Cuatro
Había pasado su prueba, Harry oficialmente era un bengala y eso lo tenía contento, con la iniciativa de querer aprender a ser igual de bueno que Zayn y Liam.
Ellos eran unos jodidos dioses en lo que hacían, le explicaron a detalle como realizar las acrobacias con las botellas, dejándole en claro que eso se lograba con la práctica.
Le recomendaron intentarlo con alguna de plástico para evitar accidentes.
Se colocó su chamarra y subió el cierre al salir, pues la temperatura baja en la madrugada solía hacer que se enfermara y no podía pasarle eso, no ahora que ya tenía que cumplir con obligaciones externas.
Pidió un taxi desde la aplicación de su celular, esperando en el acceso del bar y distrayéndose con las luces encendidas de los negocios aledaños que aliviaban la penumbra.
Zayn y Liam se habían ido hace unos minutos, supo por medio del morocho que ellos compartían un piso en un edificio y se dividían los gastos para tener más dinero del que tendrían si vivieran separados.
Hablando de dinero, Harry estaba encantado con la cantidad que le fue pagada solamente ese día, recibió casi trescientos dólares por esa noche y el alivio le llenó el alma cuando Niall le dijo que probablemente mañana sería mejor.
La vida empezaba a sonreírle.
—¿Sigues aquí?
O no, tal vez no.
Louis apareció de la nada, como un vil espectro y sin hacerse notar hasta que las ganas de molestar le invadieron, tomando la oportunidad que la vida le presentó al hallar al menor solo e indefenso.
—¿No me ves? ¿Acaso necesitas lentes? —recriminó el ojiverde.
—Oh, no, claro que no. Pero generalmente no suelo tomar en cuenta a las cosas insignificantes —dijo el castaño, sacando un cigarrilo de su cajetilla.
—Debe ser duro verse al espejo, ¿no?
—Eso pregúntatelo tú.
No iba caer en su juego, se juró ignorarlo pero simplemente no podía, Louis era como tener un grano en el culo, era odioso, lo sacaba fácilmente de sus casillas.
—Te hubieras ido cuando pudiste —añadió el mayor, reteniendo el humo mientras hablaba—. Tú estancia aquí será un infierno.
—¿Sí? ¿Y quién se va a encargar de causar eso? —preguntó con clara burla.
—Diría que yo, pero eso lo sabes y espero lo tengas presente —Succionó nuevamente por filtro del tabaco—. Nadie dura.
—Una lastima, no me interesa.
Los dos miraban al frente, ninguno iba a ceder en buscarse la cara y confrontarse, porque el sigilo ya indicaba que el primero en enojarse perdería.
—Pues debería, ¿sabes cuantos han pasado desde que yo estoy aquí? —Se rio con sorna, rememorando—. Ocho, y ninguno fue lo suficientemente bueno como para retarme, decidieron huir como cobardes.
—¿Es en serio que no conoces la definición de no me interesa? —Mofandosé, se pasó los dedos por su mentón antes de sonreír—. Pensé que eras más inteligente.
—Búrlate todo lo que quieras, en una semana vas a estar buscando otro trabajo por internet.
—Si eso pasa, espero no encontrarme a alguien que sea como tú.
Harry optó por ver la pantalla de su celular intentando sanar su molestia, pero ésta incrementó al notar que su taxi había cancelado el viaje y ahora tenía que pedir otro.
—Creo que debes irte —sugirió, sin levantar la vista de su móvil.
—Tú no mandas, además, estoy fumando —declaró, poniendo los ojos en blanco.
—¿No tienes nada mejor qué hacer? Quiero decir, debe ser horrible que tu única meta en la vida sea molestar a personas que no conoces, ¿no? —habló, mientras tecleaba su dirección otra vez.
—Mi vida es mucho más interesante que eso, mocoso. Y dudo que lo sepas porque un perdedor como tú, ¿qué sabe de socializar? —atacó, pasando la lengua por sus dientes superiores—. No quiero que te acerques a mis amigos.
—Vaya, eso es nuevo —Harry no aguantó más, así que terminó por girar hacia su lado derecho, quedando con la figura de Louis frente a sus orbes—. Nunca había conocido a una persona tan insegura.
—¿Insegura? ¿De qué carajo estás hablando? —El castaño resopló y después hizo lo mismo, volteando para quedar cara a cara.
—No me quieres aquí por miedo a que te robe el puesto, tu tarea es tan fácil que cualquiera la puede hacer.
Un pinchazo.
Eso fue un pinchazo directo al ego de Louis, a su estabilidad, a su energía, a todo. Generalmente no le costaba mucho hacer que se fueran, nadie tenía el valor de decirle lo que pensaba sobre su conducta.
Pero Harry era diferente, creyó que sería más sencillo deshacerse de su maldita presencia y ahora no se fiaba tan fácil, era complicado pero tampoco quitaría el dedo del renglón.
Le costaría el doble, pero lo lograría.
—No hay nadie mejor que yo para eso, imbécil —comentó, disimulando perfectamente bien su enojo—. Tú solo eres pasajero aquí, este es mi lugar y no el tuyo.
Trató de sonar más imponente, incluso, hizo aquello de mirarlo de arriba hacia abajo. Seguido de eso, dio la última calada a su cigarro y tiró la colilla hacia un charco que se había hecho a la orilla de la vía vehicular para que se terminara por apagar.
—¿Eso te repites todas las noches antes de dormir? —El rizado usualmente no peleaba, omitía todos los aspectos negativos.
Únicamente lo hacía cuando era necesario.
—No, me repito que alguien como tú, no tiene que estar aquí.
—Muy jodido que yo sea tú último pensamiento antes de ir a la cama.
—Harry, Harry, Harry... —espetó, moviendo su cabeza en negación y haciendo un chasqueo repetitivo con su boca—. Te metiste a la cueva del lobo.
—Suerte que amo los bosques —Dicho eso, visualizó su taxi arribar delante de ellos. El conductor le sonrió desde adentro y desbloqueó la puerta trasera, esperando que el ojiverde subiera—. Así que no te preocupes, estoy acostumbrado a tratar con animales —canturreó y se subió al carro, sintiendo el triunfo llegar más pronto de lo que pensó.
El automóvil arrancó, dejando a un Louis varado en medio de la banqueta, con la boca abierta y las cejas en una sola línea, más molesto que con anterioridad.
¿Le había dicho animal?
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La tarde siguiente, Harry llegó con un perfecto adelanto de treinta minutos a su entrada usual. Eso conllevó a recibir una pequeña felicitación por parte de Niall, diciéndole que eso era lo que necesitaba, puntualidad.
Estuvo pensando un rato como era que un muchacho de casi su misma edad, había construido ese imperio, porque no era difícil adivinar que si ellos como bartender ganaban bastante bien, probablemente el rubio nadaría en dólares y tendría hasta para regalar.
Quizá más adelante y cuando hubiese más confianza entre ellos, le preguntaría solo para salir de duda.
Estaba ocupado terminando de limpiar la barra en lo que sus compañeros llegaban. Aprovechó muy bien su tiempo, sacudiendo el polvo de los entrepaños, limpiando los asientos y acomodando las bolsas con hielos.
Ese día se sentía feliz, estaba ansioso porque la gente comenzara a llegar y poner a prueba su eficacia.
—¿Y tu playera? —Niall cuestionó, posándose a un costado suyo.
—Oh, es que ya no tengo camisetas, todo mi guardarropa se basa en camisas de botones y playeras como estas —señaló su prenda estampada con el logotipo de The Rolling Stones.
—Ya, bueno, hagamos algo —dijo el rubio, antes de tomar con gracia la manga de la vestimenta y tirar de ella, rasgándola completamente para desprenderla de la costura.
Harry no reaccionó de inmediato, se quedó pasmado con su boca formando una "o", dejando que su jefe rompiera la tela y quitara ambas partes de ella para dejar al descubierto sus brazos.
—Uhm, solo falta de aquí —repitió la acción, tirando del tejido y se deshizo de la parte inferior de la playera, dejando al descubierto el ombligo de Harry y los laureles que tenía tatuados a esa altura—. Listo.
Satisfecho, Niall le mostró un pulgar arriba, riéndose ante la estupefacción de su empleado.
—¿Debería preguntar por qué fue eso?
—Porque no llevan uniforme pero necesito que todos vistan similar —respondió con obviedad—. Liam, Zayn y Louis entienden el concepto, necesito que tú igual lo hagas y te adaptes.
—Pudiste habérmelo dicho en lugar de prácticamente romper mi ropa —susurró con pesar, esa prenda era de sus favoritas.
—Pude, pero no lo hice. De todas formas, mañana te acompañaré a comprar más ropa de ese estilo, ocupo que te integres por completo —indicó mientras se encaminaba a la puerta principal que había sido tocada segundos atrás.
—Pero yo no puedo gastar dinero ahora, estoy muy ajustado con mis gastos y...
—¿Quién dijo que tú lo pagarías? —Su jefe exclamó y cuando abrió el acceso, dejó pasar a Liam y Zayn al bar.
Prefirió no decir nada, su labio inferior sobresalió y se encogió de hombros aceptando la propuesta. No le diría que no a una renovación en su closet y mucho menos si era gratis.
—¡Hola Hazz! —mencionó el ojimiel al llegar brincoteando a su lado.
—¿Hazz? —inquirió con el ceño fruncido y una sonrisa que enseñaba sus hoyuelos.
—Ajá, es tu nuevo apodo, ¿te gusta?
—Si, es lindo —Muy en el fondo, adoró ese detalle, ya que eso quería decir que estaba empezando a formar parte de su grupo.
—¿Qué haces? —Le dijo Zayn, al momento de sentarse en uno de los bancos altos.
—Nada, estaba esperando que llegaran y mientras tanto limpié algunas cosas —explicó enseñando el trapo húmedo.
—Disculpa la demora, tuvimos que pasar a pagar los servicios, el internet y la renta, ya sabes, vida de adulto.
Eso era sobre entendido, nadie más que Harry conocía desde lo mejor, hasta lo peor de ser responsable de su propio bienestar y no morir en el intento.
Se perdió un poco dentro de su mente, Niall había desaparecido y el par de chicos se cerró en un núcleo íntimo, mostrándose algo verdaderamente divertido en sus celulares, a juzgar por sus sonrisas.
Cuando iba a interrogar acerca de cualquier tema para botar el silencio incómodo, se tuvo que callar porque la imagen que enfocó lo tomó por sorpresa.
Sus compañeros se habían dado un corto beso en los labios y no tardaron nada en recargarse mutuamente sobre sus hombros.
—Ustedes dos son... —El menor tenía sus ojos muy abiertos y los señaló con pasmo.
—¿Pareja? Si, lo somos —contestó Liam, separándose para apreciar con ternura al morocho—. Es mi novio desde hace más de tres años.
—¡Eso es genial! —alabó—. No tenía ni idea...
—Creí que era demasiado obvio —Zayn comentó, entrelazando sus dedos con los de su chico—. ¿No se nota que me muero por este hombre?
—¡Basta! —El chillido del ojimiel hizo reír a los presentes y sus mejillas se colorearon de carmín.
—¿Dónde se conocieron? —No podían culparlo, a veces era muy entrometido y le gustaba conocer los detalles.
Ninguno tuvo la oportunidad de contestarle, ya que la entrada fue atravesada por aquel castaño que no deseaba ver ni en pintura. Venía con su singular sonrisa desagradable, su cabello pulcramente peinado y su vestimenta usual, aunque su camiseta larga y sin mangas, ese día era blanca.
—¡Hola chicos! —Saludó y el ojiverde no se tomó la molestia de responder porque sabía perfectamente que no se dirigía a él.
—¿Qué hay Tommo? —Le dijo Zayn, echando un vistazo a una mochila que traía cargando consigo—. ¿Qué traes ahí?
—Uh, esto...
Louis se dio el tiempo de mostrarles lo que traía dentro de ella, sacando tres hoodies bordadas con el nombre del bar justo en el centro, eran de color rojo y las letras blancas con el borde en negro, enmarcando el "Club Bengala" para que destacara. Le extendió una a cada uno y sus amigos las tomaron muy emocionados, tocando con delicadeza la tela e incluso Liam no tardó en probársela.
—Las mandé a hacer para nosotros, ¿les gustan? —mencionó, sacudiendo la propia y viéndola con entusiasmo.
—¡Son fabulosas!
—Sabía que les gustarían —manifestó, antes de llevar su visión a Harry, quién había dejado de estar en el círculo y prefirió continuar con sus labores de limpieza—. Y lo siento por ti, las mandé a hacer mucho antes de que tú llegaras... espero no te ofendas.
Él levantó la cara, encontrándose con los océanos que Louis tenía por ojos. Tragó en seco por la forma tan sutil en la que fue excluido.
—No te preocupes por ello, Lou —La abreviación de su nombre fue con toda la intención de hacerlo enojar—, Zayn tiene razón, son muy bonitas.
El mayor no replicó y la bulla pasó a segundo plano al enfocarse totalmente en la actitud indiferente de Harry. No era divertido si no lo hacía enojar, necesitaba hacerlo rabiar y cumplir su cometido.
Lo que no sabía, era que Harry no iba a desistir tan fácil, por más que lo detestara, eso era un incentivo para no salir huyendo y llorando como planeó hacerlo desde el primer día.
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La noche estaba siendo más complicada que la anterior, había un aumento de gente terrible, parecía una vil lata de sardinas donde todos se empujaban entre sí y buscaban un rincón para respirar bien.
No se daban abasto, ninguno se había podido sentar ni cinco minutos, estaban vueltos locos e incluso Niall ayudaba porque de otra forma, no iban a lograr atender a los clientes.
Ya habían dado su primer show de la noche y levantó el ánimo de sobremanera, probablemente esa era la razón por la cual nadie se iba y aguardaban por los siguientes actos de la madrugada.
Claro que se dio cuenta que Louis trató de taparlo en todo momento, pasando por enfrente y apoyando solo a sus amigos, pero no le importó.
—¡Dos de vodka! —llamó Liam y recibió los vasos limpios para preparar el trago.
—¡Vodka a sus órdenes! —Harry le respondió y corrió hacia la contra barra a buscar una botella más de aquel líquido.
Cuando la encontró, la tomó con rapidez con su mano derecha y en cuestión de dos zancadas, ya se hallaba vertiendo las onzas normadas para la preparación.
—¡Aprendes rápido! —El ojimiel le felicitó, acabando con la mezcla y la entregó a los solicitantes.
—Tengo buena memoria —dijo con sinceridad.
Su nuevo amigo (se había tomado el atrevimiento de catalogarlo como tal), le sonrió con astucia, palmeando su hombro antes de cambiarse de lugar.
—Hey, dame una cerveza y un shot de tequila para ti —Un chico bastante lindo le pidió, guiñándole el ojo.
—Ya te la traigo.
Se apenó brevemente ya que a pesar de tener pocos días ahí, no era la primera vez que intentaban coquetearle. Él no hacía caso a nada de eso, le parecía absurda la forma tan irrelevante de cortejar en el sitio.
Entre su punto de vista congruente pero reprimido, sostuvo los billetes que le pagaron contándolos sin pena, dio la cerveza y tuvo que chocar los cristales entre sí con el extraño, brindando por quién-sabe-qué.
Se tomó de golpe el caballito que sirvió, haciendo una mueca graciosa al sentir el líquido raspar su garganta y empezar a quemar. A pesar de no tomar mucho, tenía buen aguante y un shot como ese lo podía soportar sin sentirse mareado.
Lo malo venía cuando no era solo uno, sino dos, tres, cuatro y en suma. Aunado a eso, combinaba distintos tipos de licores y claramente acabar con un coma etílico sin querer, no estaba dentro de su lista de cosas por hacer.
—Carajo, no sé cómo aguantan beber tanto... —susurró para si mismo, cuando le fue invitado el quinto de esa velada.
—El truco está en tomarte una cerveza después de cada trago —Zayn lo había oído y decidió colaborar con la pobre criatura.
—Si bebo cerveza, probablemente tendrán que llamar a una ambulancia —gimió, sobando su frente en círculos.
—No seas bobo, mira.
No perdió detalle de lo que el pelinegro le estaba mostrando, tan sencillo como fingir tomarse la cortesía que algún cliente había optado por pagar. Acto seguido, en una cerveza vacía tenía que escupir lo retenido en su boca, para no tener que pasárselo y así evitar emborracharse en pleno trabajo.
—Empínala como si estuvieras tomándola y escupe el trago, así —Le mostró y Harry se convenció de que en verdad estaba ingiriendo lo inexistente—. Y ya, así recibes cortés lo que te compran, el dinero va a nuestros pagos y no terminamos vomitando o llorando por la jaqueca al día siguiente.
Un excelente tip para una alma en pena.
—Me acabas de salvar de terminar en el hospital —Agradecido, Harry eligió uno de los envases y lo reclamó como su contenedor.
—Solo no la pierdas de vista, una vez Louis vendió la cerveza de Liam por error... —Hizo una mueca de asco al recordar—. Perdimos un cliente esa vez.
Harry se carcajeó como hace rato no lo hacía, tal vez era por su limbo entre la sobriedad y la embriaguez, pero que más daba, le causó risa y eso era lo importante.
—¡Whiskey, tres de whiskey! —Era Liam de nueva cuenta.
Le iba a pasar la botella correspondiente, claro que lo haría porque estaba ayudándolo y no le pesaba en absoluto facilitarle el maldito pedido. Solo necesitaba tomarlo, caminar y llegar hasta su compañero para servir lo establecido.
Pero cuando la sostuvo entre sus dedos y se dispuso a avanzar, alguien lo empujó accidentalmente por la espalda, causando que la botella se zafara de sus manos y terminara impactando contra el piso, quebrándose en mil pedazos.
—Mierda... —Miró el elixir esparcirse en el suelo.
—Restaré unos dólares a tu salario de hoy, Styles —Niall le advirtió, por desgracia había visto la trágica escena.
Aceptó su sanción, al final había sido un accidente y fue un descuido suyo.
O por lo menos, eso pensaba al no tener conocimiento de que fue Louis quién lo aventó.
Holaaa♡. Aquí les dejo el capítulo cuatro, disfrútenlo mucho. Gracias por sus votos y comentarios, eso me hace sentir que estoy haciendo un buen trabajo, les amo mucho, en serio♥︎.
Nos vemos prontito.
-María Tommo.
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