Capítulo 23
Madre e hijo se miraron fijamente, en un reto de miradas a espera de ver quien era el primero en apartar los ojos con rencor del otro. Min tenso la mandíbula e hizo su mano un puño tratando de centrar la rabia de otra manera para no explotar delante de la mujer. Quien se presentaba delante de él era una mujer de estura promedio, vestía con una falda hasta los tobillos dejando al descubierto sus finos tacones negros a juego con su falda; suéter blanco ceñido al cuerpo delgado de la dama, elegante como para entonar con el barrio en donde andaba, sus tacos; maquillada lo justo y necesario con el cabello castaño recogido. Dio un paso dentro del local, resonando su paso entre las paredes del estudio.
Agust ni se inmuto, no se sintió intimidado, al contrario, solo podía expresar molestia y profundo resentimiento.
La madre del tatuador miro el alrededor con desagrado y gran decepción. Con todos los años sin ver a su hijo, creyó que quizás había salido adelante siendo un hombre de bien, con familia y un trabajo estable, pero fue ingenua. Yoongi era igual que su ex marido, con un sueño absurdo y sin futuro.
-Dije, está cerrado -dijo Yoongi nuevamente con un tono de voz más hostil.
La madre sonrió.
-¿Así que esto hiciste con el dinero que tu padre nos dejó?
-¿Nos? -preguntó Yoongi ofendido. -Sigues igual de descarada y aprovechadora. Se nota que nos has cambiado ni un poco.
-Tú tampoco. -Acuso parejo. -Sigues igual de cegado con un sueño que tu padre no cumplió y se murió esperando. ¿Tatuar? ¿Es en serio?
-Era lo que él amaba, correspondía hacerlo por él.
-¿Y por mí?
-No vale la pena hacer nada por alguien que dejo a papá por un ricachón. Viste dinero y te olvidaste de nosotros -dijo con rencor en su voz y ojos.
La mujer refunfuño molesta y se cruzó de brazos. A veces su hijo tenía las mismas actitudes que su difunto ex esposo. Aquello le hacía enojar bastante, pero trato de aguantar lo mejor posible para no decir nada que hiciera enojar más al muchacho.
-¿A qué viniste? ¿Y cuando te vas? -Interrogó el tatuador.
-Vino por lo que dejo tu padre, pero... -La mujer hizo una pausa para abrir su bolso y sacar uno papeles del banco y de bienes de raíces. Los abrió y los puso en sus narices. -Vendiste la casa y sacaste todo el dinero del banco para comprar este estudio para hacer tatuajes, Yoongi. ¿Qué carajos pensabas?
-Papá me dijo claro lo que quería que hiciera. En el hospital cambio el testamento, fue de mutuo acuerdo.
-¡¿Y no pensaban avisarme?!
-¡Eres muy cara dura para venir a reclamar cuando estabas viviendo con tu jodido marido e hijo nuevo en Japón! -exclamo. -¡Tiene tu maldita vida echa fuera de aquí! ¡Solo viniste por el dinero!
-Vine por mí parte -recalco.
-Tu parte. -Rio el muchacho con burla. -Tu parte la use comprándome un apartamento. Ahí está tu "supuesta parte". Ahora ándate, estoy cerrando y me quiero ir a mi nuevo apartamento y comer un buen pedazo de carne.
-Eres irrespetuoso, ni siquiera una vida digna llevas.
El chico se le acerco amenazante.
-¿En serio tú quieres darme consejos de cómo vivir una vida digna? -pregunto. -¿La mujer que engaño a mi padre y nos dejó cuando tuvo un fajo de billetes en la mesa? ¿Esa mujer me quiere venir a dar consejos?
Ella se estremeció por la manera que Yoongi la ataco, siempre dando el golpe más bajo. Si bien era cierto, aun así, dolía recordar todos los años que sufrió de necesidad por culpa de la falta de dinero y con el hombre que tuvo un sueño bastante mediocre. Y ver que su hijo iba por el mismo camino le molestaba. Todavía recuerda al niño de trece años que dejo con su padre, era dulce y bastante carismático, ahora solo veía odio en sus orbes oscuros. Era otro chico, otro hombre.
Cuando supo que su ex marido enfermo, negó aparecerse. Ya tenía otra vida, otra familia... En el momento que Yoongi supo aquello, le había dolido y solo tenía dieciséis años cuando supo que su madre tuvo una familia nueva en Japón y que amaba más. Jamás imagino sentir rabia hacia la mujer que alguna vez quiso, porque ahora, Min Yoongi solo la consideraba una desconocida reclamando algo que nunca fue suyo. El cuido a su padre los últimos años con ese "pobre sueño" de tatuar.
Aprendió a los quince a tatuar con su padre, estudio y se dedicó cien por ciento a ella, cuando la noticia del Cáncer terminal llego, Min supo que debía pisar el acelerador y hacer lo que mejor podía, no le dio tiempo, tristemente, murió solo al año de la enfermedad. ¿Razón? Se detecto muy tarde y el pronóstico no era óptimo.
-Cuida tu boca.
-Tú cuida la tuya y no exijas lo que no te corresponde. -Agust camino hasta la puerta y la abrió de par en par. -Vete, mi semana ha sido horrible como para que me la termines de arruinar.
La mujer guardo los papeles en su bolso y camino a pasos pesados hasta la puerta para salir. Min la siguió y espero que saliera para dar un portazo. Cerro las persianas y se apoyó contra la pared tocando la cabeza.
¿Hasta cuando iba a seguir con la nube negra?
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Dos días después.
-Te ves bien, cariño.
-¿Tú crees?
Se miró al espejo apreciando su ropa para esa noche, que era una camiseta estilo polo de color blanco y en las mangas y cuello con franjas roja y azul; acompañado de un pantalón clochard -fiel estilo del muchacho- de un tono beige; zapatos cómodos y acabando con un collar, reloj y pulsera, un anillo de apariencia costosa. Lo último que agregó y para darle el toque final fue rociar su infaltable perfume favorito de coco. Al olerlo un recuerdo de una noche con Agust golpe con brutalidad su cabeza.
"Cariño, tu aroma a coco me tiene en el cielo."
Se estremeció, era como si la voz del hombre siguiera clavando en su mente de una manera que hacía latir su corazón con fuerza. Cuando oyó esa frase, fue cuando tuvieron la primera vez junto en el auto del mayor, esa vez cuando se entrego al placer por completo y disfruto cada roce y cada toque del tatuador. Bajo el perfume y lo dejo en la cómoda que había en el walking closet que tenia en su cuarto. Suspiro y se dio la media la vuelta mirando a su madre y tratando de cambiar la cara afligida que había puesto.
Ahora comprendía que ese perfume se lo ponía por y para el chico, pues cada vez que el chico devoraba su cuello y hundía su nariz en él, un cosquilleo abrumador recorría su cuerpo; una corriente mezclada con el cálido calor de los abrazos, besos y caricias en su espalda, volviendo de manera efímera recordándole al hombre que lo ha vuelto un lio desde el día uno
-¿Y esa cara? -preguntó la madre arreglando el cuello de prenda que su hijo traía. -¿Te quieres quedar?
-¡N-No...No! -Negó enseguida. -Solo estoy nervioso...
-¿Por qué? No hay motivos para que te pongas así -dijo la madre.
-Es que irán los de la beca, tal vez sea eso... -Mintió mordiéndose los labios.
¿Cómo iba a decir que un hombre lo tenía en las nubes?
No podía decir nada, ese era el parte del trato. Alejarse y olvidarse de Agust.
-Oh... -Abrió sus labios tintados de un labial rojizo tenue. -Entiendo, pero no vayas así, no quieras que duden de ti, ¿o sí?
-No madre... No quiero, ha sido una semana larga.
La mujer abrazo a su hijo y beso su frente. Posteriormente, le tendió un abrigo que hiciera juego con sus prendas para que se cubriera un poco del frio externo. Lo tomó de los hombros para hablar con el antes de salir y dirigirse al lugar de la fiesta.
-Usa esta fiesta como para distraerte y encantar más a esas personas. Lo harás bien, y aprovecha que tu padre no está.
Sonrió levemente y asintió con se cabeza.
-Lo haré.
-Vamos, nos esperan abajo.
