Parte 12
La casa era... normal. El decorado muy al estilo de la madre de Taehyung. Como mi madre, Dios.
Mientras subía al segundo piso, en la pared había cuadros con fotos colgadas. Eran de los padres de Taehyung y me detuve cuando vi al padre de este chico. Vaya que son iguales, de ojos, lo único que tenía en vista de Taehyung. El hombre tenía una gran sonrisa y ahora me preguntaba si el chico misterioso la tendría así. Una sonrisa amplia y cuadrada, una nariz perfecta y unos labios rosados. Si Taehyung era igual a su padre, entonces estaba viendo el futuro del niño ahí mismo. Pero qué extraño, no veía fotos de Taehyung en la pared. Tal vez serán igual que mi madre y las tendrán en la sala o en su habitación, eso pensé.
Su mamá es bonita y cálida, y para nada extraña. Insistí que Taehyung debía parecerse a su padre, porque el hombre mayor no lo había visto en ese entonces y habría de ser misterioso como su hijo, ¿no?
Físicamente yo me parezco a mi madre, pero en sí saqué el carácter de mi padre, y lo agradezco. Papá es rudo y mamá muy comprensiva.
En fin, continué el camino arriba llegando al pasillo encontrándome con varias puertas.
La segunda de la derecha. No fue difícil encontrarla. Era blanca y tenía una "V" de madera colgada arriba. No lo comprendí, ¿"V" de...? ¿Cinco romano?
La letra se me quedó en los labios por un largo rato.
No llamé ni toqué, abrí la puerta. Directamente al grano.
No sé para qué pero iba a investigar no sé qué.
Tres paredes azules y una naranja. La cama tenía un edredón combinable con las paredes. Vi su escritorio y un ordenador apagado. La televisión al otro extremo del cuarto y en los estantes no había libros, sino videojuegos. Decenas de videojuegos.
El piso de madera y al centro se encontraba una pequeña alfombra azul. Su ventana daba a la calle de enfrente, a mi casa. Rayos.
¡El hámster! La jaula del hámster en el suelo enseguida de la cama.
-¿Taehyung?-
Llamé al chico. De pronto la puerta del armario se abrió y salió de ahí. Vi que abrió sus ojos de sorpresa y se acercó a mí.
-Me gusta tu habitación.- le dije. Pensé que por su mente algo infantil el cuarto también lo sería. Pero era... pasable.
Por ahora él solo me miraba. Yo por eso no tenía qué otra cosa decir.
-¿Qué hacías en el armario?- le pregunté, solo por preguntar.
Él giró atrás hacia la puerta del armario y volvió a mí. Seguidamente se encogió de hombros. No era una respuesta clara.
-Bueno, no importa.- pasé al chico y me acerqué a la jaula del roedor. -¿Puedo?-
Taehyung me asintió.
No me gustan los roedores pero me daba curiosidad verlo.
Me senté en el suelo teniendo la jaula frente a mí. -¿Cómo se llama?-
Ah, claro. Olvídalo.
El chico castaño se señaló así mismo. -¿Taehyung?- negó, luego con sus dedos hizo un ademán que señalaba "poco". No entendí ni... -¿Chico? ¿Chiquito? ¿Insecto? Esto es absurdo.- reí.
De pronto comenzó a buscar algo en la habitación con la mirada. Cuando lo encontró, se levantó y corrió a traerlo.
Una libreta y un lápiz. ¿Por qué no se me ocurrió antes?
Abrió la libreta en la primera página y comenzó a escribir. No, en serio, ¿por qué no se me ocurrió esto antes?
Me mostró lo que había escrito. –"Tae-tae."- el nombre del roedor. –Ah, claro, claro.-
Ya cuando comprendí, cerró la libreta y la arrojó en algún sitio.
Grité en mis adentros que no lo hiciera. No puede ser, es el único medio que puede usar para comunicarse conmigo y a él no se le ocurre aprovecharlo.
-Taehyung.- me miró atento. -¿No puedes hablar o no quieres?-
Fue una pregunta directa. Tan directa que solo se me quedó viendo. Parpadeó un par de veces sin mover otro músculo.
-Puedes hablar, tú lo aseguraste.- asintió. -¿Tu voz sale perfectamente?- asintió otra vez. –¿Tu boca no tiene nada de malo?- negó. -¿Y no quisieras hablarme?-
Se quedó inmóvil por unos segundos. Luego finalmente asintió.
-¿Y por qué no lo haces?- quieto como roca se quedó. –No soy tan mala como parezco. Me burlaré de ti de vez en cuando...- le sonreí. –Pero es frustrante que no podamos hablar.-
Esa mirada.
Yo me imaginé cientos de cosas que querrá decirme. Y noté que quería hacerlo. Él quería decirme algo.
"-No es que no quiera, no puede simplemente.-"
Puede hablar. Él dice que puede hacerlo.
Taehyung comenzó a mostrarme las figuritas de acción que colecciona. Son de una serie pero no tenía idea de qué o de dónde eran.
Me senté en la orilla de la cama y Taehyung iba y venía mostrándome una figura diferente en cada vuelta.
-Es genial.- no, no es genial.
De pronto mi teléfono emitió un sonido de mensaje. Un mensaje de Jimin, por ende sonreí. Noté que Taehyung se detuvo frente a mí.
Luego se me ocurrió decirle: -¿Tienes teléfono, Taehyung?-
Asintió, luego fue a buscarlo... en el armario. ¿Por qué en el armario? Llegó de nuevo a mí y me lo extendió para tomarlo.
Era un modelo nuevo, qué rayos, ¿para qué lo usaría si...? El fondo de pantalla era Rilakkuma, ¿por qué no me sorprende? Bueno, ¿a quién no le gusta Rilakkuma?
-Haré esto. Espero que no te moleste.- le dije. Guardé mi número en sus contactos, luego se lo di de vuelta. –Úsalo sabiamente.-
Sostuvo el teléfono con ambas manos, y lo admiró como si fuese una especie de reliquia. Me pareció tan extraño.
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A media noche recibí un mensaje. "Hola" decía.
...
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