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Veintitrés

Dedicado a:
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Gracias por leer, amores. ♥︎


—¡Ya quita esa cara! —Louis no era de los que le subía el ánimo a la gente, pero no le gustaba ver a sus amigos cabizbajos.

—¿¡Cuál!? —Liam preguntó, rodando la botella sobre su brazo y la rescató con un movimiento acrobático que fue ovacionado.

—¡Esa, la que tienes ahora! —Habló fuerte, esperando que la música no mitigara su tono—. ¡Solo es parte de la dinámica!

—¿¡Eso te pareció!? Fueron novecientos, el idiota ese pagó novecientos —Enfurecido, azotó dos vasos sobre la barra—. ¡Aparte se burló en mi cara cuando la subasta fue cerrada!

—¿Y eso qué? Ustedes aceptaron desde el inicio, Payno —Le reprochó, quitando la tapa de dos cervezas que entregó a un par de adolescentes.

—Ya sé, ya sé, pero se supone que son citas amistosas —rugió, depositando las onzas adecuadas para la bebida requerida—, ese tipo busca todo, menos la amistad de Zayn.

—Estás paranoico.

—¿Tú no lo estarías? —Liam estaba diez kilómetros más alla de lo enojado—. Un tipo de treinta años, adinerado y bien parecido saldrá en una cena con mi novio.

—Velo por el lado amable, Z no puede relacionarse con ningún cliente o si no Niall...

Louis cerró la boca al escuchar el gruñido primitivo y con voz gruesa que el ojimiel soltó, retrocediendo unos cuantos siglos a su evolución. Apreciaba su vida y le faltaba mucho por recorrer, no quería que lo asesinaran siendo tan joven.

—Bueno, no te enojes —Hizo un esfuerzo por arreglar lo que casi arruina—. Dile a Zayn que se niegue y ya, devuelvan el dinero.

—¡No! Un trato es un trato, además yo sé que nunca me sería infiel —dijo incómodo, antes de sonreírle con falsedad al chico que esperaba sus tragos y que fingía no escuchar la plática—. Doce dólares.

La cantidad mencionada le fue pagada y lo guardó en su delantal. Luego, se frotó las palmas por su cara y ahogó un grito lleno de frustración; Liam no era una persona celosa, sabía muy bien lo que era y lo que representaba en la vida del morocho, pero la espina se le enterraba en su corazón al no poder competir con un magnate.

No presumía de una mala autoestima, al contrario, tenía conocimiento de ser atractivo y poder despertar la envidia de cualquiera... pero como todo, tenía malos ratos, este era uno de ellos.

—Deberías calmarte, es decir... —Louis supo que no era una situación tan superficial—. Podemos detener esto de las subastas, si alguno de nosotros no está cómodo, no tiene caso.

—No es eso... —Habló quedito, apenas haciéndose oír—. Olvídalo, ¿sí? Estoy exagerando.

—No es exageración, creo que si yo estuviera con alguien y me pasara algo así, me pondría igual o peor que tú —murmuró, honesto.

—Ajá, por eso tú fuiste su mejor postor.

El entendimiento de Louis se vio dañado.

—¿Perdón?

Liam volteó los ojos y con un ademán le restó importancia al tema, moviéndose hasta el lado opuesto de la barra y abandonó a su amigo que yacía en una postura floja.

—¡Tú! —gritó uno de los infinitos borrachos cerca del mostrador—. ¡Una cerveza, o dos, las que sean, pero ya!

Louis arrugó el entrecejo al no agradarle el mal modo en que el joven le pidió las bebidas, pero fue paciente y asintió una sola vez con la cabeza, girando hacia el refrigerador repleto. Tomó el par y con un trapo, limpió los envases ligeramente mojados, dispuesto a entregar el pedido con una buena cara y humor.

En cambio, sus oídos punzaron al reparar el parloteo que aquel inmundo ser estaba entablando con alguien que recién conoció ahí.

—¿No lo has visto? Es precioso, baila como un dios y luce como uno.

—¿A quién te refieres?

—Harry, es nuevo aquí —El muchacho osciló sus manos en el aire, formando la silueta de un cuerpo—, tiene unas piernas y un trasero de ensueño, que ganas de tenerlo en mi cama.

—Eres asqueroso.

—Me pregunto lo que será entre las sabanas, debe saberse mover muy bien.

Los ojos de Louis se inyectaron en rabia, el divino índigo se tiñó de una sombría capa de ira, sus manos apretaron con una fuerza trascendental las botellas y su respiración se volvió lenta.

Su lado lógico le decía que sencillamente vetara al subnormal que estaba hablando obscenidades sobre Harry y su lado animal le pedía que lo moliera a golpes por cerdo mezquino.

—Y esa boca que se gasta...

De repente, la segunda opción cambió a ser la única y la más viable.

Porque no demoró en soltar las cervezas, haciéndolas descender sobre el área de servicio y con una agilidad que ni él mismo sabía que poseía, se apoyó de la barra y la brincó, afianzando sus pies al piso cuando estuvo del otro lado.

Se hizo un espacio entre la gente y los gritos de espanto llegaron al ver el primer puñetazo impactarse justo en el pómulo del individuo, dejándolo atolondrado y boquiabierto sin procesar lo ocurrido.

—Vete de aquí —Louis amenazó, con sus fosas nasales expandiéndose—, ahora.

—¿¡Qué diablos te pasa!? —clamó, poniéndose de pie y cuadrando la espalda mientras se cubría el área afectada—. ¡Jodido salvaje!

—¡Que te largues! —escupió, aventándolo por los hombros y haciéndolo trastabillar.

—¡No me toques! —El sujeto le devolvió el empujón, retrocediendo al castaño. 

Con eso fue suficiente para que una pelea mal hecha y desatinada comenzara, pues ninguno dio el brazo a torcer.

Louis soltaba golpes en seco, en puntos estratégicos y con toda la energía que sus puños tenían, intentando esquivar los que recibía por parte del otro muchacho que se hallaba igual de molesto que él. La gente empezó a alterarse, gritándole a Niall, tratando de separar a los causantes del desorden en el club, pero el rubio parecía no escuchar la bulla porque nunca salió de su oficina.

Todo pasó demasiado rápido, Liam llegó corriendo del baño y Zayn salió con desenfreno de los vestidores, pasando entre los asistentes hasta llegar al extremo donde la disputa se desarrollaba.

—¡Ya, joder, Louis! —gritó el ojimiel, metiéndose en medio de la contienda.

—¡Eso es para que aprendas! —Louis estaba fuera de sí, cabreado como pocas veces en su vida.

Sus nudillos tenían sangre, se le había ido la mano con las bofetadas, no midió las consecuencias de sus decisiones; estaba encolerizado y no se percató de que él, también sufría de un labio roto junto a un hematoma formándose en su mejilla hinchada.

El individuo extraño estaba lo triple de dañado, desde el ojo, la nariz, la boca y los cachetes, incluso llegó a doblarse cuando el castaño le propició una patada en la barriga. Hizo lo que estuvo en sus manos para defenderse, pero su estado de ebriedad lo volvió lento y poco eficaz a sus resoluciones físicas.

—¡Te voy a demandar! —vociferó, levantando el brazo en busca de estrellarlo en la cabeza del mayor.

Zayn lo detuvo, agarrándolo en el aire y lo privó de terminar con la intención.

—¡Demándame! ¡No te tengo miedo! —replicó Louis—. ¡Lárgate de aquí!

—¡En mi jodida vida regreso aquí, te esperan mis abogados!

—¡Hombre, te estás tardando!

Liam sostenía con fuerza a su amigo; si lo llegaba soltar, quién sabe de lo que sería capaz. Estaba echando humo por las orejas, endiablado y retorciéndose como gusano para zafarse del agarre.

El pelinegro le llamó al guardia de la puerta, pidiéndole que escoltara al chico hasta la salida y con la poca dignidad que le restaba, éste caminó con la cara en alto hasta la puerta y con el teléfono pegado a su oreja.

La música seguía sonando, pero la gente estaba confundida, unos lo presenciaron en primera fila y otros más solo escucharon el alboroto a lo lejos con sus bebidas a medio tomar, fue un lapso de calma y asimilación que hizo reír a Louis de nervios.

