
34
—¿Y si me muestras ese límite? —pasó su lengua por los labios del demonio.
Yoongi lo tomó con fuerza de la nuca y lo besó con fuerza, a tal punto que le desangró los labios, pero a Jimin poco le importaba. El bajó sus manos por el pecho desnudo del demonio y metió su dedo en la herida del demonio quien al sentir el dolor lo arrojó lejos de la habitación haciendo que Jimin se golpee en la pared.
Jimin se levantó lentamente del suelo, su espalda adolorida por el impacto contra la pared, pero no mostró signos de debilidad. La sangre en sus labios se mezclaba con su sonrisa desafiante, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y desafío. El dolor solo lo impulsaba, lo excitaba.
Yoongi estaba de pie en el centro de la habitación, su cuerpo herido pero su presencia aún inquebrantable. Su mirada era fría y peligrosa, pero había algo en su rostro, una sombra de respeto, tal vez.
—No te lo dije, Jimin. —Su voz era grave, llena de una amenaza latente, pero también algo más… algo que Jimin no alcanzaba a identificar completamente, tal vez un reconocimiento. —Nunca toques lo que no puedes controlar.
Jimin se levantó con agilidad, limpiándose la sangre de los labios, sin apartar la mirada del demonio. El dolor era insignificante comparado con la adrenalina que recorría su cuerpo.
—¿Acaso eso te asusta, Yoongi? —su tono estaba cargado de burla y desafío, mientras se acercaba lentamente, como si cada paso fuera una amenaza calculada.
El demonio lo observó con intensidad, pero no hizo movimiento alguno, aunque sus ojos seguían brillando con una ira contenida que rozaba el borde de lo incontrolable.
—Tienes agallas, Jimin, eso lo reconozco, pero la próxima vez… no será tan fácil. —La amenaza estaba clara en su voz, pero había algo más, algo que Jimin percibió: una necesidad.
Una necesidad de más.
Jimin, sintiendo la tensión en el aire, sonrió aún más ampliamente, sabiendo que había dado un paso más hacia el abismo al que ambos parecían arrastrarse.
—Lo que no sabes, Yoongi, es que a veces lo difícil es lo que más me atrae. —se rió. —vamos Yoongi follame.
Jimin sabía que sus palabras estaban cargadas de provocación, pero el deseo de ver la reacción de Yoongi era más fuerte que cualquier consideración. Había algo en el demonio que lo atraía, una oscuridad peligrosa que lo desbordaba de emoción. Sin embargo, la tensión en el aire era palpable, y no era solo una cuestión de deseos o control.
Yoongi lo miró, su expresión tensa, como si luchara entre mantener su compostura o sucumbir a la furia. Pero sus ojos destilaban un peligro casi palpable, como si cada palabra de Jimin fuera una chispa capaz de incendiarlo.
—No creas que tus provocaciones son suficientes para dominarme, Jimin. —Su voz era baja, amenazante, pero había algo más detrás de sus palabras.
La amenaza de un encuentro inevitable. Jimin, sin embargo, no dio su brazo a torcer, y su sonrisa permaneció desafiante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro