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16. OK no está okay



OK no está okay.

Clover.


¿Por qué no quiero recordar?

¿Qué tan doloroso y traumático pueden ser esos momentos perdidos de mi vida que se me escapan?

Estoy estresándome con estos pensamientos que me invaden de tanto en tanto desde que tuve el episodio al pasar por aquel edificio abandonado. No siempre está en mi cabeza, pero hay momentos cómo estos en los que pienso en ello, pero lo curioso es que pienso en la preocupación de que los recuerdos vuelvan, pienso sobre el temor de no poderlos bloquear durante mucho, mucho tiempo.

Callum ha insinuado en varias oportunidades si ya estoy investigando sobre terapeutas incluso se ha ofrecido a verificar algunos conmigo, pero le miento cuando le digo que quiero hacerlo sola, le miento cuando le digo que busco, pero ninguno me convence, le miento cuando digo que lo estoy intentando.

Y odio mentirle, odio que mi miedo sea mucho más grande que mi capacidad de sanar.

Antes me llamaba valiente y creía que siempre iba con la verdad por delante, pero supongo que estaba equivocada, que esa no soy yo del todo o tal vez simplemente cómo cualquier persona tengo mis debilidades, unas que en estos momentos son mucho más grandes que mis virtudes.

Afortunadamente estos pensamientos son escasos porque los empujo tan atrás que no logran salir a flote para atormentarme, pero no se van de forma definitiva ¿Siempre será así? ¿Es alguna especie de castigo?

Pero ¿Por qué sería castigada? Sé que no soy la mejor persona, no soy una santa ni soy la más correcta, pero no considero que merezca esto, pero entiendo que no se trata de que me den lo que merezca, se trata de que a veces las cosas suceden y no pueden controlarse.

Tal vez la verdadera pregunta es si quiero vivir sintiéndome de esta manera por tanto viva, con la incertidumbre de saber que viví algo traumático que involucra a Bryce y que de alguna manera me lastimó ¿Dejaré alguna vez de sentir miedo?

—Pensé que sería el primero en llegar —anuncia la voz de Kevin.

Alzo la vista del libro de practica que ni siquiera leía y le sonrío a mi queridísimo amigo. Trae el cabello castaño claro despeinado y los ojos verdes rodeados de ojeras, pero no son ojeras de dolor, de hecho, está clarísimo que trae resaca y su café extra oscuro lo confirma.

—No puedes ingerir alimentos o bebidas a este laboratorio.

—¿Me vas a echar? —pregunta, enarcando una ceja y dejando su mochila sobre el mesón— ¿O serás una chismosa delatándome? Porque pondré de mis mejores sonrisas angelicales y lo negaré para que quedes cómo una horrible mentirosa.

—Qué malvado.

—Volví a mis andanzas de chico malo.

—Nunca fuiste un chico malo —Me rio—, rompecorazones sí, pero malo no. El chico malo es Oscar.

—El diablo —dice.

—No lo llames así —Le golpeo el brazo—. Ese diablo fue tu novio.

—Error de juicio, todos cometemos errores.

—Terminar fue uno de esos —Hago saber y no me contradice, pero tampoco lo afirma.

Me vuelve loca que no hablen al respecto de lo que pasó, solo dicen que terminaron, se evitan o lanzan indirectas, se lanzan miradas cuando el otro no lo hace y nos tienen angustiados, no entiendo por qué no han venido conmigo a contarme sus problemas, siempre lo hacen.

—¿Por qué no me dices por qué terminaron?

—Ya te lo dije, fueron diferencias irreconciliables.

—Tonterías —digo con un bufido y me da el intento de una sonrisa.

—No todas las relaciones son para siempre, Clover —asegura antes de beber lo que resta de su café y caminar hacia la papelera para botar el vaso.

»¡Qué maldita resaca! Fue una mala decisión beber un miércoles, no se tendría que ligar los días de la semana.

Me muerdo la lengua para no gritarle por ligar con otros y tengo unos segundos de charla conmigo misma recordándome que es normal que salga y se divierta, que se involucre con otros.

Nos sentamos lado a lado, sumidos en nuestros libros de práctica ­—o al menos eso fingimos— en tanto esperamos por Callum y Oscar para una de nuestras reuniones de práctica.

Me cuesta concentrarme y me masajeo las sienes cómo si eso generara alguna ayuda.

—¿Qué es lo que te inquieta? —Me pregunta mi amigo subrayando algo en su texto—. No dejas de moverte y hacer exhalaciones profundas.

—¿Alguna vez fuiste a terapia?

Con lentitud alza la vista del libro para verme con una ceja enarcada.

—No, nunca he ido, pero sé que me vendría bien, a todos nos vendría bien.

—Pero que pasa si vas y recuerdas algo que te duele mucho y que te marcó.

—¿No es necesario vivir el dolor para poder sanarlo? —Me responde con una pregunta.

—Hay dolores que marcan.

—Eso es cierto, pero no es imposible vivir con marcas ¿Sabes que sí es difícil? Vivir con incertidumbre y miedo.

Ante mi falta de respuesta vuelve la atención al texto y me dedico a ver su elegante y bonito perfil en tanto analizo demasiado sus palabras.

—Le estoy mintiendo a Callum.

De nuevo alza la vista del texto, esta vez con mayor rapidez y parece incrédulo.

—Le dije que estoy buscando ayuda, pero no es cierto y es que tengo miedo, pero no quiero decepcionarlo y no quiero que vuelva a hablar de eso. Sé que está mal, pero no estoy lista, no quiero.

—Clover —dice con lentitud, casi con simpatía—. No le estás mintiendo a Callum más de lo que te mientes a ti misma.

»No lo estás decepcionando a él y definitivamente no es a quien más estás lastimando. No tienes que justificar que no estás lista, pero lo dices cómo si te sintieras culpable de no estarlo, cómo si te detestaras por eso.

Abro la boca, pero no consigo refutar ¿Es eso? ¿El mayor daño me lo estoy haciendo a mí misma?

Me entristece darme cuenta de que me he reducido a esto, de que mucha de la seguridad en mí misma ha desaparecido, que soy más temor que valentía, que me avergüenzo de recuerdos perdidos que no son mi culpa, que miento para no decepcionar a las personas, pero lo estoy arruinando y aun así cuando intento arreglarlo, retrocedo porque los recuerdos de la voz distante de Bryce y el asco de algunos toques de sus manos, me hacen reducirme a alguien que perdió su voz.

Sé que sigo siendo yo, pero también sé que soy una versión de mí con miedo, soy la versión que quedó después de una tarde perdida.

—Yo no quiero sentirme así, de verdad odio esta situación, pero no sé cómo no sentir miedo.

—Nadie te va a juzgar por eso, Clover, pasaste por algo traumático, lo suficiente hiriente para que lo bloquearas.

—Pero si me juzgarán por mentir.

—No, el irlandés no lo hará, pero ambos sabemos que se sentirá herido y pensará que no confiaste en ser honesta con él. ¿Por qué mentirle?

—Yo... Es que no lo sé, lo hice y ya no puedo borrarlo.

—Pero puedes ser honesta con él y contigo.

—Sino hice nada malo, entonces ¿Por qué me siento tan culpable?

Por qué estoy tan enojada y en conflicto conmigo.

—Fuiste y eres una víctima, a todos nos queda clarísimo.

—Ni siquiera lo recuerdo.

—A veces olvido que no fuiste capaz de ver el estado en el que te encontramos —Su mano toma la mía—. Te vi, Clover y te lloré un montón porque incluso sino lo podías recordar y no lo decías, era evidente que te habían lastimado.

—No me gusta hablar de eso —Le doy un apretón a su mano antes de soltarla—. No me gusta aludir a nada que me haga recordar.

Sé que quiere refutar y tal vez reprenderme, pero respira hondo y me da un lento asentimiento antes de que me hable de algo que subraya en el texto de practica. Respiro con un alivio que sé que no me durará demasiado.

Unas risas masculinas nos hacen ver hacia la puerta para encontrar a Callum y Oscar llegando al laboratorio en la hora que se nos asignó.

La sonrisa de Oscar vacila cuando ve a Kevin antes de desplazar la mirada hacia mí y guiñarme un ojo, pero Callum lo empuja para ser todo lo que veo y eso me hace sonreír antes de que relaje los labios para recibir su beso de saludo.

—Tienes el peinado de la princesa Jasmine —Me susurra antes de besarme la sien y rodar el puesto de Kevin para estar de mi lado, en ese lado.

—¡Oye!

—Todos saben que ese es mi lado, Kevin.

—¿Desde cuando?

Él ni siquiera le responde, solo se encoge de hombros y deja los libros sobre el mesón y ve de Oscar, que está a mi otro lado, a Kevin que está a su lado.

—Por favor hoy no lo hagan incómodo porque si alguno de ustedes dos jode mi calificación perfecta de esta práctica, los amarré de las pollas y no de la forma divertida, mientras los hago colgar de cabeza y les arranco la piel estando vivos ¿Entienden?

—Eso parece demasiado pensado para ser algo casual —responde Oscar—, parece que has pensado mucho en tal método de tortura, eres un rarito peligroso, irlandés.

—Es mi chispa especial.

—Tengo la teoría de que, si no fueses un sujeto de la ley, estarías causando caos y sembrando el terror, tienes malicia —Lo acusa Kevin—. Se te ve.

—No es cierto —intervengo—. Callum está bien.

—No digo que esté mal, a todos nos gustan los tipos peligrosos —asegura Kevin con una sonrisita.

—Habla por ti —Lo corta Oscar.

La sonrisa de Kevin vacila y veo cómo cierra la mano alrededor del borde del mesón.

—Tomaría en cuenta tu opinión si te la hubiese ped... ¡Carajo, Callum! ¿Qué demonios?

Callum acaba de presionar un bisturí entre el espacio que hay en los dedos índice y anular de Kevin, la mano que aferraba el borde del mesón. Mi novio levanta dicho bisturí y viendo fijamente a mi amigo, lo clava ahora entre el anular y dedo corazón con precisión, a apenas milímetro de lastimarlo realmente al atravesarle la piel.

—Dije que tendríamos una práctica perfecta y que Oscar y tú serían civilizados, no vi que eso fuese civilizado, todo lo que vi fue el inicio de una discusión que no tendría fin.

—¿Y por eso decidiste cortarle la mano? ¿Crees que eso es un comportamiento normal?

Ante sus palabras, volteo a ver a Oscar que frunce el ceño y tira del brazo de Callum hacia atrás, alejándolo de la mano de Kevin que lo ve con ojos entrecerrados.

—No iba a cortarle la mano, solo hacía un punto —deja el bisturí a un lado y bosteza—. Así que... ¿Por dónde empezamos?

Los tres lo vemos con fijeza y luego nos vemos entre nosotros. Kevin, que al parecer tampoco es normal, sonríe y toma el bisturí.

—Tienes que enseñarme cómo hiciste eso sin siquiera ver hacia abajo, eso fue ardiente.

—Eso fue extraño cómo la mierda —dice Oscar—. No tiene ninguna gracia, Kevin.

Kevin rueda los ojos y Callum se encoge de hombros antes de comenzar a leer la primera pregunta de nuestra guía de hoy, ignorándolo, pero Oscar emite un bufido que corta la lectura.

—¿Cuál es tu maldito problema? —pregunta Kevin.

—Claramente eres tú.

Esta vez es una tijera lo que baja con rapidez entre los dedos de Oscar que se sobresalta, Callum ni siquiera baja la vista, simplemente ve a mis amigos.

—Seguiré leyendo y ustedes escucharán, tomarán apuntes y resolveremos lo que debemos entregar. Tendré mi nota perfecta y luego como buenos amantes que se odian podrán discutir. Ultima advertencia, la próxima me aseguraré de no tener tal precisión entre los dedos.

Kevin ríe, pero Oscar ve a mi novio con ojos entrecerrados.

—Prosigue —Es todo lo que dice este último.

Veo y escucho leer a Callum con fluidez, con su encantador acento irlandés y carisma, veo hacia el bisturí con el que Kevin juega y de vuelta al rarito de mi novio que dejó a un lado la tijera.

Oscar tiene razón, es algo bueno que Callum escogiera el lado de la ley porque lo que llama su "chispa especial" no es precisamente un toque de inocencia.

Por otra parte, la amenaza parece haber funcionado porque si bien Kevin y Oscar no son amigables, son racionales y se hablan mientras discutimos el caso que debemos resolver con solo los datos que se nos ha proporcionado e incluso parece que, sin darse cuenta, hablan entre ellos y con nosotros sobre sus trabajos de grado. Está lejos de ser el ambiente que antes mantenían, pero al menos no se están atacando cómo dos amantes que se aman y odian al mismo tiempo.

Cómo siempre, me sorprendo del cerebro de Callum y su capacidad de razonar, sé que mis amigos y yo somos muy buenos, pero incluso ellos se dan cuenta de que la manera en la que Callum piensa, analiza y opina es diferente, sorprende y cautiva en la misma manera. Parece que para él es tan natural cómo respirar y es su convicción la que lo hace parecer tan determinado, me da celos que sea el mejor de la clase, pero tiene todo el sentido que ocupe ese puesto.

Para cuando terminamos la mistad del trabajo de práctica, estoy hambrienta y con ganas de echarme una siesta, por lo que soy feliz cuando Oscar, Callum y yo vamos a una cafetería fuera del campus en el auto de este último, pero triste porque Kevin no quiso venir con nosotros pese a que tenía dos horas libres.

—¿Cuándo te mudarás? —Me pregunta Oscar sacándole los pepinillos a su hamburguesa luego de hacer un trabajo estupendo ignorando las palabras de Callum sobre cómo Kevin se veía cansado.

Sonrío ante su pregunta, eso me tiene asustada y emocionada. Es la primera vez que me voy a vivir con un novio y ¡Ah! Aun no se lo menciono a mi papá.

—En dos semanas—respondo tomando los pepinillos que él desechó.

—Ah, después del cumpleaños de Callum.

—No puedes faltar a mi fiesta de cumpleaños —dice el futuro cumpleañero después de tragar.

Callum cumplirá veintidós años el viernes y digamos que todos están extasiados por celebrar la vida del irlandés. No creo que haya invitado a tantas personas, pero se ha corrido la voz y digamos que me pregunto si el local que sus padres le alquilaron cómo regalo desde Irlanda no se quedará demasiado pequeño.

—No pienso perdérmela, me hace falta ir de fiestas y ahora que estoy soltero tengo mucho con lo que ponerme al día.

—Soltero —repito porque aun necesito hacerme a la idea.

—La feliz soltería.

—Así que... —comienza Callum—. ¿Realmente fue el final de OK?

—Verdaderamente no es tu asunto.

—Eso es verdad, pero no quita que quiera saber —Le sonríe el irlandés—. Así que habla o vete.

—Nos vemos —se despide Oscar poniéndose de pie y Callum tira de su mano haciéndolo sentar nuevamente.

—No seas así, permítenos entenderte —intenta manipularlo.

Mi amigo le frunce el ceño y yo apoyo mi barbilla sobre una de mis manos, quiero escuchar muchísimo la respuesta.

—Kevin está viendo a otras personas...

—Y tú también —agrego de inmediato—. Callum y yo te vimos en una fiesta.

—Y te he querido apuñalar porque también te vi el otro día en el jardín de arquitectura con una chica en tu regazo.

—No puedes ir por la vida diciendo que vas a apuñalar a las personas si no hacen lo que quieres —señala Oscar y en respuesta Callum sonríe.

—Claro que puedo, solo se me prohíbe hacerlo y eso si me atraparan, podría hacerlo y nadie sabría que fui yo.

—No creo que debas decir eso —comento tras un breve silencio.

—Tranquis, mi trébol, no quería apuñalarlo, solo lo pensé.

—Eso me tranquiliza —mi amigo le da una sonrisa falsa.

»Pero respondiendo el chisme que tanto te angustia, estamos acabados, solo somos dos compañeros de piso tolerándose.

—¡Tonterías! Son puras tonterías. Haz el favor de regresar con Kevin, no los queremos separados.

—Es lo que es.

—No me hagan odiarlos, porque cuando odio no hay vuelta atrás.

—¿Por qué sales con él? —Me pregunta mi amigo aun cuando ambos sabemos que considera a Callum un amigo.

—Es que soy encantador, un diez completo en la cama, no me asusta que me manoseen el culo, veo realitys, escucho pop, soy inteligente y muy bonito ¡Ah! Y mis manos son unos bonitos collares, doy unos azotes en el culo increíble, no me asusta ser el mejor amigo del clítoris, soy dulce, romántico a mi manera, el mejor de mi clase, doy buena suerte y soy pelirrojo natural, hay muchas cualidades más, pero estoy aprendiendo a ser modesto porque mi mami me dijo que otros podrían sentirse celosos.

—Iba a responder que porque lo amo —digo sonriendo, pasando mis dedos por sus hebras rojizas—, pero él dio una buena respuesta.

Callum me sonríe antes de darme un corto rápido en la boca y volver la atención a Oscar.

—Los meses pasarán, Oscar y si Kevin y tú no arreglan su problema, se podrían arrepentir y vivir con esa sensación es una mierda.

—Los arrepentimientos también son una consecuencia y algo inevitable de esta cosa llamada vida —Se encoge de hombros—. Ya fue y no quiero hablar de ello.

—Bueno, en ese caso, te hablaré de nuestra relación —Lo fastidia Callum y rio cuando Oscar hace el ademán de levantarse y de nuevo mi irlandés tira de su mano—. Este relato te va a gustar.

—Me conozco los detalles de su relación, no necesito más.

—Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea incluso Callum se irá si necesitas que lo hablemos a solas.

—Lo haré si así quieres y necesitas, pero espero de corazón prefieras que me quede.

Muy a su pesar Oscar ríe de su ocurrencia antes de bajar la vista a su hamburguesa a medio comer.

—Te había comentado que Kevin se sentía inseguro sobre que antes salí con muchísimas mujeres él era mi primer chico —Ve hacia Callum—. Mi primer chico más que besos y mi primer novio.

—Es una importante aclaratoria —asegura el irlandés.

—Es algo de lo que no se hablaba, pero tal vez lo forcé demasiado y sabes que a Kevin no le gusta sentirse acorralado, ahí empezaron a ponerse tensas las cosas. Luego estas vacaciones de verano fuimos a la fiesta de compromiso de mi mamá.

—Ay, joder —se me escapa.

No es un secreto la postura de la mamá de Oscar sobre su relación con Kevin o bueno, que le guste y ame a un chico.

—Yo pensé... Fui un imbécil. Pensé que, si lo conocía, ella entendería por qué me enamoré.

»Me trató muy bien y tal vez eso me cegó en un principio, pero las indirectas y comentarios terribles estaban ahí disfrazados, hacía a Kevin a un lado e hizo un comentario tan homofóbico que pensé que vomitaría, pero no sé por qué no dije nada. Kevin fue simplemente Kevin —Sonríe—. Respondía con sus propias frases mordaces y su encanto.

» Extrañaba los abrazos de mi mamá al punto que esa sensación de aprobación por unos instantes me cegó y luego cuando volvimos al hotel, Kevin dijo que lo entendía, que todo estaba bien ¡Por Dios! Me abrazó cuando lloré sobre la horrible persona que es mi mamá porque esté con un chico, pero sobre cuánto la extraño, pensé que eso sería todo, pero...

—No lo fue, fue el inicio —dice Callum con suavidad.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque una vez fui Kevin y mientras sonreía y genuinamente comprendía que todos viven su salida a su tiempo y a su manera, me destrozaba y me dolía.

Oscar inspira hondo y se pasa las manos por el cabello.

—Pero podría haberlo hablado conmigo ¿Sabes? Pero en lugar de ello comenzó a ser un imbécil, empezó con cosas pequeñas como comentarios sobre otros chicos, comentarios sobre mí habiendo estado con chicas en el pasado y tal vez no soy la persona con más tacto y ese es un defecto, pero ¡Joder! Sentía que estaba presionándome, orillándome hasta volverme loco.

»Me dijo que quería hacer un trío y no sé por qué acepté, tal vez sea porque lo hice muchas veces antes, pero con personas que no amaba. Estar ahí, verlo, fue demasiado para mí, me fui, Clover y él no vino.

No suena como Kevin, no es para nada mi amigo celoso que quiere tener a Oscar únicamente para él.

—Y pensé: Kevin no me haría esta mierda —Se aclara la garganta—, pero luego volvió al apartamento y me dijo que llevaba semanas dándole vueltas al asunto y necesitaba que termináramos, la verdad es que no lo entendí y tal vez presioné demasiado para que me diera un razón y la verdad es que cuando me dio razones muy válidas de las que me avergüenzo, hice lo que mejor hago: estar a la defensiva y decir mierdas hirientes de las que luego me arrepiento.

No estoy mintiendo cuando digo que siento muchas ganas de llorar por mis amigos haciéndose daño.

—Dijimos cosas terribles y que nunca debieron se pronunciadas, nunca me dijo por qué no regresó conmigo y se quedó, no lo aclaró, solo dijimos mierdas que no se retiraron y al día siguiente éramos estas personas que no podían hablar, solo se atacaban y decidían ignorarse.

»Regresamos acá y él va de fiestas, yo también, vivimos horriblemente juntos, nadie se retractó de las cosas que se dijeron y hay este gran abismo.

»Me gustaría retroceder y no haber dicho nada de lo que dije, no importa cuán herido me sentí y lo mucho que me dolieran sus palabras y razones para cortarme, nunca debí decir cosas en las que ni siquiera creo, no se siente bien lastimar a otros porque te hacen daño al menos no a alguien que amas.

»Pero es horrible ser lastimado por tu persona favorita y es aun más doloroso ver cuán verdaderas fueron sus palabras, perdí a mi mejor amigo y ahora cualquier cosa nos irrita, todo nos enoja y solo quiero que llegue la graduación, terminar el contrato del piso y que ambos nos liberemos de esta situación.

»Y ese es un resumen de las diferencias irreconciliables por las que terminamos o bueno, por las que Kevin cortó conmigo y luego yo lo reafirmé.

—Lo siento mucho —dice Callum—, lamento haberte presionado y bromeado sobre ello cuando claramente fue algo tan serio y delicado, no lo haré más.

—No te preocupes, de hecho, tus comentarios me hacen reír —Se encoge de hombros—. Dijiste que una vez fuiste Kevin...

—Eh... Sí, pero él no fue tan buen muchacho cómo tú —Callum se remueve incomodo—. Yo le gustaba, pero no le gustaba que yo le gustara y entendí que tenía su proceso de aceptación y que no se sentía listo, pero él no supo entender que para ocultarse no hacía falta lastimarme, hizo cosas muy dolorosas y mi familia lo odia, lo odiamos en familia para estar más unidos.

Me doy cuenta de que esto último lo dice como broma para protegerse y porque no quiere hablar de ello. Quiero enfocarme en Callum, pero también proceso todo el resumen que acaba de dar Oscar.

Conozco a Kevin y trató de entender lo que ha sucedido con ambos, pero al final del día es su historia y todo lo que sé es que ellos no me están pidiendo tomar un bando y que soy amiga de ambos y todo lo que quiero es que estén bien incluso si es por separado.

Estirando la mano, tomo la de Oscar y le sonrío.

—Estoy segura de que ninguno de los dos quería herirse y que ambos se arrepienten de algunas cosas, me apena que la situación sea tan tensa y te sientas tan herido y lastimado.

—Es lo que es.

—Perdón si te presioné y la verdad es que los amo a ambos y me duele que vivan esta situación, sin embargo sé que es problema de ambos y no es nuestro lugar inmiscuirnos, pero sabes que estoy para ti para lo que necesites del mismo modo en el que lo estaré para él.

—La verdad prefiero no volver a hablar de esto, no me gusta y me hace sentir mal.

—De acuerdo.

Le doy un apretón a su mano antes de liberarla y continuar comiendo porque sé que eso es lo que quiere, pero no sin antes darle un vistazo a Callum y preguntarme exactamente por qué su familia odia a su ex.

***

—¿Qué vamos a hacer?

Reprimo la sonrisa ante la expresión de seriedad en el rostro de Callum cuando me hace la pregunta. Él me habla en voz baja debido a que estamos en una de las tantas bibliotecas trabajando en nuestras tesis, es de los pocos momentos que podemos pasar juntos durante los cinco días de la semana.

—¿Qué te divierte, mi trébol?

—Lo serio que pareces sobre esto, irlandés, diría que nervioso.

—No quiero que nada salga mal o que te sientas incómoda. Quiero y necesito saber cuáles son los límites.

Me mordisqueo el labio inferior pensando sobre ello.

Han sido muchas conversaciones entre nosotros y con Millie y Alaric. La verdad es que cada día se me hace más excitante la posibilidad, quiero hacerlo, pero soy demasiado cuidadosa sobre los límites y quiero establecerlos bastante claros, por lo que lo pienso mucho.

—No quiero que los folles ni que me follen, quiero hacer esto, pero todo el asunto de planearlo como si fuese una cita médica me pone de los nervios.

Asiente con lentitud y traslada una de sus manos detrás de mi cuello, adentrando los dedos a mi cabello para tirar de mi cabeza hacia atrás e inclinar su rostro muy cerca del mío.

—No se la meteré a nadie más que a ti y nadie jugará con mi culo, solo tú —Me besa la punta de la nariz— y no tenemos que planearlo o forzarlo, si se da genial y sino lo hace, no hay problema.

»Te pregunto por tus límites porque me parece bueno saberlo desde un principio.

—¿Cuáles son tus límites? ¿Estarías bien con que Alaric me follará?

Él sonríe y presiona sus labios contra los míos, haciéndome saborear cada una de sus próximas palabras.

—Clover, quiero ser el único que te folla, el que está dentro de ti. Soy celoso contigo. Me calienta la idea de ver a otros y que otros nos vean e incluso tocarnos, pero la idea de otro u otra dentro de ti no me gusta.

»Soy tuyo —desliza los labios hasta mi oreja—, tuyo para jugar, amar y desear. Tuyo para follar, celar y experimentar, pero soy tan tuyo que también me gusta pensar que eres mía.

—Basta —pido llevando una mano a su pecho.

—¿Por qué?

Aunque no puedo verlo sé que está sonriendo.

Sé que Callum no usa los términos como algo posesivo o definición de propiedad y la verdad es que a mí me enciende y me gusta cuando dice que es mío y me enloquece decir que soy suya. Me importa poco lo que otros opinen sobre dicho fetiche, pero cada vez que lo dice solo pienso en saltarle encima y también me hace sonreír mucho.

Tomándole el rostro en las manos, consigo que deje de acariciarme la oreja para poder verlo al rostro y como siempre me encuentro tan embelesada, pero no se trata solo de su atractivo difícil de ignorar, es la manera en la que me mira y me sonríe, es impactante darme cuenta de la manera en la que me ve y percibe.

A veces me pregunto ¿Por qué yo? Y no es por sentirme inferior, pero es alucinante darme cuenta de que tenemos casi diez meses juntos, para mí es tan sorprendente cómo el primer beso, el primer roce, la confesión de ser el trébol de las notas, todo.

—Tu mirada está gritando que me amas —murmura con una sonrisita.

—¿Cómo hago para quedarme contigo por tanto tiempo dure «mi siempre»?

Me niego a contar los meses y los días, pero sé que el tiempo corre y que nuestros futuros aun apuntan hacia objetivos y lugares diferentes, eso asusta, porque no quiero perderlo, pero tampoco quiero renunciar a mis planes ni que él renuncie a los suyos, parece tan complicado y aterrador.

—Podemos hacer que ese siempre duré por cuanto tiempo queramos —Deja otro beso en la punta de mi nariz—. ¿Por qué ahora la linda carita de mi novia tiene una expresión de miedo?

—Pensarás que soy una tonta.

—Pero la mejor tonta del mundo —asegura haciéndome reír.

—Mejor sigamos con esto —hago una ademán hacia mis libros y los suyos—, si nos damos prisa tendremos tiempo para hacer cosas más divertidas.

—Qué buen incentivo, mi trébol.

Me da otro beso en los labios y volvemos a nuestros apuntes para la tesis, es solo que ansiosamente me dejo consumir por el pensamiento de qué pasará después de la graduación, qué será de nosotros. Aun falta, pero nada es eterno.

—Oye, Clover.

Volteo a verlo y me da una sonrisa incierta antes de tomarme la mano.

—¿Qué tal van las terapias?

De inmediato me tenso y me siento esta horrible persona en la que en su mente la llaman mentirosa.

Le sonrío, pero no soy capaz de verlo a los ojos.

—Va bien, supongo, no es fácil, pero sé que con el tiempo notaré lo mucho que me es de ayuda, apenas empecé hace un par de días.

—Sé que buscar ayuda no es fácil, pero ya has dado el primer paso, estoy orgulloso de ti.

Le doy un asentimiento y con sutileza libero mi mano de la suya volviendo la vista al libro, pero veo las letras borrosas y siento el peso de mi enorme mentira sobre los hombros.

—Gracias por confiar en mí y hacerme parte de tu proceso.

—Callum, yo...

Ladea el rostro para verme, atento cómo siempre de lo que pudiese decirle.

—Yo creo que poco a poco estaré mejor, mi terapeuta es muy buena o eso dicen y me siento cómoda pese a llevar tan poco .

—Todo lo que quiero es que te sientas bien, sanes a tu ritmo y puedas vivir sin ese miedo —Se pasa una mano por el cabello—, perdona si estoy siendo intenso sobre esto, pero es que te vi ese día perderte y a veces cuando duermes tienes pesadillas, eres una persona hermosa en todos los sentidos más allá de físicos, que no merece vivir así, yo amaría ser la solución a tus problemas, pero sé que no tengo las herramientas ni facultades medicas y correctas para ayudarte a sanar, pero tu terapeuta puede guiarte.

La nariz me cosquillea y sé que el sentimiento de culpa ante mentir podría hacerme llorar, por lo que cambio de tema.

—¿Preparado para tu cumpleaños mañana?

—Súper preparado —Me guiña un ojo y vuelve la atención a su libro.

Tal vez pueda ir realmente por ayuda antes de que Callum descubra que estoy mintiéndole sobre ir a terapia. Quizá antes de decepcionarlo por toda esta farsa, el miedo a recordar disminuya ¿Qué sucederá primero?

Kevin tiene razón: le miento a Callum, pero también me miento a mí misma.


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