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Tres

Luego de haber abandonado la zona pública, se mantuvo sentado en la banca en medio de los vestidores, con sus pertenencias en el regazo, analizando lo que había pasado hace un rato.

Esos chicos tenían un talento nato para bailar, era magistral la forma en la que podían acoplarse a la música y sentirse plenos al hacerlo.

Harry sabía que él también era capaz, pues siempre gustó de esa actividad y sin sonar egocéntrico, lo hacía bien, se defendía correctamente con sus movimientos. Pero pensar en tantas personas mirándolo y toda la atención encima suyo, era algo que sencillamente le causaba escalofríos y no iba a poder lograrlo.

Cuando solicitó el trabajo nunca le mencionaron que tendría que dar ese tipo de espectáculo y ahora que lo pensaba, le parecía incorrecto que no hubiese alguna advertencia o algo por estilo.

Sin embargo, estaba agradecido con que no lo hayan obligado, sencillamente solo tenía que tomar sus cosas, irse a su apartamento y al día siguiente buscar en primera plana los empleos menos mal pagados.

Cuando se dispuso a levantarse, los pasos de alguien lo alertaron y miró por encima de su hombro a ver quién era la persona que estaba entrando. Se encontró con el pelinegro, éste venía con la cara más roja que un tomate y la faz neutra, limpiando las gotitas de sudor con una servilleta.

—¿Te vas? —Por primera vez en la noche, Zayn le dirigió la palabra—. No duraste nada aquí.

—Si, yo... creo que esto no es lo mío —confesó, sintiéndose un poquito ofendido.

—Entiendo, si no lo disfrutas no tiene caso.

El morocho siguió su camino, hasta llegar a la taquilla que le pertenecía. La abrió y sacó de ella una botella de agua, que terminó tomándose de un solo trago.

Se dio el tiempo de inspeccionarlo; ese chico tenía una belleza atípica, parecía labrado a mano, sus facciones eran finas, su barba acentuaba su mandíbula y sus pestañas largas se enroscaban hacia arriba de forma natural sobre sus ojos color café, tenía las orejas horadadas y su cabello en un corte que le iba bastante bien a su imagen.

—Eh, Zayn, ¿cierto? —El rizado se aventuró, esperando una respuesta positiva.

—Ajá, Zayn Malik, un gusto —Se dio la vuelta aproximándose al novato.

—Ustedes bailan muy bien, se desenvuelven con facilidad —comentó con una sonrisa diminuta.

—Gracias, ya tenemos experiencia en esto —Le devolvió el gesto—. Tú ni siquiera lo intentaste, ¿por qué?

—Oh, no, es decir... a mi no me gusta eso, bueno, me gusta bailar, claro que lo hago, pero no frente a las personas, no quiero que me toquen o algo así —vaciló, mirando con pena sus propias manos.

—¿Ese es tu temor? Porque si me dices que si, déjame decirte que nadie puede tocarte —explicó y Harry lo observó de manera interrogativa—. Nosotros no somos strippers, no nos quitamos la ropa, tampoco nos prostituimos y mucho menos dejamos que alguien nos ponga la mano encima. Solo bailamos, ambientamos el lugar y generamos ingresos buenos para mantener nuestras vidas bastante bien económicamente.

—¿No los tocan?

—No, Niall les tiene prohibido el contacto físico y a nosotros relacionarnos con cualquier cliente, es parte de las reglas, te lo dijo —murmuró y se tomó la libertad de sentarse a un lado del recién llegado.

—¿Y si alguien lo hace? Como... ¿Sin nuestra autorización? —inquirió, en voz bajita.

—Si sientes alguna mano intentando agarrarte alguna zona íntima o incomodándote, das aviso y en un dos por tres son vetados por completo del bar —dijo, encogiéndose de hombros—. Pero raramente pasa, porque nadie quiere dejar de venir aquí, es el mejor lugar de Nueva York.

En su interior, Harry se hallaba acomodando sus ideas, por ende no respondió al momento. Zayn decidió seguir:

—Cuando subes a bailar, pareciera que estás disponible, pero en realidad, no es así, solo se levantan expectativas.

—Se nota, tienen muchos admiradores —Se atrevió a opinar, jugando con sus propios dedos.

—Nos ha costado, es complicado ser bartender y bailarín al mismo tiempo —elogió, sintiéndose orgulloso.

—Eso noté.

—Como sea, deberías intentarlo, Louis se encarga de mantener todo bajo control, por eso recorre el mostrador —añadió, levantando las comisuras de sus labios—, estoy seguro de que harías un buen trabajo.

Dicho eso último, su compañero se puso de pie, acomodando su playera y se despidió con una seña, regresando al trabajo.

Los pensamientos de Harry vagaron por un rato, estaba confundido y desanimado. Para ser honesto, el empleo no le desagradaba en lo más mínimo, le había gustado de sobremanera estar ahí y justificaba su asombro a que no le comentaron desde un principio como era la situación con respecto al baile.

Pero si le gustaba y muy en el fondo, algo le decía que tenía que quedarse a cuando menos hacer el intento, tal y como se lo había dicho Zayn.

Por otra parte, también para demostrarle a Louis que no había ganado, porque le caló hasta los huesos la manera tan arrogante en que el castaño terminó por despedirse de él minutos antes.

Trató de no analizar en demasía sus acciones, simplemente se dejó llevar por el impulso y cuando se dio cuenta de la realidad, ya estaba de nuevo en el área de servicio, viendo que Niall estaba muy entretenido terminando de servir dos bebidas en una esquina y los otros chicos extendían los tragos por la barra a los consumidores.

—Hey, lo haré —dijo, cuando estuvo lo suficiente cerca del rubio—. Dame otra oportunidad, te prometo que no te vas a arrepentir.

El ojiceleste lo vio de soslayo y asintió con la cabeza un par de veces.

—Bien, arriba —Le señaló la superficie vacía—. Puedes hacerlo con cualquier canción.

—¿Justo ahora? —Miró el perímetro y mordió su labio con fuerza.

—¿Cuándo entonces? —La mirada molesta de su jefe, lo atrapó en plena duda—. Oye, esto es sencillo, no estás obligado a hacerlo y tampoco tienes qué si no lo quieres, puedes irte, ya te di tu bono. Déjale el lugar a un verdadero bengala, no te preocupes por eso.

El ego y orgullo de Harry fue dañado, no acostumbraba a ser el rechazado en ninguna ocasión.

Y esta, no sería la primera vez.

Tras inspirar con profundidad, relajando sus músculos y cerrando los ojos por un santiamén, apoyó las manos sobre la madera y se impulsó para quedar arriba de la barra pública.

Justo en ese momento, todos los presentes iniciaron a gritar y aclamar porque ya sabían lo que eso quería decir: el inicio de otro show.

Lo cierto, era que no tenía ni idea de cómo comenzar, sencillamente se quedó parado en medio del área, mirando con temor a los hombres y mujeres que ya estaban lo bastante ebrios para razonar.

—¡Damas y caballeros, el chico londinense listo para triunfar!

Y en la parte posterior, Louis sostenía un megáfono en su mano derecha, hablando a través de él para anunciar con mala fé a su compañero. El ojiverde volteó hacia atrás para verle con desdén mientras el castaño yacía con una ceja arqueada.

—¡Muestrale al mundo de que estás hecho! —retó de nuevo, sin ocultar la sonrisa cínica que tenía en su semblante.

Louis esperaba su fracaso y eso no iba a suceder.

La saliva se atoró en su garganta del coraje, ese chico seguía tratando de humillarlo y en definitiva no lo iba a permitir más. Regresó los ojos al frente, se tranquilizó oyendo la melodía y cuando la canción de fondo fue procesada en su cabeza, empezó a marcar movimientos con su cuerpo al ritmo adecuado.

Todo inició calmado, con meneos sutiles y manos levantadas jugando entre ellas, pero se fue tornando mucho mejor a medida que el coro se acercaba y la pena disminuía.

Todavía mayor, cuando Liam y Zayn terminaron por subirse con él, acompañándolo y sin dejarlo morir solo en su debut.

—"¡Eres divino!"

—"¡Talento puro!"

—"¡Nació con estrella!"

Comentarios de esa índole era lo que podía alcanzar a escuchar de la gente que acabó congestionándose al frente de su pista improvisada, alzando sus palmas hacia el frente y aplaudiendo para idolatrarlo.

La vergüenza se había retirado, sus ganas de bailar y de mostrarle al mundo que él también sabía hacerlo le llenaron por completo el espíritu, dejándose llevar por la alegría e inspiración.

Pero la cuestión ahora, era que Louis no estaba contento; el enojo burbujeando en su pecho, su ceño totalmente deformado al ver a sus clientes alabar a alguien que no conocían, proclamando un nuevo miembro del equipo de trabajo en Club Bengala, era insólito. Recordaba a la perfección la última bienvenida, fue la de un chico llamado Alex, algo simple que no causó revuelo y hasta podría decir que pasó desapercibido... de todas formas, terminó dejando el trabajo a los quince días.

Claro que él, no tuvo nada que ver con la renuncia.

Malamente, hoy el público se había vuelto loco por Harry.

Y es que no quería admitirlo, pero el rizado bailaba con maestría, con la confianza en sí mismo a flor de piel, lanzando besos a los más alejados y acercándose a los próximos sin tener ni un solo roce. Se transportaba a pasos largos, caminaba con seguridad y en ocasiones se acercaba a Liam para pegarse a él, moviéndose a la par.

Se agachaba, balanceaba y tocaba las puntas de sus pies, Niall le entregó una botella de cerveza que acabó derramando encima de los asistentes, creando un grito de furor y éxtasis.

Ese no era su trabajo.

Las uñas del ojiazul se encajaron en la palma de su mano y decidido, caminó hacia Liam, sujetándolo de la muñeca para obligarlo a detenerse.

—¿¡Qué estas haciendo!? —gruñó—. ¡Bajen ahora mismo de ahí!

—¡Es trabajo, disculpa Tommo! —el joven jaló su mano para soltarse del agarre y continuó su camino, dejándolo con la palabra en la boca.

La vena en su sien estaba palpitando de la rabia, era terrible lo fascinados que estaban con el nuevo, con su sutileza, elegancia y también con su coordinación indescriptible.

—¡Señoras y señores, el es Harry Styles!

Su jefe masculló a través del alto parlante y la aceptación fue tan grande, que sintió la sangre hervirle en el interior. Su cuello iba a sufrir una contractura por la brusquedad con la que se rotaba a las esquinas, encontrando personas idiotizadas, con los ojos brillando y gritos de ánimo saliendo de sus cuerdas vocales.

Al final, para cerrar con su enigmático número, se vio al joven dándole la espalda al público y moviendo el trasero como un experto, ganándose los elogios de la gran mayoría.

Casi realiza una rabieta al ver al ojimiel simular palmearlo como si se tratara de un tambor pero sin tocarlo, a la vez que Zayn señalaba orgullosamente esa parte del cuerpo de Harry, incitando los aplausos como si se tratara de lo más genial del universo. El chico solo movía sus caderas para proyectar más el paso.

Tomlinson no quería a otro compañero.

Porque para ser honesto, si alguien tomaba su lugar, él se quedaría sin trabajo ya que era el único bengala que no bailaba.

Por el amor de dios, eso no lo iba a permitir.


❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ 🍻 ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖


—¡Sabía que lo ibas a lograr! —El morocho le dijo con una alegría genuina—. Te llevaste la noche.

—Definitivamente esa rutina la debemos hacer mañana —agregó Liam, tomándolo del brazo.

—¿Estuvo bien? ¿De verdad? —Harry no acostumbraba recibir tantos cumplidos por sus actos.

—¡Fenomenal! Fuiste la estrella.

—No es para tanto —aclaró, con un sonrojo visible—, solo me dejé llevar.

—¡Te apuesto que mañana tendremos más gente y más dinero! ¿Qué te dijo Niall? —Zayn preguntó, antes de empinarse un shot de tequila.

—Que el empleo era mío.

La mano del menor, buscó en el bolsillo trasero de sus jeans y sacó un pequeño broche con el logotipo del club, distintivo de permanencia en el puesto.

—¡Eso!

—¿Quisieran dejar de subirle el ego al mocoso y ayudarme a surtir los pedidos que tenemos en espera? —Louis los irrumpió, acabando con la buena energía del momento—. Hablo en serio, tenemos una larga lista de pendientes.

Otra vez, lo que hicieron fue un contacto visual prolongado, con un choque notorio en ambas partes y el rencor centellando en el mayor.

—Por supuesto —comentó Liam, tratando de aliviar la incomodidad—, ya vamos, perdón Lou.

—No me pidas perdón, solo háganlo porque yo me estoy cansando.

El castaño no era el encargado ni mucho menos, pero solían hacerle caso por el alma de líder que tenía. Nunca se aprovechó de ello, pero tampoco era partidario de procrastinar los labores.

—Bien hecho, supongo —declaró, mordiendo la punta de su lengua—. Voy a tener que soportarte aquí.

—Puedes hacer como si no existiera, yo no me meto contigo y tú no lo haces conmigo —El rizado murmuró, tomando un trapo y empezó a secar los vasos que se encontraban limpios—, podemos llevar una sana convivencia.

—Eso no se me da a mi.

Los ojos de Harry se entrecerraron y Louis apretó los dientes.

—¿Y tengo que aguantarte?

—Debes, así que deja los reclamos y atiende a los de ese lado, iré al contrario.

Estuvo a nada de negarse, no quería obedecer las ordenes de alguien como él, pero a pesar de todo si debía cubrir con su turno completo si lo que deseaba era que su salario fuese pagado intacto.

—Buenas noches, ¿puedo ofrecerles algo? —habló, al llegar con el grupo de chicos sentados en la zona que le asignaron.

—Cinco cervezas... y un vaso de agua, por favor.

—Enseguida.

Fue rumbo a la nevera dónde tenían guardadas las botellas individuales de ese líquido que aparentemente, amaban consumir. Siendo honesto, él bebía pero no era un fanático de terminar vomitando en un baño público o en la calle al sentirse mareado.

Aquí era diferente y necesitaba hacer que ellos siguieran comprando para que pudieran cerrar pronto e irse a descansar hasta la una de la tarde del día siguiente.

—Oye, ¿sabes dónde puedo servir un vaso de agua? —habló cerca del oído de Zayn para que le escuchara.

—¿Agua? ¿Quién te pidió tal cosa?

—Los chicos de allá... —Señaló con la mirada al grupo que le esperaba.

—Ya, ya veo, aguarda un momento —murmuró, mientras una sonrisa ladina se formaba en sus labios—. ¡Tommo!

—¿Qué pasa? —respondió el ojiazul, sirviendo hielos en un par de vasos.

—¡Por acá necesitan un vaso de agua! —Zayn puso sus manos alrededor de su boca, provocando que su voz sonara más fuerte.

Harry pensó que quizá lo mejor hubiese sido tratar de conseguirla él, porque lo que menos quería era pedirle un favor al castaño, no quería deberle nada y que después alardeara su ayuda.

Pero para su sorpresa, lo que hizo Louis fue tomar el megáfono nuevamente y encenderlo. Después, caminó a pasos largos, desfilando enfrente suyo mientras movía su cabeza al ritmo de la música.

No tardó mucho en llegar a los muchachos y él se quiso acercar para dejarles sus cervezas, pero Zayn le rodeó los hombros con su brazo, parando su acción.

—¡Hey! —El mayor habló por el alto parlante—. ¡Aquí ordenaron un vaso de agua!

El gentío vitoreó con fulgor, levantando sus puños hacia arriba. El menor se espantó, pero su compañero se encargó de calmarlo, diciéndole que pusiera atención a lo que iba a suceder.

—¿¡En este bar se sirve agua!? —Volvió a decir y a su vez, tomó lo que parecía ser una manguera con un dispensador de bebidas.

—¡No, no, no! —El público enardeció al contestar la interrogante—. ¡Agua no!

Louis terminó por subirse a uno de los bancos en su estación de trabajo y no reparó consecuencias cuando apuntó con el despachador a la agrupación (al parecer nuevos clientes), que no sabían lo que ocurría cuando erróneamente, se pedía un vaso de agua en el club.

—¡Ya escucharon! —espetó y en cuestión de segundos, el agua comenzó a brotar sobre los asistentes, generando la locura entre ellos.

Sorpresivamente, no de mala forma, porque esa era una especie de tradición en el bar, era una regla de oro hacerlo y el rizado estaba estupefacto observando como el líquido rociaba a los pobres jóvenes, recorriendo luego toda el área y mojando también a los inocentes que parecían muy satisfechos por su euforia expresada.

—Ustedes están locos —susurró, notando lo bien que la gente se la estaba pasando—. ¡O ellos están más locos por venir y disfrutarlo!

—¡Ambas partes! —dijo Zayn, dejando de abrazarlo—. Ahora lo sabes, cada que alguien te pida un vaso de agua, eso es lo que tienes que hacer.

—¿Y si se enojan?

—¡Para eso tenemos al guardia! Pero no sucede, porque ya saben que esto es rutina, ¡a veces lo piden solo para recibir la manguera!

—Ya, anotado...

Harry en definitiva, tenía muchas cosas que aprender.

Holaaaaa♡. Bueno, acá les dejo el capítulo tres, espero lo disfruten mucho.

La canción en multimedia fue la que bailó H.

Un besote, les amo con todo mi corazón.
-María Tommo.

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