Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20. I don't know about you but I'm feeling 22


I don't know about you but I'm feeling 22

Callum.


Creo que para ingresar en el grupo de amigos de mi novia (tos, tos, tos), perdón, de mi prometida (¡Duendes! Que bien se escucha) hicieron una audición que exigía los siguientes requisitos:

Ser atractivo y caliente.

Tener algún factor que hiciera parecer y ser al grupo inclusivo (gay, bisexual, negro, moreno, rubio, una etnia diferente, otra nacionalidad, complexión variada del cuerpo, cabello liso, cabello ondulado, cabello afro, cabello rizado, diversidad en cuanto a religión y cultural, entre otras características).

Ser inteligente, esto parece ser importantísimo.

Parecer que se leen las mentes

Que a todos les guste las fiestas.

Que les guste follar.

Que van en el mismo año universitario.

Y que bailan increíble.

Es fácil preguntarse por qué estoy divagando sobre esto, pero se trata de que estoy bailando con Maida y tiene unos movimientos candentes e increíbles que me hacen realmente darlo todo de mí para seguirle el ritmo y ser esa pareja genial de bailarines que todos admiren.

No hay nada de malo en disfrutar ser el centro de atención, es decir, nací para brillar, es como si mi interior (sangre y hermosos órganos) estuviesen cubiertos de todo el oro de Irlanda.

Sostengo su mano mientras ella baja hasta el suelo con movimientos circulares y hace este movimiento fantástico como si saltara en cuclillas mientras sacude el culo. Las personas gritan y ella lo disfruta volviendo a subir y girando cuando la insto hacerlo. La giro para que su cuerpo golpee contra el mío y ambos reímos mientras sudamos dándolo todo en la pista de baile.

La hago dar vueltas y ella lo disfruta.

Creo que estoy un poquito achispado por el licor, pero me falta mucho camino por recorrer para llegar a estar borracho.

La estoy pasando increíble, de maravilla, espectacular.

Normalmente dicen que cumplir un año más de vida no se siente diferente y eso tiene sentido teniendo en cuenta que solo tienes unas horas más de vida, pero cuando celebras tu cumpleaños en grande (si eres un fiestero como yo), tú nuevo año de vida se siente fenomenal y la verdad es que mi veintidós años se sienten fantástico. Disfruté los veintiunos, pero algo me dice que estos veintidós traerán muchas cosas consigo.

—¡Qué increíble la estoy pasando! —grita Maida por sobre la música, pasándome los brazos alrededor de los hombros y la tomo de las caderas cuando se tambalea.

¿Maida cuándo se emborrachó? Pareciera que el licor comienza a hacer efecto en su sistema. Tal vez fueron todos esos giros que la hice hacer.

—Me da esa impresión de que necesitas agua, Maida.

—Creo que necesito buscar a quién follarme.

—Y agua, además de sexo, necesitas agua —Me rio, tomándola del brazo y tomando prestada el agua sellada de un tipo pasando por mi lado.

—Eso es robar —Me acusa Maida riendo de manera risueña.

—Eso es tomar prestado.

Es una borracha linda y más amorosa de lo que de por sí ya es, por lo que camino con ella mientras su mano está en mi cabello y arroja besos despreocupadamente a todo aquel que haga contacto visual con ella.

—Creo que podría vomitar.

—De acuerdo, aguántalo. El baño debe de estar lleno y nos queda más cerca la salida hacia la basura.

—Qué asco la basura.

—Qué asco si te vomitas —replico, guiándola hacia la puerta trasera a la que tengo acceso.

Llegamos justo a tiempo para que Maida se incline y vomite a un lado de la basura. Debido a que su cabello se compone de rizos al estilo afro, no tengo que ayudarla a sostenerlo, pero sí me encargo de ayudarla a mantenerse de pie con un agarre por la cadera en tanto frunzo el ceño viendo como esta dulce cosita amorosa, en este momento es una asquerosidad de vómito maloliente.

—No puedes decir que no somos amigos ni que no te quiera, Maida.

Sacude la mano como si pretendiera decirme algo, pero una nuevas arcadas la sacude y más vomito sale mientras las lágrimas aparecen, rodando por su rostro.

Ay, qué mal, su rímel y delineador no es a prueba de agua.

—Ya no hay más vómito, creo—dice llevándose el dorso de la mano a la boca para limpiarse.

—¡No hagas eso! Te vas a ensuciar.

—Creo que voy acostarme un rato en el suelo.

—Está asqueroso con vómito y basura, entremos y busquemos a Edna o Clover para que vayas con ellas a mi auto y...

—Pero no con Stephan, porque entonces me va a doler.

Hace la cosa horrible de apoyarse del contenedor de basura y su zapato pisa el charco de vómito, es infinitamente asqueroso, pero me preocupa más que comienza a llorar.

—Edna y él son perfectos, pero yo lo quiero y eso me hace horrible.

—En realidad eso hace a Stephan un imbécil con suerte.

—No, no —Sacude la cabeza e intenta deslizarse hacia el suelo, pero esquivando el vómito la agarro rápidamente para que no lo haga—. ¡Déjame sentarme a llorar!

—No, porque entonces tendrás vómito en tu trasero y nadie querrá que te subas a su auto.

—¡Dios mío! Eres un insensible —Lloriquea golpeándome el brazo.

—Pero si estoy contigo en tu momento más vil y asqueroso.

—Piensas que soy asquerosa, tal vez Stephan también lo piensa.

—Maida, no eres asquerosa, solo estás borracha y tiene que ser horrible el cómo te sientes sobre tu amiga y mi amigo, pero eso no te hace menos y estoy seguro de que ellos tampoco quieren hacerte daño.

»¿No llegaste a pensar en decirle a Stephan cómo te sentías o sientes? —pregunto con suavidad.

—Cállate, no quiero hablar contigo de mis emociones ¡No seas un entrometido!

Pero ¡Malditos duendes! Si ella fue la que empezó su llanto y a hablar. La suelto ofendidísimo, pero maldigo cuando finalmente cae sentada sobre el vómito.

Mi estómago tiene que ser muy fuerte porque no vómito y simplemente la miro mientras ubico mis manos sobre mis caderas

—Eres la persona más asquerosa en este momento, Maida.

—Huele mal.

—Es la basura y eres tú.

—Tú eres la basura cruel en este momento.

—No discutiré con una borracha sentada sobre su propio vomito.

—¡No seré dama de honor en tu boda! Eres malditamente cruel.

Miro hacia el cielo y respiro hondo tanteando mi pantalón por el teléfono para pedir refuerzos, debido a que la bailarina sexi se acaba de convertir en mi antifan y la dulzura se convirtió en acidez, pero no llego a extraerlo cuando sonidos de gritos comienzan a venir desde adentro del local.

—Pero... ¿Qué mierda? —murmuro sin entender.

La puerta se abre y uno de los tipos del tío Lorcan levanta un arma hacia mí, lo que me toma por sorpresa mientras los gritos desde adentro del local se escuchan con fuerza antes de que la puerta se cierre.

El tipo aprieta el gatillo y yo no me sobresalto ni cierro los ojos, su arma tiene un silenciador.

Ninguna bala me impacta, pero alguien maldice detrás de mí y cuando giro, un puñetazo cae sobre mi mandíbula.

—Maldita mierda ¡Eso duele! —digo percibiendo la sangre en mi boca.

Pero no es que alguien le preste atención a mis palabras cuando el tipo del tío Lorcan vuelve a disparar detrás de mí y entiendo que hay tres hombres, también van vestidos de negros (supongo que quieren confundirme, pero esos tienen que ser los tipos malos), con una expresión de que no quieren exactamente darme un abrazo de cumpleaños.

El tipo del tío Lorcan carga hacia uno de ellos derrumbándolo con su cuerpo, pero dos están enfocados en mí. Miro de uno a otro, ambos tienen puñales muy filosos y mortales en sus manos y me sonríen.

De alguna manera esto es parecido a cuando entrenaba en la escuela de boxeo y luchas de artes mixtas en donde papá es socio y da clases, excepto que aquí tengo la impresión de que quieren matarme de verdad.

Trago y entiendo que esto podría ponerse complicado. Los veintidós años al parecer entraron con mucha fuerza.

—Encárgate de la chica, no dejes testigos —Le dice uno al otro.

¡Mierda! Maida, la maldita Maida borracha y tirada en su charco de vómito.

Uno de los hombres corre hacia Maida y rápidamente lo tomo del cuello de la camisa, dando un puñetazo contra su cabeza antes de empujarlo al suelo y dar un cabezazo hacia atrás que logra darle en un lateral de la cara al tipo que arremete contra mí.

—Hijo de puta —siseo cuando veo el mango del puñal sobresaliendo de mi hombro.

Acaban de apuñalarme y ese pensamiento me distrae recibiendo una patada que me hace caer al suelo, lo que me permite tirar del pie del tipo que va por Maida y subirme sobre su espalda para golpearle la cabeza contra el charco de vómito, pero me agarran un puñado de cabello desde atrás en tanto me muevo, siendo rozado en mi costado por otro puñal, consigue abrirme la camisa y la piel en un corte que no sé qué tan profundo es.

Pero no pienso en mí porque miro con horror, durante breves segundos, al tipo sucio de vómito y con el rostro sangrante, llegando hasta Maida para segundos después propinarle un puñetazo en el rostro, lo que me hace llenarme de una ira que desde hace meses no me invadía. No desde Bryce.

Cargo todo mi peso hacia mi atacante, hacia atrás, lo que él no esperaba y eso nos hace caer al suelo con él sosteniendo todo mi peso. El movimiento es tan inesperado que sus brazos me liberan y cuando volteo, me doy cuenta de que este tipo se ha partido el cráneo porque rápidamente un charco de sangre se está formando alrededor de su cabeza y sus ojos permanecen abiertos sin vida.

—¿Lo maté? —susurro paralizado.

Pero Maida grita y decido enfocarme en ella, no hay tiempo para el tipo en el suelo. Maida tiene al atacante sobre ella y el rostro cubierto de sangre de múltiples golpes mientras él la estrangula. Su cuerpo se sacude mientras intenta liberarse, pero el licor la tiene atontada y no sé cuánto tiempo lleva sin respirar, pero arremeto contra su atacante tirándolo al suelo, recibiendo un puñetazo en el lateral de mi cabeza que me aturde y consigue que suba sobre mí mientras sus manos van a mi cuello.

No voy a morir el día que nací incluso si ya pasó la medianoche y no es mi cumpleaños.

No moriré con veintidós años, así no es cómo va la canción de mi querida Taylor Swift.

En un movimiento que para mí es un clásico, le golpeo en la garganta haciendo que se atragante y lo pateo fuera de mí, tosiendo y viendo de reojo el puñal sobresaliendo de mi hombro ¿Eso aún está ahí?

—Joder, joder, joder —digo levantándome y tomando el puñal con la intención de extraerlo, pero el atacante nuevamente está de pie y tiene consigo dos puñales.

Vagamente me digo que al menos no es una pistola.

Él me mira jadeante y su rostro sangra, pero por alguna razón me es más fácil registrar que está cubierto del vómito de Maida.

Maida... Debo verificar que está bien, pero no puedo voltear a verla, no puedo desenfocarme cuando este tipo me mira con una sonrisa sádica en los labios. Me mira como si yo fuese un reto.

Estoy seguro de que debería estar sintiendo muchísimo dolor, pero la adrenalina no me lo permite, sin embargo, siento la manga de mi camisa y el brazo humedecido y el olor a cobre. Mi costado también se encuentra húmedo.

—Hoy conocerás tu muerte...

—Por favor, mátame sin diálogos estúpidos de película —Lo corto—. No toleraré esa mierda de escucharte divagar.

—Esto es por lo que ella le hizo, tal vez no es tu lucha, pero eres su punto débil.

Pero ¿De qué carajos me habla?

Y él corre hacia mí con los dos puñales en posición de ataque, pero cuando está lo suficientemente cerca le golpeo la nariz con un puñetazo, escuchando el crujido mientras la abundante sangre emana y me salpica, pero también me corta el brazo. Pateo una de sus manos y el puñal vuela, pero el otro viene hacia mi rostro por lo que lo sostengo con ambas manos.

—Quedarás irreconocible —Me dice haciéndome retroceder.

Aplica toda su fuerza sosteniendo el puñal afilado cada vez más cerca de mi rostro y mis manos tiemblan por el esfuerzo ¿Cuánta sangre he perdido? No he podido calcularlo, no sé si estoy bien o mal, si tengo tiempo o si es escaso.

No quiero morir.

Necesito enfocarme. No importa si estoy perdiendo mucha o poca sangre, si estoy bien o mal. Se trata de sobrevivir ahora, de eliminar las amenazas.

—Nunca debes descuidar tus monedas —Le digo sonriendo con los dientes seguramente aun sangrantes.

Parece desconcertado por mis palabras y yo alzo la rodilla dándole un rodillazo en la entrepierna que lo hace retorcerse y gritar, lo que me deja con el poder del puñal que no dudo en voltear, alzar y presionar contra su costado, atravesándole la piel y con su sangre mojándome la mano en tanto con la otra lo sostengo del cuello mientras retuerzo la cuchilla en su interior.

Él grita y yo lo miro con fijeza retorciendo el puñal.

—Bryce te envió —afirmo.

—No.

¿No?

—¿Quién lo hizo?

No responde y saco el puñal introduciéndolo nuevamente en el mismo lugar, grita y su sangre baña mi mano.

—¿Quién? —repito.

Él me escupe.

Él malditamente me escupe haciéndome sentir asqueado y repugnándome.

No sé qué transmite mi expresión, pero la suya cambia y se mueve desesperadamente para escapar de mí, pero lo arrojo con fuerza al suelo.

No me permito segundos pensamientos, simplemente me inclino sobre él en el suelo y clavo y remuevo el puñal en su costado mientras grita de dolor y lo miro con fijeza, no creo que siquiera parpadee.

—¡Maldito psicópata! —Me grita golpeándome, pero no lo siento cuando aprieto mi mano sobre su cuello cortándole la respiración.

Sus pies se mueven e intenta sacudirme de encima, pero empleo cada onza de mi fuerza mientras con una mano le corto la respiración y con la otra remuevo el puñal en su interior.

—¿Quién?

Aflojo mi agarre en su cuello y el inservible todo lo que hace es toser e intentar escupirme su sangre. Extraigo el puñal de su costado para atravesarle una mano, destrozándole la palma mientras grita.

Es mucha sangre perdida, no podrá sobrevivir mucho tiempo si alguien no viene a ayudarlo.

No creo que alguien pueda salvarlo.

Aun cortándole gran parte del aire con mi mano en su garganta, le alzo la camisa exponiendo su estómago y sin dejar de mirarlo me extraigo el puñal del hombro, sintiendo la sangre salir de la herida y apenas estremeciéndome porque no puedo concentrarme en el dolor, es como si no hubiera.

—Me parece que tendré que abrirte el estómago —murmuro—. No sé si lo sabes, pero soy bueno en eso.

Encajo la punta unos centímetros por debajo de su ombligo y se paraliza sabiendo que no bromeo y que tengo el poder.

—¿Quién te mandó? —Pregunto de nuevo.

Aflojo el agarre en su garganta y sonríe con los dientes cubiertos de sangre.

—Púdrete, maldito psicópata.

—Respuesta equivocada.

Aprieto mi mano en su garganta para que no grite cuando introduzco parte del puñal en su piel tocando seguramente alguna tripa antes de subirlo unos centímetros en una pequeña línea precisa.

—¿Fue Bryce?

Libero lo suficiente su garganta para permitirle hablar.

—¡No! No, no es él.

—Entonces ¿Quién?

No habla y aprieto más fuerte mi agarre en su garganta subiendo otros centímetros hasta su ombligo, la sangre se desborda y me empapa el pantalón al igual que la mano.

No lo dejo hablar, hundo más el puñal y le desgarro la piel subiendo hasta por encima del ombligo.

—¡La cobra! —grita en agonía cuando libero su garganta— ¡La cobra!

»Tu novia... —Habla con la boca llena de sangre— Tu novia la...

Está muriendo, toqué algún órgano importante. No le queda mucho tiempo.

—Tu novia... La marcó —apenas consigue decir en medio de una tos de sangre.

¿Clover? ¿De qué mierda habla este tipo?

—Era... Era su venganza, quería... Hacerla... Sufrir —Tose y subo otro centímetro el cuchillo lo que lo tiene llorando y luego asqueándome más cuando el hedor de orina llega hasta mí y mi pantalón se empapa de ello, de su orine.

—¿Quién es la cobra?

Intenta decir las palabras, pero se está ahogando con su sangre, está muriendo.

No, no se está muriendo. Ya está muerto.

Cuando me hago hacia atrás cayendo sobre mi culo, traigo conmigo el puñal que aun sostengo lo que le ocasiona que se le abra hacia abajo el estómago y sus intestinos se derramen hacia afuera. No era lo que pretendía, pero está hecho.

Destripado.

Una arcada me invade y aprieto los labios respirando hondo por la nariz mientras me tambaleo hasta ponerme de pie y dejo caer el puñal al suelo.

Todo lo que huelo es el cobre de la sangre, es todo lo que puedo percibir. Está en el suelo, en él, en mí, sangre en todas partes.

Me siento mareado como si el mundo diera vuelta y no es por la sangre que pierdo o los golpes, es por la confirmación de que acabo de asesinar a alguien.

Miro al otro cuerpo, el que se rompió el cráneo con la caída.

Asesiné a dos personas.

—Fue supervivencia —susurro mirando alrededor.

Parpadeo y sacudo la cabeza orientándome y es cómo si me apagara, como si una frialdad me envolviera permitiéndome pensar con claridad.

Era mi vida y la de Maida contra la de ellos, si no morían, entonces seríamos nosotros. Que se partiera el cráneo al caer no fue planeado y sobre el destripado... No iba a abrirle completamente el estómago y...

Lo torturé, de acuerdo, parece que usé mis conocimientos para obtener información, sabía que iba a morir y no me detuve. De acuerdo, de acuerdo... Está hecho, no puedo borrarlo.

¿Me arrepiento?

¿Cómo exactamente me siento?

¿Qué hago?

¡Joder, joder! Esto es un puto desastre.

Hay sangre por todas partes, están los puñales, están mis huellas, seguramente hebras rojizas de mi cabello. Hay dos tipos muertos, dos tipos que maté.

¿Qué hago? ¿Qué hago?

De acuerdo, debo pensar. Hay solución, puedo hacer esto. Puedo solucionarlo.

—Ya está hecho, ahora control de daño —Soy consciente de lo fría que suena mi voz, pero consigo relajar mi cuerpo y desacelerar los latidos de mi corazón.

Durante unos segundos o minutos, me quedo de pie con las manos sangrantes a mi lado y sin sentir nada ni siquiera las consecuencias de lo que acabo de hacer.

Miro de nuevo alrededor, el tipo del tío Lorcan está inconsciente y el hombre del que se hizo cargo tiene la garganta degollada, eso explica porque el hombre del tío Lorcan no vino a ayudarme con los otros dos.

Su pecho sube y baja, lo que me dice que está inconsciente, pero no muerto. Bien, no le quité un trabajador al tío.

—No hay testigos, eso está bien —me susurro, pero recuerdo a Maida.

Volteo a verla y tiene la cabeza escondida contra sus piernas flexionadas mientras se las abraza ¿Vio algo?

¿Me vio a mí hacer esto?

Esto tiene que ser limpiado. Mis huellas están por el lugar, hay cámaras de seguridad y estoy empapado de mi sangre y la de otros.

—No puedo encargarme de limpiar las evidencias, hay muchas —murmuro frotándome la frente, dándome cuenta de forma tardía de que me lleno de más sangre.

Tanteo mi bolsillo y saco el teléfono, moviéndome entre mis contactos y paralizándome un momento al ver el anillo que me dio Clover cubierto de sangre.

Clover ¡Mierda! ¿Qué le diré a Clover? Acabo de asesinar a dos hombres, fue en defensa, pero el último... Se ve premeditado, tuvo tortura y maldad.

—Bien, bien. Una cosa a la vez —Me digo localizando el número y presionando llamar.

Mantengo la mirada en Maida que no levanta la cabeza y una tranquilidad aún más grande me invade cuando responden a mi llamada.

—Call-me pensé que celebrabas.

—Acabo de asesinar a dos hombres o uno, no lo sé —digo en voz baja y hay silencio al otro lado.

—¿Cómo no sabes si asesinaste a alguien? ¿Te fuiste y dejaste los cuerpos?

—No. Estoy aquí...

—¿Sigues en la escena de un crimen? —Su voz se vuelve más fuerte y me rasco una ceja mirando alrededor.

—Acaba de suceder, es un puto desastre... Hay evidencias por todas partes, no puedo eliminarlas todas. Sus tripas están fuera de su cuerpo.

Se hacen unos segundos de silencio que se sienten muy pesados.

—¿Destripaste a alguien?

Me quedo en silencio, pero asiento incluso cuando sé que no puede verme.

—¿Call-me?

—Lo hice —susurro.

—¿Qué pasó exactamente?

—Me defendí.

—¿Te defendiste destripando a alguien? —dice con sorna y trago porque entiendo a lo que se refiere.

Si te defiendes matas de inmediato, no pierdes el tiempo haciendo más daño, desgarrando un cuerpo y obteniendo esos resultados.

No solo me defendí, también ataqué con crueldad.

—¿En dónde estás?

—Mi fiesta, afuera, atrás —consigo decir notando que mi mano tiembla porque la adrenalina comienza a desaparecer—. ¿Lorcan que voy a hacer? Hay mucha evidencia.

—¿Hay testigos?

Miro a Maida ¿Vio algo? Incluso si vio, nunca la entregaría.

—No, no los hay. Mi amiga... Ella no vio nada, fue atacada primero y está muy borracha. No vio nada.

—Bien. No te muevas, no entiendo cómo esto pasó, pero haré que limpien este desastre.

—Maté —susurro.

—Sabíamos que esa era una posibilidad para ti, ojalá no hubieses abierto esa puerta nunca, pero no es algo que podamos borrar, ya está hecho y tienes que avanzar.

Y es aterrador que asiento, como si al igual que él sospeché que un día podría verme envuelto en esta situación.

Así que la chispa especial acaba de crecer.

—Tuve el poder —susurro—... y me gustó.

Es la confesión más difícil que he hecho en mi vida y quiero retirarla incluso si es verdad.

No estoy contento con haber asesinado, pero el poder de no ser una víctima, de tomar el control y que el miedo le hizo darme respuestas, alimentó algo en mí.

No puedo ser un criminal, no puedo hacerle eso a mi familia o a mí.

¡Joder! Que puto desastre.

¿Por qué soy así? ¿Por qué siempre me he sentido así? Debería ser normal, tengo que ser normal.

Me rasco el cabello sintiendo que el cuero cabelludo me pica, pero sé que es solo producto del estrés de lo que estoy viviendo, de todo esto.

—Call-me, limpiaré este desastre. Escúchame bien, no asesinaste a nadie, mis hombres lo hicieron. Eres un buen mentiroso y tú decides que mierda le dirás a tus amigos sobre tu estado... ¿Estás herido?

—Un poco... No es tan grave —O eso espero.

—No asesinaste, luchaste, te golpearon e hirieron, te defendiste, pero mis hombres llegaron y se hicieron cargo ¿De acuerdo?

—De acuerdo —susurro.

—Bien, quédate ahí y no llames a nadie. Luego hablaremos de qué mierda pasó.

Cuelga y sacudo la cabeza yendo hacia Maida, trato de limpiarme las manos, pero tengo sangre en todas partes por lo que lo empeoro.

Me agacho y una de mis manos tiembla cuando le toco el brazo, y cuando su rostro se alza la rabia me invade y entonces no hay arrepentimientos por lo que hice, de alguna manera si había alguna pizca de remordimiento, se borra y solo queda la rabia ciega.

El rostro de Maida se encuentra destrozado. Un ojo está completamente hinchado y le sangra y el otro tiene una coloración clara en el iris que solía ser achocolatado, es como si no me viera, sus labios partidos un sangrantes y sangre proveniente de su cabeza corre por su cuello.

Maida está mal.

—Maida...

—Callum, no te veo bien —susurra con la voz rota y pese a su piel oscura, veo las marcas de los dedos que las estrangulaban en su cuello.

—Estoy aquí —Le tomo la mano viendo cómo se mancha de sangre, pero ella no me rechaza.

Bien, no vio lo que hice.

—Maida no sé qué cosas viste, pero si seguridad te pregunta que sucedió respondes que nos atacaron y que perdiste el conocimiento, que no viste absolutamente nada.

—Nos atacaron —susurra—. Eso pasó... ¿Estás bien?

—Lo estoy.

La ayudo a levantarse y se tambalea, no como una borracha tampoco debido a los golpes, es algo más, como si su cuerpo no tuviera fuerzas o no pudiese coordinar.

—¿Maida?

—Algo... No va bien, no puedo verte bien. Mis piernas....

La sostengo con fuerza cuando su cuerpo intenta caer y es entonces cuando la posición de su cabeza me permite obtener una mejor vista de esa área. Me doy cuenta de que sus rizos se encuentran llenos de sangre y es demasiada, hay una gran abertura en ella.

—No me siento... Bien.

—Te tengo, te tengo —Le susurro agachándome de nuevo y sosteniéndola contra mi cuerpo—. Todo está bien ¿De acuerdo? No te duermas.

Mis manos comienzan a temblar al darme cuenta de la magnitud de su herida y todas las posibilidades para Maida a raíz de ello.

No son muy buenas.

—Es que no puedo... Mirarte bien.

—Es que, tonta, tienes los ojos cerrados —Le miento mirando como la sangre le empapa tanto el cabello que comienza a correr por sus sienes, intento limpiarla con dedos temblorosos, pero lo empeoro.

—Ah —acepta mi mentira—, tengo los ojos cerrados.

—Exacto, mantenlos así, pero no te duermas, Mai.

—No debí beber tanto ni tomar drogas, pero no... No era nada muy grande, solo diversión.

—Estás muy borracha y lo de las drogas, tranquis, te guardaré el secreto —digo con una risa fingida—. No te dejaré beber nunca más y solo te drogarás cuando lo hagamos todos juntos como una loca familia llena de malas mañas.

Emite una risita baja y la sostengo hasta que la puerta se abre y por lo menos un grupo de tres hombres y dos mujeres, llegan a hacer control de daños.

Me quitan a Maida de los brazos y nos llevan a algún lugar que no registro, porque no quito mis ojos de ella, sobre todo cuando el ojo que tenía abierto se cierra y deja de hablar.

Susurro su nombre, pero no me escucha.

Le tomo la mano, pero no la aprieta.

Hay gente sobre mí intentando arreglarme, revisarme y dejarme como nuevo, pero mantengo los ojos de Maida a quien también intentan arreglar, pero ¿Pueden hacerlo?

Nunca odié tanto mis conocimientos como en estos momentos en los que sé los posibles escenarios para Maida, en el que al escuchar las palabras de la doctora atendiéndola, reconozco el diagnóstico y los posibles finales.

Comienzo a visualizar en mi mente todo el proceso que hará la doctora, el funcionamiento que están haciendo muchos de sus órganos en este momento, la cantidad de sangre perdida y el que no despierte.

Soy rodeado por más personas, hay agujas, tónicos y tantas cosas, mientras la llevan a otra habitación ni siquiera sé en dónde estamos, pero ya no puedo ver a Maida.

No me importa si asesiné a dos personas, no me importa que no me importe, pero me importa Maida.

—Vaya fiesta de felices veintidós —susurro.

Y de una manera irónica en mi mente por alguna razón desconocida se reproduce una canción:

I don't know about you, but I'm feeling 22
Everything will be alright, if you keep me next to you
You don't know about me, but I bet you want too
Everything will be alright, if we just keep dancing
Like we're 22, 22
I don't know about you, 22, 22



NO IMPORTA QUE DIGAN DE CALLUM, YO LO VOY A AMAR SIEMPRE.

Seamos honestos, sabíamos que había una posibilidad de que Callum algún día por X o Y cruzará la línea, se insinúo varias veces y pues mentira no era.

No lo narré muy explicito para que nadie se desmaye o me denuncien, pero ya veremos el día que lo edite (porque lógicamente quiero que Callum mencione las cosas como lo sabe debido a sus estudios y conocimientos), así que esta es la versión censurada.

En fin, cosas de cosas.

Redes sociales:

Instagram| tiktok: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro