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Capítulo 31

Miércoles.

Taehyung caminó temeroso en dirección al espejo de la habitación, con sus manos en puños cerrados y pasos nerviosos. Al mirarse de pies a cabeza en aquel espejo con rebordes blancos, se quedó sin aire; sorprendido de sí mismo, ante aquel resultado atrevido debido a la ropa que eligió. Se desabotonó la camisa hasta dejar parte de su moreno torso al descubierto y acomodando la camisa de manera que cayera de sus hombros de forma elegante; su tono moreno y el color perla de la camisa de seda, se acentuaba perfectamente a su cuerpo de compleción delgada.

Nunca se había vestido así para alguien que no fuera el mismo, tampoco era egocentrismo, sino que se sentía anonadado al verse diferente, y todo se debía a un único chico que ha hecho de su semana bastante intensa, llena emociones y momentos que no iba a olvidar, pues se ganaron un trozo importante de su corazón. Por otro lado, la ocasión ameritaba vestir así, pues durante el día de martes y hoy, ha sentido un deseo casi que incontrolable de estar con el tatuador de manera íntima, tras lo ocurrido en la mesa, que surgió espontáneamente, lo dejo ansioso de volver a compartir un momento como ese.

Con sus manos acarició sus muslos, sin dejar de mirarse al espejo. Un escalofrío le recorrió gran parte de su anatomía al imaginarse que aquellas manos era las grandes, venosas de color lechoso de Min, quien se las apretaba y rozaba sus tersos muslos. Se mordió los labios ante la imagen.

Además de la camisa no traía nada más que cubierta sus piernas, lo único que tapaba su intimidad era una prenda interior de encaje de tono blanco. Eran pocas las veces que se atrevía a usar algo como eso, la primera vez fue cuando visito el estudio de Agust, y todavía se acuerda cuando en el auto le dijo que lo volvería a usar, así que, en caso de, lo metió a su maleta.

—Bien... Nada puede salir mal, Tae... Nada. —Se dijo así mismo mirándose al espejo por última vez. Estaba comprometido con esa noche.

Se quedó caminando por el cuarto mientras que Yoongi llegaba. Era una noche perfecta, pues Jimin y Jungkook salieron a un parque a ver una presentación de una banda de Jeju, según le contó su amigo, eran guitarristas. No recordaba que más le contó al respecto, ya que su emoción era aún más grande.

Se sentó por un momento en la cama, pero al minuto se levantó de un brinco al oír como la puerta era abierta, dejando ver a Agust con una botella de vino de tinto y dos copas de cristal. El chico que se adentró a la habitación quedó boquiabierto al ver a la persona con la que compartía cama y cuarto.

Taehyung estaba parado con las manos detrás de su espalda —notoriamente nervioso—, piernas cruzadas y descalzo. Sus ojos brillaron al ver con una camisa de seda tono perla y nada más que cubrirá sus estilizadas piernas morenas. El azabache se encontraba parado junto al gran ventanal del cuarto, dejando que la luz de la luna, y la tenue de la lámpara, iluminaran la silueta del menor.

—T-Te ves... increíble —dijo con la voz en un hilo. Dejo la botella y las copas en las mesas de noche, para meterse las manos al bolsillo de su pantalón de chándal negro. —Qué mierda digo... te ves malditamente sexy así.

El azabache rio tímido.

—Créeme que es primera vez que espero a alguien así. Me siento un poco vulnerable —confesó.

Agust camino hasta él rodeándolo con sus brazos descubiertos gracias a la camiseta pegada al torso y sin mangas. Kim estaba a punto de derretirse entre sus brazos, un poco fornidos y blanquecinos de Min.

—¿Y por qué? —Le preguntó en un susurro. —Porque tienes las piernas desnudas. —Rozó con sus dígitos la piel de los muslos. —Quizás porque tienes el cuello y las clavículas a la vista o será por... —Al subir sus manos sintió la tela de encaje que traía Kim. —Creo que es por esto. —Sonrió victorioso.

Min se abalanzó contra Kim para besarlo feroz, adentrándose en su boca, explorando cada rincón con de esos labios rojizos y suaves. Taehyung se dejó besar, tocar y querer por el mayor. El tatuador sabía cómo le gustaba al muchacho, así que conocía cada uno de sus puntos erógenos; cuello, espalda baja y en la parte internas de los muslos.

—E-Espera... Yoongi... ¡Ngh! —Jadeo al sentir un beso sorpresivo en su cuello. —Lento... Lento, deberías abrir esa botella, primero. ¿No crees?

—No sé si soporte tenerte así mucho tiempo.

—No será mucho, la noche es solo tuya y mía en este cuarto —murmuro acariciando su nuca.

El corazón de Agust bombeada sangre a cada segundo, latiendo con fuerza, haciendo que su pecho retumbase contra el de su amante.

—Eso quería escuchar, cariño.

Yoongi sonrió ladino, luego, le tomó de la mano llevándolo hacia la cama y así poder servirle una copa de vino tinto. Antes de hacer un pequeño brindis se besaron lento y apasionado.

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El de cabello largo se peinó hacia atrás para luego dejar que el menor le diera un empujón por los hombros para así tumbarlo boca arriba en el gran colchón. Se lamió los labios, que aún queda sabor a vino en ellos, disfrutando de la escena que Kim, montándose arriba de él mientras se terminaba de desabotonar la camisa con lentitud, sin apartar su mirada cargada de sensualidad. Cada movimiento de sus dedos con los botones, era una invitación a Min para dejarse llevar por nada más que por el gran deseo que contenía en su cuerpo.

Sin soportar más se quitó como pudo la prenda superior, dejándola tirada sobre el suelo de la habitación. Kim sonrió gustoso al ver parte del torso descubierto. Se hubiera quitado el pantalón, pero el chico ya lo había hecho previamente cuando se arrodilló ante su persona, llevándose el bóxer de camino.

—Apresúrate o lo haré yo —dijo acalorado.

—¿Tienes prisa? —preguntó Kim que ya había acabado. Tomo las orillas de su prenda dejándola caer por sus brazos hasta que se la quito y la dejo momentáneamente al lado de la cabeza de Min. El aroma a jazmín con coco, no tardo en llegar a la nariz de Agust. Este se sentó de golpe abrazando a Kim por la cintura. —¿Tú de verdad me deseas como yo lo hago?

—Claro que sí —respondió seguro—, eres con el único que quiera estar así hoy y los demás días. Los que pueda.

El chico le tomo el rostro, besando enseguida en un beso corto. Se estremeció cuando Min no le quito la ropa interior, solo la corrió algunos centímetros. La presión de las paredes del chico hizo a Agust estar más convencido de que amaba estar de esa manera y de todas las demás con Taehyung.

Te quiero follar con este puesto... —murmuro con el calor dominando su cuerpo.

Entre el alcohol y el deseo, las palabras no eran medidas y Taehyung lo sabía, pues, asintió frenético.

Yoongi comenzó a mover lento y Taehyung le fue siguiendo el ritmo con frenesís. Haciendo que los resortes de la cama sonasen entre una orquesta de sonidos que sus cuerpos generaban. Kim se aferró a la espalda del tatuador, encajando sus uñas limadas en la piel de este. Min oculto su rostro en el cuello del muchacho, ahogando algunos gruñidos de paso.

Bajo sus manos apretando con ferocidad los glúteos del chico. Fue justo ahí, cuando Agust se puso de pie y lo puso contra la cómoda que estaba frente los pies de la cama. El mueble azotó bruscamente contra la pared, Taehyung se sentía una montaña rusa de emociones y sensaciones que lo ponía sensible ante cada roce de Yoongi.

Él, de cabellos largos, se salió por un poco momento, dejando a Kim con la sensación de vacío. Junto un poco sus piernas para evitar venirse tan pronto. El mayor le tomo la prenda y se la quito con fuerza dejándosela en un tobillo colgado, posteriormente, se agachó y comenzó a besarle las piernas, dándole mordidas y lamidas en la parte interna. 

Estaban ambos en la cúspide misma del placer y la euforia. Tocándose y besándose sin pudor, tampoco midiendo sus acciones, solo se dejaban llevar.

La cama se había convertido en su nuevo destino, dejándola con las sabanas desordenadas, una almohada en el suelo y la otra debajo de la cabeza de Yoongi, para acostarse mejor, y quedar con una vista perfecta de Kim.

—Taehyung... ¡Mierda! —Hizo la cabeza hacia atrás ante la proximidad del clímax y del tan esperado orgasmo.

Solo basto un par de movimientos de la cadera del chico para que juntos acabaran al momento. Taehyung se dejó caer sobre el pecho de Yoongi exhausto por la sesión de sexo nocturna, llena de pasión y anhelo.

Agust lo abrazo aun sin salir de su interior, dejando que sus respiraciones se regulasen para poder acostarse mejor y descansar mejor.

—Yoongi... —Le llamo Kim, cansado y aún sensible. Min lo oyó y le acarició el cabello hasta la espalda.

—Dime, Tae.

—T-Te he querido decir esto, espero que las cosas no terminen raras entre nosotros, pero ya no puedo seguir ocultándote lo que siento. Hemos avanzado demasiado. —Comenzó a hablar, sin moverse del pecho del mayor, pues se sentía cómodo, además las caricias lo dejaban relajarse al borde de irse durmiendo poco a poco.

—Ya dime, me estás poniendo ansioso. —Pidió el mayor, algo preocupado. Su corazón se volvió acelerar.

Te amo. —Confesó Taehyung. Yoongi detuvo su mano. —Te amo y siento cosas muy fuertes por ti. —Taehyung levanto la cabeza mirando al chico con temor. —Dime que, por lo menos, sientes algo similar. Por favor...

El tatuador le tomo la barbilla para acercarse sus belfos.

Yo igual te amo, Kim. Tú has sido el único en ponerme así.

Antes de rendirse al sueño, se besaron.

Eran solo ellos dos, que se entregaron a los más profundos. Exponiendo, al fin, el verdadero sentimiento que querían descubrir aquella semana en la isla.

Sus corazones estaban más que satisfechos.

—¿Esto funcionara o quedara aquí, en Jeju? —preguntó Kim.

—Debe funcionar. Yo, por lo menos, quiero que funciono aquí, en Jeju, y allá en Seúl. Eres él me gusta y amo, Tae.

Para el azabache, eso era más que suficiente.

—Yo igual quiero que funcione.

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Sábado.

Park corto la llamada con su madre, en donde le había explicado que tenía un vuelo para mañana a las diez de la mañana.

Los mejores días de sus vacaciones llegaba a un inevitable final, aun así, no podían negar que pasaron unos momentos increíbles juntos a ellos y con los chicos en los que había gran interés. Park y Kim no se lo hubieran imaginado jamás.

—No puedo creer que mañana se nos acaba la felicidad. —Se lanzó a la cama sin importarle que parte de su ropa se había caído al piso. —Esta es, en definitiva, la parte que más odio de mis vacaciones. ¡En serio!

—Jimin, no puedes negar lo bien que la pasaste, además, aún quedan tres semanas más y seguro que vamos a seguir viendo a JK y Yoongi —dijo doblando un pantalón y acomodándolo en su maleta. —Yo, por lo menos, lo pasé... increíble.

El rubio se acomodó, sentándose en la cama y mostrando un claro interés.

—Descríbeme increíble, Kim Taehyung.

—Bueno... Yoongi y yo nos acercamos más y... creo que podemos ser novio en un tiempo más —confeso con una gran sonrisa.

Jimin celebro a su amigo, ahogando un grito de emoción para que nadie lo escuchara.

—Me alegra oír eso, es como si, otro Taehyung hubiera nacido aquí en Jeju.

—Qué pesado... —reclamo. —Solo soy yo haciendo las cosas como corresponden y bueno, me siento un poco más libre con mis decisiones. Espero no arruinarlo, Jimin. -Su expresión había cambiado a una un poco afligida.

El chico se sentó junto al azabache para abrazarlo.

—Oye, no pienses eso. No arruinarás nada porque, hasta hoy, veo que haces las cosas como piensas y sientes que son correctas. —Le animo un poco, y Taehyung sonrió de vuelta. —¡Solo mírate! Ya disté un paso gigante con Agust, se dijeron te amo. —Fingió una voz melosa.

—¡Ya! —Le empujo sutilmente. —Me da vergüenza cuando lo dices.

—Aja... Pero no te dio vergüenza andar como hormonal por la casa. —Atacó el rubio. Taehyung le dedico una mirada asesina y le tapo la boca con la mano bruscamente. Este solo reía ante la reacción de Kim.

—Te odio, ¿lo sabías?

—Claro que sí, me lo repites cada vez que puedes.

La conversación entre los amigos se vio interrumpida por el celular de Taehyung, el azabache lo saco del bolsillo del pantalón y reviso la pantalla, buscando que notificación llego, hasta que su rostro se volvió más serio rápidamente. Jimin lo noto y vio la pantalla, bastante curioso. Al leer, se dieron cuenta de que era el hermano de Yoongi, Jihoon. Kim suspiro pesado, abrió el chat en donde lo saludaba y le preguntaba como estas y en donde era que andaba, pues no lo ha visto en un tiempo.

—Ni se te ocurra responderle, se acabó. —Jimin le advirtió.

—Es Jihoon, solo le diré que bien y que ando de vacaciones, nada más —dijo Taehyung sin tomarle importancia.

—Tae... La escena que le monto en el restaurante la madre y el hermano de Yoongi, ¿no te hace pensar que mejor es dejarlo y ya?

—Sí, pero, deje de hablarle y verlo de la nada. Eso no cambia mis intenciones con Agust, quiero estar con él, no soy un desgraciado para jugar a dos bandos, Jimin. —Explico, no espero autorización ni nada, solo respondido lo que dijo y nada más.

—Da igual, ya respondiste. —Jimin recogió la ropa del suelo y la fue ordenando para meterla a su maleta. De pronto, se detuvo, preguntándose por qué hacía tanto odio entre la madre y Jihoon contra el tatuador. —¿Yoongi no ha contado sobre la relación con su madre? —Taehyung negó sin apartar la mirada de la pantalla. —¿Y no te lo preguntas acaso?

—Si no me quiere decir es porque es un tema delicado —dijo sin más.

—¿Y su padre? ¿Dónde está?

—Jimin...

—Confía en mí, no diré nada.

Kim torció los labios.

—Él murió cuando Yoongi era joven. No diré nada más. —Taehyung apago el celular para volver a guardarlo en su bolsillo. Tomo su maleta, luego la cerró. —Le costó decírmelo, no quiero faltar a la confianza de él.

—Con eso me basta, tampoco te iba a interrogar.

—Si como no, eres metiche.

Kim abrió la puerta del cuarto y salió con su maleta para encaminarse a donde dormía con Yoongi para dejar el resto de cosas guardadas, listas para mañana. Antes de entrar, oyó, murmuró que eran del mismo Min, abrió un poco la puerta y se quedó oyendo que pasaba.

No puedo creer que esté yendo a mi apartamento a molestar a Chungha. No conoces ni un maldito límite... ¡Te dije esa noche y te lo digo ahora, el dinero me lo heredo legalmente, mamá! ¡¿Acaso solo sabes joder con eso?! —Hubo una pequeña pausa incomodo. —Tú y Jihoon se pueden ir mañana mismo a buscar algún abogado en Japón, me importa una mierda.

Se oyó como cortaba la llamada y el teléfono era dejado bruscamente sobre la mesa de noche. Taehyung aclaró su garganta y entro finalmente. Vio como Yoongi se frotaba la cabeza, mostrándose bastante frustrado. Se acercó poco a poco y lo abrazo por la espalda.

—Admito que oí un poco la discusión que tuviste. ¿Quieres hablar de eso?

—Solo es... es mi familia. —Se dio la vuelta y miro a Taehyung para sonreírle forzosamente. Min se fue hacia la puerta para salir de la habitación.

El azabache se quedó mudo viendo como la puerta era cerrada.

Jimin tenía algo de razón, no era correcto hablarle a Jihoon, cuando la relación familiar era decadente. Se mordió los labios, después saco el celular y justo sonó mostrando el mensaje de Jihoon, uno nuevo.

“¿Te parece si vamos por un café cuando estés de regreso?”

Taehyung pensó en la conversación que oyó. No podía hacerlo eso, no de nuevo, así que teclo la respuesta definitiva.

Lo siento, no creo que pueda.

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