32. Mi irlandés
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Mi irlandés.
Clover.
Confío en Callum, pero eso no significa que esto no sea una puta locura que me tiene conmocionada, aterrorizada y demasiado curiosa para mi propio bien.
Mantengo la vista en el hombre con el cabello color rubio sucio – no sé si eso cuenta cómo color – ojos azules demasiado vívidos y altura imponente. En serio, es muy alto, más que Callum y teniendo en cuenta que mi irlandés mide tal vez 1.80, eso dice muchísimo de este señor...Atractivo, seductor y misterioso.
Yo de verdad no quería enfocarme demasiado en su aspecto físico porque estoy asustada y cuando las personas tienen miedo no tendrían por qué perder el tiempo en detalles tan superficiales, pero mientras él hablaba y explicaba la precaria situación, mis ojos deambularon detallando, curioseando y analizando la imponente presencia del tío peculiar de Callum.
Tengo buen ojo para reconocer las marcas de las ropas y sé que su traje está valorado en mucho dinero y que tiene que ser a la medida por la forma que abraza sus músculos, porque en serio el tipo tiene muchos de esos, pero consigue verse elegante de algún modo. No es hermoso, pero resulta atractivo de una forma magnética y ¡Joder! Es muy sexy, en serio, lo es y eso me enoja, la gente mafiosa no tendría que ser así, es demasiado peligro.
— ¿Clover? —La voz de Callum, llena de preocupación, junto a sus dedos en mi barbilla me hace verlo—. ¿Qué piensas? Todo tu silencio me está volviendo loco.
—Loco ya estás —respondo y frunzo el ceño recordando la cantidad insana de información que el tío sexy me ha soltado sin ningún tipo de anestesia o compasión.
—Pareces enfadada.
—Lo estoy. Él ha venido a soltar que Bryce es un maldito mafioso, un violador en serie ¡Una basura! Y que nos cuida, pero no puede tocarlo y...Estoy agradecida, pero también estoy enfadada con toda esta situación.
A veces me pregunto si de no haber ido esa reunión con Oscar aquella noche las cosas serían diferentes, pero nunca lo sabré y para este punto, recordando que Bryce sabía mi nombre, tal vez siempre me vio solo que no lo supe hasta que él así lo quiso.
Y antes de mí hubo otras y si ahora no soy yo ¿Habrán más? Es enfermizo.
—Si no soy yo, entonces ¿Quién será? —pregunto, viendo con fijeza a sus hermosos ojos verdes—. Es lo que me hace sentir mal, que estoy protegiéndome, pero otras chicas en el Campus corren peligro.
—Y lo entiendo ¡Duendes! Me carcome también, pero ¿Sabes que me mata? Imaginar que te lastima, que te hace algún daño irreparable —Ahora sus palmas me acunan el rostro—. Me importas demasiado, Clover, tanto que incluso si me jode y asquea que él siga caminando en el Campus, puedo respirar sabiendo que estarás bien.
Nos sostenemos la mirada e intento darle una sonrisa, hay que admitir que sus palabras me han llegado.
—Eres lindo —murmuro y él me da una media sonrisa.
—Lo sé —Deja un beso en la comisura de mi boca antes de recarga su frente de la mía—. ¿Estás de acuerdo en aceptar la protección de mi tío?
Me pone incómoda que haya tantas condiciones para Callum con respecto a este pacto, no es que cambie demasiado teniendo en cuenta que en sus planes ya se encontraban estar fuera de Inglaterra tras graduarse, pero la idea de que tenga que hacerlo si o si, por protección durante un par de años, me hace sentir nerviosa porque jamás quiero que salga lastimado, pero siendo razonable, supongo que el universo nos habla y es bondadoso dándonos esta salida y esta oportunidad de protegernos. No es que esto me vaya a volver una mafiosa ni parte de lo que Callum llama la MI porque en primer lugar, ni siquiera soy irlandesa para ser aceptada, porque creo que ellos son un poquitín nacionalistas o eso decía la poca información no confirmada que encontré en internet, tal vez debería meterme en los lados oscuros de la red para obtener información real, pero cómo no quiero amanecer muerta lo mejor es quedarme con la duda.
—Estoy de acuerdo —susurro finalmente y mis palabras hacen que Callum exhale con alivio.
Pienso en la manera en la que atacaron a Callum en el Campus, su encuentro hoy con Bryce y no me queda ninguna duda de que en este momento, esta es la salida que luce mejor para nosotros.
—No tengo mucho tiempo —dice la voz del señor mafioso.
Callum se hace a un lado permitiéndome una vez más darle un vistazo al hombre que nos ve con las manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón de vestir y una expresión de indiferencia en el rostro.
Está bastante claro que yo podría darle igual porque soy una desconocida, pero algún tipo de afecto debe de tener por mi irlandés porque solo hay que prestar atención a que viajó por él y pensó en la solución idónea para no armar una guerra, pero que le permitiera proteger a su sobrino.
—Clover está a bordo con tu plan —dice Callum y él asiente sin importarle mucho, creo que ya intuía que aceptaríamos todo esto.
—Bien, me encargaré de ello antes de irme y por favor la próxima vez que intentes ahogar a alguien, asegúrate que no sea un miembro de alguna Organización importante y que tampoco hayan muchos testigos.
—En realidad espero no tener que intentar ahogar a alguien de nuevo.
—Lo tienes en ti —Le da una pequeña sonrisa—. Esos instintos oscuros al querer protegerte y a los que te importan. Es una pena que le prometiera a tu papá que nunca aceptaría a ninguno de ustedes en esta vida.
»Aunque supongo que el mundo necesita de policía científica cómo tú, un criminalista honorable con un poco de desvío capaz de pensar cómo un criminal para obtener todas las perspectivas —Su sonrisa crece—. Sin embargo, también podría servirme para el futuro, ya sabes ¿Cómo lo llamas tú? "Un favorcito."
Luego su mirada se desplaza hacia mí con intensidad, entrecierra los ojos.
—Supongo que también me sirven de favorcitos los médicos forenses teniendo en cuenta a cuántos individuos dejo sin respirar.
Abro la boca no muy segura de qué diré al hablar porque me encuentro intimidada ni siquiera sé si está bromeando o si en unos años me buscará para un favorcito ¿Cómo es que mi vida tuvo este giro cuando era una divertida estudiante de tercer año dejando notas cuestionables en el auto de un irlandés?
— ¿Cuántos años tienes? —Es lo que termino por preguntar.
De todo lo que pude haber dicho, eso que nada tiene que ver con la conversación es lo que sale de mi boca. Siento la mirada de Callum y calor del bochorno embargarme, por suerte sé que no habrá sonrojos en mi piel, pero la vergüenza es real.
—Él no habla de su edad —Me dice Callum.
— ¿Treinta y tres? —pregunto, porque al parecer no puedo callarme, el tío peligroso solo me ve—. ¿Treinta y cinco?
—Clover... —murmura Callum y quiero callarme, pero no puedo.
— ¿Treinta y siete? Vale ¿Tal vez cuarenta? Pero te ves menor que eso —No hay respuestas—. ¿Cuarenta y cinco?
Sigo recitando cifras y solo logro callarme cuando el mafioso alza la mano exigiéndome que cierre la boca, pero ¿Es que me he vuelto loca?
—No puedo creer que viajara de Irlanda para salvarlo a él y también a ti, ambos son un desastre vergonzoso —Mira de Callum a mí—. Necesito irme ¿Tienen alguna duda de lo que ya he dicho?
—¿No puedes hacer más? —De nuevo soy quien está hablando—. Quiero decir, te agradezco esto, pero no puedo evitar sentirme mal de estar a salvo mientras alguien más ocupa mi lugar en el Campus y...
Me voy callando a medida que da pasos lentos hacia mí. Hay que admirar que Callum se pone de inmediato a mi lado y sé que si las cosas se pusieran peligrosas, él no me abandonaría o dejaría en manos de su tío.
— ¿Me parezco al gordo viejo de navidad?
—Eh...No, señor Lorcan —respondo—, para nada.
— ¿Tengo cara de bondadoso?
— ¿Es una pregunta trampa? —pregunta Callum y su tío le da una rápida mirada antes de volver a mí.
—Es muy bonito que pienses que en el mundo todos serán buenos y que todos merecen ser felices, pero aterriza, señorita. El mundo es cruel, jodido y peligroso. Si no eres tú, siempre será otro.
»Si no es Bryce son los miles de Bryce del mundo. ¿Lo que te está sucediendo? ¿Lo que le pasa a mi sobrino? Ni siquiera es mi asunto y responsabilidad, no creo que alcancen a comprender tú o tú —Asiente hacia Callum— todo lo que tuve que hacer para darles una protección, claramente no saben cómo funciona este mundo.
» ¿Quieren una bala en Bryce? ¿Qué piensan que pasará si eso sucede? ¿Tienen el coraje de enfrentar el inicio de una guerra en nombre de ustedes? Porque en el momento en el que ese mierdecilla deje de respirar para que no les haga daño, todo será un caos, una guerra y los cazarán. Eres importante, Call-me, pero lo eres para mí, no para toda una mafia que desconoce quién eres.
»Le dirían adiós a sus estudios para buscar refugio, sus vidas cambiarían y en un lugar de estudiar muertos en una morgue —Me mira— tendrías que enviarlos a la morgue para no ser tú quién entre con los pies por delante —Me da una sonrisa fría—. Entonces ¿Estás dispuesta a que yo haga más, señorita?
Esta vez cuando abro la boca es para dejar ir un resoplido. Bueno, funciono mejor con la molestia que con la vergüenza.
—Sé cómo funciona el mundo, no soy un florecilla resguardada de los males. Desde luego no estoy familiarizada con el mundo dedicado al crimen ni mafias, pero sí con muertes violentas que he estudiado y sé lo que sucede en todo el mundo, por si no lo sabe mis raíces son precisamente de un lugar que vive día a día en conflictos sociales y políticos que terminan brutales asesinatos. Un lugar plagado de terrorismo.
»Sé que el mundo no es esponjoso y azúcar, tampoco espero que todo sea bondad, pero no puedes juzgarme por no ser una mierda esperando estar feliz y aliviada de que el horrible destino que había para mí pase a manos de alguien más.
»Sé que hay miles de Bryce en el mundo y no te estoy pidiendo que vayas por ellos, no olvido que también eres un tipo malo —Le doy el intento de una sonrisa, es difícil parar ahora que estoy hablando—, te estoy preguntando si no se podría hacer más por éste Bryce en concreto que mandó a asesinar a tu sobrino y que hizo que hoy estés aquí.
»Tampoco te pedí que le pusieras un bala o lo asesinaras, y con lo inteligente que eres estoy segura de que conoces más de una opción para alejarlo sin derramar sangre. Solo hice una pregunta que tal vez te parece tonta, pero tendrás que disculparme, no estoy acostumbrada a tratar con personas dedicadas al crimen, señor.
Hay unos tensos segundos de silencio y luego siento la mano de Callum tirando de la mía, lo próximo que sé es que su boca está contra la mía mientras ubica una mano en mi cuello, pero ¿Qué carajos? Ni siquiera es un beso discreto, su lengua está en mi boca y es duro. Cuando se aleja estoy aturdida ¿Qué fue eso?
—Lo siento, pero es que verte ser así de estúpida, pero valiente, me emocionó demasiado.
Ni siquiera sé qué decirle, Callum siempre es demasiado inesperado.
Hay un aclaramiento de garganta y dándole de nuevo mi atención a la autoridad en el lugar, noto que de hecho tiene una sonrisa ladeada.
—Así que no matarlo, pero hacer algo —musita con lentitud—. Ya veremos, señorita. Y mi sobrino tiene razón: eres estúpida.
—Oye, tío, no me quedaré callado mientras...
—Sh, sh, cállate, jaguar —Cierra la mano en el aire cómo si lo cortara y sin quitarme la mirada de encima—. Eres estúpida, pero tienes agallas y eso resalta más.
»Call-me, ven conmigo un momento —exige alejándose.
— ¿Estás bien? —Me pregunta Callum buscando mi mirada.
—Sí, de una manera perversa él me agrada aunque me asusta —confieso—. Estoy bien, creo.
—Lamento que tengamos que hacer todo esto, pero parecía...
—Lo ideal, lo sé. Fue una buena decisión —Dejo un beso en su barbilla—. Ve con él, parece tener prisa.
