004 | EL SECRETO
EL SECRETO
El aire nocturno estaba impregnado del eco de la música y el murmullo de los invitados que aún quedaban en la fiesta. Arin avanzó con pasos firmes, dejando atrás el bullicio y las luces parpadeantes que teñían la acera de neón. Heejin iba a su lado, parloteando con energía sobre lo increíble que había sido ver a BlackLagoon tan de cerca, pero Arin apenas la escuchaba.
Su mente seguía atrapada en la frialdad de las palabras de Jungkook.
"Tú y tu amiguita no deben relacionarse con ninguno de nosotros."
Había algo en su tono. No solo era hostilidad, era... desesperación.
—Arin, ¿Estás escuchando? —La voz de Heejin la sacó de su ensimismamiento.
—Sí —Mintió sin mirarla.
Algo hizo que sus pasos se ralentizaran.
Una corazonada.
El instinto de que debía voltear.
Se giró sutilmente, permitiéndose una última mirada a la fiesta, y entonces lo vio.
Jungkook estaba a unos metros de la entrada trasera del club, lejos del gentío y de las luces. No estaba solo.
Un hombre de aspecto rudo y con una chaqueta negra le hablaba en voz baja. La postura de Jungkook era tensa, con los hombros rígidos y una expresión dura en el rostro. Entonces, el desconocido metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño paquete envuelto en papel oscuro.
Arin entrecerró los ojos.
Jungkook tomó el paquete con rapidez, cerrando los dedos alrededor de este antes de deslizarlo dentro del bolsillo de su chaqueta de cuero. Su mandíbula se tensó, y antes de que el otro hombre se marchara, Jungkook le dirigió una última mirada, oscura y afilada, como si advirtiera algo sin necesidad de palabras.
La castaña sintió un escalofrío recorrer su espalda.
"¿Qué diablos fue eso?"
Pero antes de que pudiera procesarlo del todo, Jungkook levantó la vista.
Y sus ojos chocaron con los de ella.
Un segundo.
Dos.
Tres.
Su mirada era intensa, afilada, como una advertencia silenciosa. No había rastro de la frialdad con la que le había hablado minutos atrás, ahora solo había algo más peligroso.
Jungkook ladeó el rostro con lentitud, sin romper el contacto visual, como si estuviera evaluando cuánto había visto.
Arin sintió la urgencia de apartar la vista, pero no lo hizo.
No.
No iba a demostrarle miedo.
Apretó los labios y mantuvo su expresión firme.
Fue Jungkook quien terminó por romper el contacto visual primero, girándose sin expresión y desapareciendo entre las sombras de la noche.
Arin sintió su corazón latir con fuerza contra sus costillas.
—Arin, ¿Qué pasa? —Preguntó Heejin con curiosidad.
La castaña negó con la cabeza, obligándose a volver al presente.
—Nada. Vámonos.
Pero sabía que no era nada.
Sabía que acababa de ver algo que no debía.
Y que Jungkook lo sabía también.
"Se suponía que no debía verlo...
ahora, no hay vuelta atrás."
Las aulas de la universidad estaban repletas de estudiantes, pero para Arin, todo se sentía lejano. Su cabeza le daba vueltas con los recuerdos de la noche anterior.
La advertencia de Jungkook.
"Aléjate de cualquier miembro de la banda. Incluso de mí."
Se pasó la lengua por los labios, incómoda. Si Jungkook quería que se alejara, bien. Eso era exactamente lo que iba a hacer.
Cuando la clase terminó, Heejin la interceptó en el pasillo.
—Tenemos que hablar. —Su tono era serio.
Arin arqueó una ceja.
—¿Sobre qué?
—Sobre lo de anoche.
Arin sintió su cuerpo tensarse. ¿Había notado algo más?
—Heejin, no hay nada de qué hablar.
—Sí lo hay. —Heejin suspiró y cruzó los brazos. —Sé que me molesté, pero no fue por ti.
Arin no dijo nada, esperando que continuara.
—Mira, Arin, sé que no eres una fanática de la banda, pero igual tengo que decirte esto.
Heejin hizo una pausa antes de hablar con calma, pero con firmeza.
—Tú no eres el tipo de chica que se junta con tipos como Jungkook.
Arin frunció el ceño.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Que él no tiene nada que ver contigo. —La miró con seriedad —Tú eres responsable, inteligente, tienes un futuro brillante por delante. Tus padres han hecho todo para que estés aquí, en esta universidad, y no creo que quisieran que te involucraras con alguien como él.
Arin sintió un nudo en la garganta. Sabía que lo que decía tenía sentido, pero no le gustaba escucharlo en voz alta.
—No estoy interesada en Jungkook.
—Bien. —Heejin sonrió, satisfecha —Porque él tampoco es alguien que traerá algo bueno a tu vida.
"Pero entonces, ¿por qué él fue el que me buscó?"
Arin no dijo nada. Heejin creyó que la había convencido, pero lo único que logró fue aumentar su curiosidad.
Porque, si Jungkook realmente no tenía nada que ver con ella...
¿Por qué se empeñaba tanto en mantenerla lejos?
"Algunas verdades son peligrosas... y algunos
secretos, imposibles de ignorar."
Arin salió de la biblioteca con un suspiro. No era la de su universidad, sino una más antigua y pequeña, pero con una colección de libros que sí valían la pena. Ajustó la correa de su bolso mientras caminaba por la acera apenas iluminada, sintiendo el aire frío de la noche contra su piel.
Era tarde, más de lo que había planeado. La calle estaba vacía, y el único sonido era el eco de sus propios pasos. Aceleró el ritmo, sabiendo que pronto pasaría por ese callejón que siempre le daba escalofríos. No era atajo ni le ahorraba tiempo, pero siempre terminaba pasando por ahí de camino a la universidad. Y, como siempre, algo en su interior le decía que no mirara. Que siguiera caminando.
Pero esta vez, no pudo.
Un murmullo bajo y la sombra de dos figuras la hicieron detenerse. La luz tenue de un poste alumbraba apenas la escena, dos hombres de espaldas a ella, uno de ellos con una postura rígida y tensa, el otro con un aire más despreocupado. Arin sintió cómo su corazón latía con fuerza al notar quién era uno de ellos.
Jungkook.
Su cuerpo se congeló. Él estaba inclinado ligeramente hacia el otro hombre, su mandíbula es apretada, las manos están escondidas en los bolsillos de su chaqueta negra. Parecía discutir en voz baja con el sujeto frente a él, un tipo alto, con ropa oscura y una cicatriz en la mejilla. En sus manos tiene un pequeño paquete envuelto en papel marrón.
Arin entrecerró los ojos. No podía ver bien qué era, pero la forma en que Jungkook apartó la mirada por un segundo y luego volvió a centrarse en el tipo... le dio una mala sensación.
Tragó en seco y dio un paso atrás. Un crujido bajo sonó bajo su pie.
Mierda.
El otro hombre giró la cabeza hacia ella primero. Sus ojos oscuros la recorrieron con una mezcla de diversión y curiosidad. Jungkook, en cambio, se quedó inmóvil un segundo antes de volverse bruscamente. Su expresión se endureció al verla ahí, sus pupilas contrayéndose con una mezcla de sorpresa y furia.
Arin sintió que su garganta se cerraba, pero no se movió.
—¿Qué demonios haces aquí? —Su voz fue baja, cortante como una cuchilla.
—Podría hacerte la misma pregunta —Respondió ella, más desafiante de lo que se sentía realmente.
Jungkook frunció el ceño y avanzó un paso, acortando la distancia entre ellos. La luz del poste iluminó su rostro, este tiene la mandíbula apretada, mirada oscura y fría, con un atisbo de algo más... ¿Preocupación?
—Vete —Ordenó en un susurro grave.
Arin abrió la boca para replicar, pero antes de que pudiera decir algo, el otro hombre soltó una risa baja.
—Bonita amiga, Jungkook —Murmuró con una sonrisa torcida, dando un paso hacia ella—. No querrás que ella también se meta en esto, ¿Verdad?
El cuerpo de Jungkook se tensó de inmediato. Sin pensarlo, estiró un brazo frente a Arin, como una barrera silenciosa entre ella y el desconocido.
—Cierra la boca —Gruñó, su tono ahora es cargado de amenaza.
Arin sintió cómo la adrenalina recorría su cuerpo. No sabía qué significaba todo esto, pero lo único que tenía claro era que Jungkook estaba metido en algo peligroso. Algo que no quería que ella descubriera.
Pero ya era demasiado tarde.
Ella había visto suficiente.
Y ahora, no podía fingir que no.
El silencio se hizo más pesado. Arin sintió cómo la tensión en el aire se volvía sofocante. Jungkook no apartaba la mirada de ella, sus ojos oscuros escaneaban su rostro, como si tratara de medir su reacción. El otro hombre seguía sonriendo, con un aire burlón que solo la hacía sentir más fuera de lugar.
—Te dije que te fueras —Repitió Jungkook, esta vez más bajo, con un tono en el que se filtraba algo que casi parecía una súplica.
Pero Arin no se movió. Su mente trabajaba rápido, encajando piezas, buscando sentido a lo que acababa de presenciar. No podía dejarlo pasar. No después de la forma en la que Jungkook había reaccionado.
—No hasta que me digas qué es esto —Dijo, alzando un poco el mentón, obligándose a no titubear.
El hombre de la cicatriz soltó un resoplido divertido. Dio un paso hacia ella, pero Jungkook lo detuvo con un movimiento de su brazo, firme y amenazante.
—No es tu asunto —Sentenció con los dientes apretados. Su mano se cerró alrededor de la muñeca de Arin, no con fuerza, pero lo suficiente para indicarle que debía irse.
—No lo era, pero ahora sí —Replicó ella.
Un trueno retumbó en la distancia, y la luz del poste parpadeó por un instante. La lluvia estaba cerca, y el aire denso hacía que su piel se erizara.
Jungkook inhaló hondo, como si intentara contener algo dentro de sí. Finalmente, la soltó y desvió la mirada, su expresión es más sombría que nunca.
—No busques respuestas, Arin —Murmuró, antes de girarse hacia el otro hombre —Vamos.
Ella los vio desaparecer en la oscuridad del callejón, su pecho está subiendo y bajando con respiraciones rápidas. No estaba segura de qué acababa de pasar, pero algo dentro de ella le decía que acababa de cruzar una línea.
Y que no había vuelta atrás.
¡Disculpen la demora por lo que son seguidores de esta historia! Estaba pensando en dejar esta historia en hiatus mientras completaba las que son más largas, pero al ver que sigue atrayendo atención, me di la tarea de actualizarla también.
¿Qué les pareció la actitud de Heejin o la de Arin? Esta demasiado curiosa por el misterio de Jungkook. ¿Cuál es el secreto de él?
No olviden de votar y contestar a las preguntas, ¡Hasta la próxima actualización, querido lector! 🎸
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