufrimiento a nuestras vidas —dijo Amunet, negando con la cabeza sin poder creer lo que su hijo decía—. Ahora entiendo porque no me dejaron entrar en el templo cuando ibas a dar tu discurso. diste la orden de que no me dejaran pasar hasta que termines, para que no escuchara la locura que estabas pensando. 

Amunet, comenzó a botar lágrimas.

—Soy tu madre, Obhá. ¡Podemos morir todos si nos involucras en una guerra! 

Los chicos se sintieron aliviados al escuchar las palabras de Amunet. Haber encontrado a alguien que pudiera influir en el Sayyidi era una oportunidad que no podían dejar pasar. Sin embargo, pasó algo que no comprendieron: vieron desaparecer y aparecer a Obhá, justo detrás de su madre. La golpeó en la nuca, y esta se desplomó en el suelo. 

Ante la actitud intransigente y violenta de Obhá hacia su propia madre, los chicos se llenaron de determinación y se prepararon para enfrentarlo. Sabían que debían detenerlo para proteger a la comunidad y evitar que su ambición desencadenara una masacre devastadora.

Mathew, enérgico y con una mirada decidida, se dirigió a Mar y Sortelia:

—Mar, Sortelia, por favor, saquen a Amunet de aquí y manténganla a salvo. Ella no debe estar expuesta a esta confrontación.

Mar y Sortelia asintieron, estaban temerosas de Obhá, pero se sorprendieron al ver que este les había permitido tomarla, y salieron con ella fuera de la habitación, buscando un lugar seguro donde resguardarse. 

Mientras tanto, Skyler, Lance, Mathew, Diana, Jan, Joshue, Adrián y Paper se prepararon para enfrentar a Obhá. Por supuesto, el más chico de ellos, había iluminado sus ojos. 

Obhá se mantenía en medio de la habitación, con una expresión de desafío y desprecio hacia los chicos. 

—¿Creen que pueden detenerme? —dijo Obhá, su voz llena de arrogancia—. Ustedes no entienden la importancia de mi misión. No permitiré que se interpongan en mi camino.

Mathew miró fijamente a Obhá, sin mostrar temor ante sus amenazas.

—Sabemos que estás decidido a seguir adelante, pero no podemos permitir que pongas en peligro la vida de inocentes. Si tienes que luchar, lucharemos contra ti.

Diana, con determinación en sus ojos, agregó:

—Obhá, eres un líder y tienes la responsabilidad de velar por el bienestar de tu pueblo. Pero esto no es el camino correcto. Hay otras formas de enfrentar esta situación sin recurrir a la violencia y la destrucción. Créeme, sé de lo que hablo. Hay cosas mas grandes que FACTORY.

Obhá se mantuvo en silencio por un momento, evaluando a los chicos frente a él. Luego, con una sonrisa desafiante, adoptó una postura de combate y se preparó para atacar.

—¡Adrián! —gritó Mathew, esperando que este pudiera fin el combate. 

—No puedo, algo está bloqueando su mente —dijo el muchacho. 

Y con una velocidad impresionante, acortó la distancia entre él y Adrián. Había una mezcla de desconcierto, luego asombro y temor en el rostro del muchacho cuando este apareció delante de él sin más. Seguido, emitió un fuerte grito de dolor cuando recibió un potente golpe en su estómago que lo impulsó en segundos hacia uno de los muros del lugar, dejándole derrotado e inconsciente.

De forma automática todos retrocedieron. Nunca habían visto una fuerza de tal proporción como aquella. Las manos de Mathew comenzaron a temblar, pero sabía que solo era un reflejo de su cuerpo al percibir en aquel anciano tanto poder.  Obhá relajó el cuerpo, y dirigiéndose a todos ellos, dijo:

—Eso sucede cuando somos irrespetuoso y no mostramos modales a nuestros mayores —Sacudió su túnica—. Soy el Sayyidi de este lugar, por ende merezco respeto.

