Prólogo
Prólogo
Stephan
Qué idiota ¿Cómo perdí tanto tiempo?
Pero ¡Qué afortunado! ¿Cómo conseguí estar con la mujer de mi vida a una edad tan tierna y joven? ¡De locos!
Y aun mejor: de las mejores amigas de la novia de mi mejor amigo.
Quizá en el futuro hagamos algo cursi como una boda doble o una boda seguida, mudarnos uno al lado del otro, fumar porros y quejarnos de nuestros hijos, pero ir a pelear juntos por ellos cuando algunos mierdecillas los molesten y sus progenitores no pongan orden en el asunto.
Sí, suena como un perfecto futuro, además, Clover, la supernovia de mi machote Callum, me cae súper bien, a veces mejor que él, pero no la amo más porque es que Callum es mi alma gemela, rencarnaremos en otra vida y solo tendremos tres opciones: ser familia de sangre, ser nuevamente mejores amigos, o darnos por el culo con un épico romance ya que en esta vida no se me dio lo de ser gay.
—¿Stephan? —Los labios de Maida me torturan cuando se alejan de los míos, casi lloro mientras tiro de su cintura para descaradamente recargarla de mi erección.
—No, no, no me castigues sin tus besos.
Ella ríe tirando de su cabeza hacia atrás y manteniendo sus brazos alrededor de mi cuello. Estoy fascinado por la manera en la que sus rizos se sacuden, son demasiados y cuando normalmente hundo mis dedos en su cabello, se siente increíble. También se sienten espectacularmente bien enredados en mi mano cuando me la chupa y me roza o cuando dormimos juntos y le hago mimos.
—Qué bonito es tu cabello, en serio, que precioso —halago y ella sonríe.
—Gracias, pero el punto es que te distrajiste en medio de nuestros besos.
—¿Parezco distraído? —empujo mi erección contra el vértice de sus muslos, sus tacones mortales hacen que esté casi a mi altura.
—Pero te metí la lengua y la tuya estaba tiesa —Se queja.
—Ah, es que estaba pensando sobre nuestro futuro siendo vecinos de Callum y Clover, en nuestras bodas, peleas con otros padres y todas esas cosas.
»Y en que creo que en mi próxima vida seré gay y me casaré con Callum.
Me mira fijamente durante un par de segundos y luego ríe antes de presionar su mejilla de mi hombro, recargando su cuerpo del mío y ¡Mierda! Ese modelito de camisa sin espalda y tela fina, me tiene sintiendo sus pezones mientras una de mis palmas le acaricia la espalda desnuda.
—¿No se lo has dicho a Callum?
—¿Qué seré gay en mi próxima vida? No.
—No, eso no —Se ríe más fuerte—. Lo otro.
—Ah, eso —Sonrío.
—Exacto, eso.
—No, se lo diré después de la fiesta. ¿Se lo dijiste a Clover?
Sacude la cabeza en negación y suspira.
Mi hermosa Maida, mi mejor amiga, mi novia, mi amor. Mi mujer embarazada.
Ser padres en una relación tan nueva no estaba planeado, pero digamos que el "lo saco al final" no nos funcionó y decidimos conservarlo. No se me pasaba por la cabeza el aborto, pero la decisión era suya y parece que para ella nunca fue una opción porque anda enloquecida viendo cosas para alguien que aún es una célula formándose.
Maida y yo pasamos demasiado tiempo saliendo con otras personas o simplemente follando con otros mientras éramos amigos deseándose y no creyéndose suficiente para el otro, pero tras el desastroso cumpleaños de Callum parecía evidente que el tiempo es algo precioso que no puede perderse y entonces me declaré a riesgo de ser pateado, pero para mi fortuna ella había reído como tonta, fruncido sus labios maltratados y pedido un beso que gustosamente le di tras afirmar que seríamos novios.
Mi preciosa novia no ha vuelto a ser la misma físicamente desde lo sucedido en el cumpleaños de Callum, su equilibrio falla, tiene problema visual del lado izquierdo y motriz del derecho, eso cambió sus planes profesionales de lo que siempre había sido su sueño, pero fiel a su personalidad siempre optimista, supo redirigirse y aplicó para una especialización en Liverpool y Manchester de investigación y biología.
Ya fue aceptada en Liverpool, pero cruzamos los dedos para que la acepten en Manchester en donde fui aceptado para mi especialización y en donde tengo esperándome un trabajo de asistente ortodoncista.
Estoy nervioso de todo el tema de la célula volviéndose feto y luego un bebé qué criar, pero creo que será lindo y que no saldrá malo, solo algo peculiar teniendo en cuenta los padres y tíos que tendrá.
Es nuestra fiesta de graduación, estamos felices y juntos, esto es perfecto.
Mi mano astutamente baja las caricias hasta llegar a su pantalón de cuerina y manosearle el culo, lo que la tiene contoneándose contra mí.
—Te prometo que ahora no estoy distraído ¿Me besas?
Su respuesta es darme un mordisco en el cuello antes de venir por mis labios y esta vez, ella es todo lo que pienso mientras nuestras lenguas se enredan, sus manos tiran de mi cabello y las mías se pasean por sus prominentes curvas.
No sé si estamos lo suficiente resguardados de las miradas, pero no me importa, así cualquiera que alguna vez haya puesto sus manos en ella o la desea puede confirmar que está conmigo porque soy celoso con mi Maida y ella es un alma preciosa que todos codician porque ¿Quién no querría una mujer como ella en su vida?
—¿Y si subimos a una habitación? —sugiere tirando de mi labio inferior entre sus dientes.
—Me parece la mejor idea.
Le paso su bastón y a paso lento subimos las escaleras, esquivando a las parejas calientes besuqueándose y a las que conversan.
Creo que el que sea lo suficiente temprano en términos de fiesta nos da la oportunidad de milagrosamente dar con una habitación disponible y antes de entrar, Maida se voltea.
—¿No sientes como si alguien estuviera viéndonos?
Miro a los alrededores, pero todo lo que veo son personas socializando y caminando por lo que tiro de su mano y cierro la puerta detrás de nosotros para después estamparla contra la pared, bajarle el pantalón de cuerina para descubrir que no tiene bragas, dejarlo alrededor de sus rodillas y caer sobre las mías para devorarla sin contemplación.
La hago gemir y amo que me moje la cara mientras grita mi nombre, tiembla contra mi boca cuando se corre y riendo nos guío hacia la cama, en donde la hago caer acostada sobre mi cuerpo en tanto nos besamos y frotamos.
Por alguna razón una sensación extraña me hace abrir los ojos y me encuentro con ojos claros en un rostro ovalado lleno de cabello castaño, pero lo que me hace arrojar a Maida fuera de la cama haciéndola caer a un lado, es que la intrusa sacude una bolsa y alcanzo a ver una maldita serpiente antes de yo mismo saltar de la cama ¿Qué carajos?
—¿Qué mierda te pasa? —Le grito mientras Maida gatea hasta la pared para apoyarse y levantarse.
No estoy loco porque al igual que yo, Maida ve que hay una puta cobra en la cama, una que nos arrojó una lunática desconocida que sonríe y que tiene una cicatriz en rostro.
La desquiciada no responde, en lugar de ello se mueve hacia Maida, quizá creyéndola el eslabón débil, pero la alcanzo y la agarro del cabello alejándola.
—Ve por ayuda, sal de aquí —Le ordeno a mi novia y gracias al cielo que escucha sabiendo que lo mejor es que busque ayuda mientras sostengo a la lunática— ¿Quién trae a una puta cobra a una fiesta? Se trae licor y... ¡¿Qué demonios?!
Toso y la suelto cuando me arroja un polvo al rostro.
Me cubro con las manos y toso, en un primer momento no lo siento, pero luego algo anda muy mal.
Me arde.
Me duele mucho y tropiezo hasta el baño mientras la mujer ríe.
Tanteo para encender la luz y cuando lo consigo, me topo con mi reflejo y es espantoso.
Mis ojos están brotándose, rojos y mi nariz comienza a sangrar.
La puerta se cierra.
—En tu próxima vida, escoge mejor a tus amigos —dice la voz de la mujer con un acento parecido al alemán.
Y entonces lo siento.
El dolor se vuelve abismal de un momento a otro haciéndome doblarme y caer al suelo mientras grito.
Se siente como si me revolvieran las tripas, me quemaran los ojos y mi piel se cayera a pedazos.
No puedo ver y mis pulmones arden.
Todo da vueltas, mi lengua pesa y mi garganta comienza a cerrarse, pero no antes de que comience a vomitar sangre y algo grumoso que me hace sentir que escupo cada parte de mí.
No puedo ver y creo que estoy de espalda.
No puedo gritar, mi cuerpo no se mueve, pero el dolor crece y crece.
No sé si lloro, no sé si todo mi cuerpo sangra.
Lo que sí sé es que sufro ¡Joder! Me duele mucho, es demasiado.
No quiero morir, pero no quiero más de este dolor.
Mis pensamientos se vuelven dispersos y entonces no puedo pensar, solo sentir mientras mis pulmones se sienten a punto de explotar, mi garganta se cierra y no puedo conseguir respirar.
Tiemblo demasiado.
Mi familia. Mis amigos. Mi novia. Mi bebé. Mi futuro.
No puedo respirar y solo sé que pronto ya me habré ido.
Fui Stephan Branson y fui feliz.
Me dolió escribir esto. Stephan dolerá toda una vida.
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Un beso.
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