Capítulo 26: Núcleo
Los soldados del batallón se mantenían firmes. En frente de ellos, el comandante.
-Colt, Artie mantened los motores encendidos - ordenó Darik -. Lo mismo para vosotras chicas. Mantened los motores encendidos.
- A la orden - respondió Cady -. ¿Tú qué vas a hacer?
- Ganar tiempo. Colt, Artie manteneos alerta. Si la cosa se pone fea disparad.
-Se te ha ido la cabeza - replicó Colt.
- Por una vez creo que llevas razón Colt. Intentad contactar con Kyle - dijo Darik. Acto seguido bajó de la nave y caminó hasta situarse en frente del comandante. El hangar era grande. En él podrían caber un par de escuadrones de naves de combate. Bidones de combustible y cajas de suministros se amontonaban por todo el hangar. En contra posición a la base de los rebeldes, aquí todo relucía. La Unión podía ser deplorable, pero al menos eran limpios y ordenados.
-001 - dijo el comandante fingiendo sorpresa - ¿Eres tú? ¿Cómo va eso de ser un desertor?
Darik estaba algo sobrecogido por la situación, pero tenía que ganar tiempo para sus compañeros, así que su única posibilidad era seguir el juego al comandante.
- Bueno, sienta bien ser dueño de tus propios actos - dijo Darik -. Una cosa, veníamos a robar un grupo de naves de combate, ¿no sabrás nada, no?
- No, lo siento - respondió el comandante -. Por cierto, hay alguien que os echa de menos.
El comandante se hizo a un lado y el pelotón de soldados detrás de él se abrió, dejando a paso a un soldado que llevaba a su lado a una mujer esposada.
-Maria - dijo Darik con los ojos abiertos de par en par. El soldado, al situarse al lado del comandante, empujó a Maria hacia el suelo, obligándola así a ponerse de rodillas. Parecía estar como siempre, pero Darik sabía que no era así. Sus ojos apuntaban a ninguna parte y parecían apagados. Como si la vida misma le hubiera abandonado, dejando así un cascarón de piel vacío. Tortura digital pensó Darik para sí mismo.
De mientras, en el carguero, Lily y las demás chicas trataban de contactar no solo con Kyle, sino también con la base, para así poder recibir refuerzos.
-¡Maldita sea! - clamó Lily - No hay manera, Kyle no responde a las comunicaciones, ni siquiera a su Pulso.
-Sigue intentándolo. Cady, ¿cómo van los refuerzos? - preguntó Selina.
- Estarán en el sistema dentro de una hora - dijo Cady.
- Demasiado tarde - masculló entre dientes Selina.
Kyle ignoró por completo los mensajes que llegaban a su Pulso. No debía distraerse o todo el plan se iría al garete. La esclusa de residuos se encontraba en una especie de túnel, muy parecido al de unas cloacas, y estaba formada por tres secciones separadas por dos puertas y una cinta transportadora que las atravesaba. En la sección central del túnel, los residuos, que principalmente eran piezas metálicas defectuosas, eran transformados en cubos gracias a unos brazos robóticos que estaban colgados del techo. Luego, estos cubos serían arrojados a la superficie del planeta por dicha esclusa.
Kyle tubo que hacer un sobre esfuerzo para luchar contra la cinta transportadora, puesto que era como nadar contra corriente. Por suerte, Kyle pudo alcanzar unas escaleras situadas en uno de los muros laterales que daban a una pasarela metálica. Nada más llegar allí, recibió otro mensaje, con este llevaba ya 10 mensajes, así que optó por escucharlo. Era la voz de Lily.
"Kyle, estamos en peligro, es una trampa, sal de ahí " decía el mensaje. A pesar de la advertencia y del peligro inminente, Kyle siguió con su plan, aunque envió una respuesta a Lily.
-A mi señal abandonad la fabrica - envió Kyle. La respuesta fue instantánea.
-¿Qué señal? - preguntó Lily.
- La notareis - respondió Kyle. Retomó su misión y avanzó por la pasarela. Esta conducía hasta una gruesa puerta metálica. Después de abrirla, se asomó y miro a ambos lados, con la esperanza de no encontrarse con algún soldado enemigo. Al mirar a su derecha, al final del pasillo, cruzaron dos soldados de patrulla por el pasillo contiguo. Tenía el mapa de la fábrica en su mente, además, podía acudir a él a través de su Pulso si en cualquier momento se perdía. Según los planos, la sala del núcleo de la estación se encontraba al nordeste de su posición. Ese núcleo era lo que permitía a la fábrica mantenerse a flote en sus coordenadas. Así que, sin más dilación, se dirigió hacia allí, tomando el pasillo hacia la derecha. Llevaba el rifle de plasma colgando del hombro, pero optó por llevarlo preparado y cargado por si había algún percance.
Mientras caminaba casi en cuclillas y con el paso acelerado se percató de las dimensiones de la fábrica. Era muchísimo más grande de lo que esperaba. Teniendo en cuenta la decena de hangares y los varios niveles circulares, Kyle sospechaba que la parte destinada al montaje de las naves se encontraría todavía más en el interior y que ocuparía más de un nivel. Siguió los planos de la fabrica en su cabeza. Giró a la izquierda, giró a la derecha y de nuevo a la izquierda. Justo al voltear la esquina, a mitad del pasillo, dos soldados se disponían a hacer guardia. Quedaban de espaldas a él. Kyle se acercó a ellos lenta y sigilosamente. Cuando estuvo lo suficientemente cerca agarró a uno de ellos por el cuello, el otro, sorprendido, le apuntó con su arma pero Kyle fue más rápido. El soldado cayó al suelo con una marca humeante en el pecho. Acto seguido, Kyle empujó al soldado que agarraba, y sin que le temblara el pulso volvió a disparar. El soldado cayó fulminado. Kyle ignoro el cuerpo y se encamino a la sala del núcleo.
Darik seguía sin creérselo, aunque de pronto, todo empezaba a cobrar sentido.
-Nos parecía raro que vuestra pandilla siempre estuviera preparada y lista para asaltar nuestros cargamentos. Así que, empezamos a sospechar y pusimos a todo el equipo de la academia bajo vigilancia.
Darik era incapaz de quitar la mirada de Maria. Había sido lo más cercano a una madre que había tenido, y ahora se encontraba en un estado catatónico. Era su culpa, de nuevo, era su culpa. Inconscientemente, empezó a andar hacia ella, arrastrando los pies, lo que hacía que se tambaleara de un lado a otro. Empezó a llorar, a lo que el comandante se rio.
- Yo que tú mantendría las distancias, X001 - advirtió el comandante. Sacó su revolver de plasma y apuntó a la cabeza de Maria.
Darik se quedó quieto como una estatua. Era como si el corazón se le hubiera parado de golpe.
-No - susurró Darik.
- Esperaba mucho de vosotros, 001 - dijo el comandante, todavía apuntando a Maria -. Teníais un gran futuro en la Unión, pero lo habéis echado por la borda. ¿Que se siente al traicionar a quien te lo dio todo y te hizo ser quien eres?
Darik no podía responder. Quería hacerlo. Quería mandar a ese vejestorio del ojo biónico al desguace, pero las palabras se le atragantaban y se resistían a salir.
- No importa la respuesta, 001 - continuó el comandante, que fijo su mirada en Maria -. La cuestión es que sois unos traidores, y solo hay una forma de lidiar con ese tipo de personas.
El comandante apretó el gatillo. Maria cayó al suelo, con un agujero humeante en la cabeza. Después, el comandante apuntó a Darik.
Una explosión resonó por toda la fabrica.
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