Capitulo 6
— ¡Papá, cuidado!—Grita Benjamin, corriendo hacia ellos. El señor Becker y Ansel voltean, viendo al mordedor ya encima de él, dándole un mordisco en el brazo, gritando de dolor y empujándolo con el hombro hacia atrás, haciéndolo caer de espaldas contra el asfalto.
Esteban le quita la mujer al señor Becker, y con ayuda de Ansel se la llevan a la casa, mientras que el padre se ve la mordida, sangrando.
—Dios, papá—Dice Benjamin conmocionado, tratando de tocar la mordida, pero su padre le aparta la mano.
—Vamos, vamos—Le dice, cubriéndose la mordida con una mano, dando un vistazo hacia atrás. El mordedor osa con levantarse, acompañado de otros que vienen detrás, pero ellos salen corriendo antes de que la situación empeore.
Cruzan la puerta y la cierran, pasando la llave, dejando la escopeta en el recibidor. Benjamin coloca una mesa pequeña del recibidor en contra de la puerta para que aguante, yéndose a reunir con los demás.
La vecina que rescataron, se encuentra desmayada en el piso del salón, rodeada por todos. Todos se ven a la cara pensando que hacer. A diferencia del señor Becker que es una mordida, a ella le han arrancado un pedazo de cuello.
—No creo que podamos hacer nada... —Dice Ansel, examinando la herida, tomándole el pulso a la señora, sintiéndolo lento, escuchando su irregular respiración. Ve al señor Becker quien se cubre el brazo, presionando fuerte los labios— Déjeme ver eso—Le pide, y se quita la mano, sentándose en el reposabrazos del sofá. Fuera, se escuchan los golpes a la puerta de parte de los mordedores.
Ansel ve la mordida desde varios ángulos, sin tocarla para no infectarla, o no infectarse él en tal caso.
— ¿Tienen agua oxigenada y gasas?—Pregunta Ansel, y el padre asiente, cerrando los ojos un momento por el dolor.
—Benjamin, ya sabes donde—Le dice este, y benjamín se limpia unas lágrimas antes de salir corriendo escaleras arriba.
— ¿Qué siente?—Curiosea Ansel. ambos ven la mordida, y el señor becker suspira.
—Al momento no fue mas que una mordida, pero ahora arde mucho—Explica, soltando otro suspiro— Es un dolor interno, como si un encendedor me estuviese quemando la piel desde adentro. En la marina no me entrenaron para resistir este dolor.
Ansel asiente y frunce los labios, pensando en lo horrible que se ha de estar sintiendo el padre de Benjamin. El miedo de que lo muerdan crece en su interior.
—Debemos irnos pronto, no sé cuanto tardará ella en convertirse—Dice Michelle, sentándose en el sofá, apartándose el pelo de la cara, agitada. Maya y Esteban se sientan junto con ella. Todos le echan rápidos vistazos a la señora sin parte del cuello que yace en el suelo.
—Yo no puedo ir con ustedes—Dice el señor Becker, y todos lo ven.
—Benja no querrá irse sin usted—Comenta Maya.
—Quizá una mordida no haga tanto daño como arrancar la carne—Dice Esteban, y todos piensan esa posibilidad. Cuando Benjamin vuelve con las gasas, un par de guantes y el agua oxigenada, no hablan más del tema.
—Que bueno que trajiste los guantes—Le dice Ansel, tomando las cosas y dejándolas en una mesita al lado del sofá, abriendo el paquete de guantes y poniéndoselos. Se regaña mentalmente por haberse olvidado pedir guantes, pero lo deja pasar. Puede que aunque no lo sienta, esté un poco nervioso.
Con cuidado, le quita la mano de la mordida al señor Becker, mojando un trozo de gasa en el agua oxigenada y con leves toques empieza a quitarle toda la sangre a la herida, la cual no es tanta. Benjamin lo observa hacerlo, mientras que los demás tienen un ojo en ellos y en la vecina. Una vez que ya no se ven rastros de sangre, lo venda.
—Listo—Dice Ansel, dirigiéndose a la señora, agachándose para tomar su brazo. intenta tomar el pulso de su muñeca, pero frunce el ceño en el proceso.
— ¿Cómo sabe tanto de medicina? ¿Es médico?—Le susurra Esteban a su hermana, quien se encoge de hombros.
—Ni siquiera yo tengo idea—Le contesta, viéndolo tomar el pulso a la señora, y levantándose poco después de arrugar los labios.
—Aún tiene pulso, pero es muy lento—comenta el— Aunque, hay algo inusual—frunce el ceño de nuevo, bajando la mirada para ver a la señora de nuevo.
—¿Qué es?—Pregunta Maya.
—Su cuerpo está frío, como si estuviera muerta—dice el, y todos ven a la señora.
— ¿Estás seguro de que tiene pulso?—Le pregunta Michelle, removiendose un poco en su puesto. Ansel asiente, y se sienta en uno de los muebles pequeños.
—De igual forma, no creo que vaya a durar mucho antes de que pase lo inevitable—Dice él, y nadie lo contradice.
—Vamos a llevarnos alguna ropa—Le dice el señor Becker a su hijo, levantándose, pero este lo vuelve a sentar.
—Iré yo, tu quédate aquí tranquilo—Lr dice a su padre, y cuando este está apunto de abrir la boca para protestar, Esteban se levanta y lo interrumpe.
—Yo lo ayudaré—Le da la vuelta al sofá, y ambos suben.
El señor Becker ve a su hijo perderse escaleras arriba, y suelta una triste sonrisa, volteando a ver a Ansel.
— ¿Me acompañas a buscar unas cosas en la cocina?—pregunta este, y ansel asiente, caminando ambos hacia la sala, diciéndole a las chicas que ya volverán— ¿Cómo me dijiste que te llamabas muchacho?—pregunta este
—Ansel—Responde este con una sonrisa.
—Ansel, gracias por... esto—Dice, echando la mirada hacia la venda.
—No es nada señor—Contesta— ¿Que necesitaba de aquí?—Pregunta, mirando los alrededores.
—La verdad es que, necesitaba pedirte algo—Le responde este, y ansel frunce el ceño con una sonrisa— Tu y yo sabemos que esto—Mira nuevamente la venda— Acabará conmigo, así que necesito que cuando llegue el momento, te lleves a benjamin y me dejes atras—Los ojos se le ponen brillosos, pero ninguna lagrima cae.
—Oh—es lo que suelta ansel, sin saber que responder.
—Se que es muy extraño que un señor al que conoces de hace menos de media hora te pida esto, pero ese niño, es mi vida—Dice suspirando para no lagrimear—Necesito saber que alguien lo va a cuidar cuando yo no este, y asi poder irme tranquilo.
—Entre todos lo cuidaremos mi señor—Le responde este con una sonrisa triste, poniendole una mano en el hombro. el señor becker asiente y le sonrie.
Los chicos sacan una maleta de viaje del cuarto del padre, y Benjamin saca algunas prendas que le pasa a Esteban para que meta en la valija.
— ¿De verdad crees que la mordida no vaya a hacerle nada a mi papa?—Le pregunta benjamin a su amigo, mientras le pasa dos camisas de su padre dobladas.
—Es una posibilidad—Le responde este, teniendo fe en su teoría, aunque sepa que probablemente solo se están haciendo falsas esperanzas—Si algo pasa, estaremos ahí contigo benja—Le recuerda, sabiendo lo destrozado que estaría si su padre realmente se va.
—Tranquilo, lo sé—Le responde, cerrando el armario de su padre y saliendo hacia su habitación.
Esteban lo sigue, y encuentra a Benjamin ya con algunas prendas fuera, que mete en la maleta.
— ¿Sabes? estoy sintiendo lo mismo que sentí el ultimo día que pasé con mi mamá—Comenta este, y Esteban lo ve secandose unas lagrimas. Se aleja de la maleta sobre la cama, para llegar a darle un abrazo a su amigo, quien empieza a sollozar— No quiero que se vaya como mi madre lo hizo—Las lagrimas empiezan a rodar por sus mejillas, cayendo en el piso.
Esteban se queda en silencio, dejando que Benjamin llore un poco mas, para luego separarse y tomar una camisa suya para limpiarse las lagrimas, metiendola en la maleta al terminar. Esteban lo mira con las cejas levantadas, aguantandose una risa.
— ¿Qué?—Su amigo lo ve, pero no le dice nada, por lo que se encoge de hombros y se da la vuelta para tomar unos pantalones.
Esteban acomoda bien todo en la maleta, a la que ya no le cabe mucho más. Se sienta sobre esta para cerrarla en cuanto escuchan los llamados de las chicas desde abajo, haciendo que Benjamin lo ayude a cerrarla para bajar mas rapido.
Los mismos gritos femeninos llaman a Ansel, quien junto con el señor Becker regresan a la sala rápidamente. Al llegar, ambas chicas estan detrás del sofa. Maya, con cara de asustada, se apoya del sofá, mientras que Michelle a su lado mantiene levantada la vara de madera, preparada por si tiene que usarlo.
Ambas ven a la señora, la cual ha empezado a moverse. Se agarra del cuello y aspira por la boca para poder respirar, pero aun así sigue asfixiándose. Ansel corre y se tira al suelo junto con ella, juntando sus manos sobre su pecho, y dando compresiones para ayudarla a respirar.
— ¿Que pasó, que pasó?—Pregunta Esteban, terminando de bajar las escaleras y colocándose junto con su amigo al lado de su padre.
Poco a poco la señora empieza a perder movimiento, hasta que termina quedando inmovil, como cuando se desmayó. Ansel agarra su brazo, denotando lo fría que está, toma su pulso para verificarlo, pero esta vez ya no hay ningun latido.
—Murió—Dice él, dejando el brazo con delicadeza en el piso y levantándose. Pasa la mirada entre todos.
— ¿Qué debemos hacer?—Pregunta Maya, haciendo muecas de que ya le ha empezado a doler el tobillo de nuevo.
—Irnos—Contesta Michelle.
—Pero tenemos un problema, los mordedores están en la puerta—Dice Benjamin, callándose para que todos escuchen los golpeteos a la puerta.
—Podemos salir por el garage, mi auto está ahí, arrancare para que así ellos me persigan, y ustedes puedan llegar a su auto—Dice él, y a todos les parece una buena idea para seguir.
—Iré contigo—Dice Benjamin, y el padre asiente.
—Yo también—Comunica Ansel, viendo al padre, y este asiente, sabiendo el por qué.
—Tú conduces entonces—Le dice este a Ansel, quien asiente.
—Nos vemos en la penn state, ten cuidado—Le dice este a Michelle, dándole un beso en la frente y un abrazo.
—Tú también, ten cuidado—le dice está a él, quien asiente como respuesta.
—Estén atentos, ya nos vemos—Dice el padre de Benjamin, echándole una mirada a Michelle, sonriéndole levemente y asintiendo con la cabeza. Ella lo toma como un gesto de agradecimiento, así que se los devuelve, temiendo lo que pueda pasarle luego de que se vaya.
Benjamin toma la maleta, y los tres cruzan el recibido, llegando a la cocina. El señor Becker toma las llaves de la cocina, y se reúne con los otros dos en el garage, lanzándole las llaves a Ansel.
El padre se sube de copiloto y Benjamin en la parte de atrás junto con la maleta, pero se termina bajando en el momento que ven que no funciona la puerta del garaje por la falta de luz. Ansel prende el auto en el justo momento que Benjamin sube la puerta del garage. El chico corre y se adentra en el carro que arranca rápidamente hacia el exterior.
Ansel conduce fuera de la propiedad Becker, y pasa delante de la casa tocando una vez la bocina, llamando la atención de cinco mordedores, quienes se empiezan a alejar de la puerta de la casa.
Dentro, Esteban, Maya y Michelle ven por la ventana la escena. Cuando ven que el carro ha salido de la calle y con ellos detrás, los mordedores, cierran las cortinas para irse, pero un sonido les pone la piel de gallina. Voltean hacia donde momentos atrás estaba la señora tirada en el suelo, y la ven de pie, mirándolos.
—Chicos, detrás de mi, al auto—Dice Michelle, poniéndose delante de ellos, alzando el palo de escoba. Esteban ayuda a maya a llegar al recibidor, donde quita la mesa que la bloqueaba, y salen al exterior camino al carro. Esteban toma la escopeta olvidada al lado de la puerta, y se la cuelga al hombro.
Michelle y la señora se ven fijamente por unos momentos, hasta que esta ultima corre hacia ella y la tira al suelo. La aleja por los hombros, haciendo fuerza con el palo, pero le aterra ver un mordedor tan de cerca por primera vez. La piel ligeramente pálida y las venas marcadas, los ojos irritados con los iris de un verde muy leve. La señora le gruñe y abre la boca para rugir, lo que la hace arrugar la nariz debido al olor a flores muertas que desprende su boca.
Pone toda su fuerza en empujarla, haciéndola caer de espaldas contra el piso de madera. Michelle se levanta, y la señora también, corriendo para abalanzarse de nuevo a ella, pero esta le da un golpe con el bastón en la piernas, haciéndola caer y dándose un golpe en la cabeza contra la mesa de centro.
Se voltea para irse, pero la mordedora la agarra por el tobillo, haciéndola caer de nuevo. Da la vuelta sobre el suelo, usando el bastón para asestarle golpe tras otro en el cuello, y en la cara, destrozandosela en el proceso. Termina por soltar el palo aterrorizada por lo que acaba de hacer.
La señora tiene toda la cara desfigurada por los golpes, cubierta de un liquido casi negro que le ha salpicado a michelle. Por el olor a metal, sabe que se trata de sangre. En el momento en que la señora pierde un poco la fuerza en la mano, Michelle empieza a arrastrarse hacia atrás con las manos, alejándose de la mordedora.
— ¡Michelle!—Grita Esteban, entrando a la casa con la escopeta colgándole del hombro, ayuda a levantar a su hermana del piso y le echa un vistazo a la señora, aguantándose las ganas de vomitar al ver como la piel de la cara de la señora está desprendida en varias partes, como la piel que le quitas al tomate después de hervirlo.
Esta empieza a agarrar fuerza de nuevo, y empieza a levantarse para comerse a ambos, pero es el momento justo cuando corren hacia la salida. Esteban agradece no tener que haber usado la escopeta por que ni siquiera tiene buena puntería.
ambos salen de la casa, cerrando la puerta tras de si y corriendo hacia el auto.
Esteban se sienta atrás con maya a pesar de que el copiloto esta libre. Michelle se sube, y sin perder tiempo, prende y arranca el auto, cerrando su puerta fuertemente en cuanto el auto empieza a agarrar velocidad.
Michelle sigue el camino que conoce a la universidad penn state, pero delante no ve ningún carro, habrán tomado algún otro camino piensa ella.
El primer auto va a todo pedal, dirigiéndose a toda marcha hacia la universidad, con los mordedores que los perseguían dejados muy atrás.
—No pueden alcanzarnos esos malditos—Dice el padre entre risas, pero acaba tosiendo. Su hijo le da palmadas en la espalda y su padre le agradece levantando el pulgar mientras tose. Benjamin le empieza a sobar el hombro, dándose cuenta de que su padre está frío.
—Papá, ¿te sientes bien?—Pregunta, y el señor asiente, dejando de toser.
— ¿Porqué?—Pregunta él, aclarándose la garganta, y girando sobre su asiento para verlo.
—Es que... estás frío—Responde este, recordando lo que había mencionado Ansel hace un rato sobre su vecina.
— ¿Frío?—Empieza a tocarse la frente y el cuello, pero el no siente nada. Ansel con una mano al volante, usa la otra para tocar la frente del señor Becker, rectificando el comentario de Benjamin, haciendo que el ambiente que se cree dentro del auto es muy similar a los que llenan los velorios.
—Creo que tenemos problemas—Dice Benjamin, intentando cambiar el tema. Señala hacia adelante, viendo como la calle se encuentra atestada de mordedores. Cuentan 12... 16... unos 20 a la vista. Suponen que es porque están llegando al centro de la ciudad.
—Podremos pasar con el carro, no habrá problema—Dice el señor Becker, y Ansel asiente, ganando seguridad y eliminando el miedo.
Acelera poco a poco para no crear tanto ruido, ven a los lados como los mordedores vagan por la calle buscando a su próxima víctima. Ansel aunque intenta ir despacio, de igual forma llama la atención de los mordedores.
Empiezan a acercarse al carro desde todas direcciones, y Ansel pisa el pedal, pero nota que es tarde cuando le cuesta avanzar por todos los mordedores que están rodeándolos, deseosos de comérselos.
Su cabeza intenta dar con alguna idea, pero los perturbadores sonidos que hacen los mordedores lo empiezan a atormentar, dándole un golpe al volante.
—Hey, hey, calma muchacho—Le dice el señor Becker, poniéndole una mano en el hombro.
Todos se callan un momento, ambientados por los ruidos moribundos de sus seguidores, quienes rugen por ellos.
El señor Becker no piensa quedarse de brazos cruzados, Dejando que su hijo pase el mismo destino que él, asi que, le aprieta el brazo a ansel, asintiendole con la cabeza. Este al principio no entiende, pero en el momento que se da la vuelta sobre su asiento y toma la cabeza de su hijo, dándole un beso en la frente, lo entiende.
