Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10: Es ahí donde debes estar.

Toda mi vida, desde que éramos muy pequeños, e incluso podría decir que antes de que Zoe naciera; siempre me he regresado a Daniel. Siempre ha estado ahí para mí, jamás me ha dado la espalda, y dudo que alguna vez vaya a hacerlo. Esa es la razón por la cual siempre regreso a él.

Él nunca me juzgaría, rechazaría o dejaría. Más que mi hermano, es mi mejor amigo. El verdadero. Mi verdadero mejor amigo, mi hermano.

Y por ello me hallo camino a su departamento, en donde puede quedarse sin que la bruja de Layla lo aceche cual buitre en cementerio. No es lo mejor que se me ha ocurrido, pero ella puede ser bastante despreciable cuando se lo propone. ¿Pero qué puedo hacer si mi hermano la ama? Las personas no eligen de quién enamorarse, por más que digan que es una elección, no es muy fácil que digamos.

Me asusta estar siendo la viva representación de ello.

Sé que puedo decirle a Daniel sobre mis problemas y que seré recibido, es como ese lugar reconfortante al que puedes acudir si te sientes cabizbajo. Admitir el estar teniendo problemas con mi orientación sexual frente a él resultaría algo común. Porque esto es algo común, ¿cierto? Casi estamos en pleno 2016.

Toco el timbre del apartamento. Espero a que él abra y me reciba con un abrazo, que lo tengo bien merecido porque hace unas semanas que no lo veo.

— ¿Tu llave? —me pregunta separándose del abrazo, me deja pasar.

—La olvidé —me excuso dejándome caer en el cómodo sillón de la sala. He dormido en él un par de veces que fueron necesarias. Él rueda los ojos y murmura un sarcástico "qué sorpresa". Río viéndolo irse por la cocina y regresando con un par de cervezas—. ¿Y Nick?

Él suspira cayendo a mi lado. Me percato de que no debí haber preguntado. Es claro que el niño ha regresado junto a su madre, y no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de lo mucho que eso le afecta. Estar separado de su hijo.

—Layla se lo llevó hace unas horas —sacude la cabeza, dando un trago. Uno largo. Daniel nunca ha tenido problemas con el alcohol, pero eso no quita que me preocupe cuando se pone así: como un jodido depresivo que llega a vivir del licor.

Si mi solución en ocasiones es una caja de cigarros, entonces no veo el por qué una botella no sea la suya. Observo mi botella por un rato. No tomo desde esa vez con Cameron. Pero a la mierda, doy un trago igual de largo que él, y estallamos en risas cuando hacemos contacto visual. Yo en serio extrañaba a mi hermano.

—En fin, ¿para qué querías hablar conmigo? Hace tiempo que creía que el gran Keith se valía por sí solo.

—Sabes que sigo bastante lejos de valer por mí mismo, Dan. Seamos realistas.

—Creo haberte dicho antes que no necesariamente se debe tener un apartamento, o una casa, o hijos, o lo que pase por tu mente, para que valgas por ti mismo, Keith. Si sigues con esa mentalidad, no vas a llegar a ninguna parte.

—También sabes que eso de alguna manera me jode. Lo que acabas de decir no tiene sentido, para nada. Quiero tener algo propio, Dan. Que sea mío, de mí propiedad. Y no es que quiera dejar a papá solo, sino que es momento. Soy un adulto.

—Hermano, aun vives en casa porque tiene que ser así, por ahora. Quieres correr al igual que Zoe, quieres como... Huir. Como hacerte creer, convencerte, de que no eres un bueno para nada. Tú estás bien, Keith. El lío está en tu cabeza.

—Voy a negarlo. No me lo digas porque voy a negarlo de todas formas.

Exhala cerrando sus ojos. Sé que está pensando en lo terco que soy, pero no me interesa. Tengo la razón.

—No estamos para nada más. Ya sabes, situación económica. Lo mereces todo, K. Y me encantaría poder ayudarte, pero Nick se-

—No, no, no —lo hago callarse, antes de que continúe taladrándome—. Ya basta. No es necesario, Daniel. Tienes a Nick, tu familia, yo no puedo irrumpir en nada. Podemos hablar de eso luego, no fue para esto que vine. Se trata de algo realmente importante.

— ¿Importante?

—Importante. Importante y urgente. Casi que de inmediato.

