Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo único

Se lo dedicado a: KavJ16 y PrincesaDeTaehyung <3





Seok Jin era un hermoso joven al que todos admiraban. Era el mejor estudiante de cocina de la Academia más prestigiosa de Chefs de todo Seúl.

Era envidiado también, por qué no, por su buen desempeño en la cocina. Tenía muy buena relación con todos sus compañeros, con sus profesores y hasta con sus familiares. Pero a pesar de que todos lo veían como el hermoso, elegante y agradable muchacho castaño, su vida no era más que lo que todo llamaríamos como algo "común y corriente", sin ir más allá del estudio y trabajo...

Ese día era una tarde gris, estaba a punto de llover y Jin se encontraba en su departamento, pensando qué debería cocinar para sus queridos padres. Iban a ir de visita, por lo que le contaron, y eso lo había llenado de emoción. Hacía un tiempo no los veía, pero sí solían hablarse por teléfono y contarse sus anécdotas mensuales.

Trató de buscar algo en su refrigerador para poder preparar un buen plato y así hacerlos sentirse orgullosos a sus padres. Quería hacerles la mejor comida que nunca hayan probado en sus vidas, con el todo el amor que un hijo puede ponerle.

No encontró más que unas pocas verduras y una bandeja de carne de primera calidad a la mitad. Si quería lograr hacer algo bueno, debía ir a comprar más ingredientes.

Se alejó de la cocina para buscar su abrigo y paraguas. El supermercado no quedaba muy lejos de dónde se encontraba viviendo por lo que ir a esa hora a hacer una compra no le molestaba en lo absoluto.

Antes de que tomara las llaves para salir definitivamente de su casa, empezó a sonar el teléfono. Se acercó para contestar y se quedó de pie junto a la puerta.

-¿Diga?

-Hijo, soy mamá-dijo una voz de anciana al otro lado, haciendo que Jin sonriera-Espero no molestarte cariño.

-Tranquila, mamá. ¿Qué pasa?

-Lo siento-dijo con un tono de voz apenado-No podremos ir, nos invitaron de sorpresa a una cena en la empresa de tu padre.

Jin se quedó un momento en silencio, tratando de cómo sonar amable con su madre. No le agradaba el hecho de que hubieran rechazado una cena con su hijo para sustituirla por una de la empresa de su padre. Y aun así, puso su mejor tono de voz.

-Entiendo, está bien. Gracias por avisar, espero que lo pasen bien.

-Gracias, cariño. Te queremos muchos.

-Sí, yo también a ustedes...

Así, colgó. Suspiró pesadamente y dejó el teléfono sobre la mesa. Estaba bastante decepcionado con esa decisión de sus padres, pero no podía hacer nada. Otro día sería...

De todos modos, a pesar de que no irían a su casa debía hacer de igual modo una pequeña compra. Su refrigerador estaba casi vacío y tampoco tenía nada decente para comer.

Salió del departamento y caminó bajo la lluvia con su gran paraguas color rosado. Tenía una especie de obsesión con ese color y obviamente, algunas personas lo miraban extraño.

Sin importarle mucho siguió su recorrido hasta llegar al supermercado. No se veía mucha gente dentro, cosa que era mucho mejor para él. Quería hacer la compra rápido y volver a su casa. No estaba de ánimos.

Buscó un pequeño canasto en la entrada, después de sacudir un poco su paraguas y dejarlo junto algunos otros en un recipiente metálico.

No tenía la menor idea de qué era lo que iba a comprar. No tenía tampoco planeado algo para su menú personal. Caminó por la sección de verdura y empezó a meter en su canasta algunos tomates, papas, pimientos y unas pocas frutas.

Se paseó por casi todo el super pensando bien qué más podría llevar, hasta que recordó ir hacia el lado de los refrigerios. Odiaba esa sección, hacía mucho frío.

Observó detenidamente qué podía llevar. Optó por tomar una pizza congelada para su cena ya que sus ganas de cocinar eran mínimas.

-Bien...creo que está todo-se dijo a sí mismo mirando su canasto.

Dio la vuelta para marcharse hacia la caja. Tomó su camino adentrándose en una sección diferente para atajar y aminorar sus pasos. A lo largo de todo ese pasillo solo había una persona, inspeccionando algunas latas.

Pasó con toda la tranquilidad del mundo, sosteniendo el canasto con su codo. Pero cuando se distrajo para mirar hacia su costado a los productos que había en esa sección, un fuerte ruido lo hizo sobresaltarse. Un ruido fuerte de latas.

Se giró rápidamente con sus ojos abiertos y el corazón latiendo deprisa. El chico que había visto antes había tirado todas las latas al suelo, algunas se había ido rodando hasta otro pasillo.

-¡Ay, no, no vuelvan a su lugar! -dijo el muchacho hablándole a las latas.

Jin se acercó inmediatamente para poder ayudarlo. A él le había pasado lo mismo una vez y era horrible, por suerte no había casi nadie comprando allí, sino habría sido una tremenda vergüenza.

-¿Por qué ponen las latas tan cerca del borde? -dijo Jin, quejándose y alcanzándole unas que había juntado, al muchacho.

-Oh, gracias-el chico las tomó y las colocó nuevamente en su lugar-Hice un gran desastre.

-Ya veo-Jin rio y siguió juntando las latas que restaban-A mí me pasó una vez, así que te entiendo.

-¿De verdad? -el chico alzó sus cejas sorprendido-Es que es tan difícil tomar las latas del fondo sin que se caigan las de delante...Aish.

Jin volvió a reír, la verdad es que era cierto, por pura lógica. Pero no entendía qué trataba de hacer sacando las latas del fondo. De igual modo, después de que terminara de ayudar al joven torpe a colocar todo en su lugar, se detuvo a mirarlo. Su pelo era castaño, casi rubio, tenía un hermoso lunar bajo su nariz y unas hermosas facciones, podría decir que perfectas. Igual que él.

-¿Sabes por qué tomé las latas del fondo? -le preguntó el muchacho de repente-Seguro te lo preguntas. Pues lo hice por qué mi mamá siempre me dijo que los productos de adelante siempre caducan antes y los de atrás tienen fechas más prolongadas.

-Ah, sí. Lo sé-le respondió divertido.

El chico del lunar tomó una lata para finalmente meterla en su canasto, no sin antes echarle un vistazo a la fecha de caducidad.

-¡Por todos los aliens, esta caduca la semana que viene! -dijo riéndose.

Jin observó la forma en la que se reía, era realmente enternecedor y hermoso. Nunca había visto una sonrisa así de radiante. Además le parecía graciosa la forma en la que hablaba.

-No vayas a volver a tirar todo para buscar una del fondo-le dijo Jin riendo.

-No, no lo haré. Llevaré esta, no importa.

El chico sonrió por última vez y le hizo una reverencia a Jin a modo de despedida. Pero antes de que se marchara, Jin lo detuvo. Le había parecido una persona muy divertida y quería tener una pequeña charla con él aunque fuera sólo por unos minutos más. Le había levantado el ánimo.

-Oye, ¿cómo te llamas? -le preguntó acercándose hacia él.

Éste se giró torpemente, sosteniendo su canasto con las dos manos.

-Soy Kim Tae Hyung, pero puedes llamarme "el chico de las latas".

Jin rio

-Está bien, "chico de las latas", un gusto. Soy Kim Seok Jin.

Al decir su nombre, Tae Hyung abrió la boca como si hubiese quedado en shock. Después de unos segundos agitó su cabeza violentamente y se despeinó.

-¡Eres tú! -dijo en voz alta.

-¿Te conozco?

-No, pero yo sí a tí-le respondió regalándole una gran sonrisa-Te vi en la tele, en un programa de jóvenes chefs. Que bobo soy, como no me di cuenta al ver tu cara.

-Vaya, soy famoso-rio por la expresión de entusiasmo que tenía el chico.

-¿Sabes qué siempre intenté hacer ese palto con el que ganaste? Oh, por todos los aliens, lo hice unas tres veces y siempre me sale para el culo...-se tapó la boca-perdón.

-Está bien. Es un plato muy elaborado, seguramente algún día puedas lograr hacerlo.

Tae Hyung sonrió por sus palabras de ánimo. Estaba tan emocionado de haber encontrado al tipo que veía en la tele que no podía controlarse y estarse quieto. Empezó a moverse como dando pequeños saltitos sobre el sitio.

-¿Me ayudarías? -le preguntó aceleradamente-¡Quiero que me ayudes, soy tu admirador!

-Y-yo...

Jin no sabía qué decirle al chico. Se veía con un brillo muy particular en sus ojos, como un niño pequeño que acababa de ver a su más grande estrella. La verdad que no se lo iba a negar. Él no tenía problemas en ayudar a alguien asique le asintió.

-Claro, te ayudaré, algún día.

-¡Genial! -gritó Tae en medio del pasillo, alzando una mano-Oh, espera...-de repente se puso serio y lo miró fijamente-¿Podría ser ahora?

-¿Qué?¿Ahora?

La verdad es que por muy loco que sonara, Jin no tenía nada que hacer después de salir de ahí. Sus padres no irían a cenar y ese chico no parecía ser mala persona, todo lo contrario, se veía bastante torpe e inocente. Pero meter a un desconocido en su cara era un poco precipitado.

-Disculpa, soy un atrevido. Seguro estás ocupado, olvida lo que dije-Tae se sintió avergonzado por su repentina propuesta al mayor y decidió irse sin más, dando la vuelta.

-Espera, Tae Hyung-Jin lo agarró del brazo-En realidad... Me parece bien. Te ayudaré.

Después de pagar sus respectivas compras, cada uno por su lado. Jin le dijo al muchacho que lo acompañara a su departamento, le enseñaría cómo preparar aquel plato que tanto anhelaba cocinar.

Mientras iban camino al departamento del mayor, habían empezado a caer pequeñas gotas del cielo. Jin abrió su gran paraguas rosado para así cubrirse de la lluvia.

-Tae Hyung, métete bajo mi paraguas-le dijo Jin preocupado porque se mojara.

El chico aceptó y dio un gran paso para ponerse bajo resguardo. Ambos tenían una altura similar por lo que no era molesto para Jin el sostener el utensilio.

Al llegar, Jin sacudió su paraguas con fuerza antes de entrar a su casa. Le dio permiso a Tae para pasar y éste, totalmente avergonzado lo hizo.

Al pasar, observó cauteloso las paredes, el suelo y la hermosa y sutil decoración que había en la casa. Le parecía un lugar muy reconfortante y agradable. Hubiese deseado poder tener una casa como aquella.

-Por favor, permíteme-Jin dejó sus bolsas en la cocina y separó las del chico en otro lado.

-G-gracias.

Después de unos pocos minutos organizando los ingredientes, Jin le ofreció una bebida a su invitado, pero éste estaba tan avergonzado que se lo había negado.

-Tu casa es muy bonita-dijo Tae sonriendo-Me gustaría poder tener una así de grande y espaciosa.

-Siempre y cuando no vivas solo, es una buena opción-Jin le devolvió la sonrisa, pero fue una sonrisa algo triste.

-¡Wow! -Tae hizo una gran "o" con sus labios-¿Vives solo? -Jin asinitió-Pensé que estabas casado, digo... Cuando te veía por la tele. Eras como el típico esposo que sale en lo dramas.

-Eres muy divertido, Tae Hyung.

La sonrisa de Jin era de pura alegría. Se había olvidado por completo de sus padres y su decepción porque no fueran a su casa. Ese chico le había alegrado su gris día. Era como un niño pequeño cuando mostraba sus exageradas reacciones. Le agradaba, y mucho.

-Bien, vamos a empezar la clase de cocina, ¿te parece?

-¡Sí, sí!

Jin le acercó un delantal al joven y éste lo miró con una expresión divertida. Era de color rosado y tenía unos lunares blancos. No le importaba ponérselo porque su admiración por el joven chef lo cegaba.

El mayor se puso otro delantal y lavó sus manos, después le indicó a Tae que hiciera lo mismo. Ambos estuvieron lavando verduras, cortándolas en pequeñas proporciones y demás. Y mientras estaban con su labor de cocineros, Tae Hyung meneaba su cadera como si hubiese música que acompañara su tarea. Al verlo, Jin no pudo evitar mirarlo y reírse.

-Veo que te divierte cocinar-dijo cortando tiras de carne y colocándolas en la sartén.

-¡Cuidado! -gritó de repente, señalando a la sartén ya que esta había salpicado algo de aceite hacia afuera, uno de sus mayores temores.

-Tranquilo-volvió a reír Jin tratando de calmarlo.

-Perdón, es que una vez me saltó en la cara-contó tocándose la mejilla izquierda con su mano, la cual se había ensuciado con jugo de tomate.

Jin agarró un trapito húmedo y lo pasó por la mejilla de Tae, limpiándole todo el jugo que le había quedado. Ante esta acción, Tae Hyung lo miró como si hubiese hecho algo extraño y Jin de inmediato se alejó.

-¿Qué sucede? -le preguntó Jin, dejando el trapito sobre la encimera.

-Es-es que... ¡Eres muy lindo en persona! -soltó repentinamente, sin sentido alguno y volvió a su tarea de cortar verduras, o más bien triturarlas.

-¿Lindo? -Jin por dentro estaba sonriendo, le encantaba que lo elogiaran de ese modo, aunque él mismo era un poco egocéntrico respecto de su aspecto físico.

-En la tele todo es confuso, dicen que te hace más gordo-comentó-Pero ahora que veo eres delgado, tienes unos hombros muy anchos y... ¿Cuánta sal debes echarle a la preparación?

-¿Eh?¿Sal? -Jin se sentía confundido, no entendía por qué le cambiaba repentinamente de tema, pero aun así le parecía gracioso-Pues no demasiada, de por sí cuando eches el queso será salado.

-Oh, cierto, cierto-asintió ante las palabras de su "maestro" y sacó su lengua hacia fuera, relamiendo sus labios, como tenía por costumbre hacer.

Jin observó hacerlo aquel gesto y algo en su cabeza lo hizo sonrojarse. El chico era muy lindo, no iba a mentir, le había gustado.

Dio vuelta a la carne en la sartén y vertió un poco de salsa de soja. De pronto todo se impregnó de un delicioso aroma a carne, cebolla, ajo y otras especias más que hacían babearse por dentro a quien tenía muchísima hambre.

-¡Huele delicioso! -dijo Tae contentó-Pondré las verduras.

Las colocó en la sartén y el aceite, junto a la salsa vertida salpicó nuevamente. Tae se echó hacia atrás algo espantado y chocó con el castaño quien lo sostuvo y apartó del lado de la sartén.

-Te cuidado, no vayas a quemarte-le advirtió amablemente con una sonrisa que lo hizo sonrojarse.

-N-no...

La comida terminó de hacerse después de varios minutos y Tae Hyung empezó a servirla en un plato, decorándola a su bizarro modo.

-Y eso es todo, así es como se prepara-dijo Jin-Espero que ahora puedas hacerlo tú solo.

-¡Sí, muchas gracias!

Tae le agradeció con una amplia sonrisa, no pudiendo contener su entusiasmo por haber aprendido a preparar aquel plato y se lanzó a darle un abrazo al mayor. Éste se quedó inmóvil ante la acción del otro, pero le regaló una pequeña sonrisita.

-No hay de qué.

-¡Lo siento! -gritó de pronto Tae, abrazándolo aún más fuerte.

-¿Qué lo sientes?

Jin no entendía a qué venía esa disculpa, pero le gustaba sentir un abrazo tan cálido como ese chico, que apenas conocía, le daba.

-Es-es que... Te mentí-escondió su rostro contra el pecho del mayor-Y-yo no tengo interés por la cocina, sólo quería poder estar contigo.

-¿Q-qué?¿A qué te refieres?

El mayor lo agarró de los brazos, sin ser brusco y lo apartó un poco para mirarlo a la cara.

-Y-yo siempre miraba ese programa por ti...-dijo apenado-Me parecías un chico muy hermoso y quería co-conocerte algún día. Te veías muy buena persona y...

-¿Y por qué en el supermercado estuviste a punto de marcharte?¿Por qué no me habías reconocido?

-Me dio vergüenza, por eso quise irme...-lo miró con culpa- Y yo soy distraído, por eso no pude reconocerte, la tele me a veces te engaña. Incluso eres más blanco en persona... En la tele te veías más negrito.

Jin soltó una risa ante lo último que el chico le dijo. A pesar de que era la situación más absurda que nunca tuvo, la inocencia que tenía Tae lo había hecho sonreír nuevamente. No le importaba si había mentido sobre la comida, era lo de menos... Pero le agradaba saber que le gustaba al muchacho.

-Está bien, Tae Hyung, te perdonaré.

-¿D-de verdad? -lo miró sin creérselo.

-Sí, no tengo por qué enojarme por algo así. Es más creo que es muy lindo y raro lo que has hecho.

El corazón de Tae empezó a latir con intensidad. Estaba cerca de alguien a quien había esperado conocer hacía un tiempo, y por muy ridículo que sonara todo, sentía maripositas en su estómago. Era como una especie de amor platónico que tenía gracias a que a su madre un día se le ocurrió mirar junto con él ese programa de jóvenes chefs y fue ahí entonces que Tae Hyung se quedó embobado con tanta belleza.

-Entonces...¿P-podríamos tener una cita?

Jin lo miró sonriente y le asintió.

-Claro, tengámosla ahora.

-¿Ahora?

-Sí, ya que te esforzaste en preparar la comida, no la desperdiciemos y aprovechemos. ¿Qué te parece?

-¡S-sí!

Ambos se sonrieron y prepararon la mesa para así concretar una primera cita.

Era una locura lo que Jin estaba haciendo, salir con un fanático. Le parecía demasiado tierno que debía darle una oportunidad. Aparte de que ese chico había espantado todos los fantasmas solitarios que inundaban su departamento. Ahora todo brillaba como si pequeñas luciérnagas hubieran invadido el lugar.

¿Su cita sería un éxito?

La verdad es que ambas miradas y sonrisas ya daban la respuesta.

~Fin~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro