Clover Love 012
Una semana después de aquella misión, los Caballeros que participaron en la exploración de la mazmorra fueron llamados para dar su informe. Toros Negros y Amanecer Dorado se encontraron antes de llegar al castillo. Yuno y Asta no desaprovecharon la oportunidad para tener otra de sus pequeñas peleas.
— Talvez se asustó al ver que tienes los brazos muy cortitos — molestó Yuno a Asta cuando la Vermillion se marchó corriendo luego de que el pelo-gris la saludara, a lo que el nombrado se enojó
— Vamos, vamos, no peleen ahora chicos — intervino Shamyra separando a sus amigos — no nos hemos visto por una semana, ¿Qué les parece si después de dar el informe visitamos la capital y comemos algo para festejar nuestro reencuentro?
A ninguno de los presentes les pareció una mala idea aquella propuesta. De hecho, pronto sería la hora de comer.
— ¡Por supuesto! — expresó Asta contento — ¡No comemos juntos desde que te fuiste! ¿Cierto Yuno?
— Habla por ti — le respondió el pelinegro cruzándose de brazos y sonriéndole con superioridad
— ¡¡¿Quééé!!? ¡¡¿Has comido con Yuno y no conmigo Shamy?!! ¡¡Eso es injusto!! — le reclamó a su amiga
La princesa sonrió nerviosa, de hecho, esa salida con Yuno no estaba planificada. Ocurrió durante una de sus misiones, sin previo aviso. Es más ¿Podían llamarlo salir a comer? Solo pasearon por la feria mientras probaban una que otra golosina.
— Lo siento Asta — se disculpó — Comamos después de dar el informe — esas palabras hicieron emocionar al Toro Negro — Debemos llevarnos bien sin importar la orden a la que pertenezcamos, así cuando volvamos a colaborar nos será más fácil ganar
Pero su sonrisa disminuyo ante las siguientes palabras de la albina. No lo diría en voz alta, pero Asta, esperaba poder pasar un tiempo a solas con ella, ir a comer solo los dos, no todos los presentes.
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Los caballeros mágicos se dirigieron al castillo del Rey Mago buscando la Cede de las Órdenes. Un lugar grande en el que sino has puesto pie alguna vez te perderías fácilmente.
— la Cede de las Órdenes debía estar por aquí — dijo Klaus desorientado
— Así que ni el cuatro ojos sabe donde está
— Es imposible saberlo todo — respondió Klaus — simplemente no suelo venir muy seguido a la Cede
— Yo puedo guiarlos sin ningún problema — hablo Shamyra dando unos pasos adelante — prácticamente crecí aquí así que conozco muy bien los alrededores ¡Caballeros mágicos, sigánme!
Y como si fuera el jefe entre ellos, caminó por delante con paso firme. Yuno no pudo evitar formar una sonrisa, le recordó a esos viejos tiempos en Haga cuando salían a explorar con Asta y Erika.
— ¿Qué quieres decir con qué creciste aquí Shamy? — preguntó Asta confundido
Pero nadie respondió a su interrogante, Shamyra estuvo por hacerlo pero hubo una aparición repentina. La persona con más autoridad por debajo del Rey. El mago más fuerte del reino.
— No esperaba que nos recibiera en persona — dijo rápidamente Klaus arrodillándose en señal de respeto, Noelle y Mimosa hicieron lo mismo, mientras que la albina sólo hizo una leve inclinación en cambio Asta y Yuno no sabían a quién tenían al frente
— Oye ¿Quién es este viejo tan ostentoso? — dijo Asta como si ese hombre no tuviera estatus alguno y fuera un poblador más
— ¡Idiota! ¡Estás...ante el Rey Mago actual! ¡El Gran Julius Novachrono! — les gritó Klaus causando asombro en ambos, tomó al de pelo-gris de la cabeza para que se inclinase y Yuno lo hizo por su cuenta al escuchar de quien se trataba
Después de aquella presentación, el Rey Mago se encontraba revisando el grimorio de cuatro hojas, específicamente el nuevo hechizo adquirido en la mazmorra por Yuno.
— Buen trabajo adquiriéndolo, este hechizo debe ser la reliquia más valiosa que había en la mazmorra — dijo el Mago analizando la escritura
— ¡¿Usted puede leerlo?! — preguntó con asombro el propietario, aunque no debería de estarlo, después de todo, el Rey Mago era el más poderoso
— Más o menos. Hmmm comprendo — habló leyendo el escrito y brillos no tardaron en aparecer en sus ojos demostrando su emoción por la magia, no tardó en pedirle al muchacho que usará el hechizo sin embargo este dijo que no pudo volver a usarlo desde esa ocasión, lo había intentado y no dada resultado. Su actitud despreocupada, le hizo receptor de un regaño por parte de la princesa — Lo único que te puedo decir es que el hechizo crecerá contigo, acabara otorgándote un poder inimaginable, cuídalo y dale un buen uso — aconsejó
Asta no dudo en mostrar las letras que también aparecieron en su grimorio, pero en este caso el Rey Mago no pudo leerlo, era una lengua desconocida para él, y al pedir prestada la espada del muchacho se dio cuenta que él era el único capaz de empuñarla. Nadie más podría hacerlo si cuando apenas la tocaran serian despojados de su maná.
— Por cierto, también quiero darles las gracias por haber protegido a mi hija, gracias muchachos, les estaré eternamente agradecido
Las caras de ambos plebeyos eran de confusión, ¿Cuándo conocí a la hija del Rey Mago?, se preguntaban. ¿En qué momento la protegí?
— ¿Qué quiere decir, señor Rey Mago? — dijo Asta rascándose la cabeza — no hemos conocido a su hija, ni si quiera sabíamos que tenía una hija
el mago se giró confundido a la albina — ¿Eh? No les has dicho
— No tuve oportunidad de hacerlo, y ellos nunca preguntaron — comentó con simpleza levantando los hombros.
— ¡¿Cómo es que pueden ser tan ignorantes?! — les gritó Klaus nuevamente
— Cualquiera que viva en el Reino del Trébol conoce a los miembros de la familia real — opinó la Silva hacienda a un lado su cabellera — ¿Dónde se supone que estuvieron viviendo?
— La princesa heredera al trono del Reino, Shamyra Kira Clover, es nada más y nada menos que la hija del gran Rey Mago — presentó Klaus a la chica
— ¡¡¿Qué cosaaaa?!! — gritó Asta desconcertado
Se acababa de enterar de tres cosas, primero, el nombre completo de Shamyra, segundo, que es la princesa heredera y tercero, que era la única y adorada hija del Rey Mago.
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Después de explicarles a sus dos amigos sobre su relación sanguínea con el Rey Mago todos ellos fueron invitados a presenciar la ceremonia conmemorativa.
Desde un lado, observaron como uno a uno eran llamados los caballeros presentes ante el Rey Mago y se les era otorgado el conmemorativo por la princesa.
Después de terminar aquello todos pasaron a disfrutar del pequeño banquete organizado por Shamyra para celebrar a los caballeros ascendidos.
— Nunca dijiste que el Rey Mago era tu padre — dijo Yuno, ambos se encontraban conversando en una esquina de la sala, alejados del bullicio del resto
— ¿Y eso cambia algo? — él negó — No voy por allí presentándome con el nombre de mis padres incluidos, y cambiando de tema, ven conmigo, hay algo que quiero mostrarte
La muchacha no espero su respuesta, lo tomó de la mano y echó a correr por los pasillos, pasaron por varios de ellos hasta llegar a uno sin salida donde solo había un farol roto en la pared.
— Llegamos — anunció la de ojos amatista
— Aquí no hay nada — Yuno observó al alrededor en busca de alguna puerta o alguna cosa que fuera lo que la chica haya querido enseñarle
— En este castillo, las cosas no son lo que parecen Yuno
Shamyra miró a la entrada asegurándose de que no haya nadie siguiéndolos, una vez confirmado tomó aquel farol roto y lo tiró con fuerza hacia abajo al instante aquel pasadizo sin salida dejó de ser así, la pared se levantó dando pase a una gran sala escondida. Esto sorprendió al pelinegro.
— Y aún hay más — la albina se alejó hasta llegar a una palanca la cual bajó y una plataforma descendió hasta su altura quedando como una mesa — Vamos acércate
Él lo hizo, al estar a su lado, Shamyra volvió a extender sus manos sobre aquella mesa y dejó fluir su maná.
— Es una herramienta mágica que estuvo abandonada por cientos de años, obra de uno de los príncipes del reino, no se cual haya sido su propósito original, pero yo le di uno. Dime Yuno ¿Extrañas...la aldea de Hage y a su gente?
— ...Un poco — admitió
— ¿Desearías ver la aldea?
Sin esperar a que respondiera, dejó fluir más maná. En la mesa empezaron a formarse edificaciones y pequeñas personas. Poco a poco pudo diferenciarse que ese lugar era la aldea remota de Hage.
Yuno miró a Shamyra, quería saber como era eso posible. Pero notó un brillo rojo fugaz en su collar, un pequeño rayo rojo que rodeo este y desapareció al instante. Pero no le dio importancia, talvez y solo fue su imaginación.
— Es Hage en estos momentos
— ¿Cómo es eso posible?
— El día de la entrega de grimorios le di a Maurice una de estas — del bolsillo pequeño que llevaba su portagrimorio sacó una piedra de color blanco con algunos detalles celestes y se la mostró — son piedras lunares, son difíciles de hacer así que solo tengo tres. Maurice plantó una en medio de la aldea, son como receptores, a través de ellas puedo transferir mi maná y extenderlo por el lugar para luego materializar lo aquí
— Se oye complicado
— Pero el resultado vale la pena — dijo sonriendo y volvió su vista a la maqueta — Cuando los extrañaba venía aquí y los observaba, al Padre, a la Hermana, Asta, los niños...y a ti
Yuno desvió su atención de la maqueta hacia la muchacha. Que hubiera estado pensando en él hacía su corazón saltar de la emoción. El también había pensado mucho en ella, deseaba que él tiempo pasara más rápido para poder volver a verla.
Quería decírselo, contarle cómo se había sentido teniéndola tan lejos. Se acercó a ella con lentitud, con delicadeza tomó una de sus manos, pequeñas a comparación con las de él.
Pero el resplandor de una luz blanca entre ellos, una luz de la cual apareció Zohar hizo que se separaran.
— Princesa hay problemas en la sala de banquete
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— ¡¿Qué está sucediendo en este lugar?! — gritó Shamyra al ver el desastre que se hacía presente en la sala de banquetes en tan solo unos minutos en los que se fue.
✤─── Continuará ───✤
EXTRA: Festival
Tres días después de la misión de la mazmorra, el equipo de Amanecer Dorado había recibido una nueva misión, ser guardaespaldas de la única hija de una de las familias nobles más importantes del Reino. La familia Sārige
— Mi padre es un exagerado — dijo la castaña soplando un mechón de cabello de su rostro — Sólo vine para revisar que el Festival de las Flores de este año vaya bien y él pide protección a los caballeros mágicos
— Yo estoy feliz — dijo Shamyra abrazando por los hombros a su amiga — Desde que entre a Amanecer Dorado nos hemos visto cada vez menos, esta es una oportunidad para pasar tiempo juntas
— Supongo que debo darle las gracias por eso — respondió correspondiendo ese abrazo
— No debemos descuidar nuestra misión prin...señorita Shamyra — regaño Klaus
— No sea tan estricto señor Klaus — intervino Mimosa — Shamyra y Erika son buenas amigas y no se han visto por un tiempo, no sea un amargado y déjelas pasar un rato
✤✤✤
En realidad no hubo mucho de que encargarse salvo por uno u otro ladrón que quería aprovechar el festival para coger algo de valor. Nada que no pudieran controlar.
«Disfruten de lo que queda del festival, yo tengo que coordinar algunos asuntos con los organizadores»
Esas fueron las ordenes de Erika, Klaus se negó al principio pues la misión concluiría cuando el festival lo haga pero terminó cediendo ante la insistencia de Shamyra y Erika, solo por esa vez.
Fue así como ahora Yuno y Shamyra se encontraban paseando por los diferentes puestos que se habían levantado en la ciudad. O mejor dicho el chico era arrastrado por la princesa. Pero al contrario de molestarse estaba feliz. Verla tan feliz y emocionada era algo que no tenía valor.
— ¡Pero que delicia! — chilló feliz la princesa al ver el producto de uno de los puestos más adelante — ¡Es algodón de azúcar! ¡Compremos unos Yuno!
No esperó su respuesta, se dirigió corriendo hacia el puesto y compró un par. Saboreando el suyo regresó con el pelinegro y le entregó el otro.
Pero Yuno no metía la golosina en su boca, lo miraba atentamente. Lo analizaba de un lado al otro.
— ¿Qué sucede? ¿No te gusta? — preguntó preocupada, talvez no era de su agrado y ella lo había adquirido sin preguntar
— No es eso, solo que yo...nunca lo he probado antes — dijo un poco avergonzado
Fue tierno verlo avergonzado. Ese chico le parecía tierno.
— Pues siempre hay una primera vez para todo — Shamyra tomó un pedazo del suyo, miró a Yuno y se lo extendió dejándolo a centímetros de sus labios — Vamos Yuno, di ahhh...
Estaba nervioso, había visto a las parejas en Hage darse de comer entre ellos de esa manera, y pensar en aquello sólo hacía que su nerviosismo aumentará.
— Vamos, ¿Acaso me vas a rechazar? — dijo haciendo puchero
¿Rechazarla? ¿A ella? Jamás
— Nunca haría tal cosa
Y tras decir esas palabras, se agachó para poder comer el dulce las manos de la muchacha, sintió como aquella golosina se derretida en su lengua, fue una sensación nunca antes experimentada.
— Es dulce — dijo desde la misma posición, levantó la mirada para ver el rostro de la chica
Shamyra tuvo en sentimiento distinto, nunca se había sentido así. En menos de un segundo su cara se volvió completamente roja. De una saltó se alejó y trató de cubrir su rostro con el algodón.
— ¡¿Verdad que si?! ¡El algodón de azúcar es un manjar! ¡Pero me dio sed, iré a buscar agua!
Y se alejo corriendo a los puestos cercanos a seguir observando las mercancías.
Yuno se enderezó, tomó otro pedazo del algodón para saborearlo mientras miraba lo torpe que se comportaba la princesa. Eso hizo que una sutil risa se escapara de sus labios.
— ¡Lo siento mucho, pagaré por ello! — se disculpaba por haber tirado algunos platos de comida. Sacó su billetera lista para pagar cuando otra mano puso las monedas en manos del vendedor — Yuno...
— Vámonos de aquí
Tomó la mano de la albina y apresuró el paso, poco a poco se fueron perdiendo entre la multitud siendo observados por una curiosa Mimosa que no evitó soltar una risilla, algo estaba sucediendo entre esos dos.
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