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24. El reencuentro de la fiesta del amor


El reencuentro de la fiesta del amor

Clover

Sonrío a las personas que me saludan de camino al auditorio en donde veré mi próxima clase e ignoro a los listillos que como siempre lanzan comentarios lascivos o insinuaciones hacia mí, doy miradas robadas a los románticos que hoy parecen más amorosos de lo habitual y a las rosas, globos y todos los regalos pomposos que están siendo dados.

Y es que hoy es San Valentín un día que, si bien es considerado comercial, ocasiona que el ambiente se vuelva meloso y la OUON no es la excepción.

Parece una locura que el tiempo esté corriendo tan deprisa, llenándonos de incertidumbre sobre lo que vendrá después. Los meses que han trascurrido se resumen con facilidad.

Noviembre fue el post resultado de la fiesta de cumpleaños de Callum, en dónde él estuvo sumido en una investigación universitaria para determinar si era culpable de lo sucedido y afortunadamente no hubo cargos hacia él. Fue un mes inquietante en el campus porque todos parecían tener sus ojos en él, el ambiente era denso, pero tal y cómo ocurrió con los ataques sexuales del pasado, lo sucedido con Lindsay, la muerte por sobredosis de estudiantes y otras cosas turbulentas, las autoridades universitarias supieron organizarse y desempeñarse para hacer perfectas cortinas de humo que poco a poco fue dejando atrás lo sucedido.

Da miedo la facilidad con la que nos obligan a olvidar y él como la mayoría lo hace.

Diciembre consistió en Callum pasando la navidad en Irlanda con su familia y yo en Londres con la mía, pero en año nuevo el vino a Londres y aunque solo estuvimos dos días, fue increíble.

Enero estuvo lleno de muchas emociones. Cumplí veintitrés años y aunque no tuve una gran fiesta, la pasé increíble con mi grupo de personas favoritas, y Callum me había regalado mi propio anillo de compromiso que nunca me quito. También fue el mes en el que Callum envió los requisitos para aceptar su plaza en Ocrox University of Berlín y cuando me sinceré sobre mi miedo de lo lejos que estaremos uno del otro al graduarnos, incluso me planteé no ir a Brasil, pero afortunadamente él me ayudó a centrarme en lo que quiero y en mis sueños, garantizándome que haríamos todo lo posible por mantener nuestra relación pese a la distancia.

Algo que también hubo durante esos meses fueron pesadillas.

Pesadillas en donde una sombra me perseguía, me tocaba y decía cosas horribles. También estaban repletas de una mujer desconocida y borrosa a la que lastimaba cubriéndome de su sangre. Lo alarmante era sentir que las pesadillas eran algo distorsionado de la realidad, de lo que sucedió hace tantos meses.

Aun no recuerdo, pero creo que mi mente quiere mostrarme cosas que me niego a ver.

Pero me he vuelto muy buena en ignorarlo y hoy mi concentración se encuentra en que es catorce de febrero una vez más.

Llego hasta el auditorio y sonrío viendo que Maida ya se encuentra en nuestra fila habitual con Callum sentado a su lado mientras conversan con entusiasmo. Mi amiga trae puesto un vestido muy ajustado color rojo con corazones blancos y unos broches de corazones dorados en el cabello que hacen a juego con sus aretes.

Subo las escaleras bajo la atenta mirada de ambos, respondiendo los saludos y deslizándome al lado de mi irlandés quien, sin decir palabra alguna, me toma la barbilla y me planta un beso húmedo y dulce en los labios con un toque de pasión que me tiene sin aliento y recordando la manera en la que apenas está mañana lo sentí dentro de mí, de hecho, fue un sexo tan salvaje que mi entrepierna aun late con las consecuencias.

Para cuando libera mi boca, la suya se encuentra cubierta de mi labial por lo que riendo lo limpio con los dedos, aunque me gustaría hacerlo con mi lengua.

—Amé tu nota de San Valentín —Me hace saber y sonrío con arrogancia porque sabía que lo haría.

Me había esforzado en dejarla en su auto luego de que fuésemos a nuestras primeras clases por separado. Es una nota corta, sexi llena de elocuencia y haciendo referencias a la nota equivocada del año pasado cuando nuestra historia inició.

No me puedo creer que ha transcurrido todo un año desde ese día en la que finalmente dejamos de ser solo miradas y conversaciones casuales. Hace un año nuestros labios se juntaron por primera vez y supe que él sabía que yo era su trébol de las notas.

Hace un año comencé a enamorarme pasando de la atracción y el deseo al amor y pasión.

No puedo resistirme a darle otro beso corto antes de inclinarme sobre él y plantarle un beso a Maida en la mejilla.

—Feliz San Valentín, amor —dice con entusiasmo.

—Feliz San Valentín, recibí tu carta. Gracias, Maida.

—Y este año también tuve una —celebra Callum.

—Es que eres también de mis amores —asegura con una gran sonrisa—. Irán a la fiesta del amor ¿Verdad? Porque yo no me la pienso perder.

—Ahí estaremos —asegura Callum mientras miro al frente a Oscar y Kevin llegar al auditorio, este último está frunciendo el ceño mientras Oscar vigila muy de cerca el que suba las escaleras con las muletas sin lastimarse la pierna.

Que diferente es todo del año pasado y no todo en el buen sentido, Kevin y Maida no son los mismos, y los tortolitos calientes y enamorados de OK son exnovios y compañeros de piso.

No sé qué tanto ha acercado estos últimos meses a Oscar y Kevin o si aprendieron a reconstruir su amistad perdida, pero sé que al menos son menos hostiles entre ellos, son más tolerantes.

Recibimos los saludos mientras se sientan lado a lado con Kevin junto a mí. Maida confirma que ellos también irán a la fiesta del amor y pronto me estoy riendo porque Oscar le pregunta a Maida por qué sigue siendo cursi con sus cartas, pero le sonríe porque al final sabe que eso es parte de Maida.

De alguna manera se siente como un deja vu, pero con ciertos cambios, porque ahora mientras bromeamos y hablamos del día del amor, Callum juega con mi anillo sentado a mi lado, no estoy angustiada por qué me descubra y no hay notas equivocadas.

Sin embargo, hay algo nuevo para este San Valentín que no es bueno: mis mentiras, las malas noches y esa sombra persiguiéndome.

Para Callum esta mañana salí temprano de casa para tener mi espacio en el campus y tener mi cita con un terapeuta con no existe, para Callum hago ejercicios con mi terapeuta para recordar y superar aquella tarde. Para Callum a veces luzco cansada por la tesis y las prácticas. Y para Callum hace una semana cuando desperté sintiéndome asfixiada (porque había estado ebria) se debía a un episodio por el licor, aunque vi la incertidumbre y duda en su mirada.

Es un San Valentín en donde estoy enamorada, pero también uno con una nota agridulce al darme cuenta de que no soy la mejor versión de mí.

***

Tengo la mirada clavada en mi soda y no puedo evitar hacer una mueca, es una fiesta y me estoy absteniendo del licor con la esperanza de que eso me permita dormir sin pesadillas cuando vuelva a casa.

La marihuana y el alcohol podrían ser detonantes para relajar mi mente y permitirme vivir esas historias de terror al dormir, tal vez es una teoría errada, pero nada me cuesta evitarlo teniendo en cuenta que cada episodio ha sido después de beber o fumar un porro.

—La fiesta no se trata de beber —me animo sonriendo antes de dar un sorbo a la soda que no me gusta ni un poco.

Resignada me giro para salir de la cocina, consiguiendo toparme de frente con Millie.

Sus rizos son salvajes y cautivantes como siempre en tanto su sonrisa es inmediata junto a la mirada de reconocimiento.

—Hola, Clover —Me saluda sin perder su sonrisa.

La he visto por el campus, pero no hemos hablado, no desde la fiesta de cumpleaños de Callum.

—Hola, Millie ¿Qué tal estás?

Esa parece ser la apertura para que me hable sobre sus clases, lo que ha estado haciendo y una teoría sobre la biblia francamente interesante, pero que se extiende demasiado. En ningún momento menciona a Alaric y simplemente no puedo evitar interrumpirla y preguntar por él, lo que ocasiona que haga un silencio abrupto mientras sus ojos se llenan de tristeza.

—Sigue en estado de coma en Escocia, su familia no me da muchas actualizaciones, creo que no les gusto —susurra—. Lo extraño y siento que no lo volveré a ver, que si algo malo le sucede o desconectan ni siquiera me lo dirán.

Parpadea como si intentara alejar las lágrimas que se niega a derramar y estiro una mano para tomar la suya, dándole un apretón, no puedo alcanzar a comprender su tristeza y dolor.

—Ni siquiera sabe que lo amo. No éramos novios de título, pero actuábamos como unos... Lo extraño —repite esto último y una lágrima finalmente rueda por su mejilla.

—Solo digo, que ¿Por qué lo ayudamos? Me parece un imbécil —dice una voz masculina entrando al lugar, la reconozco.

—Porque nos pagan, Jamie —dice lo que sé es la voz de Jagger.

—Pero es... Ilegal, Jagger ¿No deberíamos tener límites?

—Tenemos... —Jagger se calla abruptamente.

Millie suelta mi mano mientras volteamos a mirarlos, ambos se detienen terminando la conversación que no quieren que escuchemos.

No puedo evitar enfocarme en Jagger quien se ve muy, pero muy bien. Está más tonificado que cuando lo conocí, su rostro es increíblemente atractivo y los tatuajes en el costado de su cuello son visibles. Ante mi atención, arquea una ceja antes de estirar sus labios en una pequeña sonrisa.

No hemos hablado en meses, pero lo he visto y escuchado muchísimo de él. Es reconocido en toda la universidad y se sabe que cuando tienes un problema, él es la respuesta incluso si rompe las reglas del campus.

Puede que todos hablen de Jagger y sepan de él, pero nadie habla o parece recordar a Lindsay, ella ni siquiera se volvió un mito, simplemente fue borrada de la historia del campus y de nuestras vidas. Jagger no habla de ella, nadie lo hace. Los nuevos estudiantes no conocen la horrible historia.

—¿Interrumpimos? —pregunta Jagger yendo por una lata de cerveza.

—¿Se puede interrumpir en la cocina de una fiesta? —pregunta Millie ocultando su tristeza muy bien y Jagger le sonríe.

—Eso tendrías que decírmelo tú, Millie.

—Así que sabes mi nombre...

—Sabe muchas cosas —dice James revisando las alacenas hasta dar con unos doritos y abrirlos—. Clover, vi a tu irlandés en el estacionamiento en la pequeña fiesta afuera de la fiesta.

—Sí, pienso reunirme con él y los demás —aseguro antes de mirar a Millie—. ¿Quieres venir?

—No, me quedaré aquí socializando. Diviértete, Clover.

Le doy una mirada a los tres y luego salgo de la cocina yendo directamente al estacionamiento en donde como el año pasado se reúnen un grupo de personas bebiendo, fumando y conversando.

No tardo en localizar a Callum, Kevin, Maida y Stephan, todos están bebiendo y Callum fuma un cigarrillo mientras ríe de lo que sea que Stephan diga.

Cuando los alcanzo hacen un alboroto de bienvenida que me tiene riendo mientras abrazo a Maida besándole fuertemente la mejilla antes de ir hacia Callum y plantarle un beso en el cuello.

—¿Soda? —Me pregunta Kevin con una mirada juzgona que me tiene rodando los ojos.

—Puedo divertirme sin beber, hoy estoy relajada sobre ello —Y cómo puedo empeorarlo, agrego algo de lo que me arrepiento—: mi terapeuta me lo recomendó como técnica para estar lucida y tener control de mi mente para recordar...

—Oh, eso tiene sentido —dice Maida, sin embargo, siento a Callum tensarse a mi lado.

Volteo a verlo y tiene los labios apretados mientras mira al frente, pero tras sacudir la cabeza me planta un beso en la sien atrayéndome a su cuerpo al recargar mi espalda de su torso.

—¿En dónde está Oscar? —pregunto a Kevin, él fija la mirada al suelo.

—No quiso venir, no quiere verme —Traga con fuerza—. Él lo sabe.

—¿Qué cosa? —Tanteo.

—Mis mentiras sobre dejarlo, lo que pasó realmente, mi cobardía y el hecho de que tomé la decisión por ambos de terminar —Emite una risa sin humor—. Si antes no me odiaba, quizá ahora finalmente lo hace.

—Cómo si pudiese odiarte —dice Maida—. Igual odiar es solo otra cara del amor cuando se trata de amantes ¿Sabes cuánta fuerza conlleva odiar? La misma que amar.

—Es una lógica interesante —asegura Stephan pellizcándole la mejilla con los dedos y Maida le da su nueva sonrisa ladeada debido a que el lado derecho no responde con tanta rapidez.

Me gustaría decir que Maida ha mejorado, pero su repuesta motriz del lado derecho se ha vuelto un poco más lenta, sin embargo, está esforzándose con sus ejercicios de rehabilitación para luchar contra la pérdida total y su objetivo es mejorar y confío en que lo logrará.

—Su odio no se siente como su amor —finaliza Kevin recargando el culo del capó del auto de Callum para descansar sus piernas y no depender de las muletas.

—Pero tiene la misma pasión —asegura Stephan en un raro intento de subirle el ánimo pese a que siempre se fastidian entre ellos porque así funciona su amistad.

—¿Y Edna? —Me pregunta Maida sabiendo que estábamos juntas.

—Se quedó con un compañero de su clase, había chispas entre ellos.

Todos le dan una mirada disimulada a Stephan que se da cuenta de inmediato.

—¿Por qué me miran así? Cuando estábamos juntos nos liábamos con otros y ahora que terminamos el sexo, es mucho más normal ligar con otros.

—¿Ya no follas con Edna? —pregunta Kevin—. Genuinamente pensé que se enamorarían como un cliché de comedia romántica.

—Lamento romper tu cliché, pero terminamos muy bien, la quiero, pero como una amiga y sé que se siente igual. La pasamos bien, pero ese era el fin.

—Gracias por conseguir no arruinar nuestro grupo de amistad —dice Callum y Stephan le da un asentimiento.

Maida menciona algo de su tesis y la conversación se desvía hacia ello mientras el brazo de Callum me rodea y me susurra al oído.

—¿Estás bien?

—¿Por qué no lo estaría? —pregunto ladeando la cabeza para poder mirarlo.

Sus ojos son atentos en mi rostro como si buscara algo o esperara, no sé de qué se trata, pero se siente como si fallara en alguna prueba importante cuando suspira y una sonrisa que no llega a sus ojos aparece.

—Así que cero licores por recomendación de tu terapeuta ¿Eh? ¿Cómo lo llevas?

—Bien, no me siento en abstinencia.

—Qué bueno —dice plantándome un beso en la mejilla antes de liberarme de su abrazo y ubicarse a mi lado.

Me siento rara sobre ese intercambio y lo miro mientras conversa con nuestros amigos luciendo aparentemente relajado, pero se siente como si no lo estuviese, como si contuviera sus emociones y yo me siento con un nudo en mi interior por agrandar mis mentiras.

Mi teléfono vibra y al sacarlo descubro un vídeo de un número restringido.

Es inquietante porque se trata de una serpiente rodeando a un ratón, está acechando, deslizándose alrededor de el, levantando su cabeza lista para atacar. Ella se alza revelando una especie de capucha y luego escupe su veneno hacia el roedor antes de atacar y comérselo.

Sé que así funciona la naturaleza, pero recibir este tipo de vídeos es una simbología. Es una cobra matando a su presa.

Mi teléfono vuelve a vibrar.


Número restringido: el ratón no eres tú, puede ser cualquiera...


Luego otra foto llega: parte de una profunda cicatriz comenzando en la esquina de un ojo azul pálido y sobre ese pequeño parche de piel se lee "HVD" siglas que reconozco como Happy Valentines days.

Pero todo desaparece con rapidez, sin dejar rastro, haciéndome pensar si lo imaginé...

—Parece que al final Oscar sí decidió venir —Escucho a Stephan.

Quito la atención de mi teléfono para mirar al frente en donde a paso decidido Oscar se nos acerca. Kevin se incorpora fuera del auto y se acerca a mi lado como si buscara apoyo.

El recién llegado no saluda, solo lanza una mirada contundente a Kevin antes de trepar sobre el auto de Callum y ponerse de pie en el capó.

—Lo estás ensuciando —Se altera Callum, pero Oscar lo ignora.

La mayoría lo mira y no porque sea infinitamente atractivo, se trata de que intuyen que algo pasará.

—Me odia —murmura Kevin esperando al igual que todos lo peor.

—Creo que dará un discurso épico —dice Stephan cautivado por lo que luce como un gran chisme.

Finalmente, Oscar comienza a hablar.

—Mi nombre es Oscar Coleman García y mi mamá es una imbécil.

—Hola, Oscar —gritan Stephan y Callum al mismo tiempo antes de compartir una mirada sonriendo.

Hay murmullos alrededor y la música suave que sonaba desde uno de los autos se detiene. Un rápido vistazo a Maida me hace saber que espera lo mejor por la sonrisa que tiene en el rostro.

—¿Por qué sé que mi mamá es una imbécil? Porque cree que soy defectuoso ante el hecho de que me gustan las mujeres y los hombres, porque cuando supo que tenía un novio pasó de llamarme su amor más puro, a la abominación que debió abortar.

—Su mamá es una maldita —murmura Stephan y asiento en acuerdo, no soy la única.

—Pasé de ser un niño de mami a uno sin mamá. Me dolió horrores y no sabía cómo procesarlo, sin embargo, mi novio en ese momento me apoyó, recordándome que no había hecho nada malo —Traga y Kevin sin darse cuenta se apoya en mí—. Supongo que aprendí a vivir con el hecho de que mi madre era una imbécil.

—Qué difícil —masculla Callum—. Esa horrible mujer.

—Fui tentado a ir a una de sus fiestas y llevé a mi novio conmigo, ella fue abiertamente homofóbica disfrazando sus palabras y estuve lo suficiente necesitado para hacer oídos sordos y entonces al irnos, mi relación con mi novio no volvió a ser la misma. Pasaron cosas que no les diré.

—¡Da el chisme completo! —Le reprocha alguien y él le muestra el dedo medio, algo muy Oscar.

—La cosa es que mi exnovio me dijo muchas mierdas, me hirió con sus acciones y yo dije cosas de las que me arrepiento. Me sentí traicionado y abandonado...

—¡¿Qué le hiciste, Kevin?! —grita otra persona.

—Tengo que irme o saldré crucificado —dice Kevin sonando alterado y alejándose de mí.

—Es un jodido imbécil —prosigue Oscar.

—Comentario innecesario —susurra Callum.

—Porque me hirió pensando que me hacía un bien y me siento una mierda por no darme cuenta de que mi novio jamás me haría esas mierdas, que algo tendría que haber pasado con la imbécil de mi madre.

»Estoy cabreado de que me mintiera e hiciera todo esto difícil, de que tomará decisiones e hiciera elecciones sin consultármelo, de que perdiéramos importantes meses y me hiciera desear odiarlo, de que me ahogara de tan solo pensarlo con alguien más —Mira directamente a mi lado—. Estoy cabreado contigo, Kevin.

—Nada nuevo —consigue decir mi amigo apoyando su cuerpo en mí.

—Estoy cabreado porque pensaste que me cuidabas, pero no cuidaste de ti, de tus sentimientos. Y no creo que mi molestia desaparezca tan fácil porque quiero gritarte un montón, pero quiero más... Quiero estar cabreado contigo mientras estamos juntos.

Sonrío sintiéndome conmovida porque Oscar es discreto, pero hace esto para hacer una declaración pública y dejar en claro a lo que está dispuesto por Kevin.

—Ya no serás mi exnovio, ya no seremos compañeros de piso, me niego a terminar las cosas y darle placer a la imbécil de mi madre con el hecho de estar separados, me gustan las pollas, pero amo especialmente la tuya.

—El romance no está muerto —asiente Stephan sonriendo.

—No me importa perder a mi mamá tanto como me importa perderte a ti. Viví meses sin ser su niño, pero me ha matado vivir meses sin que seas mío. Eres más que mi mejor amigo y... Somos novios nuevamente.

—¿Lo somos? —pregunta Kevin arqueando una ceja con el labio inferior en un puchero que no creo que siquiera note.

Oscar baja del auto y Callum maldice viendo como la suela de su zapato se desliza por la carrocería. Mi amigo se acerca a Kevin y le envuelve un brazo alrededor de la cintura.

—Eres mi novio y punto.

—¿Y si no quiero? —desafía Kevin.

—No me gusta cuando eres un mentiroso, cariño.

—Así que... ¿No me odias?

—Un poco, pero te amo más de lo que te odio —Asegura Oscar.

—Tu mamá es una imbécil.

—Lo es.

—Y nunca más la dejaré manipularme.

—Qué bueno.

—Ni me haré el héroe.

—Por favor.

—Y tu mamá es una imbécil.

—Eso ya lo dijiste, Kevin —digo.

Él se ríe por lo bajo y Oscar rueda los ojos antes de finalmente besarlo. Creo que nos han dado entretenimiento de primera a todos porque los gritos y aplausos comienzan haciéndome reír y amar estar en la universidad con estos amigos tan increíbles y ocurrentes.

—Viva la fiesta del amor —dice Maida y todos asentimos en completo acuerdo.

Ok está okay.

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