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10. Familia Byrne




Familia Byrne.

Clover.


La sensación de impotencia que experimento es muy grande, me lleva a abrir y cerrar los puños constantemente mientras mantengo la vista al frente, específicamente en Callum.

En Callum en una cama de una habitación aislada, una habitación que no tiene nada que envidiarle a una de hospital.

Múltiples maquinas monitoreándolo, una temperatura alta para lo que sea con lo que tuvo contacto y doctores vestidos de la manera en la que te resguardas cuando tienes contacto con algo infeccioso.

Se supone él estaría bien, después de todo no presentaba síntomas ayer, pero cuando me fui todo fue cuesta abajo: desde sus vómitos, fiebre alta y él cómo casi se asfixió. Una vez más le han hecho exámenes y aunque ciertamente no se ve moribundo, la verdad es que ya no sé qué esperar, pero no se lo menciono al señor Byrne que se encuentra a mi lado, porque él confía en mis conocimientos y trato de ser lo más optimista posible.

Supongo que Callum también trata de serlo, porque pálido, más de lo normal, y claramente viéndose cómo el infierno, alza una mano en nuestra dirección y luego el pulgar.

—Mi hijo es estúpido, Clover.

—Ciertamente mi novio es estúpido —Lo apoyo y escucho al señor Byrne reír por lo bajo.

»Él va a estar bien, si hubiese gravedad en un virus que aparentemente es mortal, ya habría hecho serios daños en su sistema. Callum incluso está consciente y lúcido, mírelo, no pierde tiempo en ser un estúpido.

—Es demasiado terco para morirse y me ama lo suficiente para no dejar que le dé una noticia cómo esa a Erin.

Volteo a ver al señor Byrne que mantiene la mirada de preocupación en su hijo, se ve cansado y enfadado, pero pese a eso no ha sido más que hospitalario conmigo desde que llegué y agradezco que me tomé en cuenta para ver a Callum siempre que se lo permiten.

—Gracias por lo que está haciendo por mí.

—Nada que agradecer —Me sonríe—, por el contrario gracias por no irte corriendo porque crie a ese niño y sé que está tan loco que a veces dan ganas de correr... Todos mis hijos nacieron así, incluso Kyra.

—Es que lo amo —susurro— y si corriera lejos, lo haría con él.

Alzo la mano en saludo a Callum y después le arrojo un beso que finge atrapar. Saldrá de esta, pronto mi irlandés y yo estaremos juntos.

***

Mi plan de venir a Irlanda, sorprender a Callum y dejar atrás la ridícula propuesta falsa de Frankie, era perfecto, de verdad lo era.

¿Cuál fue el fallo de plan? Callum Byrne queriendo ayudar a su querido tío Lorcan – tos, tos – el mafioso.

Luego de nuestra conversación no amistosa por teléfono y el final agridulce, conversé con Valentina y ambas evaluamos que tan alocado sería pasar unos días en Irlanda cuando tenía disposición económica para ello y tras sentirme culpable por no compartir esos días con ellos y mi hermanito, me dijo que no fuese tonta y aprovechara mi juventud. Así que me ayudó a conseguir un vuelo cercano que diera oportunidad de que papá me llevase al aeropuerto, hacer mi equipaje y no me saliese obscenamente costoso.

Cuando papá llegó del trabajo no fue especialmente feliz de mi apresurada decisión, de hecho me pregunto muchas veces si estaba segura y hay que mencionar que aún estaba especialmente enojado con la cosa del compromiso falso porque incluso él lo supo y digamos que Frankie no debería toparse con mi papá por lo menos durante un par de meses.

Cuando Callum me llamó esa mañana, agarrándome en un caso de dolor de estómago en pleno aeropuerto, quise decirle de mi plan, pero él muy terco solo cantó y luego colgó, las próximas horas no supe de él y cuando aterricé en Irlanda estaba genuinamente un poco nerviosa porque no había forma de comunicarse con él. Estuve intentando durante dos horas, sentada en una banca y cuando finalmente mi llamada fue respondida lo último que esperaba era escuchar la voz difícil de olvidar: la de Lorcan McCarthy y más sorpresivo aun, una hora después el papá de Callum, que solo había visto en pocas fotos, apareció con un cartelito con mi nombre y literalmente tenía dibujado un trébol de cuatro hojas.

Me sentí culpable de notar cuán bien cuidado se encontraba el señor Byrne: un poco más alto que Callum, fornido, un cabello rojo oscuro abundante y vivaces ojos verdes, además a diferencia de su hijo tiene un montón de pecas en el rostro y la sonrisa más amable que he visto, incluso cuando noté que estaba tenso y llegué a pensar que se debía a mí.

Desconcertada, apenada y nerviosa, me había acercado al hombre que se presentó cómo Donovan luego de preguntarme: "¿Eres nuestro trébol?" a lo que asentí tímidamente antes de que me diera un torpe abrazo cálido y me hiciera sentir bienvenida. No mencionó a Callum ni por qué era él quién me venía a buscar. Los nervios me hicieron hablar haciéndole saber que esto era una sorpresa y fue entonces cuando rió con ironía antes de disculparse por darme de novio a un hijo desequilibrado porque lógicamente al parecer era estúpido y hacía cosas imprudentes cómo jugar con la mafia.

Y entonces me soltó la bomba: debía llevarme a un hotel y debía ayudarlo a cubrir la estupidez de su hijo que se encontraba aislado posiblemente con un pie en el infierno porque era un inconsciente que había tomado una terrible decisión (esas fueron exactamente sus palabras). Y no creo que haya sido intencional, pero me bombardeó con información confusa que me tuvo aterrada y caminando de un lado a otro en mi habitación de hotel (que me ayudó a conseguir) luego de que hablara con Erin Byrne, madre de Callum, por audios (me daba miedo hacerlo por llamada telefónica) para decirle que su hijo se encontraba conmigo.

Cabe destacar que fue una pésima noche, no conseguí dormir intentando entender todo lo que el señor Byrne había dicho porque había sido confuso, de hecho ni siquiera mencionó realmente a Lorcan o la Mafia irlandesa, solo dijo que Callum se había metido en problemas con un tío complicado de trabajo cuestionable y moral inexistente (habrá que destacar que sonaba enojado), ajeno a que conozco de ese lado de su familia.

Algún día Callum tendrá que devolverme cada minuto de preocupación que me está haciendo vivir desde que aterricé en su amada tierra natal. Pensé, de una manera ingenua que tras verlo, todo estaría estable, que pronto estaríamos juntos y él saldría de ese horrible aislamiento.

Error, nuestro error.

Porque Callum tuvo contacto directo con un agente contaminado creado que está siendo estudiado actualmente y si bien, para su suerte, no terminó cómo el cadáver que examinaba, si tuvo cierta complicación que se redujo a una intoxicación tan fuerte que pudo haberlo descompensado además de que fue atendido mucho antes de que sus vías respiratorias se obstruyeran del todo, ya comenzaba a presentar indicios de asfixia sin contar los fuertes delirios por la fiebre y todo eso con tan solo un 8% de contaminación en su sistema ¿Qué clase de mierda ha creado el hombre para joder aún más a la humanidad?

Todo esto conllevo a básicamente encerrarme en un hotel o comer algunas pocas veces con el señor Byrne, explicarle a mi papá que mi viaje de una semana posiblemente se convertiría en tres, visitar cuando se podía a Callum en el lugar que se encontraba siendo atendido, intentar aprender cosas nuevas para entender mejor su proceso de recuperación y ver un montón de películas a la distancia con mis amigos.

Es cierto que pude conocer la ciudad por mi cuenta, pero aún me hace ilusión y sé cuánto le emociona a Callum la idea de ser quien me dé el paseo, así que lo reservo para él.

—Qué bueno que Callum finalmente se recuperó de su viruela, dile que se no olvide vacunarse contra ello aunque me parece rarísimo que lo contrajera —dice Maida a través del teléfono con el tono especulador.

Porque mi amiga es una estudiante increíble, es inteligente y astuta y no hay manera en la que crea la patética excusa que Oscar y Kevin tampoco se han tragado cuando me han preguntado por qué no estaba con mi novio.

—Cosas que pasan —Carraspeo la garganta para que pasemos de mi mentira—, pero cuéntame de ti ¿Qué tal esta semana por el Campus? ¿No te arrepientes de no haberte ido a casa?

—La verdad es que no. Me va bien en el trabajo de verano y me he inscrito a clases de voleibol, soy malísima, pero me divierto.

—Esa es la actitud —Sonrío.

—Y salgo de fiestas o me reúno con amigos... Stephan tampoco deja que me aburra. El pobre anda comiendo libros porque quiere estar preparado para el inicio de semestre, ya sabes que se preocupa un montón por mantener su beca.

—Es bastante inteligente, le confiaré mis dientes cuando tenga su consultorio.

