33. Ese grito
Ese grito.
Clover.
Siento la mirada de Callum mientras salto en un pie subiendo el pantalón por mi otra pierna, cuando alcanzo el principio de mis muslos empieza el típico baile torpe de alzar una pierna y tirar, gruñir y sacudirme porque son unos jeans muy ajustados que me encantan, pero que llevan su trabajo para pasarme por los muslos y especialmente el culo.
—Qué bonito meneo —dice Callum con una voz llena de apreciación.
Cuando volteo, aun lo encuentro acostado en mi cama, desnudo con una muy elaborada imagen de la sabana cubriéndole las caderas, apuesto que lo ha hecho adrede, aún se encuentra muy sonrojado y con las mejillas sonrojadas de nuestro encuentro ... ¿Eso que estoy viendo en su pecho es la promesa de un chupetón? Tendría sentido, porque es que éste hombre me pone salvaje.
Sin embargo, mi enfoque está en que mordiéndose el labio y su mirada solo tiene un objetivo: mi culo, el cual estaba en toda su vista en mi eterna lucha de "ponte el pantalón sin mantequilla" y debido al corte casi tanga de mis bragas, digamos que tuvo mucha vista.
—Callum ¿No deberías estarte vistiendo para irte?
—¿Me usas y luego me corres?
—No, sé muy bien que estás aquí desde la una de la tarde y que hemos hecho cosas que no son únicamente sexo —Se encoge de hombros ante mis palabras y se pone aún más cómodo en mi cama— ¿Quieres quedarte aquí solo?
—No, tengo que irme a adelantar mi planteamiento de problema de la tesis, mi asesor es bastante rudo, pero...
—¿Pero?
—Tengo tiempo para apreciar la vista de tu meneo —Me guiña un ojo.
Ruedo los ojos, pero estoy sonriendo mientras retomo lo que hacía. Cuando el jean está por debajo de las mejillas de mi culo tensando la carne hacia arriba, Callum suspira y volteo a verlo, de nuevo se encoge de hombros y hacen un ademan con la mano de que prosiga.
Tengo culo, es cierto, pero toda esa carne viene con una que otra presencia de celulitis, además, por más que corra por las mañanas no he conseguido un culo duro, súmale a ello alguna que otra estría por el estiramiento de la piel y obtienes un culo que según los estándares no es perfecto, pero qué bien se ven cuando los envuelvo en ropa y qué bien se siente cuando rebota contra el cuerpo de Callum, lo mordisquea, aprieta o dice cosas incoherentes sobre follarlo y amarlo, en serio, ya no sé si es un hombre de culo o tetas. En fin, estoy agradecida con mi trasero incluso si me hace luchar con cada cosa ajustada que quiero ponerle.
—Me gusta morderte las nalgas —comenta incorporándose para estar sentado—, también morderte los muslos.
—Me doy cuenta con las pruebas de tus mordiscos de amor —respondo tomando una camisa de tirantes gruesos y escote de corazón que se ajusta destacando mi cintura.
Tomando dos pares de zapatos con tacón, me giro y los alzo hacia él.
—¿Rojos o azules?
—Rojos —responde sin dudar, levantándose de la cama, dejando caer la sabana y estando en toda su gloria desnuda.
Me quedo de pie con la boca ligeramente abierta viéndolo estirarse. Aprecio toda esa piel pálida marcada por mis uñas y uno que otro mordisco. He descubierto que me encanta jugar con los piercings de sus pezones y además es súper sensible a ello; los abdominales se sienten y ven increíbles cuando se contraen al tener sexo y ese camino de vellos rojizos muy claros que lleva a un miembro que me encanta es pura tentación.
Camina hacia mí, con lentitud, en toda esa gloria desnuda manteniendo una sonrisa suave en sus labios y con el cabello rojizo despeinando cayéndole sobre la frente. Tengo un breve recuerdo sobre la primera vez que lo vi y no puedo evitar compararlo con este momento en donde lo veo de esta forma, me alucina un poco todo el progreso que hemos tenido.
Se detiene frente a mí y me hace girar antes de instarme a sentarme en el borde de la cama. En silencio me quita los pares de zapatos de las manos, descartando los azules y enfocándose en los rojos que comienza a ponerme.
—Moira tiene razón, tienes pies diminutos —Se ríe, arrodillado mientras ata las correas de uno de ellos alrededor de mis tobillos—. Te quedan increíbles estos zapatos, mi trébol.
—Gracias —Es todo lo que alcanzo a decir porque estoy embelesada con el momento.
El gesto me resulta tan íntimo e increíble cómo cuando se encuentra dentro de mí.
Hoy no tuvo una de sus clases así que me esperó hasta que salí de la mía y nos vinimos aquí para pasar el rato. Tuvimos sexo, de hecho conseguí más de un orgasmo, pero también estuvimos viendo un programa de repostería en mi portátil y viendo vídeos en Youtube sobre la celebraciones que se hacen en Irán e Irlanda, siempre estamos ansiosos de conocer más de la cultura del otro. Así que pasamos toda la tarde juntos y no resultó asfixiante.
Me gusta el cómo siempre me escucha o me habla sin problemas de su vida, el cómo descubrimos nuestras culturas, los programas inesperados que vemos juntos, las bromas, risas, momentos tiernos y románticos a nuestra manera, el sexo, la complicidad e incluso los largos silencios en el que tenemos espacio de centrarnos en nosotros mismos. Pensé que esas cosas no pasaban o al menos no pensé que me pasaría a mí, pero aquí estamos y puedo decir con honestidad que es la relación más increíble en la que he estado alguna vez y eso que estuve en un par y el amigo con beneficios, en los que creí que tocaba el cielo y tal vez sí que lo hice, pero con Callum alcanzo las constelaciones completas ¡Imagínate!
Cuando termina con el zapato me besa el tobillo y luego alza la vista sonriéndome. Llevando una mano a su cabello se lo sostengo fuera del rostro apreciando la vista de Callum desnudo, con aspecto de bien follado, sonriendo y arrodillado.
—Pareces un sumiso.
—¿Qué quieres que haga, ama? —dice bajando la vista y yo rio haciendo que alce la vista de nuevo—. Estaría divertido jugar a eso, deberíamos apuntarlo ¿Prefieres ser ama o sumisa?
—La verdad no lo sé.
—Entonces podrás ser ambas —Me guiña el ojo, se pone de pie y me insta a hacerlo—. Te ves preciosa. Me pone triste no ir con ustedes.
Hace un puchero y lo imito por lo que ambos terminamos riendo antes de que me dé un beso en la boca y se envuelva la sabana alrededor de la cintura, tome su ropa y me indique que se dará un baño mientras yo termino de arreglarme.
—¡Oh, Dios! Clover no me dijo que tenías piercing en los pezones ¡Qué sexy, irlandés! —Escucho a Edna desde afuera.
—Soy un bombón —responde.
Sacudo la cabeza riendo antes de tomar mi estuche con maquillaje y arrastrar la silla frente al espejo de cuerpo completo e iniciar con mi rostro, tomándome mi tiempo siendo súper consciente de que quiero hacer un buen trabajo. Cuando Callum regresa con el cabello húmedo y vestido, estoy aplicándome pintura labial roja mate a los labios y sus ojos se pasean por las facciones de mi rostro reflejados en el espejo.
—Estoy impresionado por dos cosas —comenta—. La primera es que maquillas cómo esas personas en vídeos, Arlene enloquecería si supiera y la segunda es que pensé que ya no podía quedarme sin palabras en lo que respecta a ti, pero Clover, te ves increíble, tentadora, impresionante.
Ruedo los ojos, pero admito que mi ego lo agradece porque fui meticulosa con el maquillaje de hoy: el delineado es bastante fuerte y gatuno, haciendo mis ojos más rasgados de lo que son y que el marrón se vea más impresionante de lo que en realidad es, hice la cosa de hacer que mi nariz se vea un poco más perfilada y menos pronunciada y mis pestañas también destacan mucho, ayuda el tener el cabello recogido porque resaltar la manera en la que mi rostro se ve anguloso.
Guardo todo lo que utilicé y cuando me pongo de pie, Callum suspira. Hace mucho eso a mi alrededor.
—Me encanta, qué sexy, mi trébol —Deja un beso sobre mi hombro antes de dedicarse a ponerse los zapatos.
—¡Ya estoy lista, Clover! —Grita Edna desde afuera.
—Dame un par de minutos —grito en respuesta recogiendo un bolso pequeño que cuelga en diagonal de mi cuerpo y aplicándome perfume—. ¿Listo, Callum?
Asiente y camina detrás de mí saliendo de la habitación, Edna me muestra un pulgar complacida con cómo me veo y yo hago lo mismo por ella antes de que salgamos del lugar. Finjo que no me doy cuenta de la manera en la que algunas ven a Callum y manejo muy bien el hecho de que todas, pero todas, parecen saber quién es mientras lo saludan y él les devuelve de manera encantadora el saludo.
Él nos lleva en su auto a la casa en donde se está realizando una pequeña reunión y cuando llegamos, suspira de nuevo.
—Stephan vendrá en un par de horas con mi auto, así que cuando quieran irse, pueden hacerlo con él.
—Me encanta éste chico, Clover, consérvalo —dice Edna abriendo la puerta—. ¡Gracias, irlandés!
Callum le sonríe y luego vuelve su atención a mí, que me inclino para darle un beso en la boca. La verdad es que me encantaría que se quedara, pero sé que en serio quiere enfocarse en sus deberes. Me gusta mucho que no sea un pegajoso o manipulador haciéndome sentir mal por salir sin él.
—Diviértete, pero no seas traviesa —bromea—. Envíame algún vídeo si suena una canción que me guste, así sentiré que estoy de fiesta ¡Oh! Y cuéntame cualquier cosa interesante que pase, con detalles.
—De acuerdo —Me rio dándole otro beso antes de bajar del auto—. Conduce con cuidado y dile a Stephan que me avise cuando esté en camino.
—Hecho —Me arroja un beso y espera a que Edna y yo entremos a la casa antes de irse.
En la casa hay apenas quince personas y la mayoría de ellas son conocidos, no tardamos en localizar Kevin que se encuentra hablando con un tipo que no conozco, pero que nos presenta cuando lo alcanzamos, luego nos hace saber que Oscar no se sentía "bien" – literalmente hace las comillas con los dedos – pero no pregunto más porque Maida aparece llevando un top que simula más un sujetador con un pantalón imitación de cuero y botas increíblemente altas, creo que muchos comienzan a babear.
Voy junto a Kevin por una bebida que nos preparamos nosotros mismos y poco después estamos sentados en los bordes de una de las grandes ventanas viendo a nuestras amigas bailar con uno de los compañeros de clase de Edna.
—¿Oscar realmente se siente mal? —pregunto volteando a verlo y alcanzo a ver su mueca.
—No. Oscar solo está siendo irritable —Se encoge de hombros—. Creo que todo el asunto de la boda de la mamá y la invitación lo está afectando.
»No lo expresa, pero lo conozco bien y creo que no sabe cómo lidiar con el dolor —Ve hacia su bebida—. Quiere ir, pero teme la reacción de su mamá y con honestidad no creo que sea buena, no viste su reacción cuando supo que él estaba conmigo.
—¿Sabes que no es tu culpa que su mamá no le hable, verdad? Se enamoró de ti, pero Oscar ha dejado en claro que durante mucho tiempo reprimió la atracción que sentía hacia algunos hombres, no lo volviste así, es quién es y su mamá no lo acepta, no tiene que ver contigo, Kevin.
—Es fácil decirlo, pero muy difícil entenderlo —Vuelve a encogerse de hombros—. Tengo miedo de que esto cree una brecha entre nosotros.
—Estarán bien —digo dándole un suave empujón.
Y en serio eso espero porque pensar en Kevin y Oscar separándose casi me rompe a mí el corazón y me pone en estado de alerta.
—Ven, bailemos —digo bebiéndome completamente mi trago e instándolo a hacer lo mismo con el suyo antes de arrastrarlo a la amplia sala en donde varios se encuentran bailando.
Eso lo hace sonreír y pronto nos estamos moviendo de forma lasciva uno contra el otro. No me corto de restregarle el culo en una entrepierna que no se endurece y sus manos son toquetonas mientras nos restregamos riéndonos y cantando la canción sucia sonando. Sudamos y mantenemos el rostro lo suficiente cerca para que nuestros labios casi se rocen.
La mejor experiencia de la universidad ha sido los amigos que he hecho, no conocía a ninguno de ellos – exceptuando a Edna – al llegar. Por supuesto que es importante adquirir conocimientos y aprender, pero Valentina tenía absoluta razón cuando me decía que la experiencia más bonita y divertida podría ocurrir fuera de los salones de clases, con las conversaciones, risas, anécdotas y recuerdos que formara durante toda mi experiencia universitaria.
Antes de venir a la universidad tuve amigos, algunos de ellos bastante buenos, pero siempre fuimos Edna y yo, por eso me sorprende la confianza que he construido con las personas que he conocido aquí y que llamo amigos, la forma feroz en la que los amo.
Kevin y yo bailamos canción tras canción y cuando visualizo a Stephan acercándose a nosotros con movimientos de baile, sonrío metiéndolo en el medio, no se queja, me encanta demasiado su energía. Stephan tiene que ser de los tipos más relajados y divertidos, no se corta si Kevin lo roza o le toma la cintura, tampoco de que posiblemente estemos haciendo el ridículo. Y lo que era un sándwich en algún momento se convierte en un tren con Edna, Maida y un amigo de Edna uniéndose a nosotros. Estoy entre Kevin y Edna y cómo puedo consigo que alguien nos tome una foto a todos y se la envío a Callum, también a Oscar y éste último responde primero, pero solo cuando me duelen los pies, me alejo de nuevo a la ventana para leer ambas respuestas.
Oscar: ¿Quién es el tipo detrás de Kevin?
Uhm, así que celoso. Ruedo los ojos porque es Stephan, solo que está de espalda.
Clover: Es Stephan, tonto
Oscar: ah
Clover: temblaste???
Oscar: confío en Kevin pero es demasiado lindo y caliente por lo que cualquiera podría coquetearle
Le mando emoticones variados antes de abrir el mensaje de Callum.
Irlandés: el trencito de mis sueños *suspiro*
Irlandés: Qué sexy
Irlandés: quiero estar ahí :(
Clover: habrán más fiestas, estudia y se buen chico
Irlandés: pero me gusta ser malo y a ti te encanta cuando lo soy
Irlandés: y oye, mi trébol! Me arde el arañazo de la nalga, salvaje
Clover: ups!
Camino hacia la cocina preparándome otra bebida y casi escupo el trago cuando me llega una foto de su culo desnudo frente a un espejo y en efecto veo el profundo arañazo rojizo ¡Soy una salvaje!
Clover: wowww lo siento, lo siento, me emocioné demasiado pero es que me estabas follando tan delicioso que me volví loca
Irlandés: disculpas aceptadas
Clover: gracias por la foto culo
Irlandés: siempre que quieras ;)
Quedándome en la cocina y bebiéndome de a poco mi trago, comienzo a intercambiar mensajes con él que me tienen sonriendo y sacudiendo mi cabeza. Callum es tan peculiar. Guardo el teléfono cuando me dice que debe volver a su estudio y bebo lo que resta de mi trago.
Me sirvo otro trago cuando me doy cuenta de que no estoy sola, que de hecho otra chica se encuentra enfocada en su teléfono.
—Hola, Lindsay —saludo, porque recuerdo su nombre,
Me siento un poco culpable de que todo lo recuerdo es que es la novia de Jagger...Aunque también es estudiante de derecho ¿Cierto? Eso hace que tenga sentido que esté aquí porque hay muchos de esa escuela en esta reunión privada.
Alza la vista y parece que tampoco me reconoce de inmediato, pero luego una sonrisa de reconocimiento aparece. Acorto la distancia entre nosotras y nos damos un torpe asentimiento porque amigas no somos y apenas si hablamos en esa fiesta hace un tiempo. Cómo aquella vez, tiene un aire dulce y tímido rodeándola, transmite calidez y es bonita de una manera sencilla y poco llamativa cómo si no quisiera llamar demasiado la atención.
—Me encanta tu delineado, cada vez que lo intento termino haciendo un desastre —Me confiesa—. De hecho no soy buena maquillándome, Maddie intenta enseñarme, pero no creo tener ese don.
—Mi madrastra me enseñó y con el tiempo ella dice que la alumna superó a la maestra —Sonrío—. ¿Tienes mucho rato en la fiesta?
—Sí, pero estaba afuera con unos amigos de la clase. Las fiestas no son mucho mi ambiente, pero me di cuenta de que debo ser más sociable con mis amigos y no solo salir cuando sea con Jagger —Se encoge de hombros—. Así que estoy esforzándome en eso.
»Al menos esta no es una fiesta salvaje y la cocina es cómo un refugio cuando me siento abrumada —Sonríe de costado—. Sueno tonta ¿Verdad?
—Para nada, me parece entendible que no te gusten las fiestas. Bien por ti que lo intentas, pero si decides que definitivamente no lo aguantas, no te sometas a ello.
—Lo mismo me dice Jagger, pero ¿Sabes? A él le gustan las fiestas y me siento mal cuando por mi culpa no va porque me siento insegura cuando lo hace sin mí, no es que él me dé razones para ello, pero está en mí sentirme así.
Asiento porque hace unos años fui así, demasiado insegura sobre un chico, pero la diferencia es que lo nuestro era casual y por ello me enfermaba la idea de que si no estábamos en las mismas fiestas él podría ir a otras y no podría decir nada porque ni siquiera establecimos exclusividad.
Si fuésemos más cercanas le diría que sin confianza las cosas son difíciles y que si siente que Jagger no es el problema y que sus inseguridades están muy arraigadas en ella, tal vez debería estudiarse y encontrar la manera de poco a poco mejorar. A mí me costó entenderlo en su momento, pero ahora mírenme, tengo algo de control sobre ello.
—Perdona que te diga todo esto —Se ríe de manera incómoda.
—No te preocupes, no tengo problema en escucharte siempre que te sientas cómoda hablando de ella.
Hace una pausa cómo si sopesara mis palabras. No tengo muy en claro que es lo que transmito, pero las personas siempre terminan contándome su vida, especialmente amorosa, incluso cuando no pregunto,
—A diferencia de mí, Jagger está bien con que esté de fiesta sin él, de hecho me pregunta si me divierto y le contenta que salga con amigos —Arranca de manera distraída la etiqueta de la botella de cerveza que sostiene— y me hace sentir rara.
—¿Qué esté confiado sobre ti? —Tanteo.
—Suena estúpido, pero me hace cuestionarme si no me quiere, si en el fondo quiere deshacerse de mi de a ratos para hacer otras cosas o porque no me quiere de la manera en la que yo lo hago.
Doy un largo trago a mi bebida haciendo tiempo para responder. Ésta chica necesita conversarlo con alguien especializado porque creo que hay serios problemas de inseguridad y dependencia emocional o alguna otra cosa. Ir a terapeutas no significa que estés loco, lo digo por experiencia, y siento que todos deberíamos acudir a uno alguna vez en nuestras vidas.
—Mi novio —digo con lentitud encontrando que decir— tampoco pudo venir a esta fiesta y está de lo más relajado en su casa estudiando ¿Y sabes que me dice eso? Que confía en mí, que respeta mi independencia y espacio. No digo que tengas que sentirse así, pero tal vez puedas verlo desde otra perspectiva.
He visto a Lindsay con Jagger y no me queda duda de que el chico la quiere, presencié su iteración la otra noche y hasta dónde sé no hay ningún rumor de que le ponga los cuernos aunque supongo que ofertas deben de llover porque en serio Jagger es difícil de ignorar visualmente.
Ella no parece convencida de mis palabras, pero asiente con lentitud.
—Me gustaría estar en este momento con él —suspira—. Desearía que estuviese aquí, pero está en su fraternidad sin hacer nada, es incapaz de decir que vendrá aunque le dije que lo extrañaba.
Amiga, está dándote espacio, deja que socialices porque claramente quieres pasar cada segundo de tu vida a su lado. Eso es lo que pienso, pero digo otra cosa:
—Tal vez no quiere invadir tu espacio.
—O no me quiere lo suficiente o lo harté, lo arruiné y no quiere decírmelo.
Quiero huir de esta conversación porque no sé qué decir y tengo miedo de decir lo equivocado. Reconozco la canción que comienza a sonar y le sonrío aprovechando la oportunidad que se me ofrece.
— ¿Quieres salir y bailar? Amo esa canción.
—No, creo que me quedaré aquí enviando unos mensajes —dice sacando de nuevo su teléfono y suspirando.
Tengo un duro momento sobre irme y dejarla así, pero puesto que estoy siendo ignorada al final salgo, encontrándome con Stephan que me invita a bailar y a quien luego acompaño afuera para que fume un cigarrillo junto a Maida. En líneas generales, la fiesta resulta agradable y nada escandalosa, me rio y la paso bien. Stephan se encarga de llevarme a mi residencia junto a Edna y caigo en un sueño inmediato del que solo despierto horas después cuando la alarma de mi teléfono suena.
¿Por qué puse alarma?
Ah sí, porque quería correr en la mañana en lugar de las tardes porque me doy cuenta que esas son las horas en las que Callum y yo podemos reunirnos cuando no estamos enfrascados estudiando ahora que faltan meses para cerrar el semestre, nuestro tercer año.
Consigo despertarme y alistarme para luego rogarle a Edna que se una a mí. Y aunque mi amiga tiene el tipo de genética y metabolismo que la hace súper delgada y no le permite aumentar de kilos cómo desea, de mal humor se une a mí, sin embargo, me tiene frustrada porque se queja y trota bastante lento.
—Quiero desayunar y volver a dormir ¡Hoy es sábado, Clover! —dice entre jadeos—. Quiero dormirme, por favor, déjame ir.
—¡Vamos! Otra vuelta.
—Eso dijiste hace diez minutos...Por favor, deja de ser una tirana y devuélveme a mi amiga.
Jadea y se detiene, inclinándose y apoyando las manos sobre sus rodillas. Troto a su alrededor.
—Pido pausa o vomitaré, siento nauseas, es en serio, Clover, me voy a morir si continúo.
—De acuerdo, espérame en la cafetería, hago esta vuelta final y te alcanzo.
—Gracias por tener piedad —Me muestra el pulgar mientras continúa jadeando.
Le doy una palmada en el culo que tiene y sobre el que ella misma bromea, y me permite bromear, antes de continuar mi trote pasando junto a otros estudiantes. No soy la única juiciosa en su ejercicio matutino.
Una muchacha viene de frente y me sacude la cabeza jadeando.
—Camino cerrado —Me advierte— ¿Quién cierra esa curva un sábado? Arruinan todo.
—Gracias —Alcanzo a gritarle mientras se aleja por el otro camino y ella hace un gesto con la mano.
No quiero que piense que la sigo, pero sí lo hago copiando su ruta que de hecho es más corta que la que suelo hacer. Jadeando piso firme en cada paso hasta que tropiezo con algo, pierdo el equilibrio y caigo al suelo lastimándome las manos y rodillas.
—Maldita sea —siseo porque duele.
—¿Me estabas siguiendo? —pregunta la voz de la chica.
Alzo la vista y la encuentro de pie con las manos en la cintura y sacudiendo la cabeza.
—Fue demasiado fácil —Sonríe—. Diviértete, Clover.
Un escalofrío me recorre cuando comienza a alejarse trotando y me doy cuenta de que estoy en un lado del edificio solitario y definitivamente hay alguien más.
Intento levantarme, pero un zapato se clava con fuerza contra mi espalda.
—Se supone que no puedo tocarte, estás protegida y toda esa mierda, pero ¿Quién lo sabrá? Solo una vez, Clover. Una vez y me habré ido.
»Por culpa de imbéciles tengo que irme, pero antes de irme te dejaré un recuerdo. Lo has estado deseando.
Por un momento tengo los ojos muy abiertos y el terror me invade, pero luego hago lo que no hice las otras veces: grito, queriendo alertar a todos de que Bryce me tiene inmovilizada en el suelo.
Holaaaa, espero se encuentren bien y hayan tenido una linda semana, amorcitos.
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Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
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