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Capítulo 5

Al ver que los mordedores empiezan a dirigirse hacia ellos, Esteban y Benjamín se voltean, empujando los carritos mientras corren.

— ¡Ansel, retirada!—Grita Benjamin, mientras cruzan los pasillos para despistar a los mordedores.

— ¿Qué?—Grita Ansel. Termina de poner unas cajas de cereales en su carrito, el cual está a un producto de rebozarse.

Corre empujando su carro hasta la entrada, en donde se encuentra con los chicos ya saliendo. Se voltea al pasillo por donde salieron y ve a los mordedores. Imita a los chicos y sale del supermercado, cerrando las puertas de vidrio detrás de sí.

— ¿Qué sucede?—Pregunta Michelle, quién se baja del auto cuando ve a los chicos agitados.

—Abre el maletero rápido—Le ordena su hermano, mientras que Benjamín va a buscar el carrito de Ansel. Michelle presiona el botón que abre el maletero y los chicos empiezan a meter todas las cosas de los carritos en el maletero.

Los mordedores comienzan a estamparse uno contra otro en las puertas de vidrio. Por suerte Ansel retiene las puertas, aunque no sabe por cuanto tiempo.

—Oh dios mío—Suelta Michelle, corriendo para ayudar a su novio. Maya sale del auto, apoyándose del mismo para llegar al maletero y ayudar a los chicos.

—Deberías estar sentada descansando el tobillo—Le dice Esteban, mientras saca unas latas de frijoles del carrito de Ansel y las lanza en el maletero.

—Puedo hacer esto, Esteban—contesta un poco enojada, apoyándose del carrito para sacar unos jabones y tirarlos en la cajuela. Esteban la ve con el ceño fruncido por cómo le habló, pero se enfoca en apurarse.

Mientras ellos vacían los carritos, Michelle y Ansel están haciendo fuerza para mantener las puertas cerradas, aún cuando los mordedores embisten en ella amenazando con abrirla.

—Te dije que no debían haber entrado—Le reprocha ella, mirándolo enojada, mientras que él le sonríe.

— ¿Y yo te he dicho ya lo hermosa que te ves enojada?—Le dice él, y esta le voltea los ojos.

Ya con los carros vacíos, Esteban se percata de los palos de escoba que agarró, y toma uno viendo la solución a un problema.

— ¡Eh!—Dice este, corriendo hacia las puertas, su hermana y Ansel reparan en él—Esto servirá—Una vez que llega, coloca el palo traspasando las dos manillas verticales de la puerta.

Los tres empiezan a alejarse de las puertas lentamente, viendo como la vara si aguanta a todos los mordedores atropellándose con la puerta, por lo que dan la vuelta y salen corriendo al auto, donde Benjamín y Maya ya han entrado.

Con todos dentro cierran las puertas y arrancan. Justo a tiempo, pues el palo de madera se rompe liberando a todos los mordedores que habían dentro.

De camino a casa de Maya, esta se encuentra ansiosa, le preocupan mucho sus hermanas ¿Acaso su madre cuidó bien de ambas? no sabe ni que esperar, aunque su madre no las haya cuidado bien todos estos años, espera que al menos las haya protegido en esta situación. Quizá Jade haya dejado de comportarse tan desinteresadamente y esté cumpliendo su rol como hermana mayor.

Michelle entra a la malle de Maya, estacionándose frente a su casa sin preguntar cual es, ya que no es primera vez que viene. Algunas casas vecinas se encuentran abarrotadas con las puertas abiertas y las ventanas rotas, pero su casa, como otras cuantas se encuentra intacta, lo cual le da buenos presentimientos.

Antes de bajarse, todos miran a los alrededores a través de las ventanas, percatándose de que no haya ningún mordedor cerca. Con el panorama despejado se bajan, siendo Maya la última en salir del auto con ayuda de Esteban, quien hace que se apoye en sí para que puedan llegar más rápido a la entrada.

Se apresuran a llegar a la puerta para no correr ningún posible peligro. Benjamin intenta abrir la puerta pero esta tiene seguro. Todos voltean a mirar a Maya, quien hurga en su bolsillo para sacar sus llaves.

—Es esta—Le pasa las llaves, indicando la correcta. Benjamin utiliza la llave, y luego de girarla en la cerradura se abre la puerta. Todos entran, y esta vez el último es Ansel, quien se encarga de cerrar la puerta.

Maya Junto con Esteban, se ponen a recorrer toda la planta baja. Se asoman en la sala de estar, pero no encuentran a nadie.

— ¿Jade?—Llama a su hermana llegando a la Cocina, pero también está vacía. Ambos se dirigen a las escaleras, subiendo una por una de a poco, seguidos por Benjamin— ¿Laila?—Llama de nuevo, esta vez a su hermana menor y los tres escuchan unos ruidos provenientes del piso de arriba—Son ellas—Le dice mirando a Esteban a los ojos, con una sonrisa de alegría, recibiendo una también de él.

Terminan de subir las escaleras y llegan hasta el final del pasillo, a la habitación de la Madre de Maya. Una vez frente a ella, Esteban pone su mano en el pomo para abrirla, pero Maya lo detiene un momento, recostando su cara en la puerta.

—Chicas, soy Maya, no se preocupen—Dice esta, y se despega de la puerta. Esteban la abre con cuidado. Los tres ven a la señora Hoffman y a Laila de espaldas, volteandose hacia ellos, haciéndolos quedar paralizados. La piel pálida y los ojos verdosos e irritados Los dejan mudos.

Benjamin abre los ojos sorprendido Al igual que Esteban. Maya ahoga un grito tapándose la boca, caminando hacia su madre y su hermanita con los ojos llenándose de lágrimas. Esteban la jala hacia fuera y cierra la puerta. Maya se derrumba sobre la puerta, llora mientras golpea la puerta, pero cae al no soportar el dolor del tobillo.

Abajo, Michelle y Ansel se quedaron en la sala sentados en el sofá, pero al escuchar el golpe de la caída de Maya ambos se miran, y suben las escaleras con prisa.

— ¿Qué pasó? ¿está todo bien?—Pregunta Michelle antes de ver a los chicos. Esteban se encuentra con la mano en el pomo. La vista inmovil en la puerta, mientras que Maya está tirada en el suelo llorando, siendo abrazada por Benjamin. Esteban ve a su hermana, y le responde moviendo la cabeza de lado a lado.

Michelle se aproxima a ella, y se agacha para abrazarla junto con Benjamin. Pasan un rato de silencio en el que Los únicos ruidos son los golpes al otro lado de la puerta, y los llantos de Maya.

10 minutos después, Michelle poco a poco levanta a Maya, y junto con Benjamin la ayudan a caminar, ya que ella ha perdido la fuerza en el cuerpo. Ya abajo en la sala, la sientan en el sofá, y ella sube sus piernas, abrazándolas, para llorar un poco más.

Mientras que Benjamin se queda con Maya, abrazándola, los demás se van a la cocina.

—Entonces... las 3...—Empieza Michelle, mientras busca un vaso en Los gabinetes— ¿Estaban convertidas...?—Termina, tomando el vaso y abriendo la nevera para llenarlo de agua.

Esteban niega con la cabeza.

—Solo estaban la señora Hoffman y Laila—Dice él, y ambos asienten. Ansel, que está de brazos cruzados apoyado en la Isla de la Cocina.

—La otra hermana, ¿no estaría en otra habitación?—Pregunta él, y Esteban niega con la cabeza.

—Solo escuchamos ruidos en la habitación de la mamá—Explica él—Quizá jade no pudo llegar a casa—Ansel asiente, y Michelle baja la cabeza triste, cerrando la nevera. Ella y jade son amigas desde hace casi tanto como lo son Esteban y Maya.

—Iré a revisar las otras habitaciones, para estar seguro—comunica. Ambos hermanos asienten.

—Ten cuidado—Le dice Michelle, y él asiente, saliendo de la Cocina.

Michelle rodea la Isla para salir de la cocina, hasta que voltea y ve que su hermano no la sigue.

—Eh, ¿no vienes?—Le pregunta esta, y él levanta la cabeza, negando con la misma.

—Iré en un momento—le dice, y se voltea para abrir la nevera. Su hermana asiente, y lo ve preocupada, quisiera quedarse para hablar con él, para ayudarlo, pero entiende en que ya no es un niño, y tiene que darle su espacio, así que se va a la Sala. Se sienta del otro lado de maya, y le da el vaso de agua, del que toma unos cuantos sorbos y se lo devuelve.

Arriba, Ansel ya está preparado para revisar la primera puerta a mano derecha. Cuando la abre, se encuentra con una habitación de tonos blancos y verdes, de una sola cama. Cierra la puerta al estar vacía, y se dirige a la siguiente puerta, la única a mano izquierda.

Abre la puerta y visualiza un cuarto un poco mas grande que el anterior, también vacío, con dos camas y con colores como rosa, morado y blanco. Si se basa en edades, supone que este ha de ser el cuarto de Maya, que compartía con su hermana pequeña, por lo que la anterior debe ser de la hermana mayor.

Se dirige a la otra puerta, la segunda a mano derecha, la cual abre y se encuentra con un cuarto de baño, también vacío. Cierra la puerta y se acerca a la puerta al final del pasillo, pega su oído a la puerta, y escucha los quejidos de las dos mordedoras. Frunce los labios con la cabeza baja, despegándose de la puerta y se va sin tener más que revisar.

Baja y se reúne con los demás, Michelle lo ve, esperando una respuesta a lo que fue a buscar, pero este niega con la cabeza, haciendo que ella frunza la boca.

Mientras tanto, esteban solo en la cocina, rememora el como se veía la madre de Maya. está al borde de las lágrimas de solo pensar que sus padres podrían estarse viendo así ahora mismo. Echa la vista hacia el teléfono de la cocina, recordando como anoche escuchó por última vez a su madre.

Deja la vista fija en el teléfono, percatándose de un botón que titila. Cuando se da cuenta de este detalle, parpadea pensando que es una ilusión, pues no hay electricidad. Se acerca al teléfono, viendo que es uno de esos recargables, no es como el de cable que hay en su casa.

Sigue viendo la luz parpadear, y se va rápidamente a la sala con los demás.

—Maya, creo que deberías venir a ver esto—Dice, y esta lo ve, con los ojos rojos de tanto llorar. Frunce el ceño pero aun así se levanta con ayuda de Benjamín. Llegan a la cocina, sin saber qué es lo que esteban quiere que vean—La contestadora tiene un mensaje—Dice él, señalando el botón rojo que titila.

Maya en un principio frunce el ceño viendo el teléfono, pero luego la cara se le esclarece, cambiando su mirada a Esteban, a quien se le asoma una pequeña sonrisa. Sin pensarlo dos veces presiona el botón y seguidamente una voz empieza a hablar.

—Usted tiene dos mensajes—Dice la voz de la contestadora, y Maya ve a todos con alivio en el rostro, porque está segura de que ha de ser su hermana Jade, lo que le da esperanzas de que no toda su familia se haya ido.

Vuelve a presionar el botón, y el mensaje empieza a reproducirse.

— ¿Hola? ¿mamá? al fin cae la llamada—Suena la voz de jade, agitada, con mucho ruido de fondo—Necesito que me escuches, la cosa se ha puesto fea aquí en la calle, necesito que llames a Maya y le digas que se vaya rápido a casa—Hace una pausa para respirar y seguir, se escucha cansada—Por ningún motivo le abras la puerta a nadie, ni salgas, yo estoy buscando la manera de salir de aquí, cuida de-

El mensaje se corta de repente, dejando a Maya desconcertada.

—Pero, ¿que pasó?—pregunta ella, volteando a ver a los demás.

—Muy seguramente se le cortó la llamada—le responde benjamín, y ella empieza a preocuparse de nuevo por su hermana.

—Aún falta un mensaje, no te desanimes—Le dice Michelle, sobandole la espalda. Maya asiente, estirando el brazo para reproducir el segundo mensaje.

—No entiendo qué está pasando—Dice jade, llorando—no se qu- ta- sando-

la llamada empieza a entrecortarse, seguro ya estaba a punto de caerse la señal.

—Quiero que sep- estoy bien, me he escon- la unive- apenas logre salir de aquí, iré con uste-

La llamada vuelve a cortarse, y todos quedan inmóviles. Maya es la primera en voltearse para ver a todos.

—Tenemos que rescatarla—Dice con determinación, olvidando por un momento lo que vio hace un rato. Ansel empieza a negar con la cabeza antes de que cualquier otro hable.

—Podría ser peligroso—Alega el, siendo el nuevo centro de atención.

—El supermercado también, e igual entraron, además salieron ilesos—Le responde Maya.

—Por poco—responde él.

—No podemos abandonarla cuando puede que esté viva—Dice esteban, y benjamin asiente. Ansel busca la mirada de michelle como apoyo, pero ella niega con la cabeza.

—iremos después de ir a la casa de benjamin—Dice ella, y Ansel baja la cabeza, negando. Sale de la cocina suspirando, y Michelle va detrás suyo. Los chicos ayudan a maya a subir de nuevo, hasta su habitación para recoger ropa, difícilmente ignorando los sonidos del otro cuarto. Maya intenta estar fuerte, pero es inevitable no escuchar los sonidos de su hermana y no soltar algunas lágrimas.

En lo que ellos hacen una maleta con ropa de maya, Michelle está hablando con Ansel, quien está un poco enojado por no ser tomado en cuenta, aunque sabe que es un poco cruel no irla a rescatar, no es seguro que esté viva, el solo quiere mantenerlos a salvo de cualquier peligro.

—Es su hermana, ansel, y mi amiga, si hay una posibilidad de que esté viva, tenemos que salvarla—Le explica michelle, sentada a su lado. El apoya los codos de sus rodillas y recuesta la barbilla de sus manos, girando un poco la cabeza para mirarla.

—Lo entiendo, pero tú misma escuchaste el fondo de las llamadas, ¿Hay alguna forma de que solo vaya yo?—Pregunta el, sabiendo que así solo estaría en riesgo el y no tendría de que preocuparse si los demás están a salvo. Ella lo ve, y niega rápido con la cabeza, tomando la suya y viéndolo a los ojos

—Iremos contigo, podemos protegernos entre todos—Le dice ella, y Ansel asiente, no de acuerdo, pero convencido por los ojos de Michelle. Ambos se dan un beso y luego se abrazan, felices de tenerse el uno al otro.

Los chicos salen de la habitación, ya listos para bajar, pero Maya cojea hasta la puerta del cuarto de su madre y pone su mano abierta en ella.

—Adiós—Dice, y se voltea, limpiándose unas cuantas lagrimas que empiezan a rodar por sus mejillas. Esteban la ayuda a bajar, mientras que benjamín va delante llevando la maleta.

Antes de salir, visualizan la calle a través de las ventanas y salen rápidamente al auto. Michelle es la primera en entrar al auto, abriendo el maletero para meter la maleta encima de toda la comida. Benjamin cierra el maletero entra al auto, dándole paso a que Michelle de vuelta en U para salir de la calle.

Unas 4 calles mas arriba se encuentra la casa de benjamin, por lo que no tardan mas de 10 minutos en llegar. Para su mala suerte, ven unos cuantos mordedores, por lo que, apresurada, michelle deja mal estacionado el auto, abriendo las puertas y siendo la primera en salir, corriendo hacia la puerta de la casa y tocando agitadamente la puerta.

La puerta se abre, pero el padre de benjamín aparece apuntandole con un rifle.

—Es mejor que se vaya—Le dice este fuertemente. Michelle instintivamente alza los brazos, pero cuando el señor Becker ve a su hijo caminando hacia la entrada, baja el rifle y con los ojos llenándosele de lagrimas camina hacia él, abrazándolo—No sabes cuánto me alegro de que estés bien—le dice el señor Becker a su hijo, quien lo abraza fuerte.

—Lo mismo digo papa—le responde este con una sonrisa—hablemos mejor adentro—le dice, y su padre ve a los alrededores, mira a unos 5 mordedores que se acercan rápidamente a ellos y se despega de su hijo para entrar a casa. Cuando entra, cierra la puerta con llave, dejando el rifle a un lado de la misma. no pasan ni 3 minutos, cuando desde la puerta empiezan a sonar golpes.

— ¿Soy yo, o fueron muy rápidos?—comenta esteban, y ansel asiente.

—Definitivamente son más rápidos—le responde este. Benjamin y su papa no paran de estar sonrientes, mientras que los demás se sientan en la sala. El alto señor de cabello rubio y piel blanca pecosa, se acerca a Michelle y le toma la mano.

—Gracias por mantenerlo a salvo—le dice el, con una sonrisa de boca cerrada, y Michelle asiente, devolviéndole la sonrisa.

—No hay de que—Le responde ella.

El señor se va un momento con benjamín a la cocina, para sacar algunas galletas.

— ¿Tus amigos se van a quedar?—Le pregunta su padre, poniendo algunas galletas en un envase. Benjamin niega con la cabeza, sabiendo que a su papa no le van a gustar los planes que tienen.

—De hecho... estábamos pensando en ir a rescatar a la hermana de Maya, y luego volver a la casa de Esteban—Dice él, y su padre lo mira serio—Se lo que vas a decir, y aunque me digas que no, de igual forma iré, ya soy lo suficientemente grande como para cuidarme solo—le dice este rápidamente, y su padre se apoya del mostrador, suspirando—Pero tampoco te voy a dejar aquí.

El padre se queda en silencio por un momento, y Benjamin teme que le haya hablado muy fuerte a su padre.

— ¿Dónde esta la hermana de maya?—pregunta este, terminando de poner el ultimo paquete de galletas que saco, en el bowl. Benjamin lo mira por un momento sorprendido, para luego respirar con regularidad nuevamente.

—En la penn state—Le responde Benjamin, y el padre asiente.

— ¿Aún recuerdas como usar el rifle?—Mantiene su mirada fija en él. Benjamin asiente y el padre asoma una sonrisa—ese es mi hijo—se acerca para, mientras ambos se ríen. Benjamin se queda un poco atónito después de las risas, pero feliz al pensar en que su padre ya esta dejando de verlo como a un niño.

Ambos llegan a la sala con las galletas, repartiéndole un poco a cada uno. Sentándose también para disfrutar de las mismas.

—Cuando me llamaste, estaba dormido. Bajé y empecé a escuchar gritos en la calle así que busque mi rifle y salí, fue algo realmente horrible lo que vi. Ni siquiera pude disparar cuando los vecinos le arrancaban la carne a los demás vecinos—Cuenta este, negando con la cabeza—Corrí de vuelta a casa y cerré con llave. Prendí la tele, y todos los noticieros hablaban de ello, el mismo virus estaba en todas partes. Antes de que se cortara la transmisión, decían mucho que evitáramos ser mordidos, ¿Todos están bien cierto?

todos asienten, tomando la palabra Michelle.

—Mientras los esperaba a ellos, una mujer fue mordida, y poco después se levantó como una de ellos—Le comenta ella— ¿No hablaron de ningún refugio? ¿O plan de las autoridades?—El señor niega con la cabeza.

—Solo dijeron que en lo que se resolvía el problema, nos resguardáramos en casa. Que estaban buscando una solución. Pero nunca mencionaron nada acerca de militares o refugios—Dice él y eso les hace sentido, teniendo en cuenta que en todo lo que han viajado no han visto a ningún militar.

La conversación no sigue porque escuchan unos gritos provenientes de la calle. Todos se levantan y ven por las ventanas a una mujer corriendo por la calle, siendo perseguida por un mordedor, llamando la atención de otros que se van acercando a ella.

—Es la señora McMahon—Dice el señor Becker y se dirige a la puerta, haciendo oídos sordos a las recomendaciones de los demás de quedarse dentro. Toma el rifle y abre la puerta— ¡Señora McMahon!—Le grita este corriendo hacia ella. Detrás de él, sale Ansel, que se dirige al auto y saca uno de los palos de escoba.

La señora lo ve, distrayéndola, haciendo que el mordedor la alcance y se lance contra ella. el señor le da unos dos disparos en la costilla, oyendo los gritos de la mujer, pero el mordedor no se separa de ella. Una vez ya con ella, este le da una patada al mordedor, dándole otros dos disparos en el pecho, quedando tirado en el suelo.

El señor Becker levanta a la señora, quien se ha desmayado después de que el mordedor le haya arrancado parte del hombro. Ansel llega para ayudarlo, y entre los dos la cargan. Esteban y Benjamín salen corriendo desde dentro.

—¡Papá, cuidado!—Le grita Benjamin, pero ya es tarde porque el mordedor al que le disparó, se levantó y se ha acercado pegándole un mordisco en el brazo, haciendo que el señor suelte un grito alarido.

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