Creo que busca en mi mirada alguna señal que confirme que no me voy a volver loca y luego suspira antes de dejar un beso en mi frente y caminar hacia su tío.
Veo alrededor de este apartamento pequeño, pero lujoso que no está amueblado, no queda muy lejos de la universidad y pese a que dos hombres andan con Lorcan, no vi más seguridad ni tampoco que tuviese intenciones de ser discreto, tal vez eso es lo que quiere, que nos vean con él.
Enfoco mi atención en el rubio y pelirrojo conversando. Él tiene una mano sobre el hombro de Callum, quien asiente con lentitud, luego Lorcan le palmea el hombro y retrocede mientras mi irlandés viene a mí.
—Vamos, volvamos a la universidad.
—Pero no tenemos auto.
—Afuera hay alguien que nos llevará —Me asegura tomando mi mano.
— ¿Ya está todo dicho? ¿Estaremos bien?
—Él nos dará su protección al decir que no pueden tocarnos, pero es importante no olvidar que Bryce es un hijo de puta loco así que solo resta a esperar que lo entiendan, que el tío actúe rápido para que pronto esté fuera del Campus y que tú y yo tampoco bajemos la guardia a su alrededor.
—De acuerdo —Dejo que me guíe hacia la puerta.
En última instancia volteo, encontrándome con la mirada azul de Lorcan, le hago un gesto torpe de despedida con la mano y en respuesta él hace una pistola con los dedos fingiendo dispararme. Qué simpático.
***
Hace dos días fue toda la reunión inesperada con el tío de Lorcan y aunque aún nos mantenemos alerta, hay un grado de tranquilidad en saber que nos respalda, me hace dormir mejor y estar un poco más relajada, cosa que nota papá y Valentina ahora mientras hablamos por vídeollamada.
—Estás enorme —Le digo a Valentina en la pantalla, papá ríe—. Quiero decir, es en un buen sentido, que el bebé está muy grande.
—Lo sé —Ella sonríe—. Es raro, pero supongo que toda la cosa de dar vida lo compensa.
Tiene que ser extraño para ella, tenía uno de esos cuerpos súper tonificados que no crees que sean reales y los cuestionas, pero me consta que llevaba una vida saludable y hacía ejercicio de manera regular. Ahora además de tener una panza enorme, también tiene unas mejillas sonrojadas encantadoras y más grasa corporal en casi todos los lugares que antes estaban firmes. Ama todo el asunto de ser mamá, pero también es muy válido que muchas veces llore sintiéndose extraña con su cuerpo.
De igual manera es válido que se queje de malestares del embarazo y que a diferencia de otras personas con sus propias experiencias, establezca que estar embarazada no es bonito ni la mejor etapa de su vida. Es su vivencia, supongo.
—Estar embarazada no es cómo lo mostraban en las redes —Me asegura arreglándose el cabello de nuevo en una cola—. No veo la hora en la que nazca.
—Ya queremos conocerlo —dice Papá inclinándose y dejando un beso por encima de su ombligo—. ¿Vendrás para el nacimiento, cariño?
—Pero por supuesto, ya quiero conocer a mi hermanito.
Hay un toque en la puerta y sonrío con entusiasmo sabiendo de quién se trata.
—Ese es mi amigo Callum, les dije que quería que lo conocieran.
— ¿Amigo? —Papá enarca una ceja y yo ruedo los ojos poniéndome de pie.
—Ahora vuelvo, iré a abrirle la puerta.
Salgo de la habitación y debido a lo diminuto que es el lugar, no tardo en abrir la puerta y encontrar a Callum con el cabello algo humedecido, algunas gotas de agua en la ropa y una caja de pizza en la mano.
—Comenzó a llover justo cuando llegué —Me dice inclinándose y dejando un beso suave en mi boca—. Hola, mi trébol.
Cierro la puerta y lo insto a seguirme a mi habitación en donde puedo escuchar a papá y Valentina conversando. Me dejo caer en mi cama y él se mantiene paralizado en el marco de la puerta con la caja de pizza en la mano.
— ¿En dónde está tu amigo? —pregunta papá cuando me ve volver.
—De pie en la puerta, creo que piensa que esto es una emboscada porque no le avisé.
— ¡Claro que no me avisaste! —Se remueve en la entrada—. ¿Es tu papá? —gesticula y asiento.
— ¿Te pondrás tímido?
—Para nada —Me sonríe y se adentra a la habitación, sentándose a mi lado y dejando la caja de pizza en mi regazo.
»Hola, señor Mousavi, soy Callum Byrne, Irlandés de sangre pura, pelirrojo natural y buena persona —Sonríe a la cámara—. También hola para ti, Valentina ¿O te llamo señora Mousavi? Estás encantadora con tu embarazo, Clover me dijo que te falta poco para dar a luz.
»Quiero aclarar que esta es la primera vez que estoy en la habitación de Clover —asegura y obvio nadie le cree.
Ha estado en mi habitación antes, ejemplo cuando se quedó la noche del día del encuentro con su tío e hicimos cosas muy sucias.
—Qué alegría conocerte, Callum, Clover me ha hablado de ti —dice Valentina con una gran sonrisa.
—A mí no —Corta papá con sequedad.
—No mientas, Ehsan —Lo reprende ella haciéndome sonreír—. Clover te ha hablado de su amigo Callum.
—Muy poco —cede papá.
—No seas celoso —Lo reprendo.
—Cuéntanos de ti, Callum, no seas tímido —Pide Valentina ignorando los celos de papá.
—Él no es nada tímido —aseguro y para confirmar mis palabras, Callum se aclara la garganta antes de hablarles cosas triviales de él.
Papá es incómodo socialmente, ni siquiera es personal, hay que recordar que nuestras llamadas telefónicas consisten en su silencio incómodo y que en persona es torpe emocionalmente, así que aunque murmura pocas palabras y Valentina hace toda la charla, él parece interesado y tranquilo con la presencia de Callum en mi vida.
De igual manera no es tonto y ha de saber que la cosa de "es mi amigo" significa más que eso, solo que aún no le digo "es mi novio", guardo la bomba para cuando conozca a Callum en persona.
Así que durante un largo rato, Valentina está riendo mientras conversa con Callum y es bueno que papá no sea celoso o inseguro en ese aspecto, porque ella no deja de reír y decir que él es encantador y que le alegra que sea mi amigo. Puede que ella sea solo unos pocos años mayor que yo, pero actúa igual que una madre vergonzosa agradeciéndole por estar en mi vida.
—Bueno, los dejamos para que puedan comer y así yo reposo un poco. Esto de estar embarazada es horrible —Nos dice—, creo que este será el único bebé, ya tenemos nuestra bebé mayor —Me arroja un beso refiriéndose a mí.
—Descansa, los amo mucho, espero verlos pronto. Estaré en casa para el nacimiento.
—Aquí te esperamos, cariño —Papá me sonríe y luego le da un asentimiento a Callum con seriedad—. Hasta luego, Callum.
—Nos vemos pronto, señor Mousavi. ¡Besos, Valentina!
—Chaito, irlandés —Sonríe ella y luego la llamada finaliza.
Hay unos cortos segundos en el que simplemente vemos la pantalla frente a nosotros, luego él me da un ligero empujón en el hombro.
—Me amaron —Hay un aire de suficiencia en su voz y cuando volteo a verlo, está sonriendo con arrogancia.
—No vayas tan lejos —Me rio abriendo la caja de la pizza y tomando un trozo.
—Es la verdad, ahora quieren que te cases conmigo y sea parte de la familia Mousavi.
— ¡Callum! —Me rio más fuerte—Eres un exagerado.
—Solo digo lo que percibí, me dieron esas vibras de amor —Toma un triángulo de pizza.
—Muy perceptivo de tu parte —musito antes de morder mi trozo de pizza.
— ¿Cómo vas con tu dolor?
Hago una mueca ante su pregunta. Mi regla vino en la madrugada y cómo sentí que me apuñalaban los ovarios, me vi en la necesidad de escribirle a Callum quejándome de ello, él lo aguantó y busco en internet artículos para ayudar a los dolores y luego se quedó hasta tarde hablando conmigo por teléfono hasta que el dolor me dejó dormir. También presenció en nuestra clase compartida, esta mañana, mi terrible humor; pareció sorprenderlo, pero sabiamente no lo comentó mientras todo me molestaba. Y cuando hace una hora le escribí diciendo que de nuevo me apuñalaban los ovarios me dijo que estaría aquí cuando terminara un artículo para su clase y no mentía, porque aquí está.
—Tomé un calmante y ha ayudado, también ayuda ponerme calentita en las mantas —Muerdo, mastico y trago antes de volver a hablar—. ¿Sabes que ayudaría? Acurrucarnos.
—Cuenta con ello —dice agarrando otro triángulo de pizza —. Soy una zorra amorosa de acurrucarse.
— ¿Sabes por qué celebro que me bajara? Porque no estoy embarazada luego de nuestra primera vez.
— ¡Salud por eso! —Brindamos con la pizza y ambos reímos.
»No quiero sonar imbécil por esto que voy a decir, pero imaginaba a Valentina diferente.
— ¿Piel trigueña, cabello negro, tetas grandes, curvilínea y bailando? —Contengo la risa porque las mejillas se le sonrojan—. Ese es el estereotipo más vendido de las latinas.
»Pero sí, no todas son así. Las personas siempre se sorprenden cuando dice de dónde es, cómo si no pudiese serlo por ser rubia de ojos azules.
—Es que esa siempre es la imagen que venden, me arrepiento de haber pensado así, pero hoy aprendí algo nuevo.
—Me alegra, en este mundo hay más estereotipos de los que notamos y a veces ni nos damos cuenta que caemos en ellos.
Continuamos comiendo, la pizza está deliciosa y la conversación es entretenida. Es difícil que con Callum haya silencios, él siempre tiene algún tema de conversación, es cómo si su mente no parara.
—Maida estuvo en mi casa.
— ¿Haciendo qué? —pregunto enarcando una ceja.
—Pasó el rato hablando con Stephan en el sofá, los vigilé...
—Los espiaste —corrijo y se encoge de hombros sin culpa.
—Pero solo hablaban sobre teorías sexuales y aunque se tocaron no era nada sexual, fue raro. Sentí que veía un juego previo que no era un juego previo.
—Ella está viendo a alguien.
Que estoy segura de que pronto acabará o tal vez el tipo esta vez sea alguien que valga la pena y la valore lo suficiente para que ella decida continuar.
—Stephan también ha estado follando a muchas. Así que ni idea de su rara amistad... ¿Quieres el último pedazo de pizza?
—Mi héroe —suspiro tomando la última pieza del cielo y él ríe cerrando la caja y llevándola a la sala.
Cuando regresa, ya he terminado de comer y trae dos botellas de agua. Un rápido viaje al baño y minutos después, estamos con las luces apagadas y acurrucados debajo de mis mantas. Su mano se encuentra dentro del suéter, que le he robado antes de meterme a la cama porque es calentito, acariciando arriba y abajo con suavidad sobre mi vientre.
Aún tengo una pequeña lucha conmigo misma cuando toca, besa o es cariñoso sobre el área abdominal de mi cuerpo, pero poco a poco estoy mejorando en ello.
—Tengo panza normalmente —rompo el silencio—, pero cuando estoy en mis días parezco embarazada de lo inflamada que me pongo.
—Si crees que pareces embarazada tal vez deberías aprovechar de ir a todas partes y decir "estoy embarazada" para obtener alguna ventaja —Aconseja haciéndome reír—. Tonta, sabes que es normal que te inflames de esa manera.
» ¿Sabes lo que hacía Moira? Nos decía que la cigüeña había venido a dejar nuestro próximo bebé en su panza y por eso debíamos complacerla. Kyra nos decía que no debíamos creerle, pero yo tenía mis dudas y cedía hasta que mamá o papá la reprendían.
—Todas sabemos que es normal inflamarnos, pero eso no hace que nos sintamos a gusto con ello. Son días incómodos y fastidiosos —comento de manera gruñona, porque en serio detesto estos días de desangramiento.
Callum se acurruca más contra mi espalda y deja un beso en mi hombro. No recuerdo haberme acurrucado alguna vez así con algún novio menos estando en mis días y se siente increíble. No puedo evitar recordar las palabras de Edna sobre que estar menstruando era una prueba de idiotas porque no todos se quedan o se sienten cómodos. Yo tenía razón, Callum no es un idiota y se súper confirma cuando comento sobre ello en voz alta y lo que haces es reír.
—Es un ciclo normal y para mí es demasiado cotidiano. Crecí con tres hermanas, perdí la cuenta de cuántos viajes hice a la farmacia para hacer sus compras ¿Y en la escuela? Fui el llamado de emergencia de Kyra y Moira muchas veces, las encontraba encerradas en el baño esperando que encontrara alguna solución.
» ¿Y Arlene? La primera vez que le bajó estaba en la escuela y me llamó desde la oficina del director diciendo que ya sangraba y necesitaba un pantalón súper urgente porque la escuela estaba reprimiendo el mostrar libremente que era una mujer que se desarrollaba.
—Wow —Me rio.
—Lo sé, una locura, pero el punto es que estoy familiarizado con ello y cómo las tres son tan diferentes, conviví con diferentes tipos de reacciones. ¿Tienes idea de lo que es tener tres hermanas con ciclos menstruales diferentes? Siempre vivía rodeado de síntomas premenstruales, era cómo estar en una eterna casa llena de menstruación.
»¿Y mamá? No entiendo por qué no le da la menopausia, es la peor. Se pone súper malvad gruñona, siempre intentábamos huir porque era cómo si una nube gris estuviese con ella durante sus días.
—No siempre me pongo de mal humor, pero tengo que admitir que esta mañana lo estaba.
—Me di cuenta —Su pulgar acaricia debajo de mi ombligo.
—Lo siento, no quise ser odiosa contigo, pero estaba irritada, al menos no me puse llorona, a veces me pongo muy sensible, además me dolían los pezones, eso también se pone sensible.
— ¿Algo más? —pregunta con diversión.
Giro para estar frente a él y debido a que estamos compartiendo almohada nuestros rostros se encuentran muy cerca, su mano se mantiene en mi vientre.
—Yo...
— ¿Tú? —Me insta con una sonrisa.
—No ahora que tengo dolor, pero luego tiendo a ponerme caliente con rapidez. No lo entiendo muy bien, pero pienso en tener sexo...No es que te esté pidiendo que lo hagamos cuando pase el dolor, porque entiendo si no es lo tuyo...
—La verdad es que nunca lo he hecho así —Parece pensativo—. Suena cómo que se haría un lío en las sabanas, habría que hacerlo en el suelo o tal vez de pie... ¿Inclinarte contra el escritorio?
— ¿No te asquea?
—Lo estaría metiendo en el mismo lugar de siempre, con extra humedad. No sé qué tanto desastre hace ni tampoco qué me parezca, pero intentarlo está bien, ya luego vemos si nos gusta.
—No deja de sorprenderme cómo siempre escuchas todo lo que tengo para decir y cómo no me avergüenza hablarte de cosas que quiero intentar o que pienso.
—Y a mí me encanta, porque todo lo que percibo es que confías en mí —Se acerca dejando un beso en la punta de mi nariz—. ¿Ves todo lo que nos íbamos a perder si no nos reuníamos en esa fiesta del amor en San Valentín?
—Puedo verlo —Le sonrío—. No estaría en esta cama con mi irlandés.
—Y yo no estaría viendo fijamente la belleza mi trébol. Mi tontita de las notas.
—Tú solo...Me encantas mucho.
—También me encantas, demasiado ¿Y sabes que también me encanta? —Sacudo la cabeza en negación y se incorpora inclinándose su cuerpo hacia mí, hasta que su rostro está muy cerca—. Esa boquita tentadora que está gritando por mis besos en estos momentos.
— ¿Ah sí?
—Sí, tu boquita clama por la mía ¿Y quién soy yo para negárselo?
Sonrío, pero luego su boca está sobre la mía y estoy siendo arrastrada por una sesión de besos lenta y dulce que me tiene encogiendo los dedos de los pies y suspirando contra su boca. Me vuelve loca mi irlandés.
Cómo me gustaría que estuviésemos así siempre, pero ya sabes, la realidad siempre llama a tu puerta y nosotros no somos la excepción.
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