Parte 60
Cené con mamá esa noche en la mesa de la cocina. Se lució con los pulpitos de salchichas. A Taehyung le hubiesen encantado.
-¿Por qué tan seria?-
No habíamos dicho nada como en diez minutos.
-Me duele todo.- dije simplemente, sin dejar de mirar mi plato de arroz.
-Creí que ya habías sanado lo del accidente.- dijo.
-Otro tipo de dolor.-
-¿Es sobre Taehyung?-
Por supuesto que es sobre él, mujer.
-No tienes idea de lo que pasa ahí.-
-Entiendo.- suspiró. -Ay, Jae Bi. Hay personas que simplemente no lo merecen, pero... así pasó. Su mente no está estable y esa es la manera de tratarlo. Su mente no concuerda con su cuerpo.-
-No es su culpa.-
-Lo sé, lo sé.- estiró una mano para acariciar mi mejilla. -Pero ten fe, cariño. Él saldrá bien y pronto.-
Alcé la mirada y aprecié la sonrisa sincera de mi madre. Yo siempre le creía a esa sonrisa y esta vez no era la excepción.
-¿Puedo visitarlo mañana?- pregunté.
-Mañana regresa tu padre.-
-Se lo prometí.- dije rápidamente. -No le molestará de seguro. ¿Puedo?-
Yo no era de suplicar pero aquí sí que era necesario. Me hizo la cara de no estar convencida del todo, yo le hice la cara de perro callejero y así estuvo el encuentro por varios minutos.
Gané a fin de cuentas.
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Jimin y yo tomamos el autobús que nos llevaría a la ciudad y luego otro para el hospital.
Jimin vino a estudiar el lugar.
-Estúpidos muros.-
El gran edificio está rodeado por una enorme barda y la única entrada y salida está al frente. Una gran calle que cruza un enorme jardín de puro pasto, sin flores. En esta entrada hay dos guardias. En la entrada del edificio otro más.
-Me lo imaginaba más macabro.- dijo.
Le di un leve golpe en el hombro por eso. Habíamos entrado y nos registramos en la recepción del lugar. A pesar de ser temprano hay algunos pacientes circulando por aquí, acompañados de sus visitantes o familiares. Tengo entendido que los pacientes de aquí que pueden circular con normalidad son los que más estabilidad tienen, y los más "locos" son los que están encerrados en el segundo piso. No recordé en cuál rango estaba Taehyung.
-¿Te quedarás aquí?- pregunté a Jimin. Me dieron el acceso de ir a la habitación de Taehyung, pero no estaba segura si este quisiera ver a Jimin.
-Claro. Uhm, daré una vuelta.- el chico me guiñó el ojo mientras se iba al otro lado del corredor. Por allá se encontraba la sala de juegos, dónde los enfermos miran televisión y juegan juegos de mesa y esas cosas. -Esta mierda parece un maldito acilo.-
Si Taehyung tiene una habitación normal, significaba que no era de los que daban problemas, ¿verdad? Eso me planteaba.
La misma enfermera del día anterior me condujo hacia la habitación de Tae.
Me pareció extraño que esta vez pueda pasar directamente a su habitación cuando ayer tuve que verlo como en un cuarto de interrogación de la policía. La enfermera me contó que fue por precaución. Taehyung no había hablado con nadie desde que llegó y les preocupaba el cómo él pudiese responder ante mí.
-¿No habla con su madre?- pregunté.
-Ella habla, él no.-
Pobre señora Kim.
Al fin llegamos, vi la puerta abierta como las demás en todo el pasillo.
-Los dejaré solos.- dijo ella y se retiró.
No había problema, supongo. Asomé primero la cabeza para curiosear. Él estaba ahí. Sentado en medio de la cama con las piernas cruzadas, su espalda curveada hacia abajo y jugando con sus dedos. Se veía tan pequeño que eso me dolió. Parecía un niño pequeño que había sido castigado.
Y sí, él estaba siendo castigado.
-¿Kim Taehyung?- entré lentamente cuidando mis pisadas, sin ruido.
Él volteó hacia mí. -Jae Bi.-
Le compartí una sonrisa mientras llegaba a él. Me senté en la orilla de la cama y aprecié su rostro. Los mismos raspones, pero no había ni uno nuevo.
-Me cortaron las uñas.- me enseñó sus dedos, cómo si supiera de inmediato lo que estaba pensando.
-¿Has tomado tus medicinas?-
El asintió con la cabeza sin mirarme, había vuelto a sus dedos.
Miré esos labios resecos y esas ojeras, noté que no duerme para nada bien. Seguí estudiándolo en este silencio.
Su ropa de hospital le queda demasiado holgada. Tal vez por eso también se ve pequeño. Y tristemente adorable.
¿Hm? De pronto noté algo extraño. ¿Por qué no había notado esa marca roja en su clavícula en primer lugar?
-Tae...- me acerqué y estiré el cuello de su camiseta hacia abajo. Esa marca era más grande de lo que parecía. -¿Qué es esto?-
El chico bajó su barbilla lo que pudo para mirarla. -Taehyung.- dijo, pero cuando se dio cuenta de lo que dijo sacudió su cabeza. -Quiero decir... el Taehyung de mis pesadillas.-
Sentí un enorme escalofrío atormentarme las piernas. Dios.
-¿Y alguien más ya vio esto?-
Asintió. Dejó de mirarme desde hace rato y eso me preocupaba. -Más medicinas. Las escupí. Me obligaron a tragarlas.-
Acto seguido, vi que sus manos desaparecían en sus mangas, noté que se estaba quitando la camiseta y lo hizo. Me mostró su torso desnudo y no solo eso. Más marcas. En sus brazos. Su abdomen.
Cuando él trató de mirar hacia atrás a su hombro, de prisa me puse de pie para mirar su espalda.
Más golpes.
-Oh, Tae.- estaba quebrándome por dentro una vez más. No pude sostenerme debido al impacto, me senté ahí mismo detrás de él sin dejar de mirar esas cosas.
Toqué su espalda y eso no le inmutó. Acaricié su espalda sobre las marcas en un intento de confortarlo, mientras con mi otra mano tapé mi boca. Sentía esas estúpidas ganas de llorar otra vez.
-Mamá lloró.- él dijo. Tan lento y muy bajo.
-¿Estás seguro que tú haces esto?-
-Yo no, Jae Bi.-
Oh, el Taehyung de tus pesadillas. El mismo que te encerraba en el armario. El que atacó a los chicos en el bosque.
-Quiero salir de aquí, Jae Bi.- cuando dijo esto lo abracé por la espalda y apoyé mi cabeza en ella. Su piel era cálida. -Yo... quiero morir. ¿Eso estaría bien, Jae Bi?- ahí fue cuando me rompí a llorar. -¿Eso estaría bien, verdad? Dejaría de tomar drogas. Dejaría de lastimarme. Taehyung... dejaría de vivir así, ¿verdad?-
Lloré en silencio como nunca lo había hecho. Rompí en llanto sin soltar ni un sonido. Me desgarré ahí mismo en ese terrible silencio.
-Pero no estaría con Jae Bi.- habló de nuevo. -Taehyung ama a Jae Bi.-
-¿Por qué Taehyung ama... a Jae Bi?- apenas pude hablar, maldita sea. Imploré que se detuviera. Que detuviera este dolor que me provocaba.
Taehyung tardó en responder. Pensó demasiado en ello.
Pero lo hizo.
-Taehyung ama a Jae Bi porque... ella lo hace sentir bien. Me hace sentir bien.- mierda. -Me gusta mirar a Jae Bi sonreír. Pero sé que ahora ella está llorando... por mí.-
-Kim Taehyung...-
-Taehyung lamenta hacer esto. Lamenta hacerle esto a mamá también. A papá. Papá lloró frente a mí una vez. Pero esto sigue atormentándome...- escuché que su voz se quebró. -Estigmatizado.- dijo. Lo escuché sorber por la nariz tratando de controlar su respiración. -¿Es una maldición, Jae Bi?- negué ante eso a pesar de que no me vería. -¿Entonces por qué yo?-
No lo sé.
En verdad no lo sé.
Solo eres un extraño que se mudó a la casa de enfrente.
¿Por qué yo sabría de tu maldición?
De tu estigma.
Te amo, Taehyung.
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-¿Podrías traerme un vaso de agua?-
-Claro, pero ponte eso, ¿de acuerdo? Hace frío.-
Sequé mis lágrimas al tiempo que me dirigí a salir de la habitación.
Cuando di la vuelta me encontré con Jimin recargado en la pared.
Me miró con esa seriedad y pena en su rostro. Entonces entendí que había escuchado todo eso.
-¿Qué hay que hacer?- preguntó en voz baja.
Sorbí otra vez por la nariz. Demonios, mi nariz, por eso odio llorar.
No tuve respuesta para Jimin. Simplemente... me encogí de hombros y negué.
-Dejarlo aquí es demasiado para él, pero sacarlo podría ser arriesgado.-
-¿Entonces?-
Jimin me insistía en que respondiese algo rápido.
Juro que lo pensé tan claro como pude. Apreté mis labios en un intento de no llorar otra vez. Razoné todo en esos pocos segundo mientras la mirada de Jimin me atormentaba.
-Yo creo que...- tomé un aire ligero.
-Que debería quedarse.-
Sí.
Jimin acertó.
...
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