Como un relámpago, llegaron a la cabeza los recuerdos del anciano: 

Estaba sentado en su cuarto, recitando una especie de rezo; parecía realmente entregado en la plegaria que estaba murmurando. Apenas era un niño, quizás de unos 8 años. Mathew se acercó, y se dio cuenta que estaba recitando las palabras del libro sobre sus muslos. Se sorprendió de que en tan corta edad podía recitar de forma exacta las páginas que el mismo iba cambiando. 

Pero, el niño se detuvo cuando escuchó la voz de su padre.

—Obhá, será mejor que me expliques que ha sucedido allá abajo con el Sultán, Odahie, ¿Acaso no has aprendido a respetar a tus mayores?

—P-papá, y-yo... de verdad no quería hacerlo —en sus ojos había demasiado temor y pánico—. M-mira... yo... es-estoy recitando el...

El padre le miró con detenimiento, y pudo ver que sobre el suelo estaba el pequeño libro de color rojo, mientras este estaba sentado enfrente de este con un pequeño rosario entres sus manos. El niño miró sus manos, y las abrió aún más: —Es el Subha, papá —sus manos ahora temblaban.

Aquel hombre llevaba sus manos en la espalda. Pero cuando comenzó a revelarlas, mostró un cinto de cuero bastante reluciente, que el niño al verlas, soltó el Subha mientras retrocedía, golpeándose la espalda con la cama.

—Debes aprender, Obhá. Y debo corregirte y enseñarte. Lo hago por tú bien, pequeño. Solo aguanta, será rápido.

—No, papá —El grito emitido, hizo que la piel de Mathew se erizara—, de verdad no lo volveré hacer... ¡te ruego que no me pegues! —El hombre alzó una mano con el cinto tomado, y sin contemplación, lanzó el primer impacto directo al rostro. Lo que le hizo gritar con más fuerza y comenzar a llorar.

—Debes aprender a respetar a tus mayores... aguanta, Obhá, aguanta...

Los recueros habían finalizado, pero la sensación de todas sus emociones por los recuerdos abrumaron a Mathew de inmediato.

—Tú eres igual a nosotros —dijo, sin saber cómo salieron esas palabras por sí solas de él.

El hombre le miró con cuidado, y a través de sus ojos podía ver el escrutinio que le designaba.

—¿A qué te refieres? ¿A que soy un Nages? —Preguntó. Por algún motivo había una pizca de peligro en su voz. 

—No —afirmó, tragando un poco de saliva—, yo me refiero a los maltratos. Tú has sido lastimado tanto como nosotros —Señaló de forma genérica al resto. Obhá les miró por un momento, y entonces pareció que lo había comprendido— Tu padre... él- ¿él te pegaba?

—¡Cállate! —su voz se elevó ante la pregunta de Mathew— ¿Cómo sabes eso?

—Puedo leer las mentes, y tus recuerdos han sido muy palpables. Yo... casi pude sentir lo mismo que sucedió ese día cuando llegó a tu cuarto mientras recitabas el subha y te golpeó de aquella forma.

El hombre transformó su rostro en expresión de dolor, y por un momento, no se veía como un anciano sino como aquel niño de ocho años. Pero no duró demasiado. Pudieron ver como apretaba los puños. Parecía debatirse entre la ira y el reconocimiento de la verdad en las palabras del joven. Entonces, sus ojos se llenaron de una oscuridad palpable, y el brillo había desaparecido en ellos como si estuviera muerto.

—¡Cállate! —gritó Obhá, su voz llena de furia—. ¿Cómo te atreves a mencionar eso? ¡No sabes nada de mi sufrimiento!

Mathew se mantuvo firme, sin dejarse intimidar por la reacción explosiva de Obhá.

—No pretendo entender completamente tu dolor, pero puedo ver el daño que te ha causado. Y también veo que estás dejando que ese dolor te controle y te convierta en alguien que no quieres ser.

Obhá apretó los puños con más fuerza, su mirada llena de conflicto interno.

—No puedes comprender mi misión y lo que estoy dispuesto a hacer por nuestro pueblo. Todo esto es por ellos, por su liberación.

Lance intervino, buscando alcanzar al anciano a través de la empatía:

—Obhá, entendemos que deseas proteger a esta comunidad, pero la violencia no es la solución. No podemos luchar por la libertad si estamos dispuestos a causar más sufrimiento y destrucción en el proceso. Hay otras formas de lograr nuestros objetivos.

—¡Cállense!  —vociferó tan brusco, que hizo vibrar las paredes. 

No había que ser un genio para entender que Obhá era tan mutantes como todos ellos. Y no era descabellado, al saber que Anumet también lo era. 

Acto seguido, apareció delante de Mathew y gracias a que pudo leer su próximo movimiento, pude esquivar su primer golpe. Pero, aunque sabía cuál era su siguiente movimiento, su velocidad fue mayor que la de su pensamiento y recibió un fuerte impacto en el costado que lo mandó a volar contra la pared.

—¡Mathew! —Escuchó a Paper gritar. 

Cuando su vista comenzó a divisar nuevamente, pudo ver que aquel anciano había dejado de prestarle atención y se dirigía directamente hacia Paper. Quiso gritarles que se alejaran de aquel lugar, o que simplemente Jan los teletransportara a otro sitio, pero no pudo hacerlo. Parecía que había perdido hasta la capacidad del habla. 

—¡Él es un mutante como nosotros! —confirmó Joshue a voces—. ¡Su poder está basado, en que, mientras más humanos le rodeen, mayor serán sus capacidades, especialmente la fuerza, la agilidad y la destrucción!

Los ojos de Paper se enfocaron en Obhá, evaluando sus movimientos y buscando cualquier indicio de debilidad en su defensa.  Obhá avanzó hacia Paper con pasos firmes y decididos. Su fuerza sobrehumana era evidente en cada movimiento, y su mirada reflejaba una determinación feroz. Con un rápido movimiento, lanzó un golpe directo hacia Paper, pero ella logró esquivarlo hábilmente, deslizándose debajo de su brazo extendido.

Paper aprovechó la oportunidad y lanzó un rápido ataque, utilizando una serie de movimientos de artes marciales. Sus puñetazos y patadas eran rápidos y precisos, pero Obhá lograba bloquear la mayoría de ellos con su resistencia y agilidad mejorada.

Cuando aceleró sus movimiento para darle un puñetazo directo al rostro, de inmediato, vio como su puño atravesó la figura de la muchacha, demostrando que se trataba de una ilusión. Paper había usado los brazos de este para elevarse, y enrollando sus piernas en el cuello de este, golpeó con sus manos directo a sus sienes. Pero el hombre no se inmutó. En cambio, la tomó de los pies, y con un brusco movimiento la mandó a volar. 

Jan apareció frente a Obhá, moviéndose con una velocidad vertiginosa. Sin embargo, antes de que pudiera lanzar un golpe, Obhá reaccionó con reflejos sobrehumanos. Con un solo movimiento rápido de su brazo, agarró a Jan por el cuello, deteniendo su ataque en seco.

La fuerza descomunal de Obhá era evidente mientras sostenía a Jan en el aire como si fuera una simple marioneta. El mutante apretó su agarre, obligando a Jan a luchar por respirar. Sus músculos se tensaron mientras desafiaba la resistencia de su oponente. 

La sala de batalla se iluminó con una intensa luz, vieron que se trataba Lance quien había extendido sus manos hacia el techo, generando una esfera de luz brillante que impactó, causó una pequeña explosión, y escombros del techo tapizaron a Obhá. Pero eso no fue suficiente, pues este se alzó, removiendo todo lo que le había caído como si nada. 

Ante eso, Diana apareció a un costado, y cerrando los ojos y concentrándose, materializó una lanza jabalina reluciente en su mano.

Obhá observó a sus oponentes, consciente de la dificultad que tendría frente a ellos. Con cada paso que daba, la sala temblaba bajo su poderoso pie, haciendo que las paredes se resquebrajaran y el suelo se agrietara. 

Lance comenzó a enviar ráfagas brillantes en dirección a Obhá. Los rayos de luz cortaban el aire, pero Obhá respondió con su agilidad mejorada, esquivando los ataques con movimientos rápidos y precisos. Cada paso que daba dejaba huellas profundas en el suelo, demostrando su fuerza sobrehumana.

Diana se adelantó, sosteniendo su lanza jabalina con determinación y la lanzó hacia Obhá con una fuerza impresionante, pero el mutante logró detenerla en el aire con su mano, mostrando su increíble resistencia. Sin inmutarse, arremetió contra Diana con un golpe devastador, enviándola volando hacia una pared, que se resquebrajó bajo el impacto.

Mientras tanto, Lance continuaba lanzando ataques de luz, creando explosiones luminosas a su alrededor. Obhá se cubría con sus brazos, resistiendo el calor y la intensidad de los rayos. Con un gruñido de esfuerzo, se abrió paso a través de las explosiones, avanzando hacia Lance con una determinación implacable.

Obhá llegó hasta Lance y lo agarró por el cuello, levantándolo en el aire con su fuerza sobrehumana como había hecho con Jan. Lance luchó por liberarse, desesperado por respirar, pero Obhá apretó su agarre con firmeza. Sin embargo, en un último esfuerzo, Lance canalizó toda su energía de luz y liberó una explosión cegadora en el rostro de Obhá, forzándolo a soltarlo.

Mientras tanto, Diana se recuperó rápidamente y se levantó, enfocando su mente en su siguiente movimiento. Materializó un par de dragones gigantes que rugieron con fuerza, y que la habitación les quedó pequeña, de modo que cuando se lanzaron hacia Obhá, tanto paredes como el techo comenzaron a caer, y el piso superior comenzó a colapsar. 

Los dragones escupieron fuego y lo atacaron con sus garras afiladas, pero Obhá, usando su agilidad mejorada, esquivaba sus ataques con movimientos rápidos y estratégicos. Con cada movimiento, la sala de batalla se desmoronaba a su alrededor. Los muros se resquebrajaban y el techo se derrumbaba, dejando entrar la luz del sol, con pedazos de la plaza observando. Allí, la gente comenzó a ver que algo estaba ocurriendo en la habitación del Sayyidi

Era una lucha feroz y destructiva, donde los poderes de los tres combatientes se desataban con toda su intensidad. Obhá, reunió su fuerza y concentración, y con un rugido de poder, canalizó su fuerza sobrehumana y aumentó su velocidad y agilidad al máximo. Atacó con una serie de golpes poderosos y certeros. Desarmó a Diana y con un puño directo a cada mandíbula de los dragones, logró atravesarles el cráneo, matándolos. 

Lance, alzó sus manos a los lados recolectando la luz de su alrededor, formando dos enormes energía de poder en esta, y uniéndolas, envió un poderoso rayo lumínico que impactó directo al pecho de Obhá, este colocó sus brazos como formando un escudo, y aunque la piel de este comenzaba a desintegrarse, podían ver que su regeneración era impactante. Dio un primer, paso, luego otro, y al siguiente comenzó a correr viendo Lance que su energía no era capaz de detenerle, y para cuando lo comprendió, Obhá estaba delante de él. un puño lo mandó a volar como al resto. 

Como una gacela, Skyler apareció, justo en el momento que le vio con la guardia baja, comenzó el combate con rápidos movimientos, lanzando una serie de golpes y patadas precisas hacia Obhá. Sus movimientos eran fluidos y expertos, aprovechando al máximo su dominio de las artes marciales. Aunque Obhá lograba esquivar algunos de sus ataques, Skyler parecía estar siempre un paso adelante.

Sin embargo, a medida que avanzaba la pelea, Skyler desató su poder de ilusiones. Creó un escenario ficticio en el que Obhá se encontraba rodeado de enemigos y bajo un intenso fuego cruzado. Las ilusiones eran tan realistas y convincentes que incluso Obhá comenzó a dudar de lo que veía.

Atrapado en medio de la ilusión, Obhá luchaba por mantener su enfoque y encontrar una manera de salir de la situación desesperada. A pesar de su fuerza sobrehumana, no podía golpear a los enemigos ilusorios ni protegerse de los disparos ficticios. Sin embargo, a medida que la ilusión se intensificaba, Obhá comenzó a escuchar y sentir las vibraciones a su alrededor. Usando aumento de poder, ahora que más personas se acercaban para mirar por las grietas y huecos que la batalla estaba dejando en el templo, logró concentrarse en su entorno, ignorando las ilusiones visuales y enfocándose en las vibraciones reales.

Con movimientos rápidos y precisos, Obhá logró deshacerse de las ilusiones que lo rodeaban y localizó a Skyler en medio de su truco. Con una fuerza abrumadora, lanzó un poderoso golpe que atravesó la ilusión y alcanzó a Skyler, derribándola al suelo.

Skyler, sorprendida por la habilidad de Obhá para romper sus ilusiones, se levantó rápidamente y se preparó para contraatacar. Lanzó una serie de ataques rápidos y precisos hacia Obhá. Sin embargo, él respondió con una fuerza inmensa, bloqueando y contrarrestando cada golpe.

Finalmente, Obhá logró ganar la ventaja sobre Skyler. Con un último golpe poderoso, la derribó al suelo, agotada y derrotada. 

Sonrió creyó que eso sería todo. Miraba a su alrededor, y todos los que le habían abordadon, estaban en el suelo.

—Se acabó el juego —exclamó, alzando el mentón.

Repentinamente, este emitió un rugido, seguido por una enorme onda de expansión que hizo temblar el templo por completo.  El aire se llenó de caos y desesperación mientras la gente huía despavorida del templo de Siwa. El estruendo retumbaba en sus oídos a medida que la antigua estructura comenzaba a agrietarse y colapsar. Los muros, que alguna vez habían sido símbolos de poder y devoción, ahora se desmoronaban en pedazos.

Obhá, se erguía con un poder abrumador, y con otra onda expansiva, desató una fuerza devastadora que no solo derribó el templo, sino que mandó volar escombros y fragmentos de piedra por los aires. El estruendo atronador era acompañado por gritos de terror y angustia, mientras la gente corría en todas las direcciones para salvar sus vidas.

La escena era dantesca y caótica. Las calles se llenaban de polvo y humo, mientras los escombros caían como proyectiles mortales. La gente tropezaba y se pisoteaba en su afán por escapar, dejando un rastro de pánico y desesperación a su paso. Los gritos y lamentos resonaban en el aire, mezclándose con el estruendo de la destrucción. El antiguo templo, que alguna vez había sido un símbolo de fe y veneración, se reducía a una masa de escombros y ruinas. Un enorme cráter ocupaba ahora el centro de la plaza, como una cicatriz en el corazón de la ciudad. Y entre los restos yacían cuerpos sin vida, víctimas de la tragedia que había desatado el líder del templo.

El silencio se cernía sobre el lugar, interrumpido solo por los sollozos de aquellos que habían perdido a sus seres queridos en el caos. El anciano Obhá, con su poder desatado, se había convertido en un ser temible y despiadado. Su rostro reflejaba una mezcla de ira y determinación, mientras observaba el resultado de su acto destructivo. Las personas que aún respiraban corrían para poner distancia entre ellos y aquel ser que había convertido el lugar sagrado en un campo de ruinas.

Sí, el grupo estaba en el suelo, pero al ver la destrucción que este había causado, hizo que cada uno de ellos comenzara a levantarse, colocando todo el esfuerzo en hacerlo. Ahora entendía que debían detenerlo realmente. 

Por un momento, Diana hizo aparecer enormes cadenas que sujetaron a Obhá, enclavadas en el suelo. Seguido de ello, Mathew envió docenas de manos telequinéticas para inmovilizar el resto de su cuerpo. Lance, esta vez expuesto al sol, concentró toda la energía lumínica en su cuerpo, haciendo que resplandeciera con una luz dorada, mientras se elevaba del suelo ahora volando. al otro instante, emitió una poderosa energía directo al cuerpo de Obhá. 

Vieron que el cuerpo de Obhá, tomó reflejos naranjas y rojizos, revelando un rostro atormentado por el dolor. La luz voraz rodeaban al hombre, devorando su ropa y piel con ferocidad. Su cuerpo convulsionaba en un intento desesperado por escapar de aquel rayo que lo rodeaba, pero era inútil. El aire se impregnó de un olor acre y perturbador, mientras los gritos de angustia se mezclan con el crepitar de la carne quemada. Finalmente, sus fuerzas lo abandonaron, y el hombre cayó de rodillas, exhausto y rendido, luego se desplomó. Su piel carbonizada desprendía humo, y su silueta se fundía con los escombros. 

Ante eso, los espectadores comenzaron a acercarse para ver aquella escena. Incluso, entre ellos, estaba Mar y Sortelia, un tanto horrorizados, pero quien parecía perpleja realmente a su lado era Amunet. 

—¡Mi hijo! —sollozó...

Pero aquel lamento fue interrumpido, cuando oyeron:

—¡Cuidado! ¡Todavía no ha terminado! ¡Él sigue con vida! —El grito de Joshue hizo que todos le mirasen, para luego ver el cuerpo de Obhá sobre el suelo.

Y sí, el cuerpo comenzaba a moverse. Los movimientos eran lentos y desiguales. Y cuando se había sentado sobre el suelo, completamente desnudo, vieron que sus ojos, lo único que no se había carbonizado, seguía intacto y lleno de vida. Mathew miró a su alrededor, y e dio cuenta que aquella nueva fuerza se debía a que todas las personas se habían acercado, y él obtenía fuerzas con ello.  Si su poder se basaba de acuerdo a la cantidad de seres humanos que habían a su alrededor, era obvio que se trataba de una locura, ya que había miles de personas sobre todos ellos. Su fuerza venía de ellos. Ya se había levantado, cuando su piel comenzó a regenerar todas las laceraciones.

—No creerán que van a vencerme con ataques tan débiles —Había, fastidio en su voz.

—¿Por qué haces esto? Se supone que deberíamos luchar todos juntos contra FACTORY. Nosotros también queremos destruirla... tú deberías estar de nuestro lado —Dijo Mathew, con voz grave, intentando detener aquella batalla inutil.

—La lucha de ustedes no tiene el mismo objetivo que tenemos todos nosotros en este lugar —El hombre masajeaba su cuello mientras hablaba—. ¿No lo entienden, cierto? Ustedes representan parte de la impureza y del pecado de este mundo.

—Pero ¿cómo nos llamas de esa forma si tú mismo has demostrado ser parte de nosotros? Solo mírate, eres tan mutante como todos nosotros —respondió Paper, sin poder creer lo que oía.

—¡No! —gritó—. No me confundas con uno de ustedes —Miró sus manos y continuó: —Estos poderes provienen de lo alto, soy un siervo de la mismísima divinidad de este mundo, y eso me convierte en otra cosa.

—De igual forma, no tienes derecho de llamar impuro a lo que ya se ha limpiado. El precio fue pagado con sangre, y el cordero perfecto se dio en sacrificio para la eternidad —Esta vez había sido, Joshue, quién dijo aquellas palabras. 

Nadie entendió la referencia que Joshue decía. 

—Si te refieres a ese profeta, te equivocas en gran manera al considerar que un simple humano pueda ser suficiente para corregir el error en el que cayó la humanidad.

—No, el hecho de consideres su humanidad como punto focal, no hace que sea veraz la realidad de que ha sido el mismo altísimo encarnado. Un humano jamás sería capaz de corregir el error, precisamente porque no ha sido capaz de cumplir las leyes que nos rigen. Sin embargo, él lo hizo. Verlo como profeta solo te hace fiel a tu fe, pero no implica que sea cierto —respondió Joshue.

—Eres un niño insolente —señaló con tal asco en su rostro y en su voz, que sabían que las palabras de Joshue le habían influenciado. 

—¡Sortelia, no! —escucharon a Mar gritar desde un punto, y cuando miraron hacia allí, vieron a la niña correr directamente hacia su hermano con los ojos tan iluminados como él. 

Entonces, lo vieron: Obhá apareció delante de Joshue y alzó su mano para darle un golpe fuerte. Jan apareció justo delante del niño, no solo para recibir el impacto directo de este, sino que lo teletransportó lejos del chico.  Con mucha inteligencia, Paper creó una ilusión de ella misma, empuñando una navaja que iba directo al cráneo de este, haciendo que este se protegiera de un falso golpe, mientras Skyler con un sutil movimiento de manos, hizo que la atmósfera a su alrededor comenzara a distorsionarse, y la realidad se desvaneció en un mar de ilusiones.

El objetivo se encontraba ahora en un escenario completamente diferente. En su percepción, había sido transportado a las profundidades del océano, donde la oscuridad lo rodeaba y las corrientes marinas lo arrastraban sin piedad. Y aunque sus pulmones anhelan desesperadamente el oxígeno, el agua salada ingresa por su boca y nariz, sumiéndolo en una angustia abrumadora. La presión del agua lo abrazó con fuerza, como si quisiera arrastrarlo hacia el abismo. Y a pesar de sus esfuerzos por nadar, cada movimiento lo llevaba más y más hacia el fondo marino. Las corrientes parecían burlarse de sus intentos de escapar, arrastrándolo sin piedad a un destino incierto.

Desde el exterior, las personas veían como las sombras de la angustia y el pánico se reflejaban en el rostro de Obhá, y sus ojos mostraban una lucha interna desesperada por liberarse de la ilusión. Eso le dio la oportunidad a Mar lanzarse hacia la cuenca donde se desarrollaba la batalla, y transformarse en el hombre fornido y fuerte que solía usar para batallar.

Mientras tanto, en la ilusión del fondo del mar, el agua se volvía más oscura y opresiva, envolviendo a Obhá en un abrazo gélido y amenazante. Las burbujas de aire que emergía de sus labios, eran un testimonio de su lucha por sobrevivir en ese mundo de fantasía creada por Skyler. Sin embargo, Skyler sabía que si seguía de esa forma iba a morir, y, ella precisamente no había asesinado nunca a nadie. Y fue esa duda, la que por un breve segundo, hizo que este se diera cuenta de su entorno y entendiera que lo que vivía no era real, y eso fue suficiente para cortar la influencia de esta sobre sí mismo. 

Sin embargo, aunque logró zafarse de la ilusión de Skyler, vio a un enorme hombre enviarle un fuerte golpe hacia su abdomen. Le sonrió, pues no se afectó en nada al golpe de este. 

—¡Aléjate Mar! —Chilló Skyler, al ver la locura que esta había hecho. 

Cuando este enviaba un golpe directo al cuello de Mar para asesinarla, vio a la enorme figura a la que Mar se había transformado, ser impulsada hacia atrás, evitando el golpe mortal. Mathew, había usado sus brazos telequinética para tomar y alejarla de la situación de peligro en la que se había expuesto. 

—¡Todos alejense de aquí! —gritó Mathew, con desespero para hallar una oportunidad.

Entonces, cuando creían que no había otra forma, vieron a Joshue y Sortelia tomado de las manos, resplandeciendo con una luz brillante de color verde. Esta vez, el brillo no solo se limitaba en sus ojos, sino que rodeaba su cuerpo, como cuando Lance absorbió toda la energía lumínica a su alrededor. 

—¡Hey, tu! —gritaron los niños al unísono. 

El anciano volvió su rostro a los chicos, y frunció el ceño al ver a ambos tomado de la mano. 

—¿Qué están haciendo? —gruñó, sin entender.

Los chicos no respondieron, y de sus manos comenzó a brillar una luz intensa del mismo color de sus ojos, y Obhá comenzó a gritar de dolor, mientras se agarraba la cabeza con desespero. 

—Has sido juzgado por El Soberano, pero se ha hallado en ti misericordia por causa de tu pasado —dijeron los dos niños, como si estuvieran en trance. 

Acto seguido, la luz envolvió al anciano y lo elevó en el aire mientras se retorcía y emitía sonidos escalofriantes y aparentemente dolorosos. Entonces, su cuerpo volvió a una delgadez que antes no tenía, casi esquelético, y cayó al suelo. Los niños dejaron de emitir aquel resplandor, y sus ojos volvieron a la normalidad. y cuando creyeron que todo se había acabado, Adrián, quién había despertado y se había mantenido oculto, lo tomó por sorpresa desde atrás, y tomando sus sienes, le vieron haciendo lo suyo.   

Los chicos se acercaron a los niños, mientras Amunet había saltado a la cuenca de batalla con telas para cubrir a su hijo que ahora estaba en el suelo, con una mirada perdida. 

—¿Qué han hecho? —Preguntó Skyler, intentando entender.

—Él nos dijo lo que debíamos hacer —mencionó Sortelia. 

Lance y Diana se miraron, y sonrieron complacido. 

—En los momento donde las fuerzas humanos han descendido, la humildad se apodera de nosotros y logramos ver las maravillas de sus manos —dijo Lance, con una amplia sonrisa. 

—¿Y estará bien? —Preguntó Paper, viendo como Amunet revisaba las heridas de su hijo.

—Digamos que ahora será como siempre ha querido ser —mencionó Joshue, con una sonrisa.

—¿A qué te refieres? —Preguntó Skyler, sin entender muy bien su sugerencia.

—Es un simple humano —determinó, Joshue.

Todos reflejaron sorpresa en su semblante, y vieron a Adrián acercarse. 

—Yo también he decidido darle una oportunidad —agregó.

—¿Qué hiciste? —La pregunta de Mathew fue directa.

—He cambiado todos los recuerdos doloroso de su pasado hacia su padre, y he exaltado los recuerdos buenos con su madre. Créanme, será un nuevo Obhá.  

—¿Y recordará todo esto? —Preguntó Diana. 

—Sí, lamentablemente debe recordarlo. Tiene que saber lo que hizo para que no lo vuelva hacer. Los recuerdos de su padre siguen allí, solo minimicé las escenas, y exalté lo bueno que vivió para que su cosmovisión de sí mismo y del mundo cambie —explicó Adrián, como si lo que hizo no fuera mucho. Pero todos sabían lo que ese poder representaba.  

—¡Eso es grandioso! ¡Tienes el poder para cambiar el mundo si lo desearas! —dijo Mathew, de forma sincera.

—No sería sincero si ellos no deciden hacerlo por su propia cuenta, Mathew. Yo solo manipulo la verdad y eso no es bueno —en su voz había pesar, y la verdad es que no comprendían el por qué de ello—. Piensa un poco, es mucho más agradable que las personas cambien de corazón, ¿no crees?

—Pero, entonces nunca pasará. Llevamos años intentando cambiar y solo hemos caído en más guerras.

—Entonces sería mejor que nos extinguiéramos ,y así la tierra descansaría un poco de nuestra propia maldad —respondió este con simpleza.

—Por eso la justicia no es un asunto divino —dijo finalmente Diana, haciéndoles ver que no iban a resolver los problemas, a través de un asunto que escapa de sus manos. 

Sí, la batalla había culminado. Amunet, estaba agradecida de que le hubieran dado una oportunidad a su hijo. Y aunque lamentablemente debía pagar por sus delitos, al menos estaba vivo para ella. Gracias a Diana, el templo fue restaurado es cuestión de minutos nuevamente, y los destrozos parecían haber sido un sueño. La anciana volvió a curarles, y todo el pueblo les atendió. Le permitieron una ducha, comida y vestidos, e incluso le regalaron provisiones. 

Y antes de que cayera la noche, habían salido de Siwa. Al parecer, la custodia de FACTORY en el pueblo, ocurría cuando el sol se ocultaba.  

Nota:

¡Hey! Díganme que tal les ha parecido la historia. Me gusta saber que piensan mis lectores, especialmente cuando se trata de otro contexto distinto a la de Los Pasajeros.  

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