Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12: ¿Equipo versátiles?

Dos meses después.

Dejo caer mi cabeza hasta dar con mi vista en mis zapatos, y suspiro ante la voz de mi amiga la teñida por el teléfono. Espárragos, aceitunas, un bote de nutella. Tomo el último, haciéndole una seña a Cameron para que lo tome en el aire. Lanzándome una mala mirada lo mete al carrito de compras. No le presto atención a su semblante y prosigo a contestarle a Alice.

-Estoy ocupado, Al -mi voz detona fastidio, Cameron gira a verme con diversión.

- ¡Necesito hablar contigo! ¡Necesito saber qué ha pasado! No puedes dejar por fuera al motor de tu relación, ¡formo parte de este procedimiento!

-Primero, fuiste tú la que desapareciste. Segundo, todo está jodidamente bien. Y tercero, jamás te dejaríamos por fuera.

Por el rabo del ojo miro a Cam. Sigue riendo, metiendo artículos importantes para él al carro. O lo que según él es importante. Sólo finge hacer malas caras cuando le doy algo con carbohidratos, luego sigue metiendo cosas similares creyendo que no me doy cuenta, entonces yo finjo no darme cuenta cuando llevamos las cosas a la caja.

Algo que se ha vuelto común.

-También he estado ocupada -murmura ausente, después del largo silencio. Sólo puedo sonreír cómplice, porque a diferencia de Cameron, su tan aludido "mejor amigo", yo sé dónde Alice ha estado metida.

- ¿Eso quiere decir que necesitamos conversar?

-No voy a decirte ni mierdas.

-Entonces yo tampoco. Debe ser recíproco, naranja -risoteo. La hago bufar.

Me he acostumbrado a llamarla según su color de cabello, cada cuanto que decide hacerse un cambio. Ha pasado por el púrpura, cuando la conocí, desde entonces ha sido rubia, pelirroja dos veces y ahora ha regresado al naranja, porque según Cam, ha sido así varias veces antes.

Parece estar apegada a los cambios de estilo cuando se aburre, incluso si ya es uno que ha intentado antes.

-No estoy dispuesta a decir nada, yo pregunté primero.

-Escucha -suspiro, Cameron vuelve a reírse-, en este momento estoy realmente ocupado, si-

- ¿Están teniendo sexo?

Callo abruptamente. La teñida suena bastante intrigada y entusiasmada con su punto.

-Alice, estamos comprando varias cosas. Cameron me pidió que lo acompañara, ¿podrías calmarte?

- ¿Está bien si mañana vienes a buscarme a casa? -no la veo, pero por su tono, fácilmente pueden imaginarla haciendo un puchero. Toda una niña tintada que es.

No sé en qué momento la chica pasó de llamar a Cameron, a llamarme a mí. Sería algo que tendría que preguntarle, pero mientras no tenga una respuesta, sólo me limitaré a sacar una conclusión.

Probablemente piensa que Cameron ya está cansado de sus temas repetitivos, por lo cual tener a alguien nuevo a quien no tienes el remordimiento de comentarle porque tal cansancio no posee a esa persona, sea lo que ella exactamente necesita.

Intercambio miradas con el castaño frente a mí antes de suspirar. Alice logra derrotarme en ocasiones. Las mujeres siempre suelen, quiera yo o no. Ellas siempre ganan.

-Muy bien, está pendiente, yo te aviso.

-Estaré pendiente -se le oye sonreír-. ¿Keith?

- ¿Sí?

- ¿En serio no estaban teniendo sexo?

-Adiós -vocifero antes de cortar la llamada. Guardo el teléfono en mi bolsillo bajo la atenta mirada de mi amigo-amante. Cuando se vuelve a reír es que mi ceño se frunce-. ¿Qué?

-Nada -se encoge de hombros-. Es extraño que Al y tú se lleven tan bien.

- ¿Qué tiene de extraño? Sólo hablamos de vez en cuando. Nada del otro mundo.

-Yo soy su mejor amigo, como su hermano. Yo sé qué tiene de extraño -obvia alzando sus cejas-. Es que es casi como una ley entre mejores amigos. Si yo te odio, ella también debería odiarte, ¿sabes?

-Niño, tú no me odias.

-Sí, pero eso ella exactamente no lo sabe, ¿recuerdas? Todo este tema de tú, yo y el sexo -mueve sus manos, caminando de espaldas. Tira otra caja de cereal carrito-. Casi como Bailey y yo. Pero la diferencia es que Bailey es un hijo de puta, y para él yo no mejoro -ladea su cabeza, me da la espalda-. ¿Prefieres cheddar o parmesano?

Entrecierro mis ojos, dándole una mirada furtiva de la cual no se percata.

-Cheddar -respondo, él sólo asiente y continúa su recorrido.

Un par de cosas puede que haya sucedido en los últimos dos meses. Y hasta un poco más.

Sí, Cameron aun no sabe que desde un principio Alice ha formado parte de todo esto. Él no se ha molestado en "hacérselo saber" y nosotros tampoco nos molestamos en pensarlo mucho. Las cosas van bien como están.

Bailey y él se conocieron el mes pasado, y mi amigo el rubio, con el cual me he vuelto más unido con el tiempo, no pareció muy contento con la actitud del trigueño en el momento. Claro que a Cameron no le importó mucho, de hecho, le valió verga. Así que tuve que lidiar toda una salida en la que mi mejor amigo y el chico que me gusta a penas si cruzaron palabras o cualquier cosa, mientras que con Alice intentábamos animar el ambiente y salir de esa burbuja de incomodidad.

Claro que tampoco lo logramos hasta que dejé a Cameron en su casa junto a ella y me dirigí a la mía junto a Bailey, donde tuve que aguantar una tanda de "ese tipo no me da buena espina", "menudo hijo de puta" y "no es posible que consideres como tu amigo a ese canalla" por parte del rubio.

Yo no dije nada, no es como si pudiese. Cameron no se comportó de la mejor manera tampoco como para tener la dicha de defenderlo. La actitud a la que Alice y yo estamos acostumbrados salió a flote dando una mala impresión a mi amigo. Mientras que por otro lado, este mismo pareció quedar prendado con la teñida. Manos abajo; me sentí en la obligación de, dolorosamente, comentarle sobre los "delirios" de esta. Se le vio decepcionado por un segundo pero no se desanimó, lo cual fue un buen avance.

- ¿Qué tienes en contra de Bailey? -pregunto llegando a su lado en la fila de la caja, metiendo un último artículo. Arquea una ceja.

- ¿Cómo?

- ¿Que qué tienes en contra de Bailey?

- ¿Cómo que qué tengo en contra de Bailey?

-Pues todas las veces que nos hemos reunido siempre actúas a la defensiva.

-Bueno, el tipo cree sabérselas todas, lo cual es claramente erróneo. Eso me molesta. Además, la pinta de "eh, mírame, me las cojo a todas y después me voy porque quiero y puedo" que se trae siempre no le favorece del todo -resopla luego de remedar. Reprimo una risa. No es momento para reírse de la situación.

-Niño, no es como si tú fueses diferente. Podría jurar que eres igual que él. Ambos tienen su ápice de hijo de puta cogible.

Incrédulo gira a verme, vuelve a arquear su ceja.

- ¿Acabas de decir que Bailey es cogible? -se oye cabreado, inconscientemente cabreado. Muerdo mi labio, ¿por qué no echarle un poco más de leña al fuego?

He olvidado lo que se siente ver el mundo arder.

-Puede que sí -me encojo de hombros, restándole importancia-. No es como si no pudiese acostarme con otro hombre además de ti, niño.

-Puaj, por supuesto -ironiza una risa-. Ni siquiera sé de dónde sacaste a un rubio oxigenado de la noche a la mañana. Es como si lo hubieses tenido almacenado todo este tiempo.

-Bailey es mi mejor amigo, Cameron. Creí que lo sabías.

- ¿Ah, sí? ¿Y desde cuándo, más o menos? ¿Tres semanas? Porque que yo sepa, cuando nos conocimos sólo eras tú, tú mismo y tu soledad.

-Desde siempre. Cuando mamá murió hubo algunos inconvenientes y nos distanciamos, pero trabajamos en el mismo lugar e hicimos las pases. Fácil.

-Como sea -vuelve a bufar-. No le quita que siga siendo un hijo de puta. Uno no cogible.

Esta vez lo observo por un largo momento antes de soltar mi risa. Sacudo mi cabeza mirando al suelo. Al alzar mi vista tiene su ceño fruncido y ha cruzado sus brazos con notorio enojo. Alza su ceja.

- ¿Qué te da tanta risa?

-Estás celoso -articulo sobre mi risa, pausando cada cuanto cuando gira los ojos.

-Por amor a Dios, Keith, ¿me has visto? No tengo nada de lo que estar celoso. Puedo hasta asegurar que mi polla es más grande que la de ese imbécil.

-Sí lo estás -sigo riendo.

-No lo estoy.

-Sí lo estás.

- ¡No lo estoy!

-Vale, vale. No lo estás, ya comprendí.

Exhala sonoramente. Su ceño fruncido ni su ceja levantada desaparecen, tampoco deshace el nudo formado por sus brazos sobre su pecho, sólo se queda colgando en el hilo de sus pensamientos. No quiero hacerlo enojar más porque no me conviene, así que sólo apoyo mis codos de la agarradera del carrito y muerdo mis labios, queriendo reprimir cualquier sonrisa que amenace con delatarme.

En algún momento giro mi cabeza, dando directamente con un par de chicas que, de la manera menos disimulada posible, miran hacia nosotros. Y no exactamente a mí. Mi actitud divertida pasa a una de cabreo casi de manera instantánea.

Joder, ¿estoy celoso de un par de mocosas?

Retomo mi compostura. Él ya ha relajado un poco su semblante, pero puede que siga absorto en sus pensamientos. Las miradas del par de chicas siguen sobre nosotros, o más bien él. Me acerco a su oído.

-Oye, no estés molesto -susurro-. Era bromeando.

-No estoy molesto -sacude su cabeza. Conozco ese movimiento. He aprendido, éstos meses no han sido en vano. Sigue molesto.

-Si lo estás, no me mientas.

-Ya te dije que no, Keith. Basta.

No digo nada, sólo lo observo. Hasta que se me ocurre besar su mejilla. Me ve con su mandíbula apretada, siseando por lo bajo que no vuelva a hacer eso. Pero soy el jodido Keith Ainsworth, claramente no le haré caso. Vuelvo a besarle la mejilla un par de veces más en las que sisea y tiende a alejarse, pero no lo hace.

Verifico que el par de chicas sigan mirando y realizo mi movimiento estrella; lo beso un por momento en el que no se inmuta, hasta que parece recordar algo y se separa.

- ¡Maldición, no hagas eso en público! -masculla codeándome, se ha puesto rojo. Desvío mi vista a las chicas, han dejado de ver y parecen sumamente incómodas. Sólo puedo sonreír con amplitud.

Eso, ardan perras.

Callados llegamos a la caja registradora. Las chicas de la otra fila se han ido y Cameron ya no parece molesto del todo, simplemente callado. Al momento de pagar sólo me encuentro con que la bendita cajera tampoco despega su mirada de él, y esta vez no puedo hacer nada. Simplemente porque no me conviene. Así que, ¿qué además de asesinarla con la mirada puedo hacer? No creo que mucho.

-Si sigues mirando así a cualquier chica que se le ocurra mirarme, harás que sus cabezas exploten -susurra en mi oído haciéndome estremecer-. Pero lo bueno es que el de los celos soy yo, ¿no?

-No estoy mirando a nadie -miento arqueando una ceja. Se limita a reír.

-Claro. Vi lo de las chicas en la otra fila hace rato. No sabía que ellas eran nadie -palmea mi hombro. No me da tiempo de reaccionar-. Sólo recuerda que yo también puedo cogerte a ti, grandulón.

Prosigue a alejarse para comenzar a meter productos en las bolsas. La cajera ha dejado de mirarlo, y aun cuando estamos en el auto de camino a su casa, sigo atónito.

¿Equipo versátiles? No tengo ningún problema.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro