Único.
Namjoon aparta su mirada del paisaje detrás del vidrio de la ventana; afuera está oscuro, un montón de estrellas se perciben en el infinito cielo nocturno antes de ingresar a la ciudad y que las luces de los edificios les roben el protagonismo. Sus ojos se dirigen hacia abajo, donde su mano y la de su amado se encuentran juntas, con los dedos entrelazados firmemente a pesar de que su compañero se encuentra dormido. Si mueve la vista un poco hacia la izquierda, puede apreciar el pequeño dulce rostro de su niña, que duerme apaciblemente como si encontrara en él un lugar seguro donde depositar sus sueños; él se siente cautivado por ello cada vez que aquello ocurre, y en cada ocasión, su pecho se calienta al percibir este detalle.
Ella ni siquiera es su hija, pero aquel angelito le robó el corazón al igual que su verdadero padre. En conjunto, ambos han llenado su vida de un nuevo tipo de calidez que no había sentido nunca por haber estado demasiado ocupado en su trabajo y en recibir el amor de miles de personas a la expectativa de cada cosa que hacía. Pero finalmente había conocido este tipo de amor, y el sentimiento de sentirse realmente en casa; pleno y libre, sin temor a ser juzgado.
No lo malinterpretes, él ama su trabajo y a todos sus fanáticos, sin embargo, más de una vez sintió un vacío que los gritos eufóricos de la multitud no podían llenar. Necesitaba un contacto más cercano con alguien, necesitaba esa cabeza apoyada contra su hombro, necesitaba la pequeña respiración tranquila y suave contra su pecho. Cosas tan simples como compartir su espacio con alguien más e intercambiar conversaciones sin sentido hasta tarde, así como abrazar otro cuerpo durante la noche y fundirse juntos en su calor.
¿Lo había imaginado alguna vez? La verdad es que sí, aunque hacía mucho de eso. Ahora no era tan sencillo pensarlo, porque apenas aparecía la idea en su mente, la desechaba. Namjoon bastantes veces pensó que ese tipo de amor no estaba destinado a él, pues no era tan fácil acercarse a alguien como él. Ser un artista, una figura pública, hacía que las personas que no eran sus fanáticos no quisieran acercarse tanto, debido a que implicaba demasiados problemas; y él terminó por entenderlo.
"No importa" se dijo mientras leía los comentarios que dejaban sus fanáticos para él en sus redes sociales. "Esto es suficiente y más".
Pero ahora puede ver que no es así.
Un momento como este, con Kim Seokjin durmiendo en su hombro y Kim Jeongmoon en su regazo, lo es todo. Por desgracia, las circunstancias en las que se encuentran no son las mejores.
Honestamente lo que jamás se le cruzó por la cabeza fue que encontraría un lugar seguro en un panadero que conocería en su pueblo natal en algún momento de su vida. Un hombre amable y tierno que tenía siempre una linda sonrisa en el rostro para todo aquel que lo necesitara, además de comentarios entretenidos para levantar el ánimo. Hablar con él era realmente sanador.
Kim Seokjin es el tipo de persona que busca el bienestar en los demás, incluso sobre el propio. Así de precioso es él.
Lo conoció una noche de invierno cuando llegó a su pueblo natal para tener unas merecidas vacaciones después de tanto arduo trabajo, y pasar las fiestas y el año nuevo junto a su familia. Ya había decidido que no se abrumaría pensando en nada, solo se relajaría y disfrutaría de la simplicidad de esa vida que había dejado atrás cuando comenzó a cumplir su sueño. Pero no contempló que la misma noche de su llegada, cuando al pasar a comprar pan para llevar a casa, se encontraría con el hombre más apuesto que había conocido jamás, y al que no mucho tiempo después le entregaría su corazón.
Ya era tarde, pensó que a esa hora no encontraría más establecimientos abiertos, pero ese local pequeño y sencillo tenía en la puerta un cartel con la leyenda "abierto" aún. Suspiró de alivio y se apresuró a ir antes de que cerraran, no podía permitirse llegar con sus padres sin nada en las manos.
Antes de ingresar a la tienda, miró del otro lado de la ventana de vidrio una vitrina con ya pocas piezas de pan, y se percató de que además del mostrador al fondo y de más vitrinas (aunque de menor tamaño), habían también un par de mesas para al menos dos personas y sillones individuales. Entendió entonces que no solo era una panadería, sino que podías tomarte un café si gustabas. No era un lugar demasiado grande y lujoso, pero era bonito y acogedor.
Finalmente entró, haciendo sonar una campanita en la puerta que alertó de su llegada. Esperó ver a alguna persona que lo recibiría detrás del mostrador, sin embargo, ahí no había nadie. Lo que encontró fue a una pequeña de al menos siete años que no alcanzó a ver cuando se asomó, la cual dejó de hacer lo que hacía para levantar su mirada y mirarlo sorprendida.
—Hola. Lo siento, ¡ya hemos cerrado! —dijo.
—Oh, ¿de verdad? Entré porque el cartel aún dice "abierto" —dijo bajando el tono de su voz, desanimándose.
—Oh, no... ¡olvidé voltear el cartel! Papi se va a enojar —exclamó la niña llevándose las manos a la cabeza.
—¿Y dónde está él?, ¿crees que no atendería a un último cliente?
—Mmm tal vez lo haga, pero no sé, creo que mejor voy a preguntarle —dijo bajándose de su asiento—. Puede sentarse si quiere, mientras espera.
—Por supuesto, gracias —Sonrió, aunque la pequeña no percibió su gesto ya que llevaba un cubrebocas puesto.
La niña salió corriendo y fue hacia el mostrador, donde desapareció por la cortina que había detrás.
Namjoon tomó asiento en la misma mesa que estaba ella, solo mientras llegaba su padre. Sacó su celular del bolsillo de su chaqueta para matar el tiempo ya que no quería husmear en lo que estaba haciendo la niña antes de su interrupción, pero sí alcanzó a ver algo bastante peculiar y no pudo evitar detener su mirada sobre la hoja de papel colorida al menos unos segundos. Ahí leyó su propio nombre, escrito con diferentes colores, y debajo de él observó el dibujo de una persona bastante parecida a él; Namjoon intuyó que se trataba de sí mismo porque además del nombre, la persona del dibujo tenía una vestimenta muy similar a la que utilizó para una sesión de fotos hacía unos meses.
Obviamente se notaba que había sido realizado por un infante, sin embargo, le pareció fascinante y muy hermoso; le llenó de alegría. Una sonrisa escapó de sus labios cubiertos por la tela de su cubrebocas negro. Aún le parecía sorprendente el alcance que tenía, el cuál era tanto como para llegar a estas pequeñas personitas que lo querían mucho también. No era el primer dibujo que un niño le hacía, bastantes tenía ya de todas esas ocasiones en las que se encontró con fanáticos, mas siempre que veía uno nuevo volvía a sorprenderse y llenarse de ternura. Esperaba realmente ser un buen ejemplo para todos sus seguidores, especialmente si había un público infantil entre ellos.
No quiso ver más por respeto a la pequeña, por lo que pretendió hacer algo importante en su teléfono, pero la verdad es que lo único que hizo fue observar la pantalla de inicio por varios segundos hasta que percibió una nueva voz acercándose. Esta se escuchaba suave y cortés, supuso que se trataba del padre de la niña que ya venía con ella. Namjoon levantó la mirada cuando lo escuchó en el mismo espacio que él.
Honestamente, no esperaba encontrarse con un rostro tan joven y atractivo, tanto como el de un idol o un actor. Y es que era común que las empresas de entretenimiento contrataran a esta clase de personas: con rostros preciosos. Pero él jamás lo había visto, así que en definitiva no era un famoso; de serlo él lo sabría.
El hombre lo miró avergonzado antes de acercarse lo suficiente a él y reverenciar respetuosamente.
—Buenas noches. Lamento las molestias, creí que mi niña había cambiado el cartel —dijo—, pero ya me ha comentado lo que le preguntó y mi respuesta es sí; sí puedo atenderlo, pero como habrá notado ya no tengo demasiada mercancía.
Namjoon se puso de pie e inclinó la cabeza ligeramente como saludo.
—Oh, está bien, no se preocupe. Perdón si fui impertinente, solo no quería llegar sin nada a casa, me sentiría muy avergonzado porque he estado lejos por varios meses —dijo rascándose la sien, abochornado.
—Si ha sido así estoy seguro de que su sola presencia será suficiente, pero es muy considerado de su parte llevar algo —sonrió amablemente y caminó hacia una de las vitrinas que se veía mejor surtida—. Estos fueron de los últimos en hornearse, podría elegir de esta área.
—Bien, muchas gracias —sonrió debajo del cubrebocas y deseó que Seokjin, como leyó que se llamaba en la tarjeta adherida a su camisa, lo percibiera al mirar cómo sus ojos se entrecerraban por hacer el gesto.
El hombre le dio una bandeja y unas tenazas para tomar el pan y fue a sentarse en la mesa donde su hija se encontraba dibujando anteriormente, mientras Namjoon elegía lo que llevaría; aunque ella ya había dejado de dibujar, pues estaba demasiado distraída observando con curiosidad al cliente. Seokjin notó que la niña no apartaba su mirada de él, lo observaba concentrada con el ceño fruncido. Llamó su atención diciendo su nombre en voz baja para que dirigiera su atención a él y no fuera a incomodar de alguna forma a Namjoon.
Jeongmoon lo miró y enarcó las cejas.
