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lxxii

4/4💛

⚠️Violencia, tortura, asesinato ⚠️

—¡LA PUTA CONTRASEÑA, JIMIN!

Un nuevo golpe, tras otro y otro más.

Cada vez me cuesta más respirar, cada vez veo más borroso y el dolor se vuelve cada vez más soportable.

Así es como voy a morir, atado a una silla a manos del hijo de puta más grande que existe.

—Matame, Sungwoon, pero la contraseña no te la voy a decir ni aunque me arranques la piel vivo.

—¡INUTIL DE MIERDA!

Una patada, más golpes y más sangre, me siento completamente aturdido, solo soy capaz de escuchar un pitido incesante y la voz de Sungwoon que tal vez se escucha demasiado lejana.

Observo mi sangre creando un charco en el suelo, la soga de mi manos que empieza a aflojarse debido a los movimientos bruscos de mi cuerpo cada vez que recibo un golpe.

Eso me hace entrar en razón, tal vez pueda terminar con esto de una vez por todas.

Mientras Sungwoon se distrae tomando su cabeza y golpeando cosas miro a mi alrededor notando que detrás mio y en diagonal hacía la derecha hay un hombre parado con una pistola en la mano, esa pistola es todo lo que necesito para acabar con todo de una buena vez.

Un solo movimiento más logra librarme de las sogas que mantenían mis manos atadas, ni siquiera lo pienso me paro rápidamente revoleando la silla hacía el hombre que estaba a mi izquierda y en un rápido movimiento logro noquear al que tenía la pistola a la vista, tomo su pistola y con ella apunto hacía Sungwoon quien en el momento en el que se da cuenta de lo que esta pasando pone una expresión de terror que me hace reír con burla.

Pero yo lo se muy bien, estoy apuntando a la persona incorrecta, el que tiene que morir no es él, soy yo, porque yo soy quien tiene la contraseña para reiniciar las actividades de La Colmena que acabaría con miles de vidas, yo soy quien tiene que llevarse eso a la tumba, no él.

Sungwoon lo sabe, me necesita vivo porque ya mato a mis padres y al abuelo Song, las únicas tres personas aparte de mi que sabian la maldita contraseña de Reyna.

Por ese motivo es que su rostro cambia del miedo a la desesperación absoluta en cuanto la pistola pasa de apuntarlo a él a apuntarme a mi.

—¿Jimin que haces? ¡¿QUÉ MIERDA HACES?!

—Lo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo.

Intenta acercarse mi, yo quito el seguro y coloco mi dedo sobre el gatillo listo para disparar en cualquier instante.

—No lo hagas, no podes llevarte a Reyna a la tumba ¡NO TENES ESE DERECHO! Matame a mi, Jimin ¡MATAME A MI

Me ruega poniéndose de rodillas adelante mío mientras yo siento las lagrimas deslizándose por mi mejilla debido a lo que estoy a punto de hacer.

—¿Seguro? ¿Te pensas que soy idiota? Después de vos alguien más que quiera reactivar La Colmena va a aparecer, esta es la única forma de acabar con todo de una buena vez.

Me convenzo a mi mismo de que esto es lo que tengo que hacer, este es mi destino, por más mierda que sea, por más ganas que tenga de matar a Sungwoon y saltar por la ventana para huir y ser abrazado una vez más por Jungkook, esto es lo que debe hacerse.

Se que Jungkook esta viniendo, se que tengo que esperar pero no tengo tiempo, o eso creo hasta que escucho un helicoptero llegando y aterrizando en la terraza de la mansión, Sungwoon sabe enseguida de quien se trata y por ese motivo se desespera.

—¡DAME A REYNA, JIMIN!

—No te atrevas a acercarte.

Le digo para apretar levemente el gatillo de la pistola que tengo apuntando a mi cabeza.

—¡JIMIN!

Observo a más de diez de los hombres de Sungwoon entrando en la oficina, eso es todo, en ese instante se que no tengo opción, si logran sacarme la pistola entonces voy a tener una muerte mucho más dolorosa y lenta que un simple disparo a la cabeza.

Cierro los ojos, veo mi vida pasar frente a mi, el día que mataron a mis padre biológicos, el día que conocí a los Park, el día en el que Yoongi y el abuelo Song entraron en mi vida, la primera vez que mis manos se mancharon de sangre debido a una orden de Sungwoon, el día en el que mis padres adoptivos traicionaron a su líder para desmantelar La Colmena.

Ese día que creí que mi vida finalmente empezaba, entre en la universidad, vivía con mi mejor amigo, tenía un trabajo, al fin era alguien normal y entonces conocí a Jungkook, y desde entonces solo sentí emoción por lo que pasaría al día siguiente.

Esa es la última imagen que llega a mi cabeza y me hace sonreír, mi sangre y mis lagrimas recorren todo mi rostro y aún sonrío porque en mi cabeza aparece la imagen de Jungkook durmiendo plácidamente junto a Oreo, ambos vestidos de Pikachu, es algo tan idiota, no quiero dejarlos pero es hora.

Justo cuando voy a apretar el gatillo se escucha una lluvia de disparos en la habitación, mis ojos se abren y como si fuese una ilusión lo observo a él entrando, realmente vino, realmente llego a salvarme.

Ahí se queda, parado a tres metros de distancia, sus ojos me escanean de pies a cabeza como si no pudiese creer que acaba de encontrarme vivo.

De inmediato pierdo la fuerza que sostenía el arma en mi cabeza dejándola caer al suelo a un lado de mi cuerpo.

—Llegaste...

Soy capaz de decir en un susurro que llega a sus oídos, siento como pierdo las fuerzas en mis piernas, el me toma entre sus brazos para evitar que caiga, me envuelve por completo atrayéndome hacía él con todas sus fuerzas.

—Perdón por tardar tanto, mi amor.

—Ya saben que hacer con él, atenlo en la entrada de la mansión junto a los demás.

Escucho la voz de San llegando a mi oídos pero nada de eso me importa, Jungkook me esta sosteniendo mientras acaricia mi rostro con delicadeza.

—Todo se termino ahora, mi amor, yo voy a encargarme de eso.

Sus palabras logran hacerme saber que ahora todo esta bien, finalmente esta todo bien.

—Señor Jeon el helicoptero esta listo para despegar

La voz de Sun es la que llega a mis oídos ahora, lo sabía, el sonido del helicoptero había sido él.

—Busca a Taehyung y San, vamos a salir se acá ahora mismo.

—Si, señor Jeon.

—Volvamos a casa, mi amor.

Es lo único que me dice Jungkook para cargarme como princesa y empezar a caminar por la gran mansión como si le perteneciera mientras somos escoltados por un gran grupo de guardaespaldas.

Finalmente llegamos a la azotea, con toda la delicadeza del mundo me deja sentado en uno de los asientos del helicoptero y el se sienta a mi lado mientras esperamos a los demás.

Lo último que recuerdo es sentir sus delicadas caricias en mi pelo y su característico aroma a café amargo.

(...)

—El hombre de saco azul, puede hablar.

—Ya paso un año desde el incidente de La Colmena ¿Cómo se recupera Jeon Enterprice? ¿Es cierto que Jeon Jungkook abandono su puesto como CEO?

Esas son las estúpidas preguntas que el imbecil del periodista le hace a Hoseok ¿En serio? ¿Realmente se creen que abandonaría mi imperio tan fácilmente? Realmente son un puñado de imbeciles.

—Jeon Enterprice se encuentra mejor que nunca, junto a Samsung y Hyundai acabamos de lanzar al mercado un nuevo tipo de tecnología que va a cambiar la vida de millones de personas al rededor del mundo, en cuanto a Jeon Jungkook, me parece que esa parte esta más que aclarada considerando que hace ya más de diez meses fui nombrado CEO, y Kim Seokjin Vicepresidente ¿Tiene alguna pregunta real?

Río por lo bajo desde mi asiento atrás de todos, justo donde me gusta estar para apreciar lo estúpidas que pueden llegar a ser las personas, mis ojos se fijan en Seokjin, quien esta sentado justo detrás de Hoseok aguantando las ganas de reír junto a Yongsun que se encuentra a su lado como su guardaespaldas y esposa, luego esta Namjoon, que no le quita la mirada de encima a su esposo ni siquiera por un segundo.

—Señor Jeon, si no quiere ser descubierto por los periodistas debemos irnos ahora.

La voz de Taehyung llega a mis oídos obligándome a levantarme de mi asiento, camino tranquilamente por los pasillos completamente vacíos del lugar que alquilamos para la conferencia.

—¿Tu prometido?

—En Roma, esta noche voy me tomo el vuelo para ir con él.

