Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

II

"Pero nuestro juego favorito sin duda eran las escondidas, pues cuando nos encontrábamos en vez de ponernos un castigo, el perdedor le daba un besito al ganador. Me gustaba asustar a hyung cada vez que me encontraba, sus caras eran muy divertidas."

Mamá, noona, hyung y yo comíamos tranquilamente. En la mesa reinaba la calma aunque de vez en cuando hablábamos de nuestro día o de cualquier anécdota. Ver a mamá sin poder dejar de sonreír me producía un sentimiento cálido en el pecho. Después de todo, ¿Quién no se alegra al ver a su mejor amiga de nuevo?

Yoongi hyung estaba sentado a mi lado concentrado en sus verduras mientras mamá y noona platicaban y reían de historias que yo no presencié. Todos parecían hacer algo excepto yo. Y yo quería la atención de cierto lindo gatito.

Con cautela deslicé mi mano por debajo de la mesa y busqué la de hyung, al tomarla y entrelazar mis dedos con los suyos noté como el color rojo invadía sus mejillas. No volteó a verme, pero dio un apretón a mi mano y siguió comiendo como si nada pasara. Como si nuestras manos no estuvieran entrelazadas bajo la mesa y no estuviera acariciando el contorno de mi muñeca con sus dedos provocándome cosquillas.

Como si no fuera el culpable de las mariposas en mi estómago y mis latidos en descontrol.

Ambos terminamos nuestra comida con una sola mano. Cuando los platos quedaron vacíos mamá y noona fueron las primeras en levantarse de la mesa, recogiendo cada una su plato para después avisarnos que estarían platicando en el patio, pues la casa de Hyo noona tenía un jardín muy lindo y el sol ya no estaba tan potente. Ambas mujeres salieron del comedor entre risas y sutiles gritos de emoción, pasados unos segundos sus voces quedaron en la lejanía siendo reemplazadas por el silencio.

Desvié la mirada hacia Yoongi hyung quien para mi sorpresa también me estaba mirando. Sus ojos chocolate conectaron con los míos, analicé sus facciones cuidadosamente, mis ojos bajaron a su nariz, sus mejillas y sus labios, donde se detuvieron un poco más de tiempo y subieron de nuevo para admirar sus cejas, sus orejas y su cabello castaño. Todo en él era lindo. Yoongi hyung era demasiado lindo.

—¿Qué tanto miras, me ensucié? —preguntó llevando inmediatamente una servilleta alrededor de sus labios.

—No —negué con diversión.

—¿Entonces que ves?

—A ti —dije con obviedad, él seguía sin entender. Suspiré—. Estoy viendo lo bonito que eres, hyung.

—Te dije que no dijeras más cosas vergonzosas TaeTae —reprochó ruborizado—. Además... tú eres más bonito.

—¿Yo soy más qué? —fingí no haber escuchado bien a pesar de estar solos en completo silencio.

—No me hagas repetirlo, escuchaste bien lo que dije —desvió la mirada y dio otro apretón a mi mano.

—Bien, esta vez tú ganas —reí. Me parecía divertido como siempre que Yoongi hyung y yo volvíamos a vernos después de un tiempo separados se comportaba con cierta timidez.

—¿No vas a repetirlo? —insistí.

—No.

—¿Entonces me das otro besito? —sus ojos se posaron en mí con rapidez, como si no terminara de creer lo que acababa de pedirle.

—¿O-otro?

—Otro —afirmé.

—¿Y qué gano yo a cambio? —llevé mi mano libre a mi barbilla, pensando.

—Umm... ¿Otro besito? —una risa suave escapó de sus labios.

—Tienes futuro como negociante TaeTae —lentamente se acercó y besó mi mejilla. Sentí sus labios hormiguear en mi piel y su respiración detener unos segundos mi corazón. Mi rostro se calentó y al separarse solté nuestras manos para abrazarlo, escondiendo mi enorme sonrisa y vergüenza en la curvatura de su cuello.

Yoongi hyung daba abrazos bonitos, pues me rodeaba con sus brazos y recargaba sus barbilla en mi cabeza o a veces la ocultaba en mi cuello donde su respiración me provocaba escalofríos, su aroma me llenaba por completo y podía escuchar los latidos de su corazón.

Pasaron varios minutos en los cuales solo nos dedicamos a sostener al contrario, demostrando en silencio lo mucho que nos habíamos extrañado y jugando con nuestras manos diciéndonos lo que no existía en palabras.

—¿Quieres jugar a algo? —fue él el primero en hablar.

—¿Podemos jugar a quedarnos así para siempre?

—Juegos de verdad, TaeTae —su voz contenía burla.

—Podemos inventarlo —contraataqué—, será todo un éxito entre los niños que se quieren mucho como nosotros.

—Hablo en serio.

—¡Yo también! —la burla le titiló en los orbes, me separé de él y recogí mi plato—. Bien, solo si me prometes jugar a las escondidas después.

—Prometido —siguió mis pasos y levantó su plato de la mesa, caminamos juntos hasta el fregadero.

—¿Quién lo lava primero? —pregunté.

—Piedra, papel o tijera —respondió.

—Bien. Piedra, papel o tijera —ambos sacamos papel—. ¡Gané!

—¿Pero qué dices? Los dos sacamos papel, es un empate.

—No porque mi papel es de las hojas de papel de oficina y el tuyo es papel de baño, el mío es más filoso.

—¡Mentira!

—¡Hablo en serio! ¿Nunca te has cortado con hojas de papel? duele mucho hyung.

—Claro que me he cortado con papel.

—¿Lo ves? Gané.

—Pero no me refería a eso —arrugó la nariz—. Mira, ¿Por qué no mejor los lavamos juntos? Yo me pongo a la izquierda y tú a la derecha.

—¡De acuerdo!

Yoongi hyung me pasó otra esponja y colocó jabón líquido sobre ambos platos. Sin prisa comenzamos a tallar la cerámica en círculos retirando poco a poco los pequeños restos de comida. Miré a hyung quien parecía estar tan concentrado en lavar su plato que no se percató de mi mirada, así como tampoco vio mi dedo lleno de espuma que se acercaba peligrosamente a su rostro. Con rapidez moví el dedo, cubriendo con espuma parte de su mejilla.

—¡Kim Taehyung! —se quejó con un puchero mientras yo era incapaz de contener la risa.

—¡Te ves lindo hyung! —Yoongi hyung era tan lindo. Pude haberlo seguido viendo con ternura gracias a su ceño fruncido de no ser por la espuma que ahora invadía la punta de mi nariz.

—¡Tienes nariz de bruja! —se burló riendo hasta mostrar sus tiernas encías, ¿Quién podría enojarse teniendo una sonrisa tan bonita enfrente?

—Yah, que hyung tan vengativo. Te digo que eres lindo y tú que parezco una bruja. No es justo —fingí un puchero triste volviendo mi atención al plato a medio lavar que había sido abandonado en la guerra de espuma, fingiendo molestia. Más no pude evitar sonreír en grande al escuchar un "Tú también eres lindo TaeTae" susurrado levemente por hyung.

Me gustaba cuando dejaba de lado su timidez para demostrar la enorme calidez que había en su interior.

[...]

Después de lavar los trastes hyung y yo subimos a su habitación. Jugamos juegos de mesa mientras de vez en cuando las risas de nuestras madres llegaban desde el jardín. ¿Qué suerte era que nuestras madres fueran mejores amigas, verdad?

Le conté a hyung sobre mis clases y él escuchó cada una de mis palabras con atención, incluso la anécdota que le conté sobre como un niño había comido plastilina y pegamento, diciendo que quizá no denotaba mucha inteligencia hacer aquello. Él también me contó sobre su escuela, me habló sobre Namjoon y Hoseok, sus mejores amigos con los cuales iba a la escuela y a clases de piano. Porque Yoongi hyung toca el piano.

Y cada vez que me hablaba sobre las nuevas notas que aprendía o las presentaciones que planeaba hacer cuando creciera, mi corazón no podía evitar llenarse de alegría al verlo hablar con sus ojitos brillosos de emoción sobre lo que amaba. Y por un momento, yo deseaba ser aquel piano para que así hyung hablara con tanto amor y admiración sobre mí.

Hablamos durante tanto tiempo que no notamos la oscuridad del cielo que entraba por la ventana, ni los pasos de tacones que comenzaban a acercarse a la puerta. Ni siquiera la voz de mi madre avisando que era hora de irnos, pues junto a Yoongi hyung solo existíamos nosotros dos y el resto podía esperar.

