— ¡Agh! No sabes cuanto odio a tu familia. Esa herramienta se fabricó teniendo como base al poder de tu ancestro — con el brazo en el abdomen, Selene pudo sentir la sangre brotando de la herida en su costado izquierdo

Selene miró su mano ensangrentada, su cuerpo rebosaba de maná, un maná que era absorbido por la esfera en la que se encontraban. Y todo su preciado maná era usado para atacarle a ella. Erika lanzaba rayos y explosiones desde las paredes de la esfera hacia Selene. Si Selene se acercaba a ella en un segundo la teletransportaba lejos y evitaba los daños.

Pradēśa

Un hechizo que permite a su usuario crear su propio territorio, algo así como una dimensión propia, donde puede hacer lo que se le plazca. Un hechizo que solo es enseñado a los miembros de la familia Sārige que son usuarios de magia espacial. Absorbe el poder del enemigo y lo debilita.

La familia de Erika era plebeya en el pasado, un plebeyo que era amigo del príncipe creo ese hechizo, un hechizo que a pesar de que el usuario poseía poco maná lo ponía a nivel de los fuertes. Pero esa desventaja no afectaba a Erika, pues su familia ya no era plebeya, y después de tantas generaciones, los descendientes tenían cantidades de maná como los nobles de sangre pura.

— Lean...ese maldito humano se atrevió a tener descendencia...pero eso se acabará hoy. Magia del Dragón Lunar: Rayo lunar; rayo de luna roja

Rayos teñidos de rojo cayeron sobre Erika proporcionándole una gran descarga. De la nada Erika se esfumó de su lugar. Selene se puso en alerta, debía ser cuidadosa...con cada ataque se volvía más débil al ser su maná absorbido.

— Lo siento por esto Shamyra

Selene no fue lo suficientemente rápida. Erika la abrazó por la espalda con fuerza negándose a soltarla. Ella también debía darse prisa. El hechizo requería de una gran cantidad de maná. Para poder realizarlo estaba usado el maná contenido en la gema del collar en su cuello. Maná que comenzó a reunir desde que tenía ocho años, pero tenía un precio, su vida se acortaría. Pues para obtener algo debes dar algo a cambio.

Ambas chicas gritaron de dolor al sentir como una poderosa descarga de maná caía sobre ellas ocasionando daño en sus cuerpos.

— Ese es...el cuerpo de mi mejor amiga...así que lo devolverás ahora....¡¡HAZLO YA IDIOTA!!

La esfera de magia espacial fue destrozada cuando su espada la tocó. A gran velocidad Asta se dirigió hacia sus amigas. Con fuerza golpeó el cuerpo de la princesa con la espada de Danma. Ambas chicas terminaron chocando contra uno de los muros, muro que se agrietó dejando caer varios de los escombros sobre ellas.

Asta y Mimosa se apresuraron a correr hacia ellas y quitar uno por uno los escombros.

— Las encontré, es Erika — gritó Mimosa siguiendo con los escombros. Asta se acercó a ella y comenzó a buscar a Shamyra cerca de esa zona.

Después de quitar varios de los escombros pudo ver la cola de Zohar, y a un lado de él se encontraba la princesa. Mimosa de inmediato se puso a curar las heridas de sus amigas, sus cuerpos estaban muy dañados.

Asta sostenía a la princesa en brazos, quien con lentitud abrió los ojos. El corazón del Toro Negro rebozó de alegría al ver que estos eran de color violeta en lugar de verdes, Shamyra estaba de regreso en su cuerpo.

— Asta

— Si, soy yo Shamy, no te preocupes...ya todo estará bien — Asta no pudo evitar derramar lágrimas, feliz de al fin haber recuperado a Shamyra la abrazó con delicadeza y a la vez con fuerza, no dejaría que se vuelva a ir.

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— ¿Licht?... — con lentitud y algo mareada se puso de pie con ayuda del elfo a su lado — No...¡¿Patry?! ¿Por qué te pareces a mi hermano? — Selene observó todo a su alrededor, y también lo hizo con su cuerpo — ¿Por qué...por qué estoy en el cuerpo de la niña? Yo sellé mi alma hace años...¿Cómo es que...— pero obtuvo su respuesta al ver a Patry, la lápida de gemas y su marca de la muñeca teñida de rojo con una runa el rededor. Su mirada se volvió sombría hacia el niño — Ni siquiera lo pienses, jamás activaré el hechizo de resurrección

— ¡¿Acaso no quiere ver de nuevo al señor Licht y al resto?! ¡¿No desea ver sus rostros otra vez?! — gritó desesperado tomando a la chica de los hombros, necesitaba convencerla al ser ella la única en poder lanzar dicho hechizo

— Claro que me encantaría verlos de nuevo — con delicadeza quitó el agarre de Patry y limpió la pequeña lágrima que escapó de uno de sus ojos para luego acariciar con dulzura su mejilla. Pudo ver a ese pequeño niño que admiraba tanto a su hermano mayor — Pero no quiero que otros tengan que ser sacrificados para lograr aquello, nuestra vida terminó Patry, debemos dejar el pasado atrás, lo que sucedió no puede ser cambiado

Selene se alejó de Patry y caminó hacia la lápida de piedra, una por una fue sacando las joyas pensando en lo mucho por lo que tuvo que pasar Patry para reunirlas.

— Debes devolver ese cuerpo Patry, liberaré nuestras almas...de esa manera podremos reencontrarnos con nuestros amigos y esperar juntos una nueva oportunidad de estar en este mundo

— ¿No quiere vengarse por lo que los humanos nos hicieron? Ellos asesinaron a nuestra gente...ese humano, el príncipe Lemiel, la engañó — Patry se acercó hacia Selene por la espalda — Solo se acercó a usted para que le ayudará a fabricar las herramientas mágicas, herramientas que fueron usadas contra nosotros

Selene recordó la hermosa sonrisa de Lemiel, como le decía que la amaba y que, al igual que hizo Licht con Tetia, él le pediría que se casara con él. Que formaran una familia y tuvieran una vida juntos. También recordó el ser que acabo con esos planes. Ese ser maligno, causante de la muerte de su familia y seres queridos.

— Nada fue así Patry, Lemiel...nunca nos trai...— de la nada, Selene escupió sangre en gran cantidad. Patry quitó con lentitud su mano del pecho de la elfa y el cuerpo de la chica cayó de rodillas sin fuerza para sostenerse en pie— Tú...

— Discúlpeme Lady Selene — se arrodilló frente a ella y tomó su muñeca donde se hallaba la marca — Se que se niega a realizar el hechizo por que su corazón no le permite dañar a nadie, usted siempre fue muy bondadosa, pero ahora ese corazón compasivo solo nos perjudicará, no puedo permitirlo. Haré que no sienta afecto por nadie más que no sea uno de los nuestros — centró su maná y lanzó el hechizo, una runa mágica apareció rodeando la marca de luna en su mano — Magia Prohibida: Fasad Alealam (Corrupción del alma)

Para cuando Selene volvió a abrir los ojos, no dudo en activar el hechizo, no le importaba matar a los humanos con tal de que los suyos regresaran. No le interesaba lo que sucediera con las otras razas, la única cosa en su mente era la venganza.

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Se sentía, diferente, ligera y libre...sus recuerdos también se aclararon.

Recordaba a la perfección cuando su alma reencarnó. Fue durante la noche que pudo tomar posesión sobre ese cuerpo. Un cuerpo de una niña de apenas cinco años.

— Hermano... — ella levantó su mano viendo el nuevo cuerpo que poseía ahora — Lo siento, si tan solo lo hubiera visto antes...

Selene, en el pequeño cuerpo de la niña, caminó por la habitación. Un gran lugar decorado y amueblado solo por cosas finas. Se fijó en lo que era el tocador, un collar en específico llamó su atención, lo cogió en manos. Miró el gran retrato en la pared... esa pequeña tenía una familia, dos personas que la amaban con todo su corazón.

Podría adueñarse de ese cuerpo. Podría reunir las gemas y traer de vuelta a sus seres queridos, a su querido hermano... Pero... eso también significaba hacer desaparecer el alma de la humana.

— Chicos, yo... lo siento — dijo antes de poner en marcha el hechizo.

Quitó la piedra mágica del collar de oro, la tomó en manos y empezó a murmurar una oración.

Una runa mágica apareció en sus pies, un dolor imposible de soportar cayó en su cuerpo, no pudo evitar gritar. Debía darse prisa y terminar el encantamiento, los padres de la niña no tardarían en aparecer.

Y cuanta razón tuvo. Alguien golpeaba la puerta con intensidad. De seguro eran sus padres. De no haber reforzado la puerta con magia, hace mucho que hubieran entrado.

El hechizo estaba por acabar. Sentía como su conciencia se desvanecía poco a poco. A penas se mantenía despierta... juntó fuerzas para conjurar una pequeña luna llena por la cual arrojó la gema mientras que su vista poco a poco se oscurecía.

Para cuando Julius y Clarisse destrozaron la puerta. Se encontraron con su pequeña hija desmayada en el suelo y su apariencia había cambiado drásticamente. Su cabello antes dorado ahora era blanco.

— Solo está inconsciente — dijo Clarisse tomando a su hija en brazos — ¿Qué fue lo que pasó para que gritara de esa manera? Y su cabello ahora es...

Juluis recogió las cosas del suelo. Pero cuando vio a su esposa arropando a su hija sintió algo diferente en la pequeña.

No era algo que se supiera en todo el reino, pero la princesa tenía un poder mágico demasiado débil, casi nulo, a pesar de tener cinco años, casi los seis, no podía ni siquiera juntar una diminuta cantidad de poder mágico. Pero... justo ahora... podía sentir una inmensa cantidad de maná brotando de su hija. ¿Cómo era eso posible? No se podía despertar tal cantidad de poder en apenas unos segundos. Y también estaba el repentino cambio de su apariencia. Algo andaba mal, y esto talvez sería perjudicial para el futuro de su pequeña.

Fue un acontecimiento extraño. Las familias Reales no podían creer eso. La niña heredera al trono que no podía usar maná se había convertido en la persona con más maná entre la realeza. Una cantidad que pudo controlar en poco tiempo y con facilidad.

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Todo tenía sentido ahora. Abrió los ojos, un muchacho no dejaba de gritar su nombre, si que tenía a personas que la amaban. Selene pidió perdón, pero aún necesitaba ese cuerpo. Podía sentirlo, esa cosa había despertado y debía ser detenida, por el bien del Reino y del mundo entero.

— ¡Shamyra! — gritó Erika mientras se lanzaba a abrazar a su amiga. Estaba tan feliz que no se detuvo a verla con detenimiento. Erika se separó de su amiga y con delicadeza golpeo la frente de la princesa regañándole — Chica tonta, no vuelvas a hacer que nos preocupemos por ti de esta manera...¿Shamyra qué sucede?

La muchacha de pelo blanco se puso de pie. El dragón pequeño la observó y voló hacia ella entendiendo la situación.

— Lo siento, pero tomaré este cuerpo por un tiempo más — Mimosa, Asta y Erika se pusieron de pie al instante, estaban preparados, si tenían que luchar de nuevo lo harían — Y ustedes deberían salir de aquí, este no es un lugar seguro

Pero Asta se relajó al ver su expresión, no era fría ni llena de odio. Se parecía a la cálida mirada que tenía Shamyra. No era la misma elfa con la que habían luchado hace algunos momentos.

— ¡¿Qué piensas hacer con el cuerpo de Shamyra?! — preguntó Erika furiosa acercándose pero fue detenida por Asta — ¡Suéltame! ¡No voy a dejar que siga lastimando el cuerpo de mi amiga?

— No te preocupes — aseguró Selene con una sonrisa — Esta niña...Shamyra, regresará sana con ustedes, pero antes tengo que pedirles su ayuda, necesito que me presten su fuerza para salvar nuestro Reino

Continuará