30
— ¿Estás seguro sobre dejarlo dormir allí? — cuestionó Jimin observando al azabache movilizarse de forma lenta hacia el baño.
— El hombre es demasiado alto para el sofá — indicó bostezando una vez ingresó al baño.
— Es cierto, pero en dónde vas a dormir — preguntó el más bajo sentándose al borde de la cama.
— Contigo — abandonó el baño un par de segundos para encararle — pensé que estaba claro la idea.
Jimin giró el rostro hacia el costado para hallar al contrario de pie a pocos pasos de distancia, ya no había una camiseta que ocultase su torso por lo que las cicatrices de las operaciones podían apreciarse desde esa distancia.
— Solía decirles a las chicas una historia de mierda cuando preguntaban por ello — comentó Jeon en referencia a las marcas sobre su piel — ellas parecían empatizar y ganaba su confianza más rápido.
— ¿Una historia de mierda? — cuestionó el contrario, no estaba seguro de sí solo estaba observando las marcas o la formación de músculos, que a pesar de no ser tan notables como lo eran antes, seguían allí visibles.
— Si, era más fácil inventar una historia que recordar la verdadera.
Jeon avanzó hacia el frente al notar la mirada del contrario sobre su cuerpo.
— ¿Por qué luces como si te sintieras culpable de alguna forma?
Su cuerpo a pocas pulgadas de distancia del contrario.
— No lo sé — respondió en voz baja Jimin.
Para cuando fue consciente, su mano derecha se había elevado deslizando sus dedos sobre las marcas dibujándolas.
La piel marcada bajo su tacto, la sensación cálida del cuerpo vivo frente suyo, tragando con fuerza saliva continuó con la acción de mover las yemas de forma sutil a través del torso del hombre.
Pudo escuchar el momento justo en que una fuerte inhalación se atascó en el pecho del más alto, al momento en que sus dedos jugaron arbitrariamente sobre los músculos de su abdomen.
— Necesito decirte algo — murmuró Jimin sin detener la acción de sus dedos.
— Seguro — respondió imitando su tono de voz.
— Es sobre tus hermanos.
Los músculos bajo sus dedos tensándose visiblemente, había algo atractivo en ello.
— ¿Es así?
— Si — contestó Jimin — parece que ellos están pasando un mal momento, era de esperarse después de todo lo que sucedió, pero no es eso a lo que me refiero.
— ¿Qué es?
— No te molestes con Taehyung — pidió, primeramente — él ha estado ayudando a Namjoon últimamente, lo suficiente como para no dejarlo meterse en problemas.
— Tenía una idea de eso — confesó en voz baja.
— ¿De verdad? — Jimin no había detenido las caricias íntimas en ningún momento, elevando el rostro esperó una respuesta.
— Por la forma extraña en la que se puso en contacto, supuse que tenía algo que ver con ellos, fue fácil deducirlo.
— ¿Planeas escuchar lo que dice?
— No estoy seguro — admitió — ¿Vienes conmigo a la ducha? — preguntó Jeon bajando la mirada hacia las continuas caricias en su torso.
— Tenemos compañía, ¿Lo olvidas?
— No, no lo he hecho — respondió — puedo llenar tu boca para que no hagas ruido.
Jimin detuvo abruptamente las caricias en el torso del hombre, para dejar caer la mano sobre sus propias piernas.
— Si, eso jodidamente no va a suceder amigo — se apresuró en responder el más bajo.
— Te veías fascinado tocándome hace un momento cosita.
— ¿Acaso no puedo acariciarte?
— ¿Acaso no puedo hacer lo mismo? — inquirió de vuelta.
Desviando el rostro Jimin adoptó una expresión molesta en su rostro.
— Está bien, juguemos tu juego Jimin — dicho esto se alejó súbitamente de su lado para dirigirse de vuelta al baño.
Pasaron varios minutos en los que solo el más bajo esperó pacientemente su turno para tomar una ducha refrescante, para cuando eso sucedió y abandonó el baño, Jeon se hallaba cómodamente acostado sobre su cama dejando un espacio a su costado para ser ocupado.
— Buenas noches — mencionó Jimin en voz baja esperando una contestación que jamás llegó.
Suspirando audiblemente ocupó el espacio al costado del más alto.
— ¿Realmente estás molesto? — cuestionó girando su cuerpo para toparse con la visión de la espalda del contrario.
Esperó varios segundos, pero Jeon no respondió a ello tampoco.
— Vamos, no puedes molestarte por una tontería como esa — inquirió Jimin sintiéndose molesto también.
— Tengo el derecho a sentirme molesto.
— ¿Por qué? — Jimin apoyó su codo contra la cama mullida apoyando su peso sobre este.
— ¿Está bien que me toques mientras yo no haga lo mismo contigo? ¿Es eso?
— No se trata de eso — murmuró Jimin bajando la vista a pesar de no ser visto por el contrario.
— ¿De qué se trata? Porque no estoy comprendiendo la situación en la que estamos Jimin, me dejas besarte e incluso me dejaste tocarte en el hospital y ahora que realmente estoy mejor es como si el tocarte estuviese prohibido para mi.
Jimin suspiró dejando caer nuevamente el peso total de su cuerpo sobre la comodidad de su cama.
— Ya hablamos de esto — dijo el más bajo sonando molesto.
— No, no lo hemos hecho — se apresuró en responder el contrario.
— Si, lo hicimos, te dije que no quiero ser el que sea abrazado.
— Oh demonios, esto tiene que ser una jodida broma — se quejó enseguida — ¿Por eso no me dejas tocarte?
— Por supuesto — contestó Jimin, un tono claro en su voz.
Solo dos segundos después Jeon estaba abandonando la calidez de la cama, Jimin se levantó hasta quedar sentado sobre esta.
— ¿A dónde vas? — preguntó Jimin sonando confuso.
— Al sofá, estoy seguro que puedo hacerme espacio allí.
— ¿Por qué irás al sofá teniendo perfectamente espacio aquí? — cuestionó sorprendido.
— Porque estoy molesto contigo, no necesito más razones que esa — en medio de balbuceos de quejas se llevó consigo una almohada junto con una manta, dirigiéndose fuera de la habitación en dirección hacia la sala.
Jimin chasqueó la lengua con fuerza contra la parte trasera de sus dientes delanteros, su reacción lo llevó a lanzar con fuerza la almohada que impactó de forma certera contra la puerta abierta de su habitación.
— Joder — maldijo entre dientes levantándose por igual abandonado el espacio arrastrando los pies.
Halló efectivamente a Jeon ocupando lugar en el sofá de forma cómica, ya que el mueble no era lo suficientemente grande.
— Eres un jodido imbécil, ¿Lo sabías?
— ¿Lo soy? — cuestionó Jeon dejando escapar una burlesca carcajada de su garganta con ferocidad.
— Si, lo eres y lo sabes — le acusó de inmediato.
Pero Jungkook lo ignoró.
Jimin sorprendido por ello bufó molesto sacudiendo su cabeza en un momento de frustración, su cuerpo moviéndose hacia adelante para detenerse al costado del sofá.
No tardó en ocupar espacio sobre el cuerpo del azabache quien parpadeó confuso al observarle a horcajadas suya.
— ¿Qué demonios crees que estás haciendo? — cuestionó con voz ronca.
— Realmente tienes mal temperamento — se quejó Jimin — vuelve a la cama — le pidió con un tono que no sonó amable en ningún momento.
— No va a suceder, así que regresa tú.
Jimin molestó inclinó la parte superior de su cuerpo hacia adelante tomando el rostro del azabache entre sus dedos.
— Tú vas a regresar a la jodida cama conmigo te guste o no, ¿Comprendes?
Jeon no recordaba haberlo escuchado tan molesto como en esos precisos momentos.
— Realmente estás molesto —murmuró Jeon siendo escuchado por el contrario quien asintió.
A pesar de que las luces estaban apagadas en el apartamento, ellos podían percibir las expresiones en los rostros contrarios debido a que la sala tenía un gran ventanal donde la noche se encargó de ello.
— Es que eres jodidamente terco Kook — se quejó Jimin retomando la posición inicial a horcajadas.
— No lo sería sí me dejaras tocarte.
Jimin movió la vista hacia el costado, no estaba seguro de si el azabache estaba siendo consciente de la posición en la que se hallaban, pero podía sentir la hombría contraria a pesar de que esta no estaba dura.
— Está bien, te daré treinta segundos — comentó avergonzado Jimin de repente.
Jeon parpadeó nuevamente sorprendido al escucharle decir ello.
— ¿Qué somos? ¿Estudiantes de preparatoria calientes?
— Agh, jódete — se quejó Jimin removiéndose con la intención de levantarse, pero las manos de Jeon en sus caderas lo detuvieron.
— Tengo derecho a mis treinta segundos.
— Pervertido.
— Solo ven aquí abajo — tiró de Jimin para encajar sus labios juntos, pudo sentir la forma suave e hipnotizante en que el cuerpo del hombre se moldeó encima suyo.
No tardó en sentir la calidez que podía brindar el cuerpo contrario ya que Jimin se halló totalmente acostado encima suyo, a pesar de sentir el peso sintiendo la presión en su torso, estaba a gusto con ello.
Por lo que sus manos se tomaron el tiempo de deleitarse.
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