Mamá volvió a hablar, pero no fue hasta que hyung me dijo que volteara que pude reaccionar. No quería irme. Le rogué a mamá por más tiempo, pero ella dijo que no. Le pedí quedarme a dormir más ella negó, pero noona aceptó. Hyo noona le preguntó a Yoongi si quería quedarse a dormir en mi casa, a lo cual no dudó en responder afirmativamente. Y no sé cómo, pero noona había conseguido que mamá aceptara que Yoongi hyung y yo pasáramos la noche juntos en mi casa.

Nuestras madres salieron de la habitación y abracé a hyung con emoción. Sin perder tiempo tomé sus juguetes y otras cosas para llevar a mi casa, guardándolas en una mochila de Kumamon. Cuando terminamos bajamos corriendo las escaleras, pidiendo irnos de una vez. Hyo noona se despidió de mamá seguido de Yoongi hyung a quien abrazó y besó maternalmente, no sin antes decirle que se portara bien y pedirle que cuidara de mí. Por último, me abrazó a mí, dándome un beso en la mejilla y agrandando su sonrisa tras escucharme agradecerle por dejar a hyung quedarse a dormir conmigo.

El trayecto en el auto fue tranquilo, pues Yoongi hyung no es de hablar sin parar. Le agradan los silencios cómodos en los cuales hablamos menos y hacemos más. Como cuando no decimos nada pero nuestras sonrisas lo dicen todo, cuando su mirada busca la mía y sus ojos brillan al encontrarse con los míos, como si tratara de decirme algo. O cuando nuestros ojos no se miran pero nuestras manos se buscan inconscientemente, como si el estar separadas fuera algo anormal.

Como ahora, que nuestros meñiques están entrelazados en la oscuridad de los asientos traseros del auto mientras hyung observa por la ventana y desvía la mirada unos segundos para verme por el rabillo del ojo, aunque piensa que no me doy cuenta. Y mientras mamá continúa manejando, fingiendo ser completamente ajena a que el amor de aquellos dos pequeños distaba mucho de ser amor de amistad. Mirándonos discretamente por el espejo retrovisor cuando no me doy cuenta. Y es que con Yoongi hyung eclipsando la belleza de todas las estrellas era difícil percatarse de lo que ocurría alrededor.

...

Llegamos a casa.

Yoongi hyung ya había acomodado sus pertenencias mientras yo me vestía con mi pijama de tigre en el baño. Tras salir hyung me miró y sonrió.

—Te ves muy lindo TaeTae —halagó—. ¿Es que tienes cosas de tigre para todo? ¿Debería regalarte uno para navidad?

—Tu pijama es aburrida hyung —fruncí la nariz tras analizar las tonalidades de verde opaco que lo cubrían de pies a cabeza—, parece pijama de adulto. Y sí, deberías regalarme un tigre en navidad. Aunque bueno, supongo que si te disfrazas de uno y te colocas un moño rojo también podría funcionar.

—¿Qué cosas raras estás diciendo? —reí al ver como sus mejillas tomaban color y desviaba la mirada avergonzado—. No todos nos vemos bien vestidos de tigres, ¿Sabes? Tienes suerte de ser tan lindo que cualquier cosa se ve bien en ti.

—No es así hyung, tú te verías muy lindo de tigre.

—Lo que tú digas, ¿Y qué, tendría que hacer sonidos raros también?

—¡Por supuesto que si hyung! Tendrías que rugir así: ¡Rawr! —levanté mis brazos, haciendo hincapié en que tenía que imitarlo.

—¿Qué planeas, darme un paro cardíaco de dulzura? Miedo es lo último que logras dar TaeTae. Eres demasiado tierno —acarició mi mejilla con dos de sus dedos, logrando hacer mi rostro enrojecer. Y nos quedamos así, viéndonos en silencio el uno al otro, con sus dedos rozando mi mejilla y mis latidos fuera de control. Sí, al lado de Yoongi hyung el resto en verdad podía esperar.

Minutos después mamá llamó a mi puerta, logrando entonces que hyung apartara sus caricias de mi rostro y su mirada se dirigiera a cualquier otro punto de la habitación lejos de mí. Cuando mamá entró nos avisó que saldría rápidamente a comprar algunas cosas en el supermercado. Nos dio un beso cariñoso de despedida y antes de salir, informó que no tardaría mucho en llegar, pidiéndole a Yoongi hyung que cuidara de mí.

Cuando el sonido de la puerta principal siendo cerrada y el ruido del motor se escuchó alejarse, hyung y yo nos miramos.

—¿Qué quieres hacer? — preguntó él.

—¡Jugar a las escondidas! —hyung asintió y salimos de la habitación hacia el pasillo en busca de un lugar para contar—. Hyung... ¿Puedo preguntarte algo? 

Jugué con las mangas largas de mi camisa, tratando de no denotar mi nerviosismo.

—¿Por qué pareces tímido de repente? Sabes que puedes preguntar lo que sea.

—¿Cómo sabes cuando una persona te gusta? —hyung paró en seco, volteando su rostro, nuestras miradas chocando.

—¿Te gusta una niña de tu escuela y no me dijiste? —por una fracción de segundos me pareció ver molestia cruzar por sus ojos.

—N-No es así...

—¿Entonces por qué quieres saber, no eres muy pequeño aún para pensar en esas cosas?

—S-Solo quiero saber, no te enfades hyung. Tú dijiste que podía preguntarte cualquier cosa. — su mirada se suavizó, asintiendo lentamente.

—Bien. Cuando te gusta alguien... piensas todo el día en él, solo quieres abrazarlo y tenerlo cerca, a veces verlo sonreír, por más mínimo que sea puede alegrarte el día. Te molestas cuando alguien más se le acerca mucho y es capaz de descontrolar todo tu sistema con solo mirarte. Deseas que te corresponda y se sienta de la misma forma que tú, pero sobre todas las cosas, lo que más anhelas es su felicidad —hablaba con tanta seguridad y me miraba con tanta intensidad que temí que mis piernas fallaran y terminara por caer—. Algo así se siente, TaeTae. 

Hyung volvió a caminar pero lo detuve tomando su brazo, sintiendo mis latidos ir en aumento y las lágrimas agruparse en mis ojos.

—Hyung...

—¿Qué te ocurre TaeTae? — preguntó con preocupación.

—Hyung... tú. Tú me gustas hyung —la mirada de Yoongi hyung se iluminó, ampliando sus ojos tras la sorpresa de mi inesperada confesión, pero luego de que las palabras flotaran en el aire, sus ojos perdieron brillo, siendo más opacos que las tonalidades frías del pijama que vestía.

—No TaeTae —murmuró distanciándose, como si mi tacto le quemase—. No digas cosas como esas. No está bien.

—Hyung —las lágrimas se agruparon nuevamente, aunque esta vez eran debido al pinchazo de dolor que había sentido en el corazón tras su rechazo—. ¿Está mal que me sienta de esta forma?

—Si Taehyung. Lo está —no TaeTae, Taehyung. Yoongi hyung acababa de llamarme Taehyung. Otra punzada se hizo presente.

—¿Por qué? —pregunté. Las lágrimas cayendo por mis mejillas.

Porque somos hombres —y volvió a caminar. Sin detenerse a secar mis lágrimas como siempre solía hacerlo, sin importarle el sonido de un corazón romperse siendo dejado atrás, en el olvido.

Caminamos por primera vez en un silencio incómodo, tenso. Hasta que llegamos al final del pasillo.

—¿Quieres que yo cuente primero? —encogí mis hombros con indiferencia, restándole importancia. En aquel momento no deseaba seguir junto a él. Segundos atrás la idea de estar lejos de Yoongi hyung nuevamente me hubiera parecido horrible, incluso podría haber llorado. Pero ahora, aquella idea sonaba mejor que seguir en ese silencio asfixiante.

Hyung se recargó junto a la pared cerrando sus ojos, empezando a contar hasta veinte. Caminé a lo largo del pasillo, pensando que tal vez podría esconderme en la cama de mamá y esperar su llegada. Esperar a que ella pudiera darme algo para disminuir el horrible dolor de mi pecho. Pero mis pies siguieron caminando, pasando al lado de su puerta y dirigiéndose directo a la mía. Entré, aun sabiendo que no tenía muchas opciones disponibles para esconderme. Miré debajo de mi cama, demasiado pequeño. Tras las cortinas, demasiado obvio. Recorrí mi habitación con la mirada, deteniéndome abruptamente frente a mi gran clóset grisáceo. Sin dudar ni un segundo, abrí las puertas de par en par y entré, siendo absorbido por la oscuridad y el silencio, con solo una fina línea de luz colándose por entre medio de las puertas.

Sí, aquí dentro Yoongi hyung no podrá encontrarme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro