El Reino del Trébol, una región montañosa gobernada por el actual Rey Augustus Kira Clover XIII. Un reino que se encuentra dividido en tres regiones: la Olvidada, la Común y finalmente la más favorecida, la Región Noble. Que como bien dice su nombre, es la región donde habitan las familias de sangre noble.

Personas con una gran cantidad de maná que desprecian a aquellos que no tengan un linaje real y viven en la pobreza.

En lugar de unirse para crear un reino donde todos sean tratados por igualdad, un reino que trate a todos con respeto, la facción Noble era la que se encargaba de retrasar ese ideal.

Pero por supuesto, no todos piensan igual. Siempre existirá aquellos que tengan un ideal diferente y aspiran a crear ese reino igualitario.

Por años, desde que asumió el puesto de Rey Mago. Julius Novachrono, se ha esforzado por avanzar hacia ese futuro. Y al igual que el, aunque son pocos, en el reino existen más personas que aspiran a ese futuro.

— ¡Lady Shamyra ha desaparecido! ¡Toquen la alarma! — gritaban los sirvientes de la casa corriendo de un lado a otro

— ¡Búsquenla! ¡Busquen por todo el Reino! ¡No dejen una sola piedra sin voltear!

Las campanas resonaron en toda la capital, siempre lo hacían cuando cierta señorita heredera de una familia noble desaparecía, los guardias de la familia se dispersaban por toda la capital en busca de la sucesora, pero como todas las ocasiones tardaban casi un día completo en encontrarla si es que no volvía por su cuenta antes del anochecer.

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En otra parte del reino del Trébol. En medio del frondoso bosque un curioso vórtice de tonalidades celestes apareció. De el, cayeron dos pequeñas niñas una encima de la otra riendo de su reciente travesura.

— ¡Logramos salir! ¡Aunque aumentaron más guardias, eso no nos iba a detener! — habló la niña de cabello blanco con ojos amatista mientras ayudaba a su amiga a levantarse — Muchas gracias Erika, sin tu magia nunca podría salir del palacio

— Se que saldrías te ayude o no — respondió la de cabello castaño corto con ojos azules mientras sacudía el polvo de su vestido

La segunda tenía razón, con o sin su magia, Shamyra siempre hallaba la forma de escapar de sus lecciones. No podían culparla, era una niña curiosa que heredó el instinto aventurero de sus padres.

— Bien , ¿Y dónde estamos? — preguntó la de ojos violetas mirando su alrededor, intentando encontrar algún indicio que le ayudara a ubicarse

— Eso no puedo decírtelo con seguridad. Sabes que aún no controlo del todo bien mi magia

Erika Sārige, miembro de la familia noble Sārige y la mejor amiga de Shamyra. Una de los pocos usuarios de magia espacial que existen en el Reino, aunque claramente aún no puede controlarla a la perfección; es una de las usuarias más prometedoras a pesar de su corta edad.

— Bueno que más da — contestó restándole importancia — Encontraremos la forma de volver de una manera u otra, y seguramente los guardias ya se dieron cuenta de nuestra ausencia así que nos estarán buscando. ¡No nos preocupemos, y vamos a explorar!

Llevando a rastras a su amiga, se pusieron a caminar por el bosque, viendo las diferentes especies de plantas y animales del lugar, algunas incluso eran raras especies que no se podían encontrar en otras partes del reino o que se creían extintas.

— Shamyra ten cuidado, puedes tropezar — advirtió Erika a Shamyra, quien se hallaba caminando sobre un tronco que encontraron tirado en el suelo, el árbol caído se encontraba casi al borde de una colina.

— Estaré bien, tengo buen equilibrio...

Crashh

Y sucedió lo que predijo Erika. El tronco seco crujió y al segundo siguiente se partió dejando caer colina abajo a Shamyra y a Erika preocupada.

Dio vueltas y vueltas. Tuvo suerte de que unos arbustos amortiguaran su caída. Shamyra, se puso de pie apoyándose en un árbol. Miró su vestido, su hermoso y costoso vestido celeste estaba cubierto de tierra y la fina tela rasgada, su cabello desordenado y su cuerpo lleno de moretones y rasguños.

Ya podía escuchar el sermón que recibiría de su padre al regresar al palacio.

Le dolía el cuerpo, tenía algunos rasguños en brazos y piernas. Shamyra se levantó lentamente, miró el lugar por donde había caído, le costaría mucho volver a subir, debía buscar otra forma de subir o esperar que Erika la encontrase y con su magia espacial la ayudase a subir. Estuvo a punto de marcharse sino hubiese sido por el sollozo que llegó a sus oídos, caminando entre los arbustos se hizo paso hacia el dueño del llanto.

Sentado en el césped apoyado en un árbol se hallaba un niño pelinegro llorando con sus brazos cubriendo su rostro ¿La causa de su llanto? una herida en su rodilla.

El pelinegro levantó la mirada al momento de sentir como alguien acariciaba su cabello y sus miradas se encontraron.

— No hay porque llorar, solo es un pequeño raspón — dijo en un intentó de calmarlo junto a una sonrisa amable, la niña se puso a buscar entre las cosas que traía en la pequeña mochila de su espalda, el pelinegro solo la miraba atentamente, ella estaba más herida y no lloraba sin embargo él solo por una herida pequeña se echo a llorar — ¡Aquí está! — exclamó Shamyra al encontrar lo que estaba buscando, que resultó ser una bandita para las heridas. Ella se agachó a su altura desprendió los papelillos protectores y pegó la curita sobre la herida del extraño — ¿Sabes? si mi papá estuviera aquí el podría curarte en un parpadeo

— ¿Por qué no la usas para ti? Se ve que estas más herida — preguntó una vez limpió sus ojos color ámbar

— ¿Esto? — levantó los brazos dejando ver algunos raspones — No es nada, no me duelen — una sonrisa adornaba su rostro pero claramente mentía, las recientes heridas le dolían y podía sentir como es que un líquido caliente chorreaba de una que otra — Por cierto soy Shamyra ¿Cuál es tu nombre?

— Soy...

— ¡¡¡YUNOOOO!!!

Una voz energética lo interrumpió, un niño de pelo gris y ojos verdes venía corriendo hacia su dirección.

— ¡Shamyra! ¡¿Dónde estas?!

Otra voz se escuchó viniendo de la dirección contraria al peli-gris. Ambos dueños de aquellas voces llegaron al mismo tiempo, los ojos de Erika se llenaron de lágrimas al ver a su amiga con vida, y corrió a abrazarla de inmediato, por su parte el recién llegado oji-verde estaba confundido ¿Quiénes eran esas niñas?¿Por qué una lloraba y la otra estaba con la ropa sucia y desgarrada al igual que Yuno?

— ¿Yuno, quienes son ellas? — con el dedo índice señaló a ambas nobles, pero que grave error, pues recibió un manotazo por parte de la castaña — ay, ay, ay ¡¿Por qué fue eso?! — se quejó por el golpe

— ¡Eres un maleducado! — gritó Erika — ¡¿No sabes que señalar a alguien es de mala educación?! ¡Es una falta muy grave en las normas de etiqueta!

— ¿Eti...eti...qué?

— Cálmate Erika, seguramente no lo hizo a propósito — intervino Shamyra — Lo lamento, ella es Erika y yo soy Shamyra

— Mi nombre es Asta y él Yuno

— Es un gusto conocerlos — saludó Erika, tomó suavemente su vestido con delicadeza e hizo una reverencia — Verán nos perdimos ¿Podrían decirnos como llegar al pueblo más cercano y también dónde estamos?

— Estamos en la aldea de Hage — respondió Asta mientras sobaba su mano antes golpeada — Y supongo que el pueblo más cercano es Hage

— ¿Hage? Nunca oí hablar de el ¡un nuevo lugar para explorar! — decía la albina emocionada mientras daba pequeños saltitos de felicidad — ¡Vámonos Erika!

— es...¡Espera! — gritó Yuno llamando la atención de los otros tres — No, no puedes seguir así, estás herida

— ¡Es verdad! ¡Shamyra, volvamos a casa para que seas tratada! Intentare abrir un portal en la sala médica. No, lo haré, ten lo por seguro — Erika sujetaba a su amiga de los hombros

— No, no podemos volver — negaba la albina — Si lo haces nos atraparan y no podremos salir ¡No podre explorar este lugar!

— ¡Lo más importante es tu bienestar no una excursión!

Los dos chicos se mantenían callados observando a las contrarias, la castaña había abierto un portal de tonos azules e intentaba meter a la albina en el, pero ella se negaba a cruzar, con todas sus fuerzas se sujetaba del tronco de un árbol cercano.

— ¿Por qué no vienen con nosotros? — ofreció Asta — La Hermana Lily puede curar a Shamyra sin ningún problema

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Algo así sería la protagonista