━ Capítulo 4.
En el mundo existían muchas clases de personas, pero específicamente habían tres tipos que se daban al nacer. Mujer, hombre y los hombres que crean. Aquella división de tres grupos, que podrían ser solo dos si alguien mirara con ojos entrecerrados, debería ser algo que se reconociera. Sin embargo, había quienes aún pese a todo, de alguna manera no prestaban mayor atención a quienes estaban alrededor.
Ese era el caso de Johnny, había sido distraído por mucho tiempo respecto a la vida. Por lo que ante sus ojos, no había que estar pendiente de todo, tampoco se iba a parar a preguntar ni nada. Si algo le interesaba, haría una pausa. Así había sido durante tantos años.
Y ninguno de los Cobras entendió porque algunos los miraban enojados cada vez que atacarón a Daniel, ni porque hubo tantos gritos porque fue específicamente Daniel el que ganará. ¿Qué había de especial en que un chico ganará el All Valley?
Que ahora todos sabían que podían aprender Karate.
En medio de las tantas cosas que habían en su habitación, estaba colgando su gi negro de Cobra Kai, un recuerdo que le hizo sentir gloria pero también deshonor. El hecho de pensar en las cosas que le había hecho a Daniel, le hacían querer vomitar, no esperaba ser perdonado o algo así, pero quería pensar que podía solucionar todo si ya no estaba más cerca de él.
Una sonrisa fugas se asomó por sus labios mientras sostenía uno de sus cuadernos y bajaba a desayunar. Un sábado en que el se emborracho no lo hizo caer en la desgracia, es más, disfruto bastante su noche. Seguramente Johnny creía que nada realmente malo había ocurrido.
Porque durante el domingo, incluso en ese mismo instante, se la paso pensando en la mañana del domingo. Se despertó con un dolor de cabeza, encontrándose en una habitación que desconocía a medias, porque sentía que había estado ahí en algún momento. Y cuando se volteó, había notado el cuerpo desnudo, cubierto por las sábanas, a su lado. Tenía el bajo recuerdo de haber disfrutado demasiado su noche. Roces de manos, besos intensos y movimientos rápidos y gloriosos.
Se marchó sin hacer ruido, por la jaqueca que sentía y para no despertar a la belleza de chica, que de seguro estaba muy cansada para ser despertada tan temprano.
Porque desde su punto de vista somnoliento, Johnny solo pudo notar mechones castaños que sobre salían de la sábana blanca, era pequeña y delgada.
Pero Johnny Lawrence, que se servía el desayuno de manera feliz aquel lunes por la mañana, había olvidado dos cosas importantes:
Uno, había olvidado ponerse protección.
Dos, que manera habría tenido esa "chica" de caminar.
Después de todo, en la vida es necesario observar. Incluso los mínimos detalles del camino. Una vez que terminó de comer y antes de que su padrastro pudiera siquiera bajar las escaleras, Johnny caminó hacia afuera, no sin antes darle un beso de despedida a su madre. Se sentía relajada, la tensión en sus músculos no era tanta y estaba sonriendo nuevamente, mientras se ponía el casco, ya sentado sobre su moto.
La velocidad no le fue un gran problema, llegando a la escuela mucho más temprano que el inicio de su semana pasada, viendo cómo los chicos estaban de pie en el estacionamiento que parecía decir su nombre. Le estaban esperando, Johnny se dio el tiempo de acomodar su moto, pero al saludarlos las cejas alzadas y miradas interrogativas le hicieron comprender la situación. Claramente deseaban saber dónde se había metido, porqué no apareció en la casa de Bobby porqué parecía que el mundo se lo había tragado por un momento.
—Solo necesitan saber, que fue la noche más increíble en mí vida.
—¿Follaste? —preguntó Tommy, sorprendido. Era la hipótesis, pero porqué tan feliz.
—Sí. —al pronunciar sus palabras Dutch río, chocando las palmas con él. Parecía una felicitación arcaica, pero daba igual. El tipo estaba bien, y eso era lo que importaba.
Mientras los ex Cobra Kai parecían celebrar algo, haciendo sonidos de silbidos empujando los hombros de Johnny, en algún tipo de broma interna. Ali charlaba junto a Daniel, pegándose a los casilleros. Tal vez algunos pensarían que estaban en modo pareja, algo similar, pero solo estaban hablando de lo terriblemente perdidos que habían quedado en la fiesta, en eso, Susan se acercó, comentando que de igual forma, le había gustado ver al chico delgado ahí. Pese a que ahora abarcaba más tiempo con Ali, porque tenían en su mayoría horarios compartidos.
—Creo que la siguiente vez trataré de cerrar todas las habitaciones. ¡Usaron la cama de mis padres! —exclamó Susan, negando. No parecía muy afectada pero tal vez molesta, mientras hacía explotar una bomba de chicle entre sus dientes.
Daniel sintió como sus mejillas comenzaban a calentarse.
—¿La usaron para eso? —preguntó Ali, acercándose más a Susan. Parecía curiosa y sorprendida de alguna manera. Estaba segura que la mayoría de los que fueron acabaron solo durmiendo tendidos en alguna parte de la casa.
Susan asintió. Aún podía recordar el desorden en la habitación, los cuadros en el piso, el gran cubre camas al otro extremo, todo hecho un fiasco, incluso las plumas de las carísimas almohadas estaban esparcidas. No tenía la menor idea si habían estado haciéndolo dos personas normales o dos personas en modo supremo de calentón. Sus ojos oscuros se detuvieron un segundo en el cuello bronceado de Daniel, el chico estaba mirando el piso, como si aquello fuera muy vergonzoso o tratando de dejarlas hablar. Pero ella solo podía ver la mancha en su cuello, y no solo era una, por el dobladillo de la camisa se podía ver cómo descendían.
—¿Esas son chupadas? —interrogó. Claro. El chico parecia tan callado, con una lengua sarcástica, pero no del tipo que iba a una fiesta y solo se dejaba toquetear así.
—¿Qué? ¡No! —negó de prisa. Acomodando él mismo de manera nerviosa el dobladillo. Ali había volteado su cabeza al instante, mirando con una boca entreabierta lo evidente.
Ante de que la rubia pudiera decir algo, el sonido de la campana silenció sus palabras. Tendría que esperar unas horas más para poder encontrarse con Daniel al receso, mientras el chico parecía huir. Ali se le quedó mirando, ladeando la cabeza un poco, ante el repentino cojeo del castaño. Frunció el ceño, su pierna estaba en completo buen estado. Ya no le dolía, ya no le causaba un mal caminar. Sus ojos se agradaron. Y pareció conectar todo en un solo instante. Una sonrisa ladina se posó en sus labios, mientras caminaba hacia su clase.
Con razón no quería hablar, se sentía tan cohibido, de seguro. Pero necesitaba los detalles, eran códigos, cuando cosas importantes así pasaban, eran necesarias ser dichas. Mientras la profesora hablaba sobre la época de la edad media, Ali apoyo su barbilla en una mano, pensando en quién pudo ser el sujeto que hizo que Daniel hiciera tal desastre —si es que las cosas estaban según creía, y Daniel fue quien hizo todo el desorden en la habitación de los padres de Susan—, y cómo logro algo con él. Porque Daniel no estaba realmente interesado en nadie, luego se su experiencia con los amigos de Johnny y este mismo, había decidido que sus prioridades eran terminar de una vez los estudios.
Entonces, solo llegaba a la conclusión de que había sido algo fugaz, una conexión de una noche sin sentimientos de por medio. Qué salvaje era LaRusso, pensó escribiendo algunos apuntes.
Antes de que Daniel pudiera evitarlo, los ojos de Ali estaban puestos en él, con la clara intensión de hablar sobre un tema del que quería escapar. No había mucho que decir, recordaba toques aquí, unos labios allá y...Una sensación ahí. Pero no había nada más que decir. No podía dar detalles, porque ni siquiera tenía la certeza de saber cuáles eran. Pero él le dijo a Ali que nada había pasado, ahora debía tragarse su mentiría y contarle de manera rápida todo.
—Sí lo hice. No, no sabía que era la habitación de Susan. Ni siquiera sabía dónde estaba. No me acuerdo quién era, tampoco estaba conmigo por mañana. Creo que hacía ejercicio. —respondió de manera rápida, mientras trataba de llevarse a la boca un poco de su pan con queso.
La chica lo miró con atención asintiendo.
—¿Y te gustó? —preguntó alzando ambas cejas.
—¡Ali! —se quejó en voz alta, llamando la atención de algunas miradas. Nuevamente su rostro volvió a subir de temperatura. — Sí. Se sintió bien, creo.
—¡Por Dios, Daniel! ¡Wuoh! —chilló golpeando su hombro con poca fuerza.
La chica le dio un sorbo a su jugo, mientras seguía sonriendo de lado moviendo las cejas de arriba hacia abajo. Daniel, de manera nerviosa sonrió.
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N/A: Tal vez la explicación del mpreg que uso les descoloque un poco o tal vez no xd. Pero bueno, más adelante veremos qué tal u.u
Rayos, no sé cómo sentirme. Resulta que cuando tengo una shipp que me atrapa mucho, hago gran cantidad de historias porque tengo varias ideas. Un ejemplo es el hecho de tener como 96 en publicación 👉👈 Actualmente tengo más de 17 sobre LawRusso AAAA PORQUÉ SOY ASÍ.
Y hace un ratito estaba escribiendo una adaptación que es "Juego de Mellizos" dónde Robby y Sam intercambian sus lugares para juntar a Johnny y Daniel.
Soy un total desastre he 😔
Gracias por leer💕
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