—¡Yo también! —Se ríe—. Parece que tiene un talento para estudiar y aun así tener tiempo de divertirse, así que igual siempre tenemos algo que hacer.

—¿Tenemos? ¿En plural?

—Sí, tenemos.

—¿Pasa algo con Stephan? ¿Un romance tal vez? —Indago sin ninguna sutileza haciéndola reír de nuevo.

—Nada pasa, somos amigos —pausa—. Aunque...

—¿Aunque?

—Él es más de lo que puede parecer en la primera impresión. No es solo un fiestero mujeriego, en realidad es bastante genial, mantiene conversaciones increíbles, sabe sobre muchas cosas, es divertido e ingenioso y es un buen amigo.

»¡Ah! Y besa bien, bueno, mejor que bien y mira que he besado a un montón de personas.

—¿Cuándo besaste a Stephan?

—¡Ufs! Hace mucho, cuando nos conocimos, obvio.

—Obvio —repito.

—Pero ¿Quién no ha besado a Stephan?

—Eh ¿Yo?

—Deberías besarlo, Callum lo hizo.

—¿Cuándo?

—Hace siglos, pregúntale. Beso entre amigotes.

—¿Cómo llegamos a esta conversación?

—Ah, porque te dije que nos besamos hace siglos y que besa bien.

Se hacen unos segundos en silencio.

—Maida... ¿Tienes un enamoramiento por Stephan?

—Sí, pero no importa, ya sabes que luego se me pasa —dice rápidamente—. Igual me encanta que somos amigos, la estamos pasando genial. El otro día fuimos al cine y...

La escucho sin detenerla, sonriendo porque pese a que es una conversación telefónica, casi puedo imaginarla frente a mí con sus expresiones y entusiasmo.

—La paso bien, mi canela pasión oriental, pero tengo que admitir que los extraño mucho. Ya quiero que regresen.

—También te extraño y los extraño.

—Nos extraño —dice con melancolía—, pero bueno, tengo que colgar. Mi descanso ya termino y el deber llama, ya quiero que sea el último para decir: renuncio, perra.

—Espero un vídeo de ello.

—Trataré. Cuídense, te amo y dale besitos cariñosos de mi parte a Callum ¡Dile que también lo extraño!

—Se lo haré saber. Saludos a Stephan y también te amo.

Termino la llamada y vuelvo a entrar al lugar, situándome al lado del señor Byrne para una vez más esperar, pero esta vez la espera es más dulce porque hoy, en su décimo día desde que tuvo contacto con un cadáver, cuatro días de haberse recuperado de los pequeños percances y trece horas de su último examen de toxicología que arrojó que estaba bien, el señor Byrne y yo observamos cómo con una sonrisita y vistiendo la ropa que su papá le ha traído, Callum se acerca por el pasillo siendo seguido por Lorcan.

Me quedo dos pasos por detrás del señor Byrne que lo estrecha en un abrazo y me conmueve que le tome el rostro, evaluando tanto cómo puede de su hijo, preguntando si se encuentra bien, si tiene algún síntoma o necesita descansar.

—Estoy bien, papá. Un irlandés con buena suerte no muere así de fácil.

—He tenido días para pensar sobre todo esto y mientras más lo pienso, más me enfado —dice el señor Byrne dándole otro abrazo un poco más breve.

—Entonces, papá, la solución es no pensarlo.

—Pequeño estúpido —gruñe el señor Byrne sacudiendo la cabeza.

Mi irlandés le guiña un ojo antes de caminar hacia mí y detenerse lo suficiente cerca para que las puntas de sus zapatos toquen las mías.

Ver a Callum a través de ventanillas o vidrios de contención fue una absoluta mierda incluso las vídeollamadas no fueron suficiente. Afortunadamente lo alimentaron bastante bien, va con la barbilla mandíbula sin vello facial cómo siempre y de hecho parece que obtuvo un ligero corte de cabello ya que las puntas ya no se le enroscan; a simple vista no pensarías que pudo haber muerto por su entusiasmo en la ciencia.

—Hola, mi trébol, lamento la tardanza, pero mejor tarde que nunca.

Acorto todavía más la distancia entre nosotros para alcanzar su oreja y poder susurrar palabras que solo deseo que él escuche:

—Tendrás que hacer mucho para compensar todo esto.

Es audaz y rápido en su reacción, deslizando sus labios en una apenas perceptible caricia desde la comisura de mi boca hasta mi oreja para ahora ser quien me susurre.

—Haré todo para compensarte, además ¿Lo recuerdas? Tenemos una cita anal.

—¡Callum!

No sé cómo no me ahogo con la saliva en tanto verifico que nadie lo escucho, él por su parte se encuentra riendo por lo bajo antes de dejarse de rodeos y atraerme para un fuerte abrazo. Nuestra diferencia de altura hace posible que me acurruque contra su cuerpo, siendo absorbida por su olor y calidez ¡Cielos! Extrañé demasiado su toque, todo de él.

—¡Duendes! Te extrañé demasiado, Clover Mousavi. No sé si te extrañaba más cuando estabas en Londres o cuando te tenía cerca, pero no podía tocarte.

—También te extrañé.

Mantiene una mano presionada contra mi espalda y con la otra me toma la barbilla para que alce el rostro y conectemos nuestras miradas. No puedo evitar pensar lo mucho que me encantan esos vivaces ojos verdes.

—Gracias por haberte quedado, sé que arruiné tus planes.

—Aún podemos hacer planes, estaré otra semana y media aquí en Irlanda.

—¿Podría quererte más? —Me pregunta.

—Podrías —digo de manera presumida haciendo crecer su sonrisa.

—...Y será mejor que te mantengas alejado de mis hijos y de mí...Al menos por un tiempo, sabrás entender lo molesto que estoy y que no deseo verte ni el ojo durante un tiempo.

Callum y yo salimos de nuestra burbuja para darnos cuenta de que Lorcan y su papá mantenían una conversación bastante intensa o en todo caso, el señor Byrne habla y Lorcan escucha.

—Papá, ya te he dicho que ha sido mi irresponsabilidad...

—Y yo ya te he dicho que te calles, Callum —Lo corta el señor Byrne con una voz que hasta a mí me intimida.

»Agradecería que esperaran en el auto en tanto termino esta charla con Lorcan.

—No soy un niño y no puedo simplemente dejar que pongas toda la culpa y responsabilidad sobre Lorcan —Callum avanza hacia ellos—. Fui quién lo buscó inicialmente, claro, él también contribuyó, pero tienes que entender que tomo mis decisiones y que a veces son una mierda.

»Desearía no haberte preocupado de esta manera ni hacerte enfadar así, no soy padre así que no alcanzo a imaginar cómo te sientes, pero me criaste bien y me hago responsable de mis acciones.

Hay unos largos y pesados segundos de silencio antes de que Donovan Byrne vuelva a hablar:

—Sí, bueno, Callum responsable, espera en el auto.

—Papá...

—Callum, no lo repetiré de nuevo, no juegues con mi paciencia porque cabreado ya estoy, no lo lleves a un nuevo nivel.

—Call-me será mejor que te marches —Habla finalmente Lorcan—. Así no es cómo esperaba que terminaran las cosas, sin embargo gracias, ayudaste y si llegas a necesitar otro favorcito, sabes a dónde llamar.

—¿Sigo invitado a la boda? —pregunta Callum viendo del uno al otro.

—Vayamos al auto —digo tomándolo de la mano, hay demasiada tensión entre los amigos adultos—. Fue bueno, creo, verte, Lorcan. Ten una... Buena vida.

—Hasta pronto, tío Lorcan.

Y antes de que Donovan Byrne explote en rabia, saco a Callum del lugar, escuchándolo sobre lo mal que se siente de dejar a dos amigos destrozarse cómo leones y no hablo hasta que llegamos al auto de su papá.

—Callum, tu papá es un adulto y Lorcan también, un adulto mafioso, ellos sabrán lo que conversan y no importa lo que digas, es necesario que lo suelten todo.

—¿Y si su amistad termina por mi culpa?

—No quiero ofenderte, irlandés, pero no creo que luego de tantos años una amistad que ha sobrevivido a una organización criminal termine por ti, tal vez dejaste espinas, pero no una ruptura. Lo solucionarán en algún momento.

O eso espero, pero eso es lo que digo para quitarle culpa y para que se calme.

—Tienes razón, su amistad ha pasado por cosas más grandes, lo arreglarán —asiente para sí mismo.

Recargo la espalda de la camioneta en tanto lo veo: el jean ligeramente ajustado, la camisa de mangas larga, las botas patea traseros y el cabello rojizo brillando en el sol. Cuando mis ojos llegan a su rostro, ahí está esa pequeña sonrisa traviesa antes de que gire lentamente y se dé una palmada en el trasero, vuelva a estar de frente y camine hacia mí.

Me acorrala contra el auto, con sus antebrazos apoyados a los lados y con todo su frente pegado al mío.

—Parece un pecado mortal no haberte besado aun esa boquita.

—Eso me tiene triste —murmuro, metiendo las manos en los bolsillos traseros de su jean.

El corazón se me acelera como siempre que nos encontramos en esta situación y creo que el hecho de que estuviésemos poco más de un mes sin vernos influye bastante en la expectativa.

Ladea el rostro con sus labios acariciando los míos.

—Por cierto, estás preciosa cómo siempre —susurra antes de besarme.

Es dulce en un principio, con succiones perezosas y caricias suaves. Se toma el tiempo de besarme el labio superior y luego el inferior, cortos besos antes de que su lengua me acaricie y yo le dé paso a mi boca, eso hace que el beso se vuelva sensual. Los besos de Callum tienen una capacidad extraordinaria para volverme loca.

Mientras nos besamos finalmente la preocupación me abandona porque está bien, porque no importa el estúpido vídeo viral de compromiso falso, las llamadas tensas e incómodas ni la distancia que hubo en un tiempo. En tanto lo beso me doy cuenta de que hace mucho dejó de ser el irlandés al que le dejaba la nota, este es mi increíble novio y ¡Mierda! Cómo lo quiero ¿Quién no se enamoraría de él? Era imposible que yo fuese una excepción.

La intensidad de su beso escala y cuando necesitamos respirar traslada los besos a mi cuello, dejando pequeños mordiscos. Ni siquiera sé cuándo enrede los dedos en su cabello, pero no pienso demasiado en ello cuando su boca vuelve a la mía sin contemplación y con la misma pasión.

Creo que podríamos haber seguido por horas, olvidando el lugar en el que estamos, pero la desactivación de la alarma del auto nos sobresalta y eso hace que Callum me muerda con algo de fuerza el labio inferior haciéndome sangrar.

—¡Mierda! —mascullo saboreando la sangre y presionando mis dedos contra la piel magullada.

—Parecían bastante cómodos, pero hay una madre a la que llevarle su hijo porque ya está sospechando de tanta ausencia —dice el señor Byrne con una ceja enarcada hacia nosotros—. Supongo, viendo lo extremadamente felices y entusiastas que son, que ya tendrán muchísimo tiempo para besarse contra mi auto.

—Espero sea tiempo suficiente, tengo muchísimos besos que dar —Es lo que le responde Callum asintiendo y su papá rueda los ojos.

El tono de mi piel no permite ver mi sonrojo, lo que agradezco porque corro rápido la mirada antes de abrir la puerta trasera del auto y subir, lo escucho reír antes de que suba de piloto. Bueno, al menos el papá de Callum no quedó de mal humor tras su conversación con Lorcan.

Solo cuando Callum está sentado en el asiento copiloto, el auto se pone en marcha.

—Lamento haberte mordido así de fuerte el labio —Se disculpa Callum volteando a verme.

—Sin rencores —Me limito a decir.

—Tengo tu nuevo expediente médico ultra secreto —Habla Donovan Byrne—. Más te vale poner en práctica todo tu encanto mentiroso para que tu mamá no sospeche, no me siento orgulloso de esto, pero en vista de que no moriste y que todo está bajo control, lo mejor será guardar este secreto.

»El factor de llevar a Clover es una distracción perfecta, si no te importa que te usemos, Clover —Me ve por el espejo retrovisor y me enderezo.

—Pueden usarme con confianza, Señor Byrne.

—Eso sonó horrible —Me hace saber Callum.

—¡Sabes lo que quise decir!

—Sabemos lo que quisiste decir, sé de qué manera me estás permitiendo usarte, Clover.

—¡Duendes, papá! Lo haces sonar peor ¿Sabes que he leído con mamá y Moira libros en donde el papá se roba la novia del hijo? Se la folla y pervierte antes de llevársela.

—Ni siquiera preguntaré por qué estás leyendo esos libros con Erin, es simplemente una causa perdida.

—Es una lectura interesante, no mi favorita, pero se lee rápido —Nos informa Callum aunque nadie la preguntó.

Su papá ignora lo que dijo para seguir hablando y retomar el tema.

—En el maletero tengo equipaje con tu ropa porque se supone te has estado quedando con Clover y harás eso ahora que estás libre, mantén la coartada —prosigue el señor Byrne—. Ustedes ya verán cómo arreglan eso. Basándome en la manera desvergonzada en la que se recargaban de mi auto estoy suponiendo que no tienen problemas en quedarse juntos en un hotel.

—Amo tu modernismo papá, enviándome a un hotel con mi novia ¿También lo pagarás?

—Señor Byrne, ignore eso, yo cubrí mis gastos del hotel.

—Puedo pagar los condones si es lo que necesitan. Soy un papá en pro de la responsabilidad sexual.

Oh. Dios. Mío.

Me encojo en el asiento sin creerme esto cuando Callum felicita a su papá por su apoyo y promoción de la responsabilidad sexual.

En tanto el señor Byrne pone al día a Callum sobre la mentira y cómo ha estado la familia, yo me mentalizo sobre el hecho de que los voy a conocer.

—¿Eres alérgica a algún alimento, Clover? Me doy cuenta que tendría que haberte preguntado esto con anterioridad antes de que mi esposa preparara el almuerzo.

—Estoy bien con todo.

—No come lechuga, prefiere la espinaca —señala Callum— y prefiere los jugos cítricos sobre los dulces. También le saca en ocasiones el tomate a la comida, lo que considero un sacrilegio.

—¡No puedo comerlo si lo veo!

—Sacrilegio, pecado mortal —Se limita a decir.

—Pero estaré feliz de comer lo preparado por su esposa, señor Byrne.

—Puedes llamarme Donovan.

—¿Quién ha ocupado mi lugar en el bar, papá? Porque no me lo tomes a mal, pero lo hago mejor que Moira.

Mientras ellos conversan sobre eso, evalúo en el parecido de sus perfiles, si Callum envejece así de bien, le esperan unos muy buenos años. Son bastante considerados no dejándome por fuera de la conversación y aunque antes Donovan hizo algunas preguntas para conocerme y que no se hicieran silencios incómodos cuando nos veíamos, ahora que está más relajado hace preguntas sobre Londres y me habla de las veces que ha estado en el lugar.

—Me gusta esta canción —dice Callum subiéndole a la radio y comenzando a cantar.

—¿Quién la canta? —pregunta su papá doblando en una calle de casas bastante bonitas y espaciosas.

—BG.5 creo que te gustaría, papá.

—¿Eso crees? —Sonríe—. Averiguaré luego... Y llegamos.

Se estaciona a la perfección y apaga el auto, girándose para darme una amplia sonrisa llena de diversión que también le brilla en la mirada.

—Bienvenida, Clover, estás a instantes de adentrarte en primera fila a un almuerzo con los Byrne.

—No la asustes, somos bien normales.

—No lo somos —Me susurra el señor Donovan antes de bajar del auto.

—¡Callum! —grita una voz femenina.

Y bajo justo en el momento en el que una mujer más baja que Callum, pero más alta que yo, con un cabello rojo que tira a naranja más claro que el suyo, lo abraza con fuerza.

—Hasta que Clover te deja salir del hotel, hijo. Comenzaba a creer que ni siquiera comías en medio del asunto, necesitas nutrientes, vitaminas, comida o los orgasmos te matarán.

Me llevo una mano a la boca y debo tener los ojos bastante abiertos, porque Donovan Byrne parece contener la risa antes de acercase a besar a su esposa cuando libera a Callum y antes de que ella clave toda su atención en mí.

—¿Por qué no dejabas salir a mi bebé del hotel para visitar a su familia, Clover?

Abro y cierro la boca preguntándome cuándo firmé el contrato en el que se establecía que la tapadera incluía responsabilizarme cómo una obsesa sexual que tenía agotado y privado de su libertad a Callum Byrne.

—Yo...No he estado teniendo... Orgasmos.

De todo lo que pude decir, eso es lo que balbuceo. Que no es mentira, no he dedicado mucho tiempo a tocarme desde que llegué y recién veo a Callum, pero ¡Cielos! No es algo que deba decirle a los padres de mi novio.

Hay un largo silencio y percibo a Callum de reojo viéndome con ojos entrecerrados.

—Me haces quedar mal, mi trébol, haces pensar que no soy bueno dando orgasmos y eso no es justo, nada justo. Soy muy bueno en ello.

—Cállate —susurro aunque no alcanza a escucharme.

—Qué gusto conocerte, Clover —Sonríe finalmente la mamá de Callum—. Llámame Erin. He escuchado mucho de ti y me alegra finalmente conocerte. Bienvenida al clan irlandés.

Y cierra sus palabras con un abrazo cálido que incluye un beso sonoro en la mejilla y mientras le devuelvo el abrazo, mi mirada se cruza con la de Callum quien me alza los dos pulgares haciéndome sonreír.

Supongo que ahora de verdad y oficialmente comienza miviaje.

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