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Taehyung quedo maravillado con la elegancia que lo rodeaba. La reunión era en la casa de uno de los compañeros de trabajo de su madre, una casa grande que era parte de un barrio exclusivo. Se sorprendió al ver bastante gente que era de la clase de su familia, él sonreía a quien los saludara y devolvía el saludo de la misma forma dejándolos encantado con la educación que portaba el hijo de la esposa de Kim. Algunos hombres lo miraban desde lo lejos, apreciando la belleza que portaba el chico, pocas mujeres lo observaban con envidia venenosa y otras sonreían admiradas del estilo que portaba.
Un mesero se acerco con una bandeja con unas copas de espumantes -seguramente costosos-, tomó uno y le dio un sorbo rápido dejando la copa sobre una mesa. La madre del chico le miro boquiabierta. ¿Desde cuando su hijo bebía así?
-¿Estas bien? -pregunto sujetando la copa. -No bebas de ese modo, crearan que acostumbras a beber alcohol.
-Tenía sed, mamá -dijo hastiado-, no empieces, por favor.
-Solo digo...
-¡Kim Taehyung!
Madre e hijo se quedaron callados cuando la voz de la mujer que fue a ver la presentación de Taehyung a la universidad, la misma que brindaba las becas a los alumnos, pues era la duela y encargada de la organización que apoyaba financieramente a jóvenes con talento para la danza. Ella al verlo tan elegante y presentable sonrió de manera agradable. Tomo una copa de espumante y se la dio al muchacho.
-No sabes el agrado que me da verte aquí. Tu madre cumple sus palabras -dijo elevando la copa hacia la mujer.
-Claro, mi hijo es una futura promesa para la danza.
Kim se sintió sonrojado un poco.
-No tengo duda de eso, lo que si me extraña no ver al chico que es tu amigo. ¿Park Jimin? -pregunto tratando de buscar al pelirosa.
-Ah, Jimin tuvo cosas que hacer esta noche, pero le hare saber que lo buscaba.
-Gracias. Ahora me gustaría presentarte a algunas personas que son parte de mi equipo, le pase el video de la presentación... Creo que ya sabes cómo quedaron.
El azabache le siguió los pasos a la mujer dejando a su madre sola, ella misma le dijo que no había problemas y ese era el verdadero propósito de traerlo que creara conexiones y siguiera encantando a las personas para que pudiera cumplir el sueño de Londres.
Las horas pasaron entre conversaciones y presentaciones entre hombre y mujeres de gran poder económico y social. Se sintió un poco incomodo y cansado de siempre oír las mismas historias de caminos que recorrieron a donde llegaron, lo peor que tapaban con mentiras. Era obvio que había generaciones que influían en sus posiciones, así que Taehyung, no les creía mucho la historia humilde que contaban. Y había mucho de lo mismo; contadores, abogados, médicos, fiscales, empresario. Y se repetía, al parecer era el único con una aspiración diferente. Cuando vio la oportunidad de huir al baño la aprovecho, se arreglo su ropa un poco y peino su cabello. Tomo aire y salió otra vez.
Al ir por el pasillo mirando la hora en su teléfono sin querer chocó con la espalda de un chico con el cabello rubio, con un traje de tono gris y zapatos casi a juego que su ropa.
-Perdóname, no te vi...
El chico se dio la vuelta y miro a Taehyung con intriga, pero Kim lo miro casi impactado.
«¿Qué clase de holograma es este?» Se pregunto mirando los rasgos fáciles del muchacho.
-Parecieras como si hubieras visto un fantasma -rio peinando su cabello hacia atrás.
-E-Eh... Y-Yo... perdón, es que me recuerdas a una persona... -dijo aun sorprendido.
-Vaya, nunca oí eso, pero... puede que te haya tomado con mi hermano, ¡bueno con medio hermano! -Se corrigió enseguida riendo un poco.
Taehyung no parecía comprender mucho.
-No entiendo, lo siento.
-Yoongi, ¿lo conoces? ¿No?
-Un poco. Lo vi un par de veces... -mintió cruzándose de brazos.
-Bien, el es mi medio hermano, hermanastro, como le digas.
El azabache quedo atónito al oír aquella confesión.
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