Liam acotó que las aguas se calmaban, así que lo soltó, viéndolo incrédulo sin atreverse a preguntar el por qué de ese violento encuentro.

—Años de no pelearme —masculló el ojiazul, quitándose el flequillo de la frente—, creo que gané...

—Increíble, eres un caos —Le dijo Liam, balanceando la cabeza de izquierda a derecha en serie—, ve al vestidor, en un momento te alcanzo.

—¡Ronda de shots gratis! —El morocho se encargó de disminuir la tensión en el ambiente, sirviendo caballitos de distintos licores para regalar.

El gentío vitoreó con la oración, aventando sus tragos al aire y bañándose entre ellos con el alcohol que se lanzaron para celebrar.

La normalidad se asentó en el bar, volviendo a sus actividades normales y Louis hizo caso de irse en busca de un espejo para ver como había terminado. Le dolían ciertos sectores, pero no era alarmante, un par de hielos y estaría como nuevo.

Harry apareció minutos después, sacándose el par de guantes que usaban para asear los sanitarios públicos y anduvo hasta la barra, hallando en su panorama a Liam y Zayn repartiendo shots como locos.

—¿Les ayudo? —sondeó, lavando veloz sus manos en la tarja.

—Si, ¿puedes servir un...? —Su compañero de cabello oscuro intentó integrarlo, pero su novio se lo impidió cuando habló y le interrumpió.

—¡No! Espera —Liam dejó de cortar una naranja y señaló con la punta del cuchillo el camino hacia los vestidores—. ¿Puedes traerme mi botella de agua?

—Con gusto —respondió feliz, sacudiendo sus manos para secarlas—. Ya vengo.

Confiado, se retiró hacia el área establecida y claramente no se dio cuenta de la sonrisita secuaz que la pareja compartió. A veces un empujoncito no era dañino.

Harry atravesó el umbral, chocando su vista con la espalda de Louis; él estaba viendo su reflejo en el espejo que tenía colgando en su locker, inmerso en revisar su llaga.

—Tommo.

—¿Qué? —respondió antipático al reconocer la voz ronca.

—Nada, creí que estarías allá en el mostrador —dijo en tono cálido.

—No eres muy observador, estoy aquí.

—Sí, lo he notado.

A pasos largos, anduvo hasta la taquilla de Liam, la llave estaba pegada en la cerradura así que no tuvo problema con abrirla y sacar de adentro la botella que le solicitó de favor.

Giró sobre su eje para regresar, pero sus ojos se ensancharon y su boca se secó cuando en el transcurso de su acción, vio el perfil de Louis averiado, con un moretón adornando terriblemente su mejilla derecha.

—Madre santa, ¿qué te ocurrió? —balbuceó, disminuyendo la separación entre los dos en un andar firme hacia su compañero.

—Vete —intentó detenerlo.

—No, ¿con qué te pegaste?

—Con nada, sal de aquí, Styles —repitió con amargura, sin darle siquiera un vistazo.

—Es que tienes morado —Se admitió en su mente estar preocupado.

Sin embargo, no fue muy listo al extender su mano, buscando tantear con la yema de sus dedos el repentino cambio de color en la piel caramelo ajena. Louis tampoco fue el más inteligente al impedir el toque, se alejó bruscamente y la vista completa de su rostro figuró al voltear sin querer.

—¡Dios mío! —Harry se palmeó la frente, soltando la botella de agua.

—¿Es que ahora eres religioso? —Estrechó los ojos, harto de su ofuscación—. Es pecado tener sexo antes del matrimonio, para que sepas lo que haces.

—Cállate, por Di... quiero decir, ¿qué te hicieron? —No hizo nada por encubrir su intranquilidad.

—Nada.

—¿Por qué tienes el labio reventado?

—No ocurre nada, Harry...

—Ah, joder, tu mejilla... ¿Qué te sucedió? —No iba a descansar hasta saberlo.

Y Louis ya no tenía ganas de discutir con otra persona.

—Me peleé, hace rato —mencionó vagamente, rendido a su terquedad.

—¿¡Por qué!? —Los iris del rizado se apagaron, expirando el resplandor frecuente en ellos.

—Un imbécil imprudente, nada nuevo —contestó cansado, yendo a sentarse en la banca central del sitio.

Las uñas del ojiverde sufrieron al ser mordidas y no supo que más agregar, solo guardó silencio, hasta que se cansó de no recibir una respuesta concreta.

—¿Te duele mucho? —Harry le dijo, mirando de lejos la herida que seguía brotando sangre.

—Si, no sé que hice —susurró resentido, tocando su mejilla hinchada y soltando un gemido patético ante el dolor.

—Solo me fui quince minutos, ¿qué ocurrió?

Louis miró hacia la pared a un costado suyo, recordando la palabrería corriente y mal intencionada que su contrincante de la noche, dijo minutos atrás. Cerró los ojos al negar y el oxígeno en sus pulmones fue basto después de inhalar prolongadamente.

—Nada, me insultó.

—¿Qué te dijo? —De verdad anhelaba tener la información detallada—. Lo que haya sido, no creo que valiera tanto la pena como para pelearte así.

El castaño bufó con ironía.

—Lo valía.

—¿Qué fue lo que te dijo? —Harry instó, reposando en la misma banca pero a una distancia considerable para no invadir la calma de Louis.

—Ya te contaré —declaró, encorvando la espalda y por fin rotó la cara para observarle—. ¿Dónde estabas tú?

—En los sanitarios, fui a colocar papel higiénico y jabón.

—Lástima, te perdiste mi gran victoria.

—Pues tu labio se ve horrible, tienes la mejilla hinchada y el cabello hecho un desastre...

—Vaya, gran cumplido —Se mofó de su propia desdicha, esbozando una diminuta sonrisa—, sabes como llegar a las personas... y aunque lo dudes, yo gané.

Harry se sintió torpe pero también compartió una sonrisa sincera sin mostrar dientes.

—Ve a tu casa, yo te cubro —El rizado ofreció amable, colocando sus manos debajo de sus propios muslos—. Aún es temprano, pasa a que te curen eso y ve a tu casa.

—No puedo irme solo así, Niall me va a regañar —musitó, decaído—, eso tomando en cuenta que no me despida por los disturbios que ocasioné.

—Opino que vayas a su oficina, le expliques lo ocurrido y te vayas a tu casa —propuso de nueva cuenta, recorriéndose en lo largo del asiento y quedó significativamente cerca de él—. Yo me encargo de lo que te tocaba a ti.

—De hecho esta semana solo me toca la limpieza de las mesas, Zayn y Liam se encargaran del piso y baños.

—Bien, yo lo hago, terminando la barra me paso a eso.

—No es necesario, estoy bien —El contacto visual que mantenían era escalofriante.

—Déjame ver... —Chasqueó la lengua y dudando un poco, acercó su mano a la barbilla del ojiazul para levantarle el rostro.

Louis ya no se opuso, dejó que Harry fuese quién guiara sus movimientos, elevando el rostro como le fue indicado y la luz del foco en el plafón le pegó directo a la boca. El menor vio la lesión: el labio estaba inflamado, con la hemorragia en pleno derrame y supuso que la curación le dolería hasta el alma ya que se trataba de una herida abierta.

Mientras su apariencia era analizada, Louis se dedicó a la admiración de un gran cargo de belleza ilegal desfilando ante él. A detalle, vislumbró las pestañas cortas de Harry, sus cejas densas del mismo matiz que su cabello, su nariz afilada y excéntricamente proporcional a sus facciones, piel delicada, boca impura y maligna pero también hábil y astuta, esos ojos jade inalcanzables...

No desconoció la sensación de un aleteo en su vientre, algo se le removió y le causó una reducción en su flujo sanguíneo, obligándole a contraer el abdomen.

No, carajo, no.

—Vete a casa —habló bajito, retirando el suave contacto.

Louis se congeló al enlazar sus miradas, fue graciosamente simultáneo el destello que sus orbes tuvieron al encontrarse en la ruta. Era absurdo, sus manos estaban sudando y podría jurar que las mejillas del menor enrojecieron en un efecto secundario.

—No me digas que hacer —espetó, aventurándose a proporcionar una caricia leve, cerca de la oreja de Harry.

Por ese toque liviano, el rizado no se prohibió realizar lo que su borde emocional le formuló.

Así que, con delicadeza y sumo cuidado de no rozar ninguna parte lastimada, se inclinó hacia el frente, sin importar que su corazón resonara en toda la extensión y fuese escuchado, siendo vergonzosamente expuesto.

Meloso, pegó sus labios en la comisura de Louis, específicamente en el lado sano y le transfirió una descarga de emociones positivas e integras que le abordaban desde que tuvieron un acercamiento fuera de lo laboral. Tronó sus labios sobre la zona, estampando un sonoro beso similar al que le dio cuando salió de su casa ese mismo día.

—Por favor, Lou, necesitas revisarte —Hizo un último intento de convencimiento, luego de separarse unos centímetros.

—Le diré a Liam que te lleve a tu departamento.

Ya no le pesaba tanto ceder.

—¿Eh? No hace falta, además ellos vienen en moto, sería complicado y...

—Zayn no se irá hoy con Liam, recuerda que fue su subasta —Le recordó, haciendo referencia a que había un espacio disponible en la motocicleta—, que te lleve primero y que después vaya donde Z.

—No es necesario, puedo pedir un taxi...

Que actitud tan protectora, demonios.

—Iré a decirle a Payno —exclamó, ignorando como siempre lo que le fue mencionado e impuso su santa voluntad.

Louis se puso de pie y no se despidió de ninguna manera; solo escapó a zancadas de ahí, rumbo a la oficina de su jefe que al parecer no se había enterado todavía de la pelea suscitada en su bar.

Un enorme suspiro fue expulsado de Harry, sus opiniones eran inválidas cuando se trataba de consensuar algo con su compañero, pero le quitó valor y mejor reanudó su cometido.

Antes de moverse a su puesto, malgastó unos segundos en ir a su locker a buscar una toallita húmeda para limpiarse los poros y eliminar el exceso de brillo en la piel.

Y vaya sorpresa terminó llevándose, cuando una tela roja se desbordó del interior al abatir la lámina de metal abollada. Alcanzó a sostenerla antes de que se le fuera al suelo y notó cierto bordado en letras blancas resaltar en el pecho, de lo que se dio cuenta, era una sudadera...

—No es cierto —siseó, extendiendo la réplica de la prenda que hace semanas, Louis le regaló a sus amigos.

Su manzana de adán se marcó ante el movimiento abrupto de pasar saliva, su pulso incrementó y no supo que hacer a ciencia cierta. Una hoodie carmín con el nombre del club estaba en su taquilla y él estaba seguro de no haber sido él quién la dejó ahí. 

Ni siquiera tenía una en su closet.

La desplegó por delante, sorprendido y atontado al mismo tiempo. El aroma que despidió le penetró por la nariz; característico varonil, era una loción vigorosa, que le desquicio los sentidos y lo forzó a inspirar profundamente al pegarla a su nariz, bajando sus párpados, deleitándose con la fragancia.

¿Era un obsequio o se habría confundido de locker?

De cualquiera forma, ya la tenía en sus manos y así fuese una equivocación, no la iba a devolver jamás. Nunca, ni en sus mejores sueños.

Porque olía a Louis.





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Tal cual fue establecido, Liam fue el encargado de regresar sano y salvo a Harry, esperando en el acceso hasta que la figura alta del muchacho entro por el portón y despareció entre los pasillos del complejo habitacional. 

No era un fanático de la velocidad y el trayecto le puso nervioso, solo se había subido a una motocicleta como cuatro veces en escasa su existencia, les tenía mucho respeto por todos los accidentes que se oían en las noticias día con día a causa de esos vehículos.

Por fortuna, ya estaba sentado en su cama, con las piernas cruzadas y bebiendo una taza de chocolate caliente mientras repasaba los canales en su televisión encendida.  

La vibración de su teléfono lo alertó e investigó con prisa el emisor.   

Para: Harry Styles. 
“¿Llegaste bien?” 

Sin remedio, se encontró sonriendo como un idiota por la nimia pregunta.  

