Parte 48
Comenzó una ventisca horrible allá afuera y las gotas comenzaron a manifestarse poco a poco. Taehyung era un maldito profesional en estos juegos, siempre ganaba con tanta facilidad. Solté el mando en definitiva cuando el pequeño bastardo cruzó la meta por décima vez.
-Me rindo.-
-Uno más, Jae Bi.-
Miré por la ventana de su habitación para ver el clima. –Veo que estaremos atrapados.-
Tae se acercó a mí y miró lo mismo. –Apagón.-
-Posiblemente habrá un apagón.- asentí.
-Ah... uhm... velas.- dijo mientras lo vi saliendo de su habitación.
Velas, ¿no linternas?
Di un respingo por un repentino relámpago, demonios. ¿Por qué sentía tantos escalofríos? Hace rato llamé a mamá, ella estaba sola y mientras hablábamos nos saludamos por las ventanas. La lluvia no tardó en caer con tremenda fuerza.
Tuve la opción de correr y cruzar la calle para acompañarla en ese feo día pero creí que había otras dos que me contradecían de inmediato la primera.
Estando de pie en medio de la habitación de Tae he comenzado a dar un vistazo.
Sus figuras de acción en los estantes, sus videojuegos, su computadora que nunca vi encendida una sola vez, su mueble de ropa, ¿usará calzoncillos o bóxers?
Me eché a reír por tal pensamiento indebido.
Husmeé sin pena en los cajones y vaya que encontré cosas interesantes. Sus calcetines eran lindos.
Esa era la habitación de un niño crecido, de un niño que no solía salir. No estaba tan desordenado ni tan ordenado.
-¿Pastillas?-
Un frasco de pastillas entre los calcetines, no, varios frascos. Reconozco que son de tratamiento. Agité una, luego otra, luego otra dándome cuenta que estaban casi llenas, casi nuevas.
Taehyung toma pastillas, pero no vi ninguna descripción, el frasco no tenía las notas.
De pronto me di cuenta que el chico ha entrado de nuevo a la habitación.
-¿Para qué son estas?- pregunté, ni me dio pena de que me descubriera, mi curiosidad era más grande.
No dijo nada. Se acercó a mí y me quitó el frasco de la mano para volverlo a su lugar y cerrar el cajón. Está bien, no volví a mencionarlo. Fue extraño.
Después de eso me dio lo que era una vela. Solo una mísera vela, y además aromática.
-Bueno, olerá bien de todos modos.- sonreí. -¿Y tienes con qué encenderla?-
El chico se congeló por unos segundos, con la mirada totalmente ida. Me dio cierta gracia cuando volvió a salir de la habitación. Tan jodido y adorable.
Ok, dejé la vela sobre el mueble y volví en mi búsqueda de cosas interesantes. Tal vez más pistas. Las pastillas podrían ser una pista, no sé de qué, pero si son de Taehyung es porque significaba una cosa.
El niño estaba bajo tratamiento.
El armario. Me dio cierta incertidumbre, no como hace un rato cuando Taehyung estaba adentro y yo con él.
El interruptor estaba fuera del armario, encendí la luz y luego abrí la puerta. Sabía que me encontraría con lo que vi antes pero tenía la ligera sensación de que podría haber algo nuevo que no noté antes. Como ese balón de básquet en el estante más alto.
Cajas y más cajas debajo.
Uhm, escuché algo. No era un timbre.
Reconocí el sonido pero era difícil deducir de donde provenía.
Veo arriba, debajo de nuevo, ah, luego lo encuentro en uno de los zapatos de Tae.
Su teléfono que vibraba cada cinco segundos. Miré atrás para ver si Taehyung había aparecido pero aún no.
Tomé el teléfono y lo encendí. Muchos mensajes acumulados de "Seagull", ¿qué rayos?
Incluso muchas llamadas recientes sin contestar.
Comencé a sospechar. ¿Jungkook? El único amigo de Tae, además de que sus apodos uno con el otro son un tanto extraños.
Oh, comenzó a llamar de nuevo.
¿Debería yo...? Miré de nuevo si el hombrecito había vuelto. Negativo.
-¿Hola?- contesté la llamada.
-¿Quién... Jae Bi?- en efecto era Jungkook. –Este es el teléfono de V.-
-Dime algo que no sepa.- comencé a husmear los juegos de mesa del estante de arriba.
-¿Qué estas...? No puede ser, ¿dónde está V?-
-No lo sé, lleva casi diez minutos buscando velas y un encendedor.-
-Estás sola en su habitación.- dijo creo que no específicamente para mí. –Y estás en la cama, ¿verdad? O en el escritorio tal vez.-
-¿A qué viene eso, señor gaviota?-
-Taehyung esconde su teléfono en el armario, ahora dime que no estás en el armario.-
-¿Qué rayos estás diciendo? Sé más claro.- envolturas de galletas había también ahí.
-Sal del armario, Jae Bi, solo eso.-
-No, me gustan los chicos.-
-No es broma, Taehyung va a encerrarte si estás ahí. Sal de ahí.-
Sentí un gran escalofrío. -¿Qué?-
De pronto me sorprendo por tremendo portazo detrás de mí. Un gran susto me he llevado, pero sigo escuchando a Jungkook en la línea.
-¿Qué fue eso? No saliste del armario, chica torpe.-
-¿Qué...?-
Colgué la llamada. Tardé en comprender lo que pasaba.
Pero peor entendí al girar la perilla porque me encontré con que estaba abierta, sin llave.
No estaba encerrada.
"-Taehyung va a encerrarte.-"
¿Qué tan familiarizado estaba Jungkook con eso?
Taehyung estaba frente a mí cuando salí de ahí.
-¿Por qué hiciste eso?- pregunté.
Él se encogió de hombros simplemente. Después extendió su mano pidiéndome lo obvio. Ah, le di su teléfono, luego él me dio un encendedor.
¿No estaría molesto porque estuve jugando a la vecina metiche?
Escuché que el teléfono volvió a vibrar y deduje que sería Jungkook llamando de nuevo.
Pero el acto de Taehyung no fue contestar. Dejó el teléfono en el armario.
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