Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hipócrita.


Ella siempre sonríe. Siempre sonríe de esa manera tan poco agraciada, y sin embargo lo hace.

Ella no luce, como otras flores, pues es una de esas raíces secas de pimpollos muertos, grises, por mucha agua que intentes proveerle. Sin embargo ella sonríe.

Y sus dientes brillantes, alumbran un sendero oscuro, ese que Urie solo puede notar. No hay otro ser que contemple más aquella sonrisa, pues él es el único que la encuentra perfecta, más que su propia mente, más que cualquier cosa en este mundo.

Urie olvida, que ella nunca le sonríe a él, no de esa forma que tanto ama. Porque sí, él ama esa sonrisa llena de sentimientos que hacen que ese oxidado corazón bombee un poco más de lo normal. Él quiere amarla, y contemplarla por siempre.

Y ella le seduce y luego lo rechaza cada día, a cada minuto. Tooru es inconsciente de que ella es la única que logra cambiar esos hábitos tan ermitaños que posee él. Que cada minuto que pasa junto a él, le provee de basta información, deformándolo muy lentamente.

Kuki admite que, muy en el fondo, no estuvo tan consciente de lo que sucedía, pues ocurría a velocidad supersónica. Tooru, en cambio, se mantenía en su lugar. Ella seguía constante, como una línea infinita de puntos.

Urie entiende de trigonometría, pero no de amor. Lo subestimó, también a su superior alias "dueño de sonrisas", que claramente le deben de pertenecer a él, por derecho. Porque él, siente con cada ápice de su ser es merecedor innato de cada gesto que Tooru emita.

Mutsuki lloriquea, él lo sabe. Las paredes del Chateux son demasiado delgadas, más aun si Urie pega su oreja a la misma, descifrando el código morse de tales notas en des tempo. Sus llantos parecen gotas de mar, saladas y volátiles, pero que nadie percibe.

Urie siente su cuerpo convulsionar, su mente dar un vuelco. No quiere tener que derribar muros, para ajusticiar a nadie. No obstante, el dolor empático es inevitable. Era imposible dormir, en esas noches. Después de todo, él no sabe cómo reaccionar, teme ser violento e inapropiado.

Tooru siempre despierta temprano, Urie le escucha tararear. La sinfonía le acompaña, melodías que retumban en la cocina. Cucharas que chocan con tasas de café instantáneo, bizcochos y trozos de pastel que decoran el altar. Uno que ella prepara y ofrece a su adonis personal.

Kuki se tapa los oídos con música, cualquiera que no le recuerde el confort matutino de Tooru. Él sabe que todo aquello era una mentira. A pesar de que es conocedor de toda esa verdad, él no la detendrá, ni por un segundo.

Urie le había visto, a su superior, cruzar calles y rodear treinta veces las llaves del Chateux entre sus dedos. El inquieto mentor siempre se aleja a la misma hora y va a parar al mismo lugar. Kuki escucha cosas que no quiere escuchar, por más volumen que suba en ese reproductor tan inútil, por aquellos días.

"—No es necesario que vayamos a ese café ¿verdad?—"; "—Yo, ya he preparado el café—" ; "—Lo preparé solo para ti, sensei—" ; "—Sensei ...¿podrías por favor prestarme, otra vez, ese libro que llevas?—"; "—Sensei...iré contigo—" ; "—Sensei , ¿he mejorado, verdad?, me refiero al café—"

Kuki cierra sus ojos por un momento y desde el borde de la escalera, ignora escuchar el resto de sus palabras que poco efecto tienen sobre su superior. Solamente concentra sus ojos en esa sonrisa hipócrita, que calla tantas lágrimas como le son posibles. Desde el fondo de sí mismo, sabe que ella sufre tanto como él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro