— ¿Y tú...quién eres? — preguntó Rhya al darse cuenta del intruso entre sus filas

Ronne, o lo que estaba en su cuerpo sonrió maliciosamente.

Volaba lo más rápido que podía para llegar a la cámara del pedestal, debía detenerlo. Aunque nunca había luchado contra uno y no sabía que hacer para derrotarlo debía intentarlo.

— ¡¡Rhya!! — gritó al ingresar a la cámara.

El nombrado miró por un segundo a Selene antes de que el intruso le hiciera un agujero en el abdomen. Pero no fue el único herido. Selene logró llegar y ponerse frente a Rhya, ella también terminó con un hoyo en el pecho.

Yuno quedó rígido al ver el cuerpo de su amada caer al suelo a causa de esa herida. Sabía que en ese instante no era Shamyra la que estaba frente a él pero... Era el cuerpo de ella.

— ¡Señor Rhya, Lady Selene! — preocupado, Patry se acercó a los cuerpos de sus camaradas. Intentaba curar a Rhya mientras que Tyson intentaba curar a Selene, el dragón lanzaba sus llamas en la herida abierta — ¡¿Qué significa esto Ronne?! — preguntó Patry sin comprender la situación

— Las tres hojas del trébol, guardan honestidad, esperanza y están llenas de amor — el ser en el cuerpo del elfo habló — La cuarta hoja esconde buena fortuna, así es que... en la quinta hoja

En un segundo que el enemigo hizo una pausa. Selene arrojó un pequeño rayo de su energía al frasco de cristal que colgaba en el cuello de Patry, el frasco se rompió manchando con sangre la ropa de Patry.

— Habitan los demonios — dijo en un susurro Selene que con dificultad por el dolor se inclinaba hacia adelante — Fuiste tú... de nuevo

Patry miraba con confusión a Selene. ¿Lo conocía? ¿Y por qué desparramo la sangre que usarían para completar el hechizo?

— Si, tanto tiempo sin verte, pequeña elfa...— Suspiró — Que buenos recuerdos... utilice los lazos de los magos elegidos por el grimorio de las cuatro hojas, para así poder crear un grimorio de desesperación

Ronne, intercambió la posición de la elfa. La tuvo frente a él y sin delicadeza alguna, introdujo su mano en la herida abierta para poder embarrar su mano en sangre. Le sonrió al ver su expresión de odio. Ya no la necesitaba así que con fuerza arrojó su cuerpo a un lado. Y este fue atrapado por Yuno.

— No permitiré que sigas lastimando el cuerpo de Shamyra — dijo con seriedad Yuno, dejando el cuerpo en el suelo con cuidado y sacó la botella que él tenía, intento dársela pero ella lo rechazo. Con solo verlo, sabía de que se trataba. Debía guardarla para él, podría serle útil — Haz que se lo beba, no se si eres Zohar o Tyson, pero si quieres que viva has lo que te digo — dejó la botella al lado del pequeño dragón para que intentara dárselo

— Hoy por fin obtendré lo que ya debería ser mío — hablaba para si mismo ese ente maligno

— No dejes que lo haga, debes de detenerlo — habló Selene aún con voz débil — Tiene todo lo necesario para abrir la puerta

Ronne, o más bien dicho ese ser. Colocó la última gema en el pedestal y dejó caer unas cuantas gotas de la sangre de Selene en el mismo lugar. Materia negra apareció. Formó lo que era el cuerpo del demonio y la alma antes en el cuerpo humano se traslado a su cuerpo original.

Puede que no estuviera completo pero era peligroso aún de esa manera.

Un demonio, que buscaba gobernar el mundo. El caos iba a empezar.

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— Aún no debes moverte, tus heridas están sanando lentamente — pidió Mimosa quien curaba a Rhya. A un lado suyo se encontraba Erika observando como Tyson curaba con lentitud las heridas de Selene

— No voy a quedarme quieta observando como un demonio destruye este mundo

— Sean aplastados...sean oprimidos...sean disgregados...sean fragmentados — repetía el demonio. Asta y Yuno terminaron bajo un montón de escombros — No permitiré que se metan en mi camino

El demonio, Zagred, se acercó a Patry que estaba atravesado por varias lanzas de hierro que brotaron del suelo. Le contó lo que sucedió hace 500 años. Como se interpusieron en su camino a último minuto, el como escogió a Patry para ser un peón en su plan. Reveló que el responsable de la reencarnación de los elfos no era Licht como Patry pensaba, sino el mismo, Zagred.

Si, esa era la verdad. El líder de los elfos, Licht, no deseaba la exterminación de la humanidad ni que sus compañeros reencarnaran. Todo era obra de Zagred y Patry cumplió al pie de la letra con el plan del demonio.

Patry cayó en la desesperación. Eso era lo que quería conseguir el demonio.

Asta y Yuno volvieron a ponerse de pie. No dejarían que Zagred rompiera sus sueños. Lucharían. Ambos magos, se lanzaron al ataque en conjunto. Uno se encargaba de las espadas reales y el otro de las hechas con magia. Lograron dañar a Zagred, pero nada serio, un pequeño rasguño que fue sanado al instante.

— Cuando el portador de un grimorio de cuatro hojas sucumbe irremediablemente ante la desesperación, entonces nace un grimorio de cinco hojas — dijo el demonio — Por fin tengo un cuerpo y un grimorio oscuro, así que al fin llegó el día en el que podré gobernar con el aspecto y el poder de un auténtico demonio

Su plan había funcionado mejor que hace 500 años. La magia prohibida fue de gran utilidad en este presente.

Zagred tomó su nuevo grimorio. Pero Asta y Yuno no le dejarían irse sin más. El demonio se acercó a Patry, si le había sido útil para sacarlo del inframundo, también le ayudaría a salir del palacio.

— Ve y pierde el control — le susurró — Deja que el odio y la desesperación sean tus guías

Sus ojos y todo su cuerpo se volvió oscuro. Su maná se volvió sombrío, demasiado a decir verdad. Cuando un elfo sucumbe sin remedio a su maldad se convertía en un elfo oscuro.

Continuará