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Es sobrevivir o Morir

"En la lucha constante entre 'Sobrevivir o morir', una persona marcada por cicatrices y desesperanza encuentra en sí misma la voluntad férrea para aferrarse a la vida. A pesar de la adversidad, persiste en su búsqueda de un mañana mejor, convirtiendo la supervivencia en un triunfo glorioso que desafía a la muerte."

Capítulo 3

El vasto desierto de Libia, con su extensión interminable de arena dorada que se despliega hasta donde alcanza la vista, se convierte en un escenario implacable y opresivo. Los rayos del sol, incansables y abrasadores, se precipitan sin piedad sobre la tierra reseca, liberando un calor sofocante que parece emerger desde las entrañas mismas de la tierra. Sin lugar a dudas, la inmensidad del desierto se despliega en todas las direcciones, sin el menor indicio de vida a simple vista. No hay árboles ni arbustos que rompan la monotonía del paisaje, solo se vislumbran dunas sinuosas y rocas desgastadas por los vientos inmisericordes del desierto. La ausencia de sonidos resulta abrumadora; únicamente se percibe el susurro del viento mientras se desliza entre los pequeños montículos de arena, creando una melodía sutil aunque ominosa.

La arena, fina como el polvo, se aferra a cada superficie, se infiltra en la vestimenta y se adentra en los rincones más recónditos. Cada paso se convierte en una ardua proeza, con los pies hundiéndose en la suavidad del suelo y luchando por liberarse del abrazo implacable. El aire se torna denso y seco, obstaculizando la respiración y provocando una sed insaciable que consume hasta la última gota de humedad del cuerpo.

El sol, un disco ardiente suspendido en un cielo desprovisto de nubes, proyecta sombras distorsionadas y desvanecidas sobre el paisaje desolado. La luz intensa y deslumbrante engendra ilusiones ópticas, en las que el horizonte parece alejarse constantemente, burlando los ojos fatigados de aquellos que se aventuran a traspasarlo. No existe refugio alguno, ni un ápice de sombra para aliviar el agotamiento y la desesperación.

El viento, inclemente y constante, barre la superficie de la tierra con ráfagas abrasadoras, levantando remolinos de arena que envuelven a los errantes en una tormenta perpetua. La visibilidad se reduce a escasos metros, creando una sensación de aislamiento y confusión. La arena se adhiere a la piel, se introduce en los ojos y araña los labios resecos, dejando una incómoda sensación de picor y malestar. En medio de este entorno hostil, el desierto de Libia se erige como un protagonista silencioso aunque opresivo. Sus vastas extensiones y su aparente infinitud infunden una sensación de insignificancia y vulnerabilidad en aquellos que se aventuran en su interior. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde los sueños y las esperanzas se desvanecen en el aire abrasador y solo los espíritus más tenaces pueden resistir la prueba asfixiante de su abrazo aplastante.

—¡Alguien viene! —Fue lo que Paper dijo, levantándose  de la silla de mimbre que estaba en el balcón, mientras sus ojos se contorneaban en la pequeña figura con ropajes negros que parecía luchar, pesadamente, con la arena. 

Se adentró a la casona, atravesó los pasillos y bajó las escalinatas con rapidez, observando que Mathew estaba con Lance en el comedor. Los niños jugaban con Adrián relajados sin saber el peligro que podría aproximarse —supo que Mathew ya había puesto en marcha su plan—, y a Skyler no lograba ubicarla.

—¡Tenemos que estar alerta, alguien se aproxima! —advirtió Paper con voz tensa, transmitiendo su preocupación.

Como era de esperar, Mathew se extra proyectó con su mente para revelar las presencias cercanas alrededor de aquel pueblo. Era cierto que había una persona en el desierto como Paper lo había mencionado, pero lo que ella no había notado, es que en realidad se aproximaban dos. Cada uno en direcciones completamente opuestas. 

—Son dos —Mathew se levantó de la silla, miró de forma penetrante a Lance primero y luego a Paper, quienes ya mostraban preocupación por la situación—. ¡Prepárense!   

Skyler, con una agilidad impresionante, saltó desde uno de los pisos hasta la planta baja. 

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Skyler, buscando orientación en medio de la tensión del momento.

Mathew le miró por un momento, vio a Paper tomar su arma, mientras que Lance su navaja. Vio que los niños estaban ocultos en uno de los muros, mirando, y Adrián estaba junto a ellos para tranquilizarlos. Les hice señas de que guardaran silencio.

—Permanezcan en las entradas del pueblo, Skyler necesitaré que nos conectes a todos con tu telepatía para poder conectarnos entre nosotros. Adrián, necesito que te quedes con los niños y los mantengas a salvo. Joshue, protege siempre a tu hermana. Los demás, andando y esperen indicaciones —explicó, para luego atravesar el marco de la entrada, y estando ahí, calculó que aquella persona que se encontraba mucho más cerca, todavía necesitaría de unos cuantos minutos para poder llegar al pueblo. 

