21. Cal y Lum
Nota de autora: Sé que esperaban un capítulo con advertencia y contenido +18, sorry, pero no era el momento, pero prometo que valdrá la pena la espera.
Cal y Lum.
Clover.
Cómo cada uno de los besos que Callum me ha dado, él me transporta a deseolandia. Es increíble la manera en la que aceleramos con un beso, parecemos dos adolescentes que están descubriendo todas las cosas divertidas del sexo o una pareja recién casada en una luna de miel.
Cuando él me besa, cuando me toca o cuando me mira con un deseo difícil de ocultar, siento que me desarma. La química entre nosotros asusta, es demasiado y recuerdo vagamente a papá decirme alguna vez: "demasiado de algo, hace daño, Clover. Las cosas en exceso pueden lastimar." Pero no me importa, quiero todo lo que Callum quiera darme, consumirnos en exceso podría lastimarnos, pero ya no me importa correr ese riesgo.
Sus labios carnosos son suaves, están húmedos por la inclusión de nuestras lenguas, pero no son inocentes cuando me besan con una pasión y picardía difícil de pasar por alto. No me sorprende que una de sus manos se enrede en mi cabello y que tire de las hebras en el momento en el que me mordisquea el labio inferior haciéndome gemir, luego siento su otra mano deslizarse entre mis pechos para ubicarse en torno a mi cuello, luego en el centro de mi garganta y cuando aprieta me estremezco. Nunca un chico me había ahorcado y no pensé que fuera algo que me gustara, pero la primera vez que Callum lo hizo me encontré imaginando que lo hacía mientras nos encontrábamos desnudos, con su miembro dentro de mí y eso me encantó.
Su lengua vuelve a jugar con la mía mientras me aprieta más fuerte los dedos alrededor del cuello y tira de mi cabello hacia atrás, teniéndome cómo él lo desea, teniendo poder sobre mi boca y la manera en la que quiere besarme. Soy consciente de que pequeños gemidos están escapando de mí, que el corazón me late bastante rápido y mis bragas se adhieren a mi piel humedecida; quiero presionar las piernas juntas en busca de algún tipo de alivio porque esta sesión de besuqueo intenso me está calentando demasiado.
—Clover —susurra contra mis labios dándome besos continuos hasta que abro los ojos para encontrarme con los suyos.
Dejando una brecha de espacio bastante escaza entre nuestras bocas hinchadas y húmedas, libera el agarre en mi cabello, pero mantiene el apretón en mi garganta. Su mano se desliza por mi clavícula antes de afianzarse en torno a uno de mis pechos y presionar la palma contra la cima bastante fruncida que se emociona por su tacto. Pese a que tiene dedos largos y la mano grande, no es capaz de acunar todo el peso de mi pecho, pero eso no le impide masajearlo suavemente haciendo que jadeos escapen.
El contraste del toque suave en mi pecho, pero el apretón brusco en mi cuello junto a su mirada intensa y la manera en la que sus labios brillan con el rastro de mi saliva, son la mezcla perfecta para saber que mis bragas no volverán a estar secas hasta que vaya a mi piso y las cambie.
—Quiero probarte —susurra con una sonrisa traviesa.
—No creas que me debes algo por lo del salón de clases, quise hacerlo.
—Sé que no te debo nada, no podemos ir por la vida cobrando mamadas —su declaración me hace reír por lo bajo aunque suena bastante ronco por mi nivel de excitación—, pero deseo tanto, pero tanto sentir tu humedad entorno a mi boca, mi lengua saborearte hasta que tiembles, hundir mi lengua en ti...Quiero que grites mi nombre y que me pidas más. Quiero chuparte ese pequeño nudo de placer e incluso darle unos cuantos mordiscos mientras tiras de mi cabello, aferrándote a mí en la misma medida en la que quieras alejarme porque es demasiado placer, porque quieras más, pero porque temas que te arruine o mate de placer.
Maldita sea. No tengo palabras, no puedo salir del embrujo de sus palabras y todas esas promesas sensuales ¿Quién rechazaría algo así? Estoy imaginando su cabello rojizo entre mis piernas y...Necesito que suceda.
Mi respuesta no es verbal. Sacando su agarre de mi garganta y alejando su agarre de mi pecho, simplemente me pongo de pie y me lamo los labios asintiendo hacia él. Podríamos hacer esto en el sofá, pero teniendo en cuenta que desconocemos si su compañero de casa, Michael, aparecerá, creo que su habitación es un sitio seguro.
— ¿En dónde duermes? —pregunto y él se incorpora tomándome de la mano y guiándome.
No tardamos demasiado en llegar a su habitación y mentiría si digo que reparo en algo más que el hecho de que las paredes son de un color lila muy claro, porque una vez más Callum me está besando luego de cerrar la puerta con seguro. Su boca es mucho más voraz que minutos atrás y me hace retroceder hasta que mis piernas chocan con una cama bastante grande. Lo siguiente es que sus manos me empujan hasta hacerme caer y rebotar en su cama con las piernas colgando en el borde.
No me está tratando con ternura y eso me encanta. Me está tratando cómo alguien que necesita el próximo bocado y no tiene la paciencia para esperar, pero sí la paciencia suficiente para volverte loca con sus besos, su toque, sus ganas.
Lo veo subir a horcajadas sobre mis muslos y luego veo venir sus manos a mi rostro, me da una caricia lenta y deliberada que baja por los costados de mi cuello, por mis hombros y finalmente termina en mis pechos en donde masajea de una manera deliciosa que me tiene arqueando la espalda y viendo al techo mientras gimo.
— ¿Eres gritona, Clover?
El hecho de que Callum sea tan vocal y perverso con sus palabras en un factor decisivo que influye mucho en la manera en la que me excito sin control alguno.
Apoyándome sobre mis codos para levantarme lo suficiente y verlo, le respondo:
—Gemidos, sí. Gritos solo hubo alguien que consiguió tal cosa, pero contigo todo está resultando tan inesperado que no me extrañaría si termino gritando.
—Vamos a averiguar si eso sucede —Me guiña un ojo tomando un puñado de la tela central de mi vestido.
Debido al escote en U y lo suelta que es la tela, con un fuerte tirón mis pechos cubiertos en un sujetador sencillo, pero de media copa que deja mucho expuesto, termina a la vista. Un sonido escapa de él mientras me ve los pechos, aun cubiertos, cómo un oro del que quiere adueñarse y que no piensa compartir.
Quisiera hacer un comentario divertido o listillo, pero las palabra escapan cuando con ambas manos tira de la copas del sujetador hacia abajo para exponerme a su hambrienta mirada. Mis pechos llenos están libres para toda su apreciación y las puntas se endurecen tanto que me duelen.
—Creo que acabo de enamorarme de tus pezones —murmura tomando uno entre los dedos y tirando—. Necesito poner mi boca en ellos ahora mismo.
»Espera, en realidad me estoy enamorando completamente de tus tetas en este momento ¿Eres consciente de que tienes unas tetas espectaculares de las que nunca me voy a separar?
De manera tonta bajo la vista, cómo si no estuviera ya familiarizada con mis tetas, pero intento entender la manera en la que se siente para él verlas por primera vez: forma de gotas, lo suficiente pesadas para que no sean firmes, pero con una caída natural que me gusta, aureolas marrones con unos pezones que siempre saludan porque son sobresalientes. Antes me veía en un espejo y odiaba tener pechos grandes porque pensaba que las chicas con pechos pequeños podían usar ropa más bonita, pero entonces descubrí que las chicas de pechos pequeños a veces quieren unos más grandes y que simplemente había que sacarle provecho a la situación de si tienes ciruelas, limones, naranjas o melones. Parece que nunca estaremos conformes, así que daré un consejo que nadie me pidió: disfruta y sácale provecho.
Ahora mis tetas y yo somos mejores amigas y en momentos cómo estos en donde Callum parece de verdad enamorado de ellas, sonrío recordándome cuán genial ha sido aceptarme cómo soy, incluso si aún tengo días en los que no quiero verme o en los que se hace muy evidente que algo de mí no me gusta, pero eso es normal ¿Verdad?
— ¿Son mis tetas tu nuevo par de novias?
—Señoritas —dice tirando de ambos pezones y con la vista clavada en ellas— ¿Cómo las llamamos?
—Cal —señalo con la derecha y luego la izquierda— y Lum.
—Oh, bueno, señoritas Cal y Lum —sonríe—, es un placer iniciar un eterno noviazgo con ustedes. Cómo buen novio, prometo cuidarlas, mimarlas, besarlas y follarlas.
Me estremezco, porque sé que no son promesas vacías, también porque recuerdo la manera en la que con las manos lo hice acabar sobre ellas, eso definitivamente me encantó y no era algo que hubiera hecho antes, pero que siempre quise hacer y ese día me sentí tan en confianza que ni siquiera debí pensarlo, simplemente sucedió.
Él se inclina y siento la calidez de su aliento contra mi pecho derecho.
—Hola, Cal —Da un suave beso sobre el pezón— y hola, Lum. Las amo, muchachas.
Rio, pero mi risa no dura ni tres segundos porque su boca es húmeda y cálida cuando toma el pezón de mi pecho izquierda y chupa con una fuerza que me hace desplomarme sobre la cama, gemir y arquear la espalda. Sus labios se abren todavía más para agarrar tanta piel cómo puede cuando chupa y le propina pellizco y tirones a la punta de mi pecho derecho.
Mis manos cobran vida yendo a su cabello cuando me da un mordisco que luego calma con su lengua. Lo insto a que siga, a que no pare mientras susurro cuánto me gusta y cuando me pregunta si deseo más, gimo un "¡Joder, sí! Dame más". Así que él de verdad le da una atención increíble a mis pechos que me tiene gimiendo, abriendo las piernas y sacudiéndome sin control.
No sabía que era tan sensible en esa área de mi cuerpo, sí, siempre he disfrutado el manoseo durante el sexo o en los juegos previos, pero aunque se sentía malditamente increíble, nunca me volví tan loca pensando que moriría de placer, siento que podría venirme solo con su boca chupando, mordiendo y lamiendo junto a los tirones y pellizcos de sus dedos. Cuando me tiene temblando debajo de él, con las mejillas me acaricia los pezones, como si fuese un dulce animal doméstico pidiendo mimos o jugando con su cosa favorita, pero no me engaña, es un felino depredador que en este momento me ve cómo su presa y lo estoy disfrutando demasiado.
Tras pequeños besos que prometen volver pronto, Callum baja de mi cuerpo y de la cama y grito cuando tomándome de las caderas me tira más al borde de la cama, pareciera que podría caerme de culo. Me sube el vestido largo con lentitud, acariciándome la piel de las piernas con los dedos en el proceso. Cuando lo acumula por encima de mi ombligo su mirada se clava entre mis piernas y luego siento dos de sus dedos haciendo fricción en dónde más húmeda me encuentro.
—Arruinaste tus bragas, Clover, tal vez debamos quitártelas.
No respondo, una vez más me apoyo sobre mis codos para verlo bajar las desastrosas bragas hasta dejarlas en algún lugar del suelo. Me besa el muslo y luego muerde lo bastante fuerte para saber que podría dejarme una leve marca, pero lo suficiente para que resulte mucho más placentero que doloroso. Hace un camino de besos y chupadas en mi piel que lo lleva hasta el centro de mi cuerpo, me hace sentir su cálida respiración y luego el leve soplido que emite. Alzando la vista, conecta con mi mirada cuando me toma los tobillos y ubica mis pies, aun con los tenis puestos, en cada uno de sus hombros en una posición abierta bastante vulnerable: puede verlo todo y parece que todo le gusta.
Cómo hizo aquella vez en el baño tras la práctica, alza dos de sus dedos y los chupa con fuerza, luego sin dejar de verme y sonriendo los lleva al lugar donde más lo quiero, haciendo movimientos circulares.
—Clover...
— ¿Si? —respondo con voz temblorosa.
—Dijiste que me viste cómo si quisieras follarme y que yo te vi de manera amistosa —susurra contra mí—. Lamento romperte las ilusiones, pero nunca te vi de manera amistosa.
»Incluso si nunca hice nada, puedo asegurarte que cada vez que te vi, te deseé y ahora se siente cómo un sueño. Un delicioso sueño.
—No es un sueño.
—Lo sé —Sonríe.
Lo veo, nadie puede juzgarme por ver la manera en la que su lengua sale y se desliza sobre mí, tampoco pueden juzgarme por la manera ruidosa en la que gimo o cómo mis piernas se abren todavía más queriendo que me dé todo lo que pueda.
Hago mi mejor intento de ver lo que me hace, la manera en la que me lame y besa. Me besa entre las piernas de la misma manera en la que me besa la boca y cuando chupa el nudo de nervios encima de mi apertura, gimo su nombre. Los sonidos de sus besos, lamidas y succiones son obscenos y me hacen humedecerme todavía más. Sus manos mantienen abiertos mis muslos temblorosos mientras no me da tregua con el ataque de su boca. Cuando sus dedos se unen a la fiesta y luego dos de ellos entran en mí con lentitud, me desplomo porque mis codos no son capaz de sostenerme, clavo la vista en el techo y mis manos no dudan en ir a su cabello y tirar, el gruñido ronco que emite vibra contra ese nudo con terminaciones nerviosas que se encuentra chupando.
Estoy tan mojada que el sonido que emite el entrar y salir de sus dedos es fuerte, mis gemidos van en incremento y sacudo la cabeza de un lado a otro, desesperada por liberarme, dejarme ir y creo que estoy ahí cuando dos dedos se vuelven tres. Estoy a nada de correrme cuando una sorpresa se une a la noche: la yema de un dedo, que toma de mi humedad, se mueve a zonas más oscuras. Me tenso por milésimas de segundos antes de empujar contra el dedo y conseguir la presión de la yema contra una zona de mi cuerpo con la que nunca he jugado sexualmente. Sus dedos entrando y saliendo en mi apertura, su boca por encima chupando y la yema de su dedo coqueteando más abajo es todo lo que necesito para agradecer que sus compañeros no estén porque de hecho: grito.
— ¡Callum! ¡Dios! ¡Callum! —Grito— ¡Sí, por favor! ¡Sí! ¡Ah!
Le tiro con demasiado fuerza el cabello y mientras me vengo mis piernas se cierran entorno a su rostro cómo si prefiriera morir antes de dejarlo ir. Tiemblo, me deshago, vuelo y enloquezco. Él me vuelve nada, pero también me convierte en todo.
Él sigue lamiéndome y besándome mientras las réplicas más leves no cesan, en algún punto cuando creo que me volveré loca, en lugar de presionar su rostro, lo alejo y lo libero del apretón mortal de mis muslos. Lo escucho reír cuando deja otro mordisco, algo más suave, en la parte interna de uno de mis muslos.
—Pude haber muerto —murmuro.
Él aparece por encima de mí con una sonrisa traviesa, labios brillosos y húmedos. Mi familia paterna e incluso la materna brasileña, siempre me dijo que no debo endiosar a un ser humanos, pero ¡Señoras y señores! Tengo absoluto derecho a establecer a Callum cómo un Dios cuando él acaba de hacerme todo eso, me llevo al cielo sin hacerme rezar.
—Gritaste —Se lame los labios de manera lenta y deliberada, saboreándome— y me encantó.
»Comerte ha sido mejor de lo que esperé, que cualquier sueño caliente. Te mojaste tanto, Clover, que llegué a pensar que no sería capaz de lamerlo todo —Me besa la esquina de los labios—, comí tanto cómo pude y ahora solo puedo pensar en que me aprietes la polla del mismo modo en el que me apretaste los dedos. Se sintió espectacular meter mis dedos en ti y sobre lo otro...
—Me gustó —confieso, sabiendo que se refiere al asunto de mi puerta trasera.
—Sí, me di cuenta de que te gustó cuando te empujaste cómo si desearás que te lo metiera completo, pero aun no, eso debemos trabajarlo...Si quieres.
—Quiero —respondo de inmediato y sonríe antes de darme un beso completo en los labios.
— ¿Sabes? No puedo quejarme de que no estuviéramos juntos desde el principio cuando ahora estamos viviendo estos espectaculares momentos —Me mordisquea el labio inferior—. Cuando estoy junto a ti pienso en el presente, pero también me gusta decirme "¡Genial! Habrá un mañana."
No es que sea una cosa súper memorable o romántica, pero para mí esa línea final por alguna razón resulta significativa, así que envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lo abrazo haciendo que su peso descanse entre mis piernas y sintiendo lo duro que está.
— ¿Callum?
— ¿Si?
— ¿Te gustaría que te follara con mis tetas?
Me ve como si buscara una broma, pero cuando ve que soy seria sobre esto y seguramente los ojos me brillan con promesas sucias, sonríe.
Él tiene un efecto en mí, siempre me ha gustado el sexo, pero él hace que ni siquiera piense cuando hablo de mis deseos, las cosas que quiero que me haga, las que quiero hacerle y las que quiero que me haga. No tengo que pensar demasiado, solo expreso lo que pienso sin temor de avergonzarme.
—Amaría deslizarme entre tus hermosas tetas —Se incorpora y comienza a desabrochar el botón de su pantalón, luego le sigue la cremallera—. Pregunta de precaución ¿En dónde quieres que me corra?
Veo cómo el pantalón y el bóxer desaparecen, luego la manera en la que se envuelve en la mano y se da perezosas caricias de arriba abajo, es hipnótico.
— ¿Clover? —Me llama, recordándome que espera una respuesta.
Le sonrío y me lamo los labios, llevándome las manos a los pechos que están esperando a acunarlo. Un gemido ronco se le escapa y se aprieta con fuerza el miembro en la mano.
—En la boca, puedes acabarme en la boca. Ven aquí.
—Tus deseos son órdenes, mi trébol —Me dice antes de trepar sobre mí y crear un nuevo recuerdo sucio conmigo al ubicar su miembro entre mis pechos.
— ¡Joder! Y aún nos quedan tantas cosas sucias por hacer.
Sonrío y espero no sea una sonrisa muy lasciva, mientras saco la lengua saboreando la punta cuando se desliza hacia arriba. Tiene razón, aún nos queda muchas cosas sucias por hacer y lo mejor es que parece que ambos estamos a bordo.
— ¿Eres el trébol de éste irlandés? —masculla con la voz enronquecida.
Veo sus mejillas sonrojadas, sus abdominales contraerse y su miembro duro cómo roca deslizarse entre los pechos que acuno con fuerza para crear fricción. Mi mirada vuelve a sus ojos a medio cerrar.
—Soy tu trébol, Callum.
JAJAJAJAJAJAJJAAJAJAJ obvio sí era un capítulo +18, pero primero quería jugar con ustedes. En fin, ya no les pondré etiqueta para que no sepan cuando será muy caliente o suave, así me divierto más.
Excelente servicio el de Clover y Callum.
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