El señor becker fuerza la puerta, empujándola contra unos cuantos mordedores para poder salir. Benjamin se queda en shock, y tarda en reaccionar. Intenta detenerlo, pero cuando lo hace, su padre ya esta cerrando la puerta.
Prueba abriendo su puerta también, pero Ansel desde su asiento, con un nudo en la garganta, se gira rápidamente para jalar de el. Benjamin no lo acepta, dándole golpes a la puerta mientras niega con la cabeza, tratando de ver a su padre por encima de los mordedores.
—Papá, entra de nuevo—grita por encima de los ruidos de los mordedores, esperando que pueda escucharlo. Los mordedores empiezan a despejar el auto.
— ¡Te amo hijo!—Le grita el desde afuera, pero no puede verlo—¡Sobrevive por mi, sobrevivan por mi!—grita de nuevo— ¡Amo a mi hijo!—Grita una vez mas, escuchándose mas lejano. Los mordedores cada vez están mas alejados, lo que hace saberles que el señor también lo está.
Benjamin sigue dando golpes a la puerta, llorando, pero cuando algunos mordedores se voltean hacia el carro de nuevo, y se dirigen a el. Ansel no espera mas, y arranca el auto antes de caer en la misma situación.
—No dejemos que lo que ha hecho sea en vano— Dice este, aclarándose la garganta para quitarse el nudo que tiene. Benjamin ve por la ventanilla de atrás, pero solo ve un grupo de mordedores. Hunde su cara en los asientos, ahogando sus lagrimas entre el cuero de estos.
Ansel le palmea la espalda, con la vista fija en el camino. Hace zigzag entre unos carros chocados que se encuentra y se limpia unas lagrimas que se escapan de sus ojos vidriosos. En el camino se encuentra con otros grupos de mordedores, pero esta vez no comete el mismo error, y acelera para que no los alcancen.
Benjamin sigue llorando en la parte de atrás, con las piernas subidas al asiento, abrazándolas, y la cabeza metida entre ellas. Ansel lo mira por el retrovisor, y puede verse en el.
—Yo también perdí a mi padre—omenta el, y ve por el retrovisor que Benjamin levanta lentamente la cabeza para mirarlo.
Al ver que llamó su atención, pero que no habla, decide seguir contando. Aún cuando no suele hablar tanto de él.
—Bueno, no era mi padre biológico, pero mi abuelo era todo lo que considero como padre—Dice él, asintiendo. El nudo en su garganta vuelve, y mas acentuado, como siempre que habla de su abuelo.
— ¿Como murió?—pregunta Benjamin con voz cortada.
—Un paro respiratorio hace seis años— Contesta el—Luego de semanas en el hospital. Por eso es que sé cosas de enfermería, por todo el tiempo que pase en ese ambiente—Agrega, dando sentido a como actuó en casa de Benjamin con su padre y la vecina.
—Lo siento mucho...—Dice Benjamin, bajando la mirada.
—Yo también siento mucho lo de tu papa—Le responde este—Entiendo que estés destruido, yo también lo estuve. Pero si me permites decirte lo que aprendí de mi situación—lo mira por el retrovisor— es que nuestros seres queridos no se van hasta que saben que estás listo para estar bien sin ellos. Mi abuelo espero a después de mi graduación, sabiendo que una nueva etapa llegaría y que estaba listo para afrontarla sin él.
Para un momento de hablar, donde suspira para aguantar las lagrimas que cargan sus ojos.
—Tu padre no hubiese hecho lo que hizo, si no supiese que estabas lo suficientemente listo para cuidarte por té mismo—Le dice, y los ojos de Benjamin vuelven a soltar lagrimas, cerrándolos fuertemente para dejar salir todas—Aunque, a diferencia de mí que estuve solo por mucho tiempo, tu nos tendrás a nosotros velando por ti.
Voltea hacia él, sonriendole, con los ojos llenos de lagrimas. Benjamin asiente, y con mucho esfuerzo le devuelve una pequeña sonrisa. Ambos suspiran, Ansel alivianando el nudo de su garganta, y Benjamin soltando todas las lagrimas que le quedan, siguiendo en el camino hacia la universidad Penn State.
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Pobre Benja:(
¿Que tal les pareció el capitulo de hoy? ¿Quien es su personaje favorito hasta el momento?
¡Nos vemos la proxima semana!
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