Dieciséis
Niall ordenaba las facturas y pagos en su oficina, escuchando desde ahí la música puesta en el bar. Se dio a la tarea de tomarse el tiempo para revisar bien todo el dinero que entraba y salía de su cuenta bancaria, con ayuda de su calculadora sumaba y restaba lo necesario para que ni un solo centavo quedara fuera del conteo.
No estaba muy seguro de cuanto llevaba acumulado, pero si todo iba como hasta esa noche, cabría la posibilidad de lograr comprar el local justo un par de días antes de que Roman se fuera del país.
Mientras sus dedos golpeaban la madera de su escritorio al ritmo de “Locked out of Heaven”, escuchó un estruendo al otro lado del reducido pasillo. Levantó la cara de sus balances, echando su silla con ruedas hacia atrás por el susto. No creía en los fantasmas, pero tampoco iba a decir que no le daban miedo.
El ruido había sido alto, como si algo se derribara y se estrellara en el piso; pensó que quizá fue un cliente que se había caído o alguno de los chicos mientras entregaban bebidas. A la fuerza, tuvo que pararse e ir a investigar de dónde procedió aquel crujido.
Salió de su pequeño espacio, directamente al área pública dónde vio a Liam y Zayn realizando sus acrobacias con las botellas; escaneó con sus ojos celestes el perímetro sin encontrar anormalidades, la mayoría brincaba cantando a todo pulmón la canción de Bruno Mars.
Bufó pensando que de verdad existían entes malignos en su negocio, quizá después tendría que realizar una limpia o algo así para ahuyentar cualquier mal.
—¡Espera, levántalo de ahí!
Alcanzó a diferenciar la voz de Harry proviniendo del baño y seguido de eso, otro impacto que acabó haciéndolo saltar al oír algo quebrarse.
—¡Idiota, ni lo aguantas!
Ese había sido Louis.
Caminó hacia el sanitario cerrado, escuchando murmullos y maldiciones escaparse de adentro; proclamando su facultad como jefe del club, sacó el manojo de llaves que correspondía al recinto. Buscó la que necesitaba y la introdujo en la cerradura, sin darle tiempo a los dos muchachos de pensar en una excusa.
—¿Qué demo..?
Las palabras se le atoraron cuando visualizó el lavamanos partido, a Harry cargando un enorme pedazo de la cuenca de porcelana y a Louis recolectando los trozos de material que permanecían regados por la loseta… la cual también se había cuarteado y levantado.
—¡Niall! —El menor se espantó, levantando las manos hacia arriba y se olvidó por completo de lo que tenía entre ellas.
—¡Harry! —parloteó el castaño, tallando su cara con desespero cuando lo único que se había salvado del lavabo, terminó desintegrándose al chocar con el suelo—. ¡Eres un estúpido!
—¡Ay! —Él mismo se jaló de los rizos al ver lo que ocasionó—. ¡Perdón!
—A mi oficina —Niall les ordenó, no pudiendo asimilar el desastre en el baño que usaban diariamente—, ahora.
El dúo de muchachos compartió una mirada compasiva, se los estaba llevando el mismo diablo, de la mano y dándoles un tour por su nuevo hogar.
El azulejo también estaba dañado, la tubería expuesta que Louis inteligentemente cerró de las llaves de paso para evitar que el agua brotara en caso de fuga, su ropa mal puesta por el miedo de ser descubiertos y el cierre en el pantalón de Harry abajo. Cabizbajos y con los minutos contados, siguieron el camino que su jefe tomó.
—Te empujé, te estrellaste y el lavabo se rompió —susurró Louis antes de entrar al cubículo.
—¿Qué? —El ojiverde no captó al instante.
—Diremos que estábamos discutiendo, que te empujé y golpeaste el lavabo por accidente —Le comentó con certeza—. ¿Entendiste?
—Bien, si —No se le ocurrió algo mejor.
Al darse el valor por fin de entrar a la oficina, lo primero que vieron fue a Niall caminando de un lado a otro como león en su jaula, pisando duro y bufando por lo bajo. En un acto mal pensado, Harry se enganchó del brazo de Louis, estremeciéndose por el estado fúrico del rubio.
En otra ocasión, el castaño lo habría aventado dos metros lejos de él, pero esta vez también estaba un tanto asustado, así que dejó que la presencia cercana de Harry le calmara los nervios un rato.
—¡Es que ustedes son un caso perdido! ¡No puedo creer lo que hicieron! —graznó, pasándose la palma de la mano por el rostro—. ¡Tienen una sola tarea y terminan rompiendo un puto lavamanos!
—Fue un accidente…
—¿Y eso compensa el gasto que ahora tenemos que hacer, Harry? —agregó con desaire—. ¿Entienden que es algo que no se tenía contemplado? No solo es el mueble, si no también la instalación junto al cambio de azulejo.
—La calidad de tus muebles no es correcta Ni, ¿cómo se va a romper por apoyarte ahí? Debiste buscar un mejor proveedor —Louis a veces hacía comentarios muy fuera de lugar.
Niall enarcó las cejas con asombro por la crítica nada constructiva.
—Son un par de…
—¿Excelentes bartenders? —Pestañeó con elegancia el ojiazul.
—¿Buenos trabajadores? —añadió el rizado.
No les dijo nada, tenía que serenarse porque iba a ser capaz de meterles una patada en el culo y no pedirles perdón por haberlo hecho. Jaló aire por su nariz, encaminándose a su silla acolchada en la que se dejó caer, dejando de pie a los causantes de la desgracia.
—Perfecto… Me quieren contar, ¿qué fue lo que ocurrió y por qué el baño está completamente deshecho? —Según él, disfrazó muy bien su molestia y entró en su papel de superior racional—. Y mejor aún, ¿qué hacían los dos ahí?
—Eh… yo fui a echarme un poco de agua en la cara, tenía mucho calor —aclaró Harry, soltándose de Louis y escondió sus manos detrás de la espalda—, estaba ahí y Tomlinson llegó porque dejé la puerta abierta…
—Le venía a decir que se apurara porque había demasiada gente en la barra, pero lo vi haciéndose idiota y me enojé… —continuó el nombrado, mirando sus pies—, entonces discutimos, lo empujé, se estampó con el mueble y…
—Y se rompió… —complementó el otro, apenado—. Me sostuve para no caerme, pero cuando me recargué con todo mi peso, s-se desprendió de la pared.
El rubio escuchó atentamente la anécdota, haciéndoles pensar que les creía cuando no era así; el lenguaje corporal de los chicos los delataba y supo desde el principio que le estaban mintiendo.
—Muebles baratos, Tommo tiene razón, no debí de haberlo comprado en rebajas —Siguió el juego, echando la espalda hacia atrás—. Pero… ¿saben que es lo que más me preocupa de todo esto?
—¿Qué? —cuestionaron en unísono.
—Que ustedes se siguen llevando mal y violentado dentro de las instalaciones y eso no puede seguir así —Fingió pesar—. Chicos, necesito que comiencen a llevarse bien.
Dicho eso, el ojiceleste bajó la mirada hacia las facturas que dejó mal acomodadas, centrándose brevemente en encontrar una en específico.
Louis aprovechó para virar hacia Harry, haciéndole una seña con la mano y le informó que debía subirse la bragueta; éste lo hizo en un abrir y cerrar de ojos, secándose el sudor de la frente con su antebrazo para despistar.
—Dos cosas —Niall dialogó severo—, la primera es que les voy a descontar la cotización de un nuevo lavamanos y de la reinstalación del piso en el sanitario, las losetas están rotas y podemos caernos si no nos fijamos.
Ambos muchachos resoplaron ante la sentencia.
—Y la segunda… —continúo sin verlos—. Si me vuelvo a enterar que están peleando de la puerta del bar hacia adentro, los voy a liquidar, ya se los había advertido hace unas semanas, no me hagan cumplirlo.
—Si, Ni —Louis aceptó sin oposición—, esta vez fue mi culpa, perdón.
—No me interesa de quién sea la culpa, me interesa que dejen sus niñerías y que se concentren en trabajar, es lo único que tienen que hacer aquí —puntualizó, sobando sus sienes para alejar la migraña que le provocaba todo lo acontecido—. Largo de aquí chicos, les avisaré cuanto es de los daños.
—Vamos a seguir trabajando y de nuevo, lo sentimos.
En cuanto se les dio la oportunidad de escapar, la tomaron sin pensarlo más de una vez, empujándose entre ellos por ver quién salía antes por la puerta. Louis alcanzó a abandonar primero, frenando al ver a Liam afuera del sanitario: parado, observando el interior con horror y parpadeando confundido.
—¿Qué le pasó al lavabo? —Preguntó con sospecha.
Harry se asomó por detrás, sonriendo forzadamente ante la interrogativa.
Larga historia que no iba ser contada.
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Louis odiaba ir al supermercado. Aborrecía las filas largas, el tener que buscar las cosas que planeaba llevar, no recordar donde estaba la sección de aseo personal o la de cuidado del hogar, encontrarse niños corriendo por los pasillos y sus madres gritándoles que dejaran de hacerlo. Simplemente era algo que hacía dos veces al mes solo por supervivencia.
Pero al citarse con sus amigos en su piso, tuvo la necesidad de pasar a comprar unas cuantas cervezas y botana para pasar la tarde antes de ir al trabajo. Por un momento creyeron que no iban a abrir por el problema del aire acondicionado, pero Niall lo solucionó por la mañana.
Con el carrito siendo empujado rápidamente, llegó a los refrigeradores dónde la cerveza se acomodaba en paquetes de seis y de doce latas o botellas.
No podían ir ebrios a trabajar, así que solo llevó doce, las que sobraran las dejaría en el refrigerador de Zayn y tendrían algunas para después.
En el pasillo de frituras, solo cogió dos bolsas grandes de papas, unas de chile con limón y otras de sal porque Liam no era fanático de los sabores picantes.
Como quiera pagó todo en la caja, buscando la que menos gente tenía y agradeció que el muchacho encargado marcara los precios en un pestañeo. Se llevó todo en el carrito hasta el estacionamiento, una de las llantas estaba chueca y hacia que se atorara.
—¿Por qué siempre me pasa esto? —chistó, maniobrando para sacar la rueda de un hoyo en el asfalto donde desgraciadamente se atascó.
Uno de los policías del parqueadero lo ayudó amablemente a solucionar su problema y él solo se limitó a sonreír lo más natural que pudo, sin una palabra de por medio.
Su auto lo esperaba bajo el rayo de sol, para colmo ese día no alcanzó lugar dónde la sombra daba hacia los carros y no tuvo otra opción que dejarlo casi a la salida del supermercado.
Con el mal humor aglomerándose en su centro armonioso inexistente, se apresuró a echar todo al maletero, medio acomodándolo para que no hubiese percances si no alcanzaba a ver un reductor de velocidad a tiempo.
Se subió a su coche, con las ganas de querer irse volando hasta la casa de sus amigos. La temperatura era horrible, el interior del vehículo estaba caliente; no llevaba ni un minuto ahí adentro y ya había empezado a sudar.
Puso la climatización de inmediato, odiando cada maldito segundo que estuvo esperando a que se templara. Echó a andar el motor, saliendo del cajón donde se estacionó y tratando de recuperar su paciencia inició la ruta hacia su destino.
No fueron más de once cuadras las que le faltaron para aparecer en el edificio de sus amigos, Liam ya lo estaba esperando abajo mientras platicaba amenamente con uno de sus vecinos. O eso creía Louis, hasta que vio el gesto que su amigo tenía plasmado en su cara, se veía apenado, nervioso o tal vez preocupado.
Aparcó en la acera opuesta y hasta dejó encendido su medio de transporte al bajarse corriendo.
—¡Hey, Payno! —gritó, a medida que trotaba hasta el lugar donde se llevaba a cabo la conversación.
No alcanzó a llegar a tiempo, pues el acompañante se despidió con un gesto de mano y entró al complejo, dejando a Liam completamente sonrojado y con sus manos cubriéndose el rostro.
—¿Qué te pasa? —Le interrogó, mirándolo fijamente con un gesto de desconfianza—. ¿Te hizo algo ese tipo?
—La ventana, carajo, la ventana... —Fue lo único que le respondió.
—¿Qué ventana? ¿Qué ocurrió? —El ojiazul comenzó a asustarse—. ¿Qué te hizo?
—Le dije a Zayn que debíamos cerrar la cortina, maldita sea —Hundió más la cara entre sus palmas—. ¡Que vergüenza!
—¿¡Qué te pasa!?
Ahí, el ojimiel descubrió sus mejillas, tomando al castaño de los hombros y lo zarandeó, con los ojos abiertos ampliamente y ruborizado hasta el demonio.
—¡Malik no cerró la ventana ni las cortinas!
—¿¡Y eso qué!?
—¡Brad nos vio teniendo sexo!
Louis parpadeó azorado, tomándolo las muñecas e hizo que dejara de sacudirlo.
—¿Qué?
—Por la mañana a Zayn se le ocurrió la brillante idea de follar y obviamente yo acepté —Empezó su relato con un volumen bajo en su voz—, le dije que corriera la cortina y me dijo que no hacía falta, que nuestro vecino de enfrente no estaba. Pues lo hicimos así, delicioso por cierto —Miró al cielo, en busca de un milagro—. Y ahora me encuentro al señor pidiéndome que cierre y tape mis ventanas cuando haga ese tipo de cosas porque no le agrada la idea de vivir cerca de una pareja exhibicionista.
—No puede ser... —Infló las mejillas al contener la carcajada.
—¿Sabes lo vergonzoso que fue para mi escuchar de un adulto mayor decir lo que dijo? Fue algo como: "Hijo, entiendo las necesidades, yo también fui joven pero te pido por favor consideres que tu ventana está frente a la mía" —Se golpeó la frente con la mano extendida—. ¡Me quiero morir de pena!
—Al menos fue amable, yo te habría aventado un huevo al cristal —habló desinflado, por la risa que ya no pudo guardar.
—¡No es chistoso! ¿Ahora como lo veré a la cara? —A ojos de Louis, Liam era un dramático nato.
—Normal, es solo sexo —concluyó, palmeando con suavidad su mejilla—. Vamos a mi carro por las cosas y a cerrarlo, lo dejé abierto pensando que ese tipo te estaba molestando.
—¿Brad? ¡Jamás! Él nos regala galletas y pastel de chocolate cuando hornea —Afligido, observó atentamente los cordones de sus botas—. Espero nos siga considerando.
Louis prosiguió con su burla, yendo hacia su carro y dejó todo perfectamente cerrado para evitar que le robaran alguna pieza. Cargaron lo que compró para su consumo, revisando que ninguna botella de cerveza se hubiese quebrado o abierto.
Gracias al cielo, estaban intactas.
—¿Z está allá arriba? —murmuró el castaño, después entregarle las dos bolsas de papas y uno de los paquetes de cerveza.
—Ajá, se quedó limpiando.
—Por cierto, ¿Qué hora es?
Liam miró el reloj en su muñeca, descifrando lo que las manecillas marcaban, aún no entendía al cien la lectura de la hora en el aparato estándar.
—Eh... una y... —Con su dedo, trazó una línea sobre el vidrio para seguir la trayectoria y contó las rayitas marcadas—. Veintidós, veintitrés, algo así.
—Es temprano, tenemos un buen rato para charlar.
Posteriormente, el par ya se hallaba subiendo hacia el departamento, subiendo de dos en dos los escalones.
—¡Zayn Malik! —vitoreó Liam, al entrar sin frenos a su hogar.
Al escuchar la demanda, el pelinegro salió corriendo de su cocina con un sartén en la mano, alzándolo a la altura de su cabeza.
—¿¡Qué ocurre!? —Alarmado, observó a todos lados y su visión captó a Louis—. Hola Tommo.
El aludido volvió a reír con ganas mientras dejaba lo que llevaba consigo sobre la mesa del comedor. Se venía algo divertido y debía prestar atención.
—¡Tú! ¡Te dije que cerraras la ventana! —gruñó, cerrando el espacio entre su novio y él—. ¡Por la mañana, te lo dije!
Zayn ladeó la cabeza, dejando reposar el sartén sobre la barra.
—¿Y eso qué?
—Brad si estaba, nos vio —Cruzó los brazos indignado—. ¡Nos vio follando amor!
Para ese punto, Louis ya había abierto unas papas y las comía relajadamente recargado en una silla.
—Mhn, quién lo diría...
—Liam, es solo sexo... —recalcó el ojiazul, tomando asiento con confianza en uno de los sofás de la sala.
—No me refiero a eso, ya lo sé... pero vamos, a mi me da vergüenza —opinó, aventándose a un lado suyo—. No me gusta que la gente sepa mis intimidades.
—Llevas años con Zayn, todos saben que tienen sexo rudo y también cursi, ¿cuál es el lío con eso? —Al mayor le causaba mucha gracia abochornar a su compañero.
—¡Bueno, una cosa es que lo sospechen y otra que lo vean! El exhibicionismo no va conmigo.
—Eso es ridículo.
—¿Contigo sí? Porque a menos que me digas que te pone tener a personas viendo mientras te follas a alguien, tu argumento es inválido —discutió.
El entrecejo de Louis se plegó analizando la opción.
—Qué le dices a Tommo de eso, tiene mucho que no le conocemos a alguien, su polla debe estar cayéndose por desuso —bromeó el morocho, tendiéndole a los dos una cerveza ya destapada.
—Bueno, con las que haya tenido, porque parejas sexuales ha habido de sobra en su vida —dijo Liam, bebiendo un trago de su botella.
—¿Y eso a ti qué? —bramó, apretando el envase de vidrio entre sus dedos—. No me agrada de la idea de estar sujeto a alguien, soy un alma libre.
—No te juzgo, pero ya sabes lo que pienso de tener encuentros casuales.
—Ah, tú onda de las energías sexuales y todo eso.
Liam volcó los ojos, antes de tomar un puñado de las papas saladas que amablemente, su novio ya había servido en dos grandes tazones.
—Pues aunque no me creas, existen Louis. Y es algo que va más allá de tener sexo por una noche, pero como a ti no te importan esos temas, siempre los reservo y...
—Te escucho —interrumpió, comiendo una fritura más.
—¿Eh? —pestañeó incrédulo.
—Tus teorías sobre esos temas, te escucho —Louis aceptó la información que le podía ser brindada—, cuéntame.
Los dueños del apartamento se dieron un vistazo mutuo por el asombro, generalmente su amigo odiaba hablar sobre esos temas y siempre les decía que lo dejaran en paz. Ellos no se metían en como vivía su sexualidad, pero eran fieles creyentes de los lazos energéticos y siempre intentaban hacerle comprender.
Hasta ese día le importó.
—Pues es bien sabido que cuando tenemos sexo con alguien, podemos transmitir vibraciones a la otra persona y nosotros también recolectamos... —murmuró el ojimiel.
Zayn observó con fascinación, amaba escuchar a Liam dar ese tipo de explicaciones, le hacían crecer su admiración por él.
—El tener encuentros con personas que no amas puede causar que tu fuerza vital se agote —retomó.
—¿Cómo? —Interesado, Louis entrecerró los ojos—. ¿Estás diciendo que estar con alguien sin ningún vínculo afectivo es malo?
—No es malo, pero te pondré un ejemplo —Colocó su bebida en la mesita y con sus manos se apoyó para dar veracidad a sus palabras—, si tú te relacionas con una persona depresiva, entras en su frecuencia y automáticamente, conecta su energía a la tuya... Eso puede causar que tú estés del mismo modo, triste sin razón, enojado quizá, porque estás cargando con algo que no es tuyo.
Las uñas de Louis fueron mordidas constantemente al oír las aclaraciones.
—¿Te refieres a que puedo absorber las emociones por medio del sexo? —Deseó saber.
—No solo por este medio Tommo, existen muchos canales para transmitirlas, pero este es uno de los más fuertes que tenemos en nuestros seres. Dejas una huella energética y kármica —expuso, sonriendo de medio lado—, intercambias vibraciones, se crean lazos tan extremos que sin importar dónde ni cuando, la interacción continúa.
El tazón de papas ahora estaba en las piernas del pelinegro, pues comía y comía metido en la lección que su chico estaba dando.
—Que complicado —Atinó a decir, empinándose lo que restaba de su cerveza—. Creí que solo se trataba de follar con alguien y ya.
—La vida íntima es algo más complejo Tommo, pero cada quién la lleva como quiere —Suspiró, tronando los huesos de sus dedos—, no todos creen en los hilos karmicos, cargas energéticas y esas cosas, yo sé que te contaminas y puede ser de buena o mala forma.
—Mhn, ya, que extraño.
El revoltijo en las ideas de Louis le estaban provocando jaqueca, por algo odiaba escuchar ese tipo de cosas y más con lo que últimamente estaba sucediendo en esa parte de su vida privada.
—¿Pero qué te preocupa? —Zayn le aventó la mitad de la papa que mordió—. De todas formas, por ahora no estás saliendo con nadie.
—Si... —Patinó los dedos en la boquilla de su envase—. Exacto.
Pero Liam no se tragó su respuesta mal encubierta.
—Louis, ¿hay algo que no nos has dicho?
—¿Qué? ¿Algo como qué? —Vacilante, le sonrió con desdén.
—No lo sé, como... algo, tu dinos —Intentó el pelinegro.
—Ustedes están dementes.
El mayor terminó por abandonar la sala, caminando petulante hasta la cocina, en donde abrió el refrigerador y buscó otra cerveza para calmar sus inquietudes.
No le causaba nada follar con Harry, lo pensó seriamente mientras la explicación se llevaba a cabo, tampoco se sentía diferente y mucho menos se le transmitían buenas o malas energías; solo era sexo casual sin nada de por medio.
No iba a crear lazos invisibles y tampoco a inyectarle algo que no fuera su polla.
Liam estaba loco.
Holaaaa♡. Bueno, espero disfruten mucho la actualización; la información que viene en los diálogos de Liam está tomada de internet. Espero se note que odio el calor y que lo que le pasó a Louis en el supermercado, me ocurrió recién a mi y me quise desahogar.
Admito que este es de mis capítulos favoritos. Nos vemos lo más pronto posible, ya saben, les amo mucho y un beso. ♥︎
María.
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