Next Episode
¿Cinco minutos?, alrededor de cinco minutos le costaría acabar con un par de esos seres que tanto aborrecía. Cinco minutos y podría avanzar en su camino.
No contaba con tiempo, como para desperdiciarlo en miserias hambrientas. Todo se reducía a cinco minutos y correr hacia la verdadera misión, una que es personal. Sí, personal.
(¿En dónde te encuentras?)
Nadie se debió de haber metido con algo que a él le importase demasiado. Sí, demasiado.
(Juro que mataré al que te haga daño)
Se maldice, unas trescientas setenta y cinco veces al día. No quiere tener que replantearse los objetivos de su vida. El rescate de un compañero no está catalogado por la CCG como motivo de promoción o ¿sí? Y de ser así, no le estaría importando ni siquiera un poco aquello. Es más, podría hasta decirse que había olvidado todo lo relacionado con su ansia de poder y/o estatus.
Tampoco se pone a repensar mucho en lo que su superior le había encomendado. Sentía una oleada de malos pensamientos al respecto. Después de todo, ¿Cómo se atrevía a pedirle aquello?, ¿Qué la salvara?... ¿cómo podría dejar de hacerlo? Si ella fue quien primero, lo salvo a él.
(Maldito bastardo)
Alza la cabeza y lo primero que divisa en aquel camino silencioso y terráqueo, es un largo trecho hacia la nada con forma de caverna. Mueve sus pies, tanto como su cuerpo y voluntad le permiten. Sus manos están algo más que heladas y secretamente sabe el porqué. Sin embargo, la noche, apenas estaba muriendo. Las palabras que retumban en sus oídos no son precisamente las que él quisiera escuchar. No obstante, ellas son las que lo sacan de lo más profundo de sus oscuros pensamientos.
(¿Qué es este sentimiento?)
Todos le llaman por su apellido y con debido respeto. Son sus subordinados después de todo, es lo mínimo que podrían hacer por él, se lo debían. El intercomunicador lo pone en alerta, sabe que algo muy malo ocurrirá. El presentimiento que se expande a lo largo de su cuerpo, sus sobre estimulados músculos poco poder tenían sobre esta sensación que lo envolvía de una manera muy acelerada.
-"Sr. Urie"...adelante-
El calor que se eleva por entre sus huesos y el aroma que se cuela por sus fosas nasales, expertas en el campo orgánico, lo ponen en sobre alerta. Tiembla, claro que lo hace, sus manos que son grandes y fuertes, sostienen a Ginkui con vehemencia. Teme lo probable de sus sospechas, aquel olor que se metía en su cuerpo no era el que quería oler. Mas la visión que le proveía aquel campo panorámico, no era el más favorecedor.
(Resiste)
(Por favor, resiste, iré por ti....solo.)
Aprieta la mandíbula, el dolor que se instala en su pecho, se expande tanto y como su caja torácica le permite. Sus piernas avanzan, el camino es largo y tortuoso. Las luces nunca llegaron a tocar su rostro. La noche aun no lo quería abandonar.
(Por favor...
Tú no...
....no
No seas tú.)
Era un bulto que se escondía tras una tela grisácea. Un sinfín de promesas marchitas ahora morían sobre su mollera y el corazón se le desquebrajaba con el pasar de los milisegundos. Polvo de estrellas que perlaba su frente, la nebulosa que confundía a sus ojos de reptil. Y un susurro que se quería escapar de su boca siempre muda, le hacía temer de sí mismo, y de lo que podría llegar a hacer si encontraba al culpable.
(Sangre, Sangre, Sangre)
(Este olor....es su...)
No quiere que nadie se atreva a llegar allí. No quiere que nadie más que él esté ahí. Ese lugar rocoso, oscuro y húmedo estaba inundado de fragancias a merced del miedo y del dolor. Negras tinieblas que se tragarían todos los juramentos que haría una y mil veces más. Honor, el que defendería. Integridad, injusticia, impunidad, debilidad: son serpientes de helados amaneceres, que trepan por sus brazos y lo hacen palidecer. Son recuerdos que se disfrazan de imágenes. Los cuales circundan y se atenúan con destellos suaves. Es su mirada como caricia de ángel que lo ve desde la lejanía. Son sus ojos como perlas esmeraldas que le sonríen al salir el sol. Es su cabello, cortina lacia que se mese con la bruma matutina.
(Tú no)
(No)
Sus pasos lo acercan a la muerte cubierta de blanco. Sus manos que se anidan en un puño tomándola y lanzándola muy lejos. Él se lo había prometido a sí mismo. Ella sería salvada por él, sin importar el cómo.
Urie pensó que sería fuerte. Tan fuerte como siempre aparenta ser. La tela que pende de sus manos era solo un placebo para lo que ahora presencia. Él no es fuerte, ya no.
(¿Qué es esto?)
El hedor es muy invasivo y sus corneas se contraen al instante. El horror es encarado y el cuerpo que ve en ese instante no es el de ella y por muy retorcido y deshonroso que sonara, se aliviaba.
Lo apaciguaba que ese segmento de maldad, no le perteneciera a ella.
Aunque la puerta de la duda se hubiera abierto de par en par, él ahora podría respirar por un leve momento. Odiaba admitir que miles de milímetros de ese espacio nefasto oliera a ella. Odiaba el hecho de no haberla protegido como era debido. Se despreciaba por no llegar a tiempo. La sangre derramada no era poca y por mucho que le costara pensarlo con claridad, le era imposible no estar al tanto de la mezcolanza de distintos fluidos que olía al mismo tiempo. Era ella en todos lados y al mismo tiempo en ninguno. Tan débil, tan inhumano, tan hostil.
Odiaba ser tan fuerte (débil) en ese preciso momento.
(Espérame...
Por favor)
Gracias por leer♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro