Parte 8
-No creo que deberías ser así de patán con él.-
Yoongi me miró escéptico. ¿Yo diciendo eso? Comprendo perfectamente que me mire así.
-Creí que sería divertido, pero es bastante tedioso.- dijo, exhalando mientras el humo del cigarrillo. -¿Qué tan jodido está?-
No entendí la pregunta hasta después que hizo el ademán de un arma en su sien. –Tú eres el jodido.-
-¿Qué te pasa, Bi? No me digas que estás de su lado.-
-¿Lado? No me parece correcto, eso es todo.-
Soltó una risita incrédula ante lo que dije. Agh, ¿por qué me molesto?
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Desperté gracias a la fea costumbre de mi madre de entrar a mi habitación y abrir las cortinas.
-¿Por qué, por qué?- quejaba en mi agonía.
-Dúchate y cámbiate, iremos de compras.-
-Me quedaré a cuidar la casa.-
Obviamente no me quedé a cuidar la casa. Bajé después de alistarme, entré a la cocina como de costumbre encontrándome con mi desayuno listo en la mesa y al no tan inesperado chico de la cara misteriosa. Sentado también, y frente a él, un plato limpio con restos de comida.
Mierda, me lo perdí.
-Buenos días.- saludé al chico, fingiendo un total desinterés y él me saludó agitando su mano. –Debo suponer que irás con nosotras, ¿no es así?-
Asintió alegremente el desgraciado.
-Sus padres trabajan, él está de vacaciones, no quieren dejarlo solo y él tampoco quiere estar solo...- canturreaba mi madre, bastante ensayado diría yo. Luego dejó la cocina para ir a sabrá dónde, total me dejó sola con él. Cómo le encantaba en serio.
-Ya eres como su hijo, faltará llenar el papeleo, Taehyung.- bromeé sin gracia y él ladeó la cabeza. –Es una broma.- se quedó inmóvil. –Olvídalo.-
Si así sería siempre como dijo mamá, entonces debía de acostumbrarme a él. Odio admitirlo pero le hice caso a ella y traté de congeniar con él. A lo que había visto en esos pocos días él no era tan malo, tedioso de tratar como decía Yoongi, pero no malo.
-¿Y de dónde eres, Taehyung?-
¡Él no habla!
Ok, ese iba a ser otro día de tantos.
Si no podía hablar correctamente, no supe cómo podría llevarme bien con él. Apostaba que terminaría ahorcándolo de seguro en mi posible ataque de desesperación.
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Íbamos camino al centro comercial como se había dicho antes. Mamá conducía y Taehyung y yo juntos atrás.
No podía evitar mirar al chico. Sus ojos vacilaban por la ventanilla, miraba con encanto todo lo que pasaba, sus ojos pequeños lo delataban dulcemente. Actuaba como un niño pequeño cuando ve algo que le gusta.
Bien, estudiando al nuevo ser, Jae Bi. Ese día vestía de negro, agregando una gorra del mismo color, y típicamente su cubre bocas. Así luciendo tan misterioso.
-Me pregunto por qué siempre usará esa cosa.- pensé en voz alta.
-¿Qué, la tela?- mi madre me miró desde el retrovisor. –Su madre me habló de ello.-
Alarmante. -¿En serio?- ¡suéltalo, mujer!
De repente Taehyung giró hacia mí.
...
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