—Uh, vale. Supongo que soy todo oídos.

—Bien —suspiro. Me recuerdo a mi propia hermana, Zoe es tan melodramática en ocasiones que obstina. Ese soy yo en este momento—. Es un tema complicado, pero en verdad requiero de tu ayuda.

—Los Ainsworth somos de poca paciencia querido Keith. Sólo sueltalo.

¿Sólo soltarlo? ¿Así? ¿Sin más? Joder.

—No, escucha. ¿Recuerdas... Esa vez que mamá y papá tuvieron esa conversación conmigo cuando tuve... Esa... Confusión sobre mi sexualidad?

Sueno tímido por un segundo. Sé que no me juzgará, pero estoy a nada de admitir algo importante, en voz alta, a alguien, a Daniel. Veo cómo su rostro pasa por expresiones diferentes, acaba por balbucear.

»Siempre supe que Zoe y tú escucharon. Nunca llegaron a esconderse bien. Me dolió ser hermano de dos idiotas que ni siquiera saben cómo espiar correctamente.

Sus hombros caen en un suspiro con desgano, golpea con fuerza mi brazo luego. Estaba más preocupado por el hecho de que yo sabía que ellos habían escuchado una conversación que en ese entonces suponía ser privada, que por el tema en sí. Río cuando el asiente.

—Bien, lo recuerdo. ¿Qué pasó con eso?

Momento de la verdad. Jamás he podido mentirle a mis hermanos, ni ellos a mí, ninguno a ninguno. Jamás lo hemos hecho y jamás lo haremos. Quizá hemos ocultado un par de cosas, de eso estoy seguro, pero ocultar no equivale a mentir. ¿O sí?

—Sucede que... He vuelto a tener esa confusión, pero de una manera más... Consistente.

— ¿Dices que...? —balbucea. Parece realmente sorprendido ante la noticia.

Quisiera saber qué es lo que está pasando por su mente justo ahora. No me molestaría en lo absoluto.

—Conocí a un chico, Dan. Él...

No hallo palabras por ese instante. Sin embargo, observo cómo se levanta del sillón, y tras dejar su botella en la mesa, da un par de pasos de un lado a otro antes de preguntar:

— ¿Eres gay?

— ¡No! Bueno... Yo no... ¡No lo sé! Estoy muy confundido, Daniel. Bastante confundido. Aunque más indeciso que confundido.

—Bien... —jadea volviéndose a sentar—. Ahm..., tengo varias preguntas que me gustaría que respondieras —yo le asiento en concuerdo—. Vale, entonces... Conociste a alguien.

—Así es.

—Y te gusta.

—... Sí.

— ¿Cómo es? Quiero decir, ¿cuál es la razón por la cual te gusta?

—Él es... ¡Es un idiota a veces! Pero puede ser alguien asombroso al mismo tiempo, a mis ojos, claro. Hay tantas cosas que quiero descubrir porque soy tan estúpidamente curioso, y él me intriga tanto.

»Digamos que nos parecemos un tanto en personalidad y temperamento. Y es lo que me gusta. Me gusta que la mayor parte del tiempo me lleve la contraria, que siempre tenga algo para decir. Que pueda decir cosas tan ridículas y luego otras muy interesantes. Y créeme que yo mismo pude darme cuenta de eso en un principio, no comenzamos nada bien.

—Eso es normal, pero el punto es que ahora todo está bien entre ustedes... ¿cierto?

—Sí, sí —apresuro a decir, sin pensarlo. No es momento de explicarle nuestra situación actual, aun no llegamos a esa parte.

— ¿Desde hace cuánto crees que te gusta?

— ¿Un mes y un par de semanas?

—Keith —deja salir en suspiro—, no estás confundido. Has dicho que te gusta. Afirmativo a procedimiento, ¿comprendes?

—Lo sé, pero dije que había más indecisión que confusión. No se trata sobre si me gusta o no, porque sí me gusta. El problema está en si debería o no seguir con esto. Puede pasar algo similar que con Sandra.

—Dios mío, Keith, no puedes basarte en tu última relación, que por cierto fue desastrosa, y menos si fue con una chica. Mira, vamos por parte, ¿está bien? ¿Por qué no mejor empiezas hablándome de él? Tal vez eso ayude.