Con las directrices claras, todos se movieron rápidamente para ocupar sus posiciones estratégicas en el pueblo. La preocupación y la alerta se palpaban en el ambiente, mientras aguardaban la llegada de los desconocidos. Sabían que debían actuar con cautela y estar preparados para cualquier eventualidad. Corrieron por las veredas desiertas y sucias, con mucho cuidado de no hacer ruido. Las pisadas parecían tocar el mismísimo aire, puesto que no causábamos ningún tipo de sonido. Incluso las ratas y algunas cucarachas parecían hacer más ruido que ellos. Comenzaron a disminuir los pasos, cuando apenas había algunos metros de distancia con las entradas. Se ocultaron entre los callejones que daba hacia una de las vías principales, el aire era resonante en pleno apogeo, danzando y moviéndose en distintas direcciones; el sol brillaba como nunca y el calor comenzaba a surgir efecto en todo el lugar.

Mathew se encontraba en el marco de la entrada del pueblo, calculando mentalmente que la persona más cercana aún necesitaría unos minutos para llegar, cuando la pregunta de Lance llegó a su mente, gracias a Skyler que había logrado establecer la conexión telepática:  —¿En dónde se encuentran?

—Uno está al sureste de este lugar, quizás a unos cien metros de nosotros, y el otro al noroeste a unos quinientos metros —respondió Mathew—. Los desconocidos se están aproximando al pueblo, pero no están convergiendo en un punto específico. Llegarán en momentos y entradas diferentes. Mantengamos la guardia alta y evaluemos sus intenciones.

Lance asintió mentalmente y respondió: —Entendido, Mathew. Sigamos observando y analizando su comportamiento antes de tomar cualquier decisión.

—Debemos recordar que nuestras habilidades también podrían ser detectadas. No nos confiemos por completo —Skyler mostró su preocupación.

Paper, con su característico sarcasmo, envió un pensamiento mordaz: —Espero que estos visitantes inesperados no nos traigan más problemas. No necesitamos más complicaciones en nuestras vidas.

Mathew asintió en acuerdo, pero antes de que pudiera responder, Adrián interrumpió en la conversación mental.

—¿Cómo podemos estar seguros de que ellos no nos detecten? Tal vez sean capaces de leer nuestras mentes y estén utilizando sus habilidades para engañarnos. No puedo quedarme aquí sin hacer nada. Voy a investigar por mi cuenta y asegurarme de que no representen una amenaza para nosotros.

Mathew, visiblemente molesto, respondió con voz dura en sus pensamientos: 

—Adrián, te dije que te quedaras con los niños. No podemos permitirnos arriesgar la seguridad de todos por tus impulsos.

Adrián, desafiante, replicó: 

—No soy un niño indefenso. Puedo cuidar de mí mismo y tomar decisiones por mi cuenta. No siempre tienes la razón, Mathew.

La discusión mental entre Mathew y Adrián se intensificó, con palabras afiladas y reproches mutuos. El grupo se encontraba dividido, con algunos apoyando a Mathew y otros respaldando a Adrián.

—¿Podemos dejar de lado nuestras diferencias personales y concentrarnos en la situación actual? Tenemos visitantes en camino y debemos estar preparados —La voz de Paper estaba lleno de sarcasmos, pero dispuesta a que la discusión terminara. 

La tensión no disminuyó, pero sí fue un alivio que las voces de esos dos se hubieran callado. Después de unos minutos, Mathew detectó movimientos en el horizonte y señaló: 

—¡El primero Está llegando! Prepárense.

—Lance y yo estamos en la entrada del noroeste, no podremos entrar en contacto con el primer objetivo —aseguró Paper, recordando que Skyler y Mathew debían encargarse. 

Con cuidado Mathew se asomó, y descubrió la silueta de un niño,  de aspecto mugriento y sucio, con apenas unos pantaloncillos y una camiseta que le cubría del sol. No solo se veía desaliñado sino desnutrido. Le vieron entrar al pueblo, y tanto Mathew como Skyler comenzaron a moverse sigilosamente entre las veredas para observar las acciones de este. Lo vieron aproximarse a lo que había sido una tienda, y al igual que ellos cuando llegaron, la inspeccionó.  Era obvio que no había nada de alimentos, puesto que casi toda la reserva del lugar, la tenían ellos almacenada en el sótano de la casona.

 ¿Cuántos niños estaban desamparados en las calles viviendo una vida que no merecían? Que nadie en realidad lo merece. Skyler y Mathew sintieron pena por él. Sabía que podía ayudarle, pero necesitaban estar seguro de que no fuera un peligro o una trampa. 

—Skyler, mantente alerta por si necesitare ayuda, voy a salir para hablar con él —afirmó Mathew. Skyler solo asintió mentalmente. 

Con cautela, se acercó al niño, manteniendo una distancia segura pero lo suficientemente cerca para poder entablar una conversación. La expresión en su rostro reflejaba preocupación y una determinación enérgica.

—Hey, pequeño, ¿necesitas ayuda? —preguntó Mathew con un tono serio pero compasivo.

La figura del niño se tensó y levantó la mirada, revelando unos ojos cansados y llenos de desconfianza. Parecía sorprendido de haber encontrado a alguien en aquel lugar desolado. Sin embargo, su estómago gruñía, evidenciando su necesidad de alimento. Desde esa distancia, podía calcular que quizás tenía al edad de Joshue, pero no estaba seguro. Sus ojos color miel eran llamativos, pero se veía bastante desnutrido.

—Estoy buscando comida. No encontré nada en la tienda de allí —dijo el niño, señalando hacia la antigua tienda en ruinas.

Mathew asintió, comprendiendo la situación precaria en la que se encontraba el niño. Aunque su instinto le decía que debía ser cauteloso, también sentía empatía por su vulnerabilidad.

Se acercó a él, y con una sonrisa amable, agregó: 

—Creo que puedo ayudarte con eso. Pero... ¿Qué hace un chico como tú solo en este lugar? ¿Cómo llegaste? 

—Yo... —comenzó a decir, cuando de pronto, solo por unos segundos, vi como el chico tenía un cuchillo en su mano derecha, e iba con mucha fuerza hacia mi cuello.

Skyler saltó desde uno de los callejones donde se mantenía oculta, y con una habilidad única de su aprendizaje por artes marciales, interceptó la navaja con una patada, haciendo que este soltara el objeto, el cual voló a varios metros a un costado. Mathew, que supo que pudo haber estado muerto, no tuvo tiempo de reaccionar, cuando nuevamente el niño se abalanzó sacando un cuchillo esta vez, pero Skyler lo volvió a interceptar habilmente. 

—Eres demasiado hábil con eso —señaló Skyler el cuchillo en su mano—, como para ser un simple niño. 

Entonces, de pronto, observó como el chico deja de ser un niño, y su cuerpo comenzó a transformarse en un hombre, el cual medía casi tres metros, y tan musculoso como aquellos que practican pesos pesados.  Un enorme tatuaje de un árbol estaba desde su manos hacia su antebrazo derecho, y con esa nueva forma, se abalanzó contra Skyler. Pero la chica evitó su primer puño, el segundo, y aunque le dio una patada en su abdomen de vuelta, este no se movió. No solo había tomado su apariencia, sino que la musculatura era real y genuina.  

De la nada, Skyler se volvió invisible delante de él. EL hombre pareció desconcertado por verla desaparecer, y segundos después, todo el ambiente se convirtió en una especie de mar en el que este comenzaba ahogarse. Intentó gritar y patalear, pero no podía. Daba brazadas y brazadas, intentando subir a la superficie, pero cada vez se hundía más y más. Y cuando estaba a punto de desmayarse, con los ojos pesados que s ele cerraban por si solo, sintió una descarga de adrenalina que le hizo abrir los ojos de inmediato. Estaba en el suelo, no podía moverse, y las manos de Mathew estaba sobre sus sienes. 

—Será mejor que muestres realmente quién eres —dijo Mathew.

Y movido por su intuición, decidió utilizar sus poderes mentales para adentrarse en su mente y descubrir más sobre él. Fue como si una puerta se abriera y Mathew comenzó a explorar los recuerdos y pensamientos de aquel que permanecía inmóvil en el suelo.

Lo primero que descubrió que no se trataba de un hombre, ni un niño, sino de una chica de veinticuatro años de edad. Y a medida que se sumergía en los recuerdos de ella, Mathew descubrió su capacidad para cambiar de forma y los desafíos que había enfrentado desde que se vio atrapada en este mundo convulsionado por los planes de FACTORY. Vio su valentía al enfrentarse a las atrocidades presenciadas en la base de FACTORY y su determinación por sobrevivir.

Pude ver como la chica había descubierto sus poderes mucho antes del censo mundial que había efectuado FACTORY, lo que le permitió desde joven poder entrar a clubes, escaparse algunas veces de su casa y montar numerosas travesuras. Parecía que la chica disfrutaba de sus poderes y los manejaba con real perfección. Vio como compró un boleto de vacaciones, revelando su real nombre: Mar Cunnigan, y en él mostraba su destino: Egipto. "Solo por vacaciones", fue la frase que la chica se había dicho. 

Sin embargo, estando aquí, comenzó el desate mundial de los planes de FACTORY y se vio obligada a permanecer en el país. Nunca se sometió al censo, ya que sabía cuál serían los resultados. Lo que ella no comprendió, es porque les veían como un peligro a los de su clase. En el caso de ella, jamás había lastimado a nadie.

Desde entonces, había estado vagando en el país a través de muchos desiertos para poder sobrevivir. Había aprendido a vivir en abundancia y en escasez, incluso, logró entrar en una base de FACTORY sólo para conseguir comida. Pero, cuando lo hizo, vio numerosas atrocidades que realizaban a muchos humanos y temió por su propia vida. Y es por ello, que ahora se encontraba en este lugar, con un hambre y una sed que en cualquier momento la mataría.

Descubrió que era la típica niña rica, bonita, que tuvo educación en casa, desde la primaria hasta la secundaria, con padres ausentes, pero que tuvo la peculiaridad de convertirse en amigas de todos los trabajadores al servicio de ella en una mansión de Londres, donde residía. Se graduó en administración y había hecho una maestría en gerencia empresarial. Hablaba cinco idiomas, entre ellos inglés, español, francés, alemán y árabe, y como lectora innata sabía de todo un poco. Incluso era dueña de una empresa que comercializaba cosmético. Pero dentro de toda esa fachada de perfección y privilegios para algunos, estaba una chica que experimentó muchas cosas a una edad tan temprana, que era un homicidio a su inocencia, habiendo aprendido a usar su poderes a los doce años, se atrevió a vivir una vida adulta desde entonces. 

Por lo que descubrió las pasiones muy pronto, los desamores, y desarrollo el miedo innato por no querer sentirse abandonada. Por lo que solía abandonar primero antes de que le sucediera. Aun así, soñaba con tener una verdadera familia, y el dinero le era nada, en comparación a sus verdaderos anhelos. Sabiendo Mathew el impacto que representaba tal invasión a la privacidad, por muy doloroso que le fuera, le hizo ver su propia historia, de principio a fin, queriendo demostrarle que podía confiar en él y que se exponía de la misma forma hacia ella.  La chica, debajo de sus manos, parecía realmente aturdida al ver todo lo que Mathew había visualizado en tan poco tiempo y lo que le había hecho ver. 

La chica se transformó en su verdadera forma: una mujer de tez blanca, cabello negro, largo y lacio, con una estatura de un metro sesenta y ocho,  y un cuerpo trabajado y nada desnutrido como su versión infantil. Él sintió pena por lo que había pasado, pero como estaban las cosas, lamentablemente era una necesidad. Mathew, con una mezcla de curiosidad y compasión, decidió revelarse y mostrar su verdadera identidad a la chica:

—No tienes que esconderte. Soy Mathew, y estoy aquí con un grupo de personas que busca protegerse mutuamente en este mundo peligroso —dijo Mathew, con una voz serena y cálida—. Lamento mucho lo que tuvimos que hacer. 

Skyler le miró por un momento, y aunque no vio lo que él si pudo, se dio cuenta que Mathew había concluido que no representaba peligro alguno. 

—Yo soy Skyler —dijo ella.

La chica, sorprendida por la repentina revelación, titubeó por un momento antes de responder.

—Mi nombre es Mar —se sentó sobre el terreno, pensativa, mirando primero a Skyler y luego a Mathew—.  He estado vagando por este país, tratando de sobrevivir. No entiendo por qué nos ven como un peligro, nunca he hecho daño a nadie —Había tristeza en su voz.

Mathew, con empatía en sus ojos, extendió su mano hacia Mar en un gesto de camaradería.

—Comprendo tus preocupaciones, Mar. En este mundo, es difícil confiar en los demás, pero estamos aquí para protegernos mutuamente. Si estás dispuesta, puedes unirte a nuestro grupo y encontrar seguridad y apoyo aquí —ofreció Mathew, esperando que Mar aceptara su propuesta.

En ese momento, una voz interrumpió la conversación. Era Adrián, quien había presenciado la escena y se acercaba con una mirada de desaprobación en su rostro.

—¿Qué estás haciendo, Mathew? ¿No te dije claramente que puede ser una trampa? ¿Cómo puedes confiar en una extraña? —dijo Adrián, con tono acusatorio y frustrado.

Mathew, manteniendo la calma y con una chispa de sarcasmo en sus ojos, respondió con firmeza.

—Oh, Adrián, siempre tan desconfiado. ¿Acaso tú eres un detector de amenazas infalible? No podemos juzgar a alguien solo por su apariencia o por ser una recién llegada al grupo. Todos aquí hemos pasado por situaciones difíciles y hemos tenido que lidiar con nuestros propios demonios. ¿Por qué no darle una oportunidad a Mar?

Adrián, sin perder la compostura, contraatacó.

—No se trata solo de dar oportunidades a diestra y siniestra, Mathew. Se trata de nuestra seguridad. No podemos arriesgarnos a traer a alguien que podría poner en peligro nuestras vidas. ¿Qué garantía tenemos de que no sea un espía o una traidora?

Mathew sonrió de forma irónica, sabiendo que su siguiente comentario podría sacar de quicio a Adrián.

—Oh, Adrián, tan preocupado por la seguridad. ¿No te das cuenta de que tú también eres un recién llegado al grupo? ¿Cómo podemos estar seguros de tus intenciones? No puedo leer tu mente, así que no puedo saber qué se oculta detrás de esa fachada de preocupación. Tal vez tú también tengas algo que ocultar.

Adrián frunció el ceño y apretó los puños, sintiéndose desafiado.

—No tengo nada que ocultar, Mathew. Solo estoy preocupado por la seguridad de todos nosotros. No quiero que pongas en peligro al grupo por confiar ciegamente en una desconocida.

Mathew se acercó a Adrián, mirándolo directamente a los ojos.

—No confío ciegamente, Adrián. He visto los recuerdos de Mar. He visto sus desafíos, su valentía y su determinación por sobrevivir en este mundo caótico. Si hay alguien que puede comprender lo que hemos vivido, soy yo. No voy a arriesgar a nadie, pero tampoco voy a dejar a alguien que necesita ayuda abandonada a su suerte.

La tensión en el ambiente era palpable. Skyler, interviniendo, buscó calmar la situación.

—Basta, ambos. Todos tenemos razón en preocuparnos por nuestra seguridad, pero también debemos recordar que todos hemos experimentado el dolor y la desconfianza en este mundo. Mathew, entiendo tus intenciones, pero también debemos tomar precauciones adicionales. Adrián, reconozco tus preocupaciones, pero debemos aprender a confiar en los demás si queremos sobrevivir juntos.

Los dos hombres se miraron por un momento, evaluando sus argumentos y sintiendo la tensión disminuir. Finalmente, asintieron en acuerdo, dispuestos a encontrar un equilibrio entre la precaución y la compasión en su trato con Mar. Pero, todo eso menguó, cuando vieron sucumbir a Mar a la inconciencia. 

—¿Qué le ha pasado? —Preguntó Skyler, asustada y ahora temblorosa, cuando tomó el cuerpo de Mar. 

—Creo que ha sido por la intromisión mental, no solo evoqué todos sus recuerdos, sino que le transferí los míos. Solo se ha sobrecargado —dijo Mathew, alarmado de que algo saliera mal—.  Solo hay que llevarla a descansar con nosotros. Ella es una de nosotros...

—Dudo mucho que nos ayude después de lo que le has hecho. ¿Acaso no puedes ser más sutil? —le recriminó Skyler,e sta vez. 

—Es necesario hacerlo si queremos estar vivo. Lo hago para protegernos —se excusó.

—Creo que debes buscar otra forma, Mathew. Siempre hay otras formas...

Aquello bastó para hacerlos entrar en un silencio sepulcral. 

En teoría, Skyler tenía razón, pero Mathew seguía creyendo que no había otra forma, y cuestionaba ¿Si acaso no entendía que estaban en una situación de alerta máxima? Cualquiera podía venir a matarlos a todos, tal cual como ella estuvo dispuesta en matarlo cuando se vio amenazada, y eso haría en vano todos los esfuerzos de todos. No permitiría que por culpa de un descuido estúpido de su parte, no permitiera ir a su objetivo real: su venganza. Los haría pagar a todos, así como acabaron con la vida de su familia. A ellos no les importó asesinarlos por sus objetivos, pues a él tampoco le tenía que importar, aunque suplicaran por sus vidas.

Llegaron a la casona, Sortelia y Joshue fueron los primeros en recibirlos con alegría. Pero sus rostros sonriente acabaron, cuando vieron a la chica desmayada entre los brazos de Skyler. La llevaron a una habitación de la casona. 

—Bien, ¿pueden quedarse los dos y cuidar de los niños y que ella esté bien? —Esta vez, su pregunta no fue autoritaria, sino más bien una llena de amabilidad. 

—¿Qué piensas hacer? —Preguntó Adrián, con el mismo tono. 

—Iré con Paper y Lance, el siguiente objetivo está por llegar.

Ambos asintieron, y así fue como nuevamente volvió a salir apresurado hacia el noroeste del pueblo. 

—¿Todos en posición? —Susurró, sabiendo que le oirían mentalmente. 

—Desde que esta locura inició —dijo Paper.

—Incluso oímos tu discusión con Adrián, ¿todo está bien? —Agregó Lance, con su tono preocupado. 

—Lo estará —fue lo que respondió—. Prepárense, allí viene. 

 La figura que apareció en el desierto, era una imponente, vestido de negro con una máscara que cubría su rostro, agregando un aura de misterio y peligro. La brisa del desierto ondeó su cabello negro, y la mascarilla metálica que lleva puesta, le otorgaba una apariencia aún más intimidante.

De repente, desapareció de la vista de Mathew, Paper y Lance, solo para reaparecer instantes después dentro del pueblo, a pocos metros de la entrada. La impresión de verlos teletransportarse fue tal, que olvidaron los tres por un momento agachar las cabezas para ocultarse, por lo que fue inevitable para el desconocido saber que estaba siendo espiado y que el pueblo que estaba en ruinas, no estaba desolado.

El hombre volvió ha desaparecer, y para mala suerte de Lance, apareció justo delante de él. Lance, nervioso, envió rápidos destellos brillantes desde sus manos, tratando de impactar sobre el desconocido, pero lo vio desparecer una y otra vez. Paper, con una agilidad felina, escaló las paredes para llegar en un segundo al techo, saltando de un lado a otro, con tanta facilidad que seguramente cualquiera sentiría envidia de verlo. Entonces, cuando llegó hasta la escena que Lance y el desconocido habían comenzado, la chica no dudó en crear la ilusión, en donde ellos dos desaparecían como una niebla y un enorme meteorito venía desde el cielo, incendiado y de gran magnitud, directo a destruir todo el pueblo. 

El hombre simplemente desapareció, y la ilusión terminó. 

—¡Ha desaparecido! —chilló Paper, nerviosa. 

—Está en la casa de al lado —respondió Mathew—. Tengo una idea...

Mathew explicó su idea a estos, y puestos en marcha, en el interior de la casa el hombre se asomó asustado, creyendo que en verdad colisionaría un meteorito en aquel lugar. Sin embargo, cuando se asomó por una de las ventanas, se dio cuenta que todo había desaparecido. ¿Qué había pasado? Se preguntó.

La tensión se palpaba en el aire mientras Paper y Lance se mantenían en el tejado de la casa contigua a donde se encontraba el desconocido hombre. Conscientes de la peligrosidad de su objetivo, sabían que debían actuar con astucia y precisión para llevar a cabo su plan.

Paper, con su poder de crear ilusiones, evaluó rápidamente las posibilidades. Observó detenidamente la estructura de la casa donde se ocultaba, notando las fisuras en las paredes y el frágil estado de los materiales. Aquello le dio una idea.

Concentrando su energía, Paper proyectó una ilusión en el exterior e interior de la casa. Desde la distancia, parecía que el lugar estaba en ruinas totales, con vigas de madera astilladas y escombros por todas partes. La fachada parecía desmoronarse lentamente, creando la ilusión de una estructura inestable y abandonada.

Mientras tanto, Mathew, apoyado en su capacidad para sentir presencias, se movió sigilosamente hacia la entrada trasera de la casa donde aquel sujeto se encontraba. Cada paso que daba era cauteloso y silencioso, evitando cualquier ruido que pudiera alertar a su objetivo.

Dentro de la casa, el hombre desconocido observaba la ilusión creada por Paper con cautela. Sus sentidos estaban en alerta máxima, pero la casa en la que estaba se estaba derrumbando, vio una grieta formarse en el techo, sabía que en cualquier momento colapsaría, y solo era cuestión de minutos que las paredes se vinieran abajo y el muriera aplastado entre los escombros. Iba a salir por la puerta principal, cuando vio como el techo colapsó allí, y por mero acto reflejo, se teletransportó hasta la puerta trasera, la única vía de escape que tenía, pues las ventanas habían sido tapizadas por otras paredes,  y en el momento que abrió la puerta para escapar, con todo el pavor de alguien que escapa de la muerte, se encontró de frente a Mathew, quien no dudó en tomar sus sienes. 

La conexión telepática entre ellos se estableció instantáneamente, permitiéndole acceder a los recuerdos y pensamientos de él. Entonces, Mathew lo descubrió: 

Jan Norris tenía 30 años de edad. Este fue capturado en México junto a su esposa y sus dos hijos de diez años, gemelos. Fueron trasladados a Canadá, donde gracias a numerosas experimentaciones con ellos, murieron su esposa y los niños. Las imágenes catastróficas de sus muertes inundaron a Mathew tan fuerte, que se mezclaron con sus propios recuerdos y su propio pasado, haciendo que el aire de sus pulmones se terminara. Vio como morían mientras desmembraban sus cuerpos para hacer análisis a sus estructuras óseas que, al parecer, eran el determinante de los poderes de ellos tres. Había sido trasladado a este lugar, antes de que la fuente de aquel sitio fuera destruida, y fue allí cuando descubrió la verdadera proyección de sus poderes. Nunca se habían manifestado y solo llevaba días de haber aparecido. Y cuando sucedió, no dudó en escapar de aquel lugar gracias al desconocimiento que estos tenían sobre él. Pero lo que realmente llamó la atención de Mathew, fue la motivación de este: la venganza. Un plato dulce que deseaba tanto como él. 

El tiempo parecía detenerse mientras Mathew exploraba los recuerdos de Jan. Cada imagen atroz y dolorosa se grababa en su mente, alimentando aún más su determinación de poner fin a FACTORY de una vez por todas.

Mathew, conmocionado por lo que ha visto y sentido en la mente de Jan, se enfrenta a una realidad desgarradora. Comprende el dolor y el deseo de justicia que impulsan a Jan, y se pregunta cómo lidiarán con esta nueva revelación en su lucha contra FACTORY. Finalmente, Mathew retiró sus manos de las sienes de Jan, rompiendo la conexión telepática. Jan, aún aturdido por la experiencia, se tambaleó un poco antes de recuperar el equilibrio.

El silencio se adueña de la escena mientras Mathew y Jan permanecen en su posición, ambos afectados por las emociones y los secretos desvelados. El futuro de su enfrentamiento con FACTORY se ve más complicado que nunca, pero Mathew está decidido a encontrar una manera de canalizar la ira de Jan hacia un objetivo más constructivo, trabajando juntos para desmantelar a la organización y buscar la justicia que tanto anhelan.

—¿Por qué buscas venganza?

Mathew necesitaba escucharlo de él mismo. Así que, Jan, con sus ojos café llenos de determinación y dolor, miró fijamente a Mathew.

—Mi nombre es Jan Norris. Pero eso no importa ahora. Lo único que importa es que FACTORY pagará por lo que hicieron. No descansaré hasta haberles arrebatado todo lo que ellos me arrebataron.

Paper, que justo estaban detrás de Mathew junto a Lance, intrigada por la historia de Jan, se acercó a Mathew y Jan, preguntando con curiosidad.

—Jan Norris... ¿Qué te hicieron exactamente? Queremos entender tu lucha y ayudarte en lo que podamos.

Jan desvió la mirada hacia el suelo por un momento, antes de responder con amargura en su voz.

—FACTORY capturó a mi esposa e hijos, los sometieron a experimentos atroces. Los vi morir ante mis ojos, desmembrados, deshumanizados. Fueron solo sujetos de estudio para ellos. Escapé de su infierno hace unos días y juré venganza.

—Podemos ayudarte —dijo finalmente Mathew—. Todos estamos bajo el mismo propósito de luchar contra la empresa. 

Lance, con su navaja en mano, se acercó a Jan con cautela.

—Comprendo tu dolor, Jan. También tengo mis motivos para luchar contra FACTORY. No podemos dejar que sigan destruyendo vidas. Pero debemos tener cuidado y planificar nuestra estrategia. No podemos actuar precipitadamente.

Jan miró a Mathew y a Lance con una mezcla de agradecimiento y determinación. Entonces, Paper, con una expresión decidida en su rostro, habló con convicción.

—Cuentas con nosotros, Jan. Haremos todo lo posible para ayudarte y asegurarnos de que nadie más tenga que pasar por lo que tú has sufrido. Juntos, somos más fuertes.

Lance guardó su navaja y extendió su mano hacia Jan. Este dudó por un minuto tomarla, observó la mirada de los tres delante de él, y entendió que compartían el mismo dolor, y finalmente apretó la mano, como un acto de unirse a ellos. 

—Jan Norris, bienvenido al equipo. Lucharemos juntos y pondremos fin a FACTORY de una vez por todas.

Jan estrechaba la mano de Lance, sintiendo un atisbo de esperanza en medio de su sed de venganza.

Paper, Mathew, Jan y Lance se dirigieron apresuradamente hacia la casona egipcia, donde se encontraban los demás miembros del grupo. El ambiente estaba cargado de tensión después del enfrentamiento con Jan y la revelación de su pasado. Y al entrar en la casona, se encontraron con Skyler, quien estaba visiblemente molesta. Sus ojos reflejaban su enfado mientras miraba directamente a Mathew.

—Mathew, ¿cómo pudiste? ¿Cómo te atreves a invadir la mente de Jan sin su consentimiento? Eso es algo íntimo y personal, no deberías haberlo hecho —exclamó Skyler con un tono de voz lleno de decepción y enfado—. ¿Cómo pudiste hacer eso, Mathew? ¿No entiendes que nuestros pensamientos y recuerdos son privados? No tienes derecho a invadir la mente de los demás sin su consentimiento ¡Lo volviste hacer pese a lo que sucedió con Mar!

Lance, se arrascó la cabeza. Adrián asentía de acuerdo, detrás de Skyler apoyado en una de las paredes con el mismo semblante de indignación. Comprendían la importancia de mantener la privacidad mental en un mundo tan peligroso como aquel. No querían arriesgar la confianza y la integridad del grupo.

Sin embargo, Mathew no parecía afectado por las acusaciones. Y con la mirada calmada y decidida, respondió a Skyler.

—Skyler, entiendo tu preocupación, pero en este mundo necesitamos conocer la verdad. Necesitamos saber quiénes somos y qué hemos vivido para poder luchar contra FACTORY. Jan comprende la importancia de nuestra unión y la necesidad de desenmascarar a aquellos que nos han hecho daño. Estamos en guerra, Skyler. No podemos permitirnos dejar cabos sueltos. Necesitamos saber quién está de nuestro lado y quién no. Los secretos personales no importan si eso significa nuestra supervivencia

Jan asintió en silencio, respaldando las palabras de Mathew. Aunque era un hombre reservado, entendía la necesidad de revelar secretos y enfrentar el pasado para poder encontrar la justicia y la venganza que anhelaban.

—A lo que Skyler quiere decir, es que no hay necesidad de quitarles las opciones a nadie —argumentó, pensativo—. Todos aquí, deberíamos estar dispuesto a compartir nuestros secretos, solo por el bien común, pero cuando nos arrebatan ese derecho, no sabemos exactamente hacia que mal nos estaríamos inclinado. 

Paper, se sintió obligada a intervenir en la discusión.

—Lance, ¿realmente crees que podemos permitirnos esconder la verdad de nuestras propias mentes? Estamos en medio de una guerra, una batalla por nuestra supervivencia. No podemos aferrarnos a la comodidad de nuestra privacidad cuando nuestros enemigos están dispuestos a desmembrarnos y analizarnos. Necesitamos ser fuertes y valientes, incluso si eso significa enfrentar nuestros propios demonios. — Una mirada desafiante estaba dirigida a Lance—. Si tan preocupado estás por guardar tus secretos, ¿qué tipo de guerrero eres? Nos enfrentamos a una amenaza inminente y no podemos permitirnos debilidades. Necesitamos información para protegernos y planificar nuestros movimientos.

Lance miró a Paper con sorpresa, sin haber esperado que ella expresara su desacuerdo de una manera tan enérgica. Por un momento, dudó en sus convicciones, pero luego se enderezó y respondió con voz firme, sintiéndose atacado por las palabras de Paper.

—No se trata de debilidad, Paper. Se trata de respeto y de entender que hay límites que no debemos traspasar. No podemos sacrificar nuestra integridad moral en el proceso de lucha contra FACTORY. —Pese a que había sido ofendido, era impresionante la templanza de sus palabras—. Entiendo tu punto de vista, Paper, pero creo en la importancia de mantener la integridad de nuestros pensamientos y recuerdos. No debemos convertirnos en aquellos que buscamos derrotar. Debemos encontrar otra manera de luchar sin sacrificar nuestra privacidad y nuestra humanidad.

Adrián se acercó a Skyler, colocando una mano en su hombro en un gesto de apoyo.

—Estoy de acuerdo con Skyler y Lance. Todos tenemos nuestros secretos y heridas que debemos proteger. No podemos dejar que la desesperación nos haga olvidar nuestra humanidad.

Mathew, frustrado por la falta de comprensión de sus compañeros, levantó la voz.

—¡No entienden! No podemos permitirnos ser vulnerables. FACTORY no mostrará misericordia, así que ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros?

Jan, que había permanecido en silencio durante la discusión, finalmente habló con calma.

—Comprendo la necesidad de conocer la verdad y de protegernos, pero también entiendo la importancia de mantener nuestros secretos y nuestros límites. Es una guerra difícil, pero no podemos perder nuestra humanidad en el proceso como muy bien se ha dicho.

La tensión en la habitación era palpable. Los miembros del grupo se miraban unos a otros, sus diferencias y desacuerdos quedaban al descubierto.

Skyler, todavía molesta pero intentando mantener la calma, dirigió su mirada a Mathew.

—Mathew, entiendo tu perspectiva, pero debemos encontrar una manera de equilibrar nuestras necesidades con nuestros valores. No podemos dejar que la desesperación nos consuma por completo.

Mathew bajó la mirada, reconociendo la validez de las palabras de Skyler y los demás. Se dio cuenta de que, aunque su intención había sido proteger a su equipo, había traspasado una línea importante.

—Tienen razón. Me disculpo por mi impulso y por invadir la privacidad de Jan, Mar y todos ustedes. Yo solo quiero protegerlos.

La tensión empezó a disiparse gradualmente mientras los miembros del grupo asimilaban las disculpas de Mathew y reflexionaban sobre la importancia de mantener su humanidad en medio de la lucha contra FACTORY.

Sabían que, para enfrentar a su enemigo común, debían permanecer unidos y respetarse mutuamente. La guerra era despiadada, pero no podían permitir que los secretos y las acciones desesperadas los consumieran.

—Quizás haya una forma de encontrar ese equilibrio. Podemos buscar la verdad, pero respetando la voluntad y la privacidad de cada uno. Podemos compartir lo que consideremos necesario para avanzar, pero también debemos respetar los límites de cada individuo. No podemos perder nuestra humanidad en el proceso.

Las palabras de Skyler resonaron en el silencio de la habitación. Era una solución razonable y justa, que parecía calmar las tensiones entre los miembros del grupo.

Finalmente, Mathew, Paper, Jan y Lance, e incluso Adrián, asintieron en acuerdo. Los niños, estaban allí, un tanto nerviosos, pero en silencio. 

Y aunque todos seguían teniendo diferencias en cuanto a la privacidad y la revelación de secretos, entendieron la importancia de mantenerse unidos y respetar los límites de cada uno. En ese momento, todos se dieron cuenta de que había algo más importante que sus diferencias personales: su objetivo común de derrotar a FACTORY y proteger a aquellos que amaban.

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