Capítulo 15: La verdad
El interior de la Siren sorprendió a todo el grupo. Des de fuera parecía pequeña, pero una vez dentro, era todo lo contrario. Los interiores eran amplios y además la nave contaba con dos plantas. En la parte superior se encontraban los camarotes. Había 5 y eran idénticos. Dos de ellos estaban vacíos. Eran una habitación de 4 paredes de color gris. En una de ellas, empotrada, estaba la cama, y en la pared opuesta había un sencillo escritorio metálico con una silla. En la pared del fondo reinaba un ventanal que daba al vacío del espacio. Sin duda, la parte favorita de Darik. Siempre que viajaba por el espacio se dejaba llevar por los planetas, las estrellas, las nebulosas, pensando en lo basto que era el universo, lo mucho que había descubierto la raza humana y lo mucho que le quedaba por descubrir. Pero en más de una ocasión se sorprendió así mismo preguntándose cual sería el limite, cuando la Unión pondría fin a su expansión. Nunca llegaba a responder esa pregunta, pero por desgracia conocía la respuesta.
En la planta de abajo podías encontrar la bodega, que se situaba en la parte trasera de la nave. ; en el extremo opuesto estaba el puesto de mando y entre medio el comedor. El comedor estaba formado por un par de muebles en los laterales de la nave con varios cajones y armaritos y una encimera. Contaba con una impresora de comida, una cafetera y una pequeña nevera con comida "real". También disponía de un pequeño sofá empotrado de la nave y enfrente una pequeña mesa circular con varias sillas. El equipo descansaba en el sofá y las sillas cuando el chico misterioso salió del puesto de mando.
-Piloto automático activado. Llegaremos en media hora - informó.
- ¿Cómo te llamas? - preguntó de pronto Darik - Merecemos saber tu nombre al menos.
- Kyle, Kyle Alby.
El chico soltó una risita condescendiente, como si les hiciera un favor al grupo al revelar su nombre.
- Un placer, Kyle - dijo Darik en un tono que cualquier superior podría interpretar como hostil -. ¿ A dónde nos dirigimos?
Artie y Cailyn miraron a Kyle buscando aprobación o buscando permiso, y este ultimo asintió con la cabeza con algo de resignación.
- Lo que tenemos entre manos no se organiza así como así, sobre todo teniendo en cuenta a quien nos enfrentamos, así que necesitamos...
-Una base - dijo Darik.
-Exacto capitán.
-Pero ¿por que? por que traicionarnos?
- No te confundas Darik. No os hemos traicionado a vosotros, solo a quien nos daba las ordenes - dijo Cailyn.
-Da igual, viene a ser lo mismo - replicó Colt.
-Sinceramente creo que hay una ligera diferencia - dijo Artie - En cualquier caso, espero que cuando lo veáis entendáis nuestro motivo.
-Esperas demasiado - espetó Colt entre dientes. De todo el grupo era el que más molesto estaba por la situación o más bien era el que más lo exteriorizaba. En primera instancia había perdido a sus compañeros, o al menos, ya los había dado por perdidos. Pero de pronto resultaba todo lo contrario. Estaban vivos, y no solo eso, si no que además habían traicionado todo aquello por lo que habían luchado. No es que hubiese pasado a odiarles, pero sí que le costaría perdonarles.
-Colt ... - dijo Amantha, pero las palabras no surgieron. Le entendía a la perfección. Todos entendían la posición de Colt y su reticencia, incluso Darik. Pero todos querían saber el porque de la traición.
Poco a poco el silencio se fue abriendo paso en la sala. Kyle se encerró en el puesto de mando y Artie y Cailyn se propusieron preparar algo de comida. Optaron por elegir algo pre-cocinado de la nevera. Conocían a sus compañeros y sabían que detestaban la comida imprimida. Fue en ese preciso momento, mientras Darik bebía de su vaso, cuando empezó a notar la vista nublada y a marearse. Segundos más tarde el negro se apoderó de él.
Inmediatamente después Darik se vio flotando en el espacio, mientras estrellas, planetas, sistemas solares y galaxias pasaban a su alrededor como si hubiesen sido disparados como una flecha. ¿Qué esta pasando? pensó para sí mismo. El cosmos seguía moviéndose a una velocidad vertiginosa pero de pronto todo empezó ir al revés, como si alguien hubiese pulsado el botón de rebobinado. Todo fue retrocediendo y alejándose, hasta que Darik pudo disfrutar de una panorámica de todo el universo, o más bien de una gran parte de él. Pero a pesar de ello, no le gustó lo que vio. Las estrellas empezaron a apagarse, los planetas empezaron a colapsarse, y los soles a explotar. No tardó mucho en comprender lo que estaba viendo y al hacerlo, un miedo que nunca había sentido inundo su cuerpo. Se sintió como un animalillo abandonado en medio de aquel universo que poco a poco se oscurecía. Viendo cómo el vació se hacía más y más grande. Una voz le sorprendió. Resonó en la oscuridad, grave, fuerte.
-Se acerca el final. Vuestra ambición os llevó más allá de las estrellas, pero vuestra ambición también será vuestra perdición. Encuentra al Centinela. Ayúdalo en su misión.
La voz no volvió y Darik volvió a la realidad. Cady estaba a su lado, preguntándole si se encontraba bien. Tardó unos segundos en recobrar a la compostura y cuando echó su mirada al suelo vio el vaso que pocos segundos antes estaba sosteniendo. El agua se había desparramado por el suelo metálico de la nave y Artie se disponía a limpiarlo. El resto le miraban sorprendidos y preocupados.
-Darik, ¿estás bien? - preguntó Cady. Darik asintió lentamente con la cabeza.
-Sí, sí, creo que sí. Perdón. Han sido unos días un poco peculiares y parece que me están pasando factura.
- Pues menos mal que hemos pasado unos días en Future, si no estarías a punto para ir a un desguace - bromeo Cady, consiguiendo sacarle una sutil sonrisa a Darik.
El viaje duró un poco más de lo esperado. Tardaron un par de horas en llegar a Hanus. Darik recordaba ligeramente cruzarse con algunos archivos sobre el planeta en la academia. Si no le fallaba la memoria, los archivos indicaban que Hanus había sido el pináculo de la expansión humana por el cosmos. Se encontraba en el borde más oriental de la galaxia y junto a muchos otros planetas, fueron consumidos por la ambición, no solo de la Unión si no de otras grandes corporaciones. Darik intuía la escasez de recursos e infraestructuras estelares de todo el borde oriental pero no esperaba que fuese tan pronunciada. El planeta estaba seco. La vegetación, muerta y sin vida. No quedaba nada, ni una pizca de verde. Era un planeta fantasma. Mientras la Siren sobrevolaba algunas refinerías y algunas industrias siderúrgicas, Kyle miraba por una de las ventanas de la nave. Parecía algo apenado, pero en sus se podía ver reflejada la rabia y el odio que tenia hacia la Unión. Empezó ha hablar, mirando todavía a través de la ventana.
-Nadie se lo esperaba. Vinieron con falsas promesas de prosperidad y avances, pero era todo mentira. En menos de un mes, la Unión ya había instalado y construido sus fabricas y sus minas, y en menos de una semana ya habían empezado a obligarnos a trabajar en ellas - se volvió para mirar a todos.
Darik y el resto escuchaban atentamente.
- Mujeres, hombres, adolescentes, todo aquel que pudiera ser mano de obra era obligado a trabajar. Cuando nos quisimos dar cuenta, ya era demasiado tarde. Nos dejamos embaucar por su poder, por su control y terminamos siendo esclavos. Los turnos de trabajo eran cada vez más largos e incluso pasaron a racionar la comida y la bebida. Y por si no fuera poco, abusaron de mi y de mi pueblo. Como intentases algo fuera de sus planes, los soldados te apresaban. Algunos de mis amigos llegaron a desaparecer un par de días para luego reaparecer con moratones y contusiones por todo el cuerpo. No querían que alzáramos la mirada. Nos querían cohibidos. Con miedo. Cuando terminaron su "trabajo" el planeta estaba medio seco y se marcharon, dejándonos abandonados. Fue entonces cuando lo supe, cuando vi la verdad. No éramos los únicos, no era la primera vez que lo hacían y no sería la ultima. Así que yo y mucho otros más abandonamos el planeta, y ese día prometí poner fin a la Unión, a su opulencia, a su control.
Fue entonces cuando la nave aterrizó en una de las plataformas de aterrizaje de una de las naves industriales.
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