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Capítulo 0

—¡A-ah! Di-disculpe. —Un líquido de color rojo intenso ha sido derramado en el suelo después de aquel estrepitoso choque. Él no pretendía que pasara.

Pero pasó.

—¡Mierda! —grita el dueño de la bebida, claramente molesto. Izuku se encoge de hombros, aún ruborizado, apenado por la situación embarazosa, sintiéndose regañado por el hombre que yace aún delante de él. Es una suerte que no les haya mojado a ninguno, una increíble suerte. De otra manera, se veía en el suelo del pub fuera de combate.

Primera y última vez que acompañaba a sus amigos a Open Mind.

El sonido de la música estando a lo máximo le imposibilita saber qué sigue diciendo aquel hombre, que, viéndolo bien, es bastante llamativo.

Pantalones entallados. Unas buenas piernas, un culo gordo muy bien formado. Una playera negra que se acentúa a su torso. Bíceps y tríceps delineados, un vientre plano, brazos torneados. Cabello rubio, echado hacia atrás. Ojos penetrantes, rojos cual pasión. Tetas enormes.

Un hombre en toda la extensión de la regla.

Aún así...

>> ¿Qué tanto me miras, cabeza de brócoli mal cocida? —indaga el rubio, apuntándole con el dedo, acusador. Izuku se pone nervioso. Su voz gruesa es bastante extasiante para sus oídos que lo transportan a algo parecido al placer absoluto. Un lugar donde las puertas nacaradas son abiertas con sólo escucharle hablar.

Pillado.

>> ¡Venga, responde! —insiste el rubio, acorralándolo contra la pared del pasillo. Maldice por haberse alejado tanto de sus amigos. Tal vez ellos le hubieran sacado del apuro.

O tal vez Shōto le hubiera coqueteado.

—¡Lo-lo siento! —exclama, escondiendo el rostro de la mirada penetrante del rubio. Siente su mano en sus cabellos, haciéndolo levantar el rostro a la fuerza. El rubio junta su frente contra la suya—. ¡Perdón, lo siento, no era mi intención! —Entra en desesperación. Le saca una cabeza. Es fornido, alto y de un carácter bastante voluble. Podría hacerlo añicos si quisiera. Porque claro, Izuku no se defendería porque no sabría como.

Duele.

—¿Qué? ¿No te piensas defender? —interroga acercando su rostro al de Izuku, haciéndole sonrojar. Sus labios se rozan lo que le produce más incomodidad. El rubio sonríe malicioso—. ¿Acaso te gusta, jodido bastardo? —Muerde su labio inferior con saña, arrancándole un jadeo producto del dolor ocasionado. Mantiene la mirada baja aún así, no quiere mirarle. Los ojos penetrantes cual carmín le carcomen el interior, poniéndolo más nervioso de lo que ya está—. No te he visto por aquí, ni en ningún otro lugar. No podría olvidar una cara de mierda tan fácilmente. —Izuku duda acerca de lo mencionado. ¿Aquello es un insulto o un halago? Sea como sea, no entiende porque le gusta que sea así con él. Tal vez sea lo que sus amigos dicen ser "masoca" con ganas y creces.

—Ya me disculpé, lo mejor es que me vaya —habla Izuku entre tartamudeos torpes y nerviosos, cosa que no pasaba desapercibido de aquel rubio fornido delante de él. Parecía disfrutar de la vulnerabilidad que había en su persona. Izuku no tenía la culpa, realmente le daba pavor que le hiciera algo.

Aunque...

—Soy Katsuki —susurra el rubio aun delante de él, sin hacer algún movimiento que indique que se retirará. “Katsuki” un dulce nombre que puede saborearlo en los labios con sólo pronunciarlo, le sabe a gloria misma que le lleva a los cielos sin necesidad de algún atrevimiento suyo. De nuevo, esas puertas son abiertas delante de él.

—Yo so-soy Izuku —se presenta nervioso, siendo presa aún de los nervios aunque claramente estos van desapareciendo a medida que va compartiendo palabras por aquel chico apuesto. Siente las manos de aquel acariciarle de una forma grotesca que se siente casi violado por él. Aquello le disgusta por el tipo de confiancitas que se empieza a tomar, pero, por otra parte, no puede evitar disfrutar en el momento justo cuando Katsuki rodea con su derecha su pene aún por encima de la ropa, acariciando sin cesar, queriendo llegar a más.

Aquello es el colmo para Izuku quien está más rojo que cualquier farolillo que viera por ahí. Sus mejillas pintadas cual carmín, semejantes a los ojos de su compañero pervertido, delatan su inexperiencia en aquellos rumbos.

Después de todo, Izuku es un ser closed.

No era extraño dada en la época en la que se encuentran. Correcto, la mayoría de las personas se habían convertido en open, un concepto algo vago donde las personas practican lo que quieran por ser abiertos de mente. En el caso de Izuku, había cosas que todavía no sabía si era bueno probar. Incluso en su brazalete amigo, el que por obligación debía de usar, venía en su información.

Closed.

Esa es la palabra que aparece debajo de su nombre. La palabra que lo identifica en ese mundo.

—¿Te gustaría ir a un cuarto? —sugiere Katsuki utilizando un tono caliente en su voz, derritiendo al pequeño Izuku en jadeos. Aquel tipo bravucón sí que sabía en dónde tocar y cómo hacerlo. Realmente la excitación que le ha proporcionado le ha servido para sudar aunque no tanto como si fuera un maratón.

—No-no... Debo de buscar a... —La mano de Katsuki se restriega a toda la extensión de su miembro amigo y parte noble de Izuku, haciéndolo gemir algo agudo por semejante acto. Se recarga en su pecho, dejándose caer débilmente sobre él.

—Vamos... No me rechaces una mamada, jodida mierda —la voz juguetona de Katsuki le tienta de verdad, pero siente que van demasiado rápido. Está bien, sí, estaban en un pub de aquellos de mala muerte, donde te toquetean aquí y allá, dejando las huellas dactilares en tu culo y sabrá Dios en otros lados, ese tipo de lugares de encuentro que utilizan los jóvenes para coger sin compromisos entre ellos. Un simple polvo. Sólo algo de sexo simple para satisfacer sus más profundos deseos en un encuentro sin compromisos, lo ideal para cualquier tipo o tipa caliente.

Un lugar de ambiente para los open.

Aun así, Izuku sabe que aquello está mal y que no debe dejarse llevar por sus instintos más bajos. Aunque realmente lo desea, de verdad que sí. Sentir los labios de Katsuki en su pene chupando, lamiendo y saboreándolo cual dulce de cereza pura, sin dejar de verlo, ser capaz de disfrutar aquella vez con un desconocido no tan desconocido. Después de todo, sabe su nombre. Pero le parece aún bastante pronto.

Bastante para su mente joven de veinticinco años.

Claro, joven "joven" no estaba, pero no había tenido encuentros sexuales con muchas personas. Decir con algunas sería bastante desacertado. Y decir que mínimo una sería igual a una mentira. Izuku era un virgen de veinticinco años que pretendía tener su primera vez con alguien que amara, no con alguien de voz caliente que le quisiera hacer una mamada —aunque estaba tentado, la verdad— sólo para liberar algo de "presión" ante tan acalorada calentura dada.

—Yo... De verdad que no... —Katsuki asiente con la cabeza, haciéndose para atrás. Se le ve algo de frustración en la mirada e Izuku se siente culpable por ello. Bueno... Una mamada no cuenta como hacer el amor, ¿verdad? Tal vez algo de experiencia no le vendría mal de vez en cuando—. E-esta bien..., pero después me iré, ¿estás bien con eso?

—Eres virgen, ¿no? —aquello lo saca de orbita. Katsuki sonríe—. Lo entiendo, quieres que sea especial, entonces te daré la mejor mamada que pueda hacer, única en su clase. —toma su mano en un cálido gesto. Incluso Izuku llega a olvidar a donde irán él y el chico de ojos carmesí. La calidez de sus manos y esa mirada llena de confort.

Es él.

Y con ese pensamiento en la cabeza, fue incapaz de decirle que no a que no se atrevieran a otras cosas más. Después de todo, Katsuki era un magnifico pasivo que hacía lo que menos te imaginaras en un momento, siendo como un caballo desbocado, tomando las riendas el mismo y llegar a su propio placer. Izuku entiende que aquello es un simple polvo, pero no puede evitar sentir algo por ese chico peculiar.

Su chico peculiar.

Porque muy a pesar de su calentura, han pasado información a través de sus muñequeras. Algo que habitualmente no se hace.

A Izuku le bastó las primeras caricias que Katsuki le proporcionó para que disfrutara para darse cuenta lo mucho que le gustaba. Y no es que fuera algo del otro mundo, realmente disfrutar con Katsuki no le parecía extraño.

Sentir sus caderas subir y bajar encima de las suyas, verlo perlado por la fina cubierta de sudor, siendo llevado a la cima del éxtasis gimiendo su nombre en un frenesí de movimientos caóticos cual sube y baja en su parte noble es el colmo de la excitación. Verlo jugar con su cuerpo, masturbándose delante de él con bastantes ganas de llegar a más pero sin querer sucumbir a sus decisiones de niño bien portado le parecen tiernas. Verlo enrojecer por la timidez que le da escucharse gemir es otra cosa, es otro nivel sumamente glorioso, escucharlo repetir su nombre una y otra vez como si aquel encuentro casual fuera el desenlace de una cita romántica después de algún momento mágico que termina en cama. Realmente siente que aquello que llaman polvo no lo es como tal.

Siente que Katsuki y él están haciendo algo parecido al amor.

El problema es que Katsuki no lo sentía así.

—♥—

—Nos vemos otro día, ¿te parece? Te he dejado mi número anotado en tu móvil así que cuando desees estar con alguien... Llámame, nerd. —Katsuki le sonríe a Izuku desde el marco de la puerta, le ve de lo más nervioso y contento aún sentado en la cama siendo cubierto por unas cuantas sábanas. Era una suerte que el pub tuviera alado un motel. En realidad, vaya que no. Ya lo conocía como la palma de su mano.

—Está bien... Katsuki. —Le sonríe Izuku de vuelta y él aprovecha para salir de aquellas cuatro paredes. Ya lo ha utilizado de la manera que él esperaba. Nunca imaginó que un tipo como él le haría gozar tanto, tal vez su inexperiencia lo impulsó en aquella desbocada situación de éxtasis puro. Tal vez fueron sus ojos verdes puros cual niño descubriendo nuevos lugares —sí, sus lugares más íntimos— queriendo saber más de ellos y quedarse, porque Katsuki se planeó quedarse con él toda la noche, pero le pareció desorbitante aquello. Demasiadas confianzas para un simple sexo ocasional.

Y es que él, un ser open no puede limitarse a estar con uno solo.

Por ello regresa al pub, no sin antes checar que Izuku se haya marchado a otro lugar. No quería encontrárselo. Sería algo extraño ver al tipo que momentos antes te has cogido rondar por ahí. Mucho más considerando que Izuku era closed.

Y es ahí donde se encuentra a un tipo de ojos heteros, lo cual le llama profundamente la atención.

—♥—

—¿Vienes regularmente por aquí? —pregunta alguien a su lado recargado en la barra a lo que él se limita a arquear una ceja. Pero no pareció darle mucha importancia, después de todo se ubican en un lugar de ese tipo de ambientes.

—A veces —contesta Shōto dándole un sorbo a su bebida. El tipo que está a su lado sonríe y se acerca más a él. Le mira mejor. Es bastante atractivo. Alto, seguramente, rubio cenizo, ojos cuales rubíes y un físico bastante bueno. No era la clase de chico con el cuál se envolvía pero podría intentar.

—¿Cómo te llamas? —pregunta el rubio, sonriente.

No puede hacer de lado aquella invitación.

***
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