—Daniel, ¿escuchaste todo lo que te he estado diciendo? ¡Me gusta un hombre! ¡Probablemente más de lo que debería!

— ¿Y eso qué? La comunidad gay cada vez es más aceptada por la población. Es algo completamente normal. Ahora mismo estás teniendo una de las típicas peleas internas, y siento que hay algo más. ¿Hay algo más? ¿Tienes algo que decirme que estés ocultando?

Carraspeo dejándome caer de espaldas en el sillón. Detesto que me conozca tan bien. Tiene ese poder que tenía mamá de saberlo todo, lo cual es bastante curioso, porque ni siquiera Zoe es tan constante con ello.

»Mamá siempre supo que eras especial, ¿sabes?

— ¡No, no, no! ¡No, no! —vuelvo a sentarme—. No vengas con eso de "mamá siempre supo que eras especial" —remedo haciéndolo reír— porque es mentira, Daniel. Se te pudo haber ocurrido algo más convincente que la típica charla de película a los gays, hubiese sido mucho mejor, y original.

— ¡Es que te hablo en serio! Mamá era como Zoe, ¿recuerdas? Calladamente astuta, ambas, jodidamente ambas eran la puta mafia.

—Nunca tocamos el tema de mi confusión de nuevo. Yo sinceramente olvidé el tema luego, siempre me gustaron más las mujeres y de por sí-

— ¿Eres hermano de Zoe Ainsworth, cierto? Supongo que sí, porque los dos jodidamente sobre piensan absolutamente todo. Ambos son exagerados, ambos son dramáticos, ambos son tercos, ¡y ambos son estúpidos!

— ¿Podrías dejar de compararme con Zoe? Me encabronas, jodidamente me encabronas —le lanzo el cogín a mis espaldas. Me dejo caer de nuevo. Estoy seriamente perdido en esta conversación y seriamente necesito organizar mis pensamientos—. No soy afeminado.

—Tomemos a Nathan como ejemplo; él no es para nada afeminado, y es tan gay como el mismísimo infierno.

Ambos reímos. Lo he escuchado decirlo un par de veces, un par de muchas veces. De no conocer a Nathan, probablemente sería un jodido homofóbico negando mi sexualidad. Aunque aun ni la acepto ni la niego. Es tedioso.

Quizá debí ir hacia él para obtener respuestas más concretas, pero quizá sólo necesitaba ser reconfortado por mi hermano. Como los viejos tiempos.

Me gusta Cameron. Realmente me gusta.

Así que termino por desahogarme con Daniel. Le hago saber todo de principio a fin, cómo comenzó todo y el estatus actual. Mi indecisión sobre si seguir o no con el "sexo sin ataduras", y pude disfrutar de su estupefacción al saber lo lejos que hemos llegado, y también al saber que se trataba de Cameron.

Y al parecer soy más gay de lo alguna vez imaginado.

*

Llamarlo o no llamarlo. Parezco una jodida chica. Una jodida chica adolescente. Algo parecido a esa película con Lindsay Lohan, pero versión adulta joven, y gay. Patético.

Desisto, presiono el bendito icono verde bajo el apodo que le he dado y rezo porque no conteste, aunque sé que va a hacerlo. No creo que puedas hacer muchas cosas productivas si aun tienes un bendito yeso en la pierna. Al cuarto tono contesta.

—Uh, estaba a punto de escribirte —dice, y suena... ¿entusiasmado? Río por lo bajo.

— ¿Ibas a escribirme? ¿Justo cuando te llamo? Pero mira qué casual.

—Imbécil, tengo algo que mostrarte — ¿se ríe? Mierda, ¿está riéndose? Mis cejas se alzan con estupor—. ¿En dónde estás?

— ¿En mi casa? —río extrañado—. ¿Cómo supones venir con un jodido yeso, niño?

—Deja de preguntar y espérame, ¿quieres?

—Como sea. Pero si tengo que recogerte del suelo de nuevo, primero voy a reírme, probablemente luego tome una foto y entonces te ayudo a levantarte, ¿de acuerdo?

—Jódete, voy para allá —cuelga. Estoy un rato riendo hasta que mi puerta suena.

Luego del aviso, papá se adentra a la habitación vestido con un traje. Abro los ojos por lo inesperado. Se queda parado a media puerta intentando decir algo, no hace más que reírse nerviosamente y yo no hago más que mirarlo divertido.

— ¿Y adónde va, Señor Bond? —le pregunto en una risa que sigue. Hace mucho que papá no salía de noche.

—Tendré una cena con... Ginger. Ya sabes, en un buen restaurante y demás cosas.

— ¿Ah sí? —hago un mohín. Es extraño, pero me divierte verlo así. La tal Ginger sigue sin convencerme del todo, pero me mantengo positivo y entusiasta. Lo hablé con Cameron. Sea quien sea, papá lo merece. Él sabrá qué hacer—. ¿Vas a regresar tarde?

—Probablemente no. Vas a estar solo todo este tiempo y prefiero-

—Papá, no puedes cancelar tus planes sólo por mí. Voy a sentirme culpable si lo haces, de verdad. Es más, deberías tomarte la noche si quieres. Un amigo vendrá, no estaré solo. Jugaremos a la consola, o yo qué sé. Es viernes.

Acabo de sonar como un adolescente hormonal queriendo escapar de sus padres para tener libertad. Justo así soné.

—Uh... ¿Seguro? ¿Un amigo? Hace tiempo que no invitas a tus amigos a casa. Me alegra hijo —camina hacia mí para darme un abrazo. Mentirle a papá en cierto punto es un asco, pero es necesario. Correspondo gustoso a su abrazo—. Pero eso sí, Keith, si llego aquí mañana y me encuentro con que lanzaste una fiesta o parecido-

—Papá, papá, papá —sacudo mis manos frente a él—. Tengo 23 años, no soy un niño, tampoco soy irresponsable y lo de la fiesta pasó una sola vez, ¿recuerdas? Ve en paz, de verdad.

Su mirada de nostalgia inyectada se posa en mí. Asiente con parsimonia luego y me estrecha nuevamente.

—Confío en ti. ¿Fuiste a ver a Daniel hoy? ¿Todo bien?

—Problemas con Layla de nuevo. Nada fuera lo habitual, por desgracia. Al parecer Nick se vio afectado una vez que discutieron entre ellos. El niño presenció gran parte y se desahogó con Zoe esa noche, parece que todo resultó bien, pero ya de eso un tiempo, y bueno —suspiro—. Creo que quedaron bien, pero ella insiste en quedarse con Nick.

—Realmente no comprendo qué tanto problema —masculla.

—Él la ama, papá. Y ya sabes cómo es Daniel: terco, terco, y más terco.

— ¿Cómo es Daniel o cómo son todos ustedes? —río junto a él—. No debes dejarte ni a ti ni a tu hermana por fuera. Siempre hay líos con ustedes —me toma de los hombros, obligándome a mirarlo—. Uno realmente no elige de quién enamorarse, Keith. Probablemente sí, pero no lo sabemos. Yo sigo sin saberlo. Tu madre solía decirlo, y Zoe siguió sus pasos; el amor llega cuando tiene que llegar.

»No hay errores ni accidentes, tampoco hay coinidencias o confusiones. Pasó así porque tenía que pasar así. Estaba simplemente pautado, destinado, como quieras llamarle. Pero si llegas a un lugar y realmente no sabes el porqué, la respuesta es simple: es ahí donde debes estar.

Deja un beso en mi frente, un último abrazo y se retira. Me deja colgando de una pendiente tal cual Bailey hizo, y me siento extraviado por un segundo. No me equivoco, estoy contrariado. Es como si él supiese algo y no quisiera decírmelo, porque lo ha hecho antes.

Por la ventana lo observo subirse a su automóvil, y al verlo marchar, presiono nuevamente con la emoción aun recorriendo mi sistema el icono verde de llamada, bajo su apodo. Cameron no tarda en atender.

— ¿Qué pasa? Voy en camino, el tráfico es una mierda. Creo que hubo una fiesta en Malibu y no fuimos invitados.

—Trae condones, papá salió y no regresa hasta mañana. Tenemos la casa sólo para nosotros dos, niño.

—Como usted pida —casi puedo escucharlo sonreír—. Llego en cinco.

Cuelgo apartándome de la ventana, con una sonrisa de extremo a extremo. No sé qué es lo que me ha querido decir mi padre, pero creo tener tiempo para deducirlo. Ahora no puedo dejar de pensar en él. En un objetivo completado.

Será una larga noche.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro