Cuarenta y siete (Final)
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Gracias por leer, amores. ♡
—¡¿Cómo diablos?! —Harry estalló, saliendo al fin de su trance.
—¡Lo lograste! —celebró Louis, levantando los brazos.
—¡Soy universitario! —lloriqueó, atascado de dicha.
—¡Eres universitario!
Los dos se pusieron de pie, ruidosos y entusiasmados. El rizado saltó como un niño, desbordando la satisfacción y la plenitud del momento que compartía con su persona favorita en el mundo.
Kiara ladró ante la festiva ocasión y se levantó en sus dos patitas traseras sobre el sofá, Louis la alzó, integrándola por completo al divino instante.
—¡Voy a estudiar arquitectura! —gritó. Sus ojos estaban llorosos—. ¡Voy a ir a Columbia!
—Te lo dije —exclamó, y enseguida se plantó delante de él—. ¡Amor, te lo dije!
Amor.
Lo escupió consciente, lo remarcó con todas sus letras y fuera del goce sexual.
Compartieron una mirada diáfana y expresiva, totalmente entregados a la cumbre de su enlace, a la luz de su vínculo.
Harry le cogió del rostro y con cuidado de no apachurrar a la cachorra, formó beso silencioso.
Uno donde se contagiaron de sus anhelos, dónde se extraviaron y se volvieron a encontrar.
Un beso que sin saberlo, era el cierre del libertinaje y la apertura del compromiso.
—Lou —El ojiverde fue quién se alejó. El órgano que lo mantenía con vida, comenzó a latir más rápido—. Yo… gracias por creer en mí.
—¿Estás bromeando, no? Era obvio que lo ibas a obtener, te esforzaste muchísimo.
—Creo que me preparé para lo peor —musitó, al encogerse de hombros—. Si llegaban a rechazarme, dolería menos.
—Pero mírate ahora —Lo aduló con un ademán—. Próximo estudiante en una de las escuelas más prestigiosas de la ciudad.
Como era usual, las mejillas del más joven se encendieron cual semáforo en alto.
—Estuviste conmigo todo el tiempo… —vaciló y no se frenó más—: Ya no sé que haría sin ti.
—¿Tú no sabes qué harías sin mí? —Disimuló una risa vigorosa y bajó a Kiara.
La criatura corrió hacia la habitación principal, dejándolos solos.
—No… —dijo, rascándose burdamente el codo—. Y honestamente... no quiero averiguarlo.
Louis casi se carcajea por los nervios.
—Si hace un par de meses hubieras dicho eso, ten por seguro que te habría echado a patadas de mi casa —Sonrió, con el pulso a mil por hora—. Hoy es diferente.
Harry lo miró, las tripas se le retorcieron.
—¿Lo es?
—Por supuesto —proclamó, sin titubeos—. ¿Recuerdas que en la madrugada te dije que hoy si habría algo que celebrar?
—Ajá, pusiste toda tu confianza en mí y viste el futuro —siseó dinámico—, hay que festejar mi ingreso.
El mayor asintió, dando un paso firme que robó considerables centímetros a la distancia que los apartaba. Colocó una palma en la zona lumbar de Harry, y la otra la alzó hacia su rostro.
—Claro, pero si me lo permites… —Hizo una pausa, al concederle un toque mimoso en el pómulo—. Podríamos festejar dos cosas al mismo tiempo.
—¿Dos cosas? —recabó, curvando apenas visible una ceja—. ¿Cuál es la otra?
Era ahora, o nunca.
Louis sintió una torrencial lluvia de emociones mezclarse en su pecho, el hormigueo en la boca de su estómago y un par de ojos jade encima, aguardando por una respuesta.
Se tragó el miedo, ya no había retorno. Recordó los consejos de sus amigos y las palabras de su psicóloga, la sugestión hecha junto a la incentiva de rehacer su doctrina errada.
El avance en su mentalidad, la posibilidad expresarse sin tapujos.
—Sabes que suelo ser muy tonto con las palabras —Delineó su labio superior con la lengua y luego tomó aire—, olvido lo que tengo que decir y a veces suelto cosas sin sentido…
—Me consta —certificó con sorna escondida y le sostuvo la mirada.
—Esta vez, no me gustaría que fuese así.
El castaño se dejó llevar por su instinto, por el presagio de un buen desenlace y lo besó de nuevo, con avidez y desesperación, bebiéndose cada gota de sus anhelos.
Harry le correspondió sin rechistar al entreabrir los labios, y quedó a su merced; sus pestañas le hicieron cosquillas en el rostro, la calidez de un abrazo le arropó por los hombros.
El hechizante momento se quebró segundos más tarde, sus alientos chocaron y sus frentes se juntaron como dos imanes.
Un silencio reconfortante, antes de la descarga eléctrica que los sacudió...
—Harry, sé mío... Yo estoy enamorado de ti.
No más cobardía.
Louis rompió las cadenas que lo tenían atado al pasado.
Se desató de los recuerdos, de los malos ratos, de los fantasmas que lo atormentaron con memorias de su niñez y adolescencia, del dolor que le causó la infidelidad de su padre y el reemplazo de su madre.
Ya no les iba a dar el derecho de lastimarlo más.
—Tú estás...
—Escucha, antes de que digas algo —Le cortó, demandando que le mirase. Los ojos cetrinos se centraron en él—, sé que fui una mierda contigo y de verdad me arrepiento, discúlpame por haber pisoteado tus sentimientos y estás en todo tu derecho de mandarme al diablo… —Se mostró más sereno, le resultó sencillo proseguir—. Quizá pueda parecerte ridículo que esté aquí, pidiéndote una relación cuando yo fui el primero en evadirla, pero en caso de que tu no quieras, solo me gustaría hacerte saber que tú fuiste esa persona que mitigó mis miedos, quien me hizo entender que no está mal encariñarse con alguien... Y sé que puede sonar muy cursi y entiendo si te ríes, pero es lo que es —Sus hombros se destensaron y suspiró—. Me enamoré de ti.
Las puertas del desahogo se abrieron de par en par.
Y no fue fácil para el cerebro de Harry procesar cada una de las letras; se privó de sollozar como un bebé, la garganta se le secó y temió que ahora sí le diera un paro cardíaco.
Vio a Tomlinson fruncir los labios, sin lucir mortificado.
De hecho, el chico meneó tentativamente la cabeza por la falta de contestaciones asertivas y sus comisuras se contrajeron cuando se volvieron a mirar.
Tembló en sus brazos, derrochando la sonrisa más bonita del mundo.
—Me sorprende un poco que pienses que yo me puedo negar a ti —contrapuso, al recuperarse—. ¿No te das cuenta de lo mucho que me gustas?
—Me hago una idea —respondió travieso, pegándolo más a su cuerpo.
Desaprobó con un movimiento, aunque muy a fondo adorara esa altanería particular.
—Yo también estoy enamorado de ti, Lou —Sintió fantástico decirlo en voz alta—. Me tienes loco y es poco decir que te seguiría hasta el puto fin del mundo si tú me lo pidieras. Quiero estar contigo, quiero que iniciemos algo sólido, algo lindo, ¡que seamos la jodida envidia del universo!
Finalmente, pudieron respirar sin esfuerzo.
No fue relevante contabilizar las veces que estamparon sus labios en cortos cinco minutos y tampoco quisieron priorizar las lágrimas que abandonaron confidencialmente sus ojos.
Se enfocaron en la apertura de sus corazones.
En el latido mítico que estos tuvieron al mismo tiempo.
—Te quiero —Harry dijo. Fuerte y claro—. Te lo dije una vez y hoy te lo repito, no me voy a ir a ninguna parte.
Louis asintió con celeridad.
Confiaba en él.
—No te irás… porque yo haré hasta lo imposible para que elijas quedarte.
—Solo sé tú, te juro que no hay otro lugar donde quisiera estar.
—¿No quisieras estar montando mi polla? —Su semblante se tornó jocoso—, ahora tiene un candado formalmente que solo tú puedes abrir.
Claro que seguiría siendo él, así de ordinario.
—Que imbécil —Se rio, y le obsequió un besito tronado extra.
—Así me quieres, ¿no?
—Lo hago.
—Que bueno... Porque yo igual te quiero a ti.
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—¡Salud por el universitario! —aclamó Liam, y los presentes alzaron sus bebidas.
—¡Salud! —gritaron en unísono.
Las botellas de cerveza chocaron en el aire y derramaron un poco del líquido amargo.
—¡Y salud por la feliz pareja! —Esta vez, fue Ashton el que vitoreó—. ¡Por el par de idiotas que ahora son novios!
Harry plisó el entrecejo y desde la cocina, Louis asomó el brazo por la puerta, solo para mostrarle el dedo medio.
—¡Salud! —Todos repitieron la acción, estallando en risas con la última aclaración.
La sala del mayor estaba invadida por el montón de chicos que formaban la plantilla completa de trabajo en Club Bengala.
Liam y Zayn fueron los primeros en enterarse, Louis les contó por teléfono las dos increíbles noticias y casi lo dejan sordo por los gritos de felicidad que oyó a través de la línea.
Ashton también recibió las buenas nuevas, y después de felicitarlo un millón de veces por ambos acontecimientos, puso al tanto de las novedades al resto de la banda por medio de mensajes. Reaccionaron de la misma forma, con euforia y alborozo, aplaudiendo el logro de su amigo y la relación oficial de aquel testarudo par.
Y por su lado, Niall también los felicitó a ambos, destacando mil veces el enorme éxito del rizado.
Para sorpresa de nadie, esta vez no llegó solo, sino con la compañía de Shawn, quién lo tenía abrazado de los hombros, susurrándole cosas al oído mientras enterraba la nariz en su cabello.
Harry estaba lo que seguía de risueño, la felicidad no cabía en su ser y no necesitaba estar ebrio para carcajearse por cualquier estupidez; abrazaba con mucho amor a Kiara y sus amigos lo llenaban de preguntas acerca de lo que venía para su futuro.
Tomlinson le veía desde la entrada de su cocina, admirando con finura la belleza excepcional de su chico.
—¡Tienes novio! —Liam irrumpió en su intimidad y lo zarandeó al sujetarlo de los bíceps —. ¡Al fin!
Tuvo que rodar los ojos al batallar por no sonreír.
—Lo tengo —murmuró y se chupó el labio—. Bastante increíble, ¿no?
—En absoluto, ahora sí tienes una correa en el cuello —bromeó, codeándolo en el torso.
—Ah, igual a la que Zayn te puso, ¿no?
El ojimiel le miró mal y le dio un golpecito en la cabeza.
—Estamos hablando de ti, no de mí —gruñó, mirando la variedad de gente sobre los sofás—. Sin duda todos están muy alegres por el próximo gran arquitecto y su noviazgo.
—Ya, pero Ashton no suelta a Harry —Cruzó los brazos, inflando levemente el pecho—. No lo ha dejado ni un momento.
Eso era verdad.
El australiano no había soltado al menor desde que llegó, se la habían pasado conversando, riendo y poniéndose al corriente con lo que estaba ocurriendo actualmente en sus vidas.
—Son mejores amigos, celosín —Payne se mofó, antes de darle un trago a su cerveza—. Ya tenían rato de no verse, se la pasa todos los días contigo.
Las facciones del ojiazul se suavizaron.
—Nunca se ha quejado... —farfulló, meditando si últimamente había sido demasiado acaparante—. ¿Está mal que solo la pase conmigo?
—Tommo, no lo dije porque estuviera mal, relájate —Su amigo era nuevo en ese tipo de cosas, tenía que darle consejos de vez en cuando—. Pero él tiene un círculo social, a sus amigos. Nosotros lo somos, pero su amistad más cercana es con Ashton, incluso me atrevo a decir que Calum, Mike y Luke también son parte fundamental de su grupo.
Torció la boca, eso lo sabía.
—No quiero que piense que lo retengo todo el tiempo —Peinó sus propios cabellos hacia atrás—. Quizá por eso no quiso mudarse aquí.
—¿Te dijo que no quería vivir contigo? —Liam abrió los ojos como dos platos llanos por la sorpresa—. Eso no lo sabía.
—Algo sí, se lo propuse un par de días después de los resultados, pero dijo que lo iba a pensar.
—Wow, pensé que aceptaría de inmediato...
—Yo también, incluso la escuela queda mucho más cerca de aquí —bufó—. No entiendo pero tampoco le quiero presionar.
Si bien era cierto que lo sacó de cuadro el hecho de que Harry se negara a vivir a juntos, no era razón para preocuparse.
De todas formas, era como si compartieran un mismo piso, solo que en dos viviendas diferentes y rolaban los días, dependiendo las tareas que tuvieran a cubrir en sus respectivas casas.
—No lo hagas, sus razones tendrá —Levantó una ceja y tensó los labios—. ¿Vamos allá?
El hincapié fue hecho hacia el conjunto de chicos que se reía con ganas. Zayn le hizo una seña a los dos para que se integraran, a modo de invitación.
Louis accedió luego de un suspiro, y caminó junto a su amigo hasta una de las sillas que habían colocado por la falta de espacio en los sofás. El rizado lo encandiló, sonriendo extenso cuando la cachorra saltó de sus piernas y corrió hacia el regazo del recién llegado, brincando como loca para que la alzara.
A pesar de todo, era obvio que Kiara quería más a Louis.
Y Harry estaba bien con eso.
—¡Ese mounstrito quiso morderme! —Calum incriminó a la bolita negra de pelos—. Me odia.
—La pobre no te conocía, además tu entraste como loco a abrazar a Harry, era obvio que defendería a su dueño —explicó Mike.
—¡Yo solo quería saludar! No sabía que tenían a una fierecilla suelta —Estrechó los ojos, señalando a la perrita.
Ella estiró su cuello y le mostró los dientes.
—¡¿Lo ven?!
Rompieron en risas estruendosas; sin duda nació una rencilla entre el chico de ojos rasgados y la nueva mascota.
La tarde siguió su curso, lamentablemente en unas horas todos tendrían que regresar al club; al ser viernes, era un día sumamente fuerte en ingresos y no podían darse el lujo de cerrar. Conversaron de temas triviales, de sus siguientes proyectos y de infinidad de temas sin sentido, la plática no faltó de ninguna forma.
Cerca de las cinco de la tarde, el celular de Niall sonó y salió estrepitosamente a contestar, dejando a Shawn en el sillón.
A pesar de que el canadiense era un tanto serio, se acopló al humor de los muchachos, haciendo bromas no ofensivas y evadiendo las preguntas que le hicieron con respecto a su nexo con el rubio.
En cuanto el jefe de los Bengala regresó, le gritó a Harry en un llamado urgente, y éste se puso de pie rápido, como si algo le hubiese picado su trasero en el asiento.
El par salió de la casa, dejando la puerta abierta y Louis arrugó el espacio entre sus cejas con la incertidumbre comunitaria flotando en el entorno.
—¿A dónde van? —Ashton no se quería quedar con la duda.
—No lo sé —murmuró, y su vista viajó a Shawn.
A diferencia de él, el chico no parecía sorprendido con la repentina ausencia de Niall y Harry, seguía tomando su cerveza con calma y charlando con Liam sobre quién-sabe-que-cosa.
—Quizá les trajeron más botana, o de estas —Movió con cuidado el botellín de vidrio.
—Lo dudo, ya tenemos que recoger para ir a trabajar —masculló, viendo la entrada con insistencia.
—¡Ah, trabajar! —Se quejó, tirando la cabeza hacia atrás—. No sé cuando me acostumbraré a dormir a las tres de la mañana y despertar al mediodía.
—La rutina es pesada pero la paga lo vale.
—Ya sé, pude comprar otra batería, con eso te digo todo —barboteó contento.
Louis le sonrió.
Irwin era una buena persona, en el fondo agradecía que su novio tuviese un amigo como él.
—¡Chicos!
El alarido de Styles rebotó en la estancia y los ocho invitados le voltearon a ver de lleno.
—¿Qué ocurre? —cuestionó Luke, un tanto espantado.
—Salgan, necesito mostrarles algo —indicó seriamente, realizando un gesto de desalojo—. Vamos, ya.
Con la confusión integral, uno a uno fueron dejando sus cervezas en distintos lugares y salieron en fila, pisando el tapete de bienvenida y cuchicheando entre ellos al no comprender nada.
Cuando Louis se incorporó con la cachorra, a punto de abandonar su propia morada, Harry le detuvo en el umbral, quitándole con precaución al animalito doméstico y lo puso en el suelo para que anduviera dentro de la casa.
—Tú no —comunicó y se ganó una mirada cargada de discrepancia.
—¿Por qué no? —rebatió—. ¿Ahora qué pasa?
—Nada malo, lo prometo.
—¿Entonces? ¿Por qué ellos se van y yo sigo aquí? —Intentó ver por encima de la fisonomía contraria, la parte exterior de su residencia—. ¿Qué hay que yo no pueda ver?
Harry le impidió mirar más allá de su cuerpo, moviéndose con estrategia hacia los rincones vacíos del vano.
—¡Hey, basta! —gruñó, cercano al enojo—. ¿Qué está ocurriendo?
Pero la respuesta que necesitaba no llegó, solamente hubo una falta de luz repentina en sus ojos y se dio cuenta que una bufanda de lana los cubrió, amarrándose en la parte posterior de su cabeza.
—¡¿Qué mierda?! —exclamó, atolondrado—. ¡Quítame esto!
Quiso arrancarse la venda, pero el menor fue más rápido al sostenerle las muñecas, inmovilizando sus brazos.
—Shhh, camina conmigo.
—¡Yo no voy a caminar con esto! —Hizo el reclamo y unas manos lo empujaron suavemente por la espalda—. ¡¿Quién te ayudó!? ¡Yo los mato!
Zayn colocó los ojos en blanco al sonreír, y al mismo tiempo Liam se cubrió la boca, combatiendo por no emitir sonido que lo delatara. Estuvo a punto de carcajearse con la exagerada y dramática actitud de su amigo.
—¡Hablo en serio!
Hicieron que diera zancadas acertadas, Harry lo tenía aprisionado de las manos, y el morocho le marcaba el sendero desde atrás, tomándose con gracia la tremenda escena fúrica que estaban creando.
—¡¿Por qué son así?! ¡Basta!
No contó los pasos que dio, pero si reconoció que su andar cesó en el portón hacia la calle, ya que oyó cuando alguien se estrelló en el metal.
—¡¿Ya me puedo quitar esta porquería?! —refutó y sus manos fueron soltadas.
—Ya.
La aceptación a la solicitud fue otorgada, Zayn y Liam se esparcieron entre los demás chicos que se veían muy animados.
Harry sintió la adrenalina trepar y los nervios agredieron su paz cuando Louis comenzó a deshacer el nudo en la bufanda.
—No hagan esto, la próxima vez los voy a degollar... —Pestañeó al destapar sus ojos, acostumbrándose a la luz natural y pausó su reprimenda en seco.
Agitó la cabeza. No entendió un carajo.
—¿Qué demonios...?
Una icónica Harley-Davidson yacía aparcada frente la acera.
No era broma, había una puta motocicleta nueva con un moño gigantesco adornándola afuera de su casa.
Su ritmo cardíaco se intensificó.
—¿Te gusta? —El menor se aventuró, dando un brinco a su lado.
—Es... linda, sí —carraspeó—. Es la que vimos hace unos días en el centro comercial.
—Lo sé —Mordió su labio, contrarrestando una sonrisa desbordante—. Es tuya.
Louis se atragantó.
Mike apretó del brazo a Luke, intuyendo el caos. Liam enterró los dientes en sus nudillos y cerró los ojos.
Siempre era un misterio lo que podía pasar con las reacciones impensadas del ojiazul.
—¿Mía? —respingó—. No, yo no compré nada.
—Eso ya lo sé, tarado —Se acercó un poquito más a él—. Es un regalo...
Esta vez, retrocedió un metro, casi estrellándose contra su portón.
—No, tú estás loco —resopló y le miró amohinado—. Devuélvela, es... no.
—Es una lástima que no la podamos regresar —barboteó sarcástico y se le escapó una risa cáustica—. Niall no aceptara que rechaces su obsequio.
Ahora, Calum fue quién dio un pasito discreto hacia atrás; a Louis le estaban lloviendo las aclaraciones y en cualquier momento se vendría el fin del planeta.
Con lo último escuchado, el principal involucrado viró hacia el ojiceleste, quién tenía las comisuras levemente estiradas y los brazos entrelazados al frente.
—¿Tú? —El estrés se acumuló en su párpado—. ¿Por qué?
—Es un presente, de todo corazón, Harry y yo te lo estamos dando —Niall era el mejor para dar explicaciones—, gracias a ti, Club Bengala ha crecido en gran parte como negocio, si nunca hubieses provocado aquella demanda, jamás habríamos comprado otro local, tampoco tendríamos tanto éxito y lo más importante... sin eso no hubiese conocido a Shawn.
El nombrado se humedeció los labios, ocultando el sonrojo al agachar la cara y Louis se llevó ambas manos a la cabeza, despeinándose sin querer.
¿Es qué todos habían fumado de lo mismo?
—Están dementes, es decir, yo hice todo sin interés de por medio —Iba a llorar, mierda, lo haría sin importar quién lo viera—. No tienen que pagarme con una moto...
—No lo tomes como un pago, es un regalo que te estamos haciendo con todo el cariño que te tenemos, socio.
Otra flecha se encajó en su temperamento explosivo, ya no distinguía si para bien o para mal.
—¿S-socio?
Niall garantizó.
—Hazz me contó unas cosas que tienes en mente —puntualizó y le guiñó amigablemente el ojo—. Lo hablamos después.
El silencio se apoderó del medio ambiente y Harry se preocupó por el ensimismamiento en el que su pareja cayó.
No se movía, parecía una escultura fija tallada en mármol.
—¡Todos adentro! —Ashton aclamó al notar cierta incomodidad y movió los brazos como un policía de tránsito—. ¡Aquí hay dos tórtolos que necesitan privacidad!
Debido a la pauta, los jóvenes desfilaron a prisa de regreso a la sala, cotilleando acerca del fenomenal regalo y concordando que ya era hora de recoger y limpiar todo para irse a trabajar.
Les dieron su espacio, tenían algo que conversar.
—¡Tommo!
El pelinegro se apenó de interrumpir pero le nombró cuando volvió a salir, cargando con dos cascos nuevos de color negro y detalles tornasol en el visor.
Eso era incluso demasiado.
—Toma, el tuyo y el de Hazz —articuló ameno—. Estos son por parte de Liam, tuvo miedo de que se los aventaras en la cabeza si te los daba él.
Los tomó y no parpadeó por un buen rato al analizarlos.
—Zayn...
—Hey, disfrútala —Le palmeó la espalda en evidente compañerismo—, siempre quisiste una.
No consiguió objetar, porque Malik huyó veloz, como un delincuente que acababa de robar un objeto valioso.
Tenía las manos ocupadas por ambas protecciones destinadas a la cabeza, la preciosa motocicleta sobresalía frente a sus zafiros como un talismán y Harry era su única compañía; él tenía los brazos escondidos en su espalda y se balanceaba de atrás hacia adelante, apoyándose en sus puntas y talones.
Lo encontró cautivador, pero no era pretexto para aceptar el magnate presente.
—Harold... yo no merezco esto —argumentó despacio—. ¿Por qué carajo gastaste tanto dinero en mí? No puedo aceptarla, les agradezco la intención pero no es correcto. Tú tienes ahora el gasto de la escuela encima y para eso ahorraste, no para comprarme algo así.
Él le quitó uno de los cascos y le agarró de la mano, entrelazando los dedos con cautela.
—Claro que la mereces, joder, te mereces todo lo puto bueno del mundo, no será un auto como el que tenías pero funciona igual...
—Cállate, es mucho mejor que eso.
—¡Ahí lo tienes! Además, necesitaremos un medio de transporte para que me lleves a la universidad, ¿no? —chistó, gesticulando una mueca hilarante.
Louis formó una línea con sus cejas.
—Eso es una mala jugada —Acarició el dorso de su mano con la punta de su pulgar—. No vas a convencerme.
—¡No es así! —bramó—, pero son quince minutos de aquí hacia allá en esa hermosura, ¡Nos ahorraríamos el pasaje y las horas pico en el transporte!
Quiso estampar la frente en una pared, de verdad, Harry era un caso.
—¿Tomaste el tiempo? Eres un... —Se calló al teorizar la idea. Lo miró alarmado—. ¿Di-dijiste de aquí hacia allá?
Y ahí estaba el descarado, sonriendo cómplice con los hoyuelos remarcados en su piel.
—¿Cuándo traemos mis cosas? —Batió las pestañas y ladeó el rostro.
Oh, Dios.
—Eres un cabrón —Recurrió a su típico ultraje—, pensé que...
—¿Qué no quería vivir contigo? —Entornó los ojos como era costumbre—. ¿Cómo no voy a querer estar bajo el mismo techo que mi novio? ¿Eres tonto?
Louis se vio orillado a sonreír, olvidándose de su negativa y abandonó su palma para sujetarlo con dominio de la nuca.
Joder, que feliz era.
Al fin lo era.
—Mi precioso londinense —Ansió besarlo a reventar—. La vida saldó sus deudas conmigo al ponerte en mi camino.
Harry le abordó un escalofrío, el corazón frenético retumbando en su caja torácica.
—Te quiero, mucho —Encontró un gusto sublime en recordarle el sentimiento—, gracias por darme la oportunidad de estar contigo.
—Déjate de cursilerías, el agradecido soy yo —Rozó sus labios con los color cereza que lo tentaron desde el primer día—. En cada aspecto, mierda... eres todo para mí.
—Me encantas, Lou.
El gemido que el menor dejó salir en medio del beso programado, le puso de punta los vellitos de todo el cuerpo.
Se atarazaron los labios, sus lenguas se tocaron y ambos se derritieron con la embrujante unión.
—Deberíamos... —ronroneó Louis, encima de su boca—. Deberíamos follar para celebrar.
—No... Tenemos visitas.
—¿Y cuándo nos ha importado?
Despidieron una risilla secuaz, víctimas de su habitual desfachatez.
Algunas cosas jamás cambiarían y otras simplemente evolucionarían con el cambio tardío de las estaciones.
De cualquier modo, todo en ellos siempre era volátil.
Todo, menos su desastroso amor.
✧ FIN ✧
Si leíste hasta aquí, reclama un caramelo. 🍬
Y bueno, llegamos al final de Club Bengala que me está dejando un vacío existencial.
Hola bebés, sé que lo repito mucho, pero es que no me canso de agradecerles el apoyo que le dieron a la fic desde que comenzó, hasta el día de hoy. Jamás me imaginé que tantas personitas preciosas le darían la oportunidad, de verdad es increíble la respuesta que esta historia tuvo y que honestamente, nunca creí alcanzar.
Este proyecto tuvo mucho impacto en mí y tiene un pedazo enorme de mi corazón y a pesar de irla desarrollando con lentitud, me ha gustado mucho el resultado, sin duda es algo que a mí, como lectora, me gustaría tener en mi biblioteca de wattpad y espero haber llenado sus expectativas con la trama y la evolución de cada uno de los personajes.
Gracias a esta obra, hice muchxs besties aquí, en tiktok y en facebook, me permitió conocer gente excepcionalmente linda y de verdad, me siento muy feliz de entablar contacto con gente hasta de otros países. ♡
Las dedicatorias en los capítulos aumentaban conforme el paso de las actualizaciones y creo que no me olvidé de nadie, muchas/os piensan que no les consideré, pero es que la app no les notificó y al leer, uds. se saltaban los usuarios al inicio de los caps. Revisen, ¡les juro que están! ♡ Y en caso de que no sea así, pido una disculpa enorme, error mío. :(
Mis redes sociales están en mi descripción, pero se las dejo aquí por si alguien quiere agregarme o platicar en algún momento.
Tiktok ⮕ @mtommot91
Facebook ⮕ María Tommo (el acceso directo esta en mi perfil.
Twitter ⮕ @mtommot91 (recién hice la cuenta, allá les devuelto el follow<3)
Les prometo volver pronto con otra historia, porque no pienso dejar de escribir, yo amenazo con regresar, jsjs. ♥︎ Les mando infinitos besos, tomen agüita, y nos vemos en el epílogo.
Les ama muchísimo, María. ♡
Pd: Comenten aquí que les gustaría leer en algún extra, jsjs, juro tomarlos en cuenta.
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