—Realmente revoluciono la industria en cuando volvió a las pasarelas, yo que vos me caso y lo hago público lo más rápido posible.

—Come mierda, Jungkook.

—Jamás comería la comida que prepara, Yoongi, tengo amor propio.

—Hijo de puta.

Finalmente salimos del edificio, mis pasos caminan por el estacionamiento al aire libre y finalmente encuentro mi auto, mi nuevo Lamborghini negro.

—Tengo que irme, suerte en Roma.

—Anda con cuidado, imbecil de mierda.

Una caracjada se escapa de mi garganta, me subo en mi vehículo, me despido una vez más de Taehyung y finalmente salgo de ahí por la salida trasera para evitar ser visto por alguien.

Conduzco por las calles de Seúl con tranquilidad, recordando como la mansión de La Colmena ardió en llamas con Sungwoon y Reyna dentro de ella, esa fue la venganza que San eligió, yo se la concedi desde un principio.

Aunque debo admitir que me hubiese gustado verlo ardiendo en llamas frente a mi, una pena que no pude disfrutar de ese espectáculo.

Jimin...lo que le hizo no tiene perdón, debería haberlo matado con mis propias manos.

Finalmente freno en un semaforo en rojo, por algún motivo algo llama mi atención y dirijo mi mirada a ese punto, ese cabello negro lo reconozco en seguida.

Camina en mi dirección sin importarle una mierda, ni siquiera es capaz de notar mi presencia a algunos metros de él, a pesar de que bajo la ventanilla y toco la bocina para llamar su atención no obtengo nada, esta muy ocupado hablando con ese tal Embudo y su novia...Yeye creo que era su nombre.

—¡¿Park Jimin que te dije de cruzar la calle como un puto psicópata?!

Mi pregunta parece llamar su atención, sus ojos se fijan en mi, siento mi corazón latir con fuerza en cuanto una sosnrisa aparece en su rostro, rápidamente se despide de sus amigos y corre en mi dirección para subirse en el auto con tranquilidad.

—Al aeropuerto porfavor.

Me dice como si se acabara de subir a un maldito taxi.

—Con gusto lo llevo, pero el viaje le va a salir una buena sesión de besos.

Una de sus extrañas carcajadas llega a mis oídos logrando hacerme sonreír como nunca nadie supo hacerlo.

—Conta con eso.

Me responde con tranquilidad, observo la luz del semaforo cambiando de rojo a verde, y aún así me importa una mierda, no acelero porque estoy demasiado ocupado besando esos labios que amo besar cada mañana en cuanto despierto.

—Te amo, Park Jimin.

Una nueva sonrisa se forma en sus labios mientras los autos detrás nuestro comienzan a pasarnos por los lado mientras nos tocan bocina sin cesar.

—Y yo te amo a vos, Jeon Jungkook.

Finalmente decido acelerar, nos perdemos por las calles de Seúl rumbo al aeropuerto de Incheon, resulta que mi novio, y según el anillo guardado en el maletero de mi auto futuro esposo, no puede pasar más de tres días separado de su mejor amigo.

—¿Sabe que vamos?

—No tiene ni puta idea, ya quiero verlo aguantando la ganas de llorar mientras desfila.

Una carcajada se escapa de mis labios, finalmente acá estamos, después de todo no hubo perdedores, lo único que hicimos fue ganar.

Él esta cerca mío, yo estoy cerca suyo, justo donde podemos vernos claramente, justo donde podemos tocarnos con solo extender un poco nuestras manos, y ambos somos ganadores de esta batalla que decidimos librar durante cien años.

—VON.

"Si, señor Jeon"

—Encargate de mantener todo bajo control mientras no estamos.

"Entendido, señor Jeon"

—Jimin

—¿Quep?

—¿Crees que Italia tengan atuendos de alta costura para Oreo o voy a tener que mandarlos a hacer?

Una carcajada llega a mis oídos haciéndome reír a mi también.

Esto es todo lo que necesito, mantenerlo cerca.

                              Fin

_______________

No puedo creer que finalmente después de MESES Closer llega a su final, MUCHAS GRACIAS A TODXS POR LEER ESTA HISTORIA A PESAR DE LO MUCHO QUE TARDE EN ACTUALIZARLA Y FINALIZARLA, realmente espero que crean que valió la pena.

Una vez más gracias por leerme en otra de mis historias, nos leemos en una nueva, lxs amo mucho 💛

-Arya

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