Para: Louis T. 
“Sí, gracias, todo bien.
¿Tú ya fuiste a curarte?” 

Para: Harry Styles. 
“Ya, no es grave, solo me
limpiaron y revisaron que
no estuviera infectado.” 

“Qué bueno, espero
te cicatrice pronto.” 

“Yo espero lo mismo.
No podré resistir no
besarte tanto tiempo.” 

La respiración de Harry falló y se relamió los labios en reflejo; Louis estaba volviendo un completo seductor con él.  

Para: Louis T. 
“Uhm, concuerdo, si yo
fuera tú, estaría igual
por mí.” 

Para: Harry Styles. 
“Narcisista de mierda.” 

“Y te encanta.” 

La contestación se atrasó un minuto, pero llegó justo tal cual la esperaba: 

Para: Harry Styles.
“Me fascina, en realidad.” 

La suerte si que estaba de su lado.  

Para: Louis T.
“Lo sé… y por cierto, gracias por
pedirle a Liam que me trajera.” 

Para: Harry Styles. 
“¿Cuál gracias?
Encuérate, precioso. ;)” 

La ruidosa carcajada que largó el rizado se escuchó hasta la esquina de su calle, a causa del ingenio disparatado, pero se complació con la sugerencia.

Aceptó pagar sus deudas: la primera de ellas, haberlo dejado dormir sin molestar en su colchón, y la segunda, el regalo que le había dejado en el bar.  

Emocionado, dejó que el mensaje se marcara como leído, en lo que él se comenzaba a despojar de su vestimenta, deshaciéndose de lo que llevaba cubriéndolo. Inició por sus calcetines y botines, seguido de su camiseta y al final, se bajó los pantalones, arrojándolos al cesto de ropa sucia.

Todo lo hizo a un lado, quedándose solamente con las bragas negras y se dejó llevar por la coquetería preestablecida en su programación cerebral; la idea de enviarle una foto indecorosa a Louis, ya lo había calentado.

Era muy receptivo.

Le agregó un toque extra a todo, estirándose para alcanzar la hoodie y creyó que la mejor opción era tomarse una bonita fotografía en compañía de la ropa que Louis amablemente había metido entre sus pertenencias.

Así, tomó su celular después de cubrirse el torso y arrugó su nariz con gusto al ver el "Club Bengala" resaltando al frente.

Se posicionó de rodillas frente al espejo, abriendo sus piernas y se sentó sobre sus talones, subiendo la orilla de la sudadera hasta su boca y mostró la piel tatuada de su abdomen.

Apretó la tela entre sus dientes, acomodando sus rizos revueltos hacia un lado y con su mano libre, se apretó el muslo para hacerlo resaltar, dejando completamente visible su entrepierna adornada por un lazo y cintas de la misma pieza de encaje divina.

Se cubrió la cara con el celular y capturó una sola imagen, sin ningún filtro, sin ningún otro intento, a la primera le gustó el resultado que obtuvo. Corrió a la aplicación de mensajería instantánea, seleccionó el chat correspondiente y luego la imagen que lo hacia ver como todo un adonis.

Presionó "enviar", y cerró la conversación, dejando el teléfono boca abajo a la espera de que timbrara. Cuando eso pasó, no abrió la conversación, únicamente leyó lo que había en la pantalla de notificaciones:

Para: Harry Styles.

"Mierda."

"Quiero follarte, Harold,
arrancarte las bragas con
los dientes y que lleves
mi sudadera puesta."

"Con esto, pensaré en
hacer más cosas por ti."

"Me gusta este tipo de
recompensa."

Harry se dejó caer de espaldas en su cama, chocando su móvil en el pecho y extendiendo sus brazos con una sonrisa inmensurable colándose en su faz risueña.

Durmieron separados, pero felices por una razón en común.








HOLA AMORES. ♡ Tarde pero seguro, aquí tenemos el capítulo 23... espero lo disfruten mucho. Disculpen si me tardé un poco más, pero el tiempo con la escuela me está comiendo:(.

Les amo muchote, gracias por leer y nos vemos lo más pronto que pueda, las dedicaciones siguen en orden, no me olvidaré de nadie, un besoteee.♡
María.

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