— Aún falta demasiado para llegar a la capital

Los caballeros de las diferentes ordenes aún se encontraban en camino, preocupados por lo que su ausencia podría causar.

Iban concentrados en el camino hasta que una luna llena se formo frente al dragón que los llevaba en su lomo, ocasionando que este detuviera su vuelo.

— ¿Qué es esto? ¿Una luna de día? 

— No había visto algo igual hasta ahora — dijo el gordito de Amanecer Dorado

Los caballeros no tenían idea de lo que era pero el reptil si, Zojar sabía de lo que se trataba.

Le había hablado de ello y tenía planeado enseñarle esos hechizos en la siguiente clase, sin embargo ella lo había realizado sola y todo para ayudarlos a llegar antes.

— Esquívalo y sigamos adelante — ordenó Nozel. No podían caer en otra trampa que relentarizara su regreso.

— No, podemos ir por ahí. Es magia espacial y es obra de la princesa Shamyra — dijo Zohar sorprendiendo a todos

— Eso es imposible, la princesa no es un usuario de magia espacial, eso lo sé perfectamente — dijo Klaus, había pasado suficiente tiempo con ella para saberlo

— Tiene razón, ignora esa puerta y sigue avanzando — ordenó Nozel

Mimosa dudaba un poco en si hablar o no. Respiró profundo, y lo hizo. Diría lo que pensaba.

— Este dragón, es decir Zohar...es el compañero de Shamyra, pasa más tiempo con ella que cualquiera de nosotros aquí, si el dice que es obra de ella ¿No deberíamos creerle? — dijo Mimosa llamando la atención de todos — además...si realmente es de ella y nos permite llegar antes a la capital deberíamos usarlo, mientras más antes lleguemos más podremos ser de ayuda

Nozel no iba a decirlo en voz alta, pero era verdad, si esto era la magia de la princesa, era seguro y podrían llegar mucho antes. Ya era una vergüenza que siendo un capitán, el más fuerte de su orden, haya actuado tal y como quería el enemigo.

Aceptando ese hecho decidieron acercarse a la luna, la cual los absorbió al instante y desapareció.

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La luna había sido invocada, lo había hecho correctamente sintiendo la presencia del dragón, sin embargo, ellos no aparecían.

Shamyra había vuelto a tratar las heridas del Vermillion. Mientras trataba de mantener a la Luna en lo alto. 

— ¡¿Aún no?! — gritó Noelle

— Se supone que debían aparecer, pero creo que la ignoraron, si es así no puedo hacer nada, debemos buscar en una forma de contraatacar 

— No conozco hechizos ofensivos

— Y con el poco maná que me queda no podré hacer mucho 

El reciente hechizo, al ser la primera vez que lo efectuaba, consumió bastante maná y mantenerlo activo seguía haciéndolo. Apenas y le quedaba energía para mantener la curación en el capitán.

Noelle resistía lo más que podía, pero cada ataque debilitaba el escudo, hasta que cayó y el impulso hizo a la Silva caer, también estaba agotada.

— Ahora si, acabemos con ellos, ¡Mueran! — gritó el enemigo

Agujas de viento venían hacia ellos otra vez, pero en esta ocasión no podían defenderse.

Pensaban que era su fin, ya no tenían fuerzas para seguir luchando, se maldecian por ser débiles y por tenerle miedo a su propio poder. Shamyra se odiaba por tenerle miedo a algo que era parte de ella.

Los hechizos estaban cerca. Para ellas era como una si el tiempo se hubiera vuelto lento, los ataques se acercaban y de la dirección contraria una bala de acero se interpuso.

Ambas muchachas levantaron la mirada y ahí estaban, todos los caballeros junto a Zohar

— ¡Noelle, Shamyra! — dijo Mimosa al llegar al lado de ambas, pero se sorprendió más al ver a su primo — Imposible, como fue que pudieron derrotar al Capitán 

— Por ahora ya está fuera de peligro, pero aún necesita ser tratado por magia más potente — dijo la albina dejando de realizar el hechizo — Me haré cargo de Asta, tu ocúpate de Leopold, por favor Mimosa

Con los demás caballeros ahí, los enemigos no podrían salir ilesos, y ellos lo sabían por lo que decidieron irse, pero Nozel no podía dejarlos, atacó, pero fue contraatacado por magia de gel potenciada con una herramienta mágica sombría.

La chica maga con el gel envolvió a la princesa, debían llevarla tal y como les ordeno esa persona, y junto a ella se llevó a Asta. 

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Shamyra podía escuchar todo con claridad, vio como los enemigos discutían sobre matar a Asta pues no podían llevarlo allí.

Siguieron adentrándose a las ruinas hasta que se encontraron con el Rey Mago, su andar se detuvo ¿Qué hacia él ahí? ¿Cómo encontró ese lugar?

Intentaron darle batalla, tenían la ventaja en cuanto a número, sin embargo eso poco importó. Julius los detuvo y capturo a todos con facilidad haciendo uso de unas esferas de color celeste traslúcidas. También liberó a su hija y al aprendiz de los Toros.

Shamyra se puso de pie y sacudió la suciedad de su ropa. Necesitaba un cambio de inmediato. Pero algo en el fondo llamó su atención, una lápida de piedra con joyas incrustadas y una escritura extraña.

"¿Qué es esto?

Nunca había visto esa escritura, pero...por alguna razón...se le hacía familiar, bastante en realidad. Sin mencionar que sentía una energía extraña emanar de ella.

No solo eso, sino que también sentía que debía ir hacia ella, que debía llevarse las gemas consigo. Sentía el deseo de protegerlas.

Se acercó lentamente al objeto ignorando lo que su padre hacía en estos momentos, y tocó el centro de la lápida.

Apenas sus dedos hicieron contacto con la lápida empezó a parpadear una luz blanca y en cuestión de segundos una luz cegadora cubrió el lugar.

Una silueta masculina hizo presencia frente a ella. Aquel hombre le miró y de la nada, era como si estuviese en una dimensión diferente.

No había nada, era un espacio completamente blanco.

Se sintió asustada. Estaba sola y eso le aterraba.

Ese misterioso sujeto volvió a aparecer. Se aclaro lentamente...un hombre joven de cabellera rubia, casi blanca.

— Han pasado muchos años, y al fin nos encontramos de nuevo, es hora de que despiertes y tomes el control — le dedicó una dulce sonrisa — Te necesitamos, tú eres la única que puede completar nuestro plan, Selene — paso a paso se fue acercando a ella. Shamyra no podía mover ni un músculo, desde que apareció frente a ella, su cuerpo se congeló — Será un poco doloroso pero te ayudará a liberar tu gran potencial otra vez

Estaba a tan solo un paso de distancia. Colocó su mano a la altura del corazón de Shamyra. Shamyra se asustó aún más. ¿Qué quería hacer?

Una runa roja apareció al rededor de su mano y otra en el pecho de la princesa, en su corazón. Una pequeña esfera negra apareció de su palma.

Como en cámara lenta, la esfera se fue adentrando en ella. Un dolor insoportable invadió su cuerpo. Gritó hasta que sus cuerdas vocales se desgarraron. Sucumbió ante el dolor. Cayó de rodillas sosteniendo su pecho. Lo miró, pero borroso.

Esa sensación...la había experimentado. Era la misma sensación que sintió en el Reino del Corazón.

— Perdóname, mi princesa — dijo una voz diferente

No sólo la voz, también la silueta de aquel hombre parecía haber cambiado.

Shamyra no podía ver con claridad y sucumbiendo al dolor se desmayó.

Lo que para Shamyra fueron algunos minutos para Asta y Julius fueron segundos.

La luz apareció y desapareció en segundos, y con ella casi todos los hombres que capturó el Rey Mago también desaparecieron.

Y al lado de la lápida, estaba la princesa tirada inconsciente.

— ¡Shamy! — gritó Asta al verla y corrió hacia ella tomándola en brazos, estaba preocupado — ¡Shamy! ¿Me oyes? Despierta ¿Qué pasó?

Sentía su respiración acelerarse. ¿Qué había pasado en apenas dos segundos?

— Regresemos a la capital, para que un médico la examine — dijo Julius tomando a su hija en brazos y acariciando con delicadeza sus delicadas facciones

✤─── Continuara ───✤

EXTRA: Encuentro Olvidado

Ya habían pasado cerca de dos meses desde que llegó al Reino del Corazón, sus clases iban bien y había mejorado bastante. Como se le había hecho costumbre se encontraba disfrutando de una taza de té junto a la reina Lolopechka mientras observaban el astro rey ocultarse hasta que la soberana fue llamada para atender algunos asuntos.

— Si nos demoramos mucho regresa a los dormitorios, le clima está cálido pero no hay que aprovecharse de eso — aconsejo Undine

— Claro, terminaré de beber e iré a dentro

Pensaba cumplir lo que dijo, su taza estaba ya vacía. Pero el pequeño cachorro de pelaje blanco que cruzó con una pata cojeando llamó su atención, quería ayudarlo. ¿A quién debía seguir? Al can herido o a las mariposas blancas que parecían indicarle el camino a los dormitorios

...

Siempre que las seguía conseguía un resultado bueno, pero esta vez las ignoraría. Llamaba al can entre los arbustos, herido no podía haber ido muy lejos, pero no había rastro de él, hasta que logró ver su cola, se abrió pasó entre los arbustos, eran grandes. Al lograr salir esperaba ver al cachorro sin embargo frente a ella esta un hombre que ella conocía desde hace tiempo.

— ¿Sir William? ¿Qué hace aquí?

— Eso no es importante ahora, lo que importa es que quería verte — se fue acercando a la chica y empezó a dar vueltas a su alrededor — Veo que has mejorado bastante

— Si, entreno todos los días pero claro también me tomó descansos

— Eso es bueno

Caminaba lentamente al rededor de la princesa, y en la segunda vuelta...

— Si, estas yendo por buen camino...pero demasiado lento

Era una voz diferente; y al estar frente a ella...ese no se parecía a William para nada. Un hombre con túnica y cabello blanco trenzado. Eso asustó a la chica y se puso en guarida pero sus manos y piernas fueron sujetados por una especie de látigo de luz que salía directamente de las manos del extraño, era magia.

— ¡¿Quién eres?! ¡¿Qué hiciste con William?! 

— Él esta bien, sabe que necesito hablar contigo o mejor dicho hacer algo contigo...

El hombre le contó una historia extraña, como la amistad podría convertirse en traición. 

— Por eso la necesitamos, y tú...eres un obstáculo — el extraño pusó su mano a la altura del pecho de la chica y una capa de oscuridad cubrió su cuerpo hasta que poco a poco todo se reunió e introdujo en su corazón, ella terminó inconsciente.

Al despertar no recordaba nada. Te encontramos dormida en la mesa, te dije que debías volver al dormitorio. Fue lo que le dijo Undine.