10 - Sunhye
〔𝟸/𝟺〕
Jungkook se ponía tenso porque sabía que le estaba provocando un poco, quería dejar de lado esa tensión que se había apoderado de nosotros dentro del auto y del ascensor, porque a eso no era a lo que veníamos. Teníamos que dejar todo eso que nos incomodaba de lado si queríamos que esto funcionara.
Llevé mis brazos a su cuello y rodeé este con ellos, pegué a Jungkook tanto a mi como pude, mi pecho se aplastó con el suyo, y fue bueno sentirme tan cerca de él hasta el punto de sentir su corazón martillear desesperadamente. Su respiración estaba un poco irregular y se le veía muy afectado, pero ya me había dado carta blanca para comenzar, claramente, si estaba cómodo y quería, yo no me iba a detener, porque yo me sentía muy cómoda y también quería tener una mínima caricia íntima con él, eso estaba claro.
Jugué con el cabello que le caía en el cuello, lo tenía bastante largo, los mechones le caían en la frente de cada lado y se veía extremadamente guapo, y verle de más cerca era peligroso, más de lo que se podría pensar.
—Agarrame de la cintura, con confianza —le pedí, mi tono era bajo pero perfecto como para que él lo escuchara a la perfección.
Sentí sus manos un poco dudosas y también su mirada, un detalle que a lo mejor él no sabía de él mismo, era que decía tantas cosas con la mirada, su mirada a veces me hablaba más que su propia boca, con sus ojos me decía lo nervioso que estaba, pero también que quería hacerlo, y poder leer su mirada como si fuera un libro me gustaba más de lo que me gustaría admitir.
Cuando sus manos apretaron mi cintura tuve la necesidad de agarrar aire en mis pulmones, sus palmas me quemaban como si fueran fuego vivo.
—No voy a besarte, haslo tú —dije.
Más que nada quería ver que tanto se podía soltar, si quería ayudarlo, él tenía que aprender a dar el paso al frente antes que nada, quería ver que no se cohibía y que podía soltarse todo lo que podía.
Jungkook se mostró un poco tenso y lo pensó durante un rato, en el que sólo se dedicó a ver mi rostro, pasando sus ojos de los mios a mis labios, y me comenzaba a poner un poco inquieta, pero terminó bajando un poco su rostro debido a la diferencia de altura hasta que sus labios se unieron con los mios.
Fue él el que abrió su boca y bombardeó la mía con su lengua, sin esperar preliminares y yo sentí que mis piernas se volvían gelatina. Sus suaves labios seccionaron los mios y su lengua se encargó de buscar la mía para jugar un rato. Sus labios encajaban tan bien con los mios y me hacían sentir tan extremadamente inestable que todo lo podía sentir intensamente en mi cuerpo.
La textura suave de sus labios besando los mios con humedad, el sabor mentolado que poseía y que se unía en mi boca, lo hábil que era besando pero lo inocente que era para tocarme, la textura del piercing que tenía en el labio uniéndose. Sus manos se movían solo un poco sobre mi cintura, sin llegar más abajo y agarrar algo que para él supondría prohibido. Acaricié su rostro con mis manos y me ceñí a el todo lo posible, y el vibrar de su cuerpo aumentó el calor que comenzaba a manifestarse en todo mi interior.
Inclinó más su rostro y profundizó aún más el beso, dejé que llevara el mando porque antes que nada, lo esencial era lo que podría sentir él, por eso lo estaba dejando todo por el momento en sus manos.
Se dejó llevar un poco más cuando sus manos hicieron presión en mi espalda baja logrando que nuestros cuerpos casi estuvieran fundidos en el otro. Sentía mis sentidos nublados, estaba ardiendo de deseo con solo sus besos y Jungkook parecía igual o peor que yo, porque en un intento por despertar su deseo sexual, al restregar mi vientre por su parte delantera, sentí su miembro bastante despierto, y el gemido que amortiguó en mis labios fue divinamente hermoso.
Se separó de mi boca al estar completamente faltos de aire, y al abrir mis ojos y observar a Jungkook, solo hacía que mi deseo de besarle nuevamente aumentara, porque tenía toda la cara roja, no supe si de la vergüenza o de la calentura y sus labios eran unas cerezas bien frescas, tan rosas e hinchados, mucho mas apetecibles que antes.
Acaricié su rostro con admiración, quedándome con cada delineado de su hermosa cara, su afilada mandíbula, padeé un dedo por sus labios, sintiendo con el tacto la suavidad y lo húmedos que habían quedado, rocé su piercing y sus labios se movieron como resortes bonitos al bajar el dedo y descender por su barbilla, por el centro de su pecho, de su abdomen, hasta llegar al botón de su pantalón de mezclilla negro.
Jungkook había seguido el recorrido de mi dedo y agarré aire profundamente cuando llegué a mi destino, y volví a levantar la vista para mirarle a sus bonitos ojos saltones, parecía un poco asustado, la manera en que abría de más sus ojos me lo demostraban al detalle.
—Siéntate en la cama —le indiqué.
Caminó rodeándome hasta sentarse en el borde de mi cama, no supo que hacer y pareció nervioso y un poco incómodo, pero solo porque no sabía cómo actuar, pero el deseo seguía latente en sus ojos como un incendio.
—¿Aún quieres hacerlo? —pregunté acercándome a él, no necesitaba una afirmación, solo era provocación de mi parte, y pareció afectarle demasiado que le hablara, porque tragó saliva tan fuerte que me preocupó que le hubiera dolido.
Pero había algo que de seguro le solía mucho más.
Su pantalón estaba levantado apretaba su miembro tanto que de seguro era doloroso para él, parecía sufrir, y yo quería liberarlo.
—Ahora estoy un poco indeciso —habló, su voz temblaba levemente debido al nerviosismo, pero no dejó de mirarme atentamente en ningún momento, y siguió cada paso mío al pié de la letra cuando me coloqué de rodillas entre sus piernas abiertas, y cuando me sujeté de sus piernas lo sentí tensarse bajo mis palmas.
—¿Porqué? —seguí con las preguntas.
Era importante hacerlo hablar, así se centraba en lo que podría decirme y se relajaba un poco más. Sus manos ayudaron de soporte en la cama al echarse un poco hacia atrás cuando comencé a deshacer la cremallera de su pantalón.
—Espera —pidió, y yo detuve mi acción de bajar su ropa al oírlo, subí mi mirada para encontrarla con la suya, estaba al darle un ataque —¿Qué tal si no te gusta? ¿Y si es más chiquita de lo que esperas? Sería vergonzoso para mi —quise reírme en su cara por su desconfianza.
Y lo entendía, era normal tener ese tipo de inseguridades la primera vez, todos teníamos pánico a que tu compañero sexual no le gustara la primera impresión que le podías dar, pero lo que Jungkook no sabía era que todo me daba igual, me daba igual si la tenía grande, mediana o pequeña -claramente decepcionaría un poco si fuera de las últimas, pero tampoco era de escoger mucho teniendo un trabajo como el que tenía-, porque no era exigente, y no lo iba a hacer con él.
—Tranquilo, si quieres que pare, me detendré, pero quiero que sepas que ese tipo de cosas no me interesan, y... Seguro que debe de ser doloroso tener estos jeans tan apretados justo aquí —coloqué mi mano sobre su erecciones y él pareció quedarse sin aire, y sus mejillas volvieron a agarrar color —¿Duele? —pregunté.
Él asintió sin poder articular palabra, y tomé eso como una señal de que sí podía quitar su ropa.
Bajé sus pantalones, tuve que tomarme el tiempo de quitar sus zapatos -enormes, por cierto- para poder quitar sus jeans del todo, y cuando quedaron fuera, quién agarró aire esta vez fui yo.
¡Menudas piernas se cargaba el chico!
Intenté centrarme en lo que debía de hacer y no tanto en lo espectacular que se me habían los músculos de sus muslos. Sin embargo, no pude evitar la tentación de tocarlos porque la palma me picaba, y acaricié con mis manos sus muslos haciendo un camino provocador para Jungkook hasta la cinturilla de su boxer negro Calvin Klein. No dejé de observar a Jungkook en lo que bajaba su bóxer, a pesar de que quería mirar otra cosa además de cara, pensé que el contacto visual era primordial, pero Jungkook no aguantó el cerrar los ojos cuando liberé su polla de toda presión. O al menos, de una de las las cosas que hacía presión.
Miré más abajo y me mordí la lengua al instante.
Vale, Jungkook estaba más que bien dotado, y en todo el buen sentido.
No fue decepcionante para nada. La tenía bastante... Bien. No era descomunalmente enorme, pero tampoco terroríficamente pequeña. Aunque si sobrepasaba mis expectativas y mis experiencias, los asiáticos no eran tan dotados, algunos más que otros pero sin mucha diferencia, pero Jungkook parecía ser uno de los pocos de la excepción, porque era bastante dotado.
Su polla se mantenía sola erguida, por lo que se podía saber que estaba bastante excitado, y eso que solo nos habíamos besado. Su longitud era adornada por venas que resaltaban y su punta estaba tan roja, que de seguro dolía mucho ahí.
—¿P-Porqué la miras t-tanto? ¿Hay algo mal? —podría reírme en otras circunstancias, pero claramente no pude.
—Pues sí, hay algo mal —lo miré, y el pareció asustado de repente —Está mal que dudes de tus dotes físicas, Jungkook, estás bastante...proporcionado —sus mejillas se encendieron al entender a lo que me refería literalmente —Voy a tocarte, si crees que lo hago muy fuerte, o muy rápido o si es demasiado para ti, me dices ¿vale? —él asintió y con ello me dio carta blanca para comenzar.
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