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3. Bienvenido a la fiesta del amor.


Bienvenido a la fiesta del amor.

Clover.


—Clover ¿Estás bien? Tu piel canela pasión oriental está palideciendo —asegura Maida.

La mano de Oscar va a mi frente y sobre el pitido en mis oídos lo escucho decir "el cuerpo no presenta signos de fiebre, su temperatura corporal oscila entre 36.2", alejo su mano y lo escucho reír.

—Estoy bien.

Excepto que no lo estoy.

La profesora entra haciendo que poco a poco el ruido disminuya y mientras ella hace una charla casual sobre el tráfico, tomo mi mochila y reviso frenéticamente en busca de la nota que Maida me dejó, pero tal cómo lo esperaba no está porque esa tuvo que ser la nota que yo le dejé a Callum.

Porque solo saqué la nota doblada de mi mochila, porque no imaginé que mi amiga había dejado una, porque no intuí este desastre.

— ¿Qué dice tu nota? —Me inclino sobre Kevin para poder hablarle a Maida en voz baja— ¿Qué decía?

—Auch, me estás lastimando el muslo con tu codo —Se queja él, pero lo ignoro.

—Cosas sobre lo especial que eres, tu valor e importancia.

— ¿Nos sorprende su cursilería? —pregunta Oscar.

—No nos sorprende —responde Kevin—. ¡Auch, Clover! Saca tu codo de mí.

— ¿Pusiste mi nombre? —continúo ignorando al otro par.

—En serio, Clover, me lastimas —Se queja Kevin sacudiendo la pierna, lo ignoro y me afinco todavía más para no caerme.

—No, obviamente puse para mi canela pasión oriental —responde Maida con una amplia sonrisa.

Eso es casi tan malo cómo haber puesto Clover, porque todos los que nos conocen saben que esa es la manera en la que ellos me llaman debido a mi tono de piel. Soy el producto de la pasión y amor de una brasileña y un hombre de padres iraní que migró siendo bebé junto a ellos, los genes de papá fueron más fuerte y terminé siendo esta chica de piel acanelada y cabello extremadamente oscuro con ojos igual de oscuros, de mi mamá vino la exuberancia de mi cuerpo y mi estatura. Desde siempre mis tres amigos me apodaron cómo canela pasión oriental y todos lo saben...Y esa nota, oh señor celestial, esa nota se encuentra en el auto de Callum o en su poder.

Aunque...Él no me dijo nada, actúo normal y... ¡No sé nada! Bendita angustia, maldita torpeza y divinidad de los despistados ¿Por qué me permitiste este error?

—Clover ¿Estás bien? —pregunta Oscar con seriedad.

—Yo...Lo estoy, solo creo que perdí la nota de Maida y me siento culpable.

—Oh, no te preocupes, amor, te escribiré otra.

—Gracias —susurro dejando de clavarle el codo a Kevin y acomodándome en mi asiento.

—Gracias, malvada mujer —Masculla él—, tu codo casi me taladra la piel.

—Y a Kev solo le gusta que lo taladre yo —dice Oscar y los tres volteamos a verlo, sonríe de costado—. Es un hecho científicamente comprobado.

—Cuéntame más, por favor —suspira Maida y Oscar niega con su índice hacia ella—. Así no es divertido, amor.

Dejo caer la nota para Callum dentro de mi mochila y lucho contra la urgencia de ver hacia él ¿Ya leyó la nota? ¿Tengo oportunidad de solucionar esto?

La clase comienza y soy incapaz de escuchar lo que dicen pensando en si tengo algún chance de recuperar mi nota. Hago cálculos, teorías y suposiciones. Si dejé la nota antes de ir a almorzar con Edna y luego fui a almorzar rápidamente, poco tiempo pasó entre ese espacio. Luego vine al salón y Callum actúo tan normal o un poco coqueto cómo lo es siempre, cómo lo es con todos. Si su auto estaba estacionado ¿Por qué iba a moverlo? Su clase anterior la ve con Kevin (lo sé porque mi amigo me comentó que habían inscrito algunas clases en los mismos horarios) lo que quiere decir que estaba en el edificio desde más temprano y eso concluye en que tal vez no ha ido a su auto.

Tengo oportunidad.

Ahora solo necesito que la clase termine, la única razón por la que no salgo es porque necesito que me entreguen mi planilla y carnet para la práctica de mañana y firmar que la recibí. Estoy demasiado impaciente porque la clase termine y sin poder evitarlo le lanzo una mirada a Callum.

Sus brazos muy bien formados cubiertos de toda esa tersa piel pálida se encuentra cruzados a la altura de su pecho, sus largas piernas están estiradas y su vista está clavada en el techo, su perfil es increíble. Nunca pensé que me gustaría un pelirrojo, pero simplemente sucedió.

Vuelvo la vista al frente antes de que él note mi intensa mirada y trato de conectarme con lo que la profesora dice.

—Debido a un inconveniente dividiremos la clase en dos para esta práctica. El grupo a irá mañana y el b el día viernes —anuncia—. Se formarán equipo de tres y trataremos de hacerlo de manera equilibrada ¿Qué significa eso? Que procuraremos que hayan al menos uno o dos estudiantes de criminología y ciencias forenses en un mismo equipo porque el informe final debe ser muy detallado y tener perspectiva ambas perspectiva.

»Esta práctica es importante, por favor prepárense para ello. Ahora procederé a nombrar el grupo a y el grupo b.

A Callum le toca mañana al igual que Kevin y Maida, Oscar y yo quedamos para el día viernes lo que hace que no sienta tanta culpa de ir a una fiesta esta noche.

—Cámbiame el puesto —Pide Maida—. Le dije a mi abuela que podía llevarla al banco el viernes pensando que todos tendríamos la práctica mañana, por favor, canela pasión oriental, por favor.

—Eh...Claro —acepto sin dudar porque sé que no miente, no tengo problema con ello y estoy al pendiente de que me toque buscar la planilla y carnet para irme.

—Gracias, te amo.

Estoy al borde de mi asiento esperando que digan mi nombre y cuando lo hacen es cómo si un resorte estuviese en mi culo porque me levanto de inmediato sobresaltando a Oscar.

—Los veo esta noche en la fiesta del amor, debo irme.

—No sabía que ibas, Clover —dice Kevin—. Genial, ahí te vemos.

— ¡Cuídate, amor! —Me dice Maida en voz demasiado alta—. Te escribiré otra nota.

Asiento, alejándome para que no grite algo aún más incriminatorio y camino hacia las escaleras ¡Mierda! Tardé y el nombre de Callum fue mencionado por lo que está tomando el carnet y planilla antes de que yo y está saliendo del salón mucho antes.

Salgo del lugar y tropiezo con algún malhumorado al que le grito una disculpa. Veo el cabello rojizo sobresaliendo por su altura, pero sus piernas son más largas que las mías por lo que las posibilidades de sobrepasarlo no son muy altas y por si fuese poco, cuando llego a la entrada, no sé cómo tropiezo con alguien más y dejo ir mi planilla que vuela libre burlándose de mí, para cuando consigo atraparla y llegar al estacionamiento de la escuela: su auto ya se ha ido y yo quiero desmayarme.

***

— ¡Dios mío! Mi chica se ve caliente —Se emociona Edna—. Tu cuerpo es cómo un reloj, tienes curvas.

—También tengo grasa solo que estratégicamente ubicada, excepto aquí —tomo la grasa de mi estómago— y aquí —Me palmeo los muslos gruesos.

— ¡Por favor! Te ves cómo una jodida diosa sin importar eso. Mira nada más cómo llenas ese vestido.

—Lo lleno bien —admito porque no tengo problema en aceptar que me veo bien cuando realmente lo creo y esto es gracias a cada clase de confianza que mi madrasta Valentina me inculcó.

Cómo cada año, la gran fiesta del amor que se lleva a cabo en el campus exige que vistas de blanco o rojo y que lleves algo que simbolice el amor. Estoy llevando un vestido de mangas corta, cuello en V que deja un escote algo llamativo en mis abundantes pechos, ajustado y por debajo del muslo que me hace ver una figura de reloj de arena. Estoy usando unas bragas talle alto que hace que mi abdomen se vea menos hinchado y calzo unas sandalias de tacón corrido bastante cómodas que me elevaron a 1.67. Mi abundante cabello negro está recogido en una cola alta dejando unos pocos mechones libres y mi representación del amor son argollas con forma de corazón colgando en mis orejas.

—Eres tan buena maquillando, Clover, tal vez cuando te gradúes deberías maquillar a los muertos en lugar de abrirlos.

—Creo que nunca terminarás de entender que puedo hacer mucho más que autopsias, Edna.

—Mis escalofríos son reales —finge estremecerse.

—Tonta, escalofríos me dan a mí al pensar en estudiar para ser abogada —Me refiero a ella.

No me responde, en su lugar me hace a un lado para poderse ver en el espejo de cuerpo completo. Rubia delgada de pechos pequeños, trasero necesario para sentarse porque es muy nula su existencia, pero piernas kilométricas matadoras, labios carnosos – gracias al ácido hialurónico que le quedó increíble –, ojazos azules y cabello rubio en un corte recto debajo de su barbilla. Siempre le he dicho que se ve cómo una bruja mala intimidante y puede que lo sea si no le agradas, pero mayormente Edna es la persona más social, relajada y divertida que conocerás si le caes bien.

—Bueno, dejemos todo eso atrás y vayamos a nuestra fiesta, pero primero hay que aclimatarse —dice.

La veo servir tres dedos de vodka puro en vasos de vidrio. La única razón por la que Edna y yo compartimos una habitación de tres para nosotras nada más desde el primer año es porque su papá paga por ello, es súper paranoico sobre que convivamos con personas extrañas y no pusimos quejas a ello. Muchos de los estudiantes para el tercer año ya se han mudado a apartamentos cercanos al campus y comparten gastos, pero a Edna y mí nos gusta este ambiente estudiantil y estamos cómodas.

—Quita esa expresión de palo metido en el culo —Se queja dándome uno de los vasos— ¿Qué hay de malo si Callum se entera?

— ¿Qué no quiero que lo sepa?

—Debía suceder —Ella tiene que notar que soy seria sobre esto porque suspira—. Está bien, quizá aún no la lee o tal vez la botó, no todo está perdido. Debe haber alguna salida.

—Salida que pienso encontrar —Alzo el vaso hacia ella—. ¡Salud por eso!

— ¡Salud!

Arrugo la cara porque este vodka es muy fuerte y sabe barato, ella ríe y se encoge de hombros.

—Me lo regaló Enrique hace unas semanas —Me recuerda a su última aventura de una noche—. No está tan mal.

—No, está más que mal, está horrible.

— ¿Otro? —pregunta y extiendo el vaso.

—Otro.

***

La música es buena, el ambiente también y aunque resulta un tanto empalagoso ver tanto blanco y diferentes tonalidades de rojo, debido a la temática de la fiesta, todo resulta divertido; me hace sentir más en paz con el hecho de que podría estar estudiando en lugar de estar de fiesta, ni siquiera me siento incómoda por estar con un grupo de amigos que no es el mío.

Debido a su descarado coqueteo y el hecho de que ciertamente hay fuertes señales de que James y Edna lo harán hoy, apenas llegamos a la fiesta y él nos vio, nos arrastró al pequeño círculo de sus amigos. Así que ahora en la pista de baile mi amiga baila con él, mientras yo permanezco con Jagger, su novia Lindsay, un Chad que apenas acabo de conocer, una Marie y otras tres personas cuyos nombres no recuerdo. No es incómodo, pero tampoco es que estoy extasiada de estar en este círculo de desconocidos.

—Así que vas a la escuela de ciencias —La voz de Lindsay me hace voltear a verla, me da una sonrisa cálida—. Lo siento, tengo curiosidad.

—Todos siempre la tienen —respondo acercándome solo un poco más para que no tengamos que gritar demasiado al hablar—. Estudio ciencias forenses.

—Eso me dijo Jagger.

Cómo si intuyera que lo menciona, Jagger deja de hablar con uno de los chicos para bajar la mirada y sonreírle antes de darle un beso en la mejilla y luego uno en la boca. Ella rueda los ojos cómo si él la fastidiara, pero el sonrojo en sus mejillas y la sonrisa me hace saber que está encantada con sus mimos.

—La cosa es que suena escalofriante, no creo que yo sería capaz. Por eso no me especializaré en derecho penal, se ven cosas atroces en esa rama —Se estremece—. No sé cómo lo haces.

—Hay cosas bastantes horribles. Hay muerte a causas de enfermedades que a veces hacen tanto daño al cuerpo o muertes accidentales, pero son los crímenes violentos los que me hacen reafirmar que el problema no son los cuerpos de los fallecidos que estudio, el problema son los seres humanos muy vivos que generan precisamente esos resultados.

—Es una buena manera de pensarlo —Me dice—. Siempre he creído que el ser humano es perverso, solo que algunos decidimos vivir bajo el arco moral establecido sin actuar sobre nuestros instintos más oscuros y a otros tantos no les importa causar daños —De nuevo se estremece—. A veces solo siento miedo del mundo, parece que siempre seremos propensos a ser lastimados y eso da mucho miedo.

La veo detenidamente y más allá de lo bonita que es físicamente, es su postura, su manera de hablar, su presencia la que me hacen verla con fijeza. Hay una dulzura, amabilidad e incertidumbre en ella y me doy cuenta de que parece tener un lugar al lado de Jagger y no creo que sea por ser una novia celosa, me da más la impresión de que solo piensa que a dónde va él, ella irá. Se ve cómo una muchacha inteligente y centrada, sería una pena que pusiera de primero a su novio antes que ella y tal cómo lo veo, parece una decisión propia no una exigencia de Jagger, pero esta solo soy yo intuyendo.

—Somos propensos a ser lastimados —repito bajando la vista a mi lata de cerveza vacía—, eso es algo triste, pero tienes razón.

Creo que suspira, pero luego me doy cuenta de que está luchando contra un bostezo y no soy la única en notarlo.

—Tienes sueño, vamos, te llevo a tu habitación —dice Jagger entrelazando sus dedos.

—No, no, solo fue un bostezo simple. Me quedaré aquí contigo, estoy bien.

—Lindsay... Vamos, está bien querer descansar.

—Quiero quedarme contigo, hemos tenido una semana de casi no pasar tiempo juntos por mis tareas. No quiero irme.

—Ven, iré contigo. Vámonos, no te quedarás sola —Le dice sonriendo.

—Pero en esta fiesta ibas a confirmar lo de... —Ella me da una mirada recordando mi presencia—. Ya sabes, lo de esa cosa que B encargó.

—Tranquila, otros serán nuestros ojos.

—Pero querías hacerlo tú mismo, de verdad...

—Lindsay, está bien, confía en mí. Vamos a que descanses.

—Bueno —concede ella sonriendo—, si eso quieres.

— ¿Quieres descansar? —pregunta el desconcertado— Es lo que tú quieras, cariño.

—Quiero estar contigo.

— ¿Pero quieres descansar? —pregunta de nuevo, ella asiente—. Bien, entonces, vamos.

Jagger le sonríe y luego voltea a verme, su sonrisa se transforma a una divertida.

—Creo que para ti la fiesta se pondrá interesante, qué la pases bien, Clover.

Le doy un leve asentimiento y mientras ellos se alejan, sabiendo que no notarán mi ausencia salgo de este círculo yendo a la zona de bebidas por otra lata de cerveza. Antes de abrir la lata no puedo evitar llevarme a la frente sintiendo la frialdad contra mi piel en este denso ambiente tan cálido debido a la cantidad de personas. Saludo a varias personas con las que comparto clases y algunos que he conocido en otras fiestas. Veo a un chico con el que salí y nos damos un torpe saludo debido a que él se encuentra con una compañía que me da una mala mirada y se impacienta cuando intercambiamos los saludos cordiales.

Viendo a la pista de baile, me doy cuenta de que Edna y James se encuentran con sus cuerpos muy pegados y han de tener la lengua en la garganta del otro porque se están besando con mucha pasión; viendo un poco más allá, en una pequeña distancia, descubro a la amiga de James ¿Maddison? Creo que ese es su nombre, viéndolos con una expresión extraña antes de que haga una mueca con su boca, gire y se aleje. Tal vez Edna tiene razón al decir que ellos parecen una pareja, pero no sé nada de ello.

— ¡Viva el amor! —grita alguien detrás de mí y la cerveza resbala de mi mano.

— ¡Carajo! —Me quejo viendo cómo frente a mí aparece una sonriente Maida vistiendo muy parecido a esta mañana— ¿Por qué me gritas así? Perdí una cerveza.

Hay que admitir que pese a su ridículo atuendo y lo excéntrica que es, consigue verse encantadora. Además, el rojo y blanco le quedan muy bien su piel chocolate oscuro. A veces me pregunto si mi grupo de amigos y yo somos una prueba social de la diversidad no planeada o tal vez fuimos reunidos en un mismo lugar y no lo sabremos hasta que el gobierno venga por nosotros o algo así de loco cómo en las películas o libros.

—Solo quería sorprenderte — Se pasa una mano por los rizos indomables, ese hermoso estilo ahora popular, y luego toma mi mano—. Ven con nosotros afuera.

— ¿Quiénes son "nosotros"? —Pregunto, pero ella ya se encuentra arrastrándome—. Espera, debo avisarle a Edna que estoy alejándome.

—Edna está ocupada consiguiendo una noche de amor con el hermoso Jamie —Se detiene abruptamente para voltear a verme—. ¿Te dije alguna vez que estuve enamorada de Jamie?

— ¿También? —Ella hace una mueca—. Quiero decir, no, no me lo dijiste.

¿Y por qué me sorprende? Ya he dejado en claro que Maida se enamora de todos, típicamente ella conocerá a algún hombre con el que tendrá una agradable conversación o será físicamente impresionante y se enamorará intensamente como mínimo un mes y máximo cinco meses (ese record de cinco meses es obra de Oscar). ¿Ya he dicho que ella ama demasiado el amor?

Me lleva fuera de la casa de fraternidad y mientras parece que nos guía a los autos aparcados cerca de los árboles, no puedo evitar que hay tres hombres en el lateral de la casa. Dos de ellos están dándole dinero al tercero que les entrega unas píldoras que ellos no dudan en ingerir: drogas.

Típicamente no es un secreto que la marihuana, éxtasis, entre otro tipo de drogas se mueven por el campus de una manera muy discreta, sin embargo, algo en el intercambio parece extraño.

— ¿Quién es ese? —Pregunto viendo al solitario hombre, el que entregó las pastillas, entrar a la fiesta.

—Michael —responde Maida luego de verlo—, pero no le des demasiada atención, creo que está trabajando para Bryce.

—Y nadie quiere meterse con ese imbécil —Sentencio recordando a Bryce Rhode quien parece tener un monopolio de drogas que en mi opinión está creciendo demasiado y se vuelve peligroso.

—Sí, es mejor estar alejadas de ese tipo. Hay algo más con él que no quiero descubrir.

—Ni yo —concuerdo mientras de nuevo retoma la caminata llevándome hasta los autos.

Lo primero que veo es a Kevin sentado sobre el capó de un auto que reconozco y de pie entre sus piernas se encuentra Oscar, inclinado hacia él pareciendo estar susurrándole algo al oído, algo caliente, porque Kevin tiene un rubor que nada tiene que ver con la vergüenza y se está mordiendo el labio inferior mientras la espalda de Oscar.

La segunda cosa que noto es que el auto en donde mis amigos casi podrían follar, es el del irlandés, el de Callum Byrne. El auto en donde dejé la nota equivocada y eso quiere decir que...

— ¡Traje a nuestra canela pasión oriental! —Anuncia Maida sobresaltando a los tortolitos que voltean a verme.

La bocina del auto suena y llevo mi mirada al asiento del conductor con la puerta abierta, notando la tercera cosa de este momento: las piernas estiradas fuera del asiento, el brazo colgando por la ventana con un cigarrillo y la sonrisa llena de picardía en un rostro poseedor de un par de ojos verdes que en este momento me ven.

—Siempre he creído que ese apodo te pega, Clover —dice con lentitud Callum—. Bienvenida a nuestra propia fiesta del amor.


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