—¿Quieres tu merienda ahora? Ya casi nos vamos —dijo.
La pequeña asintió aún un poco distraída.
Seokjin sonrió ligeramente y se levantó de la silla.
—¿Señor? —dijo para llamar la atención de Namjoon, el cual levantó la mirada hacia él por lo que Seokjin continuó—. Mi hija y yo estamos a punto de merendar, ¿le gustaría tomar algo? —preguntó amablemente.
—Oh, muchas gracias, pero necesito llegar pronto a casa —respondió con la voz tímida.
—De acuerdo —Asintió Seokjin con una sonrisa—. Seguramente ya se dio cuenta, pero esto también es una cafetería, así que si gusta en alguna otra ocasión podría venir.
Namjoon observó al hombre desaparecer por la cortina detrás del mostrador después de decir aquello. Él se quedó quieto por unos segundos, pensando, tiempo que se sintió largo por todo lo que pasó por su mente en ese momento. Se preguntó por qué sus manos estaban sudando, por qué se estaba sintiendo nervioso alrededor de ese panadero, cuando él estaba acostumbrado a interactuar con grandes cantidades de personas gracias a su trabajo. Se obligó a salir de su pequeño trance y se apresuró a tomar todas las piezas de pan que quería; se le estaba haciendo tarde y de no ser por eso seguramente habría aceptado tomarse un café.
Cuando terminó caminó hacia el mostrador, y justo en ese instante, Seokjin salió de detrás de la cortina con una taza sobre un pequeño plato en sus manos. Le pidió con una sonrisa que le esperara mientras iba a dejarle su leche a Jeongmoon, aunque ambos sabían que no le llevaría ni medio minuto hacer eso porque estaban demasiado cerca. De cualquier modo, Namjoon apreció su cortesía.
Mientras Seokjin metía el pan en una bolsa de papel y hacía la cuenta para Namjoon, conversó un poco con él. No tocaron temas demasiado serios y el panadero no trató de indagar en su vida privada; Namjoon se sintió cómodo y tuvo la confianza para contarle que él había nacido en esa pequeña ciudad y estuvo casi toda su vida ahí hasta que se tuvo que ir unos años atrás para conseguir su trabajo soñado; omitió por supuesto la parte en la que se había transformado en un artista muy popular, y se preguntó si Seokjin lo habría reconocido y pretendió no saber quién era para no incomodarlo.
Hablaron unos minutos más y Namjoon se recordó que habiendo pagado la cuenta ya no tenía más que hacer ahí, por lo que se vio en la penosa situación de cortar la conversación y avisar que debía marcharse. Era una verdadera lástima, porque comenzaba a sentirse animado y Seokjin le había agradado, más de lo que esperaría.
—A Kim Namjoon le agradarían mucho tus creaciones. Continúa así, eres una artista impresionante —le dijo a la hija de Seokjin antes de marcharse.
—Muchas gracias, señor. Regrese pronto —ella le sonrió y se despidió de él agitando su mano de un lado a otro.
Entonces Namjoon salió del local y la calidez que había adentro fue reemplazada por un frío viento invernal nuevamente.
Pasaron un par de días y Namjoon quería dejar pasar más antes de volver a aquella panadería, no quería frecuentarla demasiado porque pensó que sería extraño, y no podía ir con la excusa de comprar más pan porque su familia en realidad no lo consumía demasiado, tampoco podía ir y tomarse un café porque ya le había contado a aquel hombre que estaba en la ciudad para visitar a su familia. Creyó que Seokjin se extrañaría de verlo ahí, solo, que se preguntaría por qué no estaba pasando tiempo con su familia como se supone haría. También intuía que Seokjin estaría ocupado, no podrían hablar cómodamente porque él tenía que hacerse cargo de su negocio. Namjoon no quería ser una distracción para él.
Namjoon sabía que estaba pensando de más en el panadero, algo que no comprendía por qué sucedía cuando su primera interacción fue lo más banal del mundo. No ocurrió algo tan significativo como para que él estuviera deseando verlo de nuevo, no es como que Seokjin le hubiera insinuado algo. Pero lo cierto es que se perdía en sus pensamientos y recordaba su sonrisa y su rostro lindo, sentía curiosidad por él. Se sentía atraído como si fuese una abeja y él una flor; no entendía por qué. Por qué él de todas las personas, por qué justo en ese momento, cuando había estado varios años solo sin sentirse realmente interesado en alguien y de la nada se cruzaba con este hombre y todo su mundo cambiaba porque quería conocerlo.
No era un sentimiento inédito para él, sabía lo que significaba, no era ignorante, pero honestamente no recordaba esa sensación en el pecho. No era algo nuevo, solo no esperaba que pasara en un momento como ese, tan repentinamente; y solo tal vez no lo habría querido.
Namjoon sí pasó un par de veces por la panadería pero nunca entró, tampoco se encontró a Seokjin afuera así como no lo vio al asomarse rápidamente en los ventanales. Parecía que tenía a más personas trabajando para él. Seguía inseguro, debatiéndose entre si debía buscarlo o no, pues había demasiadas cosas en contra, y aunque no estaba seguro de que fuese a suceder algo entre ellos, ni siquiera sabía la situación sentimental de aquel hombre. Tenía una hija, por dios, ¿qué le aseguraba que no estuviera casado? No podía permitirse ser tan imprudente.
Más un día las respuestas fueron a él sin buscarlas, Namjoon no era el más romántico, pero lo sintió como si estuviera destinado a ocurrir. No había manera de que fuera una coincidencia después de pensar tanto en él por varios días. Las circunstancias no fueron las mejores y se sintió mal por ello, pero supuso que valió la pena.
Aquella noche Namjoon llevó a sus padres a cenar a un restaurante no tan lujoso ni enorme como a los que había asistido, pero era acogedor y visualmente lindo. Reservó la parte de arriba solo para ellos, para que pudieran estar tranquilos y él no estuviera preocupándose tanto por mantenerse oculto —aunque para este punto ya se había encontrado con algunos fans en las calles, los cuales afortunadamente habían respetado su privacidad—, y evitar miradas curiosas sobre él. Pasaron una noche amena y tranquila, sin embargo, cuando terminaron y bajaron al primer piso para marcharse, presenciaron una escena incómoda entre una pareja; Namjoon se percató que uno de ellos era el hombre que le cautivó.
La mujer que se encontraba con él acababa de gritarle algo que Namjoon no alcanzó a escuchar, y seguido le arrojó su copa de vino para finalmente salir de ahí furiosa. Antes de que el chico de su staff, y su buen amigo también, que les esperaba los encaminara hacia la salida, Namjoon vio el rostro angustiado de Seokjin y a un mesero acercándose para auxiliarlo.
En el estacionamiento le pidió al chico que llevara a sus padres con bien a casa, que él tenía un asunto que resolver e iría más tarde.
—Te vi distraído allá adentro, ¿la razón por la que te quedarás tiene que ver con esa escena? —Le preguntó directamente él.
—Tal vez...
—Señor Kim, no puede involucrarse en asuntos como ese, si lo reconocen solo despertará la curiosidad de la gente —Le recordó.
—Ya, no seas tan formal, Jimin, estamos en confianza. Y ya lo sé, no te preocupes.
—Siempre es prudente recordártelo —Arqueó una ceja—. Prométeme que no habrá un escándalo en la mañana.
—Está bien, no lo habrá.
—Si eso pasa, Kim Namjoon, recuerda que me van a mandar al diablo y ya no me tendrás cuidándote la espalda —dijo más preocupado que amenazante.
—Yo honestamente espero que no suceda.
Jimin suspiró.
—De acuerdo. Pediré otro auto para que puedas regresar.
—Gracias por ser tan flexible conmigo, Jimin —dijo sonriendo.
—Eres mi mejor amigo, no puedo privarte de todo lo que quieres hacer —Sonrió y le dio unas palmadas fraternales en la espalda—. Vuelve con cuidado, por favor.
—Sí, señor.
Jimin se alejó para hacer una llamada y Namjoon se disculpó con sus padres por dejarlos ir solos, y después de que ellos le restaran importancia al asunto y le desearan un buen camino de regreso, se fueron con Jimin. Namjoon se quedó ahí, esperando a que Seokjin saliera para poder hablarle y más que nada saber si se encontraba bien.
Cuando pensó en que su plan era demasiado estúpido ya era demasiado tarde, pues Seokjin salió y se encontró cara a cara con él; casi chocaron por lo apurado que iba.
—Oh, lo siento mucho —dijo Seokjin.
—Descuida.
Seokjin lo miró por unos segundos en silencio con curiosidad antes de volver a hablar.
—Hola, ¿eres...?
—Sí.
—... El joven que visitó la panadería la otra noche.
—Oh, sí. El mismo —dijo avergonzado por su aceleración.
—Vaya, es una sorpresa encontrarte aquí.
—Sí, bueno... en realidad yo te vi adentro y quise saludarte.
La expresión de Seokjin cambió y su mirada se tornó triste.
—Oh... Así que, ¿viste lo que sucedió allá adentro?
—En realidad sí. Estaba saliendo cuando ocurrió y yo... quería asegurarme de que estuvieras bien.
—Oh, Dios. Qué vergonzoso —exclamó tapándose la cara con las palmas de las manos.
—Perdón si te incomodé, no fue mi intención.
—No, no. Es solo que fue horrible, ojalá no hubiera sucedido esa escena, fue una de las peores cosas que me han sucedido, cielos.
—Lamento escuchar eso.
Seokjin suspiró pesadamente y después bajó las manos; lo miró.
—No sé si sonará muy grosero de mi parte preguntarte esto, pero ¿por qué te importa? Solo hemos hablado una vez.
Namjoon suspiró también y apartó la mirada.
—Honestamente no lo sé, simplemente lo sentí.
Seokjin sonrió suavemente.
—Bueno, pues la verdad es que me alegra volver a verte. Gracias por preocuparte por mí.
—Sí, yo, eh... ¿no es un poco raro?
—Tal vez, pero está bien. Es lindo, supongo.
—No me presenté la última vez —dijo bajándose el cubrebocas solo por formalidad—. Soy Kim Namjoon
Extendió su mano hacia Seokjin para estrechar la suya en un saludo. Se sintió un poco nervioso por su reacción, después de todo, él no le había visto bien el rostro. Sin embargo, Seokjin lo miró sin inmutarse y sonrió para luego tomar su mano y darle un suave apretón.
—Yo me llamo Kim Seokjin, un gusto.
Namjoon sonrió también, dejando ver los hoyuelos en sus mejillas. Y aunque no lo dijo, a Seokjin le parecieron hermosos.
Ese fue el momento en el que verdaderamente comenzó su historia. Ninguno de los dos lo vio venir.
Namjoon estaba realmente interesado en saber más de Seokjin, las charlas con él a pesar de que no eran demasiado serias eran muy interesantes, podía escucharlo hablar por horas, solo viéndolo reírse de los comentarios aleatorios que se le ocurrían, haciendo cualquier cosa como lavar los platos o limpiar las mesas y el piso de la panadería. Eran las acciones más banales que podían haber, pero Namjoon se entretenía mucho viéndolo mientras las hacía. Por lo general terminaba ayudándole y como si no fueran unos adultos responsables terminaban jugando por el local y haciendo un desastre, pero era lindo pasar tiempo con él, y por supuesto con Jeongmoon, quien estaba más que alegre por tener a su ídolo junto a ella bastante seguido.
Eventualmente cuando Seokjin se sintió lo suficientemente cómodo le habló más de su vida a Namjoon, sobre los temas que ya no le hacían sentir deprimido como al principio, pero que siempre era difícil hablar de ellos por el peso que tuvieron en él, y de los cuales por lo general prefería no hablar porque estaba acostumbrado a recibir cierto tipo de comentarios que le hacían sentir incómodo, y para no escucharlos más solo guardaba la verdad en su corazón.
Así que ya con la confianza que sentía hacia Namjoon, y ambos sincerándose durante una salida que tuvieron, le contó que enviudó hacía siete años, que desde entonces él solo cuidó de su pequeña después de que su madre falleciera en el parto. Después de eso hubo quienes le insistieron en que debía conseguirle una madre a Jeongmoon para que cuidara de ella y se encargara de educarla, pues esa era una tarea que no le correspondía a él hacer, que debía encargarse de trabajar para llevar dinero a casa. Hubo otros que le dijeron que buscara una compañía, y Seokjin los escuchó por un tiempo, buscando a una mujer con la que pudiera llevarse bien y que no le importara que tuviera a Jeongmoon; pero ninguna quería estar con alguien como él.
Incluso en aquella actualidad Seokjin seguía buscando, a pesar de que ya no necesitaba una madre para su hija, pues él se encargó de criarla y ella era demasiado inteligente y comprensiva para su edad como para entender por qué él no estaba con alguien. Sin embargo, es cierto que algunas veces se sintió solo. Él también quería volver a sentir el amor como ya lo había olvidado, desempolvar su corazón solitario que se encargó de cerrar y reservar solo para Jeongmoon. Y no es que con ella no fuera suficiente, solo era diferente. Mas a pesar de que buscó a otra mujer a quien amar y quiso empezar un nuevo capítulo en su vida, nunca lo consiguió.
Namjoon se preguntó por qué ellas se detuvieron solo porque Seokjin tenía una hija. Sabía que la mentalidad que aún existía era absurda, le parecía estúpida. No era justo, aquel hombre no merecía sentirse rechazado por ese motivo. Al menos para él era lo menos importante, y no tendría problema en convivir con él y su hija, ambos eran un encanto... pero entonces él no sabía si Seokjin podría interesarse en él.
Por parte de Seokjin, él obviamente sabía quién era Kim Namjoon, su hija lo amaba, tenía pósters de su cara en su habitación —posters que claramente su padre consiguió para ella—, le encantaba su música y sabía varias de sus canciones, además de que dibujar era de sus pasatiempos favoritos y Namjoon era su musa. Cuando lo vio la primera vez en la panadería se le hizo un poco difícil reconocerlo, pero la segunda vez en el restaurante, después de quitarse el cubrebocas, confirmó que era él, que no se estaba confundiendo.
Sin embargo, en todo momento lo trató como una persona cualquiera porque no quería incomodarlo. Sabía que los artistas tenían una vida bastante difícil, lo escuchaba en las noticias y lo leía en artículos, intuía que lo que menos necesitaba Namjoon durante sus vacaciones era sentirse hostigado, o que lo tratara diferente, casi con temor por ser la superestrella que era, por ello decidió no ser tan formal con él. Naturalmente Seokjin era respetuoso con cualquier persona, pero no fue especialmente cuidadoso con él, solo actuó como haría con cualquiera y fue bueno, pues Namjoon se sintió cómodo como para relajarse y divertirse un poco, olvidando por un momento que era famoso, que debía mostrar una imagen diferente ante los demás, pero después de varias semanas aquella imagen se rompió ante Seokjin.
Tan solo al primer mes y unas semanas después de conocerse, Seokjin tuvo el privilegio de ver al verdadero Kim Namjoon, de conocer sus inseguridades y lo que le pesaba en su corazón, y nunca lo juzgó por ello. Solo se quedó cerca, escuchándolo y confortándolo con sutiles toques de sus dedos en los contrarios para hacerle saber que estaba bien sentirse así.
Seokjin no tuvo problema para sostenerlo, su corazón comenzó a doler cuando lo vio tan triste, tan vacío. Y quizá estuvo mal de su parte, tal vez podría haber buscado una manera de que sus sentimientos no avanzaran, pero era demasiado tarde; Namjoon le gustaba, le gustaba mucho. No como artista, sino como humano, como la persona imperfectamente bella que era. Sabía que dolería mucho, pero no lo pensó demasiado cuando después de consolarlo un día, de hablarle despacio mientras le limpiaba las mejillas con los pulgares y pegaba su frente a la suya, lo besó.
Fue demasiado impulsivo, quizá había tomado demasiadas confianzas, podría haber malinterpretado la amabilidad de Namjoon, pero no se le ocurrió una manera diferente de hacer que dejara de despreciarse a sí mismo. Solo deseaba que el cantante supiera que no importaban sus defectos, que habría quienes lo quisieran tal cual era, que él lo quería así; con sus errores y aciertos, con sus temores y sus fortalezas, sus tristezas y alegrías. Que era precioso.
Seokjin se sorprendió al sentirlo corresponderle, con una intensidad mayor a la que él había puesto al principio, pero no se detuvo. De este modo ambos se fundieron en aquel contacto, olvidándose de todo y de todos, solo hablando a través del silencio, de las caricias de sus labios y el latido de sus corazones juntos.
Seokjin no sabía que Namjoon lo anhelaba, que esperaba con ilusión que él lo aceptara, que sintiera algo por él, pues por su parte ya se encontraba completamente flechado. Sin embargo, al separarse no hizo falta decir nada, ni Seokjin explicó y Namjoon tampoco preguntó. Ambos comprendieron todo lo que no se habían dicho.
A partir de ahí comenzó algo, algo que implicaba a Seokjin y Namjoon mirándose con ternura cuando se reunían, a veces robándose un beso, otras entrelazando sus dedos cuando nadie los veía. Siempre cuando nadie los veía.
Seokjin sabía a lo que se estaba enfrentando, no sería sencillo, no era como una relación común porque Namjoon estaba en el ojo del público, todos querían saber todo de él y las personas a su alrededor. Aún así tomó coraje y fue hacia él, ¿no tenían derecho a estar juntos? Ambos lo querían, ambos finalmente sentían que habían encontrado aquella pieza que faltaba en sus vidas, no estaban dispuestos a perderla así como así.
—Podemos encontrar una manera para estar juntos —Seokjin le dijo.
—No es justo para ti que deba ocultarte —decía Namjoon con desánimo—. Mereces más que eso.
Seokjin le sonreía y besaba dulcemente los labios para tranquilizarlo.
—Sé que llegará el momento, mientras tanto podremos con ello.
Namjoon asentía con la cabeza y tomaba su mano firmemente, después prometía.
—No te arrepentirás de aceptar estar conmigo, voy a luchar por nosotros.
—Lucharemos por nosotros.
—Me encargaré de que tú y Jeongmoon sean felices.
Una promesa que se esmeraría en cumplir.
En el segundo mes que Namjoon tuvo de vacaciones se dedicó bastante a pasar tiempo con Seokjin y Jeongmoon. Salían frecuentemente los tres juntos, por supuesto tratando de que fuese incógnito y que no le reconocieran con facilidad, más que nada a él que era la figura pública. Jimin se vio rompiendo las reglas por él, se encargó de ayudarlo, cuidándole la espalda —como siempre que Namjoon quería hacer algo que rompía las reglas— y ocultándolos cuando era necesario; Namjoon tuvo mucho apoyo de su gran amigo, que a pesar de que estaba un poco preocupado por el resultado de que la prensa descubriera que se encontraba en una relación, también estaba feliz por verle encontrar finalmente a una persona con la cual se sentía en paz y experimentaba el amor.
La mayoría de su staff lo apoyaron, consideraban que Namjoon merecía esa felicidad que mostraba su rostro, ese brillo nuevo que no habían visto en él antes. Y después de todo, era lo justo, pues había pasado ya demasiados años de su vida trabajando. Ya estaba en una edad en la que debería tener todas esas experiencias que cualquier otra persona tenía, necesitaba relajarse, vivir más.
Además sus padres también tuvieron la oportunidad de convivir con Seokjin y Jeongmoon y los habían adorado. Habían sido integrados a la familia y aquello le daba más confianza a Namjoon para permitirse sentir tanto como pudiese.
Su manager le había explicado lo que era más conveniente para su carrera, aspectos que no debía tomar en cuenta si no quería que todo terminara, pero Kim era un adulto, no necesitaba que le dijeran qué hacer como al inicio de su carrera. Creía firmemente que, en caso de que su relación con Seokjin fuera revelada, sus fanáticas lo aceptarían y respetarían su decisión si realmente lo amaban como profesaban, no les importaría verlo siendo feliz con otra persona. Por ello su jefe no insistió, solo advirtió los riesgos y le pidió que fuera discreto.
Y claro que lo fue, lo fueron, tanto él como Seokjin. No querían verse interrumpidos por la prensa, por ello aceptaron las recomendaciones de el manager; sin embargo, eso no significaba que Namjoon continuó reservando sus sentimientos. En realidad, había comenzado a subir fragmentos de canciones o párrafos de libros que le habían cautivado, que le identificaban y le recordaban al hombre del que se había enamorado, de ese modo expresaba sus sentimientos hacia Seokjin. Namjoon no iba a confesar abiertamente su relación, pero tampoco iba a pretender que nada estaba pasando, menos en ese momento que entre tanta oscuridad que se estaba apoderando de su vida, un ser humano maravilloso llegó para iluminar su camino y sanar sus heridas con suaves besos y tiernas caricias a su alma.
Namjoon sostenía a Seokjin así como Seokjin lo sostenía a él, en un acuerdo mutuo e incondicional.
En tan solo tres meses Namjoon se sintió feliz como nunca, y tuvo lo más cercano a un hogar estando junto a Seokjin. Porque con él la vida era distinta, parecía más simple, más tranquila, más bella. Podría ayudarle a Jeongmoon a hacer manualidades para su escuela todas las veces que quisiera aunque él fuera un desastre usando sus manos, pero era muy significativo ver a la pequeña reírse alegremente y mostrarle sus creaciones, pidiéndole opiniones y otras veces regalándole algunas de ellas porque lo quería mucho. Y Namjoon ya estaba pensando en adaptar un espacio de su departamento para guardar los regalos que Jeongmoon le hacía, así como cualquier cosa de aspecto insignificante pero que para él eran bastante valiosos por la emoción que le hicieron sentir: como las notas que dejaba Seokjin para él en el buró de su habitación antes de irse a trabajar, hasta boletos de cine y fotografías polaroid que se tomaban juntos; quería observarlos como si fueran más de las obras de arte que tanto le gustaba tener en casa.
Se sentía tan enamorado y tonto como cuando era adolescente, aunque ya había dejado esa etapa atrás; suponía que se debía a que el sentimiento había llegado a su vida tan repentinamente, golpeándolo con intensidad al haber estado aislado de él desde hacía mucho. Pero sencillamente se sentía cómodo en ese lugar, en los brazos de Seokjin cuando se quedaba a dormir con él, y en el sofá de la sala cuando veía alguna caricatura con Jeongmoon. Probablemente para cualquiera no fuera la gran cosa, pero para él se había transformado en todo. No podía evitar ser así. No pudo evitar encariñarse tanto de ese par que volvió su mundo algo completamente nuevo, que poco a poco había llenado ese vacío que sentía al llegar a su departamento para encerrarse a trabajar en su estudio sin descanso.
Se sentía preocupado por el día en que sus vacaciones terminaran y aquella calidez nueva se esfumara, pues tendría que volver al trabajo, y nuevamente, a la rutina monótona que no odiaba, pero que no era todo lo que necesitaba. En esos tiempos ya sabía que esa dinámica no significaba el mundo para él.
Lamentablemente el día de la despedida llegó, no podía posponerse más. Tenía bastante qué hacer por los próximos meses, entre ellos, comenzar a trabajar en un nuevo álbum; uno que sentía sería mucho más honesto y personal que sus anteriores trabajos.
—Ve con cuidado, por favor —Seokjin le dijo, con las palmas de sus manos sobre las mejillas de Namjoon. —Avísame cuando estés en casa.
—Quisiera que me despidieras en el aeropuerto —dijo Namjoon como un niño mimado.
—Lo sé. Ojalá algún día me sea posible, trataré de que lo sea —Sonrió—. Ahora ve, no quiero que tu manager tenga que venir a traerte.
Seokjin dejó en sus labios un corto beso que Namjoon no permitió que se quedara simplemente así; lo atrajo más cerca de su cuerpo y lo rodeó con firmeza mientras juntaba sus labios nuevamente, besándolo con intensidad y toda la dulzura que podía transmitirle. Quería que supiera que lo quería, que lo que habían pasado esos meses había significado mucho para él, que sin él a su lado le haría mucha falta. Seokjin le correspondió de la misma manera, llevando sus manos de sus mejillas a su nuca para apegarse y prolongar más aquel momento. Sintió entonces una pequeña lágrima deslizarse rápidamente por su piel, la cual cayó en la tela de su ropa y se quedó atrapada ahí.
Al separarse Seokjin se apresuró a eliminar la evidencia de la tristeza de sus ojos, limpiando velozmente el rastro mojado de la lágrima, y le sonrió de nuevo. No falsamente, pero tampoco era la sonrisa más feliz.
—Te llamaré pronto —prometió Namjoon—. Cuida mucho de Moon, y cuídate tú también.
Seokjin asintió con la cabeza y se mantuvo en silencio. Era momento de que se fuera. Vio a Namjoon darse la vuelta, afianzando el agarre en la correa del bolso que tenía colgado al hombro, creyó que ya había escuchado todo lo que el cantante quería decirle, pero entonces se volvió para mirarlo, casi avergonzado.
—Te quiero... —Namjoon le confesó—. No tienes que decirlo también, yo solo quería que supieras.
Los ojos de Seokjin se cristalizaron sin poder evitarlo y su sonrisa fue honesta y verdaderamente dulce.
—Yo también te quiero.
Namjoon frunció el ceño y quiso volver hacia él para volver a abrazarlo, pero alguien lo llamó desde la puerta.
—Lo siento, tenemos que irnos —avisó Jimin apenado.
Namjoon tuvo que tragarse las ganas de quedarse ahí con él, y se dio la vuelta. Si no se marchaba en ese momento, después querría menos hacerlo. Siguió a Jimin y no se giró para ver a Seokjin una última vez, temía ver algo que le fracturara el corazón, más de lo que sentía lo tenía después de despedirse; y qué bueno que no lo hizo, pues Seokjin estaba hecho un mar de lágrimas. Era una persona demasiado sensible que no se avergonzaba de expresar sus sentimientos, por lo que lloró y lloró, dejando que su miedos e inseguridades salieran a través de las lágrimas; no sabía si Namjoon realmente lo llamaría, y le aterraba que después de volver a su vida lo dejara atrás como un simple amor pasajero y olvidable. No lo soportaría porque eso solo lo agregaría a la lista de fracasos amorosos, y él no quería que Namjoon se quedara en ese horrible lugar.
Porque para Kim Seokjin, Kim Namjoon también fue una luz en su vida, la que encendió los colores que yacían apagados desde hacía tanto, y no quería perderlo a pesar de que sabía lo difícil que era su situación. En realidad él siempre estuvo listo para cuando el momento llegara, lastimosamente.
Afuera Jeongmoon esperaba junto a Jimin mientras su padre y Namjoon se despedían, cuando vio salir al cantante, corrió hacia él y lo miró con sus enormes ojitos curiosos.
—¿Ya tienes que irte? —preguntó con la voz desanimada.
Namjoon sonrió apenas con los labios cerrados y se agachó hasta quedar a su altura. Acarició suavemente sus cabellos mientras le hablaba.
—Sí, pequeña. Debo volver al trabajo, lo sabes, ¿no?
—¿Tienes que volver para hacer feliz a la gente? —preguntó con un pequeño puchero.
—Por supuesto, ¿no te haría feliz a ti también?
—Soy feliz si estás aquí, y papi también es feliz. Si te vas se va a poner triste.
Namjoon quiso decirle que él también se sentiría de ese modo, pero no quería tomar terapia con una niña.
—Los llamaré. Los llamaré seguido y podemos hacer videollamadas también, trataremos de estar mucho en contacto, ¿sí? Y me haré tiempo y podremos vernos de vez en cuando, te lo aseguro.
—¿Lo prometes? —Jeongmoon extendió su meñique hacia él, mirándolo con los ojos llorosos.
Namjoon dudó por un segundo, pero asintió de inmediato y entrelazó su meñique con el de ella mientras le sonreía ampliamente.
—Haré todo lo posible, te lo prometo.
La niña lo abrazó con fuerza y sollozó, solo eso necesitó el artista para que se le fracturara el corazón. ¿Por qué se había acercado tanto a esa familia que no podía pertenecerle?
Se despidió de sus padres, pidiéndoles que se cuidaran mucho y que por favor no dejaran a Seokjin de lado. Pero ellos le aseguraron que el hombre se había vuelto importante para ellos así como el propio Namjoon, y que le llamarían de vez en cuando para reunirse y conversar. Namjoon estaba feliz de que ellos no tuvieran ningún problema con su preferencia, ni con Seokjin que era un ''blanco'' de críticas, especialmente para las personas mayores; no para sus padres, claramente.
El camino de regreso a la ciudad donde vivía se sintió solitario. Miró por la ventana del avión un cielo que se sentía melancólico, perdido en sus pensamientos, recordando todos los momentos que había pasado con Seokjin, con Jeongmoon; lo feliz y libre que se sintió entre las cuatro paredes de la habitación del hombre cuando se iba a pasar el día con él y su hija. Solo ellos tres, disfrutando de un momento tan cercano, tan dulce, como cuando tendían mantas, almohadas y todos los peluches de la pequeña en el piso para ver películas toda la tarde, o cuando Namjoon le ayudaba a la niña a hacer las manualidades que veía en un programa de televisión que le gustaba mucho y Seokjin se reía de él porque sus manos eran muy torpes, pero después iba hacia él y dejaba un beso en su mejilla para después ayudarle.
Y recordaba esas citas discretas que tuvieron, solo ellos dos, juntos, durante la noche cuando casi nadie estaba viendo. El contacto de los labios de Seokjin sobre su piel y sus propios labios estaban grabados, así como el agarre cálido de sus manos, su risa en su cabeza, haciéndole sonreír de amor.
No quería que eso quedara como un simple recuerdo, quería que perdurara. No podía solo olvidarse de lo que vivió durante esos tres meses, no podía avanzar solo si ya había reconocido la compañía, esa compañía particular que le llenaba el alma con un cariño distinto. Estaba decidido, no iba a permitir que terminara de esa manera. Le había hecho una promesa a Jeongmoon, pero no se sentía obligado a cumplirla, él verdaderamente quería cumplirla; lo deseaba más que a nada en el mundo.
Pero fue difícil, al principio fue difícil.
Las llamadas con Seokjin no fueron tan frecuentes, al menos el primer mes. Namjoon estuvo demasiado ocupado con el trabajo, hacía lives para platicar con sus fanáticas y contarles de sus vacaciones —omitiendo claramente el hecho de que conoció a alguien especial—, escribiendo sus propias canciones para su nuevo álbum y escribiendo también los raps que utilizaría para las colaboraciones que tenía pendientes con otros artistas, así como viajando al extranjero para grabar estas mismas colaboraciones y uno que otro video. Así mismo, comenzaba a discutir contratos para promocionar algunas marcas que lo solicitaban. Parecía que todos estaban poniéndose de acuerdo para que su relación con Seokjin no continuara avanzando, para que se distanciaran, sin embargo, afortunadamente —o tal vez no tanto—, Kim Seokjin era demasiado comprensivo y paciente.
Él era feliz, así recibiese dos llamadas que duraran menos de cinco minutos a la semana. Su espera por Namjoon era tanta, que valía la pena así fuesen diez segundos los que escuchara su voz; y Namjoon no era tan diferente a él. Si bien deseaba escucharlo más y sentir su presencia a su lado, estaba encantado con recibir un mensaje de buenos días y buenas noches, uno preguntándole si ya había comido, cómo se encontraba o solamente recordándole que le extrañaba. Su corazón se sentía cálido cuando Seokjin le enviaba fotografías de él y Jeongmoon saludándolo.
Era simple y quizá un poco triste, pero era suficiente. Por el momento, era todo lo que podían hacer.
A mediados del mes de abril la agenda de Namjoon ya no era tan asfixiante como la del mes anterior. Aún tenía trabajo qué hacer, pero ya podía hablar con Seokjin todos los días al menos una hora. Su entusiasmo al escucharlo no había disminuido, siempre era agradable escuchar su voz, su corazón saltaba de alegría cuando el hombre reía después de que él le contara alguna anécdota, aunque a veces sonara adormilado porque estaba a punto de irse a la cama. Jeongmoon lo saludaba alegremente y le decía que lo extrañaba mucho, le preguntaba si aún tenía los regalos que le había hecho, y Namjoon le decía que adaptó un lugar en su departamento para colocar todas sus bellas creaciones.
A veces solo hablaban Seokjin y él, y eran las veces en las que sus conversaciones eran más profundas porque tocaban temas referentes a su relación. Estaban bien, podían continuar de aquel modo aunque temieran ser descubiertos, pero ambos coincidían en que debían continuar siendo discretos si no querían un drama intenso.
—Sería muy malo si se enteraran, ¿no es así? —preguntaba tristemente Seokjin.
—Hay opiniones distintas respecto al tema... ya sabes. Hay fans que no desean verte con alguien más, hay otras a las que no les importa demasiado. Honestamente no quiero pensar en ello, pero pienso que no me importaría mucho si decidiéramos revelar nuestra relación. Soy un adulto, puedo hacer lo que desee, ¿no lo crees?
—Pues claro, no deberían molestarse por eso, pero tengo miedo de que no sea nuestra elección revelarlo y...
—Oh, ni siquiera lo pienses, cielo. Espero con toda mi alma que eso no suceda. Por lo general no es tan sencillo que se revele una relación, la empresa se encarga de ocultar o negar rumores, así que no te preocupes mucho por eso, ¿de acuerdo? Estaremos bien.
—Está bien, de acuerdo.
Después las pláticas cariñosas limpiaban el mal sabor que dejaban aquellas conversaciones angustiantes que ninguno deseaba se hicieran realidad.
Estaban bien, el amor que sentían el uno por el otro era lo suficientemente fuerte como para creer que todo continuaría perfectamente.
Ambos eran adultos ya, sabían lo que buscaban, lo que querían; no estaban jugando como adolescentes descubriendo el amor a pesar de que quizá podrían parecerlo. Con el pasar de las semanas un tema recurría en sus conversaciones: querían estar juntos. No porque lo necesitaran desesperadamente para poder vivir, sencillamente anhelaban tenerse cerca, sentir que se pertenecían mutuamente. Estaban seguros de que sus sentimientos no eran pasajeros, hablaban con madurez sus asuntos y resolvían sus inquietudes aunque estuvieran lejos; se apoyaban.
Fue por ello que cuando Seokjin le comentó que estaba planeando abrir una panadería en aquella gran ciudad, en donde estaba Namjoon, consideraron la decisión de vivir juntos mientras Seokjin conseguía un lugar. Así ambos continuarían enfocados en sus propios asuntos, pero al menos se verían cada día y cada noche.
Tal vez no eran un matrimonio felizmente casado, pero tampoco querían tomar esa etiqueta tan rápidamente. Aún había mucho que vivir juntos, un montón de experiencias y emociones que explorar antes de decidir si querían permanecer juntos por el resto de sus vidas. En aquel momento solo eran una feliz pareja que se quería y extrañaba. Ah, y el precioso rayo de sol que acompañaba a uno de ellos, que había cautivado tanto al otro, que sentía tenían una gran conexión aunque no compartieran un lazo sanguíneo. Jeongmoon venía incluída en el paquete si Namjoon quería a Seokjin, y Namjoon no tuvo ningún problema para aceptarla y quererla tanto como si fuera suya también.
En las redes sociales se habló del nuevo departamento que Kim Namjoon adquirió a principios de junio, y al cual se había aparentemente mudado. Él hubiese preferido que nadie supiera nada, pero por lo menos el público desconocía las razones por las que lo había comprado o cuál era la ubicación exacta. Su empresa estaba trabajando para mantener todo el asunto con Seokjin discretamente, y mientras tanto, Namjoon se esforzaba más y más en su música para pagar el precio.
Pero estaba bien, lo valía, pues no había algo más hermoso que tener a Kim Seokjin a su lado durante las noches y al despertar, no había nada como llegar a casa y ser recibido con una nueva creación de Jeongmoon, y sonrisas sinceras, y un corazón con el que compartía la misma sintonía. Porque el amor que recibía de sus fans era increíblemente bello, cantar ante un público era su pasión, su vida, le hizo ser quien era y lo que más amaba; pero es que no era el mismo sentimiento. No era la confianza que sentía para mostrar sus defectos, no era la calma y el calor que tenía en casa, no era el mismo amor que otro hombre le dio de manera incondicional, y tampoco era la hija que no era suya pero que le quería tanto como si fuera su padre.
Finalmente Kim Namjoon se sentía plenamente feliz, ¿había algo realmente malo en ello?
Los meses que vivió con Seokjin y Jeongmoon fueron hermosos. No se trató de estar siempre encerrados para que no les vieran, de hecho salían muy seguido, aunque con especial discreción para no verse tan sospechosos. Namjoon estaba muy agradecido de tener amigos —así fueran contados con los dedos—, que lo apoyaron y lo ayudaron a que su relación con Seokjin no se viera comprometida y fuese terriblemente sobreprotegida; a veces salían todos juntos para no levantar sospechas, pero ya dentro del lugar al que fueran y en confianza, siempre podían permitirse actuar libremente como una pareja y ninguno los juzgaría. Algunas veces Jimin podía reservar lugares bastante seguros solo para Namjoon y Seokjin, para que pudieran tener un momento más íntimo y no estuvieran tan preocupados por que alguien externo a su círculo de confianza los viera.
Pero Namjoon nunca mantuvo a Seokjin por completo como un secreto. En realidad ya lo había mostrado a sus fanáticos a través de fotografías que subía a sus redes sociales, en las cuales llegaban a salir juntos o simplemente eran fotos que Namjoon tomaba del otro hombre mientras admiraba un paisaje o una obra de arte. En algunas ocasiones tapó el rostro de Seokjin con algún emoji, y otras mostró al menos una minúscula parte de él, para despistar un poco. Y quizá fue un error, tal vez tampoco debió subir fragmentos de canciones que le recordaban a Seokjin como manera de expresar lo que sentía por él, sin embargo, no podía evitarlo. En el fondo, una muy pequeña parte de él quería que todos supieran que estaba enamorado y que se encontraba muy feliz. Y él era muy consciente, mas no se agobió tanto pensando en que esa felicidad no la iban a aceptar todos, por más que recibiera advertencias de ser cuidadoso.
En agosto Namjoon se percató de que sus señales estaban siendo captadas. Lamentablemente se enteraba de todo lo que pasaba respecto a su persona, y ya había comenzado a leer comentarios en internet donde la gente comenzaba a cuestionar qué estaba ocurriendo con él. ¿Quién era la persona misteriosa que ocultaba detrás de un emoji?, ¿estaba saliendo con alguien?, ¿cuál era su orientación sexual si estaba subiendo fotos con un hombre?, ¿sería realmente un amigo? Montones de preguntas que se acercaban bastante a la realidad, y despertó de su ensoñación amorosa cuando reflexionó y aceptó que había sido descuidado.
La preocupación hirvió en todo su cuerpo y sintió la ansiedad volver a él. Esa que sentía cuando ocurría algo que comprometía su trabajo y le hacía pensar que hasta ahí había llegado. Su cuerpo temblaba y su pecho se oprimía, le faltaba el aire como si estuviera bajo el agua asfixiándose. El espacio se cerraba alrededor de él y no veía claramente, creyó que iba a morir. Y si hubiese estado solo se habría quedado en el suelo temiendo por su vida, por lo que había en la oscuridad; el miedo no se habría apaciguado.
Mas ya no estaba solo para enfrentar sus crisis.
Ahora tenía a alguien que le recordaba cómo respirar, que lo acariciaba cuidadosamente para calmarlo, que le recordaba que todo estaría bien.
—Inhala, exhala, inhala, exhala —decía Seokjin, mostrándole cómo hacerlo. Lo miraba a los ojos y acariciaba sutilmente sus hombros; mantenía la calma por él—. Tranquilo, todo estará bien, podremos con esto.
Y Namjoon no necesitaba mucho más.
—Perdón, perdóname. Solo quería sentir como alguien normal, quería pensar que yo también podía hacerlo. No quería que te quedaras como un secreto, no mereces ser el secreto de alguien, lo siento tanto, fui descuidado, lo siento mucho —le dijo con la voz rota y los ojos hinchados por llorar tanto.
Seokjin lo abrazaba con fuerza y acariciaba con sus dedos su cabello.
—Shh, no pasa nada. No hiciste nada malo, siempre has sido demasiado bueno conmigo, no seas duro contigo.
—Creí que podría no importarme lo que dijeran si se enteraban, pero honestamente me preocupa mucho. No quiero que lleguen a ti, ni a Moon, podría ser peligroso. De verdad lo siento, lo arreglaré.
—Escucha, está bien. Ellos aún no saben quién soy, y tampoco conocen a Moon. Solo debemos ser más cuidadosos y esperar a que olviden el tema.
—Desgraciadamente no lo harán tan fácil. Hay personas que no respetan nuestra privacidad y quieren saberlo todo, y también hay quienes me quieren arruinar. Ahora no creo que paren hasta tener más información.
Seokjin no lo evidenció, pero también se encontraba preocupado. Él sabía que las cosas se complicarían, pero quiso creer que podrían con ello, quiso ser fuerte por Namjoon, por ambos. Probablemente si no lo hubiera sido todo habría terminado ahí.
—Podremos con ello, estamos juntos, ¿de acuerdo? No hay que darles el gusto, estaremos bien.
Namjoon asintió lentamente con la cabeza, apoyándose contra el cuerpo de Seokjin. Recargó su cabeza sobre su pecho, escuchó los latidos acelerados de su corazón, sabía cómo se sentía verdaderamente. Pero aún así sus palabras le dieron fuerza, él no quería que terminara ahí, y tampoco tan fugazmente.
—Te quiero, Jinie —murmuró cerrando los ojos.
Seokjin se acomodó para que Namjoon pudiera adoptar una mejor posición al recostarse y continuó dejando caricias reconfortantes sobre su espalda. Depositó un beso sobre su cabeza y apoyó su mentón ahí, cerrando los ojos mientras susurraba:
—Yo también te quiero, Joonie.
El resto de aquel mes Namjoon tomó valor e ignoró todos los comentarios que hacían sobre su posible pareja y su sexualidad. Se había olvidado por un momento que esa era su vida y que tenía todo el derecho de hacer lo que quisiera con ella, que podía tener a alguien especial así como todos tenían. Él no era tan diferente de las otras personas, su fama no tenía por qué cambiarlo. Seokjin le daba fuerza, al igual que todos los comentarios positivos de sus fanáticos que apoyaban cualquier cosa que decidiera hacer, así como sus padres y sus amigos que le recordaban que no debía dejar su felicidad de lado por los demás. Y si tenía todo ese amor de su lado, entonces lo negativo no era tan relevante.
Continuó trabajando en su álbum que poco a poco estaba resultando como esperaba. Quería mostrar sus sentimientos actuales, ya no quería hablar del pasado. Con ese álbum daría un paso más hacia el futuro, quería dejar marcado un final para aquella época en la que era más joven antes de marcharse a cumplir su servicio militar que ya le respiraba en la nuca.
Seokjin y él estaban mejor, procuraban no salir solos muy seguido, porque si las personas los veían juntos con frecuencia era probable que levantaran más sospechas. Así que por lo general Jimin los llevaba a donde quisieran por la noche, cuando era más difícil identificar los rostros. Con Jeongmoon salían algunas tardes, a veces Namjoon visitaba la panadería que Seokjin había inaugurado hacía como un mes y discretamente hablaba con la niña y miraba a su novio trabajar, intercambiando miradas y sonrisas que los demás no notaban.
Así era su vida.
Tenía que ser de ese modo, al menos por el momento. Sin embargo, había ocasiones en las que no podían contenerse para no salir solo ellos dos a citas, porque al final del día seguían siendo una pareja que quería vivir esas cosas bonitas como otras parejas. No podían culparlos, eran adultos que perdieron muchas oportunidades; no querían perder más.
Días antes del cumpleaños de Namjoon, Seokjin planeó una cita solo para los dos. Tenía todo preparado, incluso recurrió a Jimin para que le ayudara con la sorpresa, para que se hiciera cargo de su hija al menos esa noche y que revisara que todo fuera acorde el plan, además de que fuese él quien los llevara hasta el sitio al que quería llevar a Namjoon a cenar. Todo estuvo planeado minuciosamente, casi no hubo ningún error.
Fue una noche muy significativa para Namjoon. Nunca había tenido un detalle así. Por lo general hacía un live para recibir su cumpleaños con sus fanáticos, después se iba a dormir y recibía algunas llamadas de amigos y familiares por la mañana, y por la tarde, se reunía con sus amigos y charlaban y bebían un rato hasta que le daba la gana de volver a casa a descansar. Pero en esa ocasión tuvo a un apuesto hombre con una sonrisa sincera haciendo algo lindo para él. Porque lo quería y agradecía mucho que existiera, pues solo así había sido capaz de llegar a su vida, y por supuesto, quería demostrarle lo mucho que lo adoraba. Quería que se grabara que estarían bien sin importar qué sucediera.
—Tal vez es demasiado cursi, honestamente no podía recordar esta sensación que tengo gracias a ti. Pero tú hiciste que mi corazón latiera enamorado otra vez, que se sintiera así de vivo, así de lleno. Lo comprendes, ¿no? Ese sentimiento que te refresca después de mucho, que te renueva.
»Ya no soy tan joven como hace algunos años, y por eso para mí son importantes mis nuevos vínculos, porque no son pasajeros. Yo estoy seguro de lo que busco, lo que quiero, porque después de un tiempo es justo tenerlo. No estoy confundido contigo, tú complementaste la felicidad que ya tenía y la hiciste más brillante, te hiciste dueño de esa parte solitaria de mi corazón y la cautivaste con tu belleza y tu calidez. Me aceptaste como soy, con lo que tengo. Me diste una nueva esperanza, y quiero hacer todo para que sigamos juntos hasta después de mucho tiempo, porque en serio te aprecio, te quiero, te adoro tanto, tanto, que quiero llorar. Porque me es irreal que esto haya sucedido, después de tantas malas experiencias creí que no correría con la suerte de encontrar a alguien especial, pero llegaste tú, Kim Namjoon. Y le diste un sentido diferente a mi vida, y estoy realmente agradecido de que existas.
La mirada de Namjoon se tornó borrosa y no vio claramente lo que estaba ocurriendo, pero sintió la mano de Seokjin buscando su mano y tomándola delicadamente, acariciando su dorso hasta que su otra mano se acercó y entonces, Namjoon sintió algo frío y delgado rodear su dedo anular y deslizándose por su falange hasta llegar al nudillo. Después su mano fue elevada hasta percibir una sutil respiración y entonces sintió un contacto corto pero muy suave y un poco húmedo en su mano.
—Jin...
—Solo es un recordatorio para que sepas lo mucho que significas para mí. ¿Es demasiado pronto para decir que te amo?
Él negó con la cabeza y se enjugó las lágrimas con rapidez, sonriendo auténticamente después.
—Yo te amo, de verdad, sé que lo hago. Yo soy quien está agradecido contigo, tú me mostraste que podía sentir más, que había algo más que una rutina monótona y el que la hayas cambiado es realmente hermoso. Gracias, gracias por todo lo que trajiste a mi vida, es lo mejor que alguien pudo hacer por mí.
—Y espero seguir mostrándote que hay mucho más.
—Todo lo que sea contigo estará bien. Contigo y Jeongmoon, claro.
—Por supuesto, tanto ella como yo estamos encantados contigo, lo sabes.
Se abstuvieron de darse un beso que expresara todo lo que no podían decirse con palabras, y en cambio compartieron sonrisas hermosas que expresaron todo su amor y sus manos se encontraron entrelazadas durante un buen rato. El área donde se encontraban estaba reservada solo para los dos, pero aún así procuraban ser muy cuidadosos y no realizar acciones que los evidenciaran demasiado. Pero por momentos olvidaban que no eran una pareja común como cualquier otra, de esas que pasan desapercibidas. Quizá debieron ser mucho más considerados aquella noche.
En el mes de octubre todo lo que construyeron se vino abajo.
Los medios habían arruinado todo, la noticia podía leerse en todas partes, se veía en los noticieros como si fuera un acontecimiento lo suficientemente relevante como para que todo el mundo lo supiera, era tendencia en las redes sociales. Namjoon tuvo que bloquear los comentarios de sus publicaciones y eliminó sus redes de sus dispositivos porque no quería leer más comentarios incluso si había positivos. Él no quería saber nada.
Estaba ignorando lo que sucedía. Su familia, sus amigos, sus jefes trataban de hablar con él, pero él no quería saber nada, solo quería estar con Seokjin y Jeongmoon. Era todo lo que necesitaba. Ya después podría preocuparse por ello, pensaba.
"Por ahora no pueden afirmar que eres tú el de la foto, la calidad es terrible, pero si te ven con él o peor aún, si te toman más fotos y reconocen que eres tú, todo se terminó. No serán solo rumores que se pueden desmentir, serán pruebas claras, y nosotros solo podremos confirmar que es cierto. ¿Estás consciente?" le dijo su manager.
Él solo asintió con la cabeza y se marchó.
Solo quería llegar a su hogar, a su lugar seguro. Sentir cerca a Seokjin y a Jeongmoon, las personas que más le importaban en ese momento, las que le daban confort.
Se encontró así por una semana, solo ignorando el tema, esperando que su empresa arreglara el asunto porque él no sabía qué hacer. Solo deseaba hacerse pequeño en los brazos de su amor, aunque sabía que no podría continuar así, tenía a la prensa haciendo muchas preguntas, debía andar incluso con más precaución y más discretamente cuando salía con Seokjin. Y sin embargo, al no recibir las respuestas que querían, fueron mucho más lejos. Él no entendía qué había hecho para que lo odiaran tanto, por qué se esmeraban en destruir todo lo que había moldeado con esfuerzo y dedicación, por qué no querían verlo siendo feliz, si como todos merecía serlo.
No sabían cómo, pero se había filtrado una foto de Jeongmoon, y ahora sabían que Seokjin era su padre. Kim Seokjin, el chico sospechoso de ser pareja de Kim Namjoon tenía una hija, y eso despertó mucho la curiosidad de la gente. ¿Entonces Namjoon también tenía una hija ahora?, ¿con otro hombre? ¿Acaso era saludable para un niño algo como eso?
Seokjin podía tolerar cualquier cosa, pero no que metieran a su hija en sus asuntos. Y ciertamente, Namjoon estaba completamente de acuerdo con él y entendía su postura. Hizo todo lo posible por que las fotos desaparecieran o que al menos se censuraran, pero ahora muchos conocían la historia y no podía borrarla de sus cabezas.
Lamentablemente aquel hecho terminó de poner una barrera entre Namjoon y Seokjin, y ambos sabían que no sería tan sencillo romperla y que volviera a ser lo mismo de antes. Necesitaban tiempo, pero el tiempo no espera a nadie.
Ahora los momentos hermosos que Namjoon pasó junto a aquel hombre y su hija quedaron como un recuerdo.
Namjoon suspira pesadamente volviendo su vista a la ventana, los edificios altos comienzan a llenar su visión, pronto llegarán al departamento que comparten y tiene un presentimiento en el pecho que duele. La ciudad a la que está acostumbrado siempre está iluminada y suele confortarle cuando vuelve a ella, pero no es tan bella como un paisaje natural repleto de estrellas en el cielo; en ese momento desea no estar ahí.
Namjoon siente la mirada de Jimin a través del retrovisor. No lo mira por mucho tiempo porque es él quien maneja, pero los momentos en que lo hace le transmite una sensación triste, como si quisiera decirle algo, así que Namjoon decide preguntarle directamente. Aunque no desea tener una conversación con él con Seokjin ahí, pues puede despertar en cualquier momento y no quiere que el resto del tranquilo camino se torne incómodo.
—¿Hay algo que quieras decir?
Jimin aclara su garganta y se muestra un poco incómodo al ser descubierto.
—Adelante, dilo —lo alenta Namjoon.
—Solo quiero recordarte que si puedo ayudarte con algo, me puedes decir.
—Lo sé, ya has hecho mucho por mí. Te lo agradezco, Jimin.
Varios minutos más tarde, finalmente se encuentran en su departamento.
Namjoon ha terminado de contarle una historia para dormir a Jeongmoon y la ha arropado. Está a punto de salir de su habitación para dejarla descansar, pero la niña toma su mano antes de que se aleje y lo mira fijamente.
—¿Qué sucede?, ¿te duele algo o..? —pregunta frunciendo el ceño, le preocupa que se sienta enferma.
Ella niega con la cabeza y sonríe bonitamente.
—Te quiero mucho, Namjoon —le dice
Namjoon también sonríe y se agacha un poco para alcanzar su frente, acerca sus labios y los pone ahí durante unos segundos en un pequeño beso.
—Yo también te quiero mucho, Moon —murmura cuando se separa.
La niña rodea su cuello con sus pequeños brazos fuertemente antes de que Namjoon se marche, y él se queda quieto, cerrando los ojos y suspirando porque, esta es una sensación hermosa, un cariño especial. Siente una conexión muy grande con ella, como si fuera su propia hija, y ese es un error enorme.
Al salir de la habitación de la pequeña, Namjoon se dirige a la que él y Seokjin estuvieron compartiendo esos meses. Su pareja está secándose el cabello y lo mira a través del espejo, su mirada luce distinta.
—Moon está apunto de dormirse —avisa.
Seokjin asiente con la cabeza.
—Gracias.
—No hay problema.
Namjoon observa a Seokjin salir de la habitación para darle el beso de buenas noches a su hija. Traga pesadamente, la sensación en su pecho no desaparece, siente como si un agujero estuviese perforándose y aumentando su tamaño con cada minuto que pasa.
Para cuando Jin regresa, Nam se encuentra ya en la cama, esperándolo. Está acostado de frente hacia él, pero el otro le da la espalda cuando se coloca a su lado. Se siente demasiado ansioso, como si fuese un desconocido el que está junto a él y no su pareja con quien compartió tantos momentos brillantes. Teme molestarlo, pero simplemente no lo puede evitar, lo necesita, necesita su calor para sentir que todo estará bien, incluso si no lo está.
—Seokjin —Lo llama suavemente—. Lo siento, perdón porque haya resultado así. Si hubiera imaginado que sería de ese modo yo...
—Si hubiera sido claro tu rostro en las fotos y estuviera confirmado que eres tú, ¿te arrepentirías de lo que vivimos? —interrumpe el otro preguntando en voz baja.
—Yo también estoy contra las cuerdas Jin, no pretendas que no es así.
—No estás respondiendo a mi pregunta.
El cantante suspira pesadamente.
—Por supuesto que no, no lo he hecho y no lo haré.
—De acuerdo. Significa que estamos en la misma página.
—¿Entonces por qué te estás alejando? —preguntó con su voz quebrándose—. Creí que estábamos bien, pero ni siquiera quieres mirarme a los ojos desde que nos quedamos solos. Sé honesto conmigo, nunca te he dado motivos para que no lo seas.
Pero no recibe respuesta, el hombre sigue sin girarse hacia él y Namjoon está a punto de comenzar a llorar cual niño.
—Seokjin, por favor...
—Namjoon, basta —dice en un ruego, su propia voz agudizándose por el temblor que le atraviesa.
—No. Dijimos que todo estaría bien, ¿lo olvidaste? —finalmente el cantante se rompe, su mirada se nubla gracias a sus lágrimas que comienzan a empapar la tela de la almohada. Pero no se avergüenza de mostrar sus emociones; con Seokjin no tiene problema de mostrarse así. —Todo estará bien.
Repite aquella frase como un mantra mientras deja de contener las ganas inmensas que tiene de acercarse a él. Es lo único que quiere en ese momento y así lo hace; abrazado a su espalda y pegando su frente en sus omóplatos se deshace en un llanto que estuvo conteniendo las últimas semanas. Pero ya no puede más, siente que las riendas de su vida se le escapan de las manos y con ellas se va Seokjin, y no quiere que eso suceda.
Seokjin suspira temblorosamente y se separa apenas de Namjoon para girarse y poder mirarlo. La verdad es que le duele mucho verlo así de destrozado, y lo peor es que se debe a él.
Namjoon apenas percibe los ojos del otro brillantes, pero él no llora. Al menos no todavía. Llora en el momento que le dice por su propia cuenta, como convenciéndose de ello, que todo estará bien. Sonriendo, pero con sus mejillas mojándose.
Namjoon asiente repetidamente y sus dedos siguen el rastro de humedad en sus mejillas y las limpia, acariciándole cuidadosamente.
—Solo quédate cerca —le pide Namjoon.
Seokjin asiente en silencio. Se coloca boca arriba y abre los brazos para que Namjoon se acerque más a él y se acomode sobre su cuerpo. Cuando el más joven está sobre él, rodea su cintura y lo mantiene cerca, tan cerca que no hay ningún centímetro de distancia entre ellos. Pero aún así, Namjoon quisiera estar debajo de su piel para sentirlo incluso más cercano.
—Te amo, Kim Namjoon —Seokjin murmura contra su frente, tan tristemente.
—Yo también te amo, Seokjin...
Sus corazones están demasiado cerca, Namjoon casi puede sentir los latidos de Seokjin contra los propios y es simplemente precioso. Aspira profundamente y este hombre tiene su olor impregnado, le parece fascinante todo lo que pueden compartir. Y cuando lo besa, firme, pero tan desordenadamente porque aún tienen lágrimas en sus rostros, cree que podría morir ahí mismo y estaría encantado.
Pero desafortunadamente las cosas no son así.
Para ser honestos, Namjoon no está seguro de que todo saldrá bien, mas decide creer que a la mañana siguiente todo mejorará, y que podrán continuar con su vida dentro de la burbuja que crearon, donde son amor y felicidad, donde la realidad no existe.
Sin embargo, cuando Namjoon despierta el sol ya está en lo alto del cielo, colándose a través de sus cortinas. El espacio a su lado se siente frío, vacío; Seokjin no está.
Al levantarse espera encontrarlo en algún lugar del departamento. Se dirige al baño, pero no está ahí, así que lo llama en voz baja, esperando que solo haya decidido ser romántico y se haya puesto a preparar algo para que desayunaran. Mas apenas entra a la sala solo escucha silencio, un silencio ensordecedor y profundo, casi puede escuchar el pálpito de su corazón en sus oídos. Traga pesadamente y lo llama una vez más, esperando que él se asome por el umbral de la puerta, con la ropa para dormir aún puesta y el cabello despeinado, y que le sonriera tan hermoso como sabe. Sin embargo, eso no sucede. Corre hacia la habitación de Jeongmoon, rezándole a Dios aunque no sea un creyente, pero suplicándole que ella esté ahí.
Mas la cama también está vacía.
Es entonces cuando Namjoon analiza las señales de la noche anterior y entiende que se han ido.
Y también supone los motivos por los que Seokjin decidió irse, y comprende. De verdad que comprende. Sabe que Jeongmoon es su prioridad, lo más importante que tiene en su vida, su persona favorita, el amor de su vida; y que sin ella no tiene motivos. Por ello tenía que protegerla de todo aquello que perturbara su tranquilidad, especialmente en ese momento crítico en el que hay gente detrás de ella buscando satisfacer su curiosidad sin importarles nada más.
Namjoon entiende por qué se fue así, simplemente le causa demasiada tristeza que no le dijera nada. Porque ahora ni siquiera puede llamarle por teléfono, parece que decidió borrarlo de su vida así como así.
Y bueno, ¿había algo que Namjoon pudiese hacer al respecto?
...
A principios del mes de diciembre Namjoon lanzó su nuevo álbum. Trajo un nuevo sonido, un rap más suave, las vocales que normalmente no utilizaba. Era un trabajo más completo, más maduro, más personal. Se encargó de plasmar a la perfección cada detalle, cada sentimiento que había tenido aquel año y las cosas que normalmente no podía decir explícitamente. Jamás había estado tan satisfecho con un trabajo como en ese momento.
Él estaba feliz si su música hacía feliz a alguien, y eso era lo importante. Porque a sus fanáticos les encantó el álbum, y ese amor que le dieron era el que nuevamente lo mantenía de pie.
Las promociones del álbum habían sido bastante apresuradas porque tenía que preparar las cosas para su enlistamiento a inicios del nuevo año. Se presentó en algunos programas en solitario y con los artistas que colaboró, y solo daría un concierto de las canciones de su álbum completo para una cantidad de personas muy pequeña. Se sentía nostálgico, pues después de tantos años dejaría por un tiempo esa vida que estaba acostumbrado a llevar. Estaba un poco nervioso al respecto, pero sabía que le vendría bien un descanso. Después de lo que sucedió los últimos dos meses, de verdad creía que necesitaba un respiro y distraerse con otras cosas.
Esta noche se encuentra dando ese único concierto de su nuevo álbum, en la ciudad donde vive y la que se transformó en su hogar; esta ciudad que ama y odia tanto a la vez. Pero siempre es maravilloso presentarse ahí, pues ahí creció como artista.
Después de conversar un poco con los fanáticos, está preparado para presentar su última canción de la noche. Esta canción en específico le causa una sensación diferente porque en ella expresa los sentimientos que ocultó mientras mantenía su relación con aquel hombre que amó y que se había ido de su lado hacía unos meses, pero es una canción que amó crear, al igual que todas las otras. Y aquí, con estas personas que lo admiran y disfrutan junto a él de este momento, y que por supuesto, lo amaban tanto como él a ellas, se siente seguro, feliz. Después de todo, aquel motivo por el que escribió esta canción ahora es un recuerdo bastante hermoso, y aunque sea triste que él no esté más a su lado, le saca una sonrisa pensar en esos momentos que vivieron juntos.
Paul Blanco está esta noche presentando la canción con él, y mientras canta su parte, Namjoon gira su mirada hacia él y ahí, por donde él entró, detrás del escenario ve un rostro familiar, después otro más pequeño justo al lado. Se detiene por un momento, observando más del tiempo debido, analizando si la imagen que ve es real o una simple broma de su imaginación. Pero él también lo está mirando, y parece que se da cuenta de que lo notó. Namjoon no puede ver su boca, pues se encuentra cubierta por un cubrebocas, pero con solo ver sus ojos sabe que le sonríe suavemente.
Si el amor no es para nosotros, estaré satisfecho con esto.
No necesito tu tacto, todo lo que necesito es tu amor.
Acércate.
Esto le consterna, pero sabe que no puede descomponerse justo ahora. Sale de su aturdimiento y sigue cantando justo cuando es su turno. Continúa sin dejar de ver a Seokjin, y su corazón se siente cálido cuando Jeongmoon grita su nombre alegremente.
Si esto es todo lo que podemos hacer,
Solo mirándote.
No habrá una segunda toma.
Quédate donde estás.
Sabe que los espectadores notarán el cambio, pero ya no le importa nada. Esta canción es para él.
Quédate donde estás.
Quédate donde estás.
Quédate donde estás.
Quédate donde estás.
Quédate donde estás.
Quédate donde estás.
Al terminar la canción sabe que no puede ir tras él cuando lo ve desaparecer, debe terminar el concierto y despedirse antes. Y no puede hacerlo tan deprisa.
Después de agradecerle su presencia a Paul y que este saliera del escenario, procede a agradecer a su público y a decir algunas palabras antes de despedirse de ellos también. Se siente más sensible de lo que debería, su voz se quiebra, pero afortunadamente puede terminar el concierto sin llorar. Se siente muy amado por esta pequeña fracción de sus fanáticos, y aunque todo termine mal si sale y alcanza a Seokjin, este amor que siente por la multitud eufórica, le llena una gran parte de su corazón. Sabe que estará bien.
Corre tan rápido como puede, preguntando a todo el que se cruza si lo han visto. Le dicen que se tranquilice, que necesita descansar después del concierto pero a él no le interesa eso ahora. Se encuentra con Jimin afuera, quien está abriendo la puerta de un auto y Namjoon logra ver a Seokjin frente a él, con su hija de la mano a punto de subirse y marcharse quién sabe a dónde y si es para siempre.
Grita su nombre y Seokjin se gira para mirarlo. El hombre tiene sus ojos llorosos y sus mejillas mojadas, pero Namjoon está encantado de verlo aún así. Continúa siendo tan hermoso como en sus recuerdos.
Seokjin pretende irse pero es demasiado tarde, sus pies no pueden despegarse del suelo y Namjoon ya lo ha alcanzado. Toma su mano con la propia para que no se aleje, y Seokjin nota que aún conserva el anillo que le dio el día de su cumpleaños.
Una promesa fracturada.
—Por favor, quédate cerca.
✨✨✨✨✨🌙
Hola, holaaaa.
Reviví para publicar este one shot en el que estuve trabajando los últimos meses. Mi querida Koolorfultears me invitó a participar en su Joonie Week y yo encantado acepté.
Espero que les guste tanto como a mí. Personalmente Closer se convirtió en una canción muy amada y por ello cuando trabajé en esta historia le puse especial cariño y ahora la quiero mucho. Trataré de escribir alguna cosita más antes de que acabe el año, me han pasado una de cosas que sería bueno compartir a través de historias, así que ojalá nos leamos muy pronto:D
